lunes, 26 de diciembre de 2022

Fragilidad e incertidumbre marcaron la gestión del agua en 2022

 

Fragilidad e incertidumbre marcaron la gestión del agua en 2022


TERCERAINFORMACION / 26.12.2022

  • El año que ahora termina ha mostrado con más claridad que nunca la fragilidad e incertidumbre que rodean a la gestión del agua, un recurso que «puede ser fuente de conflicto pero también de cooperación», de acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres.



La sequía severa que este verano afectó a un 64 % del territorio de la Unión Europea, incluyendo varias zonas donde no suele haber problemas de disponibilidad de agua, ha puesto sobre alerta a gobiernos e instituciones como el propio Europarlamento, donde el experto del Centro de Investigación Conjunta de la UE, Andrea Toreti, alarmaba recientemente a los eurodiputados con un augurio preocupante.

«Si no se aplican acciones de mitigación», las sequías extremas como las vividas en 2022 se prolongarán «casi cada año» en 2043 según la predicción de Toreti, que enumeraba los sectores «clave» afectados en el Viejo Continente este verano: la agricultura, el transporte fluvial, la generación eléctrica o los ecosistemas en deltas fluviales, si bien «todo el planeta está en riesgo de sequía» en realidad.

Prueba de ello son los problemas generados por la falta de disponibilidad hídrica en otras regiones como Centroamérica o, aún peor, en el Cuerno de África, donde según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se registró en 2022 la peor sequía de los últimos cuarenta años.

Así, cuatro años consecutivos sin estación de lluvias «han secado las fuentes de agua, han arrasado los cultivos y han provocado la muerte de ganado» en esta zona del este de África, según uno de los últimos análisis de ACNUR, que alertó de la «hambruna severa» a la que se enfrenta una población de unos 18,4 millones de personas.

Son informaciones dramáticas que se suman a otros datos que maneja la ONU, como que el 40 % de la población mundial se ve ya afectada por la escasez hídrica mientras que “el 80 % de las aguas residuales se vierten sin ser tratadas en el medio ambiente y más del 90 % de los desastres (naturales) están relacionados con el agua», según enfatizó Antonio Guterres.

Conferencias para la gestión del agua 

El asunto ha sido el centro de diversas conferencias nacionales e internacionales, como la IX edición del Foro Mundial del Agua, donde se aprobó la llamada ‘Declaración de Catar’, que exige garantizar la disponibilidad del recurso, así como un financiamiento adecuado para ello basado en una «gobernanza inclusiva» y reforzada por la cooperación.

En Estocolmo, la Semana Mundial del Agua reunía a actores públicos y privados para poner el foco en los siete informes elaborados sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6, que se refiere al agua y el saneamiento.

El ODS 6 analiza los datos acerca de la relación entre agua, comida, salud y cambio climático, incluyendo el examen del uso de aguas residuales o la colaboración transnacional, entre otros puntos.

Otro ejemplo ha sido el convenio anunciado durante la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP15) en Montreal, que subraya la necesidad de proteger el 30 % de la superficie del planeta para preservar la biodiversidad, incluida la fluvial, la lacustre y la marina, en 2030.

En cuanto a 2023, entre otros foros aportará uno de especial interés: una conferencia impulsada por las Naciones Unidas y específicamente dedicada al tema, que se desarrollará entre el 22 y el 24 de marzo de 2023 en Nueva York (EEUU).

En esta conferencia se tratará la promoción de proyectos de fomento y cooperación de las alianzas internacionales en el sector y se revisará la resolución específica aprobada por la Asamblea General en 2018.

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Somos las manzanas podridas

 

La podredumbre lo invade todo: política, instituciones culturales y religiosas, el mundo de los negocios… fingimos creer que solo son hechos aislados, que no la corrupción no es sistémica… pero ¿de verdad creemos que se trata solo de manzanas podridas?


Somos las manzanas podridas


Massimo Mazzucco

El Viejo Topo

26 diciembre, 2022 

 


Sorprende el asombro con el que la noticia del «escándalo» de Bruselas fue recibida por los medios de comunicación. «¡Ahí va!, justo en la sede que defiende los derechos de todos -gritan escandalizados nuestros hackboys- donde debe reinar la democracia más cristalina, ahora, en cambio, vemos distorsiones y corrupción a nivel sudamericano».

Y aquí está la operación habitual de «control de daños» de los medios, en la que inmediatamente tratamos de archivar el problema con la excusa habitual de «manzanas podridas».

Cuando estalló el escándalo de Abu Grahib, el Pentágono se apresuró a señalar «algunas manzanas podridas», evitando así que el mundo descubriera que en cambio se trataba de un sistema real, basado en la violencia y la opresión, que incluso había sido codificado, negro sobre blanco, por el secretario de Defensa Rumsfeld en el infame documento Copper Green.

Cuando estalló el escándalo de los curas pederastas en América en los años 90, se habló ­–incluso allí– de «unas manzanas podridas», y hubo prisa por barrer bajo la alfombra todos los indicios que sugerían que se trataba más bien de un sistema podrido de raíz.

Un sistema compuesto no solo de abusos, sino también y sobre todo de encubrimientos por parte de las altas esferas de la Iglesia. Y aún hoy, gracias a la complicidad de periodistas «distraídos», no ha sido posible conocer las verdaderas dimensiones del problema de la pederastia en la Iglesia.

Y así sucede cada vez que estalla un escándalo «inaceptable» para nuestra sociedad bienpensante: nuestra propia naturaleza se niega a creer que vivimos en un mundo podrido hasta la médula, y todos damos la bienvenida a las «explicaciones» genéricas que tienden a reducir el problema a algo local, y no sistémico.

La sociedad occidental creció en la comodidad, tanto material como psicológica. Y así como no estamos dispuestos a renunciar a las ventajas que se derivan del saqueo de países más pobres que nosotros, tampoco estamos dispuestos a renunciar al pensamiento de que el nuestro es un mundo sano, noble y moralmente sano.

Nos gusta pensar que sí, y estamos dispuestos a engañarnos a nosotros mismos para hacerlo. Pero en realidad, nosotros somos las verdaderas manzanas podridas. Cada uno de nosotros, en su hipocresía, ayuda a perpetuar la idea de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, y que los demás no tienen más que aprender de nosotros. Si bien lo que estamos enfrentando es algo absolutamente horrible e inhumano, y lamentablemente aún son muy pocos los que tienen el coraje de reconocerlo.

Fuente: luogocomune.

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