martes, 25 de marzo de 2014

22 M: FOTOS DE LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD

22 M

22 M: ¿CONSTITUYE DELITO QUE DETERMIANDOS PERIODISTAS SE DEDIQUEN A PROPAGAR MENTIRAS PARA CRIMINALIZAR A LOS CIENTOS DE MILES DE PERSONAS QUE SE MANIFIESTAN CONTRA LAS POLITCAS DEL GOBIERNO?

La Policía se inventa pruebas para criminalizar a los detenidos del 22-M

El cuerpo y los sindicatos policiales difundieron una imagen de un punzón pegado a una muleta y de una riñonera con bolas de acero asegurando que se trataban de armas utilizada por los manifestantes el 22-M, pero esos objetos fueron incautados con anterioridad a las movilizaciones

PÚBLICO Madrid 
 25/03/2014

Imagen difundida por la Policía y los sindicatos del cuerpo.

Imagen difundida por la Policía y los sindicatos del cuerpo.

Los sindicatos policiales han difundido imagenes de varios objetos asegurando que se trataban de armas utilizadas por los manifestantes para atacar a los antidisturbios durante los enfrentamientos que tuvieron lugar el sábado tras la manifestación de las Marchas de la Dignidad. Sin embargo, tanto la imagen de un punzón oculto en el interior de una muleta como la de una riñonera con bolas de acero habían sido difundidas en fechas anteriores a la movilización.
La imagen de un punzón oculto en el interior de una muleta fue difundida un día antes de las movilizaciones por fuentes judiciales acompañando a una noticia que indicaba que el objeto había sido requisado a un hombre que trataba de entrar en los juzgados de Plaza de Castilla. Y la de la riñoera con bolas de acero fue difundida por la Unión Federal de Policía como uno de los objetos requisados a los manifestantes en la manifestación del 25 de abril de 2013. 

  

Varios medios de comunicación, así como las webs de distintos sindicatos de Policía, llevan dos días difundiendo la imagen de la muleta con el punzón. Y esta misma mañana un miembro de un sindicato policial ha asegurado a este diario que este objetivo había sido utilizado para apuñalar a dos agentes de Policía durante los disturbios. 

Ahora, el engaño ha quedado al descubierto, pues un teletipo de Europa Press fechado el 21 de marzo difundía esa misma imagen. El artilugio en cuestión fue incautado el 20 de marzo a un hombre de 40 años que entraba los juzgados de Plaza de Castilla al ser detectado por el escáner. El punzón de 17 centímetros estaba oculto en la muleta que portaba. Tras ello, se informó a la Policía municipal de los juzgados para que iniciara las pesquisas oportunas.

El propio José Manuel Sánchez Fornet, exsecretario general del SUP y presidente de FESYPOL (Fundacion Estudios Seguridad y Policia), ha asegurado por Twitter que "el tirachinas y la muleta no fueron incautados a nadie el 22M ni aparecen en los efectos presentados en rueda de prensa". Y, por tanto, "habría que decir, como esos que dicen que todos los disturbios los provocan policías infiltrados, que esas fotos las distribuyen amigos de detenidos".


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22 M (MAÑANA TAMBIEN ES 22 M)




LAS NECESARIAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD

Vicenç Navarro
 Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Público.es
25 mar 2014



 

