sábado, 23 de marzo de 2019

BRASIL, OTRO BARRIO DE BILBAO O QUE TAMBIÉN CUECEN GARBANZOS, ES DECIR, QUE EL CAPITAL, DADO SU GRADO DE DESARROLLO AL QUE HA LLEGADO, EL FASCISMO FIANCIERO (Este término de fascismo financiero creo haberlo acuñado yo siguiendo las teorías marxistas, es facilito llegar a esa comclusión, lo siento mucho por los intelectuales de cartón y berraquillos de la política) TIENE LA NECESIDAD OBJETIVA DE ACUMULAR CUANTO CAPITAL PUEDA, Y AL NO PODERLO HACER DIRECTAMENTE PARA RENTABILIZAR LO INVERTIDO NI DE LA PRODUCCIÓN NI A TRAVÉS DE LAS FINANZAS, ACUDE ALLÍ DONDE HAY DINERO A MONTONES: LAS PENSIONES, MONTONADA DE MILLONES QUE NOS QUIEREN QUITAR. REFORMAR LAS PENSIONES EQUIVALE A DECIR: IDEAR UN PROCEDIMIENTO PARA QUE EL DINERO DE LOS TRABJADORES QUE ESTÁN EN LAS PENSIONES, PASEN A LOS BOLSILLOS DEL CAPITAL Y ESTO ES EN ESENCIA EL PACTO DE TOLEDO. CONSEGUIR EL INCREMENTO DE LAS PENSIONES SEGUN EL IPC, DE ACUERDO, COMO FORMA DE LA LUCHA ECONÓMICA (Espero que no le haya dado ningún arrechucho a ninguno de los pactistas de Toledo al mencionar yo la lucah económica). PERO QUEDA LA LUCHA POLÍTICA Y LA LUCHA IDEOLÓGICA, QUE EN EL CASO DE LAS PENSIONES PODRÍA EMPEZAR ASI: VAMOS A VER, PARIENTE: LA RIQUEZA LA PRODUCE EL TRABAJO, NO? PUES EL PRODUCTO DEL TRABAJO PARA LOS TRABAJADORES, QUE TAL, PARIENTE, CÓMO SE TE HA QUEDADO EL CUERPO?.EL DINERO DE LAS PENSIONES NO ES DINERO DE LOS TRABAJADORES? PUES LO VAMOS A MANEJAR LOS TRABAJADORES... QUE NO SE PUEDE FORMAR UNA BANCA PÚBLICA?, POR QUÉ...



Los brasileños salieron a las calles para protestar contra la reforma de pensión propuesta por el presidente Jair Bolsonaro.



TERCERA INFORMACIÓN
23.03.2019

Más de diez organizaciones sindicales y políticas han secundado las movilizaciones / Brasil de Fato 


Una decena de sindicatos y movimientos sociales se reunieron en la ciudad de Sao Paulo y denunciaron la medida. El mes pasado, Bolsonaro presentó su reforma que busca aumentar la edad de jubilación.


Según la propuesta de Bolsonaro, esta “Nueva Previsión” creará un sistema de capitalización individual que será manejado por la banca privada, básicamente privatizar por lo completo los fondos de pensión, jubilación y seguridad social.


De acuerdo con los movimientos populares, sociales y sindicalistas, la reforma supone el fin del fondo de jubilación de los trabajadores que llevan toda una vida en la labor diaria. El fondo de jubilación, la protección social (para pensionados, personas con discapacidad y adulto mayor) y la Seguridad Social simplemente se acabará con la implementación de la reforma de Bolsonaro, alegan.


Entretanto, los organizadores de esta gran movilización nacional por la Lucha en Defensa de la Previdencia, esperan que sea solo el primer día de movilizaciones contra esta reforma. Además, los movimientos esperan que estas movilizaciones sirvan de motor para el inicio de una huelga general durante los próximos meses para derogar la iniciativa.


