viernes, 1 de septiembre de 2017

SUICIDIOS EN LA GUARDIA CIVIL Y EN LA POLICÍA, POR QUÉ



CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO / Los sindicatos han contado 21 casos en ambos cuerpos en 2017

Suicidios en la Guardia Civil y la Policía: se resquebraja el muro del silencio


Cuarto Poder
 
Un agente de la Policía Nacional en la operación Minerva. / Policía Nacional (Flickr)

Muchas veces, la línea que separa una idea suicida y un suicidio es el silencio. Ese es precisamente el muro de cristal que intentan romper asociaciones de policías y guardias civiles y un grupo de civiles que cada día pide apoyo y visibilidad bajo el ‘hashtag’ #NiUnSuicidioMasEnFFCCSEYFAS en esa plaza virtual en la que se ha convertido Twitter. De 2006 al 2016, murieron por esta causa 122 guardias civiles y 92 policías nacionales. 

Tanto fuera como dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el suicidio siempre se ha considerado un tema a ocultar. Hasta hace unos años, los medios de comunicación tampoco publicaban apenas noticias sobre este tema por miedo a un efecto llamada, conocido como ‘efecto Werther’, en referencia al trágico personaje que creó Goethe. En dos cuerpos donde la fortaleza es una de las señas de identidad, esta espiral del silencio ha calado de manera más profunda. “Las administraciones siempre lo han abordado como tema tabú. Los suicidios son un problema de salud pública, pero en la Policía siempre se ha visto como casos aislados, a pesar de que se presenta una media mayor que en el resto de la sociedad”, explica Roberto González, del Sindicato Unificado de Policía.
La misma sensación de abandono tienen en las asociaciones de la Guardia Civil. “En la época del terrorismo, nosotros hablábamos del ‘síndrome del norte’, que tenían aquellos agentes que estaban amenazados por ETA o vivían en el País Vasco y luego no se podían adaptar a la vida normal. Nosotros lo denunciábamos, pero nadie lo reconocía. Con los suicidios ahora pasa igual”, explica Juan Fernández, portavoz nacional de Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). 

Guardia Civil: ¿un protocolo poco eficaz?

A diferencia del caso de la Policía, la Guardia Civil sí tiene un protocolo, que se creó en 2002, un año especialmente duro donde hubo un pico de 21 muertes autoprovocadas. Desde entonces, las cifras fluctúan, según afirma el Gobierno en una respuesta parlamentaria ante la pregunta de los diputado socialistas. Por citar los últimos años, 2014 se saldó con 12 suicidios, 2015 con 8 y 2016 con otras 12 muertes. Los motivos por los que una persona decide terminar abruptamente con su vida son varios y complejos. No hay una única causa: “El ministerio del Interior dice que el 90% de los suicidios obedecen a causas personales. Nosotros les pedimos los informes donde constaban esas conclusiones y nunca nos los han dado. En todo caso, ¿qué ocurre con el otro 10%?, se pregunta Fernández. Según apunta, tampoco hay psicólogos suficientes (“uno por provincia”) y el ambiente que se crea está muy lejos de ser clínico: “Te atiende un psicólogo, que también es Guardia Civil. Entra en juego la jerarquía”.

Los turnos que dejan poco margen a la conciliación familiar, los sueldos modestos y la tensión del trabajo son tónicas habituales, pero el portavoz del AUGC señala problemas más profundos: “Las relaciones laborales en la Guardia Civil no se han actualizado junto al resto de la sociedad. El ambiente laboral no es el más abierto, los compañeros son mandos y todo está muy jerarquizado. Por ejemplo, no se pueden presentar peticiones colectivas. De arriba hacia abajo no hay comunicación y cualquier denuncia o una queja está mal vista”. Esto podría dificultar el paso más importante que cualquier agente tiene para evitar un final trágico: pedir ayuda. 

