martes, 26 de abril de 2022

La economía política de la revuelta

 

Cuando la rebelión supera los tiempos breves de la insurrección y se instala aferrándose a espacios que las insurgencias convierten en territorios de la liberación, apremian las preguntas. Es el momento de reflexionar sobre estas economías en lucha.


La economía política de la revuelta

 

 

Raúl Zibechi

El Viejo Topo

26 abril, 2022 

 


Oxaca 2006, Quito 2019, Cali 2021. Son apenas algunas de las ciudades latinoamericanas que protagonizaron revueltas que duraron semanas y hasta meses. Cuando la rebelión supera los tiempos breves de la insurrección y se instala aferrándose a espacios que las insurgencias convierten en territorios de la liberación, apremian las preguntas.

¿Cómo se sostienen los rebeldes, que por momentos suman porciones importantes de la población? ¿Qué hacen para reproducir su vida material, desde la alimentación hasta la salud, cuando la vida económica ha sido paralizada?

En recientes estancias en Cali y Bogotá pude conocer en detalle cómo se organizaba la vida cotidiana durante la revuelta, un periodo que abarcó entre 60 y 90 días según las ciudades. Las personas no acudían a sus empleos o no podían trabajar en la economía informal porque no funcionaban el transporte y el comercio.

La actividad para asegurar la sobrevivencia se había volcado hacia la protesta, sobre todo en los barrios populares. No se abandonaron los intercambios ni la actividad productiva, se redireccionaron para alimentar la revuelta. La economía formal capitalista, tanto la que paga salario como la llamada informal, quedó desarticulada y sus energías se volcaron hacia la resistencia al despojo.

Esas energías hicieron posible que miles de personas vivieran solidariamente durante semanas y que cubrieran sus necesidades, materiales y espirituales, viviendo en común. Los 28 puntos de resistencia que funcionaron en Cali aseguraron la alimentación, la salud, el cuidado, la cultura y el ocio deportivo.

Se instalaron cientos de ollas comunitarias con alimentos donados por las familias y los pequeños comercios, en las cuales muchos jóvenes obtuvieron tres comidas diarias, algo imposible en la pobreza urbana. Las cinco líneas de defensa, o también primeras líneas, se dividían el trabajo: la más frontal ponía límites con escudos a los escuadrones antidisturbios y la segunda apoyaba a la primera.

Las siguientes líneas cuidaban heridos y en algunos puntos crearon espacios para los primeros auxilios. La última la formaban amas de casa que sacaban agua con bicarbonato para que sus hijos e hijas soporten los gases. Hubo tiempos y espacios para hacer deporte, para exhibir arte y música, para pintar murales y hacer teatro en la calle.

Encuentro cuatro aspectos centrales que hicieron posible la continuidad de la vida durante la revuelta, que conforman una economía política de la revuelta o de la resistencia. En rigor, debería decirse que se trata de que la vida material se organiza en torno a la resistencia y la defensa de la vida.

El primero son los trabajos colectivos que están presentes en todas las actividades, desde las ollas comunes hasta la autodefensa. Estos trabajos son el motor y el sostén de la revuelta. Sin ellos no habría la menor posibilidad de sostenerla más que durante algunas horas y se convierten en el sentido común de la revuelta.

El segundo es la autodefensa que ocupa también un lugar central, entendida en un sentido más amplio de cuidados colectivos comunitarios, que incluyen la preservación de la vida, la salud, la dignidad y los espacios propios.

El tercer aspecto son los territorios. La creación de puntos de resistencia es un dato mayor, ya que fueron a la vez espacios libres de represión estatal, pero también de protección colectiva y de creación de nuevas relaciones sociales fundadas en el valor de uso, como la comida, la atención sanitaria, y las artes y el deporte.

El cuarto es el papel destacado de mujeres y jóvenes, que sigue siendo un rasgo distintivo de las movilizaciones de los sectores populares que no está presente ni en el sindicalismo ni en los partidos progresistas.

Además de estos cuatro rasgos quisiera destacar el antirracismo y el anticolonialismo que se desprenden de la movilización de las mayorías negras, indígenas y mestizas –de forma muy particular en los tres casos citados al principio–, que son a la vez expresiones de la resistencia al extractivismo depredador que caracteriza al capitalismo actual.

Esta economía en lucha, como la nombró el subcomandante insurgente Moisés en el encuentro El Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista, se apoya en los trabajos colectivos y en las diversas autonomías realmente existentes, y no podría existir sin territorios propios como fueron los puntos de resistencia.

Los sectores populares en las grandes ciudades, durante la revuelta ponen en común lo que hacen en la vida cotidiana: autogestionar sus vidas porque el capitalismo del despojo los condena a la marginalidad, la muerte y la sobrevivencia en la precariedad.

Creo que puede ser buen momento para reflexionar sobre estas economías en lucha, de profundizar su comprensión, sus modos y formas concretas. No para hacer alguna tesis académica sino para algo más urgente y profundo: contribuir a fortalecer las resistencias y separar las prácticas emancipadoras de las que reproducen el sistema opresor.

