domingo, 10 de enero de 2021

¡Qué fuerte, tío! Ahora viene a resultar que las mujeres piensan, y además, libremente, y por si todo eso fuera poco, encima, ¡andaluzas! ¡Las mujeres andaluzas piensan! Santo cielo del Perdón del Cristo de los Despistes. Vivir para ver. Si no me lo llegan a decir no me lo creo. Y al punto me van a entender. Es que yo creía, ¿sabe usted?, que como yo no pienso y además no tengo por qué pensar, porque mi ración de pienso ideológico me la echan todos los días quienes jamás, que se sepa, han tenido una idea propia, como son los joaquinitos y las joaquinitas de la política formal, porque la política chipen, la real, la de la sustancia tocante y sonante se hace en los consejos de administración de las que llaman grandes empresas (las grandes evasoras fiscales, las que suben criminalmente las tarifas eléctricas, y las organizadoras de las guerras. ¡Ahí le hemos “dao”!), pues que ya tengo bastante para cumplir con mi papel de hombre demócrata de toda la vida, con decir lo que me dice que diga mi gran San Líder (Joaquinito o Joaquinita), “obedécelo”, “seguilo”, “bendecilo”, “santifícalo”, y, “votalo”, o sea, todo menos “jodelo” y “escupilo”, al tiempo que echo pestes contra los demás San Líderes (los otros Joaquinitos y Joaquinitas) y sus seguidores, pues que cumplo, oiga. Ya tengo bastante, para qué quiero gastar el tiempo inútilmente en saber quien piensa o deja de pensar, porque vayan ustedes a saber si eso del pensar no es un nuevo mute vesicular con variabilidad inducida del Corona monarca 2021 y posteriores, para el rompimiento y desmenuce de la unidad Patria. Que no te puedes fiar ni de tu sombra. ¡Viva mi Joaquinito! Abajo, al fogón candente, chirriante y ecológico que quema la hostia de lo que quema todos los demás, y sus seguidores también. Que se jodan. Que a mi Joaquin no me lo toca nadie.

 

Librepensadoras Andaluzas

«Una Exposición»



Por Manuel Almisas Albendiz

kaosenlared

9 Ene, 2021

Si el Librepensamiento es un movimiento ideológico del periodo de finales del siglo XIX y principios del XX increíblemente desconocido, no digamos si nos tenemos que referir a las mujeres que abanderaron y militaron en dicho movimiento. Fueron verdaderas pioneras invisibles y figuras casi heroicas en un mundo tan masculinizado donde el papel de la mujer estaba ya predestinado desde el nacimiento: ocuparse del marido y de la prole, teniendo como único universo el hogar y la iglesia. ¿Mujeres que, a pesar de todo y por encima de todo, pensaban, escribían, se cuestionaban el rol que les habían asignado, estudiaban, se organizaban, y luchaban? Esas fueron las LIBREPENSADORAS, pioneras del feminismo y del sufragismo, y es de destacar que la mayoría de esas mujeres nacieron y se formaron en Andalucía, aunque la decadencia y el oscurantismo que sobrevino tras la crisis del 98, y que se hizo más patente en las pequeñas ciudades andaluzas, hizo que emigraran a las grandes urbes donde se respiraba más libertad en aquellos momentos: especialmente Barcelona y Valencia.


Esta exposición que ya ha visto la luz es una inmersión en este mundo apasionante de las primeras mujeres que se rebelaron, que reivindicaron su propio yo, que se hermanaron para ser más fuertes, y que lucharon por su libertad y su derecho a la igualdad, viéndola como parte inseparable de la lucha por una nueva Sociedad y una mejor Humanidad.

LIBREPENSAMIENTO

Nacido en Francia al calor de la Revolución Francesa (1789) y de los Enciclopedistas franceses Diderot y D’Alembert, el librepensamiento puede considerarse una corriente filosófica hija de la Ilustración y del Racionalismo. El filósofo Voltaire hizo, además, de este concepto uno de los ejes de su pensamiento y de su literatura [1].


