sábado, 17 de junio de 2017

AMANCIO ORTEGA


El filántropo Amancio Ortega

Rebelion
Público.es
17.06.2017


Con distintos argumentos, varias asociaciones para la defensa de la Sanidad pública han alzado la voz contra la donación de 320 millones de euros que ha hecho la Fundación de Amancio Ortega para la compra de equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer en hospitales del Sistema Nacional de Salud. Hay quienes han visto en el gesto un lavado de imagen del empresario y le han pedido que tribute más y done menos, quienes rechazan limosnas de millonarios de dudosa procedencia y exigen que sea el Estado quien aporte los recursos necesarios y hasta quienes han denunciado la penetración de la ideología neoliberal en el uso de la tecnología médica. Obviamente, tampoco han faltado los elogios y agradecimientos, algunos muy al borde de la petición formal de canonización para este santo varón de la moda prêt-à-porter.

La filantropía siempre nos ha parecido sospechosa y por eso tenemos grabado a fuego y con razón aquello de que nadie da duros a cuatro pesetas o, al menos, nadie se lo toma en serio, tal como demostró el artista Santiago Rusiñol a pie de calle y cartel en ristre. Nuestros ricos además se prodigan poco a la hora de llevarse la mano a la cartera, y luego está Hacienda, que es quien más desconfía del altruismo privado, y de ahí que las desgravaciones fiscales -un 25% para personas físicas y un 35% para las jurídicas- sean relativamente pequeñas en relación a otro países, donde el porcentaje sobrepasa el 60% e incluso llega al 100%.

Ortega ha construido un imperio del que recibe al año unos 1.000 millones de euros en dividendos y en vez de pisos, que eso es para rentistas de medio pelo, colecciona edificios. Su empresa Inditex a precios de hoy vale más de 113.000 millones, bastante más que Telefónica y el BBVA juntos. Da trabajo a más de 160.000 personas en todo el mundo y presume de que el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades sobre sus beneficios es del 25% y representa más del 2% de toda la recaudación por ese tributo.

No faltan claro las sombras, las denuncias de trabajo esclavo, la más reciente en Brasil, resuelta tras un acuerdo con la fiscalía previo pago de 1,3 millones de euros, y las de ingeniería tributaria por su presencia en territorios offshore. Según los datos del Observatorio de Responsabilidad Corporativa, al menos 74 sociedades del grupo estarían radicadas en paraísos o “nichos” fiscales. A finales del pasado año Los Verdes en el Parlamento Europeo denunciaron que, con su optimización fiscal, el dueño de Zara habría eludido el pago de 585 millones de euros en impuestos usando sus filiales en Holanda, Irlanda y Suiza para declarar beneficios obtenidos en otros mercados. Inditex rechazó las acusaciones y afirmó que cumple escrupulosamente la normativa de los 93 mercados en los que opera. En España, las inspecciones de IVA y Sociedades a las que ha sido sometido por Hacienda siguen sin concretarse en sanciones.

Volviendo a la filantropía de nuestras grandes fortunas, lo extraño no son las donaciones en sí sino lo raquítico de estas aportaciones. Para Ortega, al que se atribuye una fortuna de más de 71.000 millones de euros que le sitúan en el podio de los megaricos del mundo, los 320 millones que ha entregado su fundación representan el 0,44% de su patrimonio y la comparación con otros de su especie le dejan muy malparado en lo que a desprendimiento se refiere.

Y sí, lo de Ortega es una limosna si se confronta con Bill Gates, que con 39 años fundó su fundación, que antes de los 50 abandonó la presidencia de Microsoft para dedicarse a ella y que destina 3.000 millones de dólares anuales en distintos programas de educación y salud, desde campañas de vacunación contra la polio, la malaria o el sida, a la promoción de nuevas formas de agricultura en África y América. O con Marck Zuckerberg, tras su anuncio de donar el 99% de sus acciones de Facebook –más de 40.000 millones de euros- para proyectos que hagan un mundo mejor para su hija.

