domingo, 30 de julio de 2023

El conflicto de Occidente con Rusia y China

 

El conflicto de Occidente con Rusia y China

 

 

La razón principal por la que Estados Unidos, empleando todo tipo de métodos, está tratando de desgastar a países como Rusia y China reside en el hecho de que ambos están promoviendo el cambio a un orden internacional que sustituya al actual que en Occidente se le llama “orden basado en reglas”.

 


Ambos países no solo abogan por estos cambios, sino que actúan de manera práctica en pos de ese objetivo. Por cierto, la primera declaración conjunta de China y Rusia sobre la multipolaridad, que obra en las actas de la ONU, se firmó en 1993.

Tanto Rusia como China son países con la capacidad de desafiar a los Estados Unidos y a sus satélites, lo cual se está produciendo ahora. Rusia lo está haciendo más directamente desde que entró en un conflicto armado con la OTAN en el territorio de Ucrania (obviamente, esta es una guerra subsidiaria de Occidente contra Rusia y no una respuesta a la «agresión rusa» y el apoyo a Ucrania por parte de Occidente, como se suele presentar desde los países miembros de la OTAN).

China, por su parte, está llevando adelante su estrategia de una manera más lenta aunque con persistencia, y estamos asistiendo a la ruptura de numerosos lazos económicos entre Beijing y Washington. Y por supuesto, Estados Unidos está utilizando todo su potencial militar, político y diplomático para tratar de contener y debilitar tanto a Rusia como a China.

En los planes de Occidente, prima el deseo de destruir a ambos Estados por separado. Sin embargo, Rusia y China han comprendido estos planes, por lo que cooperan estrechamente en cuestiones de seguridad regional y están dando pasos adicionales hacia la multipolaridad. Incluso a través de estructuras internacionales como la Organización de Cooperación de Shanghái y el grupo BRICS.

En tanto, Estados Unidos y Occidente se empeñan en el uso de los métodos de la guerra psicológica e informativa contra Rusia y China. Este es el tipo de armas que se puede denominar como armas no letales o no cinéticas. Esto incluye también la desinformación y la propaganda en los medios de comunicación, la manipulación de personas y contenidos en las redes sociales, los intentos de cambiar el modo de comportamiento de diferentes grupos sociales en Rusia y China (por ejemplo, ya sea por motivaciones políticas, por el origen étnico o por las creencias religiosas).

Aprovechándose de la compleja composición étnica tanto de Rusia como de China, y también la complicada estructura federal de ambos Estados, con bastante regularidad se promueven intentos de incitar al separatismo en no pocas regiones de los dos países. Además, en los Estados Unidos y en Occidente están tratando de utilizar a la diáspora rusa y a la China para tareas de propaganda y entre estos están reclutando y articulando una oposición política artificial.

Al mismo tiempo, Estados Unidos y la pléyade de agentes a su servicio, llevan a cabo de manera ininterrumpida ataques cibernéticos contra la infraestructura de las redes de Rusia y China, mientras culpan regularmente a Moscú y Beijing de realizar tales ataques contra ellos.

En el centro especial de la OTAN en Canadá se está desarrollando una metodología de guerra cognitiva para tratar de cambiar la forma de pensar y el comportamiento de los ciudadanos en los países seleccionados como objetivos de guerra. Es obvio que Rusia y China están entre ellos. Pero también Irán, Cuba, Venezuela y algunos otros Estados que apuestan por un camino de desarrollo soberano.

Este tipo de impacto está organizado en varios niveles para su ejecución, en los cuales lo más importante son los esfuerzos para cambiar la mentalidad de la élite política de cada país. A través del encantamiento por ciertos patrones de Occidente o la intimidación (la llamada diplomacia preventiva), pero también a través de sus propios agentes. Por ejemplo, si existieran personas en el entorno de Vladimir Putin o de Xi Jinping parcializadas por el Occidente, intentarán transmitir a su atención algunos datos o hechos (no necesariamente creíbles) que puedan influir en la toma de decisiones importantes en esos países.

El otro orden es donde se ubican los funcionarios y ejecutivos de nivel medio (de diversas instituciones). También pueden ser víctimas del chantaje (especialmente si estas personas tienen activos en países occidentales) y de las amenazas (por ejemplo, pueden piratear la correspondencia privada o robar información privada, o simplemente amenazar a los niños y seres queridos con acceso a información personal sensible).

