sábado, 21 de diciembre de 2013

ARTICULO DE FIDEL CASTRO SOBRE NELSON MANDELA QUE EL OJO ATÍPICO SE HONRA PUBLICÁNDOLO


Mandela ha muerto ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid?

Fidel Castro
Cubadebate
Rebelión
20-12-2013

Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.

La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.

La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.

Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, Estados Unidos y Rusia, disponen de más de 20 000 —veinte mil— ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de Estados Unidos, en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.

Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.

A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.

Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que Nelson Mandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.

Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 —cuarenta— veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.

Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.

Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China —el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.

Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de Estados Unidos, cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.

Hasta aquí no hay nada que no se conozca.

Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por Estados Unidos e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente? 

Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a Estados Unidos tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.

De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.

Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.

Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de Estados Unidos y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.

El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.

 En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías, nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.

En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.

Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.

La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.

Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100 —cien— metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.

Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.

Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 —trescientos— kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.

Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.

Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares. 

No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.

Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.

Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma. 

Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.

El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable.

Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.

Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.

El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.

Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió el Apartheid.

Fuente:

 http://www.cubadebate.cu/fidel-castro-ruz/2013/12/19/articulo-de-fidel-mandela-ha-muerto-por-que-ocultar-la-verdad-sobre-el-apartheid/ 

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ITALIA TAMBIÉN ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA


Italia

 LOS SÍNTOMAS ALARMANTES DE UNA EXPLOSIÓN SOCIAL


Franco Turigliatto
Viento Sur
Rebelion
16-12-2013

[Desde hace dos días, diferentes medios no italianos han percibido un corte sociopolítico en Italia bastante más importante que el nombramiento de Mateo Renzi, alcalde de Florencia, a la cabeza del Partido Demócrata. El día 12 de diciembre, el corresponsal del semanario francés Le Point escribía: “Desde Palermo a Turín, de Roma a Génova, de Savona a Milán, un viento de protesta sin precedentes barre Italia. Interrupción del metro en la capital, cierre de las tiendas en los cascos antiguos, ocupación de estaciones y mercados, concentraciones ante los palacios institucionales, operaciones bloqueo en las fronteras: desde el domingo pasado, las manifestaciones contra la “casta política” se multiplican en la península”. Dejaremos de lado la interpretación de este periodista sobre la orientación y las fuerzas políticas que intentan vertebrar este movimiento. En el artículo que publicamos a continuación, Franco Turigliatto subraya con razón el peso concreto, visible por ejemplo en la capital piamontesa Turin -antigua capital de la Fiat- , de las fuerzas de la derecha extrema y las complicidades existentes entre éstas últimas y una parte de la policía y de la magistratura. Es tradicional considerar Italia como un laboratorio político. La fórmula ha estado justificada más de una vez. En el contexto de la crisis europea, habría que estar ciego para no tomar en cuenta de forma muy seria la posible dinámica de las recientes “sacudidas socio-políticas” en Italia y no concentrar la atención más que en la emergencia de una oposición sindical de izquierdas o de un reagrupamiento de las fuerzas de la izquierda anticapitalista. Estos últimos elementos tienen ciertamente toda su importancia, pero precisamente porque emergen en un contexto sociopolítico que no ha existido jamás en Italia desde finales de los años 1960 -Redacción de A l´encontre]

Lo que está ocurriendo estos últimos días con las movilizaciones y los “levantamientos” de los llamados “forconi” [quienes enarbolan las horcas] indica que hemos entrado en una nueva fase de la crisis económica y social en nuestro país. Se movilizan sectores de la pequeña y media burguesía golpeados muy duramente por la crisis en sus intereses y sus rentas: los comerciantes, los vendedores ambulantes, los camioneros. Se han sumado a ellos otros sectores sociales populares más o menos marginales: jóvenes de las barriadas urbanas, parados o estudiantes. Esos fenómenos son particularmente evidentes y conflictivos en Turín, la vieja ciudad obrera y fordista que, más allá del nuevo escaparate turístico que significan los palacios del centro, se encuentra en una gran fase de pauperización y de postración social La crisis y la pequeña burguesía.

Esos sectores de la pequeña burguesía -con sus diferentes estratos- han gozado durante muchos años de una relativa tranquilidad y confort (en algunos acaso eso se ha realizado gracias a diversas formas de evasión fiscal), pero hoy, después de seis años de una crisis económica aguda, sus certezas sociales y económicas son puestas en cuestión y para muchos de ellos se abre la posibilidad, a corto plazo, de un descenso a la pobreza. Esos sectores están golpeados no solo por las dinámicas de la crisis económica sino, también, como la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas, por las políticas de austeridad y de contracción presupuestaria aplicadas por los gobiernos de la burguesía.