A iniciativa de Gates y de Warren Buffett, en agosto de 2010 cuarenta forradísimos estadounidenses pusieron en marcha The Giving Pied (la promesa de dar) por la que se comprometían a donar, ya sea en vida o en el momento de su muerte, al menos el 50% de sus fortunas para fines benéficos. Del proyecto, al que ya se han adherido más de 125 multimillonarios, forman parte Paul Allen, cofundador de Microsoft, el también cofundador de Intel Gordon Moore, el exalcalde de Nueva York Michel Bloomberg, el magnate Ted Turner, el cineasta George Lucas, Pierre Omidyar, fundador de Ebay, o David Rockefeller, entre otros. Los fondos previstos alcanzan los 125.000 millones de dólares.

Los gestos de Ortega se agradecen pero no dejan de ser el síntoma de esa arraigada cultura de la caridad con los pobres al salir de misa y de la sopa caliente de la beneficencia. Dicen que las grandes donaciones se explican por el deseo de algunos plutócratas de devolver a la sociedad parte de lo que han recibido de ella. En el caso del dueño de Zara, cuyos estiramientos de portero de futbolín le hacen a veces entregar 20 millones a Cáritas o sufragar un polideportivo en su pueblo, y en el de nuestros ricos de cabecera en general la sociedad ha debido de ser muy cicatera. En nuestra tacañería llevamos la penitencia.


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TERRORISMO: LO PREPARAN, LO ORGANIZAN, LO FINANCIAN, SE DESARROLLA, ACTÚA Y NO ACABAN CON ÉL, PUES ¿A QUIENES BENEFICIA?


 

Timboctu, un ejemplo
Terrorismo y acumulaciòn de capital

16.06.2017



En el norte, guiado por le G-7, presentado como el occidente defensor de la filosofía, la política y los derechos, los titulares de todos los periódicos hablan de atentados, señalan hipótesis y concluyen en lo mismo: ¡terrorismo¡. Un estruendo, el brillo de un cuchillo o una ráfaga lo cambia todo. En los imaginarios da vuelta la idea de hombres jóvenes con mochilas de explosivos que harán explotar en cualquier lugar y momento entre la multitud, en calles, plazas, metros, iglesias, estadios o parques. La imagen se completa con otros hombres jóvenes robustos acorazados con visores nocturnos, fusiles de asalto, capuchas y cascos, preparados para matar después que ocurran las explosiones.


Son las imágenes que reproducen el monopolio inexpugnable del homogéneo, ideologizado e interconectado sistema de manipulación mediática que controla la distribución del horror. Es la asimetría de la guerra guiada de un lado por financistas globales, que imponen el ejercicios del poder, desde adentro y afuera de las estructuras de cada estado y del otro por grupos clandestinos fragmentados en comandos individuales o pequeñas formaciones al acecho, de los que se sabe peco, y a los que después de la explosión se les construye una historia, un origen, un entorno, unas motivaciones. Los dos tienen en común la práctica de hechos terroristas. Los primeros motivados por la acumulación ilimitada de capital y el control político y los segundos en parte por lo mismo, pero además con justificación en la indolencia de los poderes que someten, excluyen, discriminan y aborrecen a otros o por odios e impotencias contra el colonialismo y el despojo de los humillados.

Los medios no explican la tragedia, tampoco informan, su papel es estrictamente formativo en otro tipo de conciencia, sin ética, sin responsabilidad por la verdad, su interés es vender una noticia, extender el espectáculo del morbo y conquistar mentes acríticas que consuman lo producido. Anuncian sin reparo que todo lo que produzca alguna zozobra es terrorismo, allí meten acciones de resistencia, sabotaje, protesta social, disturbios, reacciones cívicas, movimientos de liberación nacional o lucha contra el colonialismo, todos protegidas por los sistemas universal y regional de derechos humanos, pero también con garantías dentro del DIH. El terrorismo es la mejor excusa que los estados usan para hacer terrorismo y esconder la barbarie de sus máquinas de guerra.

Occidente enseña a partir del 9/11, que no hay derechos para los terroristas y que toda persona, estado o nación, que no acate las reglas del capital y del consenso del G-7 puede ser terrorista. Para mejorar la puesta en escena se creó el Índice de Amenaza Global (Intercenterdatabase) que caracteriza a 56 grupos terroristas. Por asociación simple se enseña a través de medios y gobernantes que todo lo que provoque desorden a su orden global del capital y del poder, va al mismo saco de la extensa, ilimitada y difusa categoría de terrorismo y con mas exactitud al islamismo o yihadismo. Al Qaeda, Al Shabaad, Talibán, Frente Nusra, Hezbola, SDF, Huthis, TTP, AQAP, Almoravides, Ansar Dime (defensores de la fe), Boko Haram, Frente de Liberacion Africana, Movimiento de Unicidad de África Occidental, Hamas, son puestos en similares condiciones y parentescos con el Estado Islámico definido como el mas peligroso y por silogismo presentados como la interpretación violenta del islam o la expresión del islam no modernizado. Es el posicionamiento de la tesis de que para occidente su enemigo es el oriente; para Estados Unidos el mundo latino, y para todo estado ilegitimo su pueblo.

