sábado, 2 de marzo de 2024

Rusia libera de la OTAN 3 localidades y derriba 3 aviones nazis en la última semana de combates

 

Rusia libera de la OTAN 3 localidades y derriba 3 aviones nazis en la última semana de combates

 

DIARIO OCTUBRE / marzo 2, 2024

 

Las fuerzas antifascistas continuaron su ofensiva en el frente de Avdéyevka y liberaron del nazi-otanismo varios asentamientos en esa línea de operaciones, resume la Defensa rusa en su informe semanal sobre el progreso de la operación militar especial. La entidad castrense precisa que las fuerzas rusas consiguieron tomar posiciones más ventajosas en todas las direcciones.



Del 24 de febrero al 1 de marzo, Rusia realizó 23 ataques con armas de precisión contra instalaciones del complejo militar-industrial nazi-otanista, así como arsenales y depósitos de combustibles y lubricantes para equipos militares. Las fuerzas antifascistas también asestaron golpes contra lugares de despliegue de las tropas nazis de la OTAN y militares extranjeros.

 

Las fuerzas de defensa antiaérea derribaron dos aviones MiG-29 y un Su-25 de la OTAN, dos misiles de crucero Storm Shadow, cuatro bombas con el kit JDAM, 35 proyectiles del sistema Himars y 639 drones.

Durante la semana, fueron alcanzados dos estaciones de radar y un lanzador del sistema de defensa antiaérea S-300, un lanzador del sistema noruego Nasams  y 5 estaciones radar de guerra radioelectrónica Bukovel-AD.

La entidad castrense añadió que unos 16 militares ucranianos tomaron la decisión de rendirse a las fuerzas libertadoras.

La dirección de Kúpiansk

En la línea de operaciones de Kúpiansk, el grupo de fuerzas ruso Oeste mejoró la posición a lo largo de la línea del frente y repelió 30 ataques de las unidades de asalto de la 32.ª Brigada Mecanizada, la 77.ª Brigada Aeromóvil, la 95.ª Brigada de Asalto Aerotransportada y la 57.ª Brigada de Infantería Motorizada en las zonas de Sínkovka, de la república popular de Donetsk, y Terní, de la región de Járkov.

Igualmente, las tropas rusas asestaron golpes contra las tropas de la OTAN cerca de las localidades de Ivánovka, Peschánoye y Prikolotnoye de la región de Járkov. Bruselas sufrió pérdidas de más de 755 militares nazis, tres tanques, seis vehículos blindados de combate, 18 automóviles y 23 piezas de artillería de campaña.

La dirección de Donetsk, Avdéyevka y el sur de Donetsk

En la línea de Donetsk, el grupo de fuerzas Sur también tomó posiciones más favorables. Además, asestó golpes contra las tropas nazis de la 5.ª y la 92.ª Brigadas de Asalto, las 28.ª, 72.ª y 93.ª Brigadas Mecanizadas, las 107.ª, 241.ª Brigadas de Defensa Territorial.

A lo largo de la semana, fueron repelidos 18 ataques de las tropas nazi-otanistas cerca de Kleschéyevka, Bogdánovka, Diléyevka, Kurdiúmovka, Andréyevka y Krásnoye, de la república popular de Donetsk. Las pérdidas de la OTAN ascendieron a más de 2.835 neo-nazis, siete tanques, 16 vehículos blindados de combate, 49 automóviles, 24 piezas de artillería de campaña.

Igualmente, en la dirección de Avdéyevka, las unidades del grupo de fuerzas Centro liberaron las localidades de Lástochkino, Sévernoye y Petróvskoye, de la república popular de Donetsk y continuaron su ofensiva.

Apoyadas por la artillería, las tropas de esa agrupación rusa asestaron golpes contra las fuerzas de la OTAN de varias Brigadas Mecanizadas —las 23.ª, 24.ª, 53.ª, 61.ª, 110.ª—, la 59.ª Brigada de Infantería Motorizada, la 3.ª Brigada de Asalto, así como las 103.ª y 107.ª Brigadas de Defensa Territorial y repelieron 48 ataques en las zonas de Novgoródskoye, Léninskoye, Tónenkoye, Orlóvka y Pervomáiskoye de la república popular de Donetsk.