Desde hace años, esas políticas masacran en primer lugar, y ante todo, a los trabajadores y trabajadoras de los sectores privado y público que sufren recortes en los salarios, el empleo, con la destrucción de puestos de trabajo y en el llamado estado social. Esos “sacrificios” han sido exigidos permanentemente por las políticas neoliberales cuya única función es garantizar las ganancias y las rentas de la patronal, de la gran burguesía como clase y de sus miembros en particular. Para asegurar esa transferencia de riqueza de abajo hacia arriba, la clase dominante “reclama” hoy a amplios sectores de la pequeña burguesía que “participe en los sacrificios”, lo que empobrece a esas capas sociales intermedias que, sin embargo, son fundamentales para garantizar el statu quo social y político.

El verbo inglés “squeeze” indica la acción simultánea de apretar y de extraer el jugo. Ese verbo se traduce de forma activa en lo que se refiere a la clase trabajadora. Pero concierne también a las capas de la pequeña burguesía y determina su desintegración social.

Y eso constituye uno de los rasgos distintivos de las grandes crisis económicas que se transforman así en crisis políticas y sociales que producen contradicciones y heridas en todos los estratos de la sociedad. Es por lo que hablamos de un cambio de época en Europa.

 La crisis en la ciudad de Turín

En algunas ciudades, entre ellas Turín, el fenómeno se presenta bajo formas particularmente dramáticas: la ciudad del mundo del trabajo, en otra época rica y con una clase obrera activa, ha sufrido profundas transformaciones. En algunos años, el paro ha alcanzado a toda la región del Piamonte, lo que implica no solo centenares de miles de personas en paro sino, también, un gran número de “cassa integrati” (gente que ha perdido su empleo pero cobra una parte de su salario, fruto de las conquistas de comienzos de los años 1970).

Es evidente que la pequeña burguesía, ante todo la comercial en sus diversas facetas, afectada ya por la crisis no podía más que, incluso sin tener una conciencia exacta de ello, sufrir una reducción de sus actividades comerciales y de sus rentas como consecuencia del simple hecho de que un gran número de asalariados habían perdido su salario o lo había visto reducido y estaban obligados a reducir su consumo. La crisis que golpeó primero a los asalariados no podía sino repercutir a los comerciantes que, mientras tanto, a pesar del fraude fiscal de algunos de ellos, tuvieron que hacer frente a las reducciones presupuestarias de las entidades nacionales y locales, que debían ser los actores en última instancia de las medidas de austeridad decididas por el gobierno.

Además, antes existía una cierta delimitación y planificación de los puntos de venta, pero ahora la casi total liberalización del comercio y el poder enorme de las grandes marcas de distribución han puesto de rodillas a todo el pequeño comercio local, comenzando por los vendedores ambulantes [los mercados locales tienen una gran importancia en Italia], aplastados por la competencia de los centros comerciales, pero también golpeados por la competencia sin freno entre ellos mismos.

Esos comerciantes cierran sus tiendas y renacen como champiñones con nuevas actividades, aún a riesgo de volver a cerrarlas ante la imposibilidad de garantizarse una renta suficiente. Pero hay otro fenómeno que debe ser comprendido. Muchos de esos pequeños comerciantes (comercios, bares, etc.) han salido de la clase obrera. De hecho, mucha de la gente enparo, entre ella un gran número de jóvenes y de antiguos asalariados, han reunido todas las reservas financieras familiares para poner en pie un pequeño negocio a fin de obtener un ingreso. Y luego se han dado cuenta de que no era suficiente para vivir.

En Turín, estos últimos días, el cierre de las tiendas ha sido total, bien como consecuencia de la decisión de sus propietarios, bien por el efecto de grupos activos ligados a los organizadores de la huelga que han circulado permanentemente por la ciudad para imponer a todos los comerciantes el cierre de la persiana.

