viernes, 24 de febrero de 2023

Se incendia un depósito de uranio en un complejo de Seguridad Nacional de EE.UU. que alberga materiales nucleares

 

Se incendia un depósito de uranio en un complejo de Seguridad Nacional de EE.UU. que alberga materiales nucleares

 

DIARIO OCTUBRE / febrero 23, 2023

 

Se reporta que no ha dejado heridos ni ha provocado fuga de materiales radioactivos.


Jim West / Legion-Media


Un incendio se ha producido este miércoles en una instalación de procesamiento de uranio, ubicada en un complejo de Seguridad Nacional de EE.UU.

 

Funcionarios del Complejo de Seguridad Nacional Y-12, en la ciudad de Oak Ridge, Tennessee, dijeron que no hubo heridos ni indicios de liberación de radiactividad.

El fuego se inició a las 09:14 a.m. (hora local) en una zona de procesamiento, pero fue contenido en el lugar, según los reportes. Asimismo, se indicó que el edificio y algunas zonas cercanas fueron evacuadas.

El Y-12 es una instalación de fabricación que contribuye a “garantizar la seguridad y eficacia” de las armas nucleares estadounidenses. También recupera y almacena materiales nucleares, y alimenta los reactores navales de la nación, según se indica en su sitio web. El complejo desempeña un papel “vital” en la Empresa de Seguridad Nuclear del Departamento de Energía de EE.UU.

FUENTE: actualidad.rt.com

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El PSOE vota junto al PP y Cs en contra de recuperar la indemnización por despido de 45 días

 



El PSOE vota junto al PP y Cs en contra de recuperar la indemnización por despido de 45 días


Publicado el 24 de febrero de 2023 / Por Redacción Kaosenlared

 

En estas cuestiones fundamentales, las diferencias entre el PSOE y el PP son inexistentes. Los derechos laborales de trabajadoras y trabajadores no pueden depender de estos partidos aliados al gran capital,  que sólo buscan favorecen al lobby empresarial en desmedro de la clase trabajadora.


La moción presentada por Esquerra Republicana (ERC) para recuperar una indemnización de 45 días por año trabajado en caso de despido improcedente ha sido rechazada por el Congreso, con el voto en contra del PSOE, el “partido socialista obrero”.

La moción de ERC nació de una pregunta urgente planteada por Jordi Salvador, el portavoz laboral del partido, en un pleno la semana pasada.  Salvador, líder territorial de UGT, expresó su preocupación por la situación actual en la que los trabajadores no reciben una compensación adecuada en caso de despido injustificado, particularmente a la luz de los desafíos económicos y sociales que enfrenta el país.

Pese al apoyo de Unidas Podemos, junto a varios socios de Gobierno como Bildu, ERC, Más País y Compromís, la moción no triunfó en una insólita votación en la Cámara Baja. El PSOE votó en contra, junto con el PP, Ciudadanos y PDeCAT, mientras que Vox, PNV y Junts se abstuvieron.

Esta decisión ha vuelto a poner de manifiesto no solo las diferencias programáticas entre el PSOE y Unidas Podemos en el tema de los derechos laborales, sino la alianza del PSOE con el gran capital en desmedro de la clase trabajadora. El PSOE desestimó la propuesta. Unidas Podemos la apoyó argumentando que en el  Estado español el despido es demasiado barato.

La moción de ERC proponía derogar las modificaciones legislativas introducidas en materia de despido improcedente en las reformas laborales de 2012, durante el gobierno de Mariano Rajoy, y de 2010, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La moción también instó a profundizar en la doctrina del Comité de Derechos Sociales sobre el derecho de los trabajadores, reconocido en el artículo 24 de la Carta Social Europea.

Este tema de los derechos laborales no es nuevo en el estado español. En los últimos años, ha habido una creciente preocupación por las condiciones de trabajo precarias que enfrentan muchos trabajadores, en particular aquellos en la economía informal y otras formas de empleo atípico. La pandemia de COVID-19 ha expuesto aún más las vulnerabilidades de los trabajadores de estos sectores, así como la necesidad de mayores protecciones y compensaciones en caso de pérdida del empleo.

El rechazo de la moción de ERC ha decepcionado a muchos sindicatos y defensores de la justicia social, quienes argumentan que el actual sistema de compensación en caso de despido improcedente es inadecuado e injusto. Señalan que el Estado español es uno de los pocos países de Europa que no contempla una compensación en función del número de años trabajados, y que esto pone en desventaja a los trabajadores.

Los defensores del sistema y aliados a la patronal,  argumentan que es necesario “mantener un equilibrio entre los derechos de los trabajadores y las necesidades de las empresas” para seguir siendo competitivas y crear puestos de trabajo. Argumentan que el actual sistema de compensación en caso de despido injustificado logra este equilibrio, y que cualquier cambio en él podría tener consecuencias no deseadas para la economía y el empleo. En suma, defienden con esos argumentos la vulneración histórica de derechos de la clase trabajadora y la explotación laboral.

