jueves, 3 de agosto de 2023

El admirador de Zelenski-nazi deberá pagar 2,5 millones a Hacienda; lo ha confirmado el TS

 

El admirador de Zelenski-nazi deberá pagar 2,5 millones a Hacienda; lo ha confirmado el TS

 

DIARO OCTUBRE / agosto 3, 2023



Al otrora “defensor” de ciertas revoluciones y hoy acérrimo anticomunista que tiene como “héroe extraordinario” al neonazi Zelensky, le gusta mucho el dinero. Actualmente es la única droga que le pone. Nada que sorprenda, ya que es el comportamiento típico de los burgueses. Cuanto más tienen, más quieren. Por eso, como otras muchas personas adineradas, procuran pagar lo menos posible; no importa si tienen que recurrir a prácticas deleznables. Al parecer, eso es lo que hizo el amigo del ministro del Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska.

El cantante Joaquín Sabina mantenía un litigio con Hacienda por los 2.501.678,75 euros resultantes de la liquidación del IRPF entre los años 2008 y 2010 y la sanción conexa que le impuso en su día Hacienda, por derivar sus ingresos en concepto de derechos de autor a varias empresas familiares. Ahora, el Tribunal Supremo confirma que debe afrontar el pago.

Sabina es socio administrador junto a varios de sus familiares de las empresas Ultramarinos Finos, Relatores y El Pan de Mis Niñas, con las que gestionaba sus derechos de autor, inmuebles en Madrid y Rota, un velero y libros antiguos, según detalla la sentencia.

Durante los tres años que abarca la inspección tributaria, esas tres compañías generaron más de 12 millones de euros en ingresos de explotación: “Todos estos ingresos tienen una relación directa con el demandante, ya sea por servicios facturados o por cobro de derechos de autor (cedidos por el demandante a la sociedad), con las actividades profesionales en las que la intervención” de Sabina “constituía el elemento esencial y personalísimo de la prestación del servicio correspondiente (realización de galas, ‘royalties’, ventas nacionales de discos, colaboraciones en prensa, etc.)”.

En su defensa, Sabina alegó que no tenía relación con alguna de esas sociedades, si bien los magistrados de la Audiencia Nacional rechazaron este planteamiento por “inverosímil” y determinaron que por esta razón el cantante tuvo una tributación inferior a la que le correspondía por aplicación del valor normal de mercado, “lo que hubiera determinado un tipo de gravamen superior al del Impuesto sobre Sociedades, y un consiguiente aumento de la renta a imputar” al cantante por el IRPF.

FUENTE: insurgente.org

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El Ejército del Aire español empieza a vigilar los cielos de países bálticos

 

El Ejército del Aire español empieza a vigilar los cielos de países bálticos

 

DIARIO OCTUBRE / agosto 3, 2023

 

 Los cazas del Ejército del Aire de España comenzarán a sobrevolar el espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania a partir de este miércoles, en misiones regulares de vigilancia, reconocimiento y entrenamiento, informaron desde el Cuartel General de las Fuerzas de Defensa estonias.

© AP Photo / Daniel Ochoa de Olza

“El miércoles 2 de agosto tuvo lugar en la base aérea de Amari una solemne ceremonia de intercambio de misiones de seguridad aérea, donde el Ejército del Aire británico, que venía custodiando el espacio aéreo de los países bálticos, entregó la orden de guardia al Ejército del Aire español, que proporcionará seguridad con cazas Eurofighter Typhoon”, señala el comunicado.

Según el texto, los cazas españoles estarán de servicio las 24 horas del día, los siete días de la semana, “si es necesario”, realizando vuelos de reconocimiento y de entrenamiento regulares. El ministro de Defensa de Estonia, Kusti Salm, presente en la ceremonia, agradeció la labor del contingente británico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y dio la bienvenida a los militares llegados desde la península ibérica.

“La misión de seguridad aérea de la Alianza Atlántica en Amari muestra el compromiso de los aliados con la defensa de nuestra región y es un fuerte mensaje disuasorio para Rusia: la OTAN es fuerte y unida”, declaró Salm, citado en la nota.

Desde 2014, el Ejército del Aire español ha participado en tres ocasiones en misiones de seguridad aérea en Amari. Los países bálticos no cuentan con aeronaves adecuadas para el patrullaje aéreo, por lo tanto, desde el 29 de marzo de 2004, tras su entrada en la OTAN, los Estados miembros del bloque bélico vigilan el espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania de forma rotativa.

