domingo, 16 de octubre de 2022

Brasil: el bolsonarismo no es flor de un día

 

La probable victoria de Lula no puede hacernos olvidar que el bolsonarismo sigue vivo, y con apoyos firmes que no desaparecerán del panorama político brasileño. El bolsonarismo es ya un fenómeno político asentado que trasciende a su líder carismático.


Brasil: el bolsonarismo no es flor de un día


Juan Agulló

El Viejo Topo

16 octubre, 2022 

 

Antonio Gramsci, hablando de estrategia política hace casi cien años, sugirió algo muy lógico: “Cuando la fuerza A lucha contra la fuerza B puede suceder que no gane ni la una ni la otra sino que una tercera fuerza, C, intervenga desde fuera imponiéndose a A y a B”. Eso es lo que, más o menos, empezó a ocurrir hace cuatro años en Brasil: la espiral de confrontación entre la élite política del país sudamericano llegó a tales extremos (impeachment, encarcelamientos, etc.) que de pronto irrumpió Jair Bolsonaro, a quién nadie en el mainstream esperaby se hizo con la elección presidencial: 46% del voto en la primera vuelta y 55% en la segunda.

Aunque al relato básico podría añadírsele alguna otra floritura, lo cierto es que Brasil, de la mano de Bolsonaro se vio empujado a un escenario político inédito desde la recuperación de la democracia en 1985. La agresividad del recién llegado, zafio y retador, hizo añicos muchos códigos: los ‘especialistas en Brasil’ llevan cuatro años intentando clasificar el fenómeno en cuestión, ¿fascismo, populismo o extrema derecha? (Andrade, 2021). La coyuntura internacional pareciera ayudar: últimamente proliferan por el mundo amigos del ‘hablar claro’y las ‘soluciones fáciles’ (como Giorgia Meloni, Viktor Orban, Marine Le Pen o Donald Trump).

Ocurre empero que, si nos detenemos demasiado en clasificaciones, nos costará comprender mejor las claves de la cuestión. Para hilar fino, lo primero que debiéramos distinguir es al protagonista de la trama (Bolsonaro) del fenómeno que le rodea (llamémoslo, ‘bolsonarismo’). Bolsonaro es un líder carismático, políticamente incorrecto, que —retomando a Gramsci— apareció cuando “ningún grupo tenía la fuerza necesaria para imponerse”: ni el centro-derecha, que promovió el impeachment poco antes de los Juegos Olímpicos de 2016 ni el centro-izquierda, que pretendía surfear la ola mediática que, estos, suelen provocar.

El bolsonarismo es (y eso debe quedar muy claro) un fenómeno que antecede a su propio liderazgo carismático. Hay en Brasil, no cabe duda, un trasfondo de malestar, similar al que proporciona apoyo popular, en sus países de origen, a los Meloni, Orban, Le Pen o Trump. La visibilización de lo que, retocado, acabaría encarnando Bolsonaro en el país sudamericano comenzó con unas protestas ciudadanas, en 2013, contra la falta de inversión en servicios públicos. Sin embargo, en un país tan desigual como Brasil (148 de 159 en el mundo) no debieran confundirse niveles: el malestar acostumbra a ser tan dispar como el ingreso.

De hecho, el descontento en el que se coció el bolsonarismo (que pilló por sorpresa a un desorientado y oportunista centro-derecha) estuvo asociado a las clases medias urbanas en un momento puntual de ralentización del crecimiento económico. Por ahí es por donde hay que buscar la genealogía de un fenómeno político que, latente o explícito, es más sólido que su líder carismático. El bolsonarismo abreva en tres fuentes políticas renovables: el Ejército y las Fuerzas de Seguridad, un baluarte clásico; el agronegocio, un actor político insoslayable y las Iglesias evangélicas, que aunque atesoran cierta trayectoria, viven un auténtico boom.

Cada uno de esos referentes explica una dimensión diferente del bolsonarismo como fenómeno político. El elemento castrense conecta, por ejemplo, con una dictadura políticamente mal cicatrizada que, en Brasil, ciertos sectores siguen asociando, no sólo a los años del despegue económico y de la industrialización (no fue una autocracia neoliberal, sino desarrollista), sino a los de un cierto orden (el anti-comunismo fue su otro gran ingrediente). Ocurre además que, en un país/continente tejido sobre la base de la inmigración, los militares lograron quedar simbólicamente asociados a la idea de unidad/identidad nacional. Y las fuerzas de ‘seguridad’, aunque el paramilitarismo policial en Brasil merecería un artículo aparte, a la de cierto ‘orden público’.

Después está el agronegocio que, en el contexto de una lenta pero progresiva desindustrialización, se ha ido convirtiendo, además de en un lobby, en un gran referente económico. Actualmente representa casi una tercera parte del PIB y gracias a la exportación (sobre todo de soja, hacia China) tiene un enorme superavit comercial (Cooney, 2017). Su reputación social es, debido a ello, impecable: al ser visto como un sector que multiplica riqueza (incluso financiera: en la Bolsa de São Paulo) y que sigue haciendo del país una potencia exportadora, se le disculpan efectos secundarios ‘incómodos’ como la deforestación.

