domingo, 12 de julio de 2015

GRECIA: 21 HIJOS NO PARIDOS SINO CAGADOS POR SUS MADRES, SE REÚNEN EN LA CUEVA DEL CACO DE BRUSELAS PARA QUITARLES A LOS TRABAJADORES GRIEGOS PARTE DE SU PENSIÓN Y SUBIR EL IVA, ENTRE ELLOS SE ENCUENTRA EL CALAMAR RAJOY


Blogs.publico.es
30.06.2015
Pere Ortega, Centro Delás de Estudios por la Paz

La entrada de Grecia en la zona euro profundizó la crisis de su economía por un hecho en que coinciden la mayoría de analistas: haber aceptado compartir una moneda hecha a medida de las economías más fuertes de la UE (Alemania y Francia), cuando el país no reunía las condiciones mínimas para compartir esa moneda. De qué lado recae la mayor responsabilidad, si de la UE o del gobierno griego, hoy sólo tiene importancia para la historia económica. Lo importante es que esta situación es difícilmente reversible, pues la salida de Grecia del euro sería una bajada a los infiernos para los helenos y muy gravosa para los países europeos. Entonces, lo más probable es que el chantaje de las imposiciones de la UE se retire o rebaje y se llegue a un acuerdo que impida la caída de Grecia y la crisis del euro.
El cómo se ha larvado la enorme deuda que ha hipotecado la economía griega tienen la responsabilidad tanto los gobiernos anteriores a Syriza, como el FMI, la Comisión Europea y el propio Banco Central Europeo. Una deuda que hoy es el 180% de su PIB, y unos intereses a los que no puede hacer frente. El chantaje de la Comisión Europea consiste en que reduzca su enorme déficit público mediante recortes de todo tipo, los más indecentes, los de coberturas sociales, las dos últimas exigidas: rebaja de las pensiones y aumento del IVA.
La cuestión que aquí nos ocupa ha estado aireada estos días por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker: el enorme gasto militar griego. Junker ha indicado que a cambio de no subir el IVA podrían rebajar unas décimas el gasto militar respecto del PIB. Es decir que el ajuste recaiga sobre el Ministerio de Defensa en lugar de gravar el consumo que perjudicaría a toda la población y lastraría la economía productiva.
El enorme gasto militar griego es una de las causas del endeudamiento del país heleno, de su déficit presupuestario y de la crisis. Una causa no demasiado aireada y que debería hacer reflexionar a Syriza y a toda la izquierda en general.
Grecia es un país con un fuerte militarismo que proviene, en primer lugar, del número de sus efectivos militares. A este respecto, hay que saber, que las fuerzas armadas helenas tienen el ratio más alto de efectivos de Europa, 12,9 por mil habitantes (España tiene 2,9 y Francia un 3,3). En segundo lugar un gasto militar de 2,2% del PIB en 2014. Que si bien es cierto ha disminuido desde la llegada de la crisis, en la última década fue del 4%, cuando el promedio de la UE era del 1,7% (España tiene en la actualidad un 0,9% y Francia que es quien más gasta un 2,2%). Entonces, si sus fuerzas armadas hubieran estado más acordes con los promedios de los países de la UE, Grecia se podría haber ahorrado no menos de un 50% del PIB de su gasto militar, es decir entre 4.800 y 6.000 mil millones de euros al año (Sipri 2014).
