domingo, 24 de septiembre de 2023

Falsificando nuestra Historia

 

Falsificando nuestra Historia


 Isidoro Moreno

 Portalandalucia.org

18 septiembre, 2023

 


Así se falsifica, sin pudor alguno, una vez más, la Historia de Andalucía. Esta es la portada de ayer domingo del ABC de Sevilla. Más allá de la campaña mediática contra Sánchez y el ensalzamiento de quienes critican a este desde el propio PSOE (Felipe González, Alfonso Guerra, Borbolla, etc.) y la demonización de todos los nacionalismos que no sean el ultranacionalismo españolista, me indigna especialmente que se nos presente a Soledad Becerril y a José Rodríguez de la Borbolla como «líderes de la autonomía». De Soledad, que durante la transición política pertenecía a un pequeño partido encabezado por Garrigues Walker, luego integrado en la UCD, se podrán alabar algunas de las cosas que hizo durante sus años en el Ministerio de Cultura y en la alcaldía de Sevilla, pero nunca que tuviera un papel central en la lucha por la autonomía. Y de Pepote, es sabido que era el comisario político de Alfonso Guerra para hacerle el marcaje a Rafael Escuredo para que este no sobrepasara los límites que le marcaba el partido. En cuanto a Rojas Marcos, sí tuvo un indudable, aunque controvertido, papel en aquel tiempo, como líder (o, quizá mejor, dueño) del entonces PSA, luego convertido por él en PA y «partido bisagra» hasta llevarlo a la irrelevancia y posterior extinción.

Conviene repetir que el protagonista central en todo el proceso fueron cientos de miles de andaluzas y andaluces actuando como Pueblo, convirtiendo el sentimiento en conciencia política. Un Pueblo que rebasó el marco de los intereses y consignas partidistas y apostó con pasión por conquistar el autogobierno (que no es el que tenemos con los Estatutos insuficientes de 1981 y 2007 y los sucesivos gobiernos en la Junta hasta hoy). También hubo, sin duda, personas que tuvieron un papel destacado en el proceso, pero no solo en el ámbito de los partidos políticos sino también en el social y cultural. Ejemplos de ello, entre otros muchos, fueron el SOC (Sindicato de Obreros del Campo), Carlos Cano o Antonio Gala. Sin olvidar a García Caparrós, asesinado en Málaga en la manifestación del 4D de 1977. Y entre los políticos de partido, es deshonesto y oportunista señalar solo a Rojas Marcos (en realidad lo merecen los andalucistas del PSA) porque ahora este personaje esté legitimando a Moreno Bonilla como «andalucista» (???) y no citar a Rafael Escuredo (luego defenestrado por su propio partido, aunque siempre haya mantenido el carnet del PSOE), a Manuel Clavero (que se dio de baja en la UCD tras dimitir de ministro para no traicionar a Andalucía) o a los alcaldes de Puerto Real y Los Corrales, del PTA, cuyos ayuntamientos desencadenaron el obligado pronunciamiento de todos los demás y de la propia Junta preautonómica para iniciar el recorrido por el artículo 151 de la Constitución que desembocaría en el referéndum del 28F de 1980.

No me sorprende que se pretenda reescribir la historia, pero pienso que es una obligación no solo política sino ética denunciar el sectarismo, los silenciamientos y las falsedades que difunden, sin ningún pudor, medios que se autodefinen como «informativos».



Isidoro Moreno

Sevillano. Catedrático Emérito de Antropología Social y miembro de Asamblea de Andalucía.

 

Ucrania, antes y después. [Los Estados Mayores, Medianos, Menores y otros más Chiquitillos, producen cruces que es un primor a razón de un muerto, cuando menos, por cruz. Amén, Jesús]

 

Scott Ritter, ex oficial de inteligencia de los Marines con un distinguido historial como inspector de armamento, dio esta charla en Mut zur Ethik, un foro que se celebra dos veces al año en los alrededores de Zúrich, y que The Floustit reprodujo.