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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Ucrania quiere 5.000 millones de dólares al mes para seguir combatiendo a Rusia

 

Ucrania quiere 5.000 millones de dólares al mes para seguir combatiendo a Rusia

DIARIO OCTUBRE

abril 25, 2022

 

La suma de la ayuda solicitada ha sido confirmada por el primer ministro, Denís Shmygal, que encabeza una delegación de visita en Washington.


Dos civiles pasan frente a un tanque destruido en Mariúpol, al sur de Ucrania, el 19 de abril de 2022. | Alexei Alexandrov / AP


Ucrania necesita hasta 5.000 millones de dólares al mes para seguir haciendo frente a la operación militar rusa, según lo ha confirmado el primer ministro ucraniano, Denís Shmygal.

 

En declaraciones al programa Face the Nation de CBS, Shmygal dijo que ahora que “la gran batalla de Donbass” comenzó hace 4 o 5 días, Kiev necesita mucha ayuda financiera para los civiles, además de suministros de armas, municiones y apoyo médico.

El jefe de Gobierno, que encabeza la delegación ucraniana a Washington, confirmó la sugerencia de la presentadora de si se trata de 4.000 a 5.000 millones de dólares al mes.

“Tenemos muchas negociaciones con los países del G20, sus ministros de finanzas, las organizaciones financieras internacionales: el FMI, el Banco Mundial. Así que todos ellos aprueban esta cantidad y todos ellos coinciden en que necesitamos ayuda humanitaria para los desplazados internos”, afirmó.

Shmygal precisó que el mes pasado el Gobierno gastó 1.100 millones de dólares en los 7 millones de personas desplazadas dentro del país. Asimismo, añadió que se requiere ayuda financiera y tecnológica para el desminado en algunos territorios abandonados por las tropas rusas.

La delegación ucraniana, integrada también por el ministro de Finanzas, Serguéi Márchenko; el presidente del Banco Nacional de Ucrania, Kirill Shevchenko y otros funcionarios gubernamentales del país eslavo, llegó a la capital estadounidense la pasada semana para mantener reuniones bilaterales con funcionarios financieros del Grupo de los Siete y de otros países y organizaciones financieras internacionales.

El presidente ucraniano, Vladímir Zelenski solicitó este mes a los países del G7 que proporcionen a Kiev ayuda financiera por valor de 50.000 millones de dólares.

FUENTE: actualidad.rt.com

 

“El Estado fue regulador y beneficiario de la trata de esclavos durante tres siglos”

 

Entrevista al historiador Juan Antonio Piqueras, autor de "Negreros. Españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas"


“El Estado fue regulador y beneficiario de la trata de esclavos durante tres siglos”


Por Mario Campaña 

Rebelion  / España

25/04/2022 | 


Fuentes: Ctxt


Es incómodo para España. El profesor Juan Antonio Piqueras, catedrático de Historia Contemporánea y director del grupo de Historia Social Comparada de la Universitat Jaume I de Castellón, ha escrito un libro destinado a escocer. Lo publicó en 2021 la editorial Catarata, de Madrid, y su título es Negreros. Españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas. Es perturbador, y desagradable, y enfadoso, que alguien nos diga que los beneficios de la infame explotación de esclavos quizá nos rodeen; que, con poco que afinemos nuestra vista, quizá hasta podamos verlos.

No recordamos la esclavitud; la astucia de nuestra consciencia la ha relegado a la antigüedad o a la lejanía del sur atrasado de Estados Unidos. Pero el profesor Piqueras está aquí para incordiar: nos dice que cuando hablamos de esclavitud no estamos contando una de romanos; que la esclavitud llega a su auge entre mediados del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX y sus beneficios con el tiempo han dado lugar a “varios de los gigantes de la empresa actual española”. En verdad, se puede dudar de que podamos hacernos una idea de la envergadura de las fortunas acumuladas por los negreros en los negocios americanos en que millones de esclavos africanos eran inmolados en el altar del progreso de las metrópolis. Un ejemplo quizá baste: el patrimonio del alavés Julián Zuleta, acumulado con negocios en Cuba, alcanzó 10,75 millones de pesos, que hoy serían equivalentes a unos 26.400 millones de dólares. Hágase usted una idea de la de Francisco Martí, 5,9 millones, etcétera. En las páginas del implacable inventario de la ignominia que es Negreros encontramos, aquí y allá, nombres directa o indirectamente vinculados, a través de empresas, herencias, mecenazgos, enlaces familiares u otras formas, a fortunas procedentes de la trata legal o ilegal. Nombres de la nobleza, de la alta burguesía, de dirigentes políticos, de grandes instituciones financieras, de monumentos, de marcas de la cultura de masas y hasta de la alta cultura, como Caja Madrid, La Caixa, El Corte Inglés, Acciona, Parque Güell, Tusquets Editores o Penguin Random House España.

