domingo, 10 de enero de 2021

¡Qué fuerte, tío! Ahora viene a resultar que las mujeres piensan, y además, libremente, y por si todo eso fuera poco, encima, ¡andaluzas! ¡Las mujeres andaluzas piensan! Santo cielo del Perdón del Cristo de los Despistes. Vivir para ver. Si no me lo llegan a decir no me lo creo. Y al punto me van a entender. Es que yo creía, ¿sabe usted?, que como yo no pienso y además no tengo por qué pensar, porque mi ración de pienso ideológico me la echan todos los días quienes jamás, que se sepa, han tenido una idea propia, como son los joaquinitos y las joaquinitas de la política formal, porque la política chipen, la real, la de la sustancia tocante y sonante se hace en los consejos de administración de las que llaman grandes empresas (las grandes evasoras fiscales, las que suben criminalmente las tarifas eléctricas, y las organizadoras de las guerras. ¡Ahí le hemos “dao”!), pues que ya tengo bastante para cumplir con mi papel de hombre demócrata de toda la vida, con decir lo que me dice que diga mi gran San Líder (Joaquinito o Joaquinita), “obedécelo”, “seguilo”, “bendecilo”, “santifícalo”, y, “votalo”, o sea, todo menos “jodelo” y “escupilo”, al tiempo que echo pestes contra los demás San Líderes (los otros Joaquinitos y Joaquinitas) y sus seguidores, pues que cumplo, oiga. Ya tengo bastante, para qué quiero gastar el tiempo inútilmente en saber quien piensa o deja de pensar, porque vayan ustedes a saber si eso del pensar no es un nuevo mute vesicular con variabilidad inducida del Corona monarca 2021 y posteriores, para el rompimiento y desmenuce de la unidad Patria. Que no te puedes fiar ni de tu sombra. ¡Viva mi Joaquinito! Abajo, al fogón candente, chirriante y ecológico que quema la hostia de lo que quema todos los demás, y sus seguidores también. Que se jodan. Que a mi Joaquin no me lo toca nadie.

 

Librepensadoras Andaluzas

«Una Exposición»



Por Manuel Almisas Albendiz

kaosenlared

9 Ene, 2021

Si el Librepensamiento es un movimiento ideológico del periodo de finales del siglo XIX y principios del XX increíblemente desconocido, no digamos si nos tenemos que referir a las mujeres que abanderaron y militaron en dicho movimiento. Fueron verdaderas pioneras invisibles y figuras casi heroicas en un mundo tan masculinizado donde el papel de la mujer estaba ya predestinado desde el nacimiento: ocuparse del marido y de la prole, teniendo como único universo el hogar y la iglesia. ¿Mujeres que, a pesar de todo y por encima de todo, pensaban, escribían, se cuestionaban el rol que les habían asignado, estudiaban, se organizaban, y luchaban? Esas fueron las LIBREPENSADORAS, pioneras del feminismo y del sufragismo, y es de destacar que la mayoría de esas mujeres nacieron y se formaron en Andalucía, aunque la decadencia y el oscurantismo que sobrevino tras la crisis del 98, y que se hizo más patente en las pequeñas ciudades andaluzas, hizo que emigraran a las grandes urbes donde se respiraba más libertad en aquellos momentos: especialmente Barcelona y Valencia.


Esta exposición que ya ha visto la luz es una inmersión en este mundo apasionante de las primeras mujeres que se rebelaron, que reivindicaron su propio yo, que se hermanaron para ser más fuertes, y que lucharon por su libertad y su derecho a la igualdad, viéndola como parte inseparable de la lucha por una nueva Sociedad y una mejor Humanidad.

LIBREPENSAMIENTO

Nacido en Francia al calor de la Revolución Francesa (1789) y de los Enciclopedistas franceses Diderot y D’Alembert, el librepensamiento puede considerarse una corriente filosófica hija de la Ilustración y del Racionalismo. El filósofo Voltaire hizo, además, de este concepto uno de los ejes de su pensamiento y de su literatura [1].


En España aparecerá este movimiento tras la Revolución «Gloriosa» de septiembre de 1868, momento a partir del cual se comenzará a hablar del librepensamiento como uno de los derechos que la nueva Constitución debía garantizar, junto a los de reunión y asociación [2]. Con esta acepción se mencionaba en la prensa de estas décadas finales del siglo XIX, es decir, como sinónimo de libertad de imprenta o libertad de expresión: libre pensamiento y prensa libre eran dos objetivos primordiales que se querían conseguir.


