sábado, 14 de septiembre de 2024

El ejército antifascista libera del nazi-otanismo 10 localidades y registra más de 16.900 bajas ucro-nazis en una semana

 

El ejército antifascista libera del nazi-otanismo 10 localidades y registra más de 16.900 bajas ucro-nazis en una semana

 


DIARIO OCTUBRE / septiembre 14, 2024

 

Durante la última semana las FFAA de Rusia liberaron 10 localidades en la región rusa de Kursk. En cuanto a las bajas, la la OTAN perdió 16.960 soldados neo-nazis en todos los frentes, 49 militares se rindieron.



A todo nazi le llegará su hora


Rusia realizó 39 ataques con armas guiadas y drones contra instalaciones petrolíferas y energéticas que apoyaban la actividad de las empresas del complejo militar-industrial del régimen nazi instalado por la OTAN en Ucrania, la infraestructura de los aeródromos militares, las instalaciones de producción de pólvora y la producción de componentes para misiles tácticos operativos, detallaron desde la entidad castrense.

 

Asimismo, las tropas rusas asestaron golpes contra lugares de ensamblaje y almacenamiento de vehículos aéreos no tripulados, arsenales, depósitos de municiones y material, bases de reparación para la restauración de armas y equipos militares, así como lugares de despliegue temporal de unidades ucro-nazis y mercenarios.

La defensa aérea rusa derribó nueve misiles Atacms, 30 bombas guiadas Hammer, 25 proyectiles de los sistemas Himars, así como 433 drones.

El grupo de fuerzas ruso Norte

Durante la semana, las unidades del grupo de fuerzas ruso Norte continuaron la operación de aniquilación de las formaciones ucranianas en la región rusa de Kursk.

En el curso de las operaciones ofensivas las fuerzas nazis de la OTAN fueron expulsadas de 10 localidades — Apanásovka, Biájovo, Vishnevka, Víktorovka, Vnezápnoye, Gordéyevka, Krasnooktiábrskoye, Óbujovka, Snagost y Desiati Octiabr. Fuerzas rusas también asestaron golpes contra la concentración de personal y el equipo militar de seis Brigadas Mecanizadas, una de Tanques, una de Cazadores, una de Asalto y tres Aerotransportadas de Asalto, nueve de Defensa Territorial y una de la Guardia Nacional.

Además, en las direcciones de Volchansk y Liptsovsk, alcanzaron las formaciones de una Brigada Motorizada, dos de Infantería de Marina, tres de Defensa Territorial y una de la Guardia Nacional.

En la zona de responsabilidad del grupo Norte, las pérdidas de la OTAN ascendieron a 3.520 militares neo-nazis, 25 tanques, 106 vehículos blindados de combate, 87 vehículos, dos vehículos de combate de lanzacohetes múltiples y 26 cañones de artillería de campaña, así como seis estaciones de guerra electrónica.

El grupo de fuerzas ruso Oeste

El grupo de fuerzas ruso Oeste asestó golpes contra el personal de la OTAN y el equipo militar de cinco Brigadas Mecanizadas, una de Asalto, una Aeromóvil, tres de Defensa Territorial y la Brigada de Fuerzas Especiales Nazi-Fascistas de Azov. Además, repelió 17 contraataques de las unidades de asalto y de la Guardia Nacional del régimen de Zelenski.

Las tropas rusas abatieron al menos 3.620 terroristas de la OTAN y destruyeron dos tanques, 13 vehículos blindados de combate, entre ellos un vehículo de combate de infantería Bradley y cuatro vehículos blindados de transporte de tropas M113 estadounidense, así como 44 automóviles.

Además, resultaron destruidas 47 unidades de artillería de campaña y lanzacohetes múltiples, 32 de ellas transferidas a Kiev por regímenes filo-fascistas occidentales, 13 estaciones de guerra electrónica y contrabatería, así como 31 depósitos de municiones de campaña.