El investigador, que este año ha sido galardonado con el premio Casa de las Américas en la modalidad de ensayo, ha tenido la gentileza de responder a nuestras preguntas.

¿Qué rol jugó la Corona en el entramado esclavista? Menciona usted varios casos de negreros que al regresar a España desde América con una fortuna amasada en negocios en los que se compró, vendió y explotó a esclavos, recibían –¿compraban?– títulos nobiliarios.

La Corona desempeña un papel central en el entramado esclavista. Antes de llegar a América, tanto en Castilla como en Portugal el comercio con África de bienes y personas es concebido como una regalía, un derecho del soberano, que lo autoriza, regula y obtiene de ese tráfico el quinto, un tributo del 20% en dinero o en esclavos. Este privilegio se traslada al comercio transatlántico de esclavos. La Hacienda real percibe un derecho de entrada por cada esclavo, un arancel de desembarco, un impuesto por cada compra-venta, y obtiene de los concesionarios préstamos y donativos. Felipe V llega a tener una participación en la compañía francesa que provee en exclusiva de africanos al imperio. Cuando se liberaliza el tráfico a partir de 1789, muchos de estos ingresos fiscales desaparecen, y los que permanecen son recaudados por la Hacienda pública. La Corona desempeña en el siglo XIX un doble papel en relación con la trata: protege, con el gobierno, su continuidad, a pesar de haber sido puesta fuera de la ley, y reconoce la posición económica lograda por traficantes y plantadores esclavistas otorgándoles títulos nobiliarios, formando una nueva aristocracia esclavista que no tarda en establecer lazos matrimoniales con la vieja nobleza española. En medio se encuentra María Cristina de Borbón, reina regente de 1833 a 1840, quien a continuación constituye una sociedad con su esposo y otros socios radicados en Cuba para dedicarse al proscrito comercio transatlántico de africanos. Era la madre de la reina Isabel II y garantizó que esos intereses fueran protegidos por las autoridades españolas.

En su libro aparecen mencionadas grandes empresas y poderosas familias de la España de hoy, cuyas fortunas en su momento se habrían nutrido del negocio de compraventa y explotación de esclavos africanos en América Latina. Esa nómina ya bastaría para desmentir una supuesta falta de vínculos con la esclavitud de la sociedad española contemporánea, que a veces se arguye. ¿Puede ilustrarnos acerca de esos vínculos de grandes empresas actuales, como La Caixa y Acciona? Da usted nombres como el de José Antonio Vidal, los Ferrer Vidal y Soler, Luis Ferrer Vidal, que funda con José Güell Ferrer la Caja de Pensiones, “la raíz principal de La Caixa, actualmente CaixaBank”. Ese mismo Luis Ferrer Vidal fundaría Cubiertas y Tejados Cía. General de Construcciones, que luego, “a través de una serie de fusiones”, daría lugar a Acciona… La Caixa y Acciona, dos de las instituciones más representativas del empresariado español de hoy…

En mi libro no reduzco la formación del capitalismo a la trata de esclavos, a la propiedad de plantaciones trabajadas con esclavos o al retorno de capitales hechos en las colonias. Existen otras fuentes. Lo que hago es trazar el mapa de una de esas fuentes de capital, por lo general ignorada o subestimada. Los datos prueban que en modo alguno era una vía sin relevancia, anecdótica. Capitales formados en la trata y en la esclavitud desempeñaron un papel muy destacado. Eran importantes en términos cuantitativos y eran todavía más destacados en términos cualitativos. Esas fortunas levantadas con riesgo y rapidez buscaron colocación inmediata y la encontraron en sectores por lo común nuevos, con gran atractivo, pero en los que no invertían los financieros o los industriales establecidos, más conservadores. En este sentido, la elección de campos menos transitados de inversión los condujo a sectores innovadores en la industria, el transporte y la banca, e incluso la renovación urbana que no se limita al parasitismo rentista. A su retorno a España, los negreros y esclavistas buscaron socios o, convertidos en “capitanes de industria”, protagonizaron ellos mismos el impulso de estas actividades que después, por transformación en sociedades mercantiles, por fusiones y absorciones darían lugar a varios de los gigantes de la empresa actual española.

¿Y podría asimismo ilustrarnos sobre los vínculos con la esclavitud de la familia Güell, especialmente de Eugenio Güel Bacigalupi, quien fuera mecenas o promotor de varias obras de Gaudí? ¿Se puede pensar que obras como La Pedrera y el parque Güell de Barcelona fueron construidas con una fortuna amasada en la trata de esclavos? ¿Y qué decir con respecto a la familia Koplowitz y sus negocios actuales? ¿Hay otras grandes fortunas, negocios y familias de la España de esta época que pueda usted comentar?

