domingo, 27 de enero de 2019

EE.UU, BARRIO DE BILBAO O QUE CUANDO LLUEVE SE MOJA COMO LOS DEMÁS


EE UU

Democratic Socialists of America dos años después: ¿Dónde estamos? ¿Adónde vamos
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 Dan La Botz
Viento sur
22.01.2019

Política electoral: los socialistas y el Partido Demócrata

Aunque DSA es y hace muchas cosas, la política electoral ha galvanizado y movilizado probablemente a más miembros que cualquier otra actividad. Esto no es extraño, dado el temor que tienen muchos de que el gobierno autoritario y nacionalista blanco del presidente Donald J. Trump sea un primer paso hacia algo peor e incluso hacia el fascismo. La política electoral comporta la esperanza de cambiar realmente a la gente y los partidos que dominan el gobierno, asi como las políticas gubernamentales. Y es una actividad que proporciona alegrías. Las campañas políticas ofrecen a mucha gente la oportunidad de aportar cosas: la creación de bases de datos, el desarrollo y diseño de los materiales de campaña, la colocación de puestos en los barrios, la identificación de votantes y al final la obtención de votos. La labor electoral, llamando a las puertas y hablando con la gente en sus casas, puede ser interesante, un aprendizaje real para los y las jóvenes, sobre todo conociendo a las personas que viven en el barrio y sus ideas. En algunas zonas, como en la ciudad de Nueva York, DSA ha sido capaz de movilizar a cientos de miembros y en una ocasión nada menos que a 2.000 personas en campañas locales. El hecho de haber trabajado en una actividad común también es importante para DSA de cara a crear un sentido común de identidad.

La labor ha tenido tanto éxito que hoy en día la mayoría de la gente conoce probablemente a DSA como el grupo que eligió a dos de sus miembras, Alexandria Ocasio Cortez y Rashida Harbi Tlaib, diputadas al Congreso de EE UU, así como a otra, la controvertida Julia Salazar, al parlamento del Estado de Nueva York. Otros candidatos de DSA también salieron elegidos a sus respectivos parlamentos estatales: Mike Sylvester en Maine, Gabriel Acevero y Vaughn Stewart en Maryland y Summer Lee, Sarah Innamorato y Elizabeth Fiedler en Pennsylvania. Muchos otros socialistas triunfaron en elecciones municipales o fueron elegidos para cargos del Partido Demócrata. Las organizaciones socialistas no veían nada parecido desde la experiencia del Partido Socialista de América (SPA) en la década de 1900, aunque la estrategia es ahora bastante diferente de la de entonces. El Partido Socialista de aquella época presentaba sus propias listas, no tenía candidatos en las listas de otro partido. Eugene Debs, el sempiterno candidato presidencial y líder más destacado del SPA, dijo a los votantes: “Tengo que decir al trabajador que piensa que no tiene ninguna optra opción que uno de estos dos partidos capitalistas que ambos están comprometidos con el mismo sistema y que tanto si gana uno como si lo hace el otro, él seguirá siendo el mismo esclavo asalariado que es hoy.”

DSA, por su parte, ha decidido presentar a la mayoría de sus candidatos como Demócratas, y aunque la estrategia a largo plazo sea un tanto indeterminada, puede alimentar ilusiones de que el Partido Demócrata puede ser reformado. ¿Mantiene DSA, como los viejos harringtonianos, una estrategia de este tipo? ¿O simplemente utiliza el Partido Demócrata para construir su propia organización y su propia maquinaria electoral? Hay muchas opiniones al respecto en el seno de DSA, incluidos algunos miembros que no apoyan para nada presentarse en las listas del Partido Demócrata.

Podremos comprobar los problemas con que choca el trabajo dentro del Partido Demócrata viendo el historial de Alexandria Ocasio Cortez, miembra de DSA cuya victoria en las primarias del Partido Demócrata para elegir al candidado al Congreso por Nueva York dejó estupefacto al país y entusiasmó a la militancia de DSA. Hoy, Ocasio Cortez es una progresista ejemplar que ha participado en una manifestación ilegal en el despacho de [la presidenta del Congreso de EE UU] Nancy Pelosi para exigir que el Partido Demócrata se posicione claramente en materia de cambio climático, llamando a un nuevo contrato social verde, oponiéndose al acuerdo de Amazon en Nueva York y apoyando a los trabajadores despedidos.