El grupo de fuerzas ruso Sur

Mientras tanto, el grupo de fuerzas Sur liberó las localidades de Krasnogórovka y Grígorovka en la república popular de Donetsk. Además, asestó golpes contra el personal neo-nazi de la OTAN y el equipo militar de cinco Brigadas Mecanizadas, una Motorizada, dos de Infantería, una de Asalto de Montaña, una Aerotransportada de Asalto y dos Aeromóviles. Asimismo, repelió nueve contraataques de grupos de asalto nazi-fascistas.

Bruselas sufrió la pérdida de hasta 4.840 combatientes ucro-nazis, nueve vehículos blindados de combate, entre ellos un vehículo blindado de transporte de tropas M113 estadounidense, 81 automóviles y 59 piezas de artillería de campaña, 26 de ellas de la OTAN. Además, destruyeron cuatro estaciones de guerra electrónica y contrabatería y 15 depósitos de municiones de campaña.

El grupo de fuerzas ruso Centro

Las unidades del grupo de fuerzas ruso Centro liberaron las localidades de Novogrodovka, Kalínovo, Memrik, Galítsinovka y Dolínovka en la república popular de Donetsk. Asimismo, asestaron golpes contra los terroristas de la OTAN y el equipo militar de siete Brigadas Mecanizadas, una Motorizada, dos de Infantería, dos de Cazadores, una Aerotransportada de Asalto, una de Defensa Territorial, cuatro de la Guardia Nacional y la Brigada Liut de la Policía Nacional de Ucrania. Además, repelieron 50 contraataques de grupos de asalto nazi-otanistas.

Las tropas rusas abatieron hasta 3.670 ratas de la OTAN, dos tanques, 23 vehículos blindados de combate, entre ellos un vehículo de combate de infantería Bradley y dos vehículos blindados MaxxPro estadounidenses, 22 automóviles y 42 piezas de artillería de campaña.

El grupo de fuerzas ruso Este

El grupo de fuerzas ruso Este liberó de la peste nazi de la OTAN la localidad de Vodianóye en la república popular de Donetsk. Asimismo, asestó golpes contra el personal ucro-nazi y el equipo militar de una Brigada Mecanizada, una Motorizada, tres de Defensa Territorial y una de la Guardia Nacional. Además, repelió 12 contrataques de grupos de asalto.

La OTAN perdió hasta 820 militares ucraniano, un tanque, 24 automóviles y 10 piezas de artillería de campaña, así como cinco estaciones de guerra electrónica y contrabatería.

El grupo de fuerzas ruso Dniéper

El grupo de fuerzas ruso Dniéper asestó golpes contra el personal nazi-otanista y el equipo militar de dos Brigadas Mecanizadas, una de Infantería, una de Asalto de Montaña, una de Infantería de Marina y tres de Defensa Territorial.

Bruselas sufrió más de 490 bajas militares y además perdió dos vehículos blindados de combate, 50 automóviles, dos lanzadores múltiples estadounidenses y nueve piezas de artillería de campaña, así como cuatro estaciones de guerra electrónica y seis depósitos de municiones de campaña.

En total, desde el comienzo de la operación especial han sido destruidos 642 aviones militares nazi-otanistas, 283 helicópteros, 31.501 drones, 579 sistemas de misiles antiaéreos, 18.130 tanques y otros vehículos blindados de combate. Igualmente, según el Ministerio de Defensa ruso, fueron eliminados 1.454 vehículos de sistemas de lanzacohetes múltiples, 14.563 cañones de artillería de campaña y morteros, así como 26.047 vehículos militares especiales.

Con información de Sputnik y el Ministerio de Defensa de Federación Rusa

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Elon Musk y la manipulación de la opinión pública



Por LQSomos

Por Hipólito Rodríguez*

KAOSENLARED

9 de septiembre de 2024 


El control de las plataformas digitales ha pasado a ser un tema crucial para la democracia en el siglo XXI. Elon Musk, con la adquisición de Twitter, ahora conocido como X, muestra cómo los magnates tecnológicos pueden manipular la opinión pública para sus propios intereses económicos y políticos.