Durante este fin de semana, más de dos millones de ciudadanos procedentes de todos los pueblos que constituyen España confluyeron en Madrid (donde está la sede central del Estado español) para protestar contra un Estado que no les representa y que está imponiendo unas políticas públicas a la población que están dañando enormemente el bienestar y calidad de vida de las clases populares, sin que exista ningún mandato popular para que se realicen (puesto que no estaban en el programa electoral de los partidos gobernantes), y, por lo tanto, carentes de legitimidad democrática. Tales políticas de austeridad y reducción, cuando no eliminación, de derechos sociales, laborales y políticos, han respondido a las instrucciones de la Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional), dominada por intereses financieros que configuran unas políticas que benefician predominantemente a la banca junto a otros establishments financieros, así como a grupos económicos, mediáticos y políticos que, en la práctica, gobiernan el país. El Manifiesto de estas marchas representa un documento de denuncia a este Estado, denuncia procedente predominantemente de las clases trabajadoras de las distintas partes del país que constituyen el eje de la España real, pluricéntrica, laica, democrática, con una diversidad social y nacional que la enriquece, unidas ahora frente a un Estado que domina y asfixia a los distintos pueblos de España.
Predeciblemente, el gobierno del Partido Popular, el más reaccionario de los existentes en la Europa Occidental y uno de los más corruptos, con una sensibilidad política que, según el panorama político europeo, corresponde a la ultraderecha, está desmontando el ya escasamente financiado Estado del Bienestar español, redistribuyendo la riqueza a favor de los poderosos a costa de las clases populares, y reduciendo incluso más la calidad del sistema democrático español, ya en sí muy insuficiente debido a la Transición inmodélica de la dictadura a la democracia que se hizo bajo el enorme dominio de las fuerzas conservadoras, herederas de las que controlaban el Estado dictatorial. El partido gobernante, continuador de estas fuerzas, carece de sensibilidad democrática y está recentralizando y empobreciendo (de un modo nunca visto antes durante el periodo llamado democrático) su Estado del Bienestar, todo ello al servicio de unos intereses financieros y económicos minoritarios y particulares, y a costa de los intereses generales de la población.
La denuncia del Estado resultado de la Transición, punto central de las marchas
Las Marchas de la dignidad denunciaron estos hechos, exigiendo una democracia real, con el desarrollo de instituciones representativas junto a formas de participación directa de la ciudadanía, incluyendo el derecho a decidir de los pueblos. Esta es la España popular y republicana, heredera de todas las luchas que hicieron posibles los avances políticos y sociales del país y que se expresaban a lo largo del territorio español a través de movimientos sociales que gozaron y gozan de gran apoyo popular. La enorme simpatía y apoyo que las marchas tuvieron a lo largo de estos días (ignorados por los medios), reflejan claramente el sentido popular.
El otro partido al que el sesgado sistema electoral convierte, junto con el PP, en partido mayoritario, es decir, el PSOE, respondió a las marchas de manera distinta según cuál fuera la posición jerárquica de cada miembro en el aparato de aquel partido. Sus bases populares apoyaron en su mayoría las marchas, las denuncias que realizaron y las demandas que exigieron. La dirección y las élites gobernantes del partido intentaron, de forma oportunista, apoyar la marcha, olvidando, sin embargo, que las marchas los incluían en su denuncia, pues muchas de las políticas que denunciaban se habían iniciado durante su mandato, incluyendo el cambio de la Constitución que exigía como primera prioridad el pago de la deuda, una deuda escandalosamente alta como consecuencia del comportamiento especulativo de la banca, favorecida, por cierto, por las políticas del Banco de España, como toda la evidencia científica existente muestra. Es extraordinario que la dirección del PSOE no haya hecho ninguna autocrítica del gobierno socialista presidido por Zapatero, uno de los presidentes más impopulares (en el momento de su retirada) que haya tenido España, siendo uno de sus vicepresidentes el que ahora es el actual secretario general del partido, una situación que no variará con un nuevo cambio de personajes, pues la mayoría de posibles sucesores fueron parte –a distintos niveles– de aquel aparato, compartiendo sus políticas.