La familia Güell hizo lo que otras en su época. Acumuló de la nada una fortuna en Cuba, dedicados al comercio de esclavos, y se reintegró a la Península con sus capitales. Juan Güell Ferrer acumuló capital en poco tiempo y regresó temprano. Invirtió en sectores nuevos, lo que representaba un riesgo, pero también una oportunidad. Consciente de la posición que escalaba, tuvo cuidado de borrar las huellas de su pasado difundiendo una versión, de otro lado inverosímil, sobre el origen de su fortuna. Su hijo, Eusebio Güell Bacigalupi, amplió aún más los negocios familiares, intervino en política y estrechó relaciones con el poder central y con la monarquía. El hijo de Eusebio obsequió el Palacio de Pedralbes a la familia real para que dispusiera de una residencia en Barcelona. Eusebio Güell representa bien al capital indiano, en este caso formado en la trata, que desea dejar su huella con unas construcciones singulares, su residencia, casa de recreo, jardines, que registren bien que pertenece a una nueva generación que ya no aspira a imitar los gustos de la rancia aristocracia de sangre y de dinero. El encuentro con Antonio Gaudí es providencial. Uno posee la fortuna y la voluntad de convertir parte de ella en capital social, y el otro la imaginación y la técnica suficientes para innovar en el Art Nouveau.

En cuanto a la familia Koplowitz, la fortuna la crea el polaco Ernesto Koplowitz durante el primer franquismo gracias a una red corrupta político-administrativa. Su esposa era una cubana, Esther Romero de Juseu, que reunía varios títulos nobiliarios, todos ellos asociados a familias patricias dueñas de esclavos en los siglos XVIII y XIX. No se ha establecido la participación de los capitales de la esposa en la fundación de las primeras empresas del marido. Es cuestión de continuar indagando.

¿Qué piensa usted de las llamadas “reparaciones” o “compensaciones” que las instituciones implicadas suelen ofrecer a los descendientes de esclavos? Puesto que el asunto tiene relevancia no solo moral sino además social, ¿no haría falta llevarlo más allá de lo privado y voluntario, como se perfilan ahora las reparaciones, para que los casos se traten según criterios reglados, con un régimen legalmente definido? Insisto: si han de coexistir el ofensor y el ofendido, ¿no hace falta que la mediación reparadora sea no solo ética sino también legal?

El tema de las reparaciones introduce una dimensión realmente compleja. Fue uno de los que hizo estallar el consenso en la Conferencia de Durban de 2001 organizada por las Naciones Unidas (Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia).

El comercio de personas esclavizadas, como hemos indicado, se iniciaba en África con la participación activa, e indispensable, de jefes africanos, proveedores de los esclavos a los comerciantes extranjeros, dedicados a la guerra para obtener botín con el que mercadear. El comercio atlántico implicó a varias potencias europeas y a sujetos de numerosas procedencias, también a criollos de Brasil, Cuba, el Río de la Plata o los Estados Unidos, entre otros. Alguna república hispanoamericana conservó la trata por un tiempo y mantuvo la esclavitud hasta mediados del siglo XIX. No es sencillo precisar quiénes debían realizar la reparación. En ocasiones puede encontrarse una filiación directa entre empresas y comerciantes de aquella época y sociedades hoy constituidas. Ha servido para pactar acuerdos en los Estados Unidos. Los destinatarios de las compensaciones económicas han sido asociaciones de defensa de derechos civiles y aquellas que favorecen el progreso de los afroamericanos, creando ayudas para la educación. Los países de las Indias Occidentales británicas han emprendido una acción legal contra el Reino Unido por considerarlo responsable de la deportación continuada de africanos durante dos siglos. Son países-isla donde la población es, de manera abrumadora, afrodescendiente. Las víctimas, en ese caso, son más evidentes.

En el caso español, los pasos me parece que deberían ser los siguientes: el reconocimiento, en primer lugar, del hecho histórico, que tuviera traslado a la sociedad, comenzando por su introducción en el currículo de Historia y su debate como otra cuestión del pasado; esto implica también la revisión del relato nacional y de la memoria pública construida en espacios públicos y en tradiciones. En segundo lugar, puede hablarse de una doble responsabilidad del Estado: fue su regulador y beneficiario directo durante tres siglos –incluso los poseyó en número elevado–, y amparó la trata durante casi medio siglo después de haberla declarado ilegal. En tercer lugar, está la Iglesia, que no solo ofreció justificación doctrinal, sino que poseyó esclavos y hasta percibía diezmos de haciendas particulares trabajadas con esclavos. En cuarto lugar, quedan las sociedades mercantiles que en otros países están siendo señaladas como responsables dado que existe una continuidad jurídica. En el caso español este último aspecto es más difícil de establecer: no pocos negreros y esclavistas terminan fundando empresas industriales y de ferrocarriles o bancos, pero estas, en el siglo XIX, no invierten en el tráfico o las plantaciones. No obstante, queda una huella en todo este proceso y la reparación no es imposible.