El presidente Bolsonaro habría enviado la Propuesta de Enmienda Constitucional el pasado mes de enero al Congreso Nacional. El plan se anunció como la solución para ahorrar cerca de 265 000 millones de dólares en diez años. El mandatario ya ha entregado el proyecto a los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, quienes buscarán aprobar el texto este año.


“Ningún otro lugar del mundo intentó hacer eso porque sabe que el problema es muy grande”, así lo dijo el profesor de la Universidad general de Río de Janeiro, José Miguel Saldanha refiriéndose a la privatización de la jubilación implementada también durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.

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VOTAR SOLAMENTE NO RESUELVE NINGÚN PROBLEMA. PERO HAY QUE VOTAR PARA NO SEGUIR PERDIENDO A MARCHAS FORZADAS CON PP, CIUDADANOS, VOX, SANTA COMPAÑA, Y SEGÚN VENGA DADAS TAMBIÉN CON EL PSOE ACTUAL

El peligro de la abstención

 

El auge de la extrema derecha en España coincide con una bajada de la participación y guerras internas en las formaciones de izquierda.

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“¿Me pones un café con leche, rey?”, le dice un hombre de unos 45 años al camarero. Su amigo, otro hombre de aproximadamente la misma edad, pregunta después: “¿Pero tú eres monárquico?”. El camarero, que está limpiando la barra y no tiene ganas de bromas, responde de reojo, casi sin mirar a los dos amigos: “Yo no quiero saber nada de política”. Monarquía aparte –nunca nos han preguntado por ella–, ¿cuántas veces hemos escuchado esta frase? O esta otra: “Los políticos son todos iguales”. O esta: “Yo es que paso de ir a votar”. La conversación inicial se produce en un bar de Sevilla, días después de las elecciones que desalojaron al PSOE de la Junta de Andalucía tras 36 años en el poder y que dieron como resultado muchas primeras veces juntas: por primera vez el PP, con los peores datos de su historia desde 1990, gobierna esta comunidad; lo hace con Ciudadanos, que por primera vez entra en un ejecutivo autonómico; y ambos lo hacen al mismo tiempo gracias al apoyo de Vox, que por primera vez ha entrado en una institución en España con nada más y nada menos que 12 diputados. La abstención alcanzó un pico histórico del 41,35%.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué no sumaron las izquierdas? ¿Qué ha hecho que un porcentaje tan alto de electores y electoras no salieran a votar? ¿Acaso no se han sentido representados? ¿Se minusvaloró el empuje de Vox? Antes de analizarlo, rebobinemos hacia el pasado. Situémonos en 2015. Elecciones generales. Tras el estallido del 15-M y la etapa del gobierno de Rajoy con recortes y casos de corrupción de juzgado en juzgado, irrumpen en el Parlamento dos nuevas fuerzas políticas: Podemos y Ciudadanos. A pesar de ello, vuelve a ganar el PP, y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) obtiene las siguientes conclusiones unos meses más tarde: el porcentaje de quienes siguieron la campaña con mucho o bastante interés es prácticamente el mismo que el que la siguieron con poco o ningún interés. El 74,9% de las personas encuestadas consideraba que la clase política no se preocupa mucho de lo que piensa gente como ellas. Y el 73,9% opinaba que, estuviera quien estuviera en el poder, siempre buscaría sus intereses personales. En aquellas elecciones, la abstención alcanzó en torno al 30%. Y en la repetición de la convocatoria tras el infructuoso intento de formar gobierno, subió al 33%, según un informe del Ministerior del Interior. Desde las primeras generales democráticas, en 1977, hasta las últimas, en 2016, la evolución de la abstención ha variado bastante en España: ha oscilado entre menos de 5 y más de 11 millones de electores/as, según el citado estudio. Y en las últimas, además, se abstuvieron más personas que nunca desde las primeras: 12,2 millones de electores/as. El máximo histórico previo se había establecido en 2011, con 11,1 millones, que puso fin a la era Zapatero.