En el tercer nivel se ubican los diferentes grupos de población. Estos son atacados sistemáticamente para reducir el apoyo popular al gobierno o para inducirlos a la desobediencia civil y provocar protestas y disturbios.

Por supuesto, un problema esencial es el del reclutamiento de agentes por los servicios especiales occidentales. Por experiencia es bien conocido que tanto los ciudadanos comunes como personal científico y otras personas con acceso a secretos de Estado han sucumbido a esto.

Redes sociales como YouTube (Google) y Twitter, Facebook (Meta) se articulan dentro de la llamada tecnología Internet 2.0. Estas son interactivas y tienen algoritmos especiales endosados al Software y recopilan datos personales. Sobre la base de estos datos, se construye un retrato social de cada usuario, que se utiliza para asignar un tipo de publicidad contextual y ciertos puntos de vista políticos. Esta es una herramienta de ingeniería social muy útil, especialmente porque la mayoría de la información personal los usuarios la colocan voluntariamente (a veces a través de formularios de cuestionarios de juegos).

Al propio tiempo, estas redes cuentan con un poderoso aparato de censura. No están concebidas para la libertad de expresión y cualquier punto de vista que contradiga el del establishment occidental es considerado como actos de propaganda y promoción del odio o la violencia.

También se sabe que las redes sociales occidentales son supervisadas por agencias de inteligencia como el FBI y la CIA, lo que obliga a moderar el contenido y a eliminar la información que no se ajusta a sus propias narrativas.

Todo esto se utiliza activamente en el marco de la guerra psicológica e informacional global de Occidente contra China y Rusia. Sin embargo, recientemente, Rusia ha tomado medidas de represalia: Twitter y Facebook han sido oficialmente consideradas como indeseables y su funcionamiento ha sido bloqueado. Google todavía está disponible, pero la compañía ha sido repetidamente sancionada con multas por violar la legislación federal rusa.

En cuanto a Tik-Tok, una herramienta China, es un ejemplo de cómo los Estados Unidos y los países de la UE intentan a su vez bloquearla. Podemos entender que las razones para ello residen en el hecho de que en Occidente han comenzado a temer que sus propios métodos pudieran usarse en su contra.

El ciberespacio concentra en sí un elevado potencial de conflictividad. Y dado que no existen aún normas internacionales sobre la base de la ONU para regular el espacio de Internet, todavía hay un debate sobre cómo debería funcionar. Sin embargo, en los Estados Unidos no esperan que se escriban las leyes correspondientes, siguen la lógica del realismo político y lo hacen en forma ofensiva. Por lo tanto, el jefe del comando Cibernético de los Estados Unidos ha reconocido repetidamente que están llevando a cabo operaciones contra Rusia y atacando su infraestructura crítica.

Los departamentos responsables en Rusia confirman regularmente la gran cantidad de ataques cibernéticos, que en modo constante, se dirigen contra varios objetivos, principalmente gubernamentales.

Parece que China está en mejores condiciones para hacer frente a estos problemas, ya que hace mucho tiempo crearon un sistema de protección especial, que recibió el nombre de gran cortafuego chino en Occidente.

Sin embargo, a medida que el espacio de Internet continúa siendo el reino de la anarquía, las infraestructuras occidentales también están sujetas a ataques cibernéticos, tanto desde el exterior como desde el interior, ya que es en Occidente donde surgió la cultura de la piratería del liberalismo y ha funcionado durante mucho tiempo.

Probablemente, durante muchos años más, el ciberespacio seguirá siendo una espada de doble filo y la competencia entre los gobiernos y los piratas informáticos del crimen organizado tendrá un éxito alterno.

Dado que las relaciones entre Rusia y la OTAN son probablemente las peores de la historia y no hay perspectivas de que mejoren, como lo hicieron en los años 90 después del colapso de la URSS, seguirá reinando la incertidumbre.

Es probable que se consiga algún tipo de distensión después de la finalización de la Operación Militar Especial en Ucrania. Pero la OTAN siempre ha sido percibida como una alianza expansionista y agresiva; los bombardeos contra Yugoslavia y Libia confirman estas aseveraciones.