La pregunta que quizá debemos hacernos es: ¿reparar cómo y a quiénes? Más allá de lo que hemos señalado en primer lugar, que no admite demora en los responsables públicos, existen tres líneas en las que se podía actuar con fondos aportados al menos por el Estado: el fomento del estudio de este pasado, percibido hasta ahora como una rareza; la acción estatal en América en núcleos donde coinciden la pobreza y su racialización transmitida desde la esclavitud, y la apertura de ayudas para el estudio a población afro-latino-descendiente; la inversión en programas específicos en prevención de la discriminación racial en España, dado que la vida y la historia continúan y seguimos expuestos a nuevos retos y amenazas que pueden ser prevenidos.

Todas las cuentas hechas, ¿cuántos años le ha tomado a usted terminar esta investigación, este libro?

Comencé a interesarme por la actividad de los “negreros” hacia 1985. Durante un tiempo mi atención se centró en el poder que acumulaban y la influencia que ejercían sobre el gobierno español. Eran la expresión temprana de un lobby muy eficaz. Eran capaces de obtener el nombramiento y la destitución de las autoridades coloniales de Cuba, frenar un tratado internacional o una ley, expulsar a un ministro incómodo. Cuando analicé para mi tesis de doctorado la política en el Sexenio Democrático (1868-1874) vinculé a estos grupos con los intereses creados a ambos lados del Atlántico y cómo actuaban en la metrópoli, organizando ligas de periódicos favorables a sus opiniones, atrayéndose y financiando partidos políticos contrarios a las reformas. Era un ejemplo perfecto de “captura del Estado” por intereses privados. A medida que después me sumergí más en la vida económica y social del Caribe hispano, la atención se desplazó a los grandes hacendados y, más adelante, a la esclavitud y al modo de operar en torno a esta. En 2012 concluí un libro, La esclavitud en las Españas, que era un balance de conjunto del tema. Ahora, con Negreros. Españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas, desarrollo el momento cumbre de la participación en el negocio.

Es una época particularmente interesante: en el siglo XIX se vincula la segunda esclavitud y la formación de la España contemporánea, la creación de capitales y su inversión parcial en la Península para dar lugar a sectores y sagas familiares beneficiarias que han desempeñado un papel estelar en la vida social y política del país, y que hoy siguen presentes. En la actualidad trabajo en el cierre de lo que constituirá una trilogía: un libro que centra la atención en el periodo cronológico anterior. Busco ofrecer una visión de tres siglos, de 1492 a 1810, en los que el Imperio español se cimentó sobre la esclavitud y la trata transatlántica. Supuestamente la esclavitud era casi residual o el comercio habría quedado en manos extranjeras. Al menos eso nos habían contado…

Mario Campaña, nacido en Guayaquil (Ecuador) en 1959. Es poeta y ensayista. Colaborador en revistas y suplementos literarios de Ecuador, Venezuela, México, Argentina, Estados Unidos, Francia y España, dirige la revista de cultura latinoamericana Guaraguao, pero reside en Barcelona desde 1992.

Fuente: https://ctxt.es/es/20220401/Culturas/39427/Mario-Campa%C3%B1a-Jose-Antonio-Piqueras-esclavismo-Espa%C3%B1a-mano-de-obra-esclava-trata-capitalismo-esclavista.htm

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Los problemas que implica la propuesta de Feijóo para que gobierne el más votado

 

A la Moncloa por la puerta de atrás


Los problemas que implica la propuesta de Feijóo para que gobierne el más votado

 

Por Fernando Varela | 

Rebelion / España

25/04/2022 


Fuentes: Info Libre


La propuesta que el PP de Alberto Núñez Feijóo está trasladando al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al PSOE para que los dos partidos se pongan de acuerdo y se comprometan a superar la fragmentación política y la debilidad del bipartidismo ofreciéndose mutuamente a facilitar la investidura del líder de la candidatura más votada en las elecciones esconde dificultades prácticas y hasta jurídicas que dificultan que llegue nunca a hacerse realidad. 

En el PP lo saben. Pero la defienden porque se apoya en una afirmación tan aparentemente de sentido común como falsa: el supuesto derecho del partido más votado a hacerse con el Gobierno. Una tesis propia de modelos electorales mayoritarios como el de Estados Unidos o el presidencial francés en el que quien obtiene un voto más que el resto se lo lleva todo y el presidente se elige directamente por los ciudadanos. 

Pero ese no es el modelo que rige en España desde la transición. Aquí los ciudadanos votan de manera proporcional a los diputados del Congreso y son estos quienes después deben ponerse de acuerdo para elegir al presidente del Gobierno. No es un modelo original. Se lo compramos a varios países, entre ellos y sobre todo a Alemania.

Feijóo es consciente de ello, pero le da igual. Sostiene que lo que quiere es que gobierne en España quien gana las elecciones, dando a entender que las gana el que obtiene más votos de los ciudadanos y no más apoyo en el Congreso, que es lo que establece la Constitución. “En democracia”, dice, hay que diferenciar entre “el que gana y el que pierde”. Aunque él mismo no lo haya practicado, como cuando avaló los pactos que en 2018 y 2019 dieron al PP los gobiernos de Madrid, Castilla y León, Andalucía y la Región de Murcia a pesar de que el partido más votado en aquellas elecciones había sido el PSOE.