Ucrania, antes y después


Scott Ritter

El Viejo Topo

24 septiembre, 2023 

 



Es un honor y un privilegio estar aquí para tener la oportunidad de hablar con ustedes. Ojalá pudiéramos hablar de temas mejores. Ojalá estuviéramos en una época en la que pudiéramos hablar de avanzar con la confianza de que el mundo avanzará con nosotros, pero vivimos tiempos difíciles.

Hoy me han pedido que hable de «geopolítica mundial en el contexto del conflicto ucraniano». Creo que cuando los historiadores echen la vista atrás sobre los acontecimientos que están teniendo lugar hoy hablarán de «BU» y «AU» del mismo modo que nosotros hablamos de «BC» y «AD». «BU» es “before Ukraine,” («antes de Ucrania»), «AU» es “after Ukraine” («después de Ucrania»). La guerra de Ucrania, señoras y señores, lo ha cambiado todo.

El mundo que existe hoy es un mundo fundamentalmente diferente del que existía antes de que comenzara el conflicto de Ucrania. Y cuando digo «el conflicto de Ucrania», seamos claros: en realidad, el conflicto de Ucrania dura desde hace décadas. Pero el conflicto del que hablo es el que se ha desarrollado desde la decisión de Vladimir Putin de enviar tropas rusas a Ucrania el 24 de febrero de 2022.

Tengo el honor y el privilegio de asesorar dos veces al año a algunas de las personas más poderosas e influyentes del mundo, y esas, por supuesto, son personas que operan en la industria del petróleo y el gas. Ganan mucho dinero y el dinero equivale a poder.

A mí me han traído para hablar de geopolítica, y durante varios años he estado insistiendo en dos cosas, intentando convencer a estos líderes de la industria mundial de que el mundo está evolucionando, que hay que evolucionar con él o nos quedaremos atrás. Les hablé de que el mundo está pasando de una singularidad estadounidense a una multipolaridad, en la que el mundo ya no ve a Estados Unidos como la hegemonía mundial y en la que, en cambio, Estados Unidos tendrá que aprender a participar en una comunidad mundial de iguales. Han dicho: «No. Porque eso exigiría que Estados Unidos se apartara del orden internacional basado en reglas». Que, por supuesto, son reglas que Estados Unidos redactó tras la Segunda Guerra Mundial para seguir empoderándose.

El orden internacional basado en reglas es una fuerte desviación de los principios, por ejemplo, de la Carta de las Naciones Unidas, que habla de multipolaridad, igualdad global y todo ese tipo de tonterías.

Cuando digo «tonterías», me refiero desde una perspectiva estadounidense, porque nosotros no creemos en nada de eso, creemos en el poder exclusivo de Estados Unidos.

Muchos de estos líderes de la industria son estadounidenses. Dirigen corporaciones multinacionales, pero las corporaciones multinacionales no enriquecen a las multinacionales. Enriquecen a Estados Unidos. Por lo tanto, necesitan que el orden internacional basado en normas siga existiendo, para mantener el sistema de enriquecimiento que han puesto en marcha en el transcurso de los últimos 40, 50, 60, 70, 80 años.

La otra cosa que les planteé se dirige a aquellos que creen que Estados Unidos puede imponer su voluntad en el mundo pase lo que pase. Aunque nos encontremos con un contratiempo económico, podremos resolverlo a nuestro favor proyectando nuestro poder militar, que no tiene parangón: no hay nadie en el mundo que pueda igualar a los estadounidenses en términos de poder militar. Les dije: «Esos días también han pasado».

No querían oírlo. Pero saqué a relucir la realidad de que veinte años de guerra interminable en la llamada guerra global contra el terrorismo habían transformado fundamentalmente la letalidad del ejército estadounidense. Ya no estábamos entrenados, armados, equipados ni preparados para librar una guerra terrestre en Europa o un conflicto a gran escala en el Pacífico. Por el contrario, habíamos destrozado nuestro ejército en Irak, Afganistán y Siria, y ya no disponíamos de las capacidades necesarias.