En febrero de 1869 ya estaba recién constituida la Asociación Librepensadora de Madrid y tenía su local provisional en el diario 
La Igualdad, animando desde aquí a los librepensadores «de provincias» a interesarse por el proyecto. Además, en este año de 1869 se publicaba en Gracia (Barcelona) la revista El Librepensador, y en Madrid apareció La Libertad de Pensamiento, órgano de la Gran Asociación Española de Librepensadores [3].


El primer congreso o reunión internacional de librepensadores tuvo lugar el 8 de diciembre de 1869 en Nápoles, coincidiendo, y como contrapartida, con la apertura del Concilio Ecuménico que el papa Pio IX convocó por vez primera en la Ciudad del Vaticano (I Concilio Vaticano). Este Concilio, que condenaría el Racionalismo, el Naturalismo y el Modernismo, se retrasó unas semanas por la entrada de Garibaldi en Roma en el mes de septiembre. El propio general Giuseppe Garibaldi envió una carta de adhesión y apoyo al Congreso Librepensador. Hay constancia de su asistencia como delegado del republicano federal catalán Suñer Capdevila, que había sido alcalde de Barcelona en enero de 1869, y desde febrero del mismo año era diputado a Cortes por Girona.


Como consecuencia del llamamiento hecho a otras provincias y ciudades, en Barcelona se formó la Asociación Librepensadora que ya anunciaba su fase de constitución en enero de 1870. Poco después se hicieron famosos los actos que realizaban los domingos por la mañana, en su salón de la céntrica calle de la Canuda n.º 31, las «Dominicales» o sesiones matutinas libres y abiertas a la ciudadanía, llamados «de controversia» o debate sobre los principios librepensadores [4]. El 31 de diciembre de 1870 este grupo se consolidaba con la publicación en Barcelona del diario semanal 
La Humanidad, órgano de la mencionada Asociación Libre-pensadora de Barcelona. El lema del diario, que se mostraba en su cabecera era «Ciencia-Moralidad-Justicia», resumiendo así su concepción del librepensamiento.
El librepensamiento no es concepto único y homogéneo. Todo lo contrario. Desde el principio se evidenciaron aristas o enfoques diferentes que tenían que ver con la política, el ateísmo o el espiritismo. También influye que a él se hayan acercado figuras de diferentes corrientes ideológicas, incluidas las anarquistas o libertarias, en un «totum revolutum» que fue difícil de mantener cohesionado.


A pesar de ello, en 1880 se fundó en Bruselas (Bélgica) la Federación Internacional del Librepensamiento, ciudad donde estableció su sede el Consejo General de la misma, organizando desde 1881 los primeros Congresos internacionales en París, Londres, Ámsterdam y Amberes. El primer gran Congreso que se propuso unificar criterios y actuaciones fue el celebrado en París del 15 al 22 de septiembre de 1889, en el que se llegó, después de grandes discusiones, a una definición de consenso:


El librepensamiento es una coalición de elementos filosóficos racionalistas, contrarios a las religiones positivas, enemigos del clericalismo, que afirman el laicismo de la vida, como medio necesario, y el método de observación, como procedimiento de estudio [5].

Estos serán, por tanto, elementos destacados de la identidad librepensadora: el laicismo en la vida y en la educación, en lucha constante contra el fanatismo religioso, es decir, el anticlericalismo, y el racionalismo o la defensa de la ciencia y la verdad científica.

LIBREPENSADORAS

El profesor Pedro Álvarez Lázaro nombra como representantes del librepensamiento femenino a Rosario de Acuña, Amalia Carvia, Belén Sárraga, Amalia Domingo Soler y Ángeles López de Ayala. Estas cinco mujeres son, desde luego, indiscutibles. Pero quizá haya que añadir algunas más si definimos primero el criterio de inclusión en nuestra lista de librepensadoras.


Llamaré «Librepensadoras», en primer lugar, a aquellas mujeres que escribieron con cierta asiduidad en 
Las Dominicales del Libre Pensamiento, después de que Rosario de Acuña se adhiriera a la revista en diciembre de 1884. Su carta de adhesión provocó un verdadero «tsunami» que hizo que en las semanas siguientes cientos de mujeres escribieran para adherirse al semanario librepensador y a su figura, y que algunas comenzaran a escribir con cierta regularidad. La propia Rosario las llamó «las mujeres de las Dominicales», como también hizo Amalia Carvia en 1901 al saludar a la revista tras casi un año sin publicarse [6]. Por este motivo, y porque las demás le cedieron también este lugar de honor, se considera a Rosario de Acuña como la primera y más importante mujer de la «República de las librepensadoras», término que con tanta fortuna acuñó la profesora María Dolores Ramos [7].


