jueves, 29 de agosto de 2024

Kursk

 

La penetración ucraniana en territorio ruso ha desatado cierto optimismo en un ejército que estaba retrocediendo constantemente en el Donetsk. Pero ese avance puede ser un espejismo. Y la escasa resistencia, una trampa. A menos, eso opina el general Mini.


Kursk


Fabio Mini

El Viejo Topo

29 agosto, 2024 



Kursk, detrás del avance de Kiev está la locura de la OTAN

La penetración «ucraniana» en el territorio ruso de Kursk, que comenzó con un centenar de hombres, se ha ampliado y relativamente profundizado. Actualmente, fuentes occidentales dan cuenta de unas cinco brigadas mecanizadas y blindadas – además de las fuerzas especiales ucranianas– en Rusia, y cada kilómetro ocupado o recorrido por ellas se considera un éxito definitivo.
Incluso los analistas más escépticos sobre las capacidades militares ucranianas tienden a presentar la situación como un punto de inflexión fundamental para todo el conflicto, mientras nuestros belicistas locales ya se están regocijando ante el colapso ruso en todo el frente.
Sin embargo, el desarrollo de las operaciones sobre el terreno sugiere algunas consideraciones tácticas y estratégicas.

1. La invasión ucraniana marca el traslado de la iniciativa estratégica y el mando de las operaciones de Ucrania a Gran Bretaña, tanto como parte de la OTAN como líder del BB (Bloque Báltico) que apoya a Ucrania. Las fuerzas ucranianas están motivadas y entrenadas con claros signos de revitalización gracias a la participación de profesionales occidentales, órdenes precisas y objetivos sin escrúpulos. Las cautelas sobre el poder ruso y su capacidad de escalada han desaparecido. Los propios ucranianos han abandonado sus temores a las represalias rusas y, por su parte, la OTAN, Europa y Gran Bretaña nunca han tenido en cuenta los riesgos y sacrificios que el conflicto supuso y supone para los ucranianos. La intimidación cueste lo que cueste, de la que se habla con osadía, siempre se ha referido a la indiferencia ante las pérdidas de Ucrania y el acaparamiento de los beneficios de la guerra por parte de Occidente.


2. La maniobra «ucraniana» que tendía a distraer a las fuerzas rusas del Donbass ha favorecido de hecho la movilización de nuevas fuerzas rusas que se preparan mientras se evacúa la zona ocupada con el objetivo de ganar tiempo cediendo espacio. La capacidad de penetración residual de las fuerzas ucranianas aún puede hacerlas avanzar durante decenas de kilómetros pero, sin refuerzos detrás de ellas, a medida que avanzan su brazo logístico se hace más largo, y las fuerzas tienden a encontrarse en una bolsa peligrosa que podría cerrarse no tanto con la resistencia rusa en el frente sino con la soldadura de misiles y fuego aéreo en la retaguardia, en territorio ucraniano.

3. La ocupación ucraniana no está estabilizada y es fluida. La posibilidad de establecer comandos militares territoriales ucranianos anunciada por el presidente Zelensky para entretener a sus seguidores es un fin en sí mismo y puede durar mientras dure la presencia militar. Desde que existe el mundo, la ocupación militar ha quitado recursos a la población, ha impuesto regímenes que alienan cualquier simpatía hacia los ocupantes y ha comprometido fuerzas operativas a tareas de control territorial, distrayéndolas de los frentes de combate. Incluso la posible transformación de la brecha en una zona controlada por un contingente internacional tiene una probabilidad nula debido a la previsible oposición rusa a un delito internacional, y una alta probabilidad de representar una provocación militar abierta.

4. La maniobra de Kursk se basa en la apuesta occidental de que Rusia no empleará armas nucleares tácticas. Ciertamente no lo hará en su propio territorio, incluso si está ocupado e incluso si los propios halcones rusos están presionando para que se lleve a cabo una masacre dirigida a las fuerzas invasoras. Pero puede hacerlo en territorio ucraniano y precisamente en la cremallera que cierra la penetración. Es fácil predecir los efectos devastadores de algo que a priori está excluido.