Pero Ocasio Cortez también causó consternación en el seno de DSA cuando salió en defensa de todos los Demócratas, incluido Andrew Cuomo, a comienzos de septiembre de 2018. Muchísimos miembros de DSA detestan a Cuomo, y el apoyo de Ocasio Cortez a su figura chocó a muchos. La dirección neoyorquina de DSA la criticó por su respaldo a Cuomo y otros Demócratas, escribiendo que “… rechazamos la ilusión de que el Partido Demócrata es, o puede llegar a ser, una institución al servicio de los intereses de la clase obrera estadounidense.” Ocasio Cortez también consternó a muchos miembros de DSA con su mensaje en Twitter al enterarse de la muerte del senador John McCain:

El legado de John McCain representa un ejemplo sin parangón de decencia humana y servicio a la nación. Como becaria, aprendí un montón de cosas sobre el poder de la humanidad en el gobierno, a través de su profunda amistad con el senador [Robert] Kennedy.

Que una socialista, y presumiblemente antiimperialista e internacionalista, pueda alabar como “ejemplo de decencia humana” a un hombre que bombardeó Vietnam, apoyó la invasión de Irak en 2003, llamó a bombardear Irán y desarrolló una campaña racista contra Obama resulta inaceptable para muchos en DSA. Incidentes como estos han ocasionado dudas no solo sobre Ocasio Cortez, sino también sobre la estrategia de permanencia en el Partido Demócrata.

¿Y ahora qué? Algunos miembros de DSA ya han decidido apoyar a Bernie en 2020, con el argumento de que la implicación temprana en su campaña favorecerá una vez más que se presente un programa económico y social progresista, se popularice el socialismo y tal vez se pueda reclutar a decenas de miles de nuevos miembros para DSA. No está claro que el fenómeno Bernie pueda repetirse. No hay una malvada Hillary Clinton como contrapunto, sino que tendrá que competir con un montón de otros “Demócratas progresistas”. Tendrá que hacer frente a acusaciones de machismo en su campaña de 2016. Su plataforma no será única, pues otros candidatos, que serán sus rivales, han hecho suyas ahora muchas de sus ideas, y de hecho el conjunto del partido podría adoptarlas de cara a 2020, aunque sea de forma diluida y a veces corrompida. Después de pasar dos años haciendo campaña por los Demócratas, no tiene la reputación de independiente que tuvo antaño. Y la presencia de un candidato socialista en una elección presidencial ya no será una novedad. Además, para entonces Bernie tendrá 79 años de edad, que muchos consideran que es excesiva para un presidente. Al término de su primer mandato tendría 83 años y al final de su segundo mandato 87 años, dato que siempre entra en los cálculos en una elección presidencial. Estas cuestiones habrán de afectar necesariamente a personas como Ocasio Cortez y muchos otros progresistas que han dudado en apoyar a Sanders, al menos hasta ahora.

Mientras que a DSA le gusta Sanders, no está claro que Sanders aprecie a DSA. Sanders, después de todo, tiene su propia organización electoral, Our Revolution, y aunque algunos miembros de DSA participan activamente en su equipo, no parece que desempeñen un papel político significativo. En la reunión inaugural del Instituto Sanders en Vermont, en noviembre y diciembre, no destacó ningún miembro de DSA. El único orador que era miembro de DSA fue Cornel West, un importante intelectual negro, pero es formalmente miembro de DSA y no desempeña ningún papel dentro de la organización ni se le asocia con ella en la percepción pública. Así que algunos miembros de DSA quisieran aprovechar la campaña de Sanders para dar alas a su organización, aunque no está nada claro que Sanders vaya a otorgar una función particular al grupo en su funcionamiento.