Por esta primera condición, además de Rosario y de Amalia Carvia, la autora que más escritos vio publicados en 
Las Dominicales después de ella, habría que incluir a Ángeles López de Ayala, la cordobesa Dolores Navas, Amalia Domingo Soler, la valenciana Luisa Cervera, Soledad Areales (Una Andaluza) o Sixta Carrasco Puente, maestra laica y presidenta de la desconocida «Unión de Mujeres Españolas» (Madrid) en 1903.


En segundo lugar, deberían considerarse librepensadoras aquellas mujeres que escribieron en 
La Conciencia Libre como redactoras en alguna de sus dos épocas (1896-1905), y aquí estarían la propia directora Belén Sárraga, además de, nuevamente, Ángeles López de Ayala, Soledad Areales y Amalia Carvia, a las que añadiríamos María Trulls, Violeta (Consuelo Álvarez Pool), María Marín, Pilar Cañamaque y la gibraltareña Eugenia N. Estopa [8].


En tercer lugar, y como sería lógico, son librepensadoras aquellas mujeres que pertenecieron de forma activa y destacada a algún Círculo, Sociedad o Centro Librepensador, o acudieron como delegadas a Congresos Internacionales librepensadores. En este apartado otra vez estarían Amalia Domingo Soler, Amalia Carvia, Ángeles López de Ayala, Belén Sárraga y más tardíamente María Marín, añadiendo en este apartado, y por derecho propio, a Dolores Zea.


Para la inclusión en esta categoría no he tenido en cuenta a las mujeres que ingresaron en la masonería, pertenecieron a un Centro espiritista o escribieron en revistas señaladas sobre esta temática, que son decenas, aunque muchas de las citadas anteriormente se afiliaron un tiempo a alguna logia masónica o se acercaron a las ideas teósofas y espiritistas. Es más, algunas fueron unas indiscutibles referentes en la masonería femenina.


Por último, aunque la inmensa mayoría de todas las librepensadoras mencionadas fueron defensoras de los derechos de la mujer y pertenecen a las pioneras feministas del estado español, tampoco será este el elemento definitorio para incluirlas entre las librepensadoras, pues muchas de las mujeres que formaron parte de las directivas de la Asociación General Femenina (Valencia) o la Sociedad Progresiva Femenina (Barcelona), por poner ejemplos conocidos, nunca destacaron en el campo del librepensamiento por causas diversas. Aunque los orígenes del feminismo en el estado español, en cuanto mujeres organizadas y autónomas, hay que buscarlos en el campo del republicanismo federal durante el Sexenio Democrático y en el obrerismo anarquista de finales de siglo XIX, destacando, por ejemplo, la Sociedad republicana federal «Mariana Pineda» (Cádiz) presidida por Guillermina Rojas (1869) y la Sociedad Autónoma de Trabajadoras (Barcelona) impulsada por Teresa Claramunt en marzo de 1891; también es incuestionable que, a continuación, las librepensadoras como Amalia Domingo Soler, Belén Sárraga y Ángeles López de Ayala, y algo después las hermanas Carvia, continuaron y extendieron el ideal feminista y sufragista hasta la llegada de la Segunda República.
Se puede concluir que es, más bien, una confluencia de varios de estos factores lo que definiría el anguloso y poliédrico concepto de librepensadora, de tal forma que casi todas las destacadas autoras que hasta ahora se han mencionado fueron feministas, republicanas, maestras laicas, masonas o espiritistas en algún momento de su vida.

***

La Exposición consta de 10 paneles instalados sobre roll-ups de tamaño estándar (85×205 cm.). El primer panel es una breve «Introducción» con conceptos genéricos sobre Librepensamiento y su contexto histórico, así como sobre el papel de las mujeres dentro de ese singular movimiento.


A continuación, cada panel se dedica a una mujer, comenzando por la madrileña Rosario de Acuña, que es considerada la primera librepensadora y la que con su Adhesión al semanario 
Las Dominicales del Librepensamiento en 1884, cuando ya era una conocida poetisa y dramaturga, se erigió en el ejemplo a seguir para cientos de mujeres.


Las siguientes librepensadoras se van sucediendo por orden cronológico, coincidiendo que la última y más joven de todas es Belén Sárraga, que no es andaluza de nacimiento, pero que desarrolló una gran parte de su aclamada militancia librepensadora y revolucionaria en Málaga y en otros muchos pueblos de la provincia y de Andalucía en general. Como han aconsejado algunas profesoras estudiosas de las historia de las mujeres, Sárraga tenía que estar con las mujeres andaluzas con las que compartió tantas vivencias, páginas de periódicos de 
La Conciencia Libre, sobre todo, y tribunas en pequeños pueblos de Andalucía aclamados por el pueblo trabajador.