En España aparecerá este movimiento tras la Revolución «Gloriosa» de septiembre de 1868, momento a partir del cual se comenzará a hablar del librepensamiento como uno de los derechos que la nueva Constitución debía garantizar, junto a los de reunión y asociación [2]. Con esta acepción se mencionaba en la prensa de estas décadas finales del siglo XIX, es decir, como sinónimo de libertad de imprenta o libertad de expresión: libre pensamiento y prensa libre eran dos objetivos primordiales que se querían conseguir.


En febrero de 1869 ya estaba recién constituida la Asociación Librepensadora de Madrid y tenía su local provisional en el diario 
La Igualdad, animando desde aquí a los librepensadores «de provincias» a interesarse por el proyecto. Además, en este año de 1869 se publicaba en Gracia (Barcelona) la revista El Librepensador, y en Madrid apareció La Libertad de Pensamiento, órgano de la Gran Asociación Española de Librepensadores [3].


El primer congreso o reunión internacional de librepensadores tuvo lugar el 8 de diciembre de 1869 en Nápoles, coincidiendo, y como contrapartida, con la apertura del Concilio Ecuménico que el papa Pio IX convocó por vez primera en la Ciudad del Vaticano (I Concilio Vaticano). Este Concilio, que condenaría el Racionalismo, el Naturalismo y el Modernismo, se retrasó unas semanas por la entrada de Garibaldi en Roma en el mes de septiembre. El propio general Giuseppe Garibaldi envió una carta de adhesión y apoyo al Congreso Librepensador. Hay constancia de su asistencia como delegado del republicano federal catalán Suñer Capdevila, que había sido alcalde de Barcelona en enero de 1869, y desde febrero del mismo año era diputado a Cortes por Girona.


Como consecuencia del llamamiento hecho a otras provincias y ciudades, en Barcelona se formó la Asociación Librepensadora que ya anunciaba su fase de constitución en enero de 1870. Poco después se hicieron famosos los actos que realizaban los domingos por la mañana, en su salón de la céntrica calle de la Canuda n.º 31, las «Dominicales» o sesiones matutinas libres y abiertas a la ciudadanía, llamados «de controversia» o debate sobre los principios librepensadores [4]. El 31 de diciembre de 1870 este grupo se consolidaba con la publicación en Barcelona del diario semanal 
La Humanidad, órgano de la mencionada Asociación Libre-pensadora de Barcelona. El lema del diario, que se mostraba en su cabecera era «Ciencia-Moralidad-Justicia», resumiendo así su concepción del librepensamiento.
El librepensamiento no es concepto único y homogéneo. Todo lo contrario. Desde el principio se evidenciaron aristas o enfoques diferentes que tenían que ver con la política, el ateísmo o el espiritismo. También influye que a él se hayan acercado figuras de diferentes corrientes ideológicas, incluidas las anarquistas o libertarias, en un «totum revolutum» que fue difícil de mantener cohesionado.


A pesar de ello, en 1880 se fundó en Bruselas (Bélgica) la Federación Internacional del Librepensamiento, ciudad donde estableció su sede el Consejo General de la misma, organizando desde 1881 los primeros Congresos internacionales en París, Londres, Ámsterdam y Amberes. El primer gran Congreso que se propuso unificar criterios y actuaciones fue el celebrado en París del 15 al 22 de septiembre de 1889, en el que se llegó, después de grandes discusiones, a una definición de consenso:


El librepensamiento es una coalición de elementos filosóficos racionalistas, contrarios a las religiones positivas, enemigos del clericalismo, que afirman el laicismo de la vida, como medio necesario, y el método de observación, como procedimiento de estudio [5].

Estos serán, por tanto, elementos destacados de la identidad librepensadora: el laicismo en la vida y en la educación, en lucha constante contra el fanatismo religioso, es decir, el anticlericalismo, y el racionalismo o la defensa de la ciencia y la verdad científica.

LIBREPENSADORAS

El profesor Pedro Álvarez Lázaro nombra como representantes del librepensamiento femenino a Rosario de Acuña, Amalia Carvia, Belén Sárraga, Amalia Domingo Soler y Ángeles López de Ayala. Estas cinco mujeres son, desde luego, indiscutibles. Pero quizá haya que añadir algunas más si definimos primero el criterio de inclusión en nuestra lista de librepensadoras.