La intervención de las fuerzas de la derecha

Naturalmente, todos estos fenómenos socio-económicos hacen frente a la intervención y a la orientación política de las asociaciones profesionales especializadas en la creación de una ideología y de una identidad según las cuales la figura social del trabajador/a independiente garantizaría la riqueza de Italia. A partir de ahí, resulta que casi todos los demás son “ladrones”: no solo el personal político, sino también los asalariados del sector público, que son parásitos, así como, incluso, los asalariados del sector privado que dispondrían del “privilegio” de la “cassa integrazione”. Por tanto resulta fácil generar la división entre los sectores populares con grandes dificultades y hacer emerger una revuelta qualunquista [corriente política italiana de derechas que tiene rasgos antiparlamentarios y antiestatales, cuya revista Uomo qualunque -el hombre ordinario- conoció una audiencia electoral en 1946; hay similitudes con el poujadismo francés].

Las fuerzas de derecha y de extrema derecha están muy presentes y activas a través de quienes componen el comité de huelga de Turín y dirigen la dinámica de la protesta, lógicamente confusa. En las calles de la ciudad, se podía reconocer a grupos de jóvenes de derechas, provenientes de las hinchadas de los equipos de fútbol; además, estaban bien representados Forza Nuova [organización neofascista fundada en 2003 cuyo presidente, Roberto Fiore, fue diputado europeo en 2008-2009] y CasaPound [centro social neofascista y nacionalista-revolucionario creado en Roma en diciembre de 2003; el término Pound hace referencia al propagandista del fascismo Ezra Pound], y eran numerosos los eslóganes y los comportamientos claramente fascistas y reaccionarios. Numerosos jóvenes, a menudo de los barrios, han utilizado esta jornada como una posibilidad de expresar sus frustraciones sociales y su descontento. Al mismo tiempo, se ha visto que existía una puesta en escena y una organización precisa de la jornada. Otros elementos dan fe de una cierta entente que no solo tiene que ver con la simpatía por los manifestantes por parte de las fuerzas del orden, sino que remite a una relación política organizada con las fuerzas de la derecha extrema.

En este contexto se ha distinguido la actitud diligente de la magistratura de Turín que al alba de estas movilizaciones había dado la orden de llevar a cabo un amplio registro de los activistas del movimiento No TAV [movimiento popular del valle de Susa contra la construcción de una línea de tren de alta velocidad], registro que condujo a la detención de cuatro jóvenes a quienes se les ha puesto el calificativo de “terroristas” (sic).

La pequeña burguesía y las fuerzas de derechas

Es más que evidente que esas clases sociales en vías de pauperización -en la calle estaban presentes ante todo comerciantes ambulantes y sectores inferiores del sector del comercio- y la gran masa de los parados pueden convertirse en una base de masas de las fuerzas ultrarreaccionarias y fascistas. El potencial de radicalización reaccionaria de los sectores pequeñoburgueses implica grandes peligros para la clase obrera. Esta situación puede tomar una configuración muy nociva a causa de la ausencia, desde hace cierto tiempo, de un fuerte movimiento de masas y de luchas de la clase obrera. La responsabilidad de las direcciones sindicales, cómplices de los gobiernos de los banqueros y de la gran burguesía, es aquí inmensa.

De hecho, solo una fuerte movilización obrera y de clase puede impedir derivas reaccionarias. Para responder positivamente a lo que se está desarrollando es necesario que el movimiento sindical y el de los trabajadores, apoyándose en los sectores más disponibles para la lucha, construya rápidamente una amplia iniciativa sobre la base de la defensa del salario, del empleo y de una política económica diferente que pueda dirigirse al conjunto de las masas trabajadoras y, también, a una parte de esos sectores de la pequeña burguesía y, ante todo, a los parados y paradas. Para ello es necesaria una huelga general. Si una huelga así hubiera tenido lugar ya, al menos una parte de los jóvenes que ayer (9 de diciembre) salieron a la calle habría tenido una buena y diferente ocasión de expresar su rabia.

Sería una ilusión peligrosa, como algunos que desvarían en la izquierda, considerar estas movilizaciones como precursoras de una real lucha positiva contra las políticas de austeridad y los gobiernos que las han aplicado. Pensar que la pequeña burguesía y las capas más marginadas del proletariado, en la época de la mundialización capitalista, a diferencia de lo que ha resultado siempre a lo largo de la historia y en particular en la gran crisis europea de los años 1930, puedan formar un proyecto alternativo al gran capital tiene que ver no solo con una ilusión, sino que es un error de los más peligrosos, que puede abrir la vía a verdaderas y reales tragedias políticas.