Las Iglesias evangélicas cierran el círculo sociológico del bolsonarismo. Parten de una ‘Teología de la Prosperidad’, que se contrapone a la de la ‘Liberación’ y suma, ya, 42 millones de fieles. Los templos, en un Brasil que carece de partidos de masas, fungen —volviendo a Gramsci— de “organismos de la sociedad civil que elaboran las directrices políticas” a partir de la “férrea convicción de que es necesaria una determinada solución a los problemas vitales”. Esa ‘determinada solución’ probablemente sea, para gusto de muchos, reaccionaria, pero a la gente humilde le proporciona respuestas concretas y al país, cohesión (Oro y Semán, 2020).

El bolsonarismo es, debido a ello, un fenómeno político cada vez más asentado que trasciende a su líder carismático y que depende poco de los partidos políticos tradicionales (el propio Bolsonaro pasó gran parte de su mandato sin adscripción partidaria). Su caudal político florece en un entorno indulgente con el recuerdo de la dictadura (Oliveira y Kalil, 2021). Eso le permite ser receptivo con concepciones, militares y policiales, de un “orden público” que tiende a obviar la desigualdad y a situar su superación, como mucho, en una suerte de mito de la eterna creación, basado en una explotación intensiva y negligente de los recursos naturales.

Nos encontramos, así, frente a una suerte de ideología adaptada al neoextractivismo que, a diferencia del centro-derecha, ignora -sin que eso le castigue- temas “desagradables” como la injusticia social o el deterioro medioambiental (McKenna, 2020). Cuenta, además, con una base territorial que le sitúa, literalmente, en el mapa: es fuerte allá donde el agronegocio y las Iglesias evangélicas tienen raíces. O sea, en un ‘Brasil interior’ muy diferente al del litoral (Rio de Janeiro, São Paulo, etc.) que caracteriza a la imagen del país que suele existir en el exterior, pero que también lo aleja de los países y dinámicas típicas del Norte Global.

Ello, por cierto, haría más lógica una comparación del bolsonarismo con experiencias políticas del Sur Global como las de Narendra Modi en India; Recep Tayip Erdogan en Turquía o Rodrigo Duterte en Filipinas, que con las de los Meloni, Orban, Le Pen o Trump. Aceptarlo podría abrir, por cierto, otro interesante debate ‘clasificatorio’: ¿estaría transitando la democracia en Brasil, hacia lo que la literatura anglófona llamaría un “régimen híbrido”? (Levitsky y Way, 2010). Elementos para planteárselo, existen: durante el gobierno de Bolsonaro, democráticamente electo, 6,175 militares desempeñaron altos cargos en la Administración…

Un último elemento para la reflexión: considerando casos como el de Javier Milei en Argentina, José Antonio Kast en Chile o Rodolfo Hernández en Colombia, ¿podría estar Bolsonaro anunciando una transformación sociológica de las derechas latinoamericanas? Recuérdese, evocando por última vez a Gramsci, que los liderazgos carismáticos aparecen cuando las crisis no encuentran ‘soluciones orgánicas’. Quizás por ello, en un contexto histórico como el actual, valga la pena apostar por categorías de análisis más dúctiles que permitan captar mejor realidades dinámicas como la brasileña. El bolsonarismo es una de ellas…

Referencias

Andrade, D. (2021). “Populism from above and below: the path to regression in Brazil” (338-364) en Ian Scoones et al. Authoritarian Populism and the Rural World. Routledge (503).

Cooney, P. (2017). “Current Paths of Development in the Southern Cone: Deindustrialization and a return to the Agro-Export Model” en R. Westra, The Political Economy of Emerging Markets. Varieties of BRICS in the Age of Global Crises and Austerity. Routledge.

Gramsci, A. (2014: 1ª ed. 1974). Quaderni del carcere. Edizione critica dell’Istituto Gramsci (a cura di Valentino GERRATANA). Einaudi.

Levistsky, S. y L. Way. (2010). Competitive Authoritarianism: Hybrid Regimes After the Cold War. Cambridge University Press.

McKenna, E. (2020). «Taxes and tithes: The organizational foundations of Bolsonarismo”. International Sociology (35:6:610-631).

Olveira, A. A. y S. Kalil. (2021). “Ação Política do Partido Militar no Brasil sob Bolsonaro” Anuario Latinoamericano de Ciencias Políticas y Relaciones Interrnacionales.

Oro, A. P. y Semán, P. (2000). “Pentecostalism in the Southern Cone Countries: Overview and Perspectives”. International Sociology (15:4:605-627).

Fuente: Revista Común.

