viernes, 5 de agosto de 2016

DOGMAS Y HEREJÍAS DEL CAPITALISMO


El dogma de mercado y las herejías que nunca llegan a convertirse en Blasfemias

Las críticas neoliberales al neoliberalismo

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06.07.2016


Resumen. El artículo analiza los cambios y las continuidades ideológicas en los procesos de alienación en el marco de la crisis del capitalismo neoliberal actual, ponderando este plano a partir de la activación de las capacidades hegemónicas para renovarse (resiliencia). Mantiene como clave de argumentación el giro en las prácticas discursivas al interior del pensamiento neoliberal. Este movimiento registra un desplazamiento discursivo (también de los lugares de enunciación) desde las corrientes ortodoxas (posiciones consideradas “dogmáticas” y “fundamentalistas” de mercado), hacia expresiones heterodoxas del neoliberalismo (perspectivas en las cuales el mercado continúa siendo el eje fundamental para la producción y reproducción de las relaciones sociales). Los cambios intra-hegemónicos se caracterizan por el tránsito desde una primera versión de neoliberalismo tendiente a la “desregulación” (1970-2000) hacia una nueva síntesis o versión de nuevo cuño: el neoliberalismo regulado o nuevo neoliberalismo (2000-actual). Este acontecimiento garantiza relegitimar ideológicamente la doxa de mercado (hoy en crisis) reforzando la continuidad del statu quo para el capitalismo de época. Una manera para aproximar este hecho, histórica y actualmente, parte de la reflexión sobre las críticas neoliberales al neoliberalismo, conceptualizándolas como herejías frente a este pensamiento en su faceta dogmática. 

La herejía es indispensable para comprobar la salud del dogma. José Carlos Mariátegui

1. Neoliberalismo… ¿sobrevendido? Preliminares 
La última edición de la revista oficial del Fondo Monetario Internacional (FMI): Finance & Development (Junio 2016), incluye un artículo, titulado suspicazmente: “Neoliberalism: oversold?” (traducido al español como: Neoliberalismo… un espejismo?). Ostry, Loungani y Furceri (2016), tres economistas pertenecientes a ese organismo, reconocen algunos secretos a voces que estratégicamente han sido omitidos por la ideología dominante. 

Por ejemplo, la emergencia de la agenda neoliberal, la cual varios analistas han venido ubicando alrededor de la década de 1980s asociada a los gobiernos conservadores de Reagan y Thatcher había evitado vincular al neoliberalismo ab origine con el “milagro chileno”. A su manera, estos autores desmienten la pretendida epifanía planteada en su oportunidad por Milton Friedman). 

Esta primera alusión resulta importante puesto que si bien no se reconoce explícitamente, permite seguir subrayando que la plataforma neoliberal irrumpió tempranamente en América Latina a través de los golpes de Estado, empezando por el asestado al gobierno socialista democráticamente elegido de Salvador Allende, y la dictadura cívico-militar que impuso Pinochet en el marco del Plan Cóndor auspiciado por los Estados Unidos, según lo han ratificado los documentos desclasificados por este mismo gobierno. Este “modelo” después de haber sido decretadomanu militari en la región, fue imitado en Inglaterra y los Estados Unidos, y más tarde desplegado a nivel global, en varias ocasiones siguiendo su mecanismo inaugural: a sangre y fuego (cuestión crucial que se omite nuevamente). 

En todo caso, esta declaración fondomonetarista abre de nuevo la oportunidad para seguir subrayando la naturaleza inherentemente autoritaria y antidemocrática del neoliberalismo desde su mismo estreno, hasta los tiempos presentes. El documento destaca además que, si bien la agenda neoliberal habría traído "beneficios" para el mundo contemporáneo −según los autores, mayores tasas de crecimiento y competencia internacionales; limitaciones a los Estados que desgobernaban sus sociedades abusando del déficit fiscal; la expansión del comercio global, de la cual afirman los autores “rescató” a millones de personas de la pobreza (¡nunca lo demuestran!); la transferencia de tecnología hacia los países en desarrollo; y, mejoras en la eficiencia en la provisión de servicios, entre otras tantas virtudes−, existirían tres promesas incumplidas por el neoliberalismo que pueden resumirse así: 