La parte más substancial del gasto militar griego proviene de la adquisición de material militar en el exterior, unos 10.000 millones de euros en los últimos diez años. Esto hizo alcanzar a Grecia el cuarto lugar en 2007 del ranquin mundial de compradores de armas. Compras que fueron adquiridas en su mayoría en Alemania (3.000 M€) y Francia (4.000 M€), precisamente los principales acreedores de Grecia. Entonces, la enorme deuda griega está relacionada con esas adquisiciones de armas. Diversas fuentes han denunciado que Alemania forzaba contratos de ventas de armas como condición para conceder préstamos. Tanto Alemania como Francia le vendieron a Grecia en 2010 diverso material: Alemania, 4 submarinos (1.800 M€), 12 buques (1.700 M€) y 170 blindados Leopard (1.700 M€); Francia 25 aviones Mirage, 6 fragatas y 20 helicópteros de combate por 4.000 M€. Hechos corroborados por la canciller Ángela Merkel quien apoyada por Nicolás Sarkozy exponían en su día tras la concesión del primer préstamo, que Grecia debía cumplir con los compromisos adquiridos en sus contratos en el exterior, es decir, la compra de esas armas.
Transacciones de armamentos que fueron objeto de investigación bajo sospecha de corrupción, tanto por parte de tribunales alemanes de Munich que investigó el pago de comisiones a miembros del gobierno griego (mayo 2010) por parte de la empresa MAN Ferrostaa, asociada a ThissenKrupp, la industria constructora de los submarinos y buques de guerra; como de los tribunales helenos que implicaron a diversos altos cargos griegos de recibir comisiones millonarias por las compras de armas. Así, Akis Tsochadzopoulos, en 2013, fue condenado a 20 años de cárcel por haber recibido 50 M€ como soborno por la adquisición de submarinos. Hechos corroborados por el entonces ministro griego, Teodoros Pagkalos, que declaró en una entrevista que debido a las presiones alemanas “estaba obligado a comprar armamentos que no necesitábamos”. Así como otras trampas contables de envergadura: la agencia Eurostat de la UE denunció que en 2001, no se habían contabilizado 1.600 M€ de carácter militar en sus presupuestos.
Entonces, es razonable que el gobierno de Tsipras rebaje el gasto militar, sólo con reducir un 1% del PIB se ahorrarían al año 1.790 M€. Así se puede concluir que el gasto militar y en especial esas compras de armas obedecían a los intereses del lobby militar-industrial franco-alemán que orquestaron toda una red de maquinaciones y corrupciones para desviar recursos públicos de Grecia para favorecer intereses privados y que contaron con la complicidad de los gobiernos alemán y francés. También es razonable que el gobierno de Syriza haya exigido una auditoria sobre su deuda para conocer que parte de ella es ilegítima por estar sometida a causas ajenas al interés nacional. Y en ese sentido es correcto que desee renegociar las condiciones de una deuda cuando existen perversiones de ese calibre por esclarecer.