Llamaré «Librepensadoras», en primer lugar, a aquellas mujeres que escribieron con cierta asiduidad en 
Las Dominicales del Libre Pensamiento, después de que Rosario de Acuña se adhiriera a la revista en diciembre de 1884. Su carta de adhesión provocó un verdadero «tsunami» que hizo que en las semanas siguientes cientos de mujeres escribieran para adherirse al semanario librepensador y a su figura, y que algunas comenzaran a escribir con cierta regularidad. La propia Rosario las llamó «las mujeres de las Dominicales», como también hizo Amalia Carvia en 1901 al saludar a la revista tras casi un año sin publicarse [6]. Por este motivo, y porque las demás le cedieron también este lugar de honor, se considera a Rosario de Acuña como la primera y más importante mujer de la «República de las librepensadoras», término que con tanta fortuna acuñó la profesora María Dolores Ramos [7].


Por esta primera condición, además de Rosario y de Amalia Carvia, la autora que más escritos vio publicados en 
Las Dominicales después de ella, habría que incluir a Ángeles López de Ayala, la cordobesa Dolores Navas, Amalia Domingo Soler, la valenciana Luisa Cervera, Soledad Areales (Una Andaluza) o Sixta Carrasco Puente, maestra laica y presidenta de la desconocida «Unión de Mujeres Españolas» (Madrid) en 1903.


En segundo lugar, deberían considerarse librepensadoras aquellas mujeres que escribieron en 
La Conciencia Libre como redactoras en alguna de sus dos épocas (1896-1905), y aquí estarían la propia directora Belén Sárraga, además de, nuevamente, Ángeles López de Ayala, Soledad Areales y Amalia Carvia, a las que añadiríamos María Trulls, Violeta (Consuelo Álvarez Pool), María Marín, Pilar Cañamaque y la gibraltareña Eugenia N. Estopa [8].


En tercer lugar, y como sería lógico, son librepensadoras aquellas mujeres que pertenecieron de forma activa y destacada a algún Círculo, Sociedad o Centro Librepensador, o acudieron como delegadas a Congresos Internacionales librepensadores. En este apartado otra vez estarían Amalia Domingo Soler, Amalia Carvia, Ángeles López de Ayala, Belén Sárraga y más tardíamente María Marín, añadiendo en este apartado, y por derecho propio, a Dolores Zea.


Para la inclusión en esta categoría no he tenido en cuenta a las mujeres que ingresaron en la masonería, pertenecieron a un Centro espiritista o escribieron en revistas señaladas sobre esta temática, que son decenas, aunque muchas de las citadas anteriormente se afiliaron un tiempo a alguna logia masónica o se acercaron a las ideas teósofas y espiritistas. Es más, algunas fueron unas indiscutibles referentes en la masonería femenina.


Por último, aunque la inmensa mayoría de todas las librepensadoras mencionadas fueron defensoras de los derechos de la mujer y pertenecen a las pioneras feministas del estado español, tampoco será este el elemento definitorio para incluirlas entre las librepensadoras, pues muchas de las mujeres que formaron parte de las directivas de la Asociación General Femenina (Valencia) o la Sociedad Progresiva Femenina (Barcelona), por poner ejemplos conocidos, nunca destacaron en el campo del librepensamiento por causas diversas. Aunque los orígenes del feminismo en el estado español, en cuanto mujeres organizadas y autónomas, hay que buscarlos en el campo del republicanismo federal durante el Sexenio Democrático y en el obrerismo anarquista de finales de siglo XIX, destacando, por ejemplo, la Sociedad republicana federal «Mariana Pineda» (Cádiz) presidida por Guillermina Rojas (1869) y la Sociedad Autónoma de Trabajadoras (Barcelona) impulsada por Teresa Claramunt en marzo de 1891; también es incuestionable que, a continuación, las librepensadoras como Amalia Domingo Soler, Belén Sárraga y Ángeles López de Ayala, y algo después las hermanas Carvia, continuaron y extendieron el ideal feminista y sufragista hasta la llegada de la Segunda República.
Se puede concluir que es, más bien, una confluencia de varios de estos factores lo que definiría el anguloso y poliédrico concepto de librepensadora, de tal forma que casi todas las destacadas autoras que hasta ahora se han mencionado fueron feministas, republicanas, maestras laicas, masonas o espiritistas en algún momento de su vida.