*++

 

Voluntad de unidad y resistencia obrera en la masiva movilización convocada por los pensionistas en Madrid

 

Voluntad de unidad y resistencia obrera en la masiva movilización convocada por los pensionistas en Madrid


Fotos y vídeos de la movilización

INSURGENTE.ORG / 16 octubre 2022


La masiva manifestación convocada por el movimiento pensionista, en la que han participado decenas de  miles de hombres y mujeres de la clase trabajadora, pensionistas y activos,  de todas las partes del estado,

ha sido posible, gracias al trabajo realizado durante los últimos 4 años por ese movimiento pensionista que semana tras semana ha estado en la calle peleando con tesón, por unas pensiones dignas, en el sistema publico de pensiones, contra su privatización, contra las pensiones privadas de empresa, contra el pacto de Toledo que las impulsa, por la derogación de las leyes privatizadoras, en defensa de todo lo publico, por un SMI de 1200€ y unas pensiones mínimas iguales al SMI… y toda su tabla reivindicativa, por buena parte del los pueblos y ciudades del estado, vinculando sus luchas a las luchas del movimiento obrero,  como fue en Cadiz, o. en Cantabria, en Cataluña, en Euskalerria, en Galicia…,y por las luchas, las huelgas de los trabajadores del metal, de las Kelly’s, de las trabajadoras de los servicios de atención domiciliaria, de los bomberos forestales…,  sin esas lucha hubiera sido dificil el éxito de esta masiva manifestación, en la que ademas de los autobuses llegados de todas las Comunidades Autónomas,  ha sido importante el papel de Madrid en participación y organización, y se a podido ver la importante presencia de la representación de ese movimiento obrero activo y protagonista en la ultimas luchas, a la que apuntábamos mas arriba, del metal de Cadiz y Cantabria, (ahora la lucha continua en Orense), de trabajadoras de los servicios de atención domiciliaria, de bomberos forestales, de las Kellys,  y de sus sindicatos, colectivos y coordinadoras mas combativos de clase.


En la cabecera de la manifestación ademas de los portavoces las compañeras, marchaban el grupo de compañeras y compañeros que dede  Alzira, Valencia,  a recorrido a pie mas de 380 km, hasta Vallekas, donde fue recibido ayer por colectivos del barrio, tras pasar la noche en la parroquia San Carlos Borromeo, hoy han marchado hasta la manifestación).

Reproductor de vídeo

00:00

00:16

Pensionistas de distintas coordinadoras, asambleas y colectivos, trabajadores  con sus pancartas, chalecos y consignas  llenaban de colores de vida y esperanza el recorrido.

Un colectivo nuevo se ha hecho presente en esta manifestación con una gran pancarta, grande por su tamaño y su contenido, trabajadores pensionistas por la unidad de accion, son jubilados y pensionistas que están en las distintas coordinadoras y organizaciones de pensionistas, y que se han coordinado planteando la necesaria unidad de accion del todo el movimiento pensionista, y de este con el movimiento obrero y popular.

Nos dicen distintas personas de distintas organizaciones y colectivos y algunas no organizadas que la lucha va a continuar por que es una cuestión de supervivencia para la clase trabajadora, por el IPC real sobre salarios y pensiones, que no es una subida, es la recuperación de lo que los trabajadores y sus jubilados y pensionistas han perdido, o les han arrebatado con la inflación, continuara también nos dicen para acabar con la brecha de genero y con las miserables pensiones de cientos de miles de pensionista y jubilados, especialmente las viudas, en defensa de todo lo publico, sanidad, educación…, por la derogación de las leyes que permiten su privatización, añade otro que contra los presupuestos de guerra y la derogación de la ley mordaza… y una mujer de mediana edad añade que tenemos que defender residencias publicas y que no pueda volverse a repetir los miles de muertes evitables en las residencias, se van acercando mas manifestantes que continuan con mas demandas  por las que hay que luchar…, continuaremos otro día contando.

Final de la manifestación en Callao.

Como se apunta en el titulo, esta gran manifestación muestra la voluntad de unidad y resistencia obrera en la masiva movilización convocada por el movimiento pensionista en Madrid.

Fotos y vídeos de la movilización:

 


Reproductor de vídeo

00:00

00:28


Desde Vallecas (Vallekas ) hasta Atocha

Reproductor de vídeo

00:00

00:13

 

Reproductor de vídeo

00:00

00:27


Reproductor de vídeo

00:00

04:50

Privatizadores fuera de nuestras luchas

Reproductor de vídeo

00:00

00:13

 

Reproductor de vídeo

00:00

00:32

 

Reproductor de vídeo

00:00

00:19




 

 





https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-15_18-33-35-8.jpg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-16_00-40-19.jpg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-16_00-40-43.jpg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/Captura-de-Pantalla-2022-10-16-a-las-4.17.08.png

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-23.43.58.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-16_00-47-34-1.jpg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-16_01-03-37-1.jpghttps://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-16_00-47-47.jpg

 

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-12.59.41-1.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-12.59.42-1.jpeg

 

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-21.24.34-1.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-21.24.34-2.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-21.24.34.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-23.43.57-1.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-23.43.58-2.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/WhatsApp-Image-2022-10-15-at-23.43.59.jpeg

https://insurgente.org/wp-content/uploads/2022/10/photo_2022-10-15_18-33-32-4.jpg

 

Lo que dicen en A3

https://www.antena3.com/noticias/economia/pensionistas-manifiestan-madrid-exigir-revalorizacion-pensiones-funcion-ipc_20221015634a830a8e887d0001246217.html

Lo que dicen en Europa Press.. pincha si quieres verlo en ver en YouTube

 

 *++