Aparte de la base aérea de Amari, la OTAN tiene un aeródromo a cinco kilómetros de la localidad de Siauliai, en Lituania, donde en la actualidad se encuentra el Ejército del Aire de Italia custodiando los cielos bálticos con aviones Eurofighter Typhoon. El caza polivalente Eurofighter Typhoon es un bimotor construido en conjunto por Alemania, Italia, España y el Reino Unido, y puede usarse tanto para proteger el espacio aéreo, como aeronave de ataque para la destrucción de objetos en tierra y en el mar, así como para realizar diversas tareas de reconocimiento.

FUENTE: sputniknews.lat

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Oppenheimer y el ABC del Apocalipsis

 

Hay que ver Oppenheimer. Pero, sobre todo, hay que ser consciente de que el monstruo está ahí. No lo vemos, secuestrados por el festival de imágenes banales y memes que nos acompañan todos los días, indiferentes ante el horror... Pero está ahí. Acechando.


Oppenheimer y el ABC del Apocalipsis


Scott Ritter

El Viejo Topo

3 agosto, 2023 

 

Para valorar el nacimiento de la América atómica, expuesto como sólo Hollywood puede hacerlo, vi Oppenheimer, de Christopher Nolan. Salí del cine reconociendo el acierto de la película al retratar al protagonista, J. Robert Oppenheimer, como un compañero de viaje en esta aventura llamada vida.

Interpretado por el actor irlandés Cillian Murphy, Oppenheimer resultaba accesible para todos los que nos hemos enfrentado a los retos de la vida y a nuestros imperfectos esfuerzos por superarlos. Que los retos de Oppenheimer fueran de un alcance y una escala inimaginables para la mayoría es irrelevante: el público sintió compasión por el hombre, no por el mito, y por eso la película es un gran éxito.

Sin embargo, en su descripción casi aburrida de la banalidad de la bomba que sirve como pieza central de la creatividad de Oppenheimer, la película fracasa. A pesar de lo mucho que aprecio haber aprendido a querer al hombre Oppenheimer, tenía muchas ganas de salir del cine con un miedo mortal al arma que ayudó a crear. En este aspecto, la película se resiste: la bomba era pura ostentación y nada de sustancia. La escena inicial de Salvar al soldado Ryan sigue resonando en mí hasta el día de hoy; nada de la creación de Oppenheimer se me quedó grabado una vez que pasaron los créditos de la película. Fue la «Súper» de Edward Teller –la Bomba de Hidrógeno– la que infundió miedo en los corazones de los espectadores, una bomba cuyo poder destructivo se simbolizaba en un mapa, utilizando un compás de dibujo que colocaba círculos alrededor de las principales ciudades del mundo mostrando la circunferencia del alcance letal de la «Súper». Yo no sentí tal temor al contemplar la creación de Oppenheimer.

Que el «artilugio» de Oppenheimer sea la causa de un caos calamitoso nunca resuena. Oppenheimer luchó, tanto en vida como en la pantalla, para obligar a aquellos con los que compartía el secreto de la muerte nuclear a comprender la absoluta necesidad de devolver el genio atómico a su botella. Oppenheimer, tras haber contribuido a desencadenar este terrible poder, comprendió el pecado mortal que él y sus colegas científicos habían cometido. Concebido para derrotar a las fuerzas de la Alemania nazi, el «artilugio» de Oppenheimer nació en cambio para intimidar a la Unión Soviética  posiblemente nuestro aliado en tiempos de guerra– a expensas de los japoneses, que estaban dispuestos a rendirse pero primero había que darles un escarmiento.

Esta escasez de destrucción directamente relacionada con el arma de Oppenheimer disminuye el impacto de su posterior remordimiento por haberle dado vida. Además, dificulta el uso de la película de Nolan como base sobre la que sustentar el sueño de Oppenheimer de desterrar el poder destructivo de la fisión y la fusión nucleares del arsenal de la Humanidad, limitando su utilidad a la producción de energía, simplemente eso: un sueño.

Hubo un tiempo en que la humanidad temía la inmediatez de su aniquilación nuclear. Los niños crecieron aprendiendo a «agacharse y cubrirse», mientras que los adultos aprendieron a promover la distensión frente a la confrontación, soportando décadas de Guerra Fría porque temían las consecuencias del incendio nuclear que se produciría si el conflicto entre superpotencias rivales llegaba a calentarse. Las generaciones actuales han olvidado los ecos malignos de la perdición eterna que atronaron el desierto de Alamogordo en una mañana de julio de 1945; no echaron miradas furtivas al cielo durante la crisis de los misiles de Cuba, preguntándose si el sol poniente sería el último que verían, o si su luz moribunda sería sustituida por una luz brillante como si «cientos de miles de soles se elevaran a la vez hacia el cielo», como Krishna en el Baghava Gita. «Ahora he devenido Muerte, la destructora de mundos», afirma haber pensado Oppenheimer en el momento en que su artilugio teórico se convirtió en la realidad de la desaparición colectiva del hombre.