- Los beneficios en términos del crecimiento económico son bastante difíciles de establecer cuando se observan un número amplio de países. 
- Los costos en términos de una creciente desigualdad son prominentes. Tales costos reflejan la ‘contrapartida’ entre los efectos del crecimiento y la desigualdad de varios aspectos de la agenda neoliberal. 
- La creciente desigualdad a su vez afecta (negativamente) el nivel y la sustentabilidad del crecimiento. Incluso si el crecimiento es el único o el principal propósito de la agenda neoliberal, la defensa de tal agenda aún necesita prestar atención a los efectos distributivos. 
Las reacciones no se hicieron esperar. Para el Financial Times la publicación ha sido un “inapropiado mea culpa del neoliberalismo” –así se lee literalmente en una editorial dedicada a este artículo −, puesto que esas ideas auxilian “(…) regímenes opresivos en todo el mundo que se posicionan como cruzados contra el neoliberalismo, subyugando a su población con medidas económicas ineficaces”. Otros comentaristas, en cambio, dicen estar sorprendidos que desde las entrañas del FMI se haya criticado la orientación ideológica, política y económica defendida dogmáticamente por ese organismo durante décadas: el neoliberalismo. 

Entre el calidoscopio de las reacciones, por ejemplo, Dani Rodrik afirmó: “¿Qué demonios está pasando?… El FMI se une a las críticas al neoliberalismo”. Por su parte, Naomi Klein (autora del best-seller: “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, 2008), se preguntó: “el FMI admite que el neoliberalismo es un fracaso, ahora todos los multimillonarios que ha ayudado a crear van a devolver su dinero, ¿verdad?” (1). Pero, ¿qué tan cierto es que el FMI “se une” a las críticas al neoliberalismo? ¿Cuáles son los alcances y el significado ideológico y práctico de estas “críticas”?

De entrada hay que matizar las extrañezas advirtiendo que situaciones como las propiciadas por el artículo de Ostry et alter y algunos comentaristas, no son nuevas ni inéditas. Hacen parte de la tendencia más reciente y actual del discurso hegemónico, el cual pretende seguir reforzando la continuidad del capitalismo neoliberal aunque bajo una “nueva síntesis”, una versión de nuevo cuño. Este giro en las prácticas discursivas hegemónicas desde posiciones consideradas “dogmáticas” y “fundamentalistas” de mercado hacia otras perspectivas neoliberales en las cuales el mercado es fundamental, recientemente han sido denominadas de varias maneras: neoliberalismo regulado (Watkins 2010), nuevo neoliberalismo (Puello-Socarrás 2008a y Puello-Socarrás et alt. 2015) (2). 

Aunque estos acontecimientos no son signos que alertan sobre un cambio de época y de rupturas, sí evidencian una época de cambios al interiordel neoliberalismo que debe ser subrayada, teórica y políticamente, con el objetivo de reorganizar las fuerzas social-populares y retomar las praxis auténticamente contra el neoliberalismo. 

Después de varios años de ser demostrativas −en frecuencias e intensidades−, especialmente en NuestrAmérica, las resistencias sociales y populares lograron posicionar regionalmente una perspectiva de contestación política frente al neoliberalismo. Incluso, los primeros años del siglo XXI llegaron a elevar tanto horizontes anticapitalistas como,

“(…) la austeridad acabaría consolidándose como una forma peculiarmente germana de organizar la economía, hasta terminar convertida en el principio rector del diseño sobre el que habría de estructurarse el proyecto europeo… La escuela austriaca también vendría a transformarse en una especie de cabeza de playa para los estadounidenses deseosos de recargar sus baterías con nuevos argumentos a favor de la austeridad” [énfasis propio]. 

formas alternas-y-nativas, alternativas al desarrollo neoliberal: v.gr. post-desarrollismos (véase Escobar, 2005 y Quijano, 2014); paradigmas civilizatorios del Buen-vivir-Bien como suma qamaña, summa kawsay, ñande reko (véase Yampara & Temple, 2008); “socialismos raizales” (véase Fals-Borda, 2013). Sin embargo, este movimiento de alternativas parece hoy ponerse entre paréntesis, entre varias razones, por inadvertir las influencias que ejercen esta clase de operaciones ideológicas hegemónicas. 

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