Como era de esperar, la hostilidad por parte del gobierno PP y las declaraciones de adhesión (oportunistas) del equipo dirigente del PSOE han sido las notas más visibles en los medios de información y persuasión del establishment español que, además de ignorar el contenido del manifiesto (el documento más importante que se ha escrito en estos últimos años y que marca una pauta de cambio en las fuerzas progresistas del país), se han centrado en los actos violentos ocurridos, los cuales han sido sumamente minoritarios y han favorecido que se desviara la atención mediática hacia la periferia, dejando de lado lo esencial de las marchas.
El significado histórico de las marchas
Estas marchas, unas de las más grandes que hayan tenido lugar en Madrid, tal como han indicado muchos medios extranjeros, son un movimiento histórico que establece un antes y un después. Eran la España real, la España de los distintos pueblos, hermanados en su denuncia de un Estado que no es su Estado, que es un Estado impuesto a la población, que ha perdido legitimidad, y que ha vendido su soberanía a los intereses financieros y económicos que continúan optimizando sus intereses a costa de los de las clases trabajadoras, que están sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de su codicia. Estos más de dos millones, y muchos otros que les vitorearon durante las marchas, están de acuerdo con el eslogan del 15M “no nos representan”. Ellos son los herederos de la España republicana que luchó por la democracia y la justicia social durante la II República, que los golpistas fascistas interrumpieron con un golpe de Estado que triunfó gracias a la ayuda del nazismo alemán y del fascismo italiano, sin cuyo apoyo jamás habrían vencido. Son también los herederos de los que lucharon en la resistencia antifascista contra la dictadura, una de las más crueles que existió en Europa en el siglo XX (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió diez mil), y son también los herederos de los que con su continua presión han ido mejorando la tan insuficiente democracia española. No es por casualidad que el mismo gobierno, el mismo Estado y el mismo establishment político y mediático del país que están imponiendo las políticas que generaron las protestas, y que niegan a los pueblos el derecho a decidir, sean prácticamente los mismos que diseñaron en su día un sistema electoral que es escasamente proporcional y que permite que un partido que solo consiguió el apoyo del 30% del voto del censo electoral tenga mayoría absoluta en las Cortes españolas. Representan las mismas fuerzas que han sido responsables del enorme retraso social de España, y son los mismos que ahora quieren reprimir físicamente y psicológicamente a las voces críticas que, con dignidad, les muestran lo que son: los herederos de aquellos que dominaron la dictadura y la Transición.
El agotamiento final de la inmodélica Transición
Estas marchas y su composición muestran claramente el agotamiento y fin de la inmodélica Transición, simbolizada por la muerte de uno de sus protagonistas, Adolfo Suárez, en las mismas fechas en las que han ocurrido las marchas, y que, veremos, será utilizada por el establishment españolista para poder promover una idealización de la Transición para neutralizar la popularidad que hoy tienen los críticos de dicha Transición, incluyendo las marchas del 22M.
De ahí la enorme importancia de unas de las mayores marchas que se han visto en la capital del Reino (que contó, por cierto, con una gran simpatía y el apoyo de las clases populares de la ciudad de Madrid), que mostraron las enormes causas comunes existentes entre los distintos pueblos de España frente a un adversario común. El respeto y la estima por la diversidad no dificultaron, todo lo contrario, facilitaron el espíritu de camaradería y hermandad de las marchas. En la de Catalunya, una de las mayores marchas, se pudieron ver los componentes más arraigados en las clases populares, que compaginan sus luchas sociales con la defensa de la identidad catalana (tales como los Yayoflautas, el Procés Constituent, la PAH, y otros), y que no tienen porqué dividir y separar, sino, todo lo contrario, aunar al pueblo catalán con los otros pueblos de España, con los cuales hay tantos lazos de hermandad, no solo por los lazos familiares, sino también por una lucha común frente a este Estado que, para máxima ofensa, definió y todavía los define como la anti España. Es obsceno que las derechas, que están haciendo tanto daño a los distintos pueblos de España, se presenten como las que representan a España. Ellas, que han vendido la soberanía a la Troika, como antes la vendieron a Hitler y a Mussolini, se presentan como las defensoras de España.
Pero el reto ya no son ellas. Su comportamiento es coherente con toda su historia. El reto es continuar esta unidad, dentro de la diversidad, para conseguir un nuevo sistema democrático en el que los intereses particulares queden supeditados a los generales, con una alianza de todos los movimientos sociales y partidos políticos para establecer una democracia real en la que el derecho a decidir, sea al nivel que sea, se convierta en la práctica común del sistema. Y las marchas del 22M, continuadoras del 15M, son los inicios de este cambio.