El contexto actual

Al tratar de vislumbrar el futuro de DSA conviene tener en cuenta la situación del país en este momento. A pesar de que los economistas, los medios y los políticos hablen de una economía en auge, EE UU sigue inmerso en turbulencias políticas, como lo ha estado desde la gran recesión de 2008. Trump, que apeló a algunas víctimas de la crisis económica y a quienes temían perder su condición social, creó una nueva fuerza política populista, basada en las condiciones generadas por los Republicanos de derechas y los fracasos de Barack Obama, Hillary Clinton y los Demócratas. Trump y los Republicanos han conseguido, desde 2016, vaciar por dentro la democracia política mediante la manipulación de circunscripciones electorales y la supresión de votantes de diversas maneras, han criticado y recortado programas sociales, socavado políticas y normativas meioambientales, criminalizado la inmigración y aterrorizado a los inmigrantes, favoreciendo al mismo tiempo el racismo y contribuyendo al crecimiento de una extrema derecha que incluye a nacionalistas blancos y neonazis.

El país ha estado durante dos años al borde de una crisis constitutional al tratar Trump de crear un Estado unitario con el control por parte de los Republicanos de los tres poderes, tendiendo hacia un régimen de partido único y de dominación presidencial, una situación que se vio atenuada, pero no resuelta, por los avances del Partido Demócrata en las elecciones intermedias de 2018. Al chocar con los tribunales, Trump ha intentado gobernar por decreto.

En cuanto a la situación económica, el mercado de valores ha experimentado una evolución errática y en muchos entornos se teme la llegada de una nueva crisis económica. En esta situación, Trump, quien se mantiene en contacto a través de Twitter con sus 55 millones de seguidores, conserva el apoyo del 35 % de la población estadounidense que aprueba a su persona sus políticas. En conjunto, es posible que gane la próxima elección presidencial.

En esta situación, ahora que se acerca la campaña política de cara a la elección presidencial de 2020, con los Demócratas profundamente divididos y una veintena de contendientes socialdemócratas y progresistas tratando de obtener la nominación como candidato del partido, se generará una tremenda presión política y popular a favor del apoyo, primero, en las primarias, a un candidato “que pueda ganar”, y después, en la elección, del respaldo a cualquier Demócrata frente a Trump. Y fuerzas similares intervendrán en todas las demás elecciones –senadores, congresistas, gobernadores de los Estados, alcaldes y concejales–, donde los progresistas de Partido Demócrata desempeñarán un papel crucial en el intento de colocar a los candidatos de izquierda en la cresta de la ola de lo que una generación antes se llamaba la política burguesa. Y detrás de todo ello estará, en efecto, la burguesía, que controla las finanzas y la industria, los medios de comunicación y buena parte de las redes sociales, que aportará miles de millones de dólares a las cuentas de los comités de apoyo a los candidatos y tratará de comprar al por mayor a los políticos.

03/01/2019

Dan La Botz es miembro de Solidarity y de Democratic Socialists of America, así como redactor de New Politics.

Traducción: viento sur

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CRISTO BENDITO, AMÉN JESÚS, RUEGA POR LOS AZNAR-BOTELLA Y BOTELLÍN, HIJO PRODUCTO DE UN CASTAÑAZO DE AMOR (Ya es sabido que Aznar aparte de esto, lo otro y lo de más allá, es un borrachuzo, o sea, que sin pagar agarra unas castañas de capitán general arriba con mando en plató de 13 tv), ERES NIÑO COMO YO, POR TU PADRE, DIME: A QUE SIN ROBAR, VERBO YO ROBO; YO TE ROBO A TI; YO LE ROBO A ÉL; YO LE ROBO A MARÍA SANTÍSIMA, UNO NO SE PUEDE HACER RICO TIPO AZNAR-BOTELLA Y BOTELLÍN, ZAPLANA O BÁRCENAS? Y POR ESO TE QUIERO TANTO Y TE DOY MI CORAZÓN.



La falta de democracia engrasa el expolio económico

La red bipartidista que ayuda a los fondos buitre

Rebelión
CTXT
26.01.2019


<p>Fondos buitre</p>

Fondos buitre MALAGÓN

Para el visionario economista Joseph Schumpeter, el capitalismo avanza gracias a la denominada ‘destrucción creativa’, es decir, a los emprendedores que, introduciendo innovaciones, acaban con las viejas formas de hacer e incorporan nuevos productos al mercado.

