miércoles, 2 de julio de 2025

MORTAL ATAQUE DE ISKANDER DESTRUYE A DECENAS DE TROPAS UCRANIANAS. CUENT...

Sobre el coraje de hablar

 

En estas páginas hemos insistido: el genocidio que comete Israel cotidianamente es una de las páginas más negras escritas por la Humanidad desde el Holocausto. La complicidad de buena parte del Occidente supuestamente civilizado, algo repugnante


TOPOEXPRESS

Sobre el coraje de hablar

Ilan Pappe

El Viejo Topo

2 julio, 2025 



EL SILENCIO DE OCCIDENTE SOBRE GAZA

Las reacciones del mundo occidental a la situación en la Franja de Gaza y Cisjordania plantean una pregunta inquietante: ¿por qué el Occidente oficial, y en especial la Europa occidental oficial, es tan indiferente ante el sufrimiento de los palestinos?

¿Por qué el Partido Demócrata en Estados Unidos es cómplice, directa e indirectamente, de apoyar la inhumanidad cotidiana en Palestina, una complicidad tan obvia que probablemente fue una de las razones por las que perdió las elecciones, ya que el voto árabe-estadounidense y progresista en estados clave no pudo, y con razón, perdonar a la administración Biden por su papel en el genocidio en la Franja de Gaza?

Esta es una pregunta pertinente, dado que nos encontramos ante un genocidio transmitido en directo que se ha reanudado sobre el terreno. Es diferente a períodos anteriores en los que se demostró la indiferencia y complicidad de Occidente, tanto durante la Nakba como en los largos años de ocupación desde 1967.

Durante la Nakba y hasta 1967, la información no era fácil de conseguir, y la opresión posterior a 1967 fue en su mayor parte gradual y, como tal, ignorada por los medios y las políticas occidentales, que se negaron a reconocer su efecto acumulativo sobre los palestinos.

Pero estos últimos dieciocho meses son muy diferentes. Ignorar el genocidio en la Franja de Gaza y la limpieza étnica en Cisjordania solo puede describirse como intencional, no como ignorancia. Tanto las acciones de los israelíes como el lenguaje que las acompaña son demasiado visibles como para ignorarlos, a menos que políticos, académicos y periodistas decidan hacerlo.

Este tipo de ignorancia es, en primer lugar, el resultado de la eficaz presión israelí, que ha prosperado en el terreno fértil del complejo de culpa, el racismo y la islamofobia europeos. En el caso de Estados Unidos, también es el resultado de muchos años de una maquinaria de presión eficaz y despiadada que muy pocos en el mundo académico, los medios de comunicación y, especialmente, en la política se atreven a desobedecer.

Este fenómeno es conocido en investigaciones recientes como Pánico Moral, muy característico de los grupos más conscientes de las sociedades occidentales: intelectuales, periodistas y artistas.

El pánico moral es una situación en la que una persona teme defender sus creencias morales porque requeriría valentía y podría tener consecuencias. No siempre nos ponemos a prueba en situaciones que requieren valentía, o al menos integridad. Cuando sí lo hacemos, es en situaciones donde la moralidad no es una idea abstracta, sino un llamado a la acción.

Esta es la razón por la que tantos alemanes permanecieron en silencio cuando los judíos fueron enviados a los campos de exterminio, y esta es la razón por la que los estadounidenses blancos se quedaron de brazos cruzados y observaron cuando los afroamericanos fueron linchados o, antes, esclavizados y maltratados.

¿Cuál es el precio que tendrían que pagar destacados periodistas occidentales, políticos veteranos, profesores titulares o directores ejecutivos de conocidas empresas si culparan a Israel de cometer genocidio en la Franja de Gaza?

Parecen estar preocupados por dos posibles resultados. El primero es que serán condenados como antisemitas o negacionistas del Holocausto; el segundo es que temen que su respuesta honesta desencadene un debate que incluya la complicidad de su país, de Europa o de Occidente en general, en la facilitación del Genocidio y todas las políticas criminales contra los palestinos que lo precedieron.

Este pánico moral da lugar a fenómenos sorprendentes. En general, convierte a personas educadas, elocuentes y competentes en completos imbéciles cuando hablan de Palestina. Impide que los miembros más perspicaces y reflexivos de los servicios de inteligencia examinen las exigencias israelíes de incluir a toda la Resistencia Palestina en una lista de terroristas, y deshumaniza a las víctimas palestinas en los grandes medios de comunicación.