TTIP. ¡ BIENVENIDO, SEÑOR FEUDAL ! GRACIAS, PSOE POR VENDER UNA VEZ MÁS A LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES, INCLUIDOS PEQUEÑOS Y MEDIANOS EMPRESARIOS Y LLEVAR AL MUNDO UN POCO MAS CERCA DE UNA GUERRA GLOBAL

TTIP, UNA CÍNICA DE BUEN ESTÓMAGO PERO CON CEREBRO DE MOSQUITO HACIÉNDOSE PASAR POR SOCIALISTA

PODEMOS, CONTRAPODEMOS O NO PODEMOS. EN CUALQUIER CASO SI NO HAY UNIDAD DE LA IZQUIERDA, TODOS SUS DIRIGENTES, SIN EXCEPCIÓN SERÁN RESPONSABLES Y DEBEN DEJAR LA POLÍTICA



Un irresistible deseo de derrota

Rebelión
Público
11.07.2015

Podemos nació de un impulso mágico en relación con el cual ningún modelo organizativo podía dejar de ser decepcionante o banal. Todos sabemos la oportunidad que franqueó y las muchas cosas buenas que se han obtenido. Pero, empujados por la presión antagonista y por algunos errores comunicativos autolesivos, no sólo ha perdido su frescura sino que ha entrado en un precipicio organizativo “conservador” a veces inquietante, causa y efecto al mismo tiempo de la disfuncionalidad o inhabilitación de los órganos elegidos en Vistalegre, realmente plurales y prometedores pero atrapados en un “juego de tronos” que los ha vuelto inoperantes y a menudo frustrantes y dolorosos para sus propios miembros. Como colofón ahora, a pocos meses de las elecciones más importantes de la historia reciente de España y cuando ganar es menos una oportunidad que un deber político y moral, se convocan unas primarias semicandadas y a la carrera, primarias que, como era de temer, han desembocado en una lista “oficial” introspectiva con muy pocas posibilidades de movilizar gente normal para la campaña y para el voto. No es que los nombres que forman parte de ella no lo merezcan o no sean en algunos casos imprescindibles; es que no es una lista ni abierta ni plural ni de unidad popular; y no contiene ninguno de esos candidatos “de autoridad” que, a tenor del perfil del electorado, podrían marcar la diferencia.

¿Podría ocurrir algo peor que el hecho de que la dirección de Podemos declare su intención de no ganar las elecciones? Sí, que un grupo mixto de izquierdistas líquidos y sólidos se una con el propósito de que Podemos las pierda. En la lista de firmantes del manifiesto de Ahora en Común veo nombres ante los que me inclino con admiración intelectual y afecto personal. Estoy de acuerdo con ellos en su malestar y sé, porque los conozco, que obran con las mejores intenciones y a partir de los más altos principios. Pero con la suma de tantas virtudes —más el oportunismo estratégico de Alberto Garzón e IU, a los que nadie puede reprochar que aprovechen la ocasión— llegamos a un resultado paradójico e inquietante: en vísperas de las elecciones más importantes de la historia de España y cuando ganar es un imperativo moral, la crítica razonable a las primarias y a las listas oficiales propina el último empujón hacia el abismo. ¿Alguien con un mínimo de racionalidad común puede creer que esta iniciativa va a ser capaz de desbordar Podemos, apropiarse sus votantes y sumar todos los que faltan en el exterior para derrotar el bipartidismo? Seguro que muchos de los que participan en Ahora en Común obran a partir de una justificada alarma y se sienten a la altura de sus convicciones y de sus principios, pero la cuestión es más bien si no están por debajo del desafío histórico concreto ante el que nos encontramos. Sólo desde la abstracción más olímpica o desde la concreción más partidista puede ignorarse que, tanto si se trata de practicar la eutanasia a Podemos como de forzar a su dirección a una negociación, con este gesto se entra en una dinámica que, en el mundo concreto en el que vivimos, sólo puede ser perdedora. Perdedora para la gente normal que quiere ganar algo y no todo; perdedora para la gente que prefiere hacer una choza con un poco de paja antes que una majestuosa catedral con una gran derrota.

Es verdad que la gente normal -con la que hablo de Podemos en el pueblo de Castilla donde paso mis vacaciones- se mantiene completamente al margen de este deplorable “juego de tronos”. Pero por desgracia lee periódicos malos y ve malos canales de televisión y asisten a esta pugna en torno a Podemos y lo que entienden les da un poco de repelús. La gente normal, cuyo voto queremos, no identifica a la izquierda con Stalin o con Venezuela; eso les da un poco igual; la identifica con La Vida de Brian, es decir, con las divisiones sectarias, las miserias narcisistas y la incapacidad para ponerse de acuerdo. Eso sí quita votos. La gente no confía en políticos que no son capaces de dejar a un lado sus diferencias y ponerse de acuerdo. Seguimos con nuestros tics de madriguera de vieja izquierda; seguimos queriendo “tener razón” en las catacumbas, olvidando que no estamos en una asamblea cuatrogatuna sino delante de todo el mundo y que por primera vez en décadas -si no nos lo impedimos a nosotros mismos- podríamos cambiar el país. Podemos hace la lista que menos puede convencer a la gente normal y Ahora en Común hace la oposición que más puede disuadir a la gente normal. Enhorabuena. Pocas veces se habrá visto tan poca altura de miras en una situación más favorable: una dirección tan descargada de razón y una razón crítica tan irresponsable.