Volvamos a Andalucía. “La culpa de que haya ganado en votos la suma de las derechas y la ultraderecha ha sido de quienes no han ido a votar”, se aventuraron a señalar muchas personas tras el cambio tan radical que se produjo en esta comunidad autónoma. Inma Campos, autónoma de 36 años, abstencionista hasta 2011, así lo expresa: “A la vista está que ahora no dejan de quejarse. Quisieron darle un castigo al PSOE y les ha salido bastante mal la jugada”.

En Sevilla, al grito de “un bote, dos botes, machista el que no bote”, en la manifestación convocada por el movimiento feminista contra las políticas de Vox –que coincidió con el discurso del entonces candidato a la investidura Juanma Moreno–, se llegó a escuchar la siguiente respuesta: “Menos botes y más votos”. Los datos indican que la abstención siempre es menor en las generales. Pero, ¿por qué se produjo este nivel de abstención tan alto en Andalucía? ¿Puede ser un aviso de cara a próximas convocatorias? ¿Movilizará o desmovilizará al electorado la fractura de la izquierda en Madrid? ¿Puede ser la abstención en las próximas convocatorias un enemigo fuerte de la izquierda, sobre todo ahora, con la amenaza de la implantación de la ultraderecha? ¿Miran los partidos suficientemente a este electorado que se queda en casa?

“La abstención es una caja negra. Lo que creo que ha pasado en Andalucía, sobre todo, es que ha habido una cierta desmovilización de la izquierda ligada a factores específicos como los niveles bajísimos de aprobación al gobierno de Susana Díaz y también al tono de la campaña. Casi un 30% de la gente decide su voto cada vez más tarde. Y si no motivas lo suficiente, la gente se queda en casa”, explica Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid y editor de Politikon. Además, continúa, los sondeos vaticinaban que la izquierda ganaría o, al menos, podría formar gobierno otra vez: “Es decir, se han visto como unas elecciones no competidas en las que a muchos votantes de izquierda ni les convencía Susana Díaz ni la alternativa a Díaz [que era la unión de Podemos e IU en Adelante Andalucía]”.
elecciones abstención
Colegio electoral en Vallecas. ÁLVARO MINGUITO

La responsabilidad de la izquierda

Ese es el caso de Ana García, una mujer de 39 años, en paro, que ha votado siempre al PSOE menos en estas últimas elecciones, en las que, como los protagonistas de Ensayo sobre la lucidez, del Nobel portugués José Saramago, votó en blanco. “Tenía claro que el PSOE tenía que salir de la Junta y no me convencía Teresa Rodríguez. Hubiera votado a [Antonio] Maíllo en solitario, eso sí. Y como no veía nada que me cuadrara, pues voté en blanco, porque yo considero que votar debe ser una obligación, aparte de un derecho por el que la gente mayor ha peleado tantísimo. Por eso voté en blanco como un voto de castigo, aunque veo que los partidos no lo tienen en cuenta, que no reflexionan en serio sobre por qué la gente se queda en su casa”, dice después de explicar con hartazgo que hace unos días se pasó seis horas en urgencias para que le hicieran una simple radiografía a su hija. El voto en blanco computa como voto válido, por lo que aumenta el requisito para superar la barrera electoral. Pero el efecto es mínimo, según analiza el profesor de Sociología en la Universidad de Córdoba Jaime Aja: “Para un partido que esté en el límite de obtener el 5%, un voto a esta candidatura equilibra 19 votos en blanco”.

La responsabilidad de la abstención la hemos tenido nosotros

 Es un error culpar a las personas que se han abstenido”, afirma contundente el portavoz de Adelante Andalucía y coordinador general de IU, Antonio Maíllo. “Los ciudadanos no se han sentido interpelados. Otra cosa es saber si se hubieran movilizado conociendo lo que finalmente ocurrió. Vox ha entrado con una estrategia de serpiente, sin avisar, por abajo, con corrientes subterráneas que no evidenciaban esa irrupción. Y no hemos dado en la tecla para estimular un aterrizaje en un proyecto político, el nuestro, ante sectores que habíamos detectado que estaban muy disgustados con la alianza del PSOE y Ciudadanos”, prosigue. No considera, sin embargo, que se haya tratado de una abstención activa, en forma de protesta, sino de una no-respuesta ante la falta de “conexión emocional con la oferta electoral”. “Tampoco ha ayudado el debate en torno a Cataluña, que ha condicionado en unos para reactivarse y en otros para no votar”, puntualiza el dirigente.

