sábado, 13 de abril de 2024
El ofrecimiento de Maó como puerto OTAN despierta el rechazo entre la población. [Una población española más expuesta al riesgo de muerte y destrucción que lleva parejo la guerra, aunque yo sea más chulo que un ocho con mi Novio de la Muerte, eso sí. Que la soberanía Nacional reside en el cha, cha chá de ahí viene el Negro Zumbón de allá por tierras lejanas del moro de la morería al ritmo de las maracas del tanto por cien más medio saco de bombas, ni inteligentes ni tontitas, de las normales, está fuera de dudas y no merece la pena meterse en ese charco ahora. Por lo tanto, trabajador (que yo con la gente importante no me hablo), si quieres la paz, jate tontadas, y prepárate para sacar a España de la OTAN y meter en el Código Penal un artículo chispeante (que eche chispas) y que diga bien clarito que es un criminal nato o una criminala nata todo aquel/aquella, aunque sea Margarita Robles, que se ande jugueteando con la vida y los bienes de cualquier trabajador en el crimen de la guerra para gloria y mayor fortuna y engorde de los capitales de las garrapatas jefas, jefes, del gran capital]
El ofrecimiento de Maó como
puerto OTAN despierta el rechazo entre la población
Por Mireia
Balasch
Rebelion / España
13/04/2024
Fuentes: El Salto
La confirmación
de este puerto como enclave permanente para la flota militar internacional
reactiva la plataforma Menorca per la Pau.
La noticia cayó
como un jarro de agua fría el pasado 29 de marzo, viernes santo, cuando El
País desvelaba que el puerto de Maó (Menorca) será la tercera base naval de
la OTAN en España, después de Cartagena (Región de Murcia) y Rota
(Cádiz). Ni el Gobierno autonómico ni el Consell de Menorca sabían nada al
respecto y la sorpresa fue unánime. La oposición civil, sin embargo, no se hizo
esperar y, en tiempo récord, se reactivó la plataforma Menorca per la Pau, organizándose
una concentración en la capital menorquina para el domingo 7 de abril a la que
acudieron más de medio millar de personas. No obstante, con las horas, crece el
número de entidades que se adhieren al movimiento pacifista y ecologistas y
partidos de izquierda también intentarán frenar el proyecto, que, de llevarse a
cabo, tendrá implicaciones ambientales, turísticas y, sobre todo, sociales.
El puerto de
Maó ha sido, desde hace décadas, un enclave codiciado por la Alianza Atlántica
debido a su posición geográfica: a menos de 400 kilómetros de Argelia, por el
sur, y de la costa francesa, por el norte. Miquel Camps, portavoz del GOB, la
principal asociación ecologista de Menorca, recuerda que “en los años 80 había
una importantísima presencia militar en la zona, con cuarteles en Es Castell,
Sant Isidre y s’Esplanada”. Se abandonaron y la entidad ha pedido en diversas
ocasiones que se les dé un uso civil, “pero el Ministerio de Defensa siempre se
ha negado”, señala Camps. Actualmente, las instalaciones se encuentran en un
estado deficiente.
La organización
considera dañino para el medio ambiente que el tránsito de embarcaciones de la
OTAN se incremente en la isla. Afectaría directamente a la fauna marina: “Los
barcos de guerra utilizan unos sónars de intensas ondas que son perjudiciales,
sobre todo, para los cetáceos. Se desorientan y estrellan contra la costa”. En
el norte de Menorca hay un corredor protegido para estas especies. Como señala
Camps, “si las embarcaciones de la OTAN acceden de manera permanente a Maó, la
zona de operatividad de los cetáceos dejará de ser segura y los compromisos
adquiridos para preservar su hábitat, papel mojado”.
Por la paz
“Bases no, ni
aquí ni en ningún sitio” es uno de los lemas que se corearon en la
manifestación que el pasado domingo tuvo lugar en las calles del centro de Maó.
Fueron más de 500 personas en una ciudad con menos de 30.000 residentes. “Si la
convocáramos la semana que viene, sabemos que seríamos muchas más, porque en
solo tres días se han triplicado las entidades integrantes de este movimiento”,
explica Ramon Carreras, miembro de Menorca per la Pau. “El anuncio nos
sobrecogió en medio de las vacaciones y creemos que ha sido un éxito que en
menos de una semana hayamos sido capaces de articular esta acción”, añade.
El colectivo
rechaza la posibilidad que el puerto de la capital isleña se convierta en una
base de acceso directo de embarcaciones militares por diversas razones. “El
belicismo no soluciona los conflictos internacionales”, defiende Carreras,
“además de ser un acelerador del cambio climático y una fuerza destructora del
territorio”. Avanza que uno los objetivos de Menorca per la Pau será
coordinarse con los movimientos pacifistas de Cartagena y Rota para hacer un
frente común. En última instancia, considera que “la amenaza de convertir Maó
en la tercera base naval española de la OTAN significaría que seríamos también
un objetivo militar, lo que comporta problemas muy graves”.
