miércoles, 8 de mayo de 2013

PUBLICADO EN LA REVISTA SATIRICA DE ZARAGOZA, EL POLLOURBANO.NET (Corresponsales)

Andalucía: Tela hay, ¿pero y el sastre?



Por Manuel Sogas
Corresponsal del Pollo en Andalucía (Sevilla) 

Por falta de tela que cortar no queda la cosa. Tela hay, además tela marinera, de la buena. Pero faltan sastres.

 El Ayuntamiento de Sevilla presidido por su alcalde Zoido del PP ha decidido, a pesar de las dudas legales y riesgos económicos y ecológicos ciertos, dragar el río Guadalquivir contra viento, marea, empresarios y “vecindad” en general, a fin de que puedan navegar grandes cruceros, como si el “Azamara Quest” de 180 metros de eslora (longitud) que aparece en la foto, atracado en el puerto sevillano la noche del pasado Jueves Santo fuera una broma, barquichuela de remos o hubiera llegado a Sevilla por carretera. 



 Proyecto del dragado

Ganarle al río desde Cádiz a Sevilla entre metro y medio y dos metros de profundidad a fin de que puedan navegar buques de hasta siete metros de profundidad, cuyo coste inicial estimado es de 33 millones de euros, de los que el 80% correría a cargo de fondos de la Unión Europea.

 Oposición al proyecto

 Los empresarios del puerto de Cádiz, que también tienen intereses en el de Sevilla, empiezan incluso por cuestionar técnicamente el dragado del río, porque si bien ganándole profundidad podrían navegar buques de mayor calado, a juicio de esos mismos empresarios, con la profundidad del buque también crecen la eslora (longitud) y la manga (anchura) del mismo, pero los meandros del río siguen en el mismo sitio, y ello podría crear dificultades en la navegación. 

Los datos comerciales con los que el Alcalde de Sevilla pretende meter gato por liebre, también son negados por esos mismos empresarios.

A la oposición empresarial le siguen los informes desfavorables para el dragado del río del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y las recomendaciones que se indican en el Dictamen de la Comisión Científica creada para diagnosticar las consecuencias de ese pretendido dragado, en el que claramente y sin lugar a dudas, se propone desestimar definitivamente el proyecto de profundización del dragado del Guadalquivir y se proceda a su recuperación, a las que se suman instituciones ecológicas como Ecologistas en Acción; SEO/BirdLife o WWF España, además de los municipios que tienen algún tipo de relación con el río, como el de Isla Mayor.

 Previsibles consecuencias negativas del dragado del río.

Incrementaría y asentaría el desequilibrio interior territorial de Andalucía, puesto que de llevarse a cabo impediría o cuando menos obstaculizaría de forma inmediata, que el puerto de Cádiz pudiera llevar a cabo la realización de la terminal de contenedores, que ayudaría a la configuración futura de ese puerto que a su vez garantizaría el motor económico más importante de la provincia de Cádiz. Elevaría el índice de salinidad del río, con lo que todo el ecosistema del mismo se vería afectado y en peligro la Reserva de Pesca del Estuario del Guadalquivir , desde Rota y Chipiona hasta la Reserva Natural del espacio de Doñana, del que tanto gustan de disfrutar en sus periodos vacacionales los hoy expresidentes de gobierno Felipe González, Aznar y Zapatero, y el propio presidente Mariano Rajoy, pasando por las decenas de miles de pescadores y la industria afín, y los aproximadamente 1.000 agricultores que producen unos trescientos millones de kilos de arroz por cosecha (300.000 Tn.) con sus 36.000 Ha. de cultivo, generando cerca de medio millón de jornales directos, lo que hace de esta zona del bajo Guadalquivir el mayor productor nacional de arroz y el segundo de Europa.

A favor y en contra

Yo creo que a Zoido, Alcalde de Sevilla del PP (y una vez más, al mencionar las siglas de los partidos, al menos en mi caso, no me refiero nunca a sus votantes y simpatizantes, sino a sus principales directivos, que son en realidad los que hacen y deshacen y, en definitiva, los que nos llevan a la ruina material que es de donde nacen los demás problemas sociales y políticos) como cabeza visible del grupo financiero interesado en el dragado del río, no se le debería incluir entre los que están a favor del mismo.