Tampoco querían oír eso. Dijeron: «No. Estados Unidos tiene portaaviones, Estados Unidos tiene brigadas blindadas, Estados Unidos es Estados Unidos y el mundo nunca podrá derrotar a Estados Unidos».

Pero eso era «antes de Ucrania». Después de Ucrania, se ha impuesto una nueva realidad. Antes de Ucrania, Estados Unidos fue capaz de convencer a Europa de que Rusia podía ser sancionada hasta la sumisión. Sé que hoy nos reímos de ello, cuando reflexionamos sobre lo ridículo del exceso de confianza de quienes pensaban así. Pero los que tienen memoria para remontarse simplemente dos años atrás recuerdan, en los prolegómenos del conflicto, cómo Estados Unidos decía una y otra y otra vez: «Pondremos a Rusia de rodillas». Que, «Junto con Occidente, sancionaremos a Rusia, quebraremos la voluntad de Rusia. Rusia se doblegará. Incluso si Rusia entrara en Ucrania militarmente no podrían sostener este ataque porque su economía fracasaría».

Señoras y señores, la economía rusa es hoy más fuerte que nunca, en gran parte debido a las sanciones económicas: «antes de Ucrania», «después de Ucrania». Pero es algo más que la simple potenciación de la economía rusa. Es cómo piensa el mundo sobre Estados Unidos: La singularidad americana ha terminado.

La semana pasada se celebró en Sudáfrica una reunión de la organización BRICS, cinco «naciones en desarrollo». ¿Es China un país en desarrollo? ¿Es India una nación en desarrollo? Son naciones desarrolladas. Ahora bien, no han sido capaces de reunirse antes de Ucrania. Había disputas internas: India y China no se llevaban bien, la economía rusa no estaba tan bien. ¿Quién sabía de Brasil? ¿Estaba preparado el continente africano para el desarrollo? Son preguntas que se lanzaban por ahí. Ya no se habla de ello.

Antes de la semana pasada, el BRICS era una idea prometedora. Hoy, el BRICS es una realidad que ha cambiado el mundo. Fíjense que no he dicho «cambiar» el mundo. He dicho «cambiado el mundo».

Déjenme decirles lo que ocurrió cuando los BRICS se unieron y se expandieron. Estados Unidos pasó de ser el número uno a ser el número dos. El día de la singularidad americana ha terminado. Ha pasado, está hecho, está terminado, se ha ido. Quizás aún no nos hemos dado cuenta. Los estadounidenses pueden creer que todavía somos el número uno, pero no lo somos. Hemos sido pasados por encima por los BRICS. Bueno, dirás: «Espera un minuto Scott, eso son muchas naciones». ¿Qué creen que significa multipolaridad, damas y caballeros? Significa muchas naciones trabajando juntas. Y la multipolaridad ya no es una teoría: es una realidad.

La realidad del BRICS es tal que Estados Unidos es el número dos. Siempre será el número dos porque no tendrá la fuerza económica para superar a la organización multipolar conocida como BRICS, que se está expandiendo mientras hablamos. Y una cosa interesante sobre el BRICS es que intentamos mantener a Rusia fuera de la agenda. Intentamos mantener a Vladimir Putin alejado de la reunión. Rusia asistió por delegación en su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov. Asistió por vídeo. Dominó los procedimientos, señoras y señores. Rusia presidirá el BRICS a partir de enero de 2024. Cuando el BRICS se amplíe de sus cinco miembros actuales, añadiendo seis, Vladimir Putin será el jefe del BRICS. Y cuando el BRICS se reúna de nuevo el próximo verano y hablen de incorporar a diez naciones, Vladimir Putin será el jefe del BRICS.

