martes, 4 de junio de 2024

RUSIA LUCHA POR SU SUPERVIVENCIA FRENTE A LA OTAN Y UCRANIA

“Reina un régimen abiertamente neonazi”: Moscú resume el estado de los derechos humanos en Ucrania

 

“Reina un régimen abiertamente neonazi”: Moscú resume el estado de los derechos humanos en Ucrania

 

DIARIO OCTUBRE / junio 4, 2024

Discriminaciones de las minorías étnicas, combinadas con la exaltación de la ideología neonazi, son parte de las "violaciones sistemáticas" de los derechos humanos en Ucrania, silenciados en Occidente, se desprende del informe del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. Todo lo ruso —lengua, cultura, educación— está ya prohibido en el país, añade.

© AP Photo / Sergei Poliakov


El documento, subraya el organismo, continúa los esfuerzos del Ministerio para llamar la atención de la comunidad internacional sobre la grave situación de los derechos humanos en Ucrania, que “no ha dejado de deteriorarse en los últimos años”.

Sembrando ideología neonazi y rusofobia

Así, desde 2014, cuando los ultranacionalistas tomaron el poder en Kiev como resultado de un golpe de Estado armado anticonstitucional orquestado por Occidente, las violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales en Ucrania se han generalizado y se han vuelto sistémicas.

“Con el aliento activo de los comisarios occidentales, las autoridades ucranianas se esfuerzan por moldear la sociedad sobre la base de las ideas neonazis”, enfatiza el reporte.

Para ello, Kiev lleva a cabo una propaganda agresiva del neonazismo, acompañada de la reescritura de la historia de la Segunda Guerra Mundial.

Por ejemplo, fueron reconocidos como luchadores por la independencia las formaciones militares ultranacionalistas ucranianas de la Segunda Guerra Mundial, como la Organización de Nacionalistas Ucranianos (la OUN, proscrita en Rusia), que perpetró un sinnúmero de crímenes, siendo considerado el más relevante la matanza de la población civil polaca en Volinia.

Ucrania sigue erigiendo monumentos y memoriales en honor de los combatientes de la OUN. Según una investigación realizada por el periódico estadounidense The Forward sobre los monumentos erigidos en varios países a fascistas, nazis y colaboradores nazis, Ucrania ocupaba el primer lugar del mundo en este aspecto.

A nivel legislativo, se adoptan resoluciones sobre la celebración de fechas conmemorativas y aniversarios de colaboradores nazis ucranianos. Así, en 2018 el parlamento ucraniano aprobó el lema de los nacionalistas de la OUN “¡Gloria a Ucrania! ¡Gloria a los héroes!”, copiando el conocido saludo nazi.

También se han registrado casos de uso de símbolos nazis por parte de funcionarios ucranianos. Por ejemplo, en un mensaje de Telegram del entonces presidente Volodímir Zelenski, publicado el 9 de mayo de 2022 —día de la victoria de la Segunda Guerra Mundial— fue utilizado como ilustración una foto de un oficial militar ucraniano con el emblema de la división nazi Totenkopf (Cabeza Muerta) en el pecho.

La glorificación del nazismo, el fomento de su penetración en todas las esferas de la vida pública, la supresión sistemática de los derechos humanos, la oposición y la disidencia, y la lucha contra todo lo relacionado con Rusia se han convertido en una decidida política de Estado en Ucrania.

De acuerdo con el documento, prácticamente todos los libros de textos escolares presentan la información a través del prisma de la llamada nueva idea nacional de Ucrania, que se basa en la propaganda del odio hacia el pueblo ruso y Rusia.

“La propia Ucrania es presentada como víctima, mientras que el Estado ruso es presentado como agresor y verdugo sangriento en diversas etapas de la historia”, se desprende del informe.

En el país continúan los esfuerzos por propagar la intolerancia hacia los habitantes rusos y hacia toda la cultura rusa. Hasta la fecha, se han editado numerosas publicaciones, imágenes y collages que no solo contienen actitudes despectivas hacia los rusos, sino que directamente los deshumanizan.

No solo los monumentos conmemorativos en honor a los soldados del Ejército Rojo que lucharon contra los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, sino también los monumentos dedicados a representantes de la cultura rusa y a grandes figuras del Imperio Ruso fueron atacados por los radicales ucranianos.

Los esfuerzos a gran escala para glorificar a los colaboradores nazis ucranianos, que también fueron organizadores y participantes en el exterminio de la población judía del país, han provocado un aumento significativo de las manifestaciones de antisemitismo.