Después de todo, la OTAN no bombardeó Kiev cuando los derechos humanos fueron violados en el sureste de Ucrania y el régimen de Kiev usó bombas de racimo y otras armas contra la población civil de esa zona desde 2014, y en Yugoslavia, a su vez, encontraron una justificación para ponerse del lado de los terroristas del Ejército de Liberación de Kosovo. Es evidente que este doble rasero, y el uso de la fuerza por parte de Occidente, se lleva a cabo de manera selectiva, donde las acciones son geopolíticamente beneficiosas para ellos, y no motivados por valores democráticos o respeto del derecho internacional.

Por lo tanto, una base sólida para la articulación de un mundo más justo será alcanzada solo bajo un orden multipolar, donde habrá responsabilidades regionales y la cooperación se llevará a cabo en forma libre y no de acuerdo con los patrones occidentales con los intereses de sus empresas transnacionales incluidos en los mecanismos de transacción.

(Traducción del ruso. Oscar Julián Villar Barroso. Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana).

*Investigador científico asociado de universidad de Rusia

FUENTE: prensa-latina.cu

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Rechazo social a la actuación de CCOO Industria y UGT FICA en Galicia por asumir el relato de la patronal y el PP y poner por delante el negocio del gran capital frente a las comunidades afectadas por los parques eólicos

 

Rechazo social a la actuación de CCOO Industria y UGT FICA en Galicia por asumir el relato de la patronal y el PP y poner por delante el negocio del gran capital frente a las comunidades afectadas por los parques eólicos

TERCERAINFORMACION /29.07.2023

Las polémicas secciones sindicales fían a la corrección de las «normativas» de la Xunta la viabilidad ambiental de los proyectos mientras que entidades sociales y ambientalistas recuerdan que los cambios legislativos introducidos por la Xunta en 2017 y 2019 han supuesto un retroceso evidente en los derechos de protección del medio ambiente y la ciudadanía. 


La falta de respeto a las comunidades y una legislación a medida de las grandes empresas ha desatado la protesta contra los parques éolicos en Galicia / Creative Commons

 

Para las áreas de industria de CCOO y UGT en Galicia la apuesta por los parques eólicos «no es incompatible con la integración de los proyectos y el respeto medioambiental» pues «para eso está el cumplimiento de las normativas, leyes y reglamentos existentes al respecto. Sin embargo, decenas de entidades sociales y entidades ecologistas han advertido que el actual marco normativo al que aluden los dos colectivos sindicales ha sido diseñado «ad hoc» por el PP desde el Ejecutivo de la Xunta y no son garantes de una protección eficiente a nivel medioambiental además de perjudicar seriamente los intereses vecinales.

Así, tanto la Ley 3/2017, de fomento de la implantación de iniciativas empresariales en Galicia como la 9/2021, de simplificación administrativa y apoyo a la reactivación económica, han sido calificadas a nivel social como «leyes de depredación» por los múltiples impactos negativos que conllevan a nivel ambiental y social.

Para entidades como la Asociación de Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA), que es la organización ambientalista con mayor número de socios a nivel gallego, estas normativas han sido utilizadas por el PP como un «cajón de sastre» para modificar «por la puerta de atrás» numerosas disposiciones incómodas para el empresariado con la intención de eliminar «inconvenientes administrativos» a costa de las garantías ambientales en territorio gallego y del interés general de la ciudadaníaal reducir los derechos de información y participación ciudadana socavando las competencias municipales, al tiempo que atenta contra la propiedad de la tierra y «consagra un agravio comparativo con privilegios para una casta empresarial».

Las áreas de Industria de la sección gallega de CCOO y UGT señalan, sin embargo, que hay empresas ya implantadas con un alto consumo energético -en clara referencia a Alcoa- cuya competitividad depende del desarrollo de la eólica para obtenerenergía eléctrica a bajo coste, razón por la que, siguiendo al dictado el guión de la patronal y cuestionando las últimas actuaciones del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) piden «seguridad jurídica» para un sector «que puede traer importantes retornos» para Galicia.

La Asociación Galega de Consumidores e Usuarios (ACOUGA), que acumula denuncias de vecinas y vecinos afectados por la imposición de parques eólicos por todo el territorio gallego muestra, sin embargo, una realidad bien distinta. Para Manuel Germade, que ha atendido un innumerable número de reclamaciones en la organización de consumo, la patronal eólica y quienes la están respaldando se ha soliviantado «porque los tribunales echan abajo unos proyectos energéticos que no cumplen las leyes», o más bien, las leyes que a estas empresas les gustaría imponer utilizando las herramientas que acostumbran a usar contra los propietarios de las tierras cuando quieren expropiárselas como «mentiras, falta de información, deturpación de la realidad, oscurantismo, miedo, acoso y ataques personales».

