domingo, 5 de enero de 2014

UNIÓN EUROPEA DEL CAPITAL: DENTRO DEL EURO NO HAY SOLUCIÓN A LA CRISIS


SALIR DE LA PESADILLA DEL EURO

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Alberto Montero Soler 
Mientras tanto electrónico
 Rebelión 
02-01-2014

De hecho, existe una serie de elementos que explican por qué el euro haya sido, desde la perspectiva de los pueblos europeos, un proyecto fallido desde su mismo inicio: por un lado, tanto las políticas de ajuste permanente que se articularon durante el proceso de convergencia previo a la introducción del euro como las políticas que se han mantenido desde su entrada en vigor han restringido las tasas de crecimiento económico con el consecuente impacto sobre la creación de empleo; por otro lado, la ausencia de una estructura fiscal de redistribución de la renta y la riqueza o de cualquier mecanismo de solidaridad que realmente responda a ese principio ha dificultado la reducción de los desequilibrios de las condiciones de bienestar entre los ciudadanos de los Estados miembros; y, finalmente, también debe resaltarse que las asimetrías estructurales existentes entre las distintas economías al inicio del proyecto se han ido agravando durante estos años, reforzando la estructura centro-periferia al interior de la Eurozona y apuntalando la dimensión productiva de la crisis actual. 

Si a todo ello se le añade el que las políticas encaminadas a salvar el euro son políticas dirigidas a preservar los intereses de la élite económica europea en contra del bienestar de las clases populares, la resultante es que se reafirma la idea del distanciamiento acelerado de la posibilidad de identificar a la Eurozona con un proceso de integración que los pueblos europeos puedan reconocer como propio y construido a la medida de sus aspiraciones.

Puede concluirse, entonces, que el euro –y entiéndaselo no sólo como una moneda en sí misma, sino como todo un sistema institucional y una dinámica funcional puesta al servicio de la reproducción ampliada del capital a escala europea– es la síntesis más cruda y acabada del capitalismo neoliberal. Un tipo de capitalismo que se desarrolla en el marco de un mercado único dominado por el imperativo de la competitividad y en el que, además, se ha producido un vaciado de las soberanías nacionales –y no digamos de las populares–, en beneficio de una tecnocracia que actúa políticamente a favor de las élites europeas y en menoscabo de las condiciones de bienestar de las clases populares.

Y si coincidimos en que para éstas últimas la creación del euro se trata de un proyecto fallido, la cuestión que inmediatamente se plantea es qué pueden hacer, al menos las de los países periféricos sobre los que está recayendo con mayor intensidad el peso del ajuste, frente a un futuro tan poco esperanzador y en el que las opciones de reforma en un sentido solidario se van bloqueando con candados cada vez más férreos. La respuesta a esta cuestión va a depender de cuál sea la concepción que se tenga de la crisis actual, de las dinámicas que la mantienen activa y de las perspectivas de evolución de las relaciones políticas y económicas al interior de la Eurozona que pudieran revertir la situación actual o, en sentido contrario, consolidarla. 

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