A toda costa tratan de ser negadas las causas que pueden provocar hechos de terror, que son múltiples, por despojo, odio, impotencia, un plan expreso, inclusive por error. Ignorar, borrar, negar, que hay un antes y un después es el propósito y en eso los medios no dejan espacio para titubear, cierran el ciclo y enfocan sus lentes y sus lenguas solo en las consecuencias, se conduce a mirar lo ocurrido y hablar del después, sin historia, sin pasado, dejan claro que solo existe un después de los hechos y convocan con sevicia y por repetición a que cada quien (regla nazi) entre a hacer parte por cuenta propia del plan de persecución y exterminio de los responsables y el objetivo común se logra cuando cada uno en individual se sienta parte directa a la hora de aplicar una justicia inexistente.

Timboctu, una buena imagen del horror sin barreras

El film Timboctu de 2014, presenta un sencillo pero enriquecedor panorama de lo que ocurre política y humanamente en cualquier lugar, cuando de lo que se trata es de imponer la asimetría de guerra basada en hechos de terror. Timboctu puede ser cualquier lugar del planeta, seleccionado previamente por los planificadores del experimento brutal contra seres humanos reales, empobrecidos y humillados. Timboctu pone de manifiesto un alegato contra la arbitrariedad, los falseados tribunales de guerra que imputan, juzgan, condenan y castigan con penas de barbarie. La pequeña ciudad real, hecha de barro en el año 1100 y declarada patrimonio de la humanidad en 1986 por la Unesco, tiene la biblioteca de Andalussi que contiene mas de 300 manuscritos y documentos del islam y guarda la memoria de haber sido capital espiritual e intelectual, centro de propagación del islam y fundadora de la universidad de Sankore (data del año 1300 y fue reedificada en 1581) que tuvo mas de 25000 estudiantes en teología, ley islámica y literatura. La región cerca al rio Níger en Mali, quiere decir que es un lugar muy lejos, a la entrada del Sahara, a donde confluyen migrantes de África occidental, los nómades bereberes y los árabes del norte, que coincide en el proverbio de que el oro viene del sur, la sal del norte y el dinero del país del hombre blanco.

La narración estéticamente impecable, muestra como de repente se ven invadidos por soldados que se reclaman libertadores cuando en verdad son los guardianes del horror que practican en nombre de la justicia. Prohíben la risa, el baile, la música, fumar y el fútbol, aunque ellos fuman y hablan de fútbol y de Zidane, que une a unas victimas -reclutadas para ser ahora victimarias- a mercenarios y criminales de oficio adiestrados como perros de presa, sin conciencia, ni sentido de humanidad. En medio del horror resiste la dignidad y en especial son las mujeres las que cantan lo prohibido, se resisten a atender las desquiciadas órdenes de los armados que en su inseguridad no logran sostener siquiera la mirada y los jóvenes se ríen, cantan y desobedecen jugando al fútbol sin balón.

Nada justifica el terror de los terroristas, ni el horror que crece a diario con interminables filas de desterrados que huyen caminando a donde sea, o naufragan mar adentro, o saltan los muros de infamia, en busca de salvar sus vidas vaciadas de esperanzas. Los terroristas acosan por mandato de leyes genocidas y usan sus armas inteligentes y bombas de racimo que disparan desde aviones fantasma, infestan de drones asesinos y virus, que en tierra refuerzan los cada vez mas sofisticados fusiles ak-47, M-16, ametralladoras M240, PK, KBZ95, todo es puesto a prueba por encima de las leyes de la guerra y de la paz y trasmitido en directo. Los terroristas, de estado o de grupos, producen, venden y usan armas para sostener la vigencia del terrorismo porque el sistema necesita referentes universales y principios que justifiquen el horror. Los pobres entre tanto huyen de los lugares donde la riqueza abunda y es conquistada a base de terror. Son poblaciones, comunidades, grupos históricos sometidos y discriminados que para las débiles cortes de justicia son apenas montones de expedientes. El sistema de poder tiene tomados los conceptos, las practicas sociales y las comunicaciones y ha invertido su valor, son otra arma letal de la guerra asimétrica que promueven los despojadores. De ambos lados del terror la nueva dinámica augura mas terrorismo y sofisticado horror. En las causas habrá que buscar las respuestas y encontrar a los responsables de lo que ocurre.
 