El responsable rechaza el ataque de la patronal eólica al TSXG por atender los argumentos razonados de asociaciones ambientalistas y cívicas» y recuerda el hartazgo que desde ACOUGA existe a la forma de proceder de estas empresas «con cientos de contratos que se presentan a propietarios con cláusulas abusivas, avasallando los derechos de la gente, mintiendo en las declaraciones responsables y solicitudes de interés público».

Para CCOO Industria y UGT FICA, «Galicia no puede perder el tren de la eólica» porque «una parálisis de los proyectos en marcha puede suponer la pérdida del liderato industrial en este sector y miles de empleos».

Sin embargo desde ACOUGA apuntan que tanto la patronal eólica como las entidades que apoyan su discurso «no aportan datos reales ni objetivos sobre el empleo» ni están aportando beneficios significativos a los propietarios de los terrenos afectados por sus proyectos pese a estar facturando «cantidades astronómicas».

El propio Banco de España, de hecho, respalda las afirmaciones de entidades sociales y ecologistas al afirmar, en su último informe de expertos sobre el sector, que el impacto de los parques eólicos en las tasas de empleo local es «mayoritariamente no significativo», un factor que consideran debería de tener importantes implicaciones para las Administraciones «en términos de políticas públicas».

En una investigación realizada en profundidad durante un período de 12 años, la entidad financiera concluyó que «las inversiones eólicas tienen efectos muy bajos y estadísticamente no significativos sobre el empleo local durante las fases de construcción y mantenimiento«, pues aunque en estos proyectos trabajan equipos multidisciplinares «lo hacen desde la distancia» con una etapa de construcción que es «relativamente corta» llevada a cabo por contratistas «que a menudo residen en otros lugares y se mudan una vez que el trabajo está terminado». Al final, solo se realiza el mantenimiento del sitio, que «generalmente involucra a trabajadores que mantienen de forma remota varios sitios a la vez» y «no residen permanentemente en el municipio donde se ubica la inversión».

Por ello el informe del organismo regulador apuesta por un modelo «más democrático y equitativo» donde «se promuevan las comunidades energéticas locales, se compense de manera justa a ciudadanía y los ayuntamientos y las personas residentes tengan participación directa en los nuevos proyectos».

Ante estos hechos para ACOUGA, resulta inaceptable que la patronal eólica y sus defensores defiendan sus argumentos de negocio «sin hablar ni un momento de la inseguridad que sufren las pequeñas empresas ganaderas, agrícolas, forestales y del sector primario debido a las políticas ruines y depredadoras» fomentadas desde la Xunta en una actitud de «mansos con los fuertes y duros con los pequeños» en la que «sobra codicia y soberbia» pero falta interés social.

Fuente: rebeldes.info

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Una segunda oportunidad. No habrá una tercera

 

Palabras fuertes aquí y ahora: Formar parte de un gobierno como el que se avecina puede terminar siendo el fin de una izquierda española alternativa y con voluntad transformadora. Las dice Manolo Monereo, y no es palabrería.


Una segunda oportunidad. No habrá una tercera

 

Manolo Monereo

El Viejo Topo

30 julio, 2023 



Hay que empezar por lo importante: el sistema electoral, una vez más, ha discriminado a las fuerzas minoritarias, sigue erosionando gravemente el pluralismo real del país y está devaluando la democracia constitucional. Como argumentó válidamente Javier Pérez Royo, las normas que regulan el derecho de participación política son preconstitucionales y materialmente inconstitucionales; favorecen el bipartidismo y, lo fundamental, aseguran el poder de los que mandan y no se presentan a las elecciones. La primera condición para investir a Pedro Sánchez debería ser cambiar el sistema electoral, todo lo demás es secundario; insisto, secundario. Al final, es la prueba del nueve de que se va en serio, de que se quieren cambiar las cosas y derrotar a las derechas.

