miércoles, 11 de mayo de 2022

¿Ha terminado la globalización?

 

 

La globalización solo volverá cuando el capitalismo gane una nueva oportunidad basada en una rentabilidad mejorada y sostenida. Pero parece poco probable que eso suceda cuando tenemos en el horizonte otra recesión y tal vez más guerra.


¿Ha terminado la globalización?

 

Michael Roberts

El Viejo Topo

11 mayo, 2022 

 


Aparte de la inflación y la guerra, lo que preocupa al pensamiento económico actual es el aparente fracaso de lo que a la corriente principal de la teoría economica le gusta llamar ‘globalización’. Lo que la economía convencional entiende por globalización es la expansión libre del comercio y los flujos de capital a través de las fronteras. En 2000, el FMI identificó cuatro aspectos básicos de la globalización: comercio y transacciones, movimientos de capital e inversiónmigración y movimiento de personas, y la difusión del conocimiento. Todos estos componentes aparentemente aumentaron a principios de la década de 1980 como parte de la reversión ‘neoliberal’ de las políticas nacionales de macrogestión adoptadas por los gobiernos en el entorno del orden económico mundial de Bretton Woods (es decir, la hegemonía estadounidense). Lo que buscaban era derribar las barreras arancelarias, las cuotas y otras restricciones comerciales y permitir que las multinacionales comerciasen ‘libremente’, deslocalizando sus inversiones en el extranjero a zonas de mano de obra barata para aumentar la rentabilidad. Esto, se aseguraba, conduciría a la expansión global y al desarrollo armonioso de las fuerzas productivas y los recursos del mundo.

No había nada nuevo en este fenómeno. Ha habido períodos de mayor comercio y exportación de capital desde que el capitalismo se convirtió en el modo de producción dominante en las principales economías a mediados del siglo XIX. En 1848, los autores del Manifiesto Comunista señalaron el creciente nivel de interdependencia nacional provocado por el capitalismo y predijeron el carácter universal de la sociedad mundial moderna:“Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente (…) En lugar del antiguo aislamiento y la amargura de las regiones y naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones”.

De hecho, podemos distinguir períodos anteriores de ‘globalización’. Hubo un período de 1850 a 1870 en el que el comercio y la inversión se expandieron considerablemente en Europa y Estados Unidos (después de la guerra civil), bajo los auspicios de la hegemonía británica. La depresión de la década de 1870 a 1890 vio el final de esa ola. Pero otra ola de expansión global tuvo lugar en la década de 1890 hasta la Primera Guerra Mundial, cuando las nuevas potencias capitalistas usurparon la hegemonía británica. Ninguna potencia estableció su hegemonía y esa ola de globalización fue detenida en seco por la guerra mundial y continuó revirtiéndose durante la Gran Depresión de la década de 1930 y hasta la Segunda Guerra Mundial. Luego hubo una nueva ola de expansión global bajo Bretton Woods y la hegemonía estadounidense, antes de que la crisis de rentabilidad de la década de 1970 condujera a recesiones y crisis. Desde mediados de los 80 y hasta los 90, tuvo lugar la mayor expansión de comercio e inversión transfronteriza en la historia dedel capitalismo, cuando el capitalismo de EEUU y europeo extendieron sus alas más aun y China se integró en los mercados globales manufactureros y comerciales.

De hecho, según la Organización Mundial del Comercio, un indicador clave de la ‘globalización’, la relación entre las exportaciones mundiales y el PIB mundial, se mantuvo estable entre 1870 y la Primera Guerra Mundial, cayó casi un 40% en el período de entreguerras; aumentó un 50% entre 1950 y 1970; luego se estancó hasta la década de 1990, despegando hasta la Gran Recesión de 2009; después de lo cual, en la Gran Depresión de la década de 2010, la proporción cayó alrededor de un 12 %, una disminución que no se veía desde la década de 1970.



La última ola de globalización comenzó a decaer a principios de la década del 2000, cuando la rentabilidad global retrocedió.


Penn World Table 10.0, cálculos del autor


En la década de 1990, el comercio mundial aumentó un 6,2 % anual, la inversión transfronteriza (IED) un 15,3 % anual y el PIB global un 3,8 %. Pero en la larga depresión de la década de 2010, el comercio aumentó solo un 2,7 % al año, más lento que el PIB con un 3,1 %, mientras que la IED aumentó solo un 0,8 % al año.