P:D. I. El Expresidente Martinelli de Panamá, benefactor de parte de la delincuencia colombiana (directora del DAS, otros) corresponsable de similares delitos, fue puesto preso y encadenado presentado a juicio en Miami, por haber espiado a mas de 200 personas. Los espiados por el régimen Uribe, entre opositores, magistrados, periodistas, congresistas, superan esa cifra, pero además hubo asesinados sistemáticamente ¿Habrá replica de lo mismo para el régimen Uribe, cuando....? II. Las Farc hacían parte de la lista de 56 grupos terroristas, ya no estarán mas ahí, ahora su proyecto rebelde es desarmado y el estado queda sin excusa para mantener la maquina de guerra y los hechos de terror.

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REVOLUCIÓN RUSA Y SOCIEDAD DE TRANSICIÓN



LENIN Y TROTSKY FRENTE A LA BUROCRACIA Y A STALIN

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Eric Toussaint

VIENTOSUR

25/01/2017

4/6





¿QUÉ FACTORES LLEVAN A TROTSKY A CAMBIAR DE ACTITUD?

En primer lugar, la amplitud del descontento obrero (numerosas huelgas) y la gravedad de las medidas represivas que se han traducido en el encarcelamiento de centenares de militantes, algunos de ellos expulsados del partido bolchevique unos meses antes.
En segundo lugar, la esperanza de ver triunfar la tan esperada revolución alemana. Está planificada para fines de octubre de 1923 una insurrección en Alemania. Si el bloque Stalin-Kamenev-Zinoviev se ha opuesto con vigor a la demanda de la dirección comunista alemana de enviar a Trotsky sobre el terreno, no deja de ser verdad que los dos enviados soviéticos Radek y Piatakov le son muy cercanos. Trotsky espera que una victoria alemana permita un relanzamiento sólido del entusiasmo revolucionario de la juventud y de la clase obrera soviéticas, condiciones necesarias para un profundo cambio de curso del régimen del partido bolchevique.
Una semana después de la carta de Trotsky, un texto confidencial firmado por 46 de los más importantes cuadros bolcheviques, entre los cuales están Preobrajenski, ex-secretario del partido, Piatakov, uno de los elementos más prometedores según el Testamento de Lenin, Antonov, Ovseenko, uno de los organizadores de la insurrección de 1917, … es enviado al BP. Muchos de sus firmantes han estado, en el pasado, estrechamente asociados a Trotsky, otros han formado parte de la antigua oposición decista. Los 46, a los que se puede añadir 3 dirigentes soviéticos en misión en el extranjero, Rakovsky, viejo bolchevique, dirigente de la república de Ucrania, Radek, dirigente de la Internacional Comunista y Krestinsky, ex-secretario del partido, piden la convocatoria de una conferencia extraordinaria del Comité Central ampliado a los “obreros más importantes y más activos del partido”. Los 46 ponen en cuestión a la mayoría del BP por su política económica desastrosa y por el régimen burocrático impuesto al partido.
EL DEBATE SOBRE EL NUEVO CURSO (diciembre 1923-enero 1924)
La respuesta común de la Troika Stalin-Kamenev-Zinoviev toma dos formas: una condena violenta de la carta de Trotsky y de la de los “46” combinada a una apertura. Esta se expresa por el lanzamiento de un debate público vía el Pravda con el objetivo de permitir la aplicación de la democracia obrera en el partido.
Del lado del palo: en el interior de las instancias del partido, Trotsky es acusado de “querer ejercer una dictadura personal en el plano militar y económico” y sus pasadas divergencias con Lenin son mencionadas de forma falsificada.
Los 46 son condenados por el CC ampliado el 25 de octubre de 1923 como constituyentes de una fracción (prohibida desde el 10º Congreso).
En una nueva carta al CC, Trotsky replica duramente a las críticas que le son dirigidas mostrando el acercamiento ha realizado entre Lenin y él desde finales de 1922 a comienzos de 1923.
Del lado de la zanahoria: como se ha mencionado anteriormente, apertura de un debate público como válvula de seguridad al descontento en el partido. Este debate provoca un aumento del interés de la base del partido por las discusiones. Las expectativas son grandes: lo demuestra el hecho de que en noviembre-diciembre de 1923 la difusión del Pravda, en la que aparece una amplia columna de discusión, se duplica. En público no se hace mención ni a la carta de Trotsky al CC ni a la de los 46. Esto da la falsa impresión de que el BP ha tomado la iniciativa del debate sobre la democracia obrera en el seno del partido sin haber sido presionado. De hecho la Troika abre el debate para canalizarlo.