En realidad el capital financiero, y en este caso, Zoido, no está ni a favor ni en contra de nada. Su preocupación es crear condiciones dentro e las cuales el capital financiero crezca y, eso sí, para que el capital crezca se pasa por encima de cualquier obstáculo que se presente sin reparar en nada y en nadie. Si para ello hay que dragar el río, se draga. Si no hubiera que dragarlo, pues no se draga, se deja como está, siempre a condición de que los capitales crezcan.

Los 33 millones de euros que costaría inicialmente el dragado (en la práctica siempre cuesta más, además del coste añadido para siempre de volver a dragar para su limpieza lo dragado) están destinados a asegurar una determinada tasa de beneficio a las empresas que supuestamente se encargarían de realizarlo, cuyas empresas están ya ligadas al capital financiero.

Entre lo bueno y lo malo que pueda realizar el denominado “neoliberalismo” (eufemismo que se utiliza para no llamar a las cosas por el nombre que tienen, es decir, para no mencionar la expresión de modo de producción capitalista), y falta de datos, yo no dudo en situarme en lo peor, dada la historia y viendo la propia dinámica interna de funcionamiento del modo de producción capitalista, descartando a priori que los que dirigen el modo de producción capitalista sean unos incompetentes, no hay porque descartar que esa “inversión” de 33 millones de euros vaya a quedarse en el simple dragado del río, cuando ganada profundidad en el mismo se abren nuevas posibilidades del transporte de drogas con nuevos métodos, porque nadie me negará que el tráfico de drogas, junto a la prostitución organizada y el tráfico de armas, de los que no están alejados ni la banca ni incluso en ministro del Ejército, señor Morenés, constituyen uno de los negocios más lucrativos y en los que más rápidamente se pueden acrecentar los capitales. Sería, por tanto un disparate, desde este punto de vista, no aprovechar una mayor profundidad del río para introducir droga a mayor escala.

Dicho lo cual añado, que en absoluto estoy acusando al señor Zoido del PP de que tenga que ver nada con la droga, sino que el dragado del río que propone y defiende, podría contribuir a un mejor paso de la droga por el río aprovechando que tendría una mayor profundidad. 

Se oponen, como ya se ha señalado los empresarios, los Ayuntamientos, entre otros el de Isla Mayor, desde hace dos años y hasta el presente (Marzo) en el que por unanimidad de todos sus grupos políticos (IU-PP-PSOE) acordaron en Pleno su radical oposición.

Se oponen también los pequeños agricultores arroceros de Isla Mayor, quienes convocados por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), en señal de protesta por la Política Agraria seguida por la Unión Europea y contra el Dragado del río, sacaron alrededor de 500 tractores a la calles el pasado 16 de Abril.





 Pero el sastre falta

Con ser el primer obstáculo levantado por la oposición de empresarios, Ayuntamientos y diferentes organizaciones contra la política de dragar el río del señor Zoido, no será suficiente para impedirlo si esa oposición levantada no prende en la mayoría social para que se transforme en fuerza social que se convierta a su vez en fuerza política que oponer verdaderamente a la política del señor Zoido. Zoido representa la fuerza política reaccionaria objetiva que tiende a frenar el desarrollo económico y social para dejar las cosas como están (y las cosas están en que cada vez empeoran más las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad. Las personas a nivel general no se benefician y disfrutan más de la riqueza producida por el trabajo, que cada vez produce más dado el grado de desarrollo técnico adquirido, sino que cada vez han de trabajar más para disfrutar menos de la riqueza producida). Los empresarios, Ayuntamientos, etc., que se oponen representan la política del avance y el progreso social, pero para que esto sea efectivamente así, la oposición que han empezado a realizar se tiene que transformar en política, y eso exige la elaboración previa de una teoría social que no se tiene, y que no puede nacer de la cabeza de nadie, sino que tiene que surgir de los datos que proporcione la realidad para formar con todos ellos un todo orgánico que marque el objetivo último a conseguir, del que el evitar el dragado del río solo es un elemento, en estos momentos, el inmediato a conseguir, pero sólo es un elemento. Sin esto, Zoilo gana y los demás perdemos. 

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