Como escribía Trotsky, la pequeña burguesía, ese polvo humano -un gran número de individuos no organizados en los lugares y los eslabones de la producción y de la distribución, pero en último análisis que depende de las relaciones sociales que traducen-, no tiene ni la función ni la fuerza social y política para expresar un proyecto alternativo al de las clases dominantes. Las clases sociales intermedias entre las dos clases fundamentales siguen estando, en última instancia, atraídas por la que demuestre más fuerza sobre el terreno. Hoy como ayer, la burguesía puede utilizar sectores de la pequeña burguesía y de los parados -como el hizo el fascismo- como arietes contra la clase obrera. Trotsky añadía, en 1930: “En cada giro del camino de la historia, en cada crisis social, hay que reexaminar el problema de las relaciones existentes entre las tres clases de la sociedad actual: la gran burguesía con el capital financiero a su cabeza, la pequeña burguesía que oscila entre los dos campos principales, y, finalmente, el proletariado. La gran burguesía que no constituye más que una fracción ínfima de la nación no puede mantenerse en el poder sin apoyarse en la pequeña burguesía de la ciudad y del campo, es decir sin apoyo entre los últimos representantes de las antiguas capas medias, y entre las masas que constituyen hoy las nuevas capas medias”. Prosigue: “Para que la crisis social pueda desembocar en la revolución proletaria, es indispensable, al margen de otras condiciones, que las clases pequeñoburguesas basculen de forma decisiva del lado del proletariado. Esto permite al proletariado tomar la cabeza de la nación, y dirigirla. Las últimas elecciones revelan una tendencia en sentido inverso y es ahí donde reside su valor sintomático esencial. Bajo los golpes de la crisis, la pequeña burguesía ha basculado no del lado de la revolución proletaria, sino del lado de la reacción imperialista más extremista, arrastrando a capas importantes del proletariado”. Luego afirma de forma incisiva: “Si el partido comunista es el partido de la esperanza revolucionaria, el fascismo en tanto que movimiento de masas es el partido de la desesperación contrarrevolucionaria” (León Trotsky, “El giro de la Internacional Comunista y la situación en Alemania” 27/09/1930).

La importancia de la lucha de los trabajadores

Solo la capacidad y el protagonismo, la fuerza y la lucha de las masas trabajadoras por sus propios objetivos de salvaguardia de sus condiciones de vida y de trabajo pueden convertirse en un polo atractivo para sectores de la pequeña burguesía o, al menos, neutralizar sectores de ella en el curso del enfrentamiento agudo con la clase dominante. Es una de las tareas urgentes que se encuentra ante nosotros y que hace de la reanudación del conflicto en los lugares de trabajo, aunque muy difícil, un elemento necesario y posible.

Nos enfrentamos a una cuestión de tiempo. El movimiento obrero y sindical debe recuperarse. De un lado, no debe demonizar a ciertos sectores sociales como tales, aliándose así a la política del Partido Demócrata y a las direcciones sindicales, quienes han subordinado a las trabajadoras y trabajadores a las orientaciones de la gran burguesía. Del otro lado, debe ser consciente de que ese movimiento de los “forconi” está dirigido por fuerzas reaccionarias y de derechas que deben ser combatidas.

Por esta razón, los miembros de clase obrera -y en particular las fuerzas de la izquierda anticapitalista que deben dedicarle todas sus fuerzas- deben comenzar su propia lucha, la revuelta de clase contra los gobiernos de los paquetes de austeridad, es decir contra la clase burguesa.

Artículo publicado en la página de Sinistra Anticapitalista el 10/12/2013.

http://alencontre.org/europe/italie/italie-les-symptomes-alarmants-dune-explosion-sociale.html

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

Fuente:
http://vientosur.info/spip.php?article8583

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LAS LIMITACIONES DE NELSON MANDELA