El problema de dicha destrucción es sobre quién caen los escombros: ¿qué ocurre cuando la economía avanza a costa de aprovechar las crisis y la debilidad estatal para obtener cuantiosas plusvalías a partir de bienes imprescindibles? La de los denominados fondos buitre es una historia de complejidad financiera, pero, sobre todo, es un relato sobre el poder y sobre cómo el expolio que ha sufrido España tiene mucho que ver con una estructura institucional escasamente democrática.

El estallido de la crisis mundial, hace ya más de diez años, acabó con las innovadoras ‘hipotecas subprime’, préstamos de difícil devolución empaquetados y enviados a todas partes del mundo por bancos de inversión que llegaron a apostar grandes cantidades de dinero a que dichos préstamos no se devolverían nunca.

Esta orgía delictiva nunca se detuvo, únicamente cambió de escenario: la podredumbre del cadáver de Lehman Brothers condujo al rescate y a la sumisa recapitalización de algunos de los bancos que habían incurrido en las peores prácticas. Salvado del castigo, el espíritu ‘creativo-destructor’ encontró en la necrosis del resto de los sectores de las economías nacionales nuevos focos de ‘plusvalía’: los buitres habían detectado la carroña.
LA PODREDUMBRE DEL CADÁVER DE LEHMAN BROTHERS CONDUJO AL RESCATE Y A LA SUMISA RECAPITALIZACIÓN DE ALGUNOS DE LOS BANCOS QUE HABÍAN INCURRIDO EN LAS PEORES PRÁCTICAS
Participados por un amplio abanico de inversores institucionales, particulares, bancos y otras entidades, grandes fondos de inversión, provenientes en su mayoría de Wall Street, han adquirido todo tipo de activos a precios de ocasión para una venta con una enorme plusvalía. Están de moda, hasta tal punto que medios como el Financial Times consideran que han llegado a sustituir buena parte de las funciones de una banca todavía con achaques; además, los bajos tipos de interés actuales han hecho del inmobiliario un objetivo casi irrenunciable, de nuevo.

Pero para dar el verdadero pelotazo, estos fondos necesitan una serie de condiciones: en primer lugar, un contexto crítico que rebaje los precios de los activos a adquirir; en segundo lugar, unas instituciones que, bajo presión financiera, tengan ‘empatía’ con los inversores; en tercer lugar, los cambios legislativos que permitan que estas adquisiciones relámpago para una venta lucrativa no sean solo legales sino fiscalmente óptimas. España iba a ser el escenario perfecto para esta ‘doctrina del shock’.

Rajoy: el gobierno ‘de los mejores’

En enero de 2012, la derecha aunaba la mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado, con el poder en casi todas las capitales importantes y las comunidades autónomas. El Partido Popular no tenía oposición, salvo un conjunto de protestatarios en las calles a los que había comenzado a reprimir y multar.

En abril de aquel año, la patronal Círculo de Empresarios homenajeó en Madrid a su presidente cesante, Claudio Boada Pallarés. Boada recordó en aquel evento a su padre, Claudio Boada Villalonga. Presidente franquista del Instituto Nacional de Industria (INI) y primer ejecutivo de Ford en España, Boada había pasado de la dictadura autárquica a la democracia, protagonizando una exitosa carrera de saneamiento y reducción de costes empresariales. Sus colaboradores y discípulos Miguel Boyer, Mariano Rubio y Carlos Solchaga lo pondrían al frente del establishment empresarial público para impulsar la reconversión industrial en los años ochenta.

Si Boada padre había formado parte de la beautiful people posindustrial socialista, el hijo había terminado adhiriéndose a la financiera. En aquel homenaje a Claudio Boada Jr. estuvieron presentes importantes representantes del gobierno del PP, como los ministros Miguel Arias Cañete (Agricultura), Pedro Morenés (Defensa) y altos cargos gubernamentales como Pedro Argüelles (secretario de Estado de Morenés) y Fernando Eguidazu (una de las bazas del Ministerio de Exteriores para vender la Marca España).