El primero y muy indicativo en este sentido fue el incidente contra la comunidad judía de Kolomiya. El 11 de febrero de 2020, el jefe de la comunidad judía de la ciudad recibió una carta en nombre del Departamento de Policía Nacional de la región de Ivano-Frankivsk (oeste del país) en la que se le exigía que proporcionara al departamento una lista completa de todos los residentes de esta nacionalidad, incluidos los estudiantes, sus direcciones y contactos. Esta exigencia se justificaba por la lucha contra la delincuencia organizada.

Prohibición de la lengua rusa y ucranianización de las minorías

El país persigue sistemáticamente la ucranianización forzosa de todas las esferas de la vida social y la asimilación de las minorías, y Kiev “ha creado un marco jurídico para estos fines” con el fin de crear un Estado monoétnico.

Por otra parte, la política de Kiev hacia las distintas comunidades étnicas es de carácter diferenciado, lo que contradice la Constitución de Ucrania, que garantiza la igualdad de derechos y libertades para todos los ciudadanos.

Ucrania sigue una línea coherente de consolidación legislativa del papel dominante de la lengua ucraniana y de reducción de las oportunidades de uso de otras lenguas en el espacio público, que varía en grado de severidad.

“La lengua rusa, que es la lengua materna de millones de ucranianos —no solo rusos étnicos, sino también bielorrusos, ucranianos, armenios, judíos, griegos y representantes de otras nacionalidades— es objeto de la mayor represión”, subraya la nota.

En consecuencia, los derechos de la población rusa y rusoparlante “son los más restringidos”. Por ejemplo, para “expulsar” la lengua rusa, las organizaciones radicales, con la indulgencia de las autoridades, organizaron diversas acciones agresivas contra los profesores que seguían utilizando el idioma ruso en escuelas y universidades ucranianas.

A mediados de diciembre de 2022, el parlamento ucraniano aprobó en primera lectura el proyecto de ley que establece la prohibición del uso de literatura en ruso en las áreas de ciencia y educación.

No obstante, el fuerte aumento de la presión sobre los rusos y los ciudadanos rusoparlantes de Ucrania no significa que se hayan eliminado todos los problemas de otras minorías nacionales del país.

Hungría y Rumania también siguen seriamente preocupadas por la continua violación de los derechos de sus compatriotas, quienes vivieron durante siglos en los territorios que más tarde pasaron a formar parte de Ucrania.

Constatan que Kiev no ha renunciado a sus intentos de asimilar a las comunidades húngara y rumana y sigue privándolas de la oportunidad de utilizar su lengua materna “fuera de casa” y de recibir educación en ella.

Restricciones a las actividades de los medios de comunicación

Las autoridades ucranianas ejercen una presión indisimulada sobre los medios de comunicación, interfiriendo en el trabajo de aquellas publicaciones cuya política editorial y valoraciones contradicen la postura oficial de Kiev.

El trabajo independiente de los periodistas se ve restringido y se intenta endurecer la censura. A menudo se producen interferencias de los servicios especiales en las actividades de los medios de comunicación y las organizaciones públicas que se adhieren a puntos de vista alternativos a la posición oficial.

En este sentido, el nivel de agresiones contra los trabajadores de los medios de comunicación sigue siendo elevado.

“La persecución penal sigue siendo un medio habitual de presión del régimen de Kiev sobre los periodistas no deseados”, detalla el informe.

Supresión de la oposición y restricciones de los derechos políticos

Las autoridades de Kiev, “siguiendo el espíritu de los mejores ejemplos nazis”, están llevando a cabo una campaña para purgar los círculos políticos de figuras y fuerzas indeseables que se oponen a la sesgada política interior y exterior y representan una competencia para los círculos gobernantes, según la Cancillería rusa.

“Sintiéndose apoyados por las autoridades oficiales y presintiendo su impunidad, los radicales de extrema derecha ucranianos utilizan activamente la violencia y los métodos de intimidación contra opositores políticos, activistas civiles, defensores de los derechos humanos y periodistas, además de presionar a las mismas autoridades para que tomen decisiones que les sean favorables”, continúa.

La introducción de la ley marcial en 2022 fue utilizada por Zelenski no solo para restringir la libertad de expresión y limpiar el espacio informativo del país, sino también para eliminar a cualquier posible rival político.

Persecución de los fieles

La Iglesia ortodoxa ucraniana canónica, que las autoridades de Kiev llevan muchos años intentando desarraigar de la escena religiosa del país, ha sido objeto de los ataques “del régimen rusófobo de Kiev”.