Según el sociólogo Aja, que también considera que no se ha tratado de un castigo, la abstención tiene una explicación más de clase que ideológica: “Son principalmente personas que no se ubican ni en la izquierda ni en la derecha. En las elecciones vemos que son los barrios de rentas altas los que mayor participación tienen y los de rentas bajas los que menos”. En su último libro, El príncipe moderno (Debate), Pablo Simón también apunta a otra clave sobre cómo afecta la corrupción en la abstención: “Datos recientes acerca de las elecciones municipales señalan un hecho interesante. Tras un escándalo de corrupción en la ciudad, la tendencia a votar de los partidarios del alcalde y de la oposición no se vio alterada de manera significativa. Sin embargo, los ciudadanos que no se identificaban con ningún partido de manera clara fueron más propensos a abstenerse. Este hecho, al penalizar más a los nuevos partidos o a los partidos minoritarios, podría explicar por qué los alcaldes corruptos pudieron seguir en el cargo con mayor facilidad. Su continuidad en el poder solo se vio amenazada ante escándalos graves ampliamente cubiertos por la prensa”. Y eso, señala Simón, es posible que jugara también un papel en Andalucía.

Ambos politólogos coinciden en que se unió la desafección con los partidos al hecho de que las elecciones no parecían importantes. “No parecía posible un cambio de gobierno. Por otro lado, y esto es lo más interesante de cara a mayo, existía una desafección con los partidos que afectaba a la izquierda, a la derecha y al centro. Vox ha servido para recoger ese descontento en la derecha. Ahora mismo existe una fuerte bolsa de votantes indecisos en el centro-izquierda y la izquierda”. Desde luego, añade Aja, para la izquierda el principal problema es la abstención: “Son necesarias propuestas centradas en los problemas concretos, especialmente los relacionados con el trabajo y la economía familiar. Generar propuestas que avancen en una mayor igualdad. Es necesario modificar la agenda política, que ahora mismo está definida por la extrema derecha. Pero también es necesario generar ilusión entre el votante de izquierdas. Esto último es lo más importante y lo más difícil”, opina el sociólogo, que difiere en este punto de Maíllo.

Para el coordinador de IU, no se trata solo de ilusionar a la gente: “En política hay que generar confianza, consistencia y solvencia. Que la gente sepa que les vamos a resolver sus problemas. Esa idea postmoderna de la ilusión ayuda a la relación de simpatía con un proyecto, pero no es la clave. La clave es la solidez de las propuestas políticas, la credibilidad y la confianza en que lo que se dice y se defiende con solvencia se puede hacer. Por tanto, creo que es un error que el convencimiento de la gente se centre en torno a la ilusión. Eso ayuda en clave emocional y de conexión, pero no es algo nuclear”. Tras el resultado en Andalucía, Ana García asegura que no volverá a votar en blanco porque cree que no sirve para nada. Y dice: “Si hubiera un Íñigo Errejón en una candidatura para las generales yo lo votaba, porque desde mi punto de vista representa una izquierda formada, moderada. No me gusta la venda que tiene una parte de la izquierda. Me gusta una izquierda de verdad, claro, pero que sepa que, de momento, está en Europa y que no va a poder hacer presupuestos que no le aprueben en Europa. Mira Tsipras, mira Salvini”.
El nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP). ALFREDO DE ANCA / PARLAMENTO DE ANDALUCÍA
M. R., un joven de 26 años, también votante de izquierda, se abstuvo en las andaluzas y tampoco votará en próximas convocatorias, ni municipales ni generales. “Para mí lo políticos suponen más una pelea entre ellos que una solución a los problemas de este país, a mis problemas, a la precariedad. No voy a perder el tiempo con mi voto más, no me interesa el voto útil, no voy a votar una opción que realmente no me representa”, argumenta absolutamente convencido de su decisión. ¿Y no teme el ascenso de la ultraderecha? “Sé que el cambio puede ser peor, sobre todo con la ultraderecha, es obvio, pero aun así no votaré y no me arrepiento de no haber votado”, concluye. Maíllo admite que las peleas internas de los partidos perjudica más a esta situación: “Lo que está ocurriendo en Madrid no ayuda. Esas guerras internas son siempre negativas, pero el mar es profundo, es más de fondo. Porque aquí en Andalucía unimos las fuerzas, con una buena sintonía y una buena armonía –es verdad que hubo un proceso doloroso previo en Podemos–… Pero no ha habido peleas por encabezar las listas, ha habido generosidad y, a pesar de ello, no ha funcionado. Quizá se ha hecho un proceso insuficiente, no ha habido tiempo de ampliar más y se crearon más expectativas. Pero si aquí no hubiéramos ido unidos nos lo hubieran echado en cara”.