A finales de noviembre el debate se radicaliza: Preobrajensky en el Pravda del 28 de noviembre de 1923 expresa las críticas de los 46. De otra parte, en las asambleas de base del partido en Moscú, la oposición gana una amplia audiencia.
La discusión de noviembre-diciembre de 1923 encuentra un amplio eco en la prensa del partido (será la última vez antes de la noche estalinista). Hasta mediados de diciembre de 1923, el lector soviético puede tomar conocimiento en el Pravda del contenido exacto de las discusiones que se desarrollan en las asambleas moscovitas del partido. Las intervenciones de los portavoces de la oposición y los artículos de Trotsky son reproducidos in extenso igual que las posiciones de la Troika y de sus partidarios. Las cosas cambian a partir del 11 de diciembre de 1923: en el acta de una asamblea desarrollada en Petrogrado, solo se reproducen las intervenciones de la Troika. Ésta ha obtenido el control del Pravda/3, y los dos jóvenes responsables de la rúbrica de discusión dimiten como señal de protesta. A continuación otros artículos de Trotsky, que vienen a completar su serie Nuevo Curso, son publicados pero flanqueados de artículos que le son virulentamente opuestos y que representan el punto de vista de la Troika sin aparecer necesariamente con firma. A comienzos de enero de 1924, Trotsky, Radek y Piatakov protestan vigorosamente contra este cambio que traduce la radicalización de la Troika. Ésta ha comprendido por una parte la importante audiencia adquirida por la oposición incluso si ésta no tiene los medios para intervenir con fuerza más que en Moscú y, de otra parte, se da cuenta del peligro que representa para ella la actitud de Trotsky, peligro que podría aumentar si éste realizara públicamente su unión con los 46.
Es la razón por la que hasta el 11 de diciembre de 1923, la Troika ha hecho todo lo posible para evitar esta confluencia. Se puede con bastante facilidad, basándose en Pravda, trazar la evolución de la actitud de los protagonistas del debate. El 3 de diciembre de 1923, Stalin, tomando la palabra en un barrio obrero moscovita, declara que hay que llevar a cabo la lucha contra la burocracia en el seno del partido. Para cortar la yerba bajo los pies de Trotsky y de los 46 insiste especialmente en la necesidad de poner fin a las nominaciones por arriba y volver al principio electivo. Hablando así, rompe con la posición que tomó en el 12º Congreso de la primavera de 1923 en el que decía que al lado del aparato del Estado deformado burocráticamente, el partido seguía sano. Por otra parte, afirma que hay identidad de puntos de vista entre Trotsky y el resto del BP; dirige su tiro contra los 46.
El 5 de diciembre de 1923, el BP adopta un texto redactado por Trotsky (con Bujarin, según parece) y enmendado por Stalin y Kamenev, en el que la dirección anuncia la necesidad de un nuevo curso a fin de cambiar el régimen interno del partido. Stalin ha insistido en particular en que tal texto fuera adoptado y estuvo de acuerdo en asumir una serie de puntos que Trotsky desarrollaba desde octubre de 1923. Stalin considera que con la adopción de este documento publicado a los dos días en el Pravda, ha logrado disociar a Trotsky de los 46 y aparecer como cabalgando el movimiento por el Nuevo Curso.
Trotsky, por su parte, ve en ello una victoria de los partidarios del cambio. Sin embargo, para verificar la fiabilidad del acuerdo realizado con la Troika, dirige el 8 de diciembre a una asamblea del partido en Moscú una carta en la que expresa su visión del texto del BP. Esta carta publicada el 11 de diciembre hace el efecto de una bomba pues pone en evidencia el peligro de ver a los burócratas poner cara de aceptar el cambio para mejor impedirlo: “Y ahora los burócratas están dispuestos formalmente a “tomar acta” del “Nuevo curso”, es decir a prácticamente enterrarlo”.