Los paneles centrales son un homenaje a las sevillanas Amalia Domingo Soler y Ángeles López de Ayala, a la cordobesa Soledad Areales Romero (Una Andaluza), la malagueña Dolores Zea Urbano, y las gaditanas Amalia Carvia Bernal, Ana Carvia Bernal y María Marín Labrador.


En cada panel se ha insertado un código QR que redirige a un blog (https://librepensadoras-andaluzas.blogspot.com/) donde se amplía la información y se ofrece una bibliografía de utilidad para las personas interesadas.


Los colectivos o entidades interesadas en la exposición pueden escribir a esta dirección de correo electrónico para ponerse de acuerdo en fechas y condiciones para que la puedan disfrutar:                              <librepensadoras.andaluzas@gmail.com>.

Créditos:

* Autor de la idea y de los textos: Manuel Almisas Albéndiz, que ha escrito una trilogía de librepensadoras publicadas por la editorial portuense «Suroeste»: «¡Paso a la mujer! Biografía de Amalia Carvia», «María Marín Labrador, librepensadora y primera periodista de Cádiz», y la más reciente «Dolores Zea y otras mujeres en los márgenes del librepensamiento».


* Autora de las imágenes de las librepensadoras: Elena Beuzón Neva, joven portuense que estudia “Ilustración“ en Barcelona.
* Autor del diseño: «Boceto Serigrafía» (calle Dionisio Pérez, El Puerto).

NOTAS:

1.- Albert Palà Moncusí. El lliure pensament a Catalunya(1868 -1923): cultures, identitats i militàncies anticlericals en transformació. Tesis de la Universitat de Barcelona, 2015. Disponible en:http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/69687/1/APM_TESI.pdf

2.- La Igualdad-Madrid, 22 de mayo de 1869.

3.- En Pedro F. Alvarez Lázaro (Ed.). Librepensamiento y secularización en la Europa Contemporánea. UPCO, Madrid, 1996.

4.- Crónica de Cataluña, Junio de 1870.

5.- Las Dominicales del Librepensamiento, 5 de octubre de 1889.

6.- «Salutación», en Las Dominicales de 29 de marzo de 1901.

7.- M.ª Dolores Ramos. La República de las librepensadoras (1890-1941). Laicismo, emancipismo y anticlericalismoAyer 60/2005 (4): 45-74.

8.- Eugenia N. Estopa Fernández (Gibraltar, 1859-Gibraltar, 1899) fue una conocida poetisa espiritista y librepensadora, hija de padres andaluces afincados en la «Roca», que colaboró en su corta vida en La Luz del Porvenir (Barcelona) y en la primera época de La Conciencia Libre (Barcelona-Valencia).

 