Volvamos a las elecciones del 23 de julio. Las encuestas diseñaban, al menos, dos escenarios: a) un retorno a 1996, es decir, una mayoría precaria y débil de las derechas y un PSOE que se recuperaba, como siempre, convirtiendo sus debilidades en fortalezas. Era, hagamos memoria, una época en que Aznar hablaba catalán y negociaba con el “movimiento de liberación nacional vasco”; b) el marco de 1977, es decir, vuelta a un “bipartidismo imperfecto”, donde Vox ocuparía el papel de Alianza Popular y Sumar el de un PCE fortalecido. Me interesa esta formulación de Iván Redondo porque da pie a introducir una idea –que él no desarrolla– que me parece la central, a saber, que estas elecciones tenían para las derechas unificadas un carácter de “cierre de régimen”, de final de ciclo –el del 15M–, de restauración sobre nuevas condiciones del marco político-constitucional. Los resultados, lo sabemos todos, no han sido el que las encuestas anticipaban. Al final, lo que hay es un empate estratégico entre dos bloques, uno dirigido por el PP y el otro hegemonizado por el PSOE; que dicho empate sea o no “catastrófico” dependerá de las salidas políticas en contextos, no hay que olvidarlo, de cambios sustanciales en las relaciones de poder en el sistema-mundo y, por lo que nos toca, en la Unión Europea.

Las estrategias electorales han sido bastante parecidas a las aplicadas en las elecciones autonómicas y municipales, pero cambiando la posición de los actores. El “todos contra Sánchez” era sustituido por un “todos contra el gobierno de coalición PP/Vox” haciendo del miedo el eje de una campaña que el PSOE ha ido convirtiendo en una “coalición defensiva” que al final ha conseguido su objetivo: impedir el gobierno de las derechas unificadas. El Partido Popular, impulsado por unas encuestas demasiado favorables, puso en práctica una estrategia que minimizaba los riesgos y que dejaba a los medios de comunicación propios el grueso de la munición ofensiva. Después del debate con Sánchez, Feijoo pensó que había ganado la partida y que lo importante era asegurar y no perder; craso error, máxime tratándose de Sánchez. PSOE y Sumar, que aparecía por primera vez en la campaña, pasaron a la ofensiva y se dedicaron, con éxito, a desmontar la insolvencia del candidato del candidato Núñez Feijóo y a poner de manifiesto los contenidos de los acuerdos entre el PP/Vox en diversas comunidades autónomas.

La campaña de Sumar fue clara desde el principio: ser la izquierda complementaria del PSOE. La complicidad mostrada entre Sánchez y Yolanda Díaz se hacía al servicio del gobierno de coalición desde una apuesta nítida en favor de su reedición. Nunca hubo espacio para la diferenciación y para el ejercicio de una estrategia autónoma. No entro en el tema de las listas, de los vetos o de los fuegos cruzados entre diversas formaciones políticas. Tampoco entraré en algo que creo decisivo, la carencia de un análisis serio y pormenorizado del porqué de la debacle electoral en las elecciones autónomas y municipales. Lo que se puede decir es que Sumar no ha sido capaz de revertir la tendencia a la baja de Unidas Podemos, en un contexto presidido por una acumulación de fuerzas sin precedentes (más de 15) y un apoyo mediático desconocido en eso que se llama el espacio a la izquierda del PSOE. Los dilemas estratégicos de la formación de Yolanda Díaz siguen estando ahí a la espera de gobernar. Sumar ha sido diseñada para acompañar a Pedro Sánchez y hacer viable la reedición de una nueva mayoría parlamentaria con las fuerzas soberanistas e independentistas.

La realidad política tiene varias caras que no siempre se explicitan. Se sigue hablando de polarización y bipartidismo político como cosas diferentes. No se tienen en cuenta los grandes consensos existentes entre las fuerzas políticas más significativas. Los poderes fácticos han conseguido sacar del debate público, nada más y nada menos, que la guerra en Ucrania, el apoyo indiscutido e indiscutible a la política militar de la OTAN, el envío masivo de armas a la zona en conflicto o el incremento sustancial de los presupuestos militares. La izquierda, en la práctica y como parte del consenso para gobernar, ha devenido atlantista y ha terminado por asumir la política exterior de los EEUU, que apunta a organizar la derrota político-militar, económica y tecnológica de China. Hablar de la política de defensa y de seguridad de España como si fuese un problema más equiparable al debate sobre el ingreso mínimo vital es no saber muy bien donde se está y los riesgos que afrontan nuestras poblaciones.

