sábado, 30 de diciembre de 2017

CON MIS MÁS PATRIOS Y SINCEROS DESEOS DE INFELICIDAD PARA LOS PRINCIPALES SINVERGÜENZAS DE ESPAÑA EN EL 2018 Y SUCESIVOS EN COMPAÑA DE UNAS BUENAS CAGUERILAS



Lo ha dicho Mariló Montero, o sea, que yo soy un cacho pan y un bendito a los efectos oportunos: “En España (no en Venezuela ni en la Cochibamba donde reina el espíritu del mal, sino mismamente en España) no tenemos vergüenza. Hay 13 millones de españoles (catalanes, vascos o gallegos independentistas no. Españoles de pura cepa,  con dos cojones) que están en riesgo de pobreza o exclusión social, según el último infirme publicado por El Estudio de la pobreza de 2017 (año triunfal como se sabe de la recuperativa económica del PP de pobres sí, pero más que ayer y menos que mañana)” [A dos pisos de suelo. Diario de Sevilla, 30.12.2017]. Y ha dicho también en este mismo artículo con lo que finaliza el mismo: “Quienes permitimos la pobreza en nuestro país somos auténticos pobres de espíritu por permitir semejante humillación y mayor deshonra. Es una de nuestras vergüenzas nacionales”. Y aquí es donde yo intervengo, porque a mí como me toquen la vena nacional la lío, vamos, que organizo la de Dios es Cristo y que me pongo ciego a cantar villancicos como lo que soy, un buen patriota.
Vean si no: beben y beben y vuelven a robar; la Virgen se está peinando entre Congreso y Senado, Rajoy se queda mirando y no se entera de ná. ¡María, María! Ven pa´cá corriendo, que la caja B se la están llevando, porque a mí lo que me interesa es encarrilar el asunto de Mariló Montero deseándoles unas buenas ceguerillas continuas durante 2018 y sucesivos a los tres mayores sinvergüenzas del reino, que habiendo podido no han desterrado la pobreza de España, tales como a Su majestad el Rey (su majestad, no la mía, no me busquen las cosquillas por este lado); al presidente del gobierno Mariano Rajoy y a la presidenta de las Cortes, como los tres cabezones principales del reino, y si quiere Dios que salve al Rey, que yo no puedo.

lunes, 11 de diciembre de 2017

TRANSICIÓN ESPAÑOLA DE 1978. MILITARES QUE NO COINCIDIAN NI CON ALFONSO GUERRA NI CON EL REY


La UMD: Goebbels, la ignorancia y el olvido

          


Antonio Maira/Capitán de Fragata de la Armada
Sociología Crítica
10.12.2017

Veo, oigo y leo, con frecuencia, en todos los medios de comunicación públicos (pocos) y privados (muchísimos), como políticos de “izquierda” o de “derecha” supuestamente conocedores de nuestra historia próxima, y periodistas ilustrados o ilustradísimos, pronuncian y sentencian la conocida “verdad indiscutible” de que la Transición fue un “borrón y cuenta nueva” que aseguró la vida ciudadana bajo un estado de derecho.

Con ella, al parecer se estableció una España reconciliada, entre franquistas de toda la vida y demócratas que habían sido perseguidos pero que por fin salieron de la cueva.

Pocas afirmaciones, sin embargo son más falsas que esa. La Transición española fue, queridas y queridos amigos, un auténtico fraude.

Uno de los hechos en los que se basa la afirmación de la “concordia infinita” es el que la Ley de Amnistía incluyó todos los delitos, de sangre o no, de un bando o de otro, que habían sucedido antes de su promulgación. Entre otros, menos recordados en la poca historia colectiva que nos dejó la represión y el miedo, los de su Majestad Juan Carlos I de Borbón, que se encaramó al balcón del Palacio de Oriente para ocupar el sitio destinado para él por el genocida Generalísimo; y para respaldar los últimos asesinatos, en vida, de Francisco Franco y todos los demás –cientos de miles- que ya había ordenado y firmado, muchos de ellos colectivos. Réquiem in pace.

El Rey del “atado y bien atado” puso la sonrisa más bucólica o la seriedad más cínica ante los que vendrían después. Con ello, con la Ley de Sucesión cumplida, se destruyó la Memoria histórica (que sale ahora desde debajo de las piedras en las “olvidadas” fosas comunes, nada menos que 80 años después de la matanza) e impulsada, con el mismo cinismo con el que han ocultado sus restos durante tantos años por los partidos de la gloriosa Transición ya mencionada.

Tampoco ese hecho de la Amnistía generalizada era cierto.