Los flujos de inversión transfronteriza en activos productivos físicos también dejaron de crecer en la década de 2010, mientras que el comercio global de la ‘cadena de valor’ (es decir, transferencias internas de empresas multinacionales) también se estancó.

Comercio de la cadena de valor mundial


Organización Mundial de Comercio

Por supuesto, la teoría económica marxista podría haber revelado este resultado de la globalización. La ‘teoría deductiva’ de la ventaja comparativa de David Ricardo siempre ha sido demostrablemente falsa. Bajo el capitalismo, con mercados abiertos, las economías más eficientes se harán con cuotas de comercio de las menos eficientes. Por lo tanto, los desequilibrios comerciales y de capital no tienden hacia el equilibrio y la compensación a largo plazo. Por el contrario, los países tienen enormes déficits y superávits comerciales durante largos períodos, tienen crisis monetarias recurrentes y los trabajadores pierden puestos de trabajo ante la competencia del exterior sin conseguir nuevos puestos en sectores más competitivos (ver Carchedi, Frontiers of Political Economy p282).  No son las ventajas comparativas ni los costes los que impulsan las ganancias comerciales, sino los costes absolutos(en otras palabras, la rentabilidad relativa). Si los costes laborales chinos son mucho más bajos que los costes laborales de las empresas estadounidenses, entonces China ganará cuotas de mercado, incluso si Estados Unidos tiene alguna de las llamadas “ventajas comparativas” en diseño o innovación. Lo realmente decisivo es el nivel de productividad y crecimiento de una economía y el coste de la mano de obra.

Contrariamente a las opiniones de la corriente económica principal, el capitalismo no puede expandirse en un desarrollo armonioso y equilibrado en todo el mundo. Por el contrario, el capitalismo es un sistema plagado de contradicciones generadas por la ley del valor y el afán de lucro. Una de esas contradicciones es la ley del desarrollo desigual bajo el capitalismo: algunas economías nacionales competidoras funcionan mejor que otras. Y cuando las cosas se ponen difíciles, los más fuertes empiezan a comerse a los más débiles. Como dijo una vez Marx, “los capitalistas son como hermanos hostiles que se reparten el botín del trabajo de los demás”.   (Teorías de la Plusvalía Vol 2. p29). A veces los hermanos son fraternos y la globalización se expande como a fines del siglo XX; a veces son hostiles y la globalización se desvanece, como en el siglo XXI siglo.

Para la teoría marxista, globalización es ante todo sinónimo de la expansión del imperialismo.  El siglo XX comenzó con el capitalismo mundial cada vez más dividido entre un bloque imperialista y el resto, siendo estos últimos incapaces (con muy pocas excepciones) de cerrar la brecha con las economías más avanzadas en los siguientes 100 años.  En el siglo XXI, el control del imperialismo permanece y si las economías imperialistas comienzan a luchar por la rentabilidad como ahora, entonces comienzan a luchar y no cooperar, sentando las bases para el conflicto y la división.

Incluso la corriente económica principal es consciente ahora de que el libre comercio y la libre circulación de capitales que se aceleraron a nivel mundial en los últimos 30 años no han generado ganancias para todos, contrariamente a la teoría económica dominante de la ventaja comparativa y la competencia. Lejos de que la globalización y el libre comercio conduzcan a un aumento de los ingresos para todos, con la libre circulación de capitales propiedad de las transnacionales y el libre comercio sin aranceles ni restricciones, los grandes capitales eficientes han triunfado a costa de los más débiles e ineficientes y los trabajadores de esos sectores reciben el golpe. En lugar de un desarrollo armonioso e igualitario, la globalización ha aumentado la desigualdad de riqueza e ingresos, tanto entre las naciones como dentro de las economías, a medida que las corporaciones transnacionales trasladan sus actividades a zonas con mano de obra más barata e incorporan nuevas tecnologías que requieren menos mano de obra.

Estos resultados se deben en parte a la globalización del capital multinacional que lleva fábricas y puestos de trabajo a lo que solía llamarse el Tercer Mundo; y en parte debido a las políticas neoliberales en las economías avanzadas (es decir, la reducción del poder sindical y los derechos laborales, la precarización del trabajo y la reducción de los salarios, la privatización y la reducción de los servicios públicos, las pensiones y los beneficios sociales). Pero también se debe a colapsos o recesiones regulares y recurrentes en la producción capitalista, lo que condujo a una pérdida de ingresos familiares para la mayoría que nunca ha podido restaurarse en ninguna ‘recuperación’, particularmente desde 2009. El mundo capitalista nunca fue plano, ni siquiera a finales del siglo XX, y ciertamente es montañoso hoy.

por ejemplo, los aranceles y las medidas proteccionistas: el anatema de los teóricos de la globalización. Ha habido una tendencia al alza en las investigaciones sobre derechos antidumping y compensatorios en los últimos diez años (ver cuadro a continuación).


