martes, 1 de diciembre de 2009

DEJAD QUE LOS DIPUTADOS DUERMAN


Déjame, mamá, que soy

diputado del Congreso

y si falto a las sesiones

ni se advierte ni se nota.

Solamente necesito

acudir cuando se vota,

que los diputados somos

ovejitas de un rebaño

para votar lo que digan

y dormir en el escaño.

En serio, mamita mía,

yo no sé por qué te inquietas

si por ser culiparlante

cobro mi sueldo y mis dietas.

Lo único que preciso,

de verdad, mamá, no insistas,

es conseguir otra vez

que me pongan en las listas.

Hacer la pelota al líder,

ser sumiso, ser amable.

Y aplaudirle, por supuesto,

cuando en la tribuna hable.

Y es que ser parlamentario

fatiga mucho y amuerma.

Por eso estoy tan molido.

¡Déjame, mamá, que duerma!