Vicenç Navarro
Público
Rebelion
21-12-2013

La semana pasada pudimos ver el homenaje de los dirigentes de un gran número de países, incluyendo los de las mayores democracias occidentales y los de los mayores medios de información, al ex Presidente Nelson Mandela, que murió hace diez días, despertando con ello una conmoción internacional en su reconocimiento. Su vida y su liderazgo se dedicaron a la causa de eliminar el apartheid, un sistema en el que unos cuatro millones de blancos dominaban y explotaban a unos cuarenta millones de negros sin que estos tuvieran el más mínimo derecho político, laboral, social o civil reconocido por los primeros. Terminar con aquel sistema, con la provisión de derechos políticos para la mayoría de la población (la población de raza negra), se consideró uno de sus mayores éxitos. ++ Ahora bien, lo que se acentuó más por parte de algunos de los dirigentes de los mayores países del mundo occidental (que habían apoyado el sistema de apartheid, incluyendo al gobierno de EEUU y al gobierno británico) es su reconocimiento y perdón a la población explotadora, es decir, a la población blanca. Es en esta dimensión –la reconciliación con su adversario y su perdón- en lo que más se hizo hincapié. Se presentó como la grandeza de su carácter. Habiendo sufrido enormemente -27 años de cárcel-, cuando salió supo reconciliarse con sus carceleros, a los cuales dio la mano. Esta situación, de admiración a la reconciliación y perdón, tiene un gran atractivo entre aquellos que habían sido responsables –directa o indirectamente- de aquel sistema. Entre ellos estaba el gobierno federal de EEUU, que envió al funeral a todos los presidentes vivos (Obama, Clinton y Bush junior), excepto a Carter y Bush senior, el mismo gobierno cuya agencia CIA había jugado un papel clave en su detención (Joseph Albright and Marcia Kunstel, “Ex-official: CIA Helped Jail Mandela”, 10 de junio, 1990). Es extraordinario lo poco que se ha escrito sobre la enorme ayuda de los países llamados democráticos (EEUU y Europa occidental) al sistema apartheid.

Pero existe otra causa de la enorme movilización en homenaje a Mandela. Se trata de su énfasis en eliminar el racismo, sin tocar el clasismo. Veamos los datos. Los periodos en los cuales vivió Nelson Mandela estaban marcados por la Guerra Fría, en la que Occidente consideraba el Comunismo y a la Unión Soviética como sus enemigos. En cualquier país en el que hubiera una gran explotación (bien de raza, bien de clase) existía la probabilidad de que surgiera el comunismo, lo cual era también percibido de esta manera por la Unión Soviética, que durante muchos años fue el único país que apoyó al movimiento de liberación negro ANC, liderado, mas tarde, por Mandela. El Partido Comunista de Sudáfrica se había distinguido en esta lucha, siendo un componente muy importante de este movimiento de liberación, tal como Mandela señaló en su comparecencia, el 20 de abril de 1964, ante el Tribunal Supremo del régimen del apartheid, que le condenó a cadena perpetua. El Partido Comunista, prácticamente el único Partido multirracial, enfatizaba la lucha de liberación de la población negra, articulándola con la lucha de clases, conforme a su sensibilidad marxista. Mandela, en su testimonio, criticó, en su comparecencia ante el Tribunal Supremo, este énfasis en la lucha de clases, con el claro intento de distanciarse de dicho partido. Lo que el ANC deseaba –indicó Mandela- era una sociedad con sistemas políticos semejantes a los existentes en EEUU y en Gran Bretaña (sistemas democráticos a los cuales definió como ejemplares) sin conflictos entre clases. Indicó, en el mismo discurso, que “mientras el Partido Comunista hace hincapié en la diferencia de clases, el ANC pretende que convivan en armonía, considerando esta distinción entre el ANC y el PCSA como esencial para distinguirlos”.

Raza o Clase, o Raza y Clase

Cuando leí este discurso pensé en otros líderes negros identificados con la lucha contra el racismo. Uno de ellos fue Martin Luther King (al que no conocí) y otro Jesse Jackson (al que sí conocí y para quien trabajé, como asesor de sus campañas electorales de 1984 y 1988 para la Presidencia de EEUU). Martin Luther King enfatizó a lo largo de su vida en la necesidad de eliminar el racismo. Pero una faceta desconocida (en realidad, ocultada por los mayores medios) fue su radicalización a lo largo de su vida (ver mi artículo “Lo que no se dijo sobre Martin Luther King”, Público. 03.09.13), de manera que dos semanas antes de que fuera asesinado indicó que la lucha central existente en EEUU era la lucha de clases. En otras palabras, señaló que, sin que la mayoría de la población negra (que pertenecía a la clase trabajadora estadounidense) respondiera a la explotación de clase junto con otros sectores de esta clase trabajadora, rebelándose conjuntamente contra esta explotación, la mayoría de negros continuaría en una situación subalterna, dominada y humillada. Su asesinato derivaba precisamente de la amenaza que este mensaje suponía para los que se beneficiaron de esa explotación. La legislación antirracista había permitido la aparición de unas clases medias negras sin afectar positivamente a la gran mayoría de la población negra. En realidad, estas clases medias actuaban como freno a los cambios en la estructura de clases del país.