La Gran Recesión, la débil recuperación posterior a la Larga Depresión, la pandemia de COVID y ahora el conflicto entre Rusia y Ucrania, ha destruido las cadenas de suministro mundiales, bloqueado el comercio mundial y detenido los movimientos de capital.

Durante las décadas de 1990 y 2000, la corriente principal de la teoría económica (con pocas excepciones) se alineó con Ricardo y defendió los méritos intachables de la globalización. Basta leer este artículo para ver la lista de los sospechosos habituales. A pesar de las tendencias actuales, algunos expertos de la corriente económica principal aún se aferran a la opinión de que la globalización volverá. “Fue la inflación lo que ayudó a crear un nuevo entorno político a mediados del siglo XIX y en la década de 1970. A medida que los costos económicos y políticos de la inflación se hicieron más evidentes y dañinos, pareció más atractivo buscar formas de calmar las presiones inflacionarias. Sin duda, la cura desinflacionaria (más globalización y un gobierno más eficaz) fue temporalmente incómoda. Pero impulsó al mundo a aprovechar las oportunidades técnicas y geográficas que alguna vez fueron ignoradas o desatendidas. Hay, en resumen, un futuro post-conflicto que podemos esperar con cierto grado de esperanza”.

Un experto afirmó que “Finalmente, llame a esto fe ciega, pero se han oficiado las exéquias de la globalización varias veces, y en cada ocasión, ha rebotado de su lecho de enferma bastante animada. Las empresas han sido ingeniosas, han apoyado la tecnología e incluso gobiernos activamente destructivos no han acabado con ella ”. Es evidente que el comercio mundial y la inversión transfronteriza no van a desaparecer y seguirán creciendo (algo) a pesar de las pandemias, las guerras y las cadenas de suministro colapsadas. Pero ese no es un argumento para decir que la ola de globalización anterior no ha terminado.

El argumento es que a la crisis de rentabilidad e inflación de la década de 1970 siguió la ola de globalización de las décadas de 1980 y 1990. Y esto podría volver a suceder. No es un escenario muy convincente. La década de 2020 se parece más al período previo a la Primera Guerra Mundial, con poderes económicos rivales que luchan por obtener una parte de las ganancias (los «hermanos hostiles»). Escribiendo a fines de la década de 1880, Engels pronosticó, no una expansión global armoniosa como pensaba el líder y teórico socialdemócrata alemán Karl Kautsky, sino una mayor rivalidad entre los poderes económicos que competían que acabó en una nueva guerra europea: “las depredaciones de la Guerra de los Treinta Años (del siglo XVII) se comprimirían en tres o cuatro años y se extenderían por todo el continente… con una reubicación irremediable de nuestro sistema artificial de comercio, industria y crédito.”,(ver mi libro Engels 200 p129). No hay retorno a la expansión global de 1850-70.

Los keynesianos buscan volver a los días de Bretton Woods con sus tipos de cambio fijos, estímulo fiscal gubernamental y aranceles gradualmente reducidos. Los keynesianos afirman que esto conduciría a un resurgimiento del ‘multilateralismo’ y la cooperación global. Esto aparentemente puede restaurar un orden mundial de paz y armonía. Pero es simplemente negar la historia y la realidad de la década de 2020. Las organizaciones multilaterales de la era de la posguerra como el FMI, el Banco Mundial y la ONU estaban todas bajo la amable ‘guía’ del capitalismo estadounidense. Pero ahora la hegemonía estadounidense ya no está asegurada; pero lo que es más significativo, la alta rentabilidad de las principales economías posteriores a 1945 ya no existe.  Los hermanos ya no son fraternos, sino hostiles. El intento actual de Estados Unidos de mantener su hegemonía se parece más a tratar de meter gatos en una bolsa.