Ataca así implícitamente a Stalin que declaraba el 3 de diciembre que el Nuevo Curso tiene que ver en gran medida con una cuestión de nueva pedagogía. Trotsky considera al contrario que “es necesario abordar la cuestión, no desde el punto de vista pedagógico, sino desde el punto de vista político. No hay que hacer depender la aplicación de la democracia obrera del grado de “preparación” de los miembros del partido para esta democracia. Nuestro Partido es un partido. Podemos presentar exigencias rigurosas a quienes quieren entrar en él y permanecer en él; pero una vez que se es miembro, se participa por ello mismo en toda su acción”. Añade: “Es necesario regenerar y renovar el aparato del partido y hacerle sentir que no es más que el ejecutor de la voluntad de la colectividad”. Presenta la resolución del 5 de diciembre como una ruptura con el pasado reciente mientras que la Troika tiende a presentarla como la consecuencia lógica de las decisiones del CC de octubre de 1923. Lo que va a constituir el objeto de una polémica muy dura, es que Trotsky declara en su carta que hay un peligro de degeneración de la vieja guardia bolchevique que podría conocer una evolución comparable a la de la dirección de la II Internacional en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
En los días que siguen a la adopción por el BP de la resolución del 5 de diciembre se celebran en Moscú varias asambleas generales de barrio. Trotsky no puede estar presente en ellas pues está muy enfermo desde fines de octubre (las reuniones del BP tienen que celebrarse en su apartamento del Kremlin). Los portavoces de los 46 que asisten a esas asambleas apoyan la resolución del 5 de diciembre así como los puntos clave de la carta de Trotsky. La oposición logra ganar una muy amplia mayoría en una serie de asambleas amplias celebradas en Moscú. En una de ellas, Kamenev hablando por el CC no obtiene más que seis votos frente a una aplastante mayoría favorable a Preobrajensky. Los dos tercios de las células bolcheviques en el Ejército Rojo en Moscú votan por la oposición. Una gran parte de los dirigentes de las Juventudes Comunistas así como las células de las Escuelas superiores constituidas esencialmente de jóvenes obreros con beca, apoyan igualmente a la oposición. En las células de fábrica moscovitas, la oposición fue por el contrario minoritaria. 67 células la apoyaron de un total de 346 (no se conoce el porcentaje que obtuvo la oposición en las células en que fue minoritaria). Como subraya el historiador E.H.Carr: “El fracaso de la oposición en el proletariado revelaba la debilidad no solo de la oposición sino también la del propio proletariado” (En “Interregno” p. 327). De hecho, en 1923, el proletariado soviético no es ya más que la sombra de lo que había sido cuando la toma del poder en 1917.
En total, la oposición obtuvo el 36% de los votos en los órganos de base del partido en Moscú. Es una cifra impresionante si se tiene en cuenta que la Troika se declaraba ella misma favorable al Nuevo Curso a la vez que atacaba virulentamente a la oposición por su carácter fraccional y cuando se sabe que los partidarios de ésta se sabían amenazados de medidas de marginación cuando no de expulsión. Por otra parte, la Troika no se contentó durante mucho tiempo con amenazas: Antonov-Ovseenkko, responsable político el Ejército Rojo y opositor será destituido y 15 dirigentes de las Juventudes Comunistas conocerán la misma suerte o serán enviados a provincias. Algunos meses más tarde, una ola de exclusiones golpeará a otros miembros y partidarios de la oposición.
Cuando la 13ª Conferencia del partido se celebró a mediados de enero, la Troika se encontró asegurada de una mayoría aplastante. Había conseguido controlar las organizaciones provinciales salvo en Riazan, Penza, Kaluga, Simbirsk y Cheliabinsk donde la oposición logró la mayoría gracias a la presencia de cuadros opositores que, apartados de Moscú, habían sido relegados allí algunos meses antes.
¿QUÉ BALANCE DE LA DISCUSIÓN SOBRE EL “NUEVO CURSO”?
En primer lugar, el sistema de control del partido por la burocracia se reveló muy eficaz, fue sacudido durante la discusión, pero aguantó.
En segundo lugar, la ola de reflujo en el seno del partido, durante un momento contrarrestada por la perspectiva de una victoria en Alemania -y en menor medida por la apertura del debate en noviembre de 1923- seguía siendo muy fuerte.