En este sentido
también se ha pronunciado el GOB. “Somos reserva de la biosfera, un ejemplo de
la convivencia entre las personas y la naturaleza. El militarismo no entra en
este binomio, no pueden unirse de ninguna manera”, dice Miquel Camps.
Escalada militarista
Una de las
personas que sí se esperaba leer esta noticia es Gabriela Serra, del Centre
Delàs d’Estudis per la Pau. La investigadora ha coordinado, entre otros, el
informe La OTAN, construyendo
inseguridad global. Está convencida del aumento del militarismo
en la sociedad y, por encima de todo, en la manera de pensar. “Desde la
pandemia ha habido un auge del discurso de la seguridad, de la guerra como
herramienta necesaria, del lenguaje bélico”, explica. “El coronavirus era el
enemigo y todo lo que se hacía o leíamos era basándonos en esta dicotomía del
uno contra el otro. Que la OTAN tenga una base naval más en España forma parte
de este proyecto belicista a medio y largo plazo”.
Serra incide en
el hecho que los valores militares de jerarquía, valentía y honor están al
alza: “Han ido penetrando en la mentalidad de las personas poco a poco y se van
consolidando”. También cree que “vamos hacia un gran conflicto armado, aunque
no lo queramos ver, y por esta razón también se vuelve a hablar de implantar el
servicio militar obligatorio, como han hecho Suecia y Noruega”. Llegados a este
punto, la investigadora recuerda que en 2001 “se suspendió la mili con un
decreto”. Asegura que instaurarla “es tan fácil como aprobar otro decreto”.
Opacidad
Hasta el
momento, la llegada de embarcaciones de guerra al puerto de Maó ha sido escasa
y poco pública. “Nos hemos enterado a toro pasado”, lamenta Ramon Carreras, “y
lo mismo hemos vivido con la noticia del acceso directo de los barcos de la OTAN,
que pueden atracar sin pedir ningún permiso más que a Defensa”. A pesar de
ello, considera muy positivo que la fragata Navarra, que tenía que
fondear en la isla el lunes 8 de abril, no lo hiciera. “Desde Menorca per la
Pau creemos que la presión popular ha sido clave para que este barco de guerra
no llegara a la costa balear y seguiremos muy atentamente lo que pase en la
bahía”.
Según el
artículo que ha desatado la polémica, el Ejecutivo central ofreció Maó como
puerto con autorización diplomática permanente a la Alianza Atlántica en abril
de 2023. El Govern Balear, a través de la presidenta Marga Prohens, ha
declarado que no tenía constancia de ello. Por su parte, Margarita Robles,
ministra de Defensa, manifestó un día después que Maó será solo puerto puntual
de escala para las flotas permanentes de la OTAN. A pesar de ello, muchos
menorquines no se han creído sus palabras y se han puesto ya manos a la obra
para impedirlo.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/otan/ecologistas-pacifistas-rechazan-mao-base-naval-otan
Alemania, víctima colateral
El declive de la
UE derivado de la guerra en Ucrania es ya algo evidente y que nadie discute.
Alemania, antaño líder de la economía europea, está pagando cara su
supeditación a la hegemonía USA. Y nada parece indicar que las cosas vayan a
irle mejor mañana.
Alemania, víctima colateral
El Viejo Topo
13 abril, 2024
Según lo publicado en el Berliner Zeitung. el desmantelamiento de la industria alemana desde 2022 es un daño colateral en la guerra geopolítica de Estados Unidos para aislar a China, Rusia y los países cuya creciente prosperidad y autosuficiencia se considera un desafío inaceptable a la hegemonía estadounidense.
Para prepararse
para lo que promete ser una lucha larga y costosa, los estrategas
estadounidenses tomaron una medida preventiva en 2022 para alejar a Europa de
sus relaciones comerciales y de inversión con Rusia. De hecho, pidieron a
Alemania que se suicidara industrialmente y se convirtiera en dependiente de
Estados Unidos. Eso convirtió a Alemania en el primer y más inmediato objetivo
de la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos.
Al asumir el
cargo en enero de 2021, Joe Biden y los servicios de seguridad nacional
declararon que China era el enemigo número uno de Estados Unidos y consideraban
su éxito económico una amenaza existencial a la hegemonía
estadounidense. Para evitar la inversión europea en China, mientras
construía su propia defensa militar, el equipo de Biden buscó encerrar a Europa
en la órbita económica de Estados Unidos como parte de una campaña para aislar
a la República Popular China y a sus partidarios, con la esperanza que esto
perturbaría sus economías. creando presión para que los países abandonaran la
creación de un nuevo orden económico multipolar.Esta estrategia requirió
sanciones comerciales europeas contra Rusia y medidas similares para bloquear
el comercio con China a fin de evitar que Europa fuera arrastrada a la
emergente esfera de prosperidad mutua centrada en China.