La compra de Twitter por Elon Musk, ahora X, plantea interrogantes sobre los límites del poder digital, la libertad de expresión en las redes sociales y el impacto de estas decisiones en la esfera pública global.

Habermas mostró, hace ya 60 años, cómo se construyó la esfera de lo público o ámbito de la opinión pública. Su análisis jugó un papel importante cuando en Alemania se debatían las posibilidades de contar con una prensa crítica de cara a una polarización que paralizaba o desorientaba la reflexión en los espacios públicos. Gracias a la obra de Habermas, hoy nos percatamos de cómo la prensa impresa desempeñaba un papel fundamental en la construcción de una ciudadanía reflexiva y crítica en la época de la guerra fría.

Foto: Todor Tsevkov

De ese tiempo a nuestros días, es claro que la proliferación de medios de comunicación digitales ha venido a trastornar severamente el porvenir de la prensa impresa: sus lectores se han trasladado a las pantallas digitales. Así, se abrió una esfera de acumulación de capital que sacudió seriamente la economía y la tecnología de los principales diarios del mundo. Aquellos que entendieron la importancia de ese nuevo canal de comunicación –las redes– pudieron transitar hacia el nuevo escenario de información y sobrevivieron al derrumbe de los medios impresos en papel. Los montos de capital en este nuevo campo tecnológico permitieron una nueva etapa de centralización y concentración económica.

Las benditas redes sociales tienen por esa razón un papel ambiguo. Son una superficie donde transita todo tipo de mensajes, pero su dueño puede inhibir o potenciar los mensajes que mejor convengan a su negocio. Si en la época de Habermas era válido recuperar el mensaje de la ilustración –atrévete a pensar por tu cuenta–, en el siglo XXI asistimos a una regresión de consecuencias aún poco claras. Con esto quiero decir que los medios digitales, a diferencia de los impresos, juegan en una escala distinta: son por su naturaleza potencialmente globales y, por ende, sus mensajes se desplazan sobre un campo estratégico más potente. Quien controla la red, puede en suma dirigir el flujo de la comunicación y marcar límites a las opiniones y a la reflexión colectiva global. La opinión pública experimenta en este sentido una situación ambivalente: puede contar con un territorio más libre, pero también más controlable o manipulable.

Snowden mostró que los lectores de pantallas también son, a su vez, leídos. Que el usuario de un teléfono móvil está siendo observado y sus gustos e inclinaciones son objeto de un inventario que las empresas aprovechan para vender mejor sus productos. En este contexto, no es difícil entender por qué Elon Musk decidió finalmente hacerse de Twitter. Su capacidad para hacer negocios en el nuevo campo abierto por las comunicaciones digitales se manifestó desde muy pronto: él fue de los primeros en instalar mecanismos para hacer pagos vía Internet (PayPal).

Ahora prosigue con esa lógica: subsumir las redes de comunicación a las lógicas de comunicación de capital. Sin embargo, ahora cruza una frontera y va ya abiertamente más allá de la economía: al adueñarse de la red que bautizó como X, se apropia de un instrumento para promover sus negocios y a aquellas entidades de poder que sean favorables a sus proyectos empresariales. Esto es lo que está ocurriendo en este momento: al extender su influjo al campo político, promueve a Trump, sabotea a Kamala Harris, prohíbe los mensajes pro Palestina, apapacha a Milei, por mencionar sólo a algunos de sus mensajes más vistosos. El hecho de que la Unión Europea le haya recordado que hay códigos de conducta en el campo de las comunicaciones, normativas que él tendría que acatar en el viejo continente, y que haya respondido a los emisarios con un tono burlón, sólo nos da muestras de lo simpático que puede llegar a ser este tipo de autoritarismo digital. Si él puede censurar, ¿habrá quién pueda marcarle un límite? ¿No está en riesgo la democracia con este tipo de millonarios manipulando abiertamente los canales donde fluyen los mensajes políticos?