El rechazo de la moción de ERC es solo un episodio de esta lucha en curso, que pone de relieve más que opiniones divergentes, las prioridades de los partidos políticos que operan como gestores del gran capital.

En última instancia, la situación de las y los trabajadores, así como la defensa de sus derechos, dependerá del resultado de esta lucha desigual que sólo puede ser sostenida en tanto y en cuanto la clase obrera se movilice. No se puede dar tregua a la empresariado,  los/as políticos/as y otros actores cómplices del gran capital.

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¿Por qué leer el Manifiesto hoy?

 

El pasado 21 de febrero se cumplieron 175 años de la aparición en Londres de El Manifiesto Comunista, un texto que ha sido –y continúa siendo– una contribución fundamental para la liberación de la clase obrera y, en conjunto, de la Humanidad.


¿Por qué leer el Manifiesto hoy?

 

Alfredo Iglesias Diéguez

El Viejo Topo

24 febrero, 2023 

 

El año 1848 fue un año de estallidos revolucionarios en Europa: el 25 de febrero se proclamaba la II República francesa, la misma que tuvo como ministro de Trabajo a Louis Blanc, quien puso en marcha los Ateliers Nationaux; entre enero de 1848 y febrero de 1849 se sucedieron los estallidos revolucionarios en Palermo, Milán, Venecia y Roma; y entre marzo de 1848 y julio de 1849, en las ciudades alemanas de Múnich, Berlín, Dresde y, entre otras, Fráncfort. Asimismo, esa ola revolucionaría ­–el fantasma del que hablaban Marx y Engels–, se extendió por otras ciudades europeas (Viena, Budapest, Praga, Cracovia, Bucarest…), donde se produjeron estallidos revolucionarios de más baja intensidad, y Londres, donde el 10 de abril de 1848 tuvo lugar la última de las grandes manifestaciones del movimiento cartista. Ahora bien, en todos esos procesos el pueblo fue el gran protagonista de las barricadas, pero quien se consolidó en el poder político de esos Estados fue la gran burguesía.

En ese contexto, el 21 de febrero de 1848 Marx y Engels publicaron en Londres el Manifiesto comunista, un texto para la lucha de la gente común, para los nadie de la historia, como decía Eduardo Galeano; ahora bien, en tanto que texto de combate para el pueblo que siempre pone los muertos en los procesos revolucionarios, pero inmediatamente es dejado al margen de poder político que contribuye a conquistar, es un texto de carácter filosófico en el que se dirigen a esa parte (partido, solemos traducir) comunista de la sociedad: a esa gente explotada que, excluida de la Historia, tiene que tomar consciencia de que ‘no tiene nada que perder, como no sean sus cadenas, pero en cambio tiene un mundo entero por ganar’, para decirlo con las mismas palabras que emplearon Marx y Engels para poner fin al Manifiesto, al margen de la archiconocida consigna ¡Proletarios del mundo, uníos!

En este sentido, hoy, 175 años después de su publicación debemos preguntarnos: ¿tiene sentido seguir leyendo el Manifiesto? La respuesta siempre será positiva en la medida en que sea pertinente preguntarse si hay alguna alternativa al capitalismo (no solo al neoliberalismo, como piensa mucha gente en la izquierda); si tiene sentido, en el contexto de la exacerbación de las desigualdades sociales, de la degradación de la democracia representativa, del triunfo del individualismo libertario y egoísta, del auge de las identidades nacionales interclasistas y excluyentes, de la destrucción ecológica de la naturaleza…, preguntarse por el fin de la opresión, que cantamos en la Internacional, por la emancipación humana.

¡Claro que tiene sentido!

El Manifiesto es un clásico del pensamiento político, como lo puede ser el Príncipe de Maquiavelo. Ahora bien, ¿cómo se lee un clásico? ¿Como exégetas que se limitan a realizar una lectura cerrada del texto, sin su contexto…, o cómo intérpretes de la realidad que buscan ‘cambiar el mundo de base’? Obviamente, sin despreciar la primera lectura, es la segunda forma de leer el Manifiesto la que más nos tiene que decir y la que se mantiene más fiel al espíritu de los autores, ya que si bien es un clásico universal, es –preferentemente– un clásico de la tradición comunista, lo que implica que es preciso leer el Manifiesto desde la perspectiva de quien nada tiene. Es decir, leer el Manifiesto con una mirada histórica –porque la lucha de clases existe…, y como dijo Warren Buffet hace unos años en una entrevista concedida al New York Times, “la lucha de clases no solo existe, si no que es mi clase la que la va ganando”–; leer el texto desde el análisis sociológico del mundo actual, identificando la estructura de clases, el intercambio desigual… y las estrategias y los mecanismos de opresión que garantizan que los intereses de la clase dominante sean los intereses dominantes de la sociedad; y, en definitiva, leer el texto desde una perspectiva política, que nos permita comprender que mientras el proletariado no tome conciencia de clase, no luche por transformar el régimen burgués y no conquiste el poder político para construir la democracia, ninguna conquista social será definitiva y la libertad y la igualdad seguirán siendo una quimera.