***

La Exposición consta de 10 paneles instalados sobre roll-ups de tamaño estándar (85×205 cm.). El primer panel es una breve «Introducción» con conceptos genéricos sobre Librepensamiento y su contexto histórico, así como sobre el papel de las mujeres dentro de ese singular movimiento.


A continuación, cada panel se dedica a una mujer, comenzando por la madrileña Rosario de Acuña, que es considerada la primera librepensadora y la que con su Adhesión al semanario 
Las Dominicales del Librepensamiento en 1884, cuando ya era una conocida poetisa y dramaturga, se erigió en el ejemplo a seguir para cientos de mujeres.


Las siguientes librepensadoras se van sucediendo por orden cronológico, coincidiendo que la última y más joven de todas es Belén Sárraga, que no es andaluza de nacimiento, pero que desarrolló una gran parte de su aclamada militancia librepensadora y revolucionaria en Málaga y en otros muchos pueblos de la provincia y de Andalucía en general. Como han aconsejado algunas profesoras estudiosas de las historia de las mujeres, Sárraga tenía que estar con las mujeres andaluzas con las que compartió tantas vivencias, páginas de periódicos de 
La Conciencia Libre, sobre todo, y tribunas en pequeños pueblos de Andalucía aclamados por el pueblo trabajador.


Los paneles centrales son un homenaje a las sevillanas Amalia Domingo Soler y Ángeles López de Ayala, a la cordobesa Soledad Areales Romero (Una Andaluza), la malagueña Dolores Zea Urbano, y las gaditanas Amalia Carvia Bernal, Ana Carvia Bernal y María Marín Labrador.


En cada panel se ha insertado un código QR que redirige a un blog (https://librepensadoras-andaluzas.blogspot.com/) donde se amplía la información y se ofrece una bibliografía de utilidad para las personas interesadas.


Los colectivos o entidades interesadas en la exposición pueden escribir a esta dirección de correo electrónico para ponerse de acuerdo en fechas y condiciones para que la puedan disfrutar:                              <librepensadoras.andaluzas@gmail.com>.

Créditos:

* Autor de la idea y de los textos: Manuel Almisas Albéndiz, que ha escrito una trilogía de librepensadoras publicadas por la editorial portuense «Suroeste»: «¡Paso a la mujer! Biografía de Amalia Carvia», «María Marín Labrador, librepensadora y primera periodista de Cádiz», y la más reciente «Dolores Zea y otras mujeres en los márgenes del librepensamiento».


* Autora de las imágenes de las librepensadoras: Elena Beuzón Neva, joven portuense que estudia “Ilustración“ en Barcelona.
* Autor del diseño: «Boceto Serigrafía» (calle Dionisio Pérez, El Puerto).

NOTAS:

1.- Albert Palà Moncusí. El lliure pensament a Catalunya(1868 -1923): cultures, identitats i militàncies anticlericals en transformació. Tesis de la Universitat de Barcelona, 2015. Disponible en:http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/69687/1/APM_TESI.pdf

2.- La Igualdad-Madrid, 22 de mayo de 1869.

3.- En Pedro F. Alvarez Lázaro (Ed.). Librepensamiento y secularización en la Europa Contemporánea. UPCO, Madrid, 1996.

4.- Crónica de Cataluña, Junio de 1870.

5.- Las Dominicales del Librepensamiento, 5 de octubre de 1889.

6.- «Salutación», en Las Dominicales de 29 de marzo de 1901.

7.- M.ª Dolores Ramos. La República de las librepensadoras (1890-1941). Laicismo, emancipismo y anticlericalismoAyer 60/2005 (4): 45-74.

8.- Eugenia N. Estopa Fernández (Gibraltar, 1859-Gibraltar, 1899) fue una conocida poetisa espiritista y librepensadora, hija de padres andaluces afincados en la «Roca», que colaboró en su corta vida en La Luz del Porvenir (Barcelona) y en la primera época de La Conciencia Libre (Barcelona-Valencia).

 

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