Algo semejante ocurrió en el año 1984, cuando Jesse Jackson (considerado el discípulo predilecto de Martin Luther King) se presentó (en contra de mi consejo) como el portavoz de la minoría negra de EEUU, enfatizando la necesidad de romper las barreras raciales en ese país. Yo creía que este énfasis, aún cuando necesario, no era suficiente para liberar a la mayoría de a población negra de EEUU. El establishment americano, incluyendo sus mayores medios (The New York Times, The Washington Post, Time Magazine, y la gran mayoría) escribieron artículos apoyando su postura en representación de la población negra. En el año 1988, sin embargo, y siguiendo el consejo de sus asesores de izquierdas, se presentó como el portavoz de la clase trabajadora en EEUU (compuesta de negros, blancos, amarillos y de todas las razas). El establishment, entonces, le recibió con gran hostilidad. Siguiendo un discurso en el que denunciaba la lucha de clases que ocurría en EEUU diariamente (sin que nunca se definiera como tal) alentaba a la clase trabajadora a que respondiera como clase y no como componentes raciales y/o etarios de dicha clase. Jesse Jackson consiguió el mayor número de votos que hasta entonces había conseguido cualquier candidato negro. Y es ahí donde falló Mandela. Hoy existe una clase media en Sudáfrica, pero la gran mayoría de sudafricanos vive en la miseria. Es más, la insensibilidad hacia la importancia de la existencia de clases sociales hizo a Mandela vulnerable a su coaptación por las clases dominantes. Mandela pidió fondos a los 50 industriales más importantes de Sudáfrica (un millón de rands, equivalentes a 250.000 euros cada uno) para financiar la campaña electoral del CND. Y abandonó su intento de intervenir en la economía sudafricana, afectando a los intereses empresariales de la estructura de poder blanca (Bill Keller, Mandela as Dissident, Liberator and Statesman). Más que cambiar, fue la incorporación del aparato del ANC en la estructura del Estado, con participación de dirigentes de dicho movimiento en la gestión del sistema económico de Sudáfrica, sin cambiarlo. Hoy, Sudáfrica es uno de los países más desiguales del mundo, con la mayoría de la población negra estancada en la pobreza.

Fuente: http://www.vnavarro.org/?p=10224 

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MÁS DE 30 DETENIDOS EN LAS PROTESTAS ANTIAUSTERIDAD DE BRUSELAS


Público / EP
Rebelion
20.12.2013

Plataformas y sindicatos se manifiestan antes de la cumbre de la Unión Europea

La Policía belga detuvo este jueves a 78 personas y un agente resultó herido en el curso de varias manifestaciones de rechazo a la política europea de austeridad convocadas en paralelo a la cumbre de los líderes de la Unión Europea (UE) que tiene lugar en Bruselas.

Las fuerzas de seguridad belgas procedieron durante la jornada a la detención de 75 personas y enviaron ante un juez a otras tres personas retenidas durante el transcurso de varias marchas de protesta contrarias a las políticas de la UE en las que participaron hasta 10.000 manifestantes, informó la agencia Belga.

Trece activistas de la organización Acción por la Paz fueron arrestados después de bloquear durante varias horas el acceso a la Agencia Europea de Defensa (AED), según la agencia Belga.

Esa organización convocó varias acciones contra los "grupos de presión armamentísticos" para denunciar "la política de militarización creciente en Europa y la influencia de las empresas de armamento", explicó a ese medio Zoï Dethier, miembro de la plataforma.

 Por otra parte, otras 21 personas fueron detenidas por la Policía local cuando intentaron forzar un cordón policial en el Parque del Cincuentenario, un recinto situado a 300 metros de la sede del Consejo de la UE, donde tiene lugar la cumbre europea. Los apresados formaban parte de una protesta anarquista en la que se habían dado cita unas 700 personas, comunicaron las fuerzas de seguridad locales. "Todos los detenidos serán puestos en libertad a lo largo de la jornada", dijo el portavoz policial Christian De Coninck. 

Por la mañana, unas dos mil personas de la Alianza D19-20, que agrupa a medio centenar de organizaciones civiles y sindicales, habían protestado en una manifestación desarrollada sin incidentes en la que se gritaron proclamas contra las políticas económica y presupuestaria europeas, informó la agencia.

Fuente:
 http://www.publico.es/490364/mas-de-30-detenidos-en-las-protestas-antiausteridad-de-bruselas 

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