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22 M: QUIEN SEPA LEER QUE VAYA LEYENDO






LA DIGNIDAD Y LA DESVERGUENZA
 
Publico.es
25 mar 2014

“La ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos humanos son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos”. Con esta consigna arrancaba hace más de dos siglos, en las calles de París, una de las Marchas por la Dignidad que mayor huella dejaría en la historia de la humanidad. La semana pasada, esas palabras volvieron a resonar, en diferentes lenguas, entre las miles de mujeres, hombres y niños que, desde diferentes rincones del Estado, ocuparon las calles de Madrid para alzarse contra el despojo de sus derechos más elementales. Dignidad, dignidá, dignitat, dignidade, duitasuna.

Esta exigencia de dignidad, de respeto, es la respuesta a una política que pretende convertir el miedo en una categoría central de la vida cotidiana. El miedo al endeudamiento, al desahucio, al exilio forzoso, a la pérdida de unos ahorros o de un empleo cada vez más miserables. Esta política del miedo, de la ignorancia y del desprecio por los derechos, tiene dos caras. Una, la de los antisociales decretos leyes de los viernes, la de las contrarreformas laborales, la de la conversión de la vivienda en un lujo para pocos, la del asalto privatizador a la sanidad y a la educación, la de los 200.000 millones de euros para la banca. La otra, la represiva. La que arma a la policía hasta los dientes y la lanza como un mastín desbocado, babeante, contra una ciudadanía indefensa. La que siempre tiene a mano una reforma amenazadora del Código Penal, de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, de las infames leyes de Seguridad Ciudadana y de Seguridad Privada, de la Ley del Aborto.

Quienes impulsan esta política del miedo son gente creyente, como el Ministro Fernández Díaz, que encomienda a Santa Teresa la resolución de la crisis mientras recibe a los desesperados en Ceuta y Melilla con vallas cortantes y disparos. También son gente piadosa, como el Ministro Ruiz Gallardón, artífice de una justicia para ricos y del enésimo intento de controlar el cuerpo de las mujeres, comenzando por las más pobres, por las que nunca podrán burlar la ley en clínicas privadas de pago.

Esta gente creyente, esta gente piadosa, autorizó a la policía a irrumpir en Madrid con balas de goma y gases lacrimógenos mientras las integrantes del Coro de la Solfónica, dirigida por Sonia Megías, gritaban “estas son nuestra armas”, enseñando sus instrumentos y las partituras. Esta gente creyente, esta gente piadosa, toleró infiltraciones, cargas desmesuradas y permitió que decenas de detenidos tuvieran que permanecer siete horas contra una pared y con los brazos en alto en los calabozos de Moratalaz, sin poder ir al servicio, sin beber ni comer hasta el día domingo. Y esta misma gente ordenó a la policía que disolviera la concentración legítima de apoyo y de solidaridad con quienes, en la más absoluta impotencia, habían visto avasallados sus derechos.

Da igual que el Comisario Europeo de Derechos Humanos, Nils Muiznieks, haya pedido, hace solo unos meses, el fin de la impunidad con la que las autoridades españolas suelen tratar los abusos policiales en manifestaciones y comisarías. Da igual que desde el Consejo General de Poder Judicial se hayan confirmado muchos de los vicios de inconstitucionalidad que las asociaciones de derechos humanos señalaron en la llamada Ley Mordaza. Da igual también que hasta los sindicatos policiales cuestionen la política irresponsable de unos altos mandos empeñados en presentar todo acto de protesta como una conspiración terrorista o filonazi.

Esta imperturbabilidad, esta incapacidad para rectificar, es consustancial al Régimen del miedo, del desprecio por los derechos, tan necesario cuando lo que se pretende es blindar privilegios que solo pueden prosperar en las alcantarillas del poder, sin luz pública alguna. De ahí el sutil pero efectivo golpe mediático que se ha producido en los últimos meses. El que permite a los grandes periódicos y televisiones silenciar y ridiculizar la protesta social. La de ahora y la de siempre. La hipócrita e interesada recuperación de la figura Adolfo Suárez como emblema de un “Consenso sin conflicto” tiene ese propósito. Borrar la memoria de la presión en la calle que forzó al Régimen franquista a abrirse más de lo que hubiera querido, y evitar, claro, que esta presión pueda llegar a imponer hoy la ruptura democrática que entonces no se consiguió.