Endesa era una de las empresas más rentables propiedad de los trabajadores españolas que le producían ingresos al Estado, pero actuó el Josmari, para los amigos (los que no son amigos le llaman José María Aznar), aplicando la común táctica de Alí Aznar y los 40 políticos en la Cueva del Progreso y, adiós Madrid que te quedas sin gente y el Estado español sin Endesa. Pero esto es historia, de modo que no meneemos la historia porque puede salir que Manuel Pizarro, amigo de Alí Aznar pasó a ser presidente de Endesa y cuando se fue, por presidirla se maravilló 13 millones de euros. ¿Qué cómo se los maravilló él?, pues comprando acciones de Endesa. ¿Y con qué paquetón de dinero se compró las acciones de Endesa Manuel Pizarro? Que me sé yo de dónde sacó Manuel Pizarro el dinero para comprar las acciones de Endesa. Supongo que hipotecaría su casa y el aval de 46 familiares más, como todo el mundo. Si lo que quieren es saber de pe a pa lo que hizo para que le dieran el crédito vayan a la policía y que investigue. Yo de lo que puedo hablar es delo mío, de cuando yo era Presidente en sueño de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y la Rioja, que cojo el montante con la mosca tras la oreja de hacerme con unas acciones de Endesa para que Ali Aznar tuviera una excusa por la que me pudiera nombrar presidente, y me presento en la ventanilla de donde daban los créditos: Buenas. Muy buenas, me responde el que estaba tras la ventanilla de los créditos. Que venía a por un crédito de esos que dan ustedes para comprarme Endesa, dije yo. Estupendo, está usted en el sitio ideal, me respondió. ¿Su nombre?, me preguntó. Al preguntarme el nombre, la verdad es que me alteré un tanto. Mira chaval –le dije-, como salte el mostrador te voy a romper un ojo. ¿No estás viendo que yo soy Manuel. Manuel en persona, llagado en carne mortal a Zaragoza? Don Manuel, perdóneme, por favor, don Manuel, que como todo esto está tan oscuro no le había reconocido, sabe usted, don Manuel. Bueno, bueno, no se preocupe, no se preocupe hombre, le dije para tranquilizarlo un poco, y ahora prosigamos. De acuerdo don Manuel, prosigamos: ¿garantías, qué garantías ofrece usted para el préstamo? Mira muchacho, le respondí, salto el mostrador, te meto dos empujones y un guantazo que te vuelvo del revés. ¿Pedirme garantías a mí? Como si yo fuera un hombre de bien o un empresario de estos demedio pelo que si no hay garantías no hay préstamo. Don Manuel, por favor, no se altere, intervino el de la ventanilla de los prestamos, es que hay que rellenar un expediente. Esto ya es hablar con propiedad, le añadí, rellenar un expediente no es dar garantías, y así sí. Yo relleno uno y 19 expedientes. Todos los que tú quieras. Pero garantías reales, ¡tururú! Eso es para la gente común y el pequeño y mediano empresario. Yo soy Manuel. Así que empieza a escribir para rellenar el expediente, le dije y continué diciéndole de la siguiente guisa: para que mi amigo Alí Aznar (que Alí en árabe significa padre y no ladrón como alguno pudiera llegar a creer) me pueda nombrar presidente de Endesa necesito tener un valor en acciones de 11 millones de euros. Así que anota; importe del préstamo 11 millones. Garantías que tanto te gustan a ti (le tiré en plan puya): como el valor de las acciones que voy a comprar es de 11 millones, la garantía que doy son esos 11 millones en acciones que voy a comprar, y la forma de pago, anota bien, será con los beneficios que vaya obteniendo de los 11 millones en acciones que tendré. A sí que, no me entretengas más, dame los 11 millones que me voy a comprar 11 millones en acciones que es la garantía que te voy a dar. Pero, cagoenlaos rediela. Ay, maño mío, cuanto poquico dura la alegría en casa del pobre. Me lo en malicié. En cuanto yo vi que el de la ventanilla de los prestamos fruncía el ceño leyendo una y otra vez mi firma, y vuelta a releerla, y sin variar el ángulo de inclinación de la cabeza sobre el papel, levantó sus ojillos por encima de las gafas y los labios se le empezaron a estirar, me lo en malicie, la verdad, y comprendí que de aquél momento en adelante poco bueno podía esperar. Y efectivamente, el de la ventanilla de los préstamos me quitó el don y hasta el nombre de Manuel: Tú, Manolo Cabeza Bolo, se me hace a mí que no te apellidas Pizarro, ¿no? Si no te llamas Pizarro esta operación no es que no se pueda hacer, es que es insultante, tontolaba, empezó diciendo. Ni le respondí, porque comprendí que todo estaba perdido, pero él siguió machacando y machacando: Manolico, siguió diciendo, veste ahora mismo de aquí antes de que la emprenda a hostias contigo, y si quieres un préstamo, anda, marcha a tu casa, traes la escritura de la casa y las de cuantos bienes raíces puedas tener como garantía y los avales de tu padre, tío, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo, si los tienes. Anda, anda, que no andas nada, coge el portante y veste, me dijo como remate final, añadiendo: ¡El siguiente! Me di mi media vuelta y me fui. Al volverme vi que el siguiente era don Manuel Pizarro, pero como yo me fui nada sé del menjunje que lió con el de la ventanilla de los préstamos, o no lió, que como nada vi nada puedo contar y no quiero que por mi culpa se deshaga el robo al Estado de Endesa. Posdata poseléctrica: que si alguien sabe de alguien del gobierno con mijitilla de vergüenza torera que mire a ver si me los puede ir echando de dos en dos para darles unos capotazos por chicuelinas y un par de muletazos naturales de pecho, al tiempo que al ritmo de pasodoble les canto una canción que me sé de sinvergüenzas y tal. Punto final, de momento.

 

El precio de la luz se dispara un 27% en el inicio de 2021 en plena ola de frío

 


Con los datos de los primeros siete días del año, la factura eléctrica del usuario medio se situaría en 80,71 euros.

KAOS EN LARED  / E.B. Publicado el 8 Ene, 2021

El precio de la luz se ha disparado un 27% en este arranque de 2021, alcanzando los 16,81 céntimos por kilovatio hora (kWh) con la tarifa regulada (PVPC), frente a los 13,24 céntimos del mismo periodo de 2020, según datos de Facua-Consumidores en Acción.