Esa es la primera tarea: ¡reconstruir el proletariado! Sí, obviamente el proletariado existe, la clase trabajadora, la clase que no posee los medios de producción, la clase que solo tiene una mercancía para vender: su fuerza de trabajo…, existe; existe en todos los centros de trabajo, existe en las relaciones de producción, existe en su relación con el capital…; sin embargo, está desarmado, desorganizado y desmovilizado. Esa es nuestra tarea, revertir la situación tanto en la lucha laboral como en la lucha política y en la batalla de ideas.

Una advertencia final. ¡Imprescindible! El Manifiesto no es un texto único…, es un texto que inaugura una forma de interpretar el mundo, es un texto consecuente con la undécima tesis –“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”–; es un texto que pone la primera piedra para empezar a transformarlo: nos habla de lucha de clases, de alianzas, de conciencia política… Pero como texto fundacional, tiene una continuación en textos que nos muestran cómo interpretar la historia y el momento presente (La lucha de clases en Francia, 1850; La guerra civil en Francia, 1871…), como descubrir el mecanismo de producción y reproducción social en la sociedad capitalista (El Capital, 1867…), cómo analizar la ideología de la clase dominante y su papel en la dominación de la sociedad (La ideología alemana, 1846…)…, en fin, cómo comprender el mundo en el que vivimos con la intención de transformarlo.

Por esa razón, 175 años después el Manifiesto mantiene su fuerza, porque nos llama a la acción, a construir nuestro propio destino, libres de opresiones, “en una asociación de personas en la que el libre desarrollo de cada uno o cada una condicione el libre desarrollo de todas y todos”. Y hoy, pasados 175 años, esa necesidad sigue siendo imperiosa.

Nota:

Este texto es una versión en castellano, ligeramente modificada, de un texto publicado en el suplemento Faro das Culturas del Faro de Vigo.

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La División Azul (1941-1943)

División azul: un nuevo homenaje de la vergüenza

 

División azul: un nuevo homenaje de la vergüenza

 

DIARIO OCTUBRE / febrero 18, 2023

 


La semana pasada salió a la luz la noticia sobre una marcha para homenajear a los fascistas españoles que lucharon contra la Unión Soviética, y por lo tanto junto a las tropas nazis, bajo la División Azul.

 

Lo sorprendente para muchos, para nosotros no, es que la delegación de Gobierno, o sea, de PSOE-UP en Madrid, permitió la marcha. No es sorprendente pues ya en ocasiones anteriores a este tipo de organizaciones se les permite salir a la calle. Poniendo otros ejemplos, los homenajes del 20N que se hacen a los fascistas de José Antonio y Francisco Franco que también son amparados por la delegación de gobierno en Madrid, o los cánticos de soldados del ejército de canciones que la División Azul cantaba cuando se encontraba en lucha contra los soviéticos. Por poner ejemplos podemos estar horas, pero todos tienen una cosa común: son amparados y siempre salen impunes.

Mientras tanto los comunistas nos encontramos con mil trabas para poder organizar una manifestación y ocupar la vía pública y llenarla de nuestras proclamas. O nos encontramos con vilipendios en las asignaturas de Historia o de cualquier otra donde siempre se pone al comunismo como el satanismo. Como ya avisamos en otros textos, el imperialismo necesita ese fascismo para continuar la represión hacia la clase obrera. Y lógicamente viene acompañado del desprestigio y represión hacia las fuerzas que tienen una capacidad real de cambiar el sistema capitalista, de quienes pueden mandar al estercolero de la historia su situación de dominación.

Con este acto también vemos la doble cara que tiene la socialdemocracia. Cacarea como triunfo la Ley de Memoria Histórica, pero permite homenajes de este tipo. Y no sería de extrañar que en los próximos meses den como un logro otra vez el sacar a Franco del Valle de los Caídos. Nunca han tenido un mínimo de respeto por todos aquellos españoles y extranjeros que vinieron a España a luchar contra el fascismo, y muchos bajo las siglas que ellos ostentan.

Tienen que limpiarle la cara a un régimen podrido, intentar borrar su pasado fascista y vendernos la falsa Transición como ejemplar, para así evitar que se hable de que el Estado español actual es un calco al Estado español que se construyó tras la Guerra Civil. Por desgracia siguen engañando a la clase obrera, pero para eso estamos los comunistas, para decir que ya basta. Mostrar a la clase obrera sus problemas y cuál es la salida. Tenemos que acabar con el sistema y no volver a confiar nunca más en los políticos institucionales que con su palabrería falsa y bonita engañan para poder tener un sillón en el Congreso. Es necesario más que nunca organizarse en torno al Partido, para construir el socialismo y acabar ya con este régimen de miseria al que nos somete el capitalismo. Derrocar lo viejo y caduco e instaurar lo nuevo y lo joven.

SOCIALISMO O BARBARIE
ORGANIZATE CON EL PCOE

Comité Regional del Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en Madrid

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