Cambiar de modelo en España no es posible, al menos en las elecciones generales y autonómicas, sin reformar la Constitución. El artículo 68 dice claramente que el sistema de elección del Congreso tiene que ser proporcional y el 152 establece el mismo criterio para las asambleas autonómicas. Y, por si hubiera alguna duda, no sólo no dice que el presidente del Gobierno deba ser el cabeza de la lista más votada sino que señala claramente que obtendrá esa condición el candidato que obtuviese mayoría absoluta en la votación de investidura del Congreso o que, en segunda votación, lograse más votos a favor que en contra.

La propuesta de Feijóo implica, en opinión de Ignacio Durbán, profesor de Derecho Constitucional de la Universitat Internacional de València, “desatender el diseño constitucional y legal de designación de gobiernos en los distintos niveles”. Una reforma de esta envergadura, asegura, “no debería realizarse mediante un pacto de partidos elevado a escritura pública ante notario”. 

A su juicio, “resulta llamativo que el PP resucite cíclicamente esta iniciativa, interpretando a su conveniencia el sentido del mandato popular y hablando de pactos entre perdedores” mientras “gobierna en varios lugares sin ser la lista más votada”.

Problemas de constitucionalidad

En el ámbito nacional, la propuesta plantea además, asegura, “problemas de constitucionalidad evidentes. El principal es que implica una quiebra del sistema parlamentario de gobierno”. En nuestro sistema parlamentario, tal y como dispone el artículo 99 de la Constitución, gobierna quien obtiene la confianza mediante una votación directa de investidura en el Congreso de los Diputados. Es, pues, a la Cámara Baja –que, además, ha sido elegida de acuerdo con criterios de representación proporcional– “a quien corresponde decidir” quién gobierna. “Los ciudadanos elegimos diputados, no presidente del Gobierno. La elección de los diputados y la elección del presidente obedecen a dos momentos y a dos mecánicas distintas; tanto es así que ni siquiera es necesario que el presidente del gobierno sea diputado”. 

en el plano autonómico, tres cuartos de lo mismo, advierte el profesor de València. “El artículo 152.1 de la Constitución también consagra el sistema parlamentario de gobierno en el ámbito de las comunidades autónomas, aunque con alguna diferencia, como que la presidencia, en este caso, sí debe recaer sobre un miembro de la asamblea”.

Carlos Fernández Esquer, profesor de Derecho Constitucional en la UNED y doctor en Ciencia Política por la Autónoma de Madrid, en cambio, considera “perfectamente legítimo” que PP y PSOE pacten lo que Feijóo propone. “Forma parte de la autonomía de cada partido”. “No hay ningún problema en que, en un sistema parlamentario, dos partidos que además son los más importantes desde hace muchos años y que aún lo son alcancen un acuerdo de esas características”.

“Se está planteando un acuerdo de naturaleza política en el que no se haga ninguna reforma constitucional o legal” y simplemente ambos partidos “se pongan de acuerdo y asuman el compromiso de que, en caso de que no haya una mayoría clara, el otro partido favorecerá que gobierne quien haya tenido más votos o más escaños”. 

En el sentido que señala Fernández, se respetaría el mecanismo fijado en la Constitución porque la investidura nacería de un acuerdo que haría posible la elección del presidente por mayoría absoluta o, en segunda votación, con más votos a favor que en contra. No estaríamos ante “una contradicción con el modelo español” porque sería “investido quien fuese capaz de articular una mayoría parlamentaria”. 

Lo cual no resta legitimidad, precisa, contradiciendo así a Feijóo, a la posibilidad de que del Congreso salga un acuerdo en el que el presidente acabe siendo el líder de un partido que no sea el más votado. “Puede gobernar alguien que no es el partido más votado pero que sí es capaz de articular una mayoría con otros grupos”. Es una “fórmula que se adopta en otros países”.

En cambio, Agustín Ruiz Robledo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, no está “muy seguro” de que la propuesta de Feijóo “responda al sistema político parlamentario” español, que “consiste en elegir un Gobierno salido del Parlamento, no salido directamente de las urnas”. “No contradice la letra de la Constitución” pero tampoco “responde al espíritu del sistema parlamentario” de nuestro país.

Problemas sin resolver

Sobre lo que no hay dudas es acerca de la escasa utilidad que puede tener la idea del líder del PP, porque una cosa es investir un presidente sin tener mayoría en el Congreso y otra muy distinta gobernar con el Parlamento en contra. Un problema que el PP quiere resolver proponiendo una reforma que prime en escaños al partido más votado, tal y como hace Grecia o intentaron en Italia, en distintas fases, Silvio Berlusconi y Matteo Renzi hasta que su Tribunal Constitucional anuló la medida.