Resulta sorprendente que fuerzas que hacen gala de un europeísmo estricto y excluyente acepten, sin discusión y sin debate público, las mutaciones que se están operando en la Unión Europea. El eje franco-alemán ya no funciona, la dirección política la ejerce cada vez con más fuerza la OTAN y el eje de gravedad del poder sigue girando fuertemente hacia el Este. La UE vive, en la práctica, en un Estado de excepción permanente que está modificando sustancialmente su “constitución material”. La subida de tipos, la lucha contra la inflación convertida de nuevo en objetivo fundamental, el retorno a las reglas de la consolidación fiscal son datos de una realidad, de una correlación de fuerzas político-sociales que apuntan al dominio de un liberalismo conservador fuertemente autoritario. La Meloni no es una excepción. En el horizonte, la desindustrialización de Europa, una creciente dependencia energética y tecnológica de los EEUU y el recorte de las libertades públicas y de los derechos sociales.

La polarización extrema, como machaconamente denuncian los medios, funciona ocultando los consensos básicos y se ejerce en un espacio colonizado por el pensamiento liberal-conservador. La polarización se da entre una derecha cada vez más dura y revanchista y una izquierda débil y sin proyecto y ­–hay que subrayarlo– a la defensiva. Lo único que le queda de diferenciación, por ahora, es la defensa de los derechos sociales. Se dice que no ha habido derrota político-cultural precisamente cuando España vive en un empate estratégico entre bloques y las derechas han estado al borde de conseguir una mayoría absoluta. Negarse a ver la realidad tal como es y confundir las voces con los ecos es siempre preludio de la derrota. Esta polarización (asimétrica) favorece el bipartidismo y hace girar el sistema político a la derecha. La restauración ha avanzado mucho.

¿Qué salidas? Básicamente dos: Gobierno de coalición o elecciones anticipadas. Ambas están relacionadas y serán gobernadas con pulso firme por Pedro Sánchez. El candidato del PSOE buscará, en primer lugar, demostrar el aislamiento de Feijóo y su incapacidad para lograr alianzas con otras fuerzas que no sean Vox. Sánchez no tiene prisa y marcará bien los ritmos; en segundo lugar, presionará fuertemente a Junts haciéndole responsable de una nueva convocatoria electoral. No hay que olvidar que los mejores resultados del PSOE han sido en Euskadi y Cataluña. Repito, ambas salidas –convocatoria de nuevas elecciones o posible formación de un nuevo gobierno de coalición– están relacionadas y forman parte de un solo juego estratégico. Cada acto, cada iniciativa estará pensada en clave electoral. Pronto los medios de las derechas –y no solo ellos– pasarán a la ofensiva; las palabras claves serán estabilidad y gobernabilidad.

La izquierda a la izquierda del PSOE (la subalternidad es epistémica) está obligada a un debate estratégico. Soy escéptico acerca de que se vaya a dar y que la opción por gobernar con el PSOE esté ya prefijada. Me temo que el debate programático será tan débil como en la etapa anterior y se seguirán eludiendo los temas decisivos; sin embargo, insisto, el debate estratégico es absolutamente necesario. Si algo ha mostrado Sumar es su debilidad orgánica, su heterogeneidad y la carencia de un proyecto solvente. Esto no es nuevo y viene de la época de Unidos Podemos. En cada elección más avances del bipartidismo, menos votos y erosión de la base militante y de los vínculos organizados en los territorios. Sumar juega en el territorio y con las reglas de los partidos sistémicos y eso está pasando factura. Formar parte de un gobierno como el que se avecina puede terminar siendo el fin de una izquierda española alternativa y con voluntad transformadora. Los vientos están cambiando para peor y los márgenes de maniobra se están estrechando cada vez más.

La izquierda, a mi juicio, debería poner el acento en su reconstrucción programática, política y orgánica iniciando un proceso constituyente. Los inventos, los atajos y las jugadas mediáticas tienen poco recorrido, sobre todo cuando se viven momentos de excepción, de transiciones geopolíticas aceleradas y de cambios, ahora sí, históricos. Se puede favorecer un gobierno sin estar en él, reorganizándose en la sociedad y construyendo una alternativa autónoma desde el punto de vista de las clases subalternas. La condición previa es romper con el politicismo y tener pensamiento propio a la altura de los desafíos de la época. Lo nuestro nunca fue fácil.

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