En un momento de desasosiego social muy profundo, la Marcha por la Dignidad ha espoleado la esperanza de miles de personas que asistían impotentes, atemorizadas, a la expropiación de sus derechos y de la capacidad de decidir sobre sus vidas. Ese grito de esperanza tendrá continuidad en decenas de manifestaciones y actos, como los que tendrán lugar esta semana en Barcelona para denunciar las políticas represivas y apoyar a quienes, hace más de dos años, rodearon el Parlament de Catalunya para impugnar los presupuestos más anti-sociales aprobados desde tiempos del franquismo. Cada uno de estos actos, cada una de estas manifestaciones, será una confirmación, modesta pero irrevocable ya, del viejo aforismo de Lichtenberg: cuando los que mandan pierden la vergüenza, los de abajo pierden el respeto. No se trata más que de eso: de exigir dignidad, de plantar cara, a una gente que lo ha hecho todo por convertirse en la encarnación más acabada de la desvergüenza.

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22 M, PRINCIO DEL FIN EFECTIVO DE LOS EMBUSTEROS Y DE LOS POLITICOS CORRUPTOS



¿Y ahora, qué?

Análisis de Julio Anguita tras la Marcha por la dignidad: "El 22 M puede ser el eje que marque un antes y un después en el devenir de la mayoría social"

Julio Anguita 
Andaluces.es (Periódico Digital de Ideas y Noticias)
Martes 25/03/2014



 (Más de diez mil andaluces llenan Madrid en la Marcha de la Dignidad. // PABLO VILA)

Desde la puerta del Ministerio de Agricultura he visto, emocionado y expectante, la entrada en Madrid de miríadas de personas, de ciudadanos y ciudadanas que en columnas de marcha han dado en la capital de España el ejemplo que la mayoría de damnificados por este régimen de corrupción, injustica y violación de Derechos Humanos necesita: la unidad en la lucha.

Ante mis ojos han pasado banderas, símbolos clásicos y habituales en estas concentraciones pero también, y en número incontable, personas de edad avanzada portando carteles alusivos a la injusticia de las pensiones, el fraude de las preferentes, los desahucios, los despidos improcedentes, la permanente estafa de las eléctricas, el cáncer de la banca o la pérdida de futuro para sus familiares más jóvenes. Oyendo a unos y a otros he sabido de manifestantes que desde los rincones más alejados de España han llegado para participar, por primera vez en su vida, en esta grandiosa concentración que ha desbordado todas las previsiones.

Cientos y cientos de miles de personas han sido testigos de su propia fuerza; han constatado que existen y además que existen en la acción que los une, los acerca y los multiplica en su decisión de acabar con la indecencia moral que gobierna. Pero también contra el poder económico que está detrás de este andamiaje vacío, seco e inútil. Los que ayer nos manifestamos en Madrid nos constituimos en voluntad de construir el contrapoder que acabe con el robo, el cinismo, la indigencia moral y la permanente conculcación de la Ley y el llamado Estado de Derecho. Los que ayer nos manifestamos en Madrid lo hicimos en nombre de unos DDHH que ellos son incapaces de llevar a la realidad cotidiana de ciudadanos y ciudadanas. Los que ayer nos manifestamos en Madrid dejamos constancia de que aspiramos a una soberanía popular y nacional en todos los terrenos: económico y monetario, social, político y cívico.

El 22 M puede ser el eje que marque un antes y un después en el devenir de la mayoría social

Pero para ello se hace necesario trabajar con la energía, la fuerza y los deseos de los y las manifestantes.
Lo primero que, a mi juicio, debe quedar claro para lo sucesivo es que la materia prima, el sujeto del cambio social existe y se manifestó como tal. Y ello se debió fundamentalmente a varias razones:
1- La toma de conciencia de una mayoría social que soporta unas condiciones de vida impensables en el siglo XXI.

2- El insulto que supone para esa mayoría social el espectáculo de robos, de alta delincuencia organizada y enraizada en las instituciones, el posicionamiento de miembros de los tres poderes del Estado a favor de depredadores de fondos públicos y en general la evidencia de que se gobierna en favor de una minoría cada vez más favorecida en sus actividades de rapiña.