Con los datos de los primeros siete días del año, la factura eléctrica del usuario medio se situaría en 80,71 euros, lo que representa un incremento del 19,3% sobre los 67,67 euros de las mismas fechas del año pasado.

Este análisis es sobre un consumidor medio de 366 kilovatios hora (kWh) mensuales y que tiene una potencia contratada de 4,4 kW, señala la organización.

Este incremento en el precio de la luz coincide con la ola de frío que asola prácticamente a toda la Península Ibérica por la borrasca ‘Filomena’.

PRECIOS QUE DUPLICAN LOS ANTERIORES Y SUPERAN LOS 100 EUROS POR MWH.

Así, el precio de la electricidad para este jueves en el mercado mayorista se sitúa en una media de 88,93 euros por megavatio hora (MWh), cifra que duplica la media en estos primeros días de 2021.

De hecho, según los datos del Operador del Mercado Eléctrico (Omie), el precio superará los 100 euros por MWh en prácticamente la mitad de las franjas horarias, con un pico de 108,97 euros por MWh entre las 20.00 y las 21.00 horas.

A ello también está contribuyendo la presión en los precios en el mercado del gas. Así, según los datos de Mibgas, el precio alcanzaba este jueves los 38,9 euros por MWh, un 22,4% más que el marcado ayer.

Según datos de Facua, la factura del usuario medio no supera los 80 euros desde diciembre de 2018. El mes pasado, el recibo experimentó su primera subida interanual tras 19 meses consecutivos de bajadas. El aumento fue del 7,2% para el usuario medio.

Así, la factura mensual con la tarifa media del kWh de diciembre de 2020 representó 69,28 euros, frente a los 64,62 euros de diciembre de 2019.

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Sobre Sartre, "El segundo sexo" y la maternidad

 

Sobre Sartre, ‘El segundo sexo’ y la maternidad

París, 11 de mayo de 1982.

 Simone de Beauvoir

El Viejo Topo

09.01.2021

 

Margaret A. Simons: Tengo una pregunta sobre la influencia de Sartre en El segundo sexo. Escribiste en La plenitud de la vida que las preguntas de Sartre sobre tu infancia, sobre el hecho de que te criaron como una niña, no como un niño, son las que te dieron la idea de El segundo sexo.

Simone de Beauvoir: No, no exactamente. Yo había empezado, bueno, él fue quien me lo dijo… Quería escribir sobre mí y me dijo: “No olvides explicar en primer lugar qué es ser mujer”. Y le dije: “Pero eso nunca me molestó, siempre fui igual a los hombres”, y él dijo: “Sí, pero, aun así, te criaron de manera diferente, con mitos diferentes y una visión diferente del mundo”. Y le dije, “eso es verdad”. Y así es como comencé a trabajar en los mitos. Y luego, me animó diciendo que, para comprender los mitos, uno tenía que entender la realidad. Así que tuve que volver a la realidad, todo eso, fisiológicamente, históricamente, etc. Luego, continué por mi cuenta sobre la situación de las mujeres tal como la veía.

Margaret A. Simons: Escribiste en alguna parte que nunca sufriste por ser mujer en tu infancia.

Simone de Beauvoir: No, nunca sufrí.

Margaret A. Simons: Pero ¿no era tu infancia diferente de la de un niño? Cuando hiciste la investigación para El segundo sexo, ¿eso cambió la interpretación de tu infancia?

Simone de Beauvoir: No de mi propia infancia, pero interpreto de manera diferente la infancia de otras personas. Veo muchas mujeres cuya infancia fue desfavorable en comparación con la de un niño. Pero para mí, mi infancia no fue desfavorable.

Margaret A. Simons: Recuerdo un pasaje de Memorias de una joven formal. Estabas pasando por la escuela secundaria de un niño…

Simone de Beauvoir: Ah sí, cerca del Colegio Stanislas. Y pensé que tenían una educación superior, eso es cierto. Pero al final, me adapté al mío porque pensé que más adelante podría continuar con la educación superior. Pero en ese momento, sí, pensé que había algo más intelectual en ellos que en nuestro curso de estudio.

Margaret A. Simons: ¿Y este fue el caso?

Simone de Beauvoir. Sí, era cierto.

Margaret A. Simons: En tu autobiografía, escribiste que hubo un desacuerdo entre tú y Sartre con respecto a la literatura y la filosofía, y la vida. Él hizo lo uno antes que lo otro, ¿y tú hiciste lo contrario?

Simone de Beauvoir: Sí, eso es correcto.