Morenés y Eguidazu habían entrado en el ejecutivo de Rajoy provenientes precisamente del equipo directivo de Boada en el Círculo de Empresarios, como también el entonces nuevo presidente del Instituto Nacional de Estadística, Gregorio Izquierdo. Además, el aristócrata Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós, secretario de Estado de la Marca España, había sido presidente del Círculo de Empresarios.
BLACKSTONE ADQUIRIÓ A PRECIOS IRRISORIOS 40.000 HIPOTECAS DE CATALUNYA BANK (UNOS 5.000 MILLONES POR UNA CARTERA VALORADA EN 30.000) Y 1.860 VIVIENDAS DE PROTECCIÓN OFICIAL PROPIEDAD DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID, POR SOLO 125 MILLONES
Boada Jr., ingeniero industrial como su progenitor, dejaba el Círculo y se consolidaba como senior officer –hombre fuerte y ‘abrepuertas’– del fondo de inversión Blackstone en España. Después de trabajar durante casi veinte años en Lehman Brothers, especializado en la venta y reventa de paquetes tóxicos de viviendas y otros activos, Boada dirigiría la estrategia de adquisición, arreglo –con desahucios– y posterior puesta en el mercado de todo tipo de inmuebles en manos de bancos y otras instituciones públicas y privadas. Una reconversión financiera, fiscal y contable de la que su padre se habría sentido orgulloso.

El gobierno popular le esperaba a él y a sus colegas con los brazos abiertos: fondos como Blackstone servirían para desatascar la banca de las llaves de los pisos sin vender y contribuirían a producir una ilusión de recuperación económica que mantendría al Partido Popular en el poder.

El ejecutivo Rajoy sabía de finanzas y, por tanto, entendía. El ministro De Guindos y una de sus manos derechas en el Ministerio de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, habían pasado por Lehman Brothers y por otros bancos; el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, había fundado en 2006 ‘Montoro y Asociados’ –después ‘Equipo Económico’–, una consultoría dedicada a minimizar el pago de impuestos de las empresas, y había llevado a buena parte de su equipo a su cartera ministerial, desde la que iniciaría su mandato con una subida de impuestos a la mayoría de la población.

La auditora y consultora PriceWaterHouseCoopers (PwC), implicada en el escándalo de paraísos fiscales ‘Lux-Leaks’, contaba también con varios ex directivos en en el gobierno. Uno de ellos, el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre-Navarrete, presidente, además, de la Agencia Tributaria; otro, el director del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Antonio Carrascosa, que se encargaría de gestionar los activos tóxicos de las antiguas Cajas de Ahorro, carne de fondo buitre. Ambos altos cargos habían trabajado con De Guindos en PwC.

Las nuevas SOCIMI

Con la presión de la deuda pública, la prima de riesgo y la nacionalización y el rescate de Bankia, la élite gubernamental precipitó los cambios legales: la Ley 16/2012, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 28 de diciembre, día de los Inocentes, supuso una sustancial modificación de los requisitos a las denominadas Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario, las ‘SOCIMI’.

Inspiradas en las ‘Reit’ estadounidenses, las SOCIMI habían sido concebidas en 2009 para incentivar la inversión en un mercado inmobiliario hundido. En 2012, la virtuosa interacción entre la gran empresa y el nuevo Estado del PP –dos actores que resultaban difíciles de distinguir– contribuiría a una flexibilización de dicha legislación para que casi cualquier rico pudiera tener una SOCIMI, promoviendo un entramado societario con el objeto de que los grandes fondos consiguieran las mayores plusvalías sin apenas tributar. El pelotazo inmobiliario estaba servido. El sueño del libre mercado consistía, en realidad, en una reducida red social de poderosos capaz de hacer casi todo posible.


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 Es el mercado, amigos”: red social de poder Estado-gran empresa. Los lazos en forma de flecha indican la prestación de determinados servicios o normativas favorables. Elaboración propia.