Es perfectamente posible argumentar que para el capital , «la desglobalización disminuiría la eficiencia de las empresas al aumentar los precios y reducir la competencia y que «con cualquier reversión prevista de desaceleración del crecimiento, el mundo desglobalizado sería «muy inferior» a los últimos 30 años de libre comercio.” Un estudio reciente de la Organización Mundial del Comercio, basado en la medición del impacto dinámico de la pérdida de comercio y difusión de tecnología, encontró que “una  posible separación del sistema de comercio global en dos bloques, uno centrado en EEUU y otro centrado en China, reduciría el bienestar global en 2040 en comparación con una línea de base en aproximadamente un 5%. Las pérdidas serían mayores (más del 10 %) en las regiones de bajos ingresos que más se benefician de los efectos indirectos positivos de la tecnología del comercio”.  De hecho, el colapso de la globalización podría convertirse no solo en una batalla entre dos bloques, sino en una mezcla de unidades económicas en competencia.

Pero la globalización solo volverá cuando el capitalismo gane una nueva oportunidad basada en una rentabilidad mejorada y sostenida. Parece poco probable que eso suceda cuando tenemos en el horizonte otra recesión y tal vez más guerra.

Publicado originalmente en el blog de Michael Roberts. Traducción de G. Buster en Sin Permiso.

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¿Qué desencadenó la mayor catástrofe climática del planeta? La ciencia halla la respuesta

 

¿Qué desencadenó la mayor catástrofe climática del planeta? La ciencia halla la respuesta

 

Diario octubre / mayo 11, 2022

 

A escala global, la subida de las temperaturas llevó al eventual colapso de los ecosistemas, lo que provocó un proceso de extinción masiva y cambió el curso de la evolución de la vida.

 

Tom Pfeiffer / Legion-Media


Un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva Inglaterra (Australia) publicó este 9 de mayo en la revista Nature un estudio en el que determinaron las causas del devastador calentamiento global ocurrido hace unos 252 millones de años, que llevó a la extinción de entre el 85 % y el 95 % de todas las especies del mundo.

 

Si bien ya era sabido por la ciencia que una erupción volcánica ocurrida en el actual territorio de Siberia había contribuido a dicho desenlace, hasta ahora se desconocía por qué el planeta ya llevaba calentándose a ritmos acelerados cientos de miles de años antes.

La nueva investigación revela que los antiguos volcanes de Australia habrían sido los responsables. Entre 256 y 252 millones de años atrás, antes del evento en Siberia, erupciones catastróficas en el norte del actual territorio de Nueva Gales del Sur arrojaron inmensos volúmenes de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De hecho, según los científicos, estas “súper erupciones” habrían sido mayores incluso que la de Siberia.

La evidencia de lo sucedido se encuentra actualmente en las capas de ceniza volcánica en la roca sedimentaria que cubre grandes áreas de la costa este australiana, desde Sídney hasta Townsville.

“Aunque la erosión ha eliminado gran parte de la evidencia, las rocas de aspecto ahora inocuo son nuestro registro de erupciones aterradoras. El espesor y la dispersión de la ceniza producida es consistente con algunas de las mayores erupciones volcánicas conocidas”, explican los investigadores, añadiendo que al menos 150.000 kilómetros cúbicos de lava y cenizas brotaron de los volcanes del norte de Nueva Gales del Sur durante cuatro millones de años, una cifra que los hace similares a los modernos supervolcanes de Yellowstone (Estados Unidos) y Taupo (Nueva Zelanda).

Los depósitos de carbón en las rocas sedimentarias analizadas por los científicos sugieren que, antes de las erupciones, el este de Australia estaba dominado por inmensas extensiones de bosques. Sin embargo, durante un período de 500.000 años, estos bosques fueron consumidos por incendios a medida que la Tierra escupía sus entrañas a través de los volcanes.

A escala global, la subida de las temperaturas llevó al eventual colapso de los ecosistemas, lo que provocó un proceso de extinción masiva y cambió el curso de la evolución de la vida, sentando las bases para el futuro surgimiento de los dinosaurios.

Por lo tanto, los investigadores concluyen que “las súper erupciones de Australia fueron un marcador clave de cambio en el mundo antiguo”.