Para el sociólogo Aja, generalmente, la fragmentación de la izquierda es negativa por tres razones: por el efecto del sistema electoral, es decir, al dividir el voto aumentan las posibilidades de que formaciones de izquierdas se queden por debajo del 5%; por el efecto del voto útil, es decir, porque esto puede provocar una concentración del voto progresista en torno al PSOE; y porque aumente la desafección, el desánimo respecto a las formaciones de izquierdas. “Pero en este caso, creo que puede tener un efecto positivo. Existe un importante espacio de voto progresista indeciso, que puede ser clave, y que no puede ser movilizado por Podemos. Este voto podría ser movilizado por Más Madrid, por un lado, y por IU o una opción similar, por otro”, opina. Para Simón, saber si movilizará o no es una incógnita: “Todo depende un poco de si existe especialización en la izquierda. Lo explico: la derecha tiene tres partidos, y ahora pasaría a tener otros tres la izquierda, y el tema electoral es bastante proporcional en Madrid: con 133 diputados y una barrera del 5% es fácil que todo el mundo entre. Pero claro, si se pelean por el mismo nicho de votantes pues esto puede generar más dudas. En cambio, si tú tienes tres partidos y uno apela más a la izquierda, otro más centrado y uno más progresista, pues eso puede hacer que sume, que es lo que le pasa a la derecha, porque en el fondo tienes una oferta política muy amplia y no tienes excusa para no ir a votar. Si solo tienes una candidatura a la izquierda y no te convence pues te quedas en casa, pero si tienes tres es más difícil que alguna no te convenza, sabiendo que en general luego podrían sumar para gobernar”.

Replanteamiento del sistema

Metroscopia publicó una encuesta el pasado enero sobre elecciones generales –realizada después de conocer los resultados en Andalucía– que daba el 49% de los votos a la suma de PP, Ciudadanos y Vox, que afianzaría su posición como quinta fuerza política. En una entrevista en la SER, el director de la empresa demoscópica, José Pablo Ferrándiz, explicó que la gente que no manifiesta intención de votar al PSOE tampoco se va a Unidos Podemos y a la inversa: “Hay una bolsa de votantes o electores que se sienten huérfanos y que ninguna de las ofertas que actualmente existen en la izquierda parece que los satisfacen”. Ferrándiz insistió en que las coaliciones de Izquierda Unida y Podemos no solo no suman sino que en algunos casos resta, como ha ocurrido en Andalucía, donde han perdido tres diputados con respecto a la suma de los resultados por separado de ambas formaciones en las anteriores autonómicas. “Si entra un nuevo partido en el eje de la izquierda, lo más urgente será un replanteamiento por parte de todos del sistema electoral. Hasta el momento ha resistido muy bien. En poco tiempo hemos pasado de un bipartidismo a un cuatripartidismo. Ahora nos aventuramos a un quintopartidismo que puede acabar en un sextapartidismo y hay que ver entre todos si el sistema electoral hay que modificarlo o no”, reflexionó.