Se lo voy a decir en voz alta a todos los mal informados, los mentirosos y los creyentes de fábulas: los ocho militares de la Unión Militar Democrática (UMD) detenidos en agosto de 1975 por un operativo militar de precisión en Madrid, a primeras horas de la madrugada y de forma simultánea en sus hogares, procesados y condenados a fuertes penas de cárcel nunca fueron Amnistiados. Fueron expulsados del Ejército y muchos años después “reincorporados” con negación expresa de sus superiores militares de que ocupasen los destinos que les correspondían. Solo sobrevivieron con la ayuda de la solidaridad civil y por su propio esfuerzo en el que colaboraron intensamente sus compañeras. Honor pues, para ellos y ellas.

Probablemente se salvaron de un asesinato legal o por aplicación de la ley de fugas porque el dictador ya estaba casi “cadáver de vida sostenida” y por la intervención inmediata de algunos compañeros abogados que acudieron a certificar su detención y el lugar en donde estaban encarcelados.

Los miembros de la UMD que no se habían identificados como tales en agosto de 1975, o habían promovido lo mismo, en las mismas fechas, como es mi caso, fueron marcados, represaliados, confinados y postergados en los ascensos y destinos con el “visto bueno” de la UCD y del PSOE. Sus amigos, algunos miembros de una UMD en desarrollo, fueron también excluidos de los ascensos por el simple hecho delictivo de sostener amistades y opiniones que, no obstante, estaban respaldadas por la ley.

Durante el golpe del 23F, con complicidad indudable del Rey, todos sabíamos los miembros de la UMD sabíamos cuál iba a ser nuestro futuro. Resistimos aquella barbarie en marcha tanto como pudimos.

El de ellos, el de la represión sobre los hombres de la Unión Militar Democrática, y sus compañeras, también reprimidas, fue un caso insólito y ejemplarizante.

Insólito porque no habían realizado ni promovido ningún delito de sangre sino, tan solo, una propuesta democrática a sus compañeros para derribar la dictadura.

Ejemplarizante porque los sucesivos gobiernos de Adolfo Suárez y Felipe González tenían miedo de que el desarrollo de la UMD, con muchas posibilidades en aquella época, terminase por crear en España una organización como el Movimiento de las Fuerzas Armadas, el MFA, de Portugal que derribaron a otra dictadura fascista e iniciaron una revolución. Algo insoportable para la UCD y el PSOE. También, por cierto, para el PCE aunque, nosotros, en aquel momento, no lo sabíamos.

Ellos, los miembros del MFA, eran en aquellos años y durante mucho tiempo, nuestros amigos, nuestros compañeros de sueños. A muchos les prohibieron participar en actos públicos en la “democrática” España.

Así que, políticos y fabricantes de opinión, recuperen la historia y no se refugien en la falsedad o en la ignorancia. Sus armas tan relucientes pero en el fondo tan melladas, poco a poco, ya no valen.

Antonio Maira. Capitán de Fragata de la Armada

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sábado, 9 de diciembre de 2017

TERRORISMO-FINANZAS, ¡buena pareja!


Inculpan al ex director uno de Lafarge Holcim por financiar el terrorismo en Siria

                                       



París, SANA– El que fuera responsable ejecutivo del grupo franco-suizo LafargeHolcim, Eric Olsen, fue imputado la pasada noche en Francia por la implicación de su empresa en la financiación de grupos terroristas haber mantenido en actividad una planta de cemento en Siria pese a la guerra.

Fuentes judiciales citadas por los medios indicaron que Olsen fue inculpado por financiación del terrorismo y poner en peligro la vida de terceros, y que quedó en libertad bajo control judicial.
El ejecutivo se encontraba bajo arresto desde el pasado miércoles junto a Bruno Lafont, que fue entre 2007 y 2015 presidente de Lafarge (la componente francesa de la compañía antes de su fusión con la suiza Holcim), y con Christian Herrault, que había sido director general con responsabilidad sobre varios países, incluido Siria.

Al grupo franco-suizo se le reprocha haber comprado petróleo al grupo terrorista ( Estado Islámico), pese al embargo de la Unión Europea, y por haberle entregado dinero, a través de un intermediario.

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domingo, 3 de diciembre de 2017

PUBLICADO EN EL POLLO URBANO


4 de diciembre 1977. Andalucía igual que cualquier otra autonomía




    El término de “nacionalidad histórica” que aparece en la Disposición Transitoria Segunda de la Constitución de 1978, aplicados exclusivamente a las autonomías del País Vasco, Cataluña y Galicia, se debe al hecho de que durante la II República Española habían sido votados sus correspondientes Estatutos de autonomía y reconocido así sus respectivos derechos a disponer de gobierno y parlamento propios elegidos por sufragio popular.

   Si establecemos que el voto en una democracia es para todos igual, en este hecho constitucional del reconocimiento de nacionalidad histórica para algunas Comunidades y no para el resto que constituyen el Estado español, se establece una diferencia de cualidad en el voto de los ciudadanos vascos, catalanes y gallegos que el resto de los ciudadanos españoles no tienen, puesto que no pueden elegir mediante sufragio universal ni a su gobierno autónomo ni a su parlamento, lo cual no deja de ser un elemento antidemocrático solemnizado en la Constitución de 1978 al establecer diferencias políticas cualitativas entre ciudadanos de un mismo Estado.