Margaret A. Simons: Y en algún lugar describiste que la sexualidad y la pasión te abrumaban cuando eras joven. Siempre pensaste que era una cuestión de voluntad, un acto de la voluntad. Y pensaste que el cuerpo, esa pasión, podría abrumar… Esa es una diferencia entre ustedes dos.

Simone de Beauvoir: Sí, Sartre fue mucho más voluntarista. Pero también pensó eso sobre lo abrumador. Pensaba que si te abrumabas era porque habías dejado que sucediera y con fuerza de voluntad, podrías vencer lo abrumador.

Margaret A. Simons: Pensé que quizás eso podría ser un problema en El segundo sexo. Usaste la filosofía de Sartre, que es voluntarista, pero estudiaste el cuerpo, la pasión y la formación de las chicas. Y tú cuestionaste que hubiese una opción…

Simone de Beauvoir: De todos modos, hay una opción en el sentido sartreano, es decir, las elecciones siempre se hacen en una situación determinada y, a partir de la misma situación, uno puede elegir esto o aquello. Uno puede tener diferentes opciones en una sola situación. Es decir, se es una chica con cierta formación física y cierta formación social, pero a partir de eso, uno puede elegir aceptarlo o escapar de ello… Bueno, naturalmente, la elección en sí depende de varias cosas. Pero después de todo, todavía hay cierta libertad o elección, incluso en la renuncia, por supuesto.

Margaret A. Simons: ¿Pero no pensaste que era un gran problema para ti, reconciliar la base filosófica sartreana con tu investigación en biología, sobre el cuerpo?

Simone de Beauvoir: Pero Sartre no fue tan voluntarista. En El ser y la nada, había muchas cosas sobre el cuerpo.

Margaret A. Simons: Y en 1949, también cambió sus ideas.

Simone de Beauvoir: Oh no, El ser y la nada, que escribió mucho antes de eso, está lleno de textos sobre el cuerpo. El cuerpo siempre tuvo mucha importancia para él.

Margaret A. Simons: Pero no es exactamente la misma importancia que para ti.

Simone de Beauvoir: Cuando, en El ser y la nada, habla tanto de masoquismo como de sadismo, de amor, etc., el cuerpo también desempeña un papel muy importante para Sartre. Sí, siempre.

Margaret A. Simons: ¿Y eso no fue un problema para ti?

Simone de Beauvoir: No, en absoluto.

Margaret A. Simons: ¿Y no crees que haya cambiado sus ideas en ese momento?

Simone de Beauvoir: No.

Margaret A. Simons: ¿Cómo reaccionó él a tu libro, (El segundo sexo)?

Simone de Beauvoir: Lo leyó en el camino, mientras lo escribía, ya que siempre leíamos el trabajo del otro. De vez en cuando, después de leer un capítulo, me decía que había correcciones, como a veces yo se le decía a él. Así que ese libro también lo leyó como yo lo escribí. Así que no le sorprendió en absoluto el libro. Estaba completamente de acuerdo conmigo.

Margaret A. Simons: No mucho antes de que escribieras El segundo sexo, él escribió Baudelaire, mencionando muy poco sobre la infancia de Baudelaire. Y luego, en San Genet, escribió mucho sobre la infancia de Jean Genet. Tal vez su interés en la experiencia de la infancia podría haberle interesado también.

Simone de Beauvoir: No, no lo creo. Creo que eso fue un desarrollo. Baudelaire fue escrito muy rápidamente y para Genet quería hacer algo más extenso. Y luego, el propio Genet habla mucho sobre su infancia y sobre los niños, por lo que es el tema que Genet requería, que se hablara mucho sobre la infancia…

Margaret A. Simons: Veo diferencias entre tu perspectiva en El segundo sexo y la perspectiva de El ser y nada. Has dicho que en las relaciones sociales hay que buscar la reciprocidad. Ese es un tipo de optimismo que no estaba en El ser y la nada. ¿Estás de acuerdo? ¿Hay alguna diferencia, al menos en actitud si no es en filosofía?

Simone de Beauvoir: Sí, en efecto, creo que la idea de reciprocidad vino más tarde para Sartre. La tuvo en La Crítica de la razón dialéctica. En El ser y la nada, la reciprocidad no es su tema. Pero eso no significa que no creyera que la reciprocidad fuera la mejor manera de vivir las relaciones humanas. Eso era lo que él creía. Es sólo que no era su tema en El ser y nada, porque en El ser y nada estaba preocupado por el individuo y no tanto por las relaciones entre individuos…  Es decir, en El segundo sexo, me coloco mucho más en un plano moral, mientras que Sartre se ocupó de la moralidad más adelante. De hecho, nunca trató exactamente con la moralidad. En El ser y la nada, no está buscando la moral, está buscando una descripción de lo que es la existencia… Es más, una ontología que una ética.

