lunes, 29 de enero de 2024

Fusión del marxismo y filosofía antigua en la gestión en China

 

Fusión del marxismo y filosofía antigua en la gestión en China


TERCERAINFORMACION / 28.01.2024

  • La revolución china triunfante en 1949 introdujo nuevas variables para la construcción de un pensamiento propio. Su filosofía, que surgió a partir de los siglos VI y V a.C. tuvo en Confucio y Laozi sus principales aunque no únicos exponentes.


Revolución china en 1949

 

Desde ese momento, la larga historia china está preñada de novedosas investigaciones y opiniones en búsqueda de la sabiduría, el valor de la vida en sociedad, la importancia de las relaciones humanas y los valores morales para sostenerla. De ello y de muchos otros elementos se compone el pensamiento filosófico antiguo de China.

El siglo XX supuso la introducción de la filosofía occidental, en particular de las ideas de Marx, Engels y Lenin, que interpretadas por Mao Zedong de acuerdo a la idiosincrasia propia, originó un particular paradigma que dio soporte al inicio de la construcción del socialismo en China. Casi a finales del siglo pasado, el máximo dirigente nacional Deng Xiaoping fusionó el pensamiento tradicional chino con las ideas marxistas leninistas y los aportes de Mao, introduciendo además algunas doctrinas arraigadas en Occidente para crear un novedoso cuerpo de conceptos que –sin tener parangón con otra creencia o teoría– soportan el ideario actual de China, sobre el cual está edificado el potencial de la sociedad de cara al futuro.

El marxismo-leninismo, el ideario del presidente Mao, la religión budista y hasta siete escuelas filosóficas propias se han imbricado para construir un pensamiento peculiar y autóctono. Una de esas escuelas, con gran influencia en la actualidad es la de los legalistas. Los antecedentes del pensamiento legalista en la antigua China vienen dados por los estudios del maestro Guan Zhong durante el siglo VII (a.C.) quien formuló soluciones prácticas para la realización de un buen gobierno, temática que se convirtió en eje de las propuestas de subsecuentes seguidores de esta escuela.

Algunos exponentes posteriores del legalismo fueron Shen Buhai, considerado el primero en trabajar la idea de ley (fa); Shang Yang, quien centró sus trabajos en las técnicas para un buen gobierno (shu), y Shen Dao, cuyo mayor esfuerzo estuvo encaminado a la búsqueda de tendencias para el uso de la fuerza como fundamento del sostenimiento del poder, todos ellos en el siglo IV (a.C.). Pero sin duda el mayor exponente del legalismo fue Han Fei quien se planteó sintetizar y reunir todas las ideas esbozadas por los seguidores de esta escuela, según la cual la ley escrita es lo más importante a fin de que el Estado y el Príncipe adquieran y conserven poder y riqueza. En el libro del Maestro Han Fei, obra cimera de esta escuela, se exponen las ideas políticas de los legalistas a partir de un profundo conocimiento de su época, desprendiéndose de hechos anteriores, pues consideraban que el incesante cambio de las circunstancias políticas y sociales obliga a análisis puntuales en tiempo y espacio y a métodos innovadores por parte de los gobernantes. A este respecto, Shan Yang escribió que: “Cuando los principios que guían a la gente se vuelven inadecuados frente a las nuevas circunstancias, sus estándares valorativos deben cambiar. Cuando cambian las condiciones reales del mundo, también han de ponerse en práctica principios distintos”.

Los legalistas propugnaban un control estatal tan rígido que a pesar de ser defensores acérrimos de la propiedad privada, sus puntos de vista dejaban a ésta limitada de manera superlativa en sus derechos. La concepción legalista de establecer un cuerpo de leyes explícitas y promulgadas de manera pública a fin de ser conocidas por toda la sociedad, chocaba con la práctica del gobierno basado en ritos y tradiciones. En ese sentido, de forma contradictoria, apuntaban directamente a la organización y dirección del Estado y al éxito político y militar más que a los asuntos jurídicos propiamente dichos.