La falta incluso de un mínimo de compasión y solidaridad hacia las víctimas del Genocidio ha quedado expuesta por los dobles estándares que aplican los principales medios de comunicación occidentales, y en particular los periódicos más establecidos de los Estados Unidos, como el New York Times y el Washington Post.

Cuando el editor de Palestine Chronicle, Ramzy Baroud, perdió a 56 miembros de su familia a causa de la campaña genocida israelí en la Franja de Gaza, ninguno de sus colegas periodistas estadounidenses se dignó a hablar con él ni a mostrar interés en esta atrocidad. Por otro lado, una acusación inventada por Israel sobre una conexión entre el Chronicle y una familia en cuyo edificio de apartamentos se encontraban rehenes generó un enorme interés en estos medios y captó su atención.

Este desequilibrio entre humanidad y solidaridad es solo un ejemplo de las distorsiones que conlleva el pánico moral. No me cabe duda de que las acciones contra estudiantes palestinos o propalestinos en Estados Unidos, o contra activistas reconocidos en Gran Bretaña y Francia, así como el arresto del editor de The Electronic Intifada , Ali Abunimah, en Suiza, son manifestaciones de esta conducta moral distorsionada.

Un caso similar ocurrió recientemente en Australia. Mary Kostakidis, reconocida periodista australiana y expresentadora de SBS World News Australia, programa semanal en horario de máxima audiencia, fue llevada ante el Tribunal Federal por su desafortunada cobertura sobre la situación en la Franja de Gaza. El hecho de que el Tribunal no desestimara de inmediato la acusación demuestra lo arraigado que está el pánico moral en el hemisferio norte.

Pero hay otra cara de la moneda. Afortunadamente, existe un grupo mucho más amplio de personas que no temen asumir los riesgos que implica declarar abiertamente su apoyo a los palestinos, y que demuestran esta solidaridad incluso sabiendo que podría conllevar la suspensión, la deportación o incluso la cárcel. No son fáciles de encontrar en el mundo académico, los medios de comunicación o la política, pero son la voz auténtica de sus sociedades en muchas partes del mundo occidental.

Los palestinos no pueden permitirse el lujo de permitir que el pánico moral occidental tenga voz ni impacto. No ceder al pánico es un paso pequeño pero importante hacia la construcción de una red global para Palestina, que se necesita con urgencia: primero, para detener la destrucción de Palestina y su pueblo, y segundo, para crear las condiciones para una Palestina descolonizada y liberada en el futuro.

Fuente: Savage Minds

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Europa se somete a la industria armamentística de EEUU

 


Europa se somete a la industria armamentística de EEUU

 


Por CGT

KAOSENLARED

30 de junio de 2025 

 

La OTAN impone el 5% del PIB para gastos militares a los países miembros tras las exigencias de EEUU.

Una vez más, Europa se arrodilla ante el imperialismo americano. Se acaba de celebrar en La Haya, Países Bajos, una nueva cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La reunión se ha producido en un contexto político mundial marcado por conflictos muy graves en distintas partes del mundo, como el genocidio de Palestina a manos del Estado sionista de Israel o el ataque de Israel y EEUU contra Irán. Tanto EEUU como Israel vuelven a incumplir nuevamente los tratados de Derecho Internacional.

En esta cumbre se acaba de establecer, entre los países miembros, el aumento del gasto militar para los próximos años, al menos hasta 2029, cuando se llevaría a cabo una revisión del mismo. Este gasto estará fijado en un 5 % del Producto Interior Bruto (PIB), que a su vez estaría desglosado en un 3,5 % destinado a equipos militares y en un 1,5 % dedicado a la defensa, la seguridad y la ciberseguridad. Las empresas pertenecientes al sector de la industria armamentística –esencialmente las estadounidenses- se verán muy beneficiadas gracias a este negocio en el que bajo el paraguas de los “daños colaterales” se asesina, se mata de hambre, se hace desaparecer, se colonizan o se asfixian culturas de seres humanos en todo el planeta. Y es que la «Alianza Atlántica», desde su nacimiento tras la II Guerra Mundial con el objetivo de disuadir los conflictos armados de tales envergaduras, siempre termina alineándose descaradamente con los propios intereses de Estados Unidos. Como pasara en la novela “de ficción” de G. Orwell, 1984, la OTAN convertida en el “Ministerio de la Paz” emite su propaganda del miedo para avisar al mundo que para continuar viviendo en “libertad” es necesario “rearmarse” y adoptar una mentalidad “de guerra”. Para ello, el secretario general de la organización, Mark Rutte, ha dejado claro que es la hora de aportar más presupuesto para construir una OTAN mejor –más fuerte y “eficaz” en sus propósitos-.