    Este sería el primer elemento objetivo para poder afirmar con rotundidad que la Constitución de 1978 no establece un Estado democrático, como por otra parte viene a confirmar el artículo primero de la propia Constitución, al señalar que “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho…” Los conceptos de Estado democrático y Estado social y democrático de Derecho no son idénticos ni en la práctica significan lo mismo.

   Entre la finalización formal del Régimen de Franco y la aprobación mediante referéndum en diciembre de 1978 de la Constitución no existió ningún periodo constituyente en el que todos los ciudadanos que lo desearan pudieran haber participado en la elaboración del borrador de la Constitución, lo cual habría supuesto un hecho democrático que tampoco tuvo lugar antes de la aprobación de la Constitución.

   Este último hecho no democrático que solemniza la Constitución lo ilustra y lo explica perfectamente el Catedrático de Antropología Social, Isidoro Moreno: “Eran un tiempo en que se estaba pactando entre la cúpula de los partidos con más éxito en las elecciones de junio (sin abrir un verdadero proceso constituyente y bajo la mirada atenta de las “fuerzas fácticas”)”, (La relectura del 4 de diciembre. Diario de Sevilla, hoja 6, 17.11.2017).

   Respecto a esta misma cuestión el propio Felipe González, antes de que el capitalismo extranjero le obligara al PSOE al abandono del marxismo para domesticarlo e integrarlo en el sistema, afirmaba al respecto:

  “Por primera vez aparece de forma manifiesta la gran contradicción entre una derecha que quiere cambiar el marco político para seguir defendiendo sus intereses y la ultraderecha, que sabe que incluso ese cambio de marco, aunque la derecha controle el poder, supone la pérdida de sus privilegios, mantenidos por un capitalismo de rapiña, de especulación, de corrupción. A eso se añade la explosión de las ansias de libertad popular y ya tenemos montado el “rompecabezas” ([1]).

    La constitución de 1978 no viene para establecer sistema democrático alguno, sino a crear el nuevo marco político que necesitan los grandes capitales internacionales para salir de la crisis de los años 70-80 del siglo XX, y dentro de este contexto, en el Estado español, se establece la lucha por el poder entre la ultraderecha más reaccionaria de Régimen de Franco y la derecha más dinámica que entiende mejor cuál es el papel que ha desempeñar para preservar sus intereses en la nueva situación, y esto es en suma, lo que la Constitución de 1978 viene a garantizar: que la derecha no pierda el poder, y de aquí la figura del “Estado social y democrático de Derecho” constitucional, que se parece a la democracia, pero que no es democracia.

    El artículo 151 de la Constitución aseguraba la discriminación (no democrática) entre los ciudadanos que podían elegir por sufragio popular a los gobiernos y congresos autonómicos (Vascos, catalanes y gallegos)  y quiénes no.

   En las manifestaciones por toda Andalucía del 4 de diciembre de 1977 (con un muerto incluido a manos de la policía), el pueblo andaluz se reafirma como tal pueblo con su propia identidad histórica y su identidad cultural indiscutible, como sujeto político que exigía el mismo plano de igualdad que cualquier otro pueblo del Estado español que la Constitución le negaba en ese momento, para disponer de un gobierno y un paramento propio para resolver los problemas que tenía. En realidad con estas manifestaciones lo que está realizando son actos constituyentes (cosa que no hizo ningún otro pueblo español) por la presión política popular para la configuración de la Constitución que logra modificar, a través de dos Leyes Orgánicas aprobadas en el Congreso de los diputados, mediante las cuales se anula la dureza exigida con el artículo 151 para acceder a disponer de gobierno y parlamento propio en las misma condiciones que tenían reconocidas desde el principio el País Vasco, Cataluña y Galicia, aprobándose en referéndum del 28 de febrero de 1980 El Estatuto de Autonomía de Andalucía (para conmemorar el aniversario del día de julio de 1936 en que fue fusilado Blas Infante Padre de la Patria Andaluza, por las fuerzas militares que se sublevaron contra La República) en idénticas condiciones que el País Vasco, Cataluña y Galicia.

   El referéndum del 28 de febrero de 1980 en Andalucía se celebró para eliminar los obstáculos (acto constituyente) que impedían el autogobierno Andaluz. “Afirmar otra cosa (unidad de España sí unidad de España no) es falsear la realidad” (Isidoro Moreno, Obra citada).

([1]) Felipe González. Avance/Intervención, Colección de actualidad, número 1, pág. 50, Edit. Avance, abril 1976, Barcelona.

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