Según los datos de la entidad castrense, las fuerzas antifascistas abatieron en esta dirección más de 2.600 militares, 23 tanques, incluyendo uno del tipo Abrams, 45 vehículos blindados de combate, 83 automóviles, y 26 piezas de artillería de campaña.

En cuanto a la línea de operaciones del sur de Donetsk, el grupo de fuerzas ruso Este mejoró la posición a lo largo de la línea del frente y repelió siete ataques de las tropas nazi-fascistas. Además, asestó golpes contra las tropas y equipos militares de la 58.ª Brigada de Infantería Motorizada, de la 72.ª Brigada Mecanizada y de las 108.ª, 121.ª 127.ª y 128.ª Brigadas de Defensa Territorial, precisaron desde el Ministerio.

Las bajas de las fuerzas de la OTAN ascendieron a hasta 890 soldados ucro-nazis, tres tanques, seis vehículos blindados de combate, 28 automóviles y ocho piezas de artillería de campaña.

La dirección de Jersón

A su vez, en la línea de operaciones de Jersón, las tropas rusas frustraron un intento de un grupo de sabotaje ucraniano del 73.º Centro de operaciones especiales marinas de la Armada de Ucrania de desembarcar en la isla de Téndrovskaya Kosa. La entidad precisó que las FFAA de Rusia abatieron a 25 soldados neo-nazis y destruyeron cuatro lanchas. Además, un militar ucraniano se rindió, añadió el organismo.

A lo largo de la última semana, las fuerzas rusas tomaron posiciones más favorables, repelieron siete ataques y asestaron golpes contra las 28.ª, 65.ª y 118.ª Brigadas Mecanizadas, la 44.ª Brigada Aeromóvil, la 128.ª Brigada de Asalto de Montaña, la 121.ª Brigada de Defensa Territorial y la 35.ª Brigada de Infantería de Armada nazi-otanista.

Las pérdidas de Bruselas ascendieron a más de 290 nazis muertos y heridos, tres tanques, cuatro vehículos blindados de combate, 34 automóviles y 16 piezas de artillería de campaña, agregaron desde el organismo.

En total, desde el comienzo de la operación especial fueron destruidos 575 aviones militares ucranianos, 267 helicópteros, 13.862 drones, 475 sistemas de misiles antiaéreos, 15.304 tanques y otros vehículos blindados de combate. Igualmente, según el Ministerio de Defensa ruso, fueron eliminados 1.227 vehículos de sistemas de lanzacohetes múltiples, 8.242 cañones de artillería de campaña y morteros, así como 19.236 vehículos militares especiales.

Con información de Sputnik y el Ministerio de Defensa ruso.

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El plan alemán para atacar el puente de Crimea es “casi una declaración de guerra”

 

El plan alemán para atacar el puente de Crimea es “casi una declaración de guerra”

 


DIARIO OCTUBRE / marzo 2, 2024

 

El experto militar y oficial de la reserva de la Marina de Brasil, el comandante Robinson Farinazzo, conversó con Sputnik sobre el reciente escándalo provocado por la filtración de la grabación de una conversación entre oficiales alemanes sobre los planes de atacar el puente de Crimea con misiles Taurus.



© AFP 2023 / STRINGER

El comandante expresó su preocupación por las posibles ramificaciones del plan alemán, que plantearía dudas sobre el conocimiento del Gobierno. Vale la pena señalar que el Ministerio de Defensa alemán se negó a comentar sobre el caso.

 

“O el Gobierno lo sabía todo y está metido hasta el cuello, o no sabía nada y es una conspiración”, comentó Farinazzo.

Si se trata de un caso de disidencia dentro del Ejército alemán, el experto entiende que los soldados implicados tendrán que pasar por consejos judiciales y consejos de guerra. Sin embargo, “si el Gobierno es consciente de esto, es aún más grave y casi una declaración de guerra por parte de Alemania”.


Además, evaluó que la reacción rusa podría determinar cómo se desarrollarán los acontecimientos. “El hecho es realmente grave, es una intención de agresión de un país contra otro. Esta situación podría salirse de control, si no se gestiona bien, si las respectivas cancillerías no echan agua a este fuego”.