La oferta que hacemos a los electores, de los que depende cualquier cambio, es ahora ésta: tenéis que elegir entre los que no quieren ganar y los que quieren perder. El peligro de que un sector de Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, refundara IU siempre ha existido, pero había que buscar una alternativa que no fuera resucitar a IU. Eso es lo que hace Ahora en común y para nada. Así que en las próximas elecciones, en lugar de confluencias sustractivas o no-confluencias disuasivas, nos vamos a encontrar con el milagro de la multiplicación del cero absoluto: dos Izquierdas Unidas (¡dos!) y no una sola, igualmente membranosas y contraproducentes, que obtendrán -digamos- el 10% y el 5%, con lo que juntas podrán formar ocho o diez grupos parlamentarios desavenidos, de vuelta poco a poco -en espiral contractiva- hacia los alvéolos mohosos de los que nunca deberíamos haber salido.

Es difícil ser de izquierdas; hay que estudiar mucho, leer mucho, debatir mucho. Pero más difícil es ser normal. Lo más difícil de todo, en cualquier caso, es ser de izquierdas y normal. Conozco sólo a tres personas y una está ya en el manicomio. Lo que hay en mí de izquierdista me inclina irresitiblemente hacia el maniobrerismo, el sectarismo, el justicierismo y el alineamiento de principio. Lo que hay en mí de normal (ese hombre normal que quiere votar a Podemos como a un bien pequeño y no a un mal menor) me inclina cada vez más a la misantropía. Entre tanto, ahí fuera, cuanto más llueve menos paraguas hay. Podemos lo ha hecho mal y Ahora en común lo ha hecho peor. Pero ahora esa es la realidad real y la verdad verdadera con la que hay que contar para dar el próximo paso. Podríamos estar en otro sitio y en mejores condiciones y podemos limitarnos a echarnos la culpa unos a otros y endurecernos en nuestras posiciones. Me guardo mis rimpianti, mis reproches y mis rencores para cuando hayamos perdido o no podamos ganar. Ahora el realismo obliga -en vísperas de las elecciones más importantes de la historia de España y cuando aún es posible cambiar el país- a abordar la situación, de un lado y de otro, como si realmente las dos partes quisieran ganar. Y la gente normal, ahí fuera, existiera.

De aquí a septiembre, en definitiva, Podemos debe reaccionar, abrirse de verdad en todas direcciones, reapropiarse la ilusión de esa voluntad de cambio que ni Ahora en Común -ni ninguna otra fuerza- está en condiciones de capitalizar. Ahora en común es un error, pero también un síntoma. Señala el punto por el que Podemos puede romperse el espinazo. Si eso ocurre, no habrá ya alternativa posible y volveremos todos a frotarnos las patitas, como moscas ensimismadas, en un rinconcito del régimen del 2015, aún más sombrío, injusto y represor que el del 78. Podemos aún puede rectificar y generar ilusión; Ahora en Común aún puede aportar razón de otra manera. La gente normal, en resumen, aún podría ganar si no nos empeñamos en ser “de izquierdas” en un momento en el que sólo se nos reclama un poco de buen oído y un poco de buen juicio.


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SOBRE IMPERIALISMO


Imperialismo del siglo XXI (I)

La teoría clásica del imperialismo

4/6
18.05.2011

LA INTERPRETACIÓN ECONÓMICA
La caracterización leninista del imperialismo recogía en cuatro terrenos, la visión expuesta por el economista socialdemócrata Hilferding. Retomaba, en primer lugar, la existencia de un viraje general hacia el proteccionismo, iniciado por Gran Bretaña para contrarrestar las amenazas de sus concurrentes.

La vieja potencia marítima se defendía elevando las tarifas aduaneras en sus dominios. Amurallaba su imperio con restricciones al comercio, para limitar las pérdidas ocasionadas por su declinación industrial. Los británicos forjaron primero una federación de colonias (India, África) y luego una asociación de países subordinados (Canadá, Australia, Sudáfrica) [14] .