En los últimos años, Ucrania ha emprendido medidas legislativas concretas en este sentido.

En el parlamento ucraniano fueron registrados cinco proyectos de ley contra la institución..

Al mismo tiempo, en varias ciudades y regiones del país las autoridades locales ya han prohibido las actividades de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica sin esperar a la aprobación de la ley por parte del parlamento del país.

“Al día de hoy, está bastante claro que se trata de un régimen abiertamente nazi que comete innumerables violaciones, graves y sistemáticas, de los derechos humanos en todas las esferas de la vida pública”, resalta el documento.

Occidente y la mayoría de las organizaciones internacionales de derechos humanos silencian todas estas violaciones e incluso impiden investigar los crímenes: de ese modo, Kiev se limita a cumplir las instrucciones de manipuladores extranjeros, conforme con el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.

“Por el momento, se puede afirmar que con sus acciones el Gobierno ucraniano no hace más que confirmar su total falta de independencia y se presenta como un ‘régimen títere’ que cumple las instrucciones de manipuladores externos”, resume.

FUENTE: latamnews.lat

*++

1966

 

Texto fechado el 10/V/1995, del Arxiu FFB (Universitat Pompeu Fabra. Biblioteca/CRAI de la Ciutadella), aportado por Salvador López Arnal. Los que vivieron aquellos tiempos, aquellos hechos, y los recuerdan, sin duda se emocionarán leyendo este texto.


1966


Biografía 

Francisco Fernández Buey

El Viejo Topo

4 junio, 2024 



Yo tenía que haber terminado los estudios de filosofía aquel año. Durante el verano del 65 me había puesto a redactar la tesina de licenciatura. Me interesaban entonces la historia y la crítica del gusto del marxista italiano Galvano della Volpe[1]. Ética y estética me parecían dos rostros del mismo dios; buscaba cómo volver a juntar clasicismo ilustrado y romanticismo.

Me ayudaban y me aconsejaban entonces Manuel Sacristán y José María Valverde[2]. El primero acababa de ser expulsado de la Universidad de Barcelona por comunista. En aquella época los rectores no necesitaban mentir sobre esas cosas. Así es que Francisco García Valdecasas, el rector de entonces, podía estar convencido de que Sacristán era una autoridad en el campo de la lógica formal y al mismo tiempo echarle de la Universidad, sin escrúpulos, por rojo[3]. Valverde era ya un cristiano de otra galaxia. De la galaxia William Morris[4]: sensible, social, solidario, socialista de los de verdad.

Para mí el curso 65-66 empezaba así: con Sacristán en la calle y Valverde yéndose por lo de la compañía solidaria. Sin ética ni estética el curso universitario del 66 sólo podía ser monotonía o rebelión. Fue rebelión. Y eso que todavía no habían llegado al país noticias de otras rebeliones estudiantiles en marcha o en preparación.

Nunca he vuelto a vivir una experiencia comunitaria y democrática como aquélla del año 66[5]. Y no lo digo por nostalgia de los años jóvenes. Ni tampoco por falta de experiencias sociopolíticas posteriores. Luego he visto nacer el movimiento de los profesores parias universitarios [los PNN]. He visto nacer el movimiento ecologista en Cataluña[6]. Me ha tocado de cerca el nuevo movimiento feminista. He tenido algo que ver con el movimiento pacifista de los 80[7]. Pero nada de esto se puede comparar a la experiencia del 66.

Había tantas mentiras oficiales en el país y se respiraba un ambiente de remurimiento[8] tan metido hasta el tuétano en los que mandaban por entonces que quizás tampoco tuvo tanto mérito aquella rebelión. Decir la verdad y comunicársela a otros que tienen ante los ojos el remurimiento es más fácil que contar verdades a medias. La política en situación así suele hacerse ética colectiva. Es luego, en la construcción de las democracias imperfectas y hasta demediadas, cuando todo se hace complejo, complejo, complejo y todo depende, depende, depende. Que se dice ahora.

Por suerte, ignorábamos las palabras “complejo”, “depende”. Y sabíamos que el “sí, pero” tampoco dice mucho en boca de alguien a quien le piden comprometerse.

Así que dejé de ser una joven promesa de la filosofía licenciada barcelonesa y contesté que sí a lo de arrimar el hombro a la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona[9]. Todavía recuerdo bien el cuchitril del viejo patio de la Facultad de Letras donde ocurrió eso. Alguien me dijo luego, a un paso de allí, en los mingitorios de la Facultad de Letras, a un paso del viejo bar: “La has parido”. Efectivamente, la parí: ya no iba a ser el pingo almidonado[10] que pude ser cuando tenía veintitrés años.