El resto de esta historia ha sido narrado por la mayoría de los medios de comunicación. Blackstone adquirió a precios irrisorios 40.000 hipotecas de Catalunya Bank –en manos del FROB–, la mitad del ladrillo del extinto Banco Popular (unos 5.000 millones de euros por una cartera valorada en 30.000) y, con un mayor revuelo mediático, 1.860 viviendas de protección oficial propiedad del Ayuntamiento de Madrid, por solo 125 millones.

Parte del equipo de aquel consistorio, presidido por Ana Botella, ha sido condenado por el Tribunal de Cuentas por malvender este patrimonio público por debajo del precio de mercado y con numerosas irregularidades procedimentales. El esposo de Ana Botella, José María Aznar, se ha prestado recientemente a ‘abrir puertas’ a más fondos de esta estirpe en España para aprovechar las incertidumbres financieras del probable brexit. Uno de sus hijos, José María, dirige el fondo buitre Cerberus en España, que se hizo con casi todo el negocio inmobiliario del banco BBVA por 4.000 millones de euros y lo que los medios financieros denominan eufemísticamente “un importante descuento”.

El proceso judicial por el caso del Ayuntamiento de Madrid continúa al margen del dictamen contable del Tribunal de Cuentas, aunque los abogados de la acusación no se hacen grandes ilusiones. Más esperanzador es el que afecta a la venta de casi 3.000 viviendas públicas propiedad del Instituto de Vivienda de Madrid (IVIMA) al fondo Azora-Goldman Sachs en 2013 por el gobierno regional del fenecido Ignacio González.

En dicha venta sobresalen conexiones ilustrativas. Una de las mayores directivas del IVIMA, Ana Gomendio, pertenece a una familia de la construcción y es, además, prima de Montserrat Gomendio Kindelán, entonces número dos del ministro de Educación José Ignacio Wert; más sospechosas son aún las redes del exconsejero de Vivienda, el multimillonario Pablo Cavero, cuya SICAV estaba gestionada por BBVA y Goldman Sachs, precisamente el propietario de Azora.
EL SAQUEO DEL PATRIMONIO PÚBLICO Y LA ESPECULACIÓN SOBRE LA ECONOMÍA NACIONAL TIENEN SOPORTE EN UNA RED DE PODER, UN ENTRAMADO DE RELACIONES EN EL QUE ESTADO Y GRANDES EMPRESAS SE CONFUNDEN
La repercusión del caso del IVIMA y de la condena a Botella y compañía no ha impedido, sin embargo, que la rapacería financiera continúe en todo el territorio nacional: los fondos buitre crecen por el ecosistema económico para hacerse con todo tipo de locales, cadenas de hoteles, empresas y relevantes paquetes accionariales. Los portavoces de estas empresas se jactan, además, de haber sacado a España de la crisis, contribuyendo a “estabilizar” los precios de las viviendas. Otro eufemismo que los mortales han experimentado en forma de incremento de precios de venta y alquiler.

Su capacidad para influir queda fuera de toda duda recordando las amenazas de Blackstone al gobierno de Pedro Sánchez para que no regulara el alquiler. El propio Claudio Boada reprochó a la ministra de Economía, Nadia Calviño, que Blackstone había invertido hasta 25.000 millones de euros en España y que podría llegar a marcharse ante una legislación más restrictiva. Un consejo que la disciplinada ministra se tomaría muy en serio al retirar la propuesta de limitación de los precios del alquiler de los Presupuestos Generales del Estado correspondientes a 2019. El martes 22 de enero, Podemos retiró su apoyo al Decreto sobre alquileres del Gobierno por considerar que este había cedido a las presiones de Blackstone para no regular los precios.

El expolio continúa. Los buitres han hecho negocios que hubieran sido imposibles sin la complicidad de determinadas élites políticas. El saqueo del patrimonio público y la especulación sobre la economía nacional tienen soporte en una red de poder, un entramado de relaciones en el que Estado y grandes empresas se confunden y se combinan gracias a acuerdos implícitos, puertas giratorias y comunión de intereses. Una estructura antidemocrática que difícilmente garantiza un horizonte económico estable y próspero para la mayoría.

Fuente: https://ctxt.es/es/20190123/Politica/24009/Andr%C3%A9s-Villena-politica-fondos-buitres-democracia-economia.htm

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