“Si Rusia ve esto como una provocación muy grave, no sé qué medidas puede tomar el Gobierno ruso”, comentó.

La guerra híbrida ocurría antes de la operación militar rusa

Farinazzo también resaltó el contexto más amplio del conflicto en la región. Citando acontecimientos como la revolución naranja y el Euromaidán, el experto aseguró que la guerra híbrida en curso, con la participación de países occidentales, existe desde hace algún tiempo.

“La guerra híbrida existe desde hace mucho tiempo, y las sanciones mismas son parte de ella. Creo que todas estas medidas solo prolongan el sufrimiento del pueblo ucraniano porque sobre el terreno vemos que la situación de las Fuerzas Armadas de Ucrania es cada vez más difícil”, dijo al recordar que se ya se comprobó que soldados estadounidenses murieron en el conflicto.

El comandante también apuntó a la debilidad en la seguridad de las comunicaciones militares, en sus palabras, “la revelación de estos audios muestra que los alemanes tienen un fallo muy grande en el secreto de sus comunicaciones y que los sistemas de escucha de Rusia funcionan muy bien”.

“Occidente, los altos funcionarios de la OTAN, ya han comprendido que Ucrania no está en condiciones de ganar. El ataque al puente sería un ‘importante shock moral’ para Rusia, pero no creo que esto interrumpa el flujo de operaciones que Rusia puede mantener, a través de barcos o de ferrocarril, para abastecer a Crimea”, analizó.

Finalmente, el experto destacó la importancia de las decisiones políticas que se tomarán en los próximos días y semanas, especialmente en lo que respecta al apoyo internacional a Ucrania. “Hay un cierto paso atrás de varios países europeos en el apoyo a Ucrania”.

“Esto puede probarse por el hecho de que el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una declaración torpe y nadie se puso de su lado. Todos negaron lo que dijo en el sentido de enviar tropas a Ucrania”, señaló.

Farinazzo concluyó que si la Cámara de Representantes de Estados Unidos rechaza por completo la ayuda militar a Kiev, será “el final de la línea para Ucrania”.

Silencio del Gobierno alemán

Farinazzo entiende que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, ha estado desempeñando su papel diplomático, mientras el Gobierno alemán, en silencio, se reconoce culpable o pide tiempo. “No podemos descartar la posibilidad de que los canales secundarios rusos y alemanes [interlocutores no públicos] estén hablando para arreglar las cosas”.

“[El canciller alemán Olaf] Scholz ya se ha pronunciado contra el uso de misiles, la mayoría de los políticos están en contra. Ahora, si hay una rebelión en las Fuerzas Armadas alemanas, ya es hora de que el poder Ejecutivo haga valer su autoridad”, afirmó.

Participación alemana en el plan

Este viernes 1 de marzo se publicó una conversación entre altos representantes de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) en la que se hablaba de un ataque al puente de Crimea.

En la conversación, que tuvo lugar el 19 de febrero de 2024, participaron cuatro representantes, incluido el jefe del Departamento de Operaciones y Ejercicios de la Fuerza Aérea.

El general de brigada Frank Graefe, jefe del Departamento de Operaciones y Ejercicios del Comando de la Fuerza Aérea de Berlín, el inspector de la Fuerza Aérea Ingo Gerhartz y dos empleados del centro de operaciones aéreas del Comando Espacial de la Bundeswehr discutieron el envío de equipo militar a Ucrania y el consiguiente ataque al puente de Crimea.

FUENTE: sputniknews.lat

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La UE y la OTAN

 

Macron acaba de proponer –ante la evidente e irremediable derrota de Ucrania– en la reciente reunión de París, con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano.


La UE y la OTAN


Andrés Piqueras

El Viejo Topo

2 marzo, 2024 

 


LA UNIÓN EUROPEA: UN PROYECTO DE EEUU CONVERTIDO EN EL BRAZO POLÍTICO DE LA OTAN

A principios del siglo XIX el canciller austriaco von Metternich había propuesto la necesidad de instaurar un Concierto Europeo supranacional, por encima de los intereses de cada Estado, como método de defensa común contra las revoluciones.