Shang Yang se dedicó de forma especial a estos asuntos cuando desempeñó un importante papel como asesor del monarca a comienzos del siglo V (a.C), elaboró reformas encaminadas a garantizar la supremacía del Estado y a abolir los privilegios de la aristocracia. Así mismo, escribió un código único de cumplimiento para toda la sociedad sin distinciones de clase, organizando el gobierno sobre la base de una cuantiosa burocracia que dependía directamente del monarca.

Por su parte, a través de su notable obra, Han Fei desarrolló como nunca antes algunas categorías orientadas al mejor control de la sociedad y al alcance de la armonía social. Entre ellas, la más importante es la “ley” introducida con anterioridad por Shang Yang establecida como normas y órdenes escritas que usa el gobernante para vigilar e intervenir en la sociedad, manteniendo el poder sobre sí mismo a partir de la efectividad que se hace patente a través de dos instrumentos de poder (erbing): la aplicación de castigos y la concesión de premios.

Muchos de sus aportes, junto a los de Confucio, amalgaman la doctrina que dio las características del imperio chino durante dos mil años. La influencia de las propuestas de los legalistas se manifestó en la unidad ideológica del pueblo y el gobierno, la unificación política y militar del territorio, la importancia del bienestar económico del pueblo como sustento del gobernante, la importancia de la eficiencia y realismo en el cumplimiento de los objetivos políticos del gobierno, todas ellas tareas presentes en la gestión del gobierno actual.

En este marco, vale destacar la reciente afirmación del presidente Xi Jinping de que “El camino del Estado de derecho socialista con características chinas debe mantenerse con un compromiso inquebrantable”. Xi resaltó la idea de reforzar la construcción de un sistema jurídico vinculado al extranjero para promover una “apertura de alto nivel”, así como estar atentos para “contrarrestar los riesgos y desafíos externos”.

Así mismo, llamó la atención sobre la importancia y urgencia del tema, afirmando que el principal objetivo de desarrollar la gobernanza jurídica en los asuntos exteriores es salvaguardar los intereses del país y del pueblo a través de métodos legales, promover el progreso del Estado de derecho internacional y fomentar la formación de una comunidad de destino unido para la humanidad.

Estas ideas cobran extraordinaria vigencia cuando China, por una parte, ha iniciado una trascendental transformación de su política exterior encaminada a jugar un papel más relevante en los asuntos internacionales. Y por la otra, toma conciencia que en su ejecutoria tendrá indeclinablemente que enfrentarse a la retórica occidental que propone construir un “sistema internacional basado en reglas”, las que por supuesto son elaboradas y aceptadas por ellos mismos.

Xi convocó a los ciudadanos y empresas chinas a guiarse por las leyes y reglamentos locales cuando estén en el extranjero y aplicarlas para proteger sus derechos e intereses. Asimismo, expuso que se deben realizar esfuerzos por mejorar las medidas y normativas pertinentes de manera tal que faciliten la vida de los extranjeros que viven en China.

Además, sostuvo que su país debería participar activamente en la elaboración de normas internacionales, así como promover el Estado de derecho en las relaciones internacionales para crear un sistema “abierto y transparente”. También mencionó la necesidad de elevar oportunamente a rango de ley, las medidas efectivas y la experiencia madura de apertura al exterior de alto nivel, como el desarrollo de zonas piloto de libre comercio.

Finalmente, hizo un llamado para que China se esfuerce en el reforzamiento de la confianza en el Estado de derecho a fin de aplicar activamente en política exterior sus conceptos, propuestas y prácticas de éxito únicos. Así mismo, manifestó que era necesario promover la transformación creativa y el desarrollo de la cultura jurídica tradicional china.

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COMUNICADO DE LA UNIÓN DE JUDÍOS FRANCESES POR LA PAZ (UJFP)

 


COMUNICADO DE LA UNIÓN DE JUDÍOS FRANCESES POR LA PAZ (UJFP)

 

29 de enero de 2024  Asociación Nacional de Comunistas de Francia (ANC) 

 

¡Están asesinando a palestinas y palestinos y al propio judaísmo!