Margaret A. Simons: Ahora una pregunta final sobre la maternidad. Tú abriste tu discusión sobre la maternidad en El segundo sexo con un estudio sobre el aborto y describiste la infancia como algo bastante negativo, como una actividad inhumana.

Simone de Beauvoir: No, no dije eso exactamente. Dije que podría haber una relación humana, incluso una relación completamente interesante y privilegiada entre madre e hijo, pero que, en muchos casos, era por orden del narcisismo o la tiranía o algo así. Pero no dije que la maternidad en sí misma siempre fuera algo que debía condenarse, no, no dije eso. No, algo que tiene peligros, pero obviamente, cualquier aventura humana tiene sus peligros, como el amor o cualquier cosa. No dije que la maternidad fuera algo negativo.

Margaret A. Simons: Pensé que habías dicho que no apoyaba el sentido de lo humano.

Simone de Beauvoir: No, no dije que la maternidad no es compatible con el sentido humano. No, estoy segura de que nunca dije eso.

Margaret A. Simons: ¿Es esta una pregunta que te interesa ahora?

Simone de Beauvoir: Sí, por supuesto, la maternidad me interesa mucho, porque también se discute mucho en los sectores feministas. Hay feministas que son madres y, por supuesto, sólo porque una está a favor del aborto, naturalmente, todas las feministas están a favor del aborto, pero eso no significa que no haya algunas que hayan elegido tener hijos. Y creo que esa puede ser una elección completamente válida, lo cual es muy peligroso hoy porque toda la responsabilidad recae en los hombros de la mujer, porque en general es la maternidad esclavizada. Una persona amiga ha escrito un libro llamado Esclavitud materna. Pero la maternidad en sí misma no es algo negativo o algo inhumano.

No, ciertamente no escribí que la maternidad no tenía un sentido humano. Es posible que haya dicho que uno tenía que darle uno o que el embrión, siempre y cuando todavía no se considere humano, siempre que no sea un ser con relaciones humanas con su madre o su padre, no es nada, uno puede eliminar el embrión. Pero nunca dije que la relación con el niño no era una relación humana. No, no, vuelve a leer el texto, no lo tengo aquí.

Escuche, estoy muy contenta de que esté emprendiendo la nueva traducción de El segundo sexo, y corrija la mala traducción de “la réalité humaine” como “la verdadera naturaleza del hombre” ya que la base del existencialismo es precisamente que no hay naturaleza humana, y por lo tanto no hay “naturaleza femenina”. No es algo dado. Hay una presencia en el mundo, que es la presencia que define al hombre, que se define por su presencia en el mundo, su conciencia y no una naturaleza que le otorga a priori ciertas características. Es un gran error haberlo traducido de esa manera.

Margaret A. Simons: “La identidad de la mujer” es un tema importante en Estados Unidos, ahora, con muchas feministas que buscan una naturaleza femenina.

Simone de Beauvoir: También hay mujeres en Francia que hacen eso, pero estoy completamente en contra porque al final vuelven a las mitologías de los hombres, es decir, esa mujer es un ser aparte, y eso me parece completamente erróneo. Mejor que se identifiquen como un ser humano que resulta ser una mujer. Es una situación determinada que no es la situación de los hombres, por supuesto, pero ellas no deben identificarse a sí mismas como mujeres.

Margaret A. Simons: En América, la cuestión de la identidad de la mujer a menudo se relaciona con la vida; una mujer a veces se queda embarazada cuando está insegura de su identidad. ¿Te resultó bastante difícil porque casi todas las mujeres de tu generación, todas tus amigas eran madres?

Simone de Beauvoir: No, en general, mis amigas no son madres. La mayoría de mis amigas no tienen hijos. Por supuesto, tengo amigas con niños, pero tengo muchas amigas sin niños. Mi hermana no tiene hijos; mi amiga Olga no tiene hijos, muchas, muchas mujeres que conozco no tienen hijos. Hay algunas que tienen un hijo y no es gran cosa. No se consideran madres, además trabajan. Casi todas las mujeres con las que estoy conectada trabajan. O son actrices, o son abogadas. Hacen cosas además de tener hijos.

 

Entrevista realizada por Margaret A. Simons, filósofa, profesora de estudios de la mujer y presidenta de la «Sociedad Internacional Simone de Beauvoir» en Estados Unidos. Publicada en la revista de filosofía feminista Hypatia http://hypatiaphilosophy.org/, Vol. 3, nº 3. Traducción de Leandro Sánchez Marín y Melissa Hincapié Ochoa para ennegativo ediciones, Medellín.

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