El número tres del PP, Elías Bendodo, apostó esta misma semana por “parecernos a otras democracias europeas que hablan de mayorías reforzadas para garantizar que el que gana gobierne”. Se puede hacer “de forma progresiva”, defendió, empezando “a avanzar en algunos procesos y después en otros. Podemos empezar en municipales y autonómicas”, sugirió, para extenderlo después a las generales. “Es un paso que debe dar nuestro país más pronto que tarde”. Para garantizar la gobernabilidad, proclamó, hacen falta “fórmulas de mayoría reforzada, sin ninguna duda”.

Bendodo se refiere a soluciones como la que rige en Grecia. La Constitución helena otorgaba 50 escaños más a la lista más votada para reforzar su mayoría, pero en enero de 2020 una reforma retocó el sistema, de manera que el partido con más votos en las elecciones obtenga un bono de escaños adicionales que aumentarán dependiendo de su porcentaje, siempre que haya recibido al menos el 25% de los votos. 

La nueva norma constitucional griega otorga una bonificación de 20 escaños adicionales al primer partido y divide los 280 escaños restantes proporcionalmente entre todas las formaciones. Ese bono aumentará en un escaño por cada 0,5% de los votos que el partido más votado obtenga por encima de 25, para alcanzar un máximo de 50 escaños para los partidos que obtengan el 40% o más de los votos en todo el país.

Paradójicamente, este cambio no será de aplicación en las próximas elecciones, en las que no habrá prima para el más votado. En Grecia es la izquierda, liderada por Syriza, la que está en contra de la prima al más votado y la derecha, el equivalente del PP español —ahora en el gobierno—, con ayuda de la extrema derecha, quien ha conseguido mantener el sistema de bonificación.

En España esto no es posible sin cambiar la Constitución porque, como recuerda Fernández Esquer, al apostar por un modelo proporcional la Carta Magna “ya está excluyendo que pueda haber algún tipo de premio de mayoría al partido más votado ya sea a nivel nacional o en cada provincia”. “Jurídicamente eso no se puede hacer sin reformar la Constitución” ni en las elecciones al Congreso ni en las que se convocan para renovar las asambleas autonómicas.

Una propuesta de prima de 50 escaños a la lista más votada para asegurar la gobernabilidad, sentencia Ignacio Durbán, plantearía “problemas de constitucionalidad añadidos, tanto desde el punto de vista de la proporcionalidad, como desde el punto de vista de la igualdad del voto”.

“No se puede hacer una cosa así” con una mera reforma legal, concuerda Fernández Esquer. “Habría que reformar la Constitución”, aunque él no es partidario de ese modelo. “A mí no me parece muy recomendable porque estos premios de mayoría es verdad que garantizan la gobernabilidad pero son una forma un poco burda de conseguir la mayoría absoluta y dejan en un papel muy secundario a partidos de la oposición que a lo mejor tienen un nivel de apoyo muy relevante”.

Gobiernos débiles

Ruiz Robledo es de los que cree que resolver las investiduras por el sistema que propone Feijóo no soluciona gran cosa porque el presidente seguiría sin tener el respaldo del Congreso. Para entenderlo propone imaginar en qué situación estaríamos si Sánchez hubiese sido investido con sus votos (120), a qué dificultades tendría que hacer frente para sacar delante sus iniciativas en el Parlamento. 

Esa idea, concede, podría haber tenido sentido en 1993 o en 1996, cuando tanto PSOE como PP se quedaron a 15 o 20 escaños de la mayoría absoluta y tuvieron que pactar con la Convergència i Unió (CiU) de Jordi Pujol. En esa situación, opina, tanto el PP primero como el PSOE después podían haber “enviado de vacaciones” a 15 o 20 de sus diputados para garantizar la gobernabilidad sin que Felipe González y José María Aznar después tuviesen que estar pendientes de llegar a acuerdos con los nacionalistas. 

Ahora, en cambio, con ambos partidos tan lejos de la mayoría absoluta, no lo considera posible. Y tampoco se cree la sinceridad de la oferta de Feijóo, “por más que la pacten por escrito”. “Si en las elecciones el PSOE saca 130, el PP 129 y Vox 50, ¿no va a pactar el PP con Vox? ¿O el PSOE con Unidas Podemos si fuese a la inversa?”. Eso es además “lo constitucional”, subraya. 

Llegar a acuerdos en el Congreso es «la esencia” del modelo español, “precisamente lo que se buscaba con la Constitución”. Por eso, “cuando hay moción de censura se exige mayoría absoluta”. La razón, explica, hay que buscarla en el recuerdo de gobiernos “muy débiles” de la República, por eso “se intenta conseguir que el Gobierno sea relativamente fuerte”. 

Y es un sistema, recuerda, que aunque “ha medio funcionado tenía un pequeña falla: en cuanto los grandes partidos han bajado del 30% ya no se acercan” a la mayoría absoluta. Pero es un problema de las formaciones políticas, advierte, no del sistema: “Si el electorado nos hemos cansado, que [los partidos] hubieran tenido más cuidado”.