Renunciando a la finalidad del destino que ha heredado, la humanidad se ha vuelto inmune a la muerte masiva. La gente muere todos los días, eso es cierto. Pero el mundo ya no teme la inminencia de la muerte masiva nuclear, el fin de toda la vida tal y como la conocemos. Tal realidad está más allá de la imaginación, porque simplemente ya no la imaginamos, a pesar de que su causa reside entre nosotros, sin ser vista porque optamos por estar ciegos. Oppenheimer podría haber sido la película que ayudara a arrancar las anteojeras a los actuales ocupantes del planeta Tierra, despertándoles a la realidad del precipitado camino por el que todos caminamos, al borde de un abismo nuclear del que no puede haber salvación.

Las gracias de Dios no pueden salvar a quienes se niegan a salvarse a sí mismos. La arrogancia de unos hombres cuya capacidad intelectual se limitaba a descubrir los defectos de los hombres para poder destruirlos está bien plasmada en Oppenheimer, la película. No así las consecuencias de sus actos. De su insignificante catalogación de la fragilidad humana surgió el desarrollo de una industria de armamento nuclear cuyo alcance y escala están más allá de la capacidad de comprensión de la mayoría de los estadounidenses, al igual que su propósito. La idea de facilitar el mecanismo de nuestra inevitable desaparición –porque si no se devuelve el genio nuclear a su botella, se desatará de nuevo– en nombre de nuestra seguridad colectiva es un truco cruel que el gobierno estadounidense juega con sus ciudadanos. Existimos, al parecer, para promulgar los medios mismos de nuestra destrucción, pervirtiendo el propósito para el que fuimos traídos a este mundo, que era la perpetuación de la existencia de nuestra especie. Esperar impotentemente que la humanidad tenga un despertar colectivo es una tontería.

Vi Oppenheimer con la vana esperanza de que esta película fuera el vector para la transmisión del tipo de percepción que se produce cuando uno es traído de vuelta desde el borde del desastre. Me fui decepcionado porque la película no cumplió en este sentido. No era descabellado esperar tal revelación del arte teatral; después de todo, fue El día después, de la ABC, la que contribuyó a alterar el pensamiento del Presidente Ronald Reagan en 1983, impulsándole por un camino que condujo al inicio del desarme nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero, de nuevo, ése era el propósito de El día después: asustar al pueblo estadounidense para que despertara y no sólo deseara el desarme nuclear, sino que lo exigiera. Oppenheimer, por desgracia, fue creado para entretener. Y lo consiguió. Pero como vehículo para la salvación de la humanidad se quedó muy corto.

Al imaginar lo inevitable del fin de todo aquello por lo que he luchado para preservar y proteger, me invade la ira por aquello en lo que me he convertido: un guerrero de la paz derrotado a la espera de que una caballería invisible (y sin distintivos) cabalgue en su rescate. El día después no se produjo en el vacío: se emitió casi un año y medio después de la multitudinaria concentración de un millón de estadounidenses en Central Park, Nueva York, para manifestarse a favor del desarme nuclear y el control de armamentos. Las acciones y las voces de esta multitud de estadounidenses dieron poder a la ABC para hacer El día después, y liberaron políticamente a Ronald Reagan para que pudiera conducir a Estados Unidos por el camino del desarme nuclear. Oppenheimer no puede, por voluntad propia, cambiar el mundo en que vivimos. Sólo nosotros, el pueblo, podemos hacerlo. Por tanto, imploro a cualquiera que lea este artículo que se una a mí en Nueva York el 6 de agosto en la alegre yuxtaposición del conocimiento sobre el miedo, o de la vida sobre la muerte, de la autodeterminación sobre el fatalismo (https://humanityforpeace.net/).

Tomemos las riendas de nuestro futuro exigiendo hoy lo que J. Robert Oppenheimer pidió hace tantos años: que el Genio nuclear vuelva a su botella. El 6 de agosto se cumple el 78 aniversario de la destrucción de la ciudad japonesa de Hiroshima a manos de uno de los «artilugios» de Oppenheimer. Ayudadme a mí y a mis compañeros ponentes y participantes a dar relevancia al momento, a despertar el miedo que debería existir en las entrañas de todo aquel que tenga cerebro sobre los peligros que presentan las armas nucleares, y a reavivar la esperanza en los corazones de la humanidad sobre la absoluta necesidad de librarse de estos horribles artefactos antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: https://www.scottritterextra.com/p/oppenheimer-and-the-abcs-of-the-apocalypse

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