Esta política provocó la inmediata reacción de sus rivales, que instauraron bloques semejantes en sus zonas de influencia (Francia) y aceleraron la creación de regiones protegidas (Alemania). Lenin consideró que este cambio consagraba el pasaje del libre-comercio al proteccionismo y transformaba las disputas acotadas (por el liderazgo exportador), en guerras comerciales entre duros contendientes (atrincherados en fortalezas aduaneras).

El segundo rasgo tomado de Hilferding fue la creciente gravitación de los banqueros, en desmedro de otros sectores capitalistas. Lenin consideraba que los financistas habían dejado atrás su rol de intermediarios, para imponer la subordinación de sus pares del comercio y la industria.

El líder bolchevique resaltaba la aparición de una oligarquía financiera que obtenía enormes lucros con la emisión de títulos, la especulación inmobiliaria y el control de los paquetes accionarios. Consideraba que esta supremacía reforzaba el carácter rentista-usurero de los estados imperiales, frente a un conglomerado de estados-deudores sometidos. Por esta razón definía al imperialismo como una era del capital financiero.

Hilferding había desarrollado esta caracterización para el caso específico del capitalismo alemán. En sus investigaciones describió cómo los bancos controlaron la industria, financiando las operaciones y supervisando los procesos comerciales. Retrató la supremacía que lograron los financistas en todos los circuitos de la acumulación, a través del crédito, el manejo de las sociedades anónimas y la administración de las bolsas [15] .

Lenin se inspiró también en los análisis de la economía inglesa que expuso Hobson. Este estudio resaltaba la nueva preeminencia lograda por las altas finanzas, mediante la recepción de los dividendos generados en el exterior. Este control forjó una plutocracia, que monopolizaba todos los resortes del funcionamiento imperial [16] .

En tercer lugar, Lenin atribuyó las tendencias guerreristas del imperialismo al peso dominante alcanzado por los monopolios. Consideraba que esa preeminencia constituía una novedad del período, resultante de la creciente escala de las empresas y la elevada centralización y concentración del capital. Estimaba que este predominio reforzaba la influencia de los carteles, que podían concertar el manejo de los precios mediante acuerdos entre los grandes grupos .

Esta caracterización fue directamente extraída de la investigación de Hilferding, que estudió la organización monopólica de la producción germana. Un puñado de corporaciones entrelazadas con los bancos y orientadas por el estado, controlaba los procesos de formación y administración de los precios .

Lenin expuso algunos comentarios críticos de este estudio y objetó especialmente ciertos presupuestos teóricos sobre el carácter del dinero. Pero estas observaciones no modificaron su aceptación de las tesis monopolistas postuladas por Hilferding.

El cuarto rasgo retomado por el dirigente bolchevique fueron los mecanismos de apropiación externa. Aquí subrayó la preeminencia de la exportación de capitales, como forma de absorber las ganancias extraordinarias gestadas en la periferia. Ilustró las modalidades que adoptaban las inversiones de ultramar (ferrocarriles, minas, irrigación) y detalló cómo multiplicaban el lucro de las grandes empresas.

Esta caracterización se inspiró en la clasificación expuesta por Hilferding, para periodizar la evolución histórica del capitalismo. De una era colonial inicialmente mercantilista (que facilitó la industrialización europea), se había saltado a una expansión manufacturera de las grandes potencias (en torno a los mercados internos). Este desenvolvimiento quedaba ahora superado por la nueva fase de exportación de capitales.