Nos ha salido el tiro por la culata. Todo lo que hacemos ha sido contraproducente. Y no sólo económicamente. Militarmente: antes de Ucrania, antes de Ucrania, AU ­–estoy tratando de inyectar este concepto en la mente de la gente– antes de Ucrania, la gente temía a los militares estadounidenses. Y con razón. Vamos mucho a la guerra. Hay una letalidad asociada a lo que hacemos. En Europa, la OTAN creía que era una alianza militar poderosa. Antes de Ucrania, la OTAN creía que cuando mostraba su fuerza, la gente la escuchaba. Después de Ucrania, la OTAN ha quedado expuesta como un tigre de papel. Un tigre de papel.

No hay fuerza militar en la OTAN. La OTAN no tiene capacidad para proyectar un poder militar significativo más allá de las fronteras de Europa. La OTAN no puede librar una guerra como la que se libra hoy en Ucrania. Si no me creen a mí, crean al general Christopher Cavoli, general estadounidense de cuatro estrellas, comandante de las fuerzas estadounidenses, comandante supremo aliado. Dijo en un foro de defensa sueco el pasado enero (2023), que la OTAN no podía imaginar el alcance y la escala de la violencia que tiene lugar hoy en Ucrania.

¿Qué hacen los militares? Nos preparamos para el futuro. Nos preparamos para el futuro basándonos en lo que imaginamos. Imaginamos algo, creamos capacidades para hacer frente a eso que imaginamos. Si no hemos imaginado el alcance y la escala de la violencia que tiene lugar hoy en Ucrania, significa que no estamos preparados para ello. No nos hemos entrenado para ello, no nos hemos equipado para ello, no nos hemos organizado para ello. No podemos combatirla. Y esto es un hecho.

Ahora mismo se está produciendo una contraofensiva en Ucrania. El ejército ucraniano tiene tres brigadas tratando de tomar la ciudad, el pueblo, de Robotyne. Tres brigadas. Son 15.000 hombres. Imagina a la OTAN poniendo tres brigadas en el frente ahora mismo. No pueden. La OTAN no puede poner tres brigadas en ese frente. Pero imagina que lo hicieran: han asaltado el pueblo, han sido rechazados por los rusos. Así que tres brigadas están siendo retiradas, tres más están siendo traídas, en un complejo paso de líneas. La OTAN no ha hecho nunca un paso de líneas de seis brigadas. Y Ucrania lo está haciendo bajo fuego. Están fallando, pero lo están haciendo. [Nota del editor: A partir del 8 de septiembre, Moscú reconoció haber retirado fuerzas de Robotyne, en https://www.reuters.com/world/europe/russia-tactically-withdrew-ukraines-robotyne-officialsays-2023-09-06/].

Esa guerra que está teniendo lugar ahora mismo en Zaporiya, en Jerson, en Lugansk, en Donetsk: es una guerra en que la OTAN no puede combatir. Y ahora el mundo lo sabe. La OTAN es un tigre de papel. El mundo sabe que es un tigre de papel. Saben que Estados Unidos no puede cumplir su deseo declarado de reforzar Europa de esta manera. Ucrania ha perdido 400.000 hombres en combate, entre 40.000 y 50.000 en las últimas semanas. Estados Unidos tardó diez años en perder 58.000 en Vietnam y eso nos rompió la espalda. ¿Se imaginan una situación en la que se pidiera al ejército de Estados Unidos que sacrificara 40.000 hombres en dos semanas? ¿Se imaginan una situación en la que se pidiera a cualquier ejército europeo que sacrificara 40.000 hombres en dos semanas? El hecho es que hoy no podemos ganar una guerra en Europa. Ya no somos el número uno. Ya no somos el número dos. Podríamos ser el número tres. Esto es la realidad.