En tres meses de guerra, ha habido más de 30.000 muertos o desaparecidos en Gaza, el 1,5% de su población. Un porcentaje equivalente al de franceses asesinados en cinco años durante la Segunda Guerra Mundial.

El 75% de los muertos son mujeres, niños y ancianos. El pretexto de “erradicar” a Hamás es grotesco, es claramente una guerra de exterminio de la población de Gaza.

Casi toda la infraestructura quedó destruida, incluidos hospitales y escuelas. La población, masivamente desplazada y bombardeada, se ha quedado sin sus hogares y pasa hambre.

En Israel, las barreras morales se han derrumbado.

Las declaraciones de los dirigentes israelíes son inequívocas. Son palabras de asesinos que se jactan de sus crímenes: “Los palestinos son animales humanos”, “hemos devuelto Gaza a la Edad de Piedra”, “lanzar una bomba atómica sobre Gaza, es una opción”, “si fomentamos la emigración y quedan 200.000 árabes en Gaza en lugar de 2 millones, lo que venga después será completamente diferente”, “He matado a muchos árabes en mi vida, no veo cuál es el problema”… La lista sería larga.

A estas declaraciones de asesinos les siguen los actos: en todas partes se ven las imágenes de barrios pulverizados, de miles de niños masacrados, de familias enteras aniquiladas, del éxodo interminable de una población deliberadamente sometida a la hambruna, de hospitales destruidos… Negar lo que está sucediendo es imposible. Esta destrucción de Gaza va acompañada de otras matanzas en Yenín o Huwara y de una generalización de la tortura a los prisioneros.

En Israel gran parte de la opinión ha franqueado los límites de la humanidad, como ya ha ocurrido en otras sociedades. Estos crímenes son aplaudidos. Los medios de comunicación se divierten con el sufrimiento palestino. La vida del otro no tiene importancia. Se asume el supremacismo y la desigualdad de derechos.

¿Y los judíos?

El Estado de Israel se define a sí mismo como un Estado judío. Los asentamientos que despedazan Cisjordania se denominan “asentamientos judíos”. Los sionistas consideran un traidor a cualquier judío que no apoye a Israel.

Están matando al judaísmo, ya sea secular o religioso. Como minoría a menudo oprimida, los judíos lucharon por su emancipación vinculándola a la de la humanidad. A menudo han sido portadores de valores universales. Para los religiosos, el pueblo elegido tiene el deber de portarse bien y está prohibido dañar la existencia del prójimo.

Lo que el Estado de Israel está infligiendo a los palestinos reproduce en muchos aspectos lo que el antisemitismo infligió a los judíos. Los líderes israelíes no tienen ningún derecho a reclamar la memoria de los guetos. Hoy Gaza es un gueto. No tienen derecho a invocar la memoria del genocidio nazi. Los judíos exterminados eran dominados. Se les consideraba población “excedente”. Fueron víctimas de una ideología de extrema derecha.

En 1945 cayó el régimen nazi, pero no sus ideas. La extrema derecha racista, colonialista y supremacista, que pisotea los derechos fundamentales, está en el poder en Israel y está aliada con todas las fuerzas de extrema derecha del mundo, incluidas las antisemitas. También asesinan la memoria del genocidio nazi.

Del crimen al suicidio

La UJFP se dirige a los judíos, los de Israel, los de Francia o de otros lugares. Hay un derecho internacional, hay unos derechos humanos fuera de los cuales no hay más que barbarie generalizada. El Estado de Israel se ha salido de la vía. Apoyar lo que este Estado está haciendo, ser cómplice del genocidio en curso en Gaza, no sólo es inmoral. Es totalmente suicida. ¿Quién puede pensar que los israelíes podrán imponerse eternamente mediante la violencia extrema y la negación del otro? ¿Quién puede pensar que el apoyo incondicional a los asesinos que multiplican sus crímenes no pone en peligro a los judíos?