La afinidad de Lenin con el cuadro de proteccionismo, hegemonía financiera, monopolios e inversiones externas retratado por Hilfderding se extendieron también a la teoría de la crisis. El líder ruso nunca desarrolló una versión peculiar de esta problemática y adscribió en general a la interpretación expuesta por el analista alemán. Este pensador asociaba las convulsiones periódicas del sistema, con la irrupción de desproporcionalidades entre las distintas ramas de la economía. A medida que progresaba la acumulación, estas desigualdades salían a la superficie, expresando desequilibrios más profundos de sobre-producción de mercancías o sobre-acumulación de capitales [17] .

A Lenin le interesaba demostrar cómo estos trastornos económicos desembocaban en conflagraciones inter-imperialistas. Analizaba de qué forma cada rasgo productivo, comercial o financiero de la nueva época, acrecentaba las rivalidades dirimidas bajo el fuego de los cañones.

Pero un problema de esta conclusión era su total incompatibilidad con la postura política adoptada por Hilferding, que tomó partido a favor del social-patriotismo. No solo apoyó la participación alemana en la guerra, sino que adoptó actitudes de fuerte compromiso con el belicismo.
Es importante recordar que este economista alemán influyó -al mismo tiempo- sobre Lenin y sobre su oponente Kautsky. Su visión combinada elementos de crítica al sistema vigente, con una aceptación del “capitalismo organizado” como modalidad predominante. Resaltaba especialmente la evolución hacia formas de planificación concertada, bajo el comando de las grandes corporaciones.

El economista germano estimaba, además, que ese escenario exigía la reversión de las políticas proteccionistas, el librecambismo y el afianzamiento de un largo período de pacificación. La planificación a escala nacional que pronosticaba Hilferding convergía con el diagnóstico de equilibrio ultra-imperial que postulaba Kaustky.

La teoría del imperialismo de Lenin incluía, por lo tanto, una fuerte tensión con su inspirador económico. Las tesis del líder bolchevique se ubicaban en las antípodas del texto adoptado como referencia. Resaltaba las crisis y los desequilibrios, que ese fundamento teórico objetaba. En el plano político ese desencuentro era aún más pronunciado.


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¿DÓNDE VA GRECIA?


Rebelión
11.07.2015



Grecia es un país peculiar. En 1821 los campesinos comenzaron una rebelión contra la ocupación turca y arrastraron a la misma a los comerciantes y los intelectuales. Su revolución popular, nacional y social, despertó enorme eco en Europa. Entre las dos guerras mundiales el movimiento obrero griego siguió en su mayoría al partido “arqueomarxista”, perteneciente a la Oposición Internacional de Izquierda de la Internacional Comunista y partidaria de Trotsky, partido que estaba dirigido por Pantelis Poliopoulos, fusilado por los fascistas italianos. El pueblo griego fue también, junto con los pueblos de la ex Yugoslavia, casos únicos en la Europa ocupada, el protagonista de una activa resistencia masiva no sólo contra la ocupación nazifascista sino también contra la monarquía y la burguesía reaccionarias y agentes de los imperialistas ingleses.

 La resistencia de los campesinos fue dirigida por caudillos guerrilleros populares -los “kapetanios”- el principal de los cuales era trotskista. Ese es el terreno fertilísimo que hizo crecer el OXI. Tsipras fue valiente, como su equipo, al decidir la realización del referéndum pero no fue él quien lo ganó sino la cultura política del pueblo griego y su valentía histórica. Nadie, en Syriza o en el gobierno, esperaba una diferencia tan grande (61 vs 38) que tiene un claro carácter de clase y dejó el mandato, no de negociar en mejores condiciones sino de acabar, cualquiera sea el costo, con el ajuste y la austeridad.

Los griegos desecharon la seguridad miserable de los esclavos para defender su dignidad social y nacional enfrentando el camino de la lucha desigual y de las dificultades seguras. Por sobre las “ventajas” de la sumisión pusieron la construcción de un futuro mejor y de la independencia. Entre los jóvenes, el NO obtuvo 85 por ciento y en el campo y en los barrios obreros arrasó. Se constituyó en la lucha un bloque social de todos los explotados y oprimidos que aisló por completo al partido comunista stalinista (el KKE) que llamó a abstenerse.