Para prepararse
para la guerra entre Estados Unidos y China, los estrategas estadounidenses
intentaron bloquear la capacidad de China de recibir apoyo militar ruso. El
plan era drenar el poder militar de Rusia armando a Ucrania y arrastrar a Rusia
a una lucha sangrienta que podría provocar un cambio de régimen. La
esperanza poco realista era que los votantes resentirían la guerra, como
sucedió con la guerra en Afganistán que había contribuido al fin de la Unión
Soviética.
En este caso,
podrían reemplazar a Putin por líderes oligárquicos locales dispuestos a
aplicar políticas neoliberales pro-estadounidenses similares a las del régimen
de Yeltsin. El efecto ha sido todo el contrario. Los votantes rusos han
hecho lo que haría cualquier población atacada: se han unido en torno a Putin.
Y las sanciones occidentales han obligado a Rusia y China a volverse más
autosuficientes.
Este plan
estadounidense para una Nueva Guerra Fría global tenía un problema. La economía
alemana disfrutaba de prosperidad exportando productos industriales a Rusia e
invirtiendo en el mercado postsoviético, mientras importaba gas ruso y otras
materias primas a precios internacionales relativamente bajos. Es
axiomático que, en condiciones normales, la diplomacia internacional responde
al interés nacional. El problema para los guerreros estadounidenses era cómo
persuadir a los líderes alemanes para que tomaran la decisión antieconómica de
abandonar su rentable comercio con Rusia.
La solución fue
fomentar la guerra con Rusia en Ucrania e incitar a la rusofobia para
justificar la imposición de una amplia gama de sanciones que bloquearan el
comercio europeo con Rusia.El resultado ha sido encerrar a Alemania, Francia y
otros países en una relación de dependencia de Estados Unidos.
Los
estadounidenses utilizan las sanciones comerciales y financieras patrocinadas
por la OTAN con un doble lenguaje orwelliano; mientras Europa se ha “liberado”
de la dependencia del gas ruso, los países de la UE se han vista obligados a
importar gas natural licuado (GNL) estadounidense a precios tres o cuatro veces
superiores. Al despojarse de su vínculos comerciales con Rusia los
alemanes no tienen otra alternativa que trasladar algunas de sus principales
empresas industriales a Estados Unidos (incluso a China) para obtener el gas
necesario para producir manufacturas y productos químicos.Unirse a la guerra en
Ucrania también ha llevado a Europa a agotar sus reservas militares. Ahora se
la está presionando para que recurra a proveedores estadounidenses para
rearmarse, con equipos que no han funcionado bien en Ucrania.
Los
funcionarios estadounidenses están promoviendo la fantasía de que Rusia puede
invadir Europa occidental. El propósito no es sólo rearmar a Europa con armas
estadounidenses sino que Rusia se agote a medida que aumente su gasto militar
en respuesta al millonario presupuesto de la OTAN. En Occidente se ha
impuesto la negativa a ver la política de Rusia como defensiva, una defensa
contra la amenaza de la OTAN que ahora está planificando cómo intensificar los
ataques para apoderarse de la base naval rusa de Crimea, en pos del sueño de
dividir Rusia.
La realidad es
que Rusia ha decidido girar hacia el Este como política a largo plazo. La
economía mundial se está fracturando en dos sistemas opuestos que dejan a los
alemanes atrapados en el medio, ya que su gobierno ha decidido encerrar a la
nación en el sistema unipolar estadounidense. El precio de esta decisión
de la élite alemana será mantener una hegemonía centrada en Estados Unidos y
sufrir indefectiblemente una depresión industrial. Lo que los estadounidenses
llaman “dependencia” de Rusia ha sido reemplazada por una dependencia de
proveedores estadounidenses más caros, mientras que Alemania ha perdido los
mercados rusos y asiáticos.
El costo de
esta elección es enorme. Esta acabando con el empleo y la producción
industriales alemanes, que ha sido durante mucho tiempo un importante respaldo
para el tipo de cambio de la eurozona. Si esto sigue así el futuro de la UE
parece dirigirse a una tendencia descendente irremediable. Hasta ahora, el
perdedor en la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos han sido Alemania y el resto
de Europa.
Lo que los
alemanes se están preguntando ahora mismo: ¿Valdrá la pena el vasallaje
económico a Estados Unidos? ¿Valdrá la pena perder los mercados mundiales de
más rápido crecimiento de los países emergentes por este vasallaje económico?
Fuente: Observatorio de la crisis.