3- La inteligencia de fuerzas sociales, movimientos, plataformas de todo tipo en haber asumido que la unidad de la mayoría social, base sobre la que construir el futuro, es el objetivo al que deben supeditarse cuestiones adjetivas y secundarias de grupo, organización, o colectivo. Construir el poder de la mayoría social nos agrupa a todos en una acción de programas, metas, proyectos y actividades.

Tras el 22 M surge el interrogante ¿Y ahora, qué? A responder a esa pregunta y lo que ello conlleva dedico mis opiniones desarrolladas puntualmente:

1- El 22 M evidenció, tal y como ya he comentado anteriormente, que el sujeto social del cambio  existe y se evidenció inequívocamente.

2- La siguiente marcha sobe Madrid solamente puede realizarse cuando estemos en condiciones de asegurar una asistencia que duplique a la del 22 M.

3- Ese objetivo no puede conseguirse dedicando los esfuerzos directamente a ello. La futura marcha sobre Madrid debe ser la consecuencia natural de una necesidad y de una capacidad que se deriven de un trabajo múltiple de movilizaciones, sectoriales y territoriales llenas de contenido concreto y ligadas totalmente a las necesidades y problemas más inmediatos de la ciudadanía. Los esfuerzos didácticos y la primacía de lo concreto son reglas de oro.

4-En el día a día que vaya generando mayor cohesión de la mayoría no pueden faltar las explicaciones, los actos informativos, la aportación de personas y grupos que por su capacidad y preparación están en condiciones de elevar el nivel de conocimiento y de conciencia de la mayoría a construir y ampliar incesantemente. No olvidemos que la mayoría es plural pero que en las actuales circunstancias de excepcionalidad tiene unas metas comunes  entre sus integrantes muy amplias.

5-El centrarse en lo inmediato, lo local o lo territorial debe ser perfectamente compatible con el sentido global y estatal de la construcción de la mayoría. Propuestas como la del impago de la deuda, la eurozona, etc. deben coexistir con otras de carácter general que afecten al territorio el Estado Español. Sugiero un breve repaso a los 16 puntos que el Frente Cívico explicitó en su momento y que considero de plena vigencia.

6- El sentido global del movimiento y su cohesión creciente también se potencian con movilizaciones de carácter estatal. Hay toda una gama de actividades de entre la cuales quisiera sugerir algunas:
a)    Boicots a productos, actividades, conmemoraciones, etc., de manera  totalmente pacífica.
b)    Acciones de resistencia pasiva
c)    Campañas informativas con la mayor profusión de métodos y actividades en torno a una propuesta común para todo el Estado.
d)    Uso de los medios de comunicación propios y ajenos.
e)    Campañas en torno a los DDHH y su obligatoriedad para los poderes públicos. Debe quedar claro para la opinión pública que buscamos el cumplimiento de la legalidad frente a quien gobernando no la cumple.
f)     Etc. etc. etc.

La actividad en torno a opiniones estimulantes y necesarias para la inmensa mayoría irán creando las condiciones no sólo para la segunda marcha sobre Madrid sino para, a partir de ahí, empecemos a pensar en la desobediencia civil tal y como se contempla en el tercer considerando de la Declaración de DDHH.
Y quisiera terminar con una consideración acerca de los medios de comunicación y de la violencia.

Tras lo sucedido el 22 M y las informaciones que sobre él han dado los medios de comunicación han sido evidentes tres cosas:

1- Para vergüenza de esos medios (excepción de una minoría) la prensa extranjera ha sido mucha más imparcial y ha informado a sus lectores.

2- Queda claro que debemos usar y difundir las informaciones y comentarios de los medios alternativos de la red.

3-Ya es un hecho que en estos acontecimientos hay tres tipos de violencia: la de los violentos infiltrados, la de los violentos infiltrados por la oficialidad y la de la policía al extralimitarse en sus funciones.

4- Acusarnos de violentos es, además de una falsedad, una tontería. Si hubiésemos sido violentos, los 1700 policías desplegados habrían sido neutralizados en un santiamén. No digan estupideces.

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