La deuda griega no es sólo una amenaza gravísima para Grecia. También podría llevar a la disolución de la zona euro y de la Europa unida. El contagio del heroico OXI griego es muy grande y ha provocado ya enormes manifestaciones en Portugal y España y una crisis en el partido socialista francés. Por eso son condenables y lamentables las concesiones inmediatas de Alexis Tsipras, que entrega a los usureros la cabeza de su ministro de Hacienda, Varoufakis, organiza con todos los partidos menos los neonazis una reunión de unidad nacional (que es contraria al carácter de clase expresado tanto en el SI como en el NO) y acepta las exigencias de la Troika sobre el aumento al IVA y la elevación de la edad para las jubilaciones y ofrece recortes por 12 mil millones de euros si le dan 50 mil millones de nuevo préstamo, a tres años, para pagar las deudas (entre otros, con el FMI) y sostener a los bancos, a los que reestructuraría fusionando varios, como la Troika le impuso antes a Chipre.

Es muy probable que el parlamento europeo y los representantes de todos los países de la U.E., que se reunirán este domingo, acepten las concesiones de Tsipras debido sobre todo a la presión de Estados Unidos –que teme la disolución de su principal aliado, la U.E.-, del Fondo Monetario Internacional y del gobierno francés e incluso que, con un nuevo crédito y pagando al FMI, éste dé más ayuda y siga insistiendo con su propuesta de condonar un 30 por ciento de la deuda griega. Pero eso significaría, por parte de Syriza, anular el OXI en el referéndum y llevaría a una gran crisis interna en Syriza misma y a protestas serias del pueblo griego, cuya decisión y odio se manifestó deformadamente en el referéndum pero podría tomar formas mucho más claras y contundentes. También llevaría a una nueva crisis dentro de unos meses pues la deuda griega es impagable por su monto, es odiosa y ha sido originada por la corrupción de los gobiernos de derecha griegos por los bancos alemanes, franceses y también estadounidenses, como Goldman Sachs. Sólo un 10 por ciento de ese dinero quedó en Grecia; el resto volvió a los bancos prestatarios. Los nuevos préstamos sobre préstamos e intereses sobre intereses siguen endeudando a Grecia con los bancos alemanes y, en menor medida, con los franceses así como con los Estados socios (Alemania, Francia, España, Países Bajos, Italia). Ellos y los grandes capitalistas griegos que han exportado ilegalmente 400 mil millones de euros, deben pagar el costo de esa crisis que ellos mismos provocaron. Tsipras, en cambio, en nombre de la unidad nacional anula la exigencia del OXI, acepta la deuda y pretende que la paguen todos los griegos, desde los que ganan -si tienen suerte y tienen trabajo- un salario ínfimo hasta los jubilados, o sea, las víctimas de los que contrajeron esa deuda.

Sin embargo, hay una salida. Es posible hacer una auditoría de la deuda y desconocer la que sea ilegal, ilegítima o usuraria. Es posible nacionalizar los bancos y controlarlos para evitar la fuga de capitales. En lo inmediato, ante la total dependencia de Atenas del Banco Central Europeo (que da fondos con cuentagotas para que los bancos sigan entregando sumas ínfimas y el gobierno griego pague los sueldos) es posible imprimir en el país euros griegos para asegurar una liquidez mínima (como sucedió en Argentina con las monedas provinciales en el 2002) o dar sumas electrónicas a los bancos con el respaldo estatal. La inevitable devaluación sin duda afectaría a los ahorristas pero favorecería las exportaciones griegas y el turismo (que serían mucho más baratos) y permitiría al pequeño comercio vender y programar sus pagos a los proveedores. Sobre todo, daría a los trabajadores y los pobres y desocupados, que votaron NO, la sensación de que han sido oídos evitándoles la amargura desalentadora de sentirse traicionados y desamparados.

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