El papel del Estado español con el PSOE al frente de su gobierno: “De entrada, el 5 % NO”.

Dadas las circunstancias, el Ejecutivo de Pedro Sánchez (PSOE), se ha visto obligado a salir al paso de las “exigencias” de la ‘Alianza Atlántica’ sobre el aumento del gasto militar que todos los Estados miembros de este organismo van a tener que llevar a cabo en los próximos años.

Los recursos que van a destinarse a “rearmar” a los ejércitos se van a recortar de otros servicios o necesidades más importantes para las poblaciones, y ya sabemos por experiencias anteriores que esto significa la llegada de años muy duros, donde sistemas como el sanitario, el educativo, el de pensiones, etc., se verán afectados por ello.

Sánchez ha estado días afirmando que no destinará el total que la OTAN exige a sus miembros para ejércitos, infraestructuras y seguridad en general. Y lo ha justificado alegando que comprometer el Estado del bienestar español a costa de destinar un 5 % del PIB al gasto militar

puede ser “contraproducente” porque “amenazaría” los derechos sociales de nuestra sociedad. Sin embargo, su Ejecutivo sí estaría dispuesto a destinar el 2,1 % del PIB, asegurando que con ello se cubrirían los “objetivos de capacidades militares”, algo que en el seno de la “Alianza Atlántica” no terminan de ver.

El actual presupuesto (PGE de 2023) destinado por España a Defensa es de 12.825 millones de euros. La actualización de esta subida supondrá una inversión para este año de 84.000 millones de euros y para el siguiente de 88.500 millones de euros. “De entrada” están diciéndonos que no van a aportar más dinero al gasto militar, pero podemos ver que progresivamente la idea es aplicar una medida a cuentagotas, poco a poco, para que la población vaya aceptándola y la llegue a ver incluso razonable. Es una estrategia de manipulación muy antigua, pero que sigue dando buenos resultados al Estado y a sus gobiernos.

El Ejecutivo de Sánchez -que actualmente está asediado por los presuntos casos de corrupción que rodean al entorno directo, tanto político como personal, del propio presidente-, pretende utilizar estas últimas declaraciones sobre la negativa del Gobierno a destinar más dinero a la OTAN, para continuar jugando con la ciudadanía y crear una cortina de humo en unos momentos donde su gestión al frente del Estado está siendo cuestionada por cada vez más sectores sociales. De este modo, los derechos sociales vuelven a ser una moneda de cambio para continuar haciendo exactamente lo mismo que ya se pactó con la entrada de España en la ‘Alianza Atlántica’.

Desde CGT nuestra postura sigue siendo clara: sin ejércitos no habría guerras de ningún tipo. Los gastos destinados a los delirios belicistas de los poderosos llevan aparejado el sufrimiento a causa de enfermedades, heridas, hambre, el desvastamiento del entorno natural, violaciones de los Derechos Humanos, etc. que producen los conflictos armados entre las más vulnerables, por lo que no sólo nos parecen innecesarios sino que hay que eliminarlos . Es una cuestión de respeto de las vidas de las personas y respeto de la vida del planeta.

Como organización internacionalista, anarcosindicalista y combativa realizamos un llamamiento a toda la sociedad con el objetivo de oponernos a todas y cada una de las iniciativas que se lleven a cabo, tanto para promover o sustentar el gasto en más efectivos materiales y/o humanos destinados a continuar sirviendo a los intereses de la burguesía y de las grandes corporaciones capitalistas, y en contra de los propios del pueblo y de sus gentes.

CGT rechaza cualquier tipo de pacto que “de entrada” diga NO a una guerra o al gasto militar y acabe cediendo de manera paulatina al aumento del gasto. Estamos escarmentados ya que proviene de quienes llevan décadas contradiciéndose y vendiendo a la clase trabajadora en los foros de debate y decisión de Europa, y del resto del mundo.

Secretariado Permanente del Comité Confederal de CGT

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