* Doctor en ciencias sociales. En “La Jornada”

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The Economist alerta sobre protestas contra el FMI en todo el mundo

 

The Economist alerta sobre protestas contra el FMI en todo el mundo

 

 

Rebelion

14/09/2024 

 


Fuentes: La izquierda diario

La publicación británica especializada en economía alertó en un reciente artículo sobre la agudización de protestas contra los planes del FMI en todo el mundo, las comparó con las de la década de 1980 y señaló que algunas de ellas han llegado a tirar gobiernos. Argentina comparte similitudes con muchos de los casos.

La influyente revista británica The Economist publicó este jueves un artículo bajo el título «El FMI tiene un problema de protestas», en el que alerta sobre el creciente rechazo que las políticas del organismo están generando alrededor del mundo, las compara con las de la década de 1980 y advierte que algunas de ellas están acabando con la caída de los gobiernos que las aplican. ¿Argentina en la mira?

El artículo señala que «los últimos meses han sido tumultuosos para las políticas del Fondo Monetario Internacional. En junio, miles de personas salieron a las calles en Kenia después de que el presidente William Ruto anunciara los recortes de gasto necesarios para convencer al FMI de que desembolsara el último tramo del rescate de 3.000 millones de dólares del país. Dos meses después, Sheikh Hasina, primera ministra de Bangladesh, que también tiene un programa con el FMI, fue destituida» en medio de una ola de movilizaciones en su contra. Allí, «la popularidad de Sheikh Hasina se había desplomado desde mayo, cuando, a petición del Fondo, flexibilizó la paridad móvil del taka, la moneda de Bangladesh, que luego comenzó a depreciarse. La inflación anual saltó del 9,7% en junio al 11,7% en julio, a medida que aumentaba el costo de los alimentos, el combustible y otros productos básicos importados».

Economist también reseña las protestas en Pakistán, donde el Gobierno llegó a prohibir las reuniones en Islamabad, la capital, en un intento de evitar las movilizaciones, y recuerda que el año pasado se produjeron violentas revueltas en Ghana y Sri Lanka, cuando los gobiernos de esos países estaban en camino a reestructurar la deuda contraída con el FMI. Lo mismo que está haciendo actualmente el Gobierno argentino de Milei.

Las protestas de este año también se extendieron a Nigeria, donde la juventud protagonizó movilizaciones multitudinarias. El presidente Bola Tinubu ganó las elecciones prometiendo un cambio con una «política de shock» que supuestamente iba a terminar con la crisis económica que arrastra el país. Sin embargo, el plan exigido por el FMI para llevar adelante esa «terapia de shock» fue la liberalización del mercado de cambios y la eliminación de los subsidios al petróleo y la energía. Esto no hizo más que disparar el costo de vida, que ha aumentado desde que el presidente Bola Tinubu llegó al poder en mayo de 2023, y acelerar la inflación que alcanzó un máximo histórico del 33,95 por ciento en junio. Mientras los salarios permanecen congelados, el aumento de los precios de productos básicos como el arroz, el maíz y el ñame, los ha vuelto imposibles de adquirir para la mayoría. El presidente insiste en que los cambios son necesarios para mantener el país a flote y ha pedido «tiempo» para que las reformas «surtan efecto y mejoren la economía». Cualquier semejanza con las promesas de Milei en Argentina no son pura coincidencia.

La publicación británica recuerda que «Hubo una época en que esas protestas eran habituales. Durante los años 1980, el fondo era una institución siempre dispuesta a insistir en medidas severas. [A pedido del FMI] en 1984 los gobiernos de Medio Oriente eliminaron los subsidios al pan y otros productos básicos, que habían agotado las reservas. Los precios de los alimentos se dispararon y la violencia estalló en todas partes, desde Egipto hasta Túnez. En 1988, hubo manifestaciones en todo el mundo mientras el fondo celebraba su reunión anual en Berlín Occidental. Los burócratas del organismo nunca vacilaron: la reforma estructural era más importante que la popularidad».