Terminemos con palabras de dos ilustres judíos:

“la ocupación destruye la moralidad del ocupante”, Yeshayahu Leibowitz  (a raíz de la matanza en los campamentos de Sabra y Chatila (1982) denunciará una mentalidad “judeo-nazi”)

“Ser judío es estar siempre del lado de los oprimidos”, Marek Edelman (segundo al mando del levantamiento del gueto de Varsovia)

Coordinadora Nacional de la UJFP, 6 de enero de 2024
Fuente: UJFP, reproducido en ANC.

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El 2024 prepara una nueva revolución europea

 

Duguin ha sido calificado de rojipardo o de fascista, por supuesto sin haberlo leído. También se le ha acusado (falsamente) de ser el asesor de cabecera de Putin. En cualquier caso a la gente hay que juzgarla por lo que dice y hace. Y para eso hay que escucharles.


El 2024 prepara una nueva revolución europea


Aleksandr Duguin

El Viejo Topo

29 enero, 2024 

 

Este año será el comienzo de una revolución en Occidente, pues ahora vemos que existen dos Occidentes: el globalista y el… de la gente común. Los globalistas representan al primer Occidente y se niegan a reconocer la existencia de otros sujetos. Además, los globalistas insisten en que no existe “otro” Occidente, un segundo Occidente. Sin embargo, existe. Los defensores de la multipolaridad deben darse cuenta de que existe este segundo Occidente el cual lo componen varias fuerzas que rechazan la agenda globalista y ultraliberal promovida por las élites occidentales. Entre estas fuerzas encontramos izquierdistas como Sarah Wagenknecht y su nuevo partido, “la Roja Sarah” (una valquiria de origen iraní-alemán) que se ha convertido en el símbolo de la izquierda antiliberal europea. En Italia también se encuentra el teórico Diego Fusaro, discípulo del marxista y antiglobalista Constancio Preve, que sigue una línea similar. En Francia existen otros pensadores importantes como Alain Soral, Michel Onfray, Jean-Claude Michea y Serge Latouche. Lo que tienen todos estos representantes de la izquierda europea es que son enemigos del capitalismo global y detestan a las pseudoizquierdas financiadas por Soros que promueven la agenda LGBT, el nazismo ucraniano, el genocidio de los gazetíes y la migración incontrolada. Claro, esta misma izquierda al servicio del capitalismo ataca el “fascismo” ruso y promueve abiertamente el liberalismo nazi.

Por otro lado, existen fuerzas de derecha, bastante lamentables, en los países europeos que constituyen un segundo aliado. La francesa Marine Le Pen es un ejemplo. Alternativa para Alemania y otros movimientos más pequeños han comenzado a ganar fuerza en los territorios prusianos que antes conformaban la Republica Democrática Alemana. Lo mismo sucede en Italia donde, a pesar de la presión del liberalismo globalista de Meloni, las fuerzas de derecha no han desaparecido. Y lo mismo podemos decir del populismo de derechas en muchas otras partes del mundo. No obstante, nuestro principal aliado en este segundo Occidente es la gente común que no entiende la política y que se niega a aceptar los cambios de sexo, el castramiento de sus hijos, casarse con cabras, apoyar la inmigración masiva de personas que no son capaces de cuidar de su propia higiene o proteger a los maniáticos ucranianos, comer cucarachas, rezar oraciones en favor de Greta Thumberg y maldecir a los rusos todas las noches, a pesar de que estos últimos no les han hecho nada. Es precisamente este ciudadano de a pie, representante de la pequeña burguesía, la columna vertebral de la revolución que se avecina. La gente corriente hace mucho que ha dejado de comprender el lenguaje de las élites liberales actuales y se rehúsan a seguir el camino de degeneración y degradación que estos les exigen.

La multipolaridad debe apoyar esta Revolución Europea, ya que la gente corriente que representa a este segundo Occidente no son los culpables de la situación actual. Hace mucho tiempo que la democracia dejó de existir en Occidente, ya que el primer Occidente ha establecido de facto una dictadura liberal globalista directa excluyendo al segundo Occidente. Por lo tanto, la única alternativa que queda es deshacerse de aquellos que usurparon el poder por medio de la revolución. Esta es la agenda europea para el 2024, pues Europa deberá conseguir su libertad con sus propias manos.

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