lunes, 22 de noviembre de 2010

FURRUFALLA VATICANA. MENTIRA JODIDA

(Congreso político (Vaticano I) de los jefes políticos de la Iglesia en 1868 donde se aprobó la cuchufleta de que los Papas eran infalibles)

Dios ha aprendido a escribir (¡ya iba siendo hora, joder!) y ya no escribe con renglones torcidos, ahora va directo al grano, y van a ver como después de todo, el Papa Benedicto XVI y yo somos iguales: carne mortal y no cartón piedra tipo Superman.
Benedicto XVI ha pasado de no poder ver un condón a que según y como se puedan utilizar. De ningún obispo con condón ni para comer ha que si una puta pide denominación de origen el condón puede ser usado. Vamos “pogresando” la Iglesia “pogresa” que es una barbaridad.
Cierto que el condón no arregla nada, excepto el calentón. Un condón usado en tiempo y forma podría ser una bendición de Dios para que las monarquías se extinguieran. A condón por Rey y vez las monarquías se extinguirían por si solas y yo no me tendría que cabrear contra ellas, pero por aquí no van los tiros del Papa, sino que tan profiláctica prenda puede ser usada. Queda ahora determinar la distribución estratégica de las máquinas expendedoras de condones dentro del Vaticano y a otra cosa mariposa, lo que antes era no por razones políticas ahora es sí.
Esto de la vaticana es así: ayer blanco porque me convenía, hoy negro porque me conviene y mañana ya te diré el color es de lo más diplomático. Lo que está todavía sin aclarar es el papel de la banca vaticana en el asesinato de Aldo Moro, la que fue su esposa estaba que trinaba contra el Vaticano por esta cuestión, pero de esto el Papa tampoco ha dicho nada, el Papa iba a lo suyo, al condón.
Lo que sí ha dicho el Papa es que no es infalible, lo cual sobremanera me ha congratulado, porque viene a resultar que yo tampoco soy infalible, de donde se puede deducir sin retorcer la lógica para que salga lo que yo quiera, que yo el papado lo tengo a tiro piedra al no ser infalible, igualito que el Papa. Como me entre la turuntela un día de estos al papado que me lanzo, y una vez en el trono de Pedro lío la de Dios es Cristo, ¡vamos que si la lío! Que me conozco.
La infalibilidad del Papa venía del año 1869, fecha en la que los mandos políticos de primer nivel de la Iglesia Católica tuvieron que celebrar el Concilio Vaticano I para hacer frente a los racionalistas y a los galicanos que se le comían el terreno y viéronse obligados a inventar la mentira de la infalibilidad de los Papas, para poder engañar ellos al rebaño de Dios en nombre de Dios, porque claro, compréndanlo, la palabra de un Papa sin la engañifla-escudo de Dios, papel mojado.
Lo efectivo e indsicutible de la Iglesia era el montón de leña, yesca y socarramiento del hereje. Todas las iglesias, que a don Miguel Servet no lo quemaron los católicos.
Pero ahora lo que importa hasta que yo se Papa, es que Benedicto XVI ha dicho que él no es infalible, o sea, como yo. Lo que nos diferencia es que le he salido a Dios algo más retozón, más cabroncete.
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