Tercero, las posiciones de Trotsky y de los 46 convergían en gran medida tanto en el plano del cambio que había que dar al régimen interno del partido como en el plano económico. El carácter limitado de este estudio no permite presentar de forma detallada las proposiciones económicas de la oposición. Sin embargo, hay que considerar que tanto Trotsky como Preobrajensky y Piatakov ponían el acento en la necesidad de desarrollar de forma planificada la industria estatalizada en el marco de la NEP. Esto correspondía a una preocupación de Trotsky expresada desde el año 1922 y con la que Lenin había finalmente expresado muy claramente su acuerdo (ver tomo 45 de sus obras a propósito del Gosplan). Trotsky, Preobrajensky y Piatakov subrayaban que en ausencia de tal desarrollo planificado, la NEP iba a producir efectos cada vez más perversos, lo que negaban la Troika y Bujarin. Está claro que si la línea de la oposición hubiera sido adoptada por el partido, ello habría permitido evitar la catástrofe económica de finales de los años 1920.
La batalla llevada a cabo por Trotsky y los 46 constituye la primer ofensiva pública concertada de un miembro del Buró Político y de una serie impresionante de cuadros del partido contra la fracción estalinista y sus aliados. El hecho de que hubiera unión entre Trotsky y los 46 ha sido puesto en cuestión por Isaac Deutscher de forma equivocada en su cautivadora biografía de Trotsky. Otro historiador que constituye una autoridad en el tema como E.H.Carr afirma con razón que la carta del 8 de octubre de 1923, de Trotsky no había podido no ser objeto de una concertación con los dirigentes de los 46. Pero no pone suficientemente el acento el hecho de que los 46 se apoyaban sin reserva en las tomas de posición de Trotsky de octubre de 1923 a enero de 1924. La lectura de sus propias intervenciones públicas no deja sin embargo ninguna duda al respecto (ver Preobrajensky, Sapronov, Piatakov, o.cit.) Pierre Broué en su libro Trotsky da una visión correcta de los hechos.
Sobre una cuestión, Preobrajensky y Trotsky adoptan sin embargo una táctica diferente (que no señala Broué). El primero propone la supresión de la prohibición de la fracciones y grupos decidida por el X Congreso. Declara que el ejercicio por los militantes del derecho a constituirse en grupo que defiende el mismo tipo de proposición, permitiría poner fin a la existencia de agrupamientos secretos que impiden progresar en el debate y que constituyen abscesos fijados. Declara que esos grupos, si fueran permitidos, no tendrían más que un carácter temporal -el tiempo durante el que se desarrolla la discusión preparatoria a tal o cual conferencia o congreso- y que su composición podría variar en función de los temas en debate…
Trotsky compartía en el fondo la posición de Preobrajensky, pero no deja de ser cierto que no hace la propuesta de poner fin a la prohibición de los grupos y tendencias. Por el contrario, Stalin estaba por que se reafirmara su prohibición, lo que le lleva a enredar a Trotsky en la redacción del texto del BP del 5 de diciembre. Stalin mismo lo relatará más tarde: “El camarada Kamenev y yo mismo poníamos por delante de forma determinante la cuestión de los grupos. El camarada Trotsky protestó bajo forma de ultimátum, declarando que, en tales circunstancias, no votaría en favor de la resolución. A partir de ahí, nos hemos limitado a hacer referencia a una parte de la resolución del X Congreso que, sin duda alguna, Trotsky no leyó en aquella ocasión y en la que se mencionaba que no solo las fracciones eran prohibidas, sino también los grupos” (Stalin, citado por Carr, op.cit. p. 304).
Engañado o no, Trotsky había decidido de todas formas no llevar a cabo explícitamente la batalla para poner fin a la decisión del X Congreso.
Ciertamente, pensaba que sería imposible ganar una mayoría sobre esta cuestión tan sensible. En particular porque esto habría sido presentado por la Troika como la puesta en cuestión de una medida querida por Lenin. Sin embargo, el hecho de que la oposición no pudiera organizarse oficialmente como grupo disminuía sus posibilidades de ganar más partidarios.