No es sólo en Europa donde no podemos prevalecer. Es en el Pacífico. No me crean a mí, crean al Teniente General Samuel Clinton Hinote. Fue subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Acaba de retirarse. Pero su trabajo era la estrategia. Y lo que hizo durante los últimos cuatro años fueron juegos de guerra de cada escenario potencial de conflicto entre Estados Unidos y China en el Pacífico. Y recientemente, antes de su retiro, fue al Pentágono y fue a la Casa Blanca, y dijo lo siguiente: cesen y desistan de sus políticas que nos empujan a una potencial confrontación militar con China. Porque si se convierte en una lucha entre Estados Unidos y China, no hay un escenario en el que ganemos. Siempre perdemos. Y no hay nada que podamos hacer en el futuro inmediato para cambiar ese resultado. Tenemos que cambiar nuestra forma de relacionarnos con China.

Por eso Tony Blinken fue a China en julio. ¿Recuerdan ese viaje? Tuvo que pasar por treinta funcionarios chinos antes de llegar a Xi Jinping para recibir una lección de humildad de treinta minutos. La razón por la que tuvo que ir allí es porque Estados Unidos tenía que hacer una pausa en su política hacia China: detener el camino hacia la confrontación. Acabábamos de sufrir una situación en el Estrecho de Taiwán en la que un barco estadounidense casi fue embestido por un barco chino. Y el Pentágono dijo: «Si nos embisten, ¿qué hacemos? ¿Hundirlos?» Y ahora comienzan los escenarios: si los hundimos ellos toman represalias, nosotros tomamos represalias, ¿cómo termina? Bueno, el general Samuel Clinton Hinote dijo que sólo puede terminar de una manera: América pierde.

Esta es la realidad hoy en día. Perdemos porque no tenemos capacidad. Pero antes de Ucrania nadie lo entendía. Nadie lo creía. Todo el mundo creía que Estados Unidos era la potencia militar suprema del mundo. Hoy nos hemos quitado la venda de los ojos. Económicamente, somos el número dos. Tal vez podamos mantener esa posición, tal vez no. Militarmente, somos el número tres. Y quién sabe adónde iremos con eso. Porque nuestro ejército es un sistema roto. Gastamos cientos de miles de millones de dólares en un sistema que no produce nada beneficioso para la defensa de Estados Unidos. Por no hablar de la defensa de sus aliados. ¿Cómo se pueden gastar 900.000 millones de dólares al año y decir que no podemos luchar y prevalecer en una guerra terrestre en Europa contra el ejército ruso que gasta 68.000 millones de dólares al año? Es porque nuestro sistema está roto. Pero esa es otra cuestión.

Ucrania lo ha cambiado todo. Antes de Ucrania, Estados Unidos era el número uno, al menos desde el punto de vista de la percepción. Después de Ucrania, Estados Unidos es el número dos económicamente, el número tres militarmente, y esta es una realidad que el mundo está aceptando. No es Scott Ritter quien dice esto en una comunidad cerrada de ejecutivos del petróleo y el gas. Es Scott Ritter diciéndolo mientras el resto del mundo lo reconoce. Rusia lo sabe. Rusia ya no teme al ejército estadounidense. No es que quieran ir a la guerra contra el ejército americano, pero Rusia conoce sus capacidades. Se ha puesto a prueba. China también lo sabe.

¿Cuándo lo sabrá Europa? ¿Cuándo se dará cuenta Europa de que la OTAN es un falso profeta?

¿Cuándo se dará cuenta Europa de que el dinero que invierte en la OTAN es dinero malgastado? ¿Cuándo se dará cuenta Europa de que en lugar de perseguir la guerra debería perseguir la paz? Es hora de que Europa despierte. Porque si no lo hace, si sigue creyendo en el mito de la hegemonía estadounidense, el mito de la supremacía estadounidense, porque es un mito, ya no es real, existe en las mentes de los políticos estadounidenses, pero no existe en la forma en que funciona el mundo hoy en día. Europa tiene que decidir:

¿Quieres convertirte en un prisionero en una jaula de tu propia construcción? Porque eso es lo que está ocurriendo. El mundo está dejando de lado a Estados Unidos. El mundo sigue adelante con su vida colectiva. Y la singularidad americana mira el retrovisor yendo hacia atrás. Muchas gracias.

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