En la última década el organismo ha buscado mejorar su imagen con fórmulas que incluyen palabras como «equidad» o «crecimiento» para revestir con un nuevo manto las clásicas políticas de ajuste: «reducir el tamaño del Estado, dejar de imprimir dinero y privatizar las empresas más importantes». Más allá de que el FMI busque nuevas formas de presentarse «Las reformas económica son tan dolorosa ahora como lo fueron hace cuatro décadas».

En este marco, The Economist termina señalando el dilema que implica para el FMI mantener los planes a costa de la caída de gobiernos o flexibilizarlos y enviar dinero a presidentes cuya aprobación se empieza a caer por la misma aplicación de los planes.

En Argentina la fórmula de prestar dinero a un Gobierno en crisis ya se probó bajo el mandato de Macri con un préstamo récord de 45.000 millones de dólares que fue utilizado para la fuga de capitales por parte de los amigos del poder y que hipotecó el futuro de los argentinos por varias décadas. Esta deuda odiosa e ilegal fue validada bajo el Gobierno de Alberto Fernández por el peronismo y la oposición en el Congreso que aceptó las negociaciones para una reestructuración y pago completo dejando impunes a los responsables de haberlo pedido y luego fugado.

El Gobierno de Milei fue un paso más allá al aclarar que su plan de «shock» sería más fuerte que el exigido por el FMI y tras la consigna «No hay plata» avanzó en un ataque brutal a los trabajadores, los jubilados, la salud y educación pública y los sectores más empobrecidos de la sociedad.

Sin embargo, mientras repite que «No hay plata», el Gobierno de Milei ya pagó más de 13.000 millones de dólares en concepto de deuda. Todo lo que sacó de los bolsillos de los sectores agraviados de la sociedad fue a parar a las arcas del FMI.

Las condiciones que vive hoy Argentina son muy similares a las de los países donde estallaron protestas: alta inflación, aumento de precios de los productos básicos, energía, combustibles y servicios, y el consecuente aumento del costo de vida. Todo esto provoca, al igual que en Nigeria, Kenia o Bangladesh aumento de la pobreza, la desocupación y de la informalidad, afectando principalmente a los más jóvenes, que fueron los que motorizaron los estallidos en esos países.

El silencio sobre el carácter odioso y fraudulento de la deuda por parte de todas las principales fuerzas políticas, desde el oficialismo hasta el peronismo, que tienen acuerdo en pagar al FMI sin importar las consecuencias, ocultan la enorme mentira del Gobierno de Milei al decir que «No hay plata», evitando denunciar la fuga masiva de reservas destinadas al pago de la deuda.

Las condiciones que estos planes de ajuste extremos ya han producido grandes manifestaciones en el país. Los trabajadores, los jóvenes, los estudiantes y los jubilados han venido demostrando una extraordinaria predisposición a salir a las calles cada vez que son convocados. Sin embargo, la CGT y la oposición llaman a acciones simbólicas o directamente se niegan a convocar movilizaciones para derrotar el ajuste y el plan del Gobierno, bajo la excusa de que «no hay efervescencia» en la gente.

La publicación británica The Economist parece ser más seria en su diagnóstico que la burocracia sindical y los dirigentes peronistas en Argentina. Los planes de ajuste extremos han vuelto a traer manifestaciones alrededor del mundo, y en algunos casos estas protestas no se contentan con migajas sino que van por todo, tirando en su camino los planes y a los gobiernos que lo aplican.

¿Seguirá Argentina en la lista?

Fuente: https://www.izquierdadiario.es/The-Economist-alerta-sobre-protestas-contra-el-FMI-en-todo-el-mundo

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