Es verdad que España tiene un problema de gobernabilidad, reconoce Fernández Esquer, consecuencia del cambio en el sistema de partidos que comenzó en 2015. “Ha demostrado que ha sido más difícil llegar a acuerdos, se han producido repeticiones electorales por primera vez en la historia de nuestra democracia”, ha prosperado una moción de censura y ha habido problemas para aprobar presupuestos. 

“Hay muchas evidencias que demuestran los problemas de gobernabilidad que tenemos desde 2015, aunque hay que reconocer también que este último Gobierno”, añade en referencia al de Pedro Sánchez, “que es el primero de coalición de la democracia reciente en España, lleva ya más de dos años gobernando y ha roto esa dinámica de inestabilidad que venimos viendo”. 

Ignacio Durbán recuerda que en el ámbito nacional son diversas las propuestas de reforma del art. 99 de la Constitución que se han puesto sobre la mesa, no sólo en el ámbito académico, sino también en la arena política. Además de “revisar y clarificar los plazos que afectan al proceso de investidura” y “reforzar el papel del presidente del Congreso en todo el procedimiento redimensionando, correlativamente, el del rey”, se debate sobre la implementación de “mecanismos subsidiarios”. 

En este sentido, las propuestas más frecuentes están inspiradas en algunos modelos autonómicos, como el de Castilla-La Mancha, donde, en caso de fracasar el procedimiento ordinario de investidura, “queda automáticamente designado el candidato del partido que tenga mayor número de escaños”. O también se han hecho propuestas que apuntan en el sentido de las regulaciones del País Vasco o Asturias, donde —en virtud de mecanismos diferentes—, “si no prospera la investidura en primera instancia, se impide votar en contra después, evitando así bloqueos”.

Sin primas de refuerzo ni cambios en los mecanismos de investidura, Ruiz Robledo tiene la solución para garantizar que no se repitan elecciones: reformar la Ley Electoral de manera que si hay una legislatura fallida “los líderes no se pueden presentar. Y se acaba la historia”. Con esa norma, asegura convencido, no se habrían repetido las elecciones en 2016 y 2019. Y es que más que un problema de modelo es de “cultura política”, subraya. En Alemania, con un sistema muy parecido y sin mayorías absolutas, los partidos siempre se han puesto de acuerdo para gobernar y nunca se han repetido las elecciones.

Todos los cambios son posibles en las elecciones municipales

A diferencia de lo que sucede en generales y autonómicas, en las que la Constitución establece límites en los mecanismos de de investidura y de proporcionalidad, en las elecciones municipales todo es posible. Se puede implementar un modelo de elección directa del alcalde distinto del de los concejales e incluso aprobar sistemas a dos vueltas, como sucede en Francia.

A Fernández Esquer, en todo caso, no le parece “aconsejable”. “Siempre me ha parecido más razonable la elección directa del alcalde” por los vecinos y no a través de concejales. Pero “si se hace habría que tocar otros temas”, advierte, “porque podría darse la paradoja de que pudiese gobernar el alcalde de un partido y que luego no tenga mayoría en el pleno del Ayuntamiento” y eso “podría bloquear la gobernabilidad”. 

En España, recuerda Durbán, se introdujo en los ayuntamientos “una cláusula de cierre” que asigna la alcaldía a la candidatura con mayor número de votos populares “en caso de que ninguna obtenga el apoyo de la mayoría absoluta de los concejales” en la votación en plenario.

La fórmula del PP

Es, en todo caso, una solución que al PP no le parece suficiente. Por eso presentó en 2018 una proposición de ley para cambiar de modelo, pero no consiguió apoyo para sacarla adelante. Aquella iniciativa planteaba un sistema de “premio de mayoría” y doble vuelta electoral en caso de que ningún partido se hiciese con la mayoría absoluta de los votos. 

Así, según el diseño del PP, la candidatura que obtuviese la mayoría simple, superara el 35% de los sufragios y se distanciase de la siguiente en al menos cinco puntos, o bien superara el 30% de los votos y aventajara en al menos 10 puntos a la siguiente, recibiría automáticamente la mitad más uno de los concejales. El resto de puestos no asignados se distribuiría entre las restantes listas de forma proporcional.

Cuando no se diesen las anteriores condiciones para otorgar el premio de mayoría, se celebraría una segunda vuelta entre todas las candidaturas que hubieran alcanzado el 15% de los votos en la primera ronda. En esa segunda vuelta se adjudicaría la mayoría absoluta de concejales a la lista más votada que hubiese superado el 40% de los votos o bien se hubiese distanciado en al menos siete puntos respecto a la siguiente candidatura. También aquí se distribuiría el resto de escaños entre las demás listas de forma proporcional. Por último, en caso de que ninguna lista consiguiese alcanzar esos porcentajes en la segunda vuelta, el reparto de concejales se haría como siempre, de forma proporcional, conforme a los resultados obtenidos en la primera vuelta.

Fuente: https://www.infolibre.es/politica/moncloa-puerta-problemas-plantea-propuesta-feijoo-gobierne-votado_1_1225891.html

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