Lo mismo opina el psicólogo Daniel López, que escribió el libro ¿Todo por la patria? , donde analiza cómo están relacionados el clima laboral de este cuerpo y la conducta suicida: “Hay una mala política de Recursos Humanos. Si sufres un caso de acoso laboral, tienes que comunicárselo a tu superior”, ejemplifica sobre la rigidez del sistema: “Yo he hablado con guardias civiles que tienen más miedo a su jefe que a los delincuentes”.

Según las cifras recogidas por el Gobierno entre enero de 2012 y febrero de 2017, el perfil de las personas que se quitaron la vida es el de un hombre (hasta el 93,2%) de una edad media de 41,49 años. Además, tiene un potente facilitador para llevar a cabo las ideas suicidas: el arma reglamentaria. “Nosotros hemos solicitado que existan armeros para depositar el arma tras el servicio. Ahora se guardan en taquillas y es muy fácil acceder a ellas”, explican desde la AUGC.

Este clima militarizado donde la queja se penaliza y están mal vistas las señales de debilidad tiene consecuencias: “Durante el período mencionado, un 25% de los miembros del Cuerpo que llevaron a cabo una conducta autolítica, con resultado de muerte, se encontraban previamente en situación de baja psicológica para el servicio, en seguimiento por el Gabinete de Psicología, y tenían retirado el armamento”, recoge otra respuesta parlamentaria. El resto nunca habló de problemas ni de sus intenciones: “Las víctimas (dieron) un estilo de respuesta en el que disimularon sus dificultades y utilizaron todos los medios a su alcance para que éstas no fueran evidentes para compañeros y/o mandos”. Para López, este dato arroja una evidencia preocupante sobre la prevención: “Reconocen que solo detectan uno de cada cuatro casos y esto es un dato llamativo porque indica que el protocolo es bastante malo”.

A estas alturas del año, ya se han producido 14 suicidios en este cuerpo, según las cifras de la AUGC. 

La Policía: un esfuerzo en cuidar a los que cuidan

En el caso de la Policía Nacional aún no existe un protocolo específico, aunque está en fase de elaboración. Para paliar la inmovilidad de la administración, se creó el servicio Vive CNP, de carácter no oficial, que contabiliza los suicidios que se producen. En 2017, ya llevan registrados siete agentes muertos en estas circunstancias. El último, en Las Palmas. En su web también ofrecen asesoramiento, consejos sobre qué hacer si se presentan ideas suicidas o información sobre el ‘burntout’, el síndrome del trabajador quemado.

“Un porcentaje muy alto de los compañeros que se suicidaron no se había cogido la baja psicológica. Esto nos hace pensar que los agentes intentan aguantar hasta el final”, explica Roberto González. Pero, ¿cuál podría ser la causa para que una persona aguante hasta el límite? “La administración penaliza a los policías que deciden cogerse una baja. Afecta a los traslados internos y los ascensos. También hemos reivindicado que se promuevan gabinetes psicológicos”, argumenta. Pese a que son profesiones donde los trabajadores están sometidos a mayor riesgo y se enfrentan, en ocasiones, a situaciones violentas o traumáticas, esto no se ve compensado en una adecuada atención psicológica.

González apunta a que los suicidios suelen producirse en escalas básicas, donde el estrés es mayor y las condiciones laborales peores. Entre los afectados también hay algunos inspectores y casi ningún comisario. Además tienen más incidencia en meses de cambios (como otoño y primavera) y el jueves, ya que a mitad de semana hay picos de estrés. Según González, el 80% de estas muertes están relacionadas con problemas personales.

La insistencia de las asociaciones ha hecho que se rompa el primer problema y se empiece a hablar sobre lo que ocurre en estos cuerpos. Muchos de ellos se repiten una misma pregunta: ¿quién cuida a quienes nos cuidan?

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A MI PADRE Y A TODOS LOS VIEJOS, ESOS VIEJOS DE ISLA MAYOR, SEVILLA, QUE AUNQUE SE MUERAN NO MUEREN NI VAN A MORIR NUNCA