5. La operación en curso, que alimenta los sueños del principio del fin de Rusia, puede desarrollarse en la dirección opuesta precisamente gracias al cinismo de la dirección occidental de las operaciones. El objetivo más racional y probable de la operación ucraniana y británica es involucrar a la OTAN en la guerra directa contra Rusia en territorio ruso antes de que Estados Unidos y otros países, atrapados en problemas internos y prioridades internacionales, desconecten el respirador artificial que mantiene viva a Ucrania. Sería una guerra abierta entre Occidente y Oriente, desastrosa para todos, ya sea que implique operaciones prolongadas o, peor aún, que desencadene un conflicto nuclear. Sin embargo, el cinismo occidental que guía la operación Kursk permite plantearse el objetivo estratégico de acelerar el fin del conflicto sacrificando las últimas fuerzas ucranianas, negociando el intercambio de territorios e incorporando lo que queda de Ucrania a la OTAN y a la Unión Europea. La nueva Guerra Fría con la que muchos sueñan se abriría con nuevos despliegues de misiles en Europa, grandes negocios de la nueva carrera armamentista y la reconstrucción de los territorios devastados por la guerra y las «ventajas» del nuevo Telón de Acero: esta vez en el Dnieper, dividiendo a Kiev en dos o en cuatro.

Fuente: Sinstrainrete

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La intimidad del silencio: El espacio sagrado de la escritura solitaria

 


La intimidad del silencio: El espacio sagrado de la escritura solitaria

 

Por Javier Claure

El Viejo Topo

27 de agosto de 2024 

 

La soledad, para muchos, es una pesada carga. En casos extremos la soledad, en personas adultas, puede ser un riesgo grave para la salud. En cambio para el escritor o el poeta es un estado esencial. En la soledad, los vocablos cobran vida y las historias encuentran su forma. Podríamos decir, entonces, que la soledad no es una mera necesidad logística, sino más bien es un reflejo de un proceso interno. Es precisamente en el silencio de la soledad, donde el literato enfrenta sus miedos, sus dudas y sus esperanzas. Es decir, se trata de un diálogo íntimo con uno mismo. Y, en consecuencia, se exploran los recovecos más profundos de la mente. Como resultado, la musa teje puentes de palabras entre lo conocido y lo desconocido, revelando misterios ocultos y sueños olvidados.

Para Franz Kafka (1883-1924), escritor checoslovaco, que vivía rodeado de su familia en Praga, el silencio y la soledad eran imprescindibles para escribir. Las noches eran para él un santuario, un espacio suspendido en el tiempo donde podía entregarse por completo a la escritura. Mientras el mundo dormía, él descendía a las profundidades de su propio ser, alejándose del mundo cotidiano. En una carta dirigida a su novia, Felice Bauer, le confiesa con palabras cargadas de una gravedad casi mística, la relación que tenía con el acto de escribir: «Para crear, necesito un aislamiento absoluto, pero no el aislamiento de un ermitaño, que resulta insuficiente, sino el aislamiento total de la muerte. Escribir, para mí, es un sueño más profundo, una especie de muerte. Y así como nadie puede sacar a un muerto de su tumba, a mí tampoco se me podrá arrancar de mi escritorio por la noche». La escritora y ensayista española María Zambrano (1904-1991) decía: «Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo». Mientras que Oscar Wilde (1854-1900) afirmaba: «Solamente alejándose por completo se puede trabajar. La soledad proporciona las condiciones para escribir»

En el rincón más silencioso y apartado de una casa, o en un pequeño estudio rodeado de libros y papeles, la persona que escribe se enfrenta al papel en blanco. Es el momento indicado para dar rienda suelta a la imaginación. Es el instante cuando el narrador escucha la voz de personajes, y los susurros de la trama se vuelven audibles. En esta circunstancia el poeta también saca a luz lo más sublime de su universo interior. Elige cada palabra con cuidado y precisión. Y con metáforas, imágenes, giros lingüísticos personales y un lenguaje coloquial crea su poesía.

La naturaleza, con su belleza y su calma, a menudo se convierte en una aliada del escritor y del poeta solitario. Un paseo por el bosque, una tarde junto al mar, o simplemente la vista de un jardín desde la ventana, puede ser suficiente para inspirar y renovar la creatividad. La conexión con la naturaleza ofrece una pausa para la mente, un respiro que permite que las ideas se asienten y florezcan. Los ritmos naturales, con su armonía innata, reflejan el proceso creativo: a veces es lento y gradual, otras veces explosivo y urgente.

Sin embargo, la soledad también puede ser un arma de doble filo. Puede llevar a la introspección y la creatividad, pero también puede conducir al aislamiento y la melancolía. Todos los que habitamos en este planeta somos seres sociales. Por ello, el equilibrio es crucial. El escritor, el poeta y el artista en general deben aprender a navegar entre la soledad necesaria para su arte, y la conexión con el mundo exterior.

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