FUENTE: actualidad.rt.com

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‘La luna de miel con Marruecos ha durado poco’. [Y todo esto porque los capitales USA para no perder el dominio hegemónico mundial, o sea, para que sus capitales invertidos sigan siendo rentables necesita vender su gas a Europa un 40% más caro del gas que se le podría comprar a Rusia (que además son los vecinos naturales) con el complemento de incrementar las ventas del material militar, y como paso previo antes de comenzar la próxima guerra con China, bien sea en “diferido” o directamente. Pues esto, queridos (y lo que vendrá, de seguir por el camino que vamos) no está ocurriendo en ningún remotísimo y lejanísimo Barrio de Bilbao, sino mismiticamente aquí mismo (es que Bilbao es muy grande, donde quiera que haya un trabajador asalariado es justamente el centro de Bilbao), y tampoco es algo que les esté ocurriendo a todos menos a mí, sino a todos los trabajadores y a todos los que para vivir dependan de su propio trabajo. Ya es harina de otro costal, pero sin salir de Bilbao, que los trabajadores no seamos conscientes ni de lo que está ocurriendo ni el por qué ocurre lo que está ocurriendo y, es aquí donde aparece y se hace imprescindible y cada día que pasa con más urgencia, la necesidad de un partido político de izquierdas (reunión de comadres con compadres no, yo digo partido político de izquierdas) que tenga como tarea prioritaria la resolución de los problemas más inmediatos (comer, descansar…), información, formación y organización social y política del mayor número posible de trabajadores con la vista puesta en la erradicación del origen de todos los problemas actuales, los inmediatos y los más gordos, los que no se ven a simple vista, que dicho sucintamente radican en las relaciones de explotación económica, política e ideológica impuestas por el modo de producción capitalista. Y lo más importante de todo que no se me puede olvidar: la culpa de todo la tiene Putin, que como se está quedando medio calvo al tiempo que le van cayendo los pelos de la cabeza le da por tirar bombas. Es lo malo de la calvicie: que se me cae un pelo allá que te van cinco bombas, lo siento mucho.]

 

‘La luna de miel con Marruecos ha durado poco’

 

DIARIO OCTUBRE / mayo 10, 2022

 


La Unión Europea busca reducir su dependencia del gas ruso y una de las mejores alternativas es sustituirlo por gas argelino, lo que en otras palabras significa lo siguiente: la Unión Europea quiere sustituir la dependencia de Rusia por la dependencia con Argelia.

Al mismo tiempo, Argelia ha roto sus relaciones diplomáticas con Marruecos, un país títere de Estados Unidos e Israel.

Por presiones de Estados Unidos, Bruselas se alinea con Marruecos, lo que de rebote supone romper con Argelia y con ello impedir el plan para remplazar a Rusia con Argelia.

En el plan de remplazamiento, España es el país de tránsito. El gas argelino que debe llegar a Europa pasa por España que, como el resto de la Unión Europea, se ha alineado con Marruecos, ha traicionado al Sáhara y ha roto sus relaciones diplomáticas con Argelia.

Argelia exige a España que no revenda a Marruecos el gas que le suministra. Al mismo tiempo anuncia que no va a renovar el contrato de suministro de gas a España y, de hecho, ha disminuido en casi una cuarta parte la cantidad de gas que entrega a España.

Si el gas argelino sigue llegando a España será a precios muy superiores a los actuales.

En España se destapa -y no es casualidad- el Caso Pegasus sobre la vigilancia de los móviles del movimiento independentista catalán.

El gobierno español responde inventando supuestos vínculos de los independentistas con Rusia, en plena Guerra de Ucrania, y declina su responsabilidad en la vigilancia con un viraje de 180 grados: ellos no vigilaban sino que eran vigilados. El espionaje se atribuye a Marruecos, o sea, a Estados Unidos e Israel.

La destitución de la anterior ministra de Asuntos Exteriores del gobierno de Pedró Sánchez, Arancha González Laya, en julio del año pasado, expresó algunas de las paradojas en las que está atrapada la política exteriores española.

Con el Caso Pegasus, en Argelia se burlan del gobierno español. “La luna de miel con Marruecos ha durado poco”, dicen los medios. A ratos se ponen mucho más solemnes y piden la cabeza de Sánchez: “Será extremadamente difícil reparar el daño causado por Pedro Sánchez en las relaciones hasta ahora amistosas entre Argelia y España. La puñalada que el presidente del gobierno socialista ha dado en la espalda del socio histórico argelino tendrá fuertes consecuencias cuyos efectos no se desvanecerán pronto. Sólo la dimisión o la destitución del principal implicado en este grave error estratégico podrá reparar el daño y restablecer el clima de confianza perturbado por esta medida poco meditada”, señala Algerie Patriotique.

Al otro lado del charco la situación está tan fea, que Israel también va a instalar dos plantas de ensamblaje de drones kamikaze en Marruecos, tanto para operaciones de ataque como para recoger información de inteligencia. También va a vender misiles de largo alcance de Marruecos. ¿Para disparar contra quién?

En Argelia han perdido totalmente la confianza en España y, sobre todo, en un gobierno del PSOE y Podemos del que esperaban algo muy distinto.

FUENTE: mpr21.info

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