Lo que hay que modificar, según Daniel López, de 21 años, estudiante de Sociología y Relaciones Internacionales, es el modelo en su conjunto: “Nunca he votado. Me abstengo de forma activa ya que considero que no debo legitimar un sistema fundado en la delegación de poder obligada. Entiendo que la abstención pasiva no es una opción válida pues deja a la población a merced de lo que se vote; no obstante, la abstención activa, no votar y organizarse horizontalmente en sindicatos, asambleas u otros colectivos similares sí que me parece un camino viable. Si la abstención es relevante en las urnas, más lo será en la calle. La constitución de fuerzas políticas no tiene por qué pasar por la vía electoralista. De esta forma, la abstención activa permite romper con este sistema e ir instituyendo paulatinamente un mundo con personas más responsables, sin gobernantes ni gobernados, autogobernada, donde todo el mundo tenga la misma voz y el mismo poder de decisión, un mundo libre muy distinto al que nos imponen cada día. Sin embargo, no votar y no organizarse no es una opción política ya que no se está construyendo nada, simplemente es una caída en la pasividad”. La abstención –analiza el joven estudiante– es la medida de la legitimación de cualquier democracia representativa: “Si la abstención es mayoritaria, difícilmente se puede legitimar este sistema”.

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FRANCIA. LAS SOCIEDADES SE DESARROLLAN Y AVANZAN GRACIAS AL TRABAJO. ¿TENEMOS LOS TRABAJADORES DERECHO A DISFRUTAR DEL PRODUCTO DE NUESTRO TRABAJO Y A DECIDIR SOBRE NUESTRAS VIDAS? ¿TENEMOS LOS TRABAJADORES DERECHO A NO DEJARNOS QUITAR LO QUE ES NUESTRO POR NINGÚN GOBIERNO O CONJUNTILLO DE PIZPIRETAS, MANGUIS O CHULIS DE LA POLÍTICA Y COMPARSA?



FRANCIA: Espectación ante la nueva Jornada de Lucha de los Chalecos Amarillos este sábado.

( Brady Izquierdo Rodriguez/REBELIÓN)


DIARIO OCTUBRE
marzo 23, 2019
París, 22.03.19
 
Los Chalecos Amarillos no se amedrentan con las medidas represivas del gobierno del banquero Macron y su camarilla de oligarcas.
Han convocado actos en multitud de localidades, incluida la capital, para pedir una vez mas el fin de la era Macron.
El gobierno ha reforzado las medidas represivas con la incorporación de 3.000 soldados de ejercito a tareas policiales, dentro del llamado plan “Sentinel”, esto es como calificar de “terroristas” a los manifestantes e incluso afirma que usara marcadores invisibles en el agua de los cañones policiales para identificar a los manifestantes que se enfrenten a las fuerzas represivas. En la capital esta prohibido el acceso alas zonas de la Plaza de la Estrella y el Arco del Triunfo.
No se conocen las rutas de las marchas en París, puesto no han sido comunicados a la prefectura, que inaugura nuevo prefecto tras el cese del anterior, por orden del Ministro Castaner.
Así mismo, se informa que esta prohibido en Toulouse hacer una demostración de la Plaza del Capitolio. Este también debería ser el caso del lugar de Pey-Berland, en Burdeos y en una parte de la ciudad de Niza, algunos de los cuales “chalecos amarillos” quieren convertirse en el epicentro de este día 19, mientras que la ciudad debe albergar el comienzo de una visita. Oficial del revisionista Presidente chino Xi Jinping.
Están previstas marchas y acciones en Montpellier, La Rochelle o en el Norte, donde una marcha de los “chalecos amarillos” de Hauts-de-France debe conectar Tourcoing (Norte) a Lille, se espera la presencia de dos figuras del movimiento, Priscillia Ludosky. y Maxime Nicolle.