Otra cuestión táctica ha sido objeto de un juicio controvertido.
Se trata de la oportunidad para Trotsky de firmar con la Troika el texto del BP del 5 de diciembre. Carr, por ejemplo, ve ahí la prueba de que Trotsky se contenta con una victoria sobre papel cuando Stalin y sus aliados no están dispuestos a mantener sus compromisos. Esta crítica no parece oportuna pues ¿cómo explicar que, si se contentaba con el texto, Trotsky haya decidido redactar casi inmediatamente una carta pública sobre su versión del acuerdo realizado? De hecho, creo que en esta ocasión, Trotsky sacando una lección clave del debate sobre la cuestión georgiana, no se contenta con un compromiso, aunque sea bueno al 90% y continúa la ofensiva públicamente para lograr un verdadero cambio de régimen. Haciendo esto, evita el aislamiento de los 46 buscado por la Troika. Por su parte, los portavoces de los 46 se apoyan enérgicamente en este texto, consideran que éste refuerza su posición (ver las intervenciones de Preobrajensky, Sapronov, Piatakov de diciembre 23-enero 24 reproducidas por New Park Publications).
Sin embargo, esta táctica de Trotsky tiene su reverso: el texto del 5 de diciembre, da la impresión que hay ahora un acuerdo en el seno del BP, que la Troika desea aplicar claramente el Curso Nuevo. Stalin decide aprovechar al máximo la situación. Disgustado por un momento por la toma de posición de Trotsky el 8 de diciembre, Stalin decide cambiar de táctica: en un artículo de Pravda del 15 de diciembre, denuncia públicamente por primera vez a Trotsky reprochándole su duplicidad. Tras haberle acusado de intentar enfrentar a los jóvenes con los viejos, Stalin termina su artículo con el “¿a quien beneficia el crimen?”
“¿Porqué esta tentativa de desprestigiar a la vieja guardia y de halagar demagógicamente a la juventud a fin de abrir y luego ampliar una fisura entre estos dos destacamentos principales de nuestro Partido? ¿A quién puede servir esto, si no se quiere ver más que el interés del Partido, su unidad, su cohesión, sin intentar romper esta unidad en beneficio de la oposición? ¿Es así como se defiende al Comité Central y su resolución sobre la democracia en el interior del Partido, resolución adoptada además por unanimidad? Por lo demás es bien evidente que Trotsky no se ha propuesto este objetivo cuando ha dirigido su carta a las conferencias del Partido. Manifiestamente, su intención era otra: proporcionar un apoyo diplomático a la oposición en su lucha contra el Comité Central del Partido, a la vez que pretendía defender la resolución del Comité Central. Es lo que explica, propiamente hablando, la duplicidad de la que está marcada la carta de Trotsky. Trotsky hace bloque con los centralistas democráticos y una parte de los comunistas “de izquierda”: tal es el sentido político de su carta” (Pravda, 285, 15/12/1923. Firmado: J. Stalin).
Se puede plantear hasta el infinito la cuestión de saber si otra táctica de Trotsky habría sido posible a finales de 1923. Puede imaginarse otro escenario. Primeramente, Trotsky habría podido pública y explícitamente tomar la cabeza de la oposición de los 46 y proponer la supresión de la prohibición de los grupos.
Habría podido negarse a firmar un texto con la Troika. La opción entre dos líneas y dos grupos de dirigentes habría resultado más clara. Pero, no es evidente que tal táctica habría sido más eficaz, y por varias razones. La primera, es que la creación de tal reagrupamiento formal de la oposición habría sido condenado y sancionado como fraccional por el CC… La segunda, es que ni Trotsky ni los 46 consideraban oportuno proponer una dirección alternativa; declaraban incluso no querer un cambio de composición de la dirección. La tercera razón es que, de todas formas, la mayoría del BP, la Troika secreta, se habría presentado como la garantía de la unidad del partido, como la mejor representante de la vieja guardia y habría declarado que quería también la democracia interna… salvo los grupos, fracciones, en definitiva, todo lo que podía representar un peligro de escisión del partido. Para hacerse un juicio sobre la actitud de Trotsky también hay que tener en cuenta el que ningún dirigente de los 46 le criticó por su actitud. Al contrario.