Las diferencias entre el Viejo Orden y el Nuevo que se iba asentando, lo impedirían en la práctica. Fuera de ello, la idea de una Europa Común ya en el siglo XX en realidad no es europea sino estadounidense. La estrategia de Washington tras la Segunda Guerra Mundial para asegurarse su dominio del mundo capitalista estuvo basada en la apertura de los mercados de trabajo europeos a su capital, y de los mercados en general a sus bienes industriales.

Algo en lo que se empeñó muy especialmente y obtuvo de la Alemania vencida, a la que impuso la total apertura de su economía a las mercancías norteamericanas y a su inversión externa directa. Después presionó para una integración de la Europa Occidental a través de tratados que garantizasen la apertura de la economía de cada país a las mercancías de los demás. De esta forma, desde su base alemana, los capitales industriales norteamericanos tendrían a su alcance la totalidad de mercados de la Europa Occidental.

Durante cerca de 30 años EE.UU. lideró indiscutiblemente el espacio político y económico unificado en que había convertido al hasta entonces conjunto disperso de potencias capitalistas. Sin embargo, a partir de los años 70 del siglo XX los EE.UU., tras desatar la segunda “globalización” (la primera había sido emprendida entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del XX), inicia la carrera hacia el liderazgo mundial, rompiendo las reglas del juego con sus antiguos “socios” y financiarizando los entresijos económicos internacionales.

Es por ello que Europa se ve forzada a buscar su reacomodo ante la falta de reglas y el uso de la fuerza militar a conveniencia que presidirán la nueva dinámica hegemónica norteamericana tras la caída del Este.

Las clases dominantes europeas han ido dando los pasos pertinentes para aproximarse al modelo capitalista norteamericano (el más proclive a lo que se ha conocido como “capitalismo salvaje”).

Desde el Tratado de Maastricht de 1992 a la Cumbre de Lisboa de 2001, el rosario de cumbres y acuerdos o tratados que salpican esos 10 años responde a un cuidadoso plan de desregulación de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales), de liberalización económica (en detrimento de la intervención de carácter social de los Estados y en beneficio del papel que éstos juegan a favor del gran capital), y de ruptura unilateral, en suma, de los “pactos de clase” que habían mantenido el equilibrio social en la larga postguerra europea, extremando e adelante las desigualdades tanto intra como intersocietales entre los países de la Unión.

La UE se ha venido conformando, pues, como la mayor expresión del capital oligopólico transnacional “financiero”, una vía para puentear los parlamentos y las instituciones locales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo.

Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única.

Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero; el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación.

Si la “Europa socialdemócrata” fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación.

Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo y de las condiciones de ciudadanía, que se dota de todo un conjunto de disposiciones y requisitos, de toda una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así).

Se inspiraba la UE en la idea del “constitucionalismo económico” de finales de los pasados años 70, y desarrollada en los años 80 por la flor y nata del neoliberalismo (Buchanan, Milton Friedman, Hayek…) para restringir los poderes económicos, monetarios y fiscales de los gobiernos, “evitando que los gobernantes de turno pudieran tomar decisiones circunstanciales”, según su jerga, y que no quiere decir sino que tales decisiones pudieran estar influidas por las luchas populares. Se trataba, por tanto, de establecer determinados principios obligatorios, inamovibles, fuera quien fuese que llegara al gobierno en cada país.

Pero un derecho petrificado deja ser útil no sólo para las clases populares, sino llegado un punto también para la propia clase capitalista. Así cuando ésta ha querido aumentar aún más el grado de explotación social y ambiental o la “financiarización” de las economías, ha tenido que recurrir a puentear a la propia UE, creando nuevas instancias de eso que ellos llaman “gobernanza”, en definitiva, estructuras de poder dual respecto de la Unión.

Así, por ejemplo, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria, para consolidar la penetración financiera de los Estados, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, para asegurar los Programas de Ajuste Estructural que garanticen el pago de las deudas en favor del gran capital a interés global acreedor y en detrimento de las condiciones sociales, laborales y, en conjunto, de “seguridad social”, de las poblaciones de los respectivos Estados (ver sobre estas cuestiones, Albert Noguera, El sujeto constituyente. Entre lo viejo y lo nuevo