La experiencia comunitaria y democrática, entre enero y octubre del 66, fue buena no sólo porque teníamos la razón de nuestra parte, sino porque la gente que se metió en ella era buena, generosa y casi siempre inteligente.

Aquella experiencia comunitaria fue para mí al mismo tiempo la vivencia del amor. En ella conocí a Neus Porta[11], sin cuya sensibilidad e inteligencia yo hubiera sido otra cosa distinta de lo que soy ahora. Los del remurimiento decían que fuimos a la Capuchinada para dormir juntos las chicas con los chicos. Si no hubieran sido unos obsesos podríamos haberles dicho, sin problema, que algo de eso hubo también. Y creo que ahora, con el paso del tiempo, se puede decir ya. Por lo demás, Marsé lo había escrito antes en Últimas tardes con Teresa. Y que me perdonen los combatientes que decían no tener vida privada por aquellos tiempos.

Como toda experiencia social interesante, aquella del 66 fue cosa de muchos y de gentes diferentes. Importa poco dónde esté cada uno ahora. Las cosas sanas no se hacen escribiendo recuerdos deformados por la memoria y por lo que cada cual ha llegado a ser cuando se escribe. Luchando contra Franco y buscando una fórmula de organización autónoma de los estudiantes en Barcelona se inventó algo que hubiera encantado a uno de los nuestros héroes de entonces: el viejo Lukács[12], el que nos había enseñado con sus libros que Mann tenía razón frente a Kafka y con su vida que Kafka tenía razón frente a Mann.

Aquel algo nuevo fue juntar viejos delegados estudiantiles con experiencia en la lucha contra el SEU con jóvenes delegados estudiantiles convencidos de que había que crear una organización propia y nueva. No era mucha la diferencia de edad, pero los veteranos nos enseñaron mucho a los más jóvenes. Hay que nombrarles porque casi nunca se les nombra al hablar de aquel año: Enric Argullol, Joan Clavera, Albert Corominas, Javier Paniagua, Andreu Mas Colell[13], Albert Ortega, Quim Viaplana…[14]

De ahí salieron, entre enero y octubre del 66, algunas de las cosas que tal vez quedarán para la historia de la democracia reciente en Cataluña, cuando, por imperativo legal, las Neus eran todavía Nieves y los Jordis, Jorges. Por ejemplo, el aprendizaje de la tolerancia mutua, empezando por la tolerancia entre las lenguas, en las asambleas. O, por ejemplo, el invento de la Capuchinada, donde se produjo el encuentro de los estudiantes universitarios con la generación de la República y de la autonomía (¡qué descubrimiento la personalidad de Jordi Rubió[15] durante aquellas horas!). O, por ejemplo, la posibilidad de la comparación entre la vivencia universitaria y la vivencia en los barrios obreros y en las fábricas (¡cuánta misteriosa espera y cuánta idealización recíproca en los primeros contactos barceloneses entre el SDEUB y CCOO!).

No todos aprendimos ni vivimos todas estas cosas ni todos queríamos exactamente lo mismo. Entonces ya lo sospechábamos. Luego lo hemos sabido. Y hemos sabido por qué. Pero un movimiento comunitario y democrático, como fue aquel, está siempre hecho de cosas así: de diferencias, de azares dominados en el último momento y de generosidades que rebaten intereses.

Total: que en vez de terminar la carrera de filosofía terminé el año 66 en la vieja cárcel modelo, de galería en galería. He estado a punto de escribir, “como era de esperar”. Pero no es verdad: esperábamos cosas mejores, aunque lo que vimos durante el referéndum del 66[16] nos puso pesimistas a algunos. En octubre del 66 perdí la beca con la que había estudiado toda la carrera. Me abrieron un expediente que se cerró con la prohibición de estudiar en cualquiera de las universidades españolas durante tres años. Me detuvieron cuatro veces entre abril y diciembre y me abrieron cuatro sumarios en el Tribunal de Orden Público. El Día de los Santos Inocentes de 1966 me detuvieron por última vez. En esta ocasión en Palencia, donde pasaba las Navidades con mis padres y hermanas[17]. Me condujeron en tren hasta Barcelona dos policías de allá. Uno decía ser poeta. El otro, un enamorado de los castillos contemplados desde el tren. La realidad empezaba a ser compleja. Era la primera vez que aquellos policías venían a Barcelona. Les engañó, ya en la Estación de Francia, nada más llegar, el más listo, el más simpático, el más rojo de los abogados que hemos tenido: Josep Solé Barberà[18]. (¿Para cuándo el homenaje que se merece su memoria?).

Siempre me produce mucha risa el recuerdo de aquel fin de año del 66. Estaba en la Modelo, pensaba en lo que iba a ser de Neus y de mí y venía venir que no saldría de allí si no era para hacer el servicio militar obligatorio. Sabía ya que me iban a enviar al Sáhara. Allí estuve, en efecto, muchos meses del 67 y del 68 barriendo el desierto[19]. Pero, mientras tanto, en la celda de la Modelo, o en el Virgen de África, mientras navegábamos hacia El Aiún, entre vómito y vómito, no podía dejar de reírme recordando la monumental bronca que los Creix echaron en Vía Layetana a aquellos dos policías principiantes, el poeta y el de los castillos, por haberse dejado acompañar en coche desde la Estación de Francia por un tal Josep Solé Barberà, que durante el viaje iba dando instrucciones, en catalán, al joven estudiante que yo era sobre lo que había de contestar a la Brigada Político Social.

Más tiempo tardé en cambio en aprender aquello otro de que: Lo peor es creer que se tiene razón/ por haberla tenido[20].

Notas

[1] Sobre el filósofo italiano Gustavo Della Volpe escribió FFB su tesis doctoral: Contribución a la crítica del marxismo cientificista, Barcelona: PPU, 1984.

[2] Sin olvidar sus profesores de secundaria (que el autor nunca olvidó), fueron tres, según sus propias manifestaciones, sus maestros universitarios: Emilio Lledó, José M.ª Valverde y Manuel Sacristán.

[3] Sacristán fue expulsado de la Facultad de Económicas de la UB, donde impartía clases de Fundamentos de Filosofía, vía no renovación de su contrato laboral. Pudo volver el curso en 1972-1973 para ser expulsado de nuevo hasta 1976-1977.

[4] Véanse “William Morris, desde ninguna parte”, El Viejo Topo, n.º 166, 2002, pp. 60-63, y “William Morris: soñador de nuestros sueños” (2006). Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº. 133, 2016, pp. 13-35 (edición de Jorge Riechmann).

[5] El año de constitución del Sindicato Democrático de estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB), formación en la que FFB, ya entonces militante del PSUC, tuvo un papel relevante.

[6] FFB fue miembro fundador del Comité Antinuclear de Cataluña. Son numerosísimos sus trabajos en el ámbito del ecologismo socialista-comunista (hasta el final de sus días).

[7] Pacifista y anti-otánico. Son frecuentes sus escritos anti-otánicos en los mientras tanto de los años ochenta.

[8] Un guiño a Sacristán, que inventó este término-concepto en “Nota acerca de la constitución de una nueva filosofía”. Papeles de filosofía, Barcelona: Icaria, 1984. pp. 7-12.

[9] Véase FFB, Por una Universidad democrática, Barcelona: El Viejo Topo, 2009. “Por una Universidad democrática” es el título del Manifiesto, escrito por Manuel Sacristán, que se aprobó durante la constitución del SDEUB (la conocida como Capuchinada).

[10] Expresión de Gramsci. Véase FFB, “Apunte sobre Antonio Gramsci y Simone Weil” https://www.elviejotopo.com/topoexpress/apunte-sobre-antonio-gramsci-y-simone-weil-1/

[11] Neus Porta i Tallada fue esposa y compañera del autor. Falleció en agosto de 2011.

[12] Entre otras aproximaciones, véase FFB, “En el centenario de su nacimiento: el viejo Lukács como teórico político”, mientras tanto, nº 24, septiembre 1985, pp. 14-18.

[13] Es el mismo Andreu Mas Colell que fue Consejero de Economía neoliberal en los gobiernos de Artur Mas.

[14] Algunos de ellos, Albert Corominas, por ejemplo, miembros del comité universitario del PSUC.

[15] Jordi Rubió i Balaguer (1887-1982) fue uno de los intelectuales antifranquistas que apoyó la constitución del SDEUB. Sacristán habló de él elogiosamente en su intervención.

[16] Referéndum por la Ley Orgánica del Estado de octubre de 1966.

[17] Charo y Nieves Fernández Buey.

[18] Véase Andreu Mayayo, La voz del PSUC, Barcelona: RBA editores, 2008.

[19] Con Quim Boix y Paco Téllez (militante comunista de la construcción), miembros ambos del PSUC.

[20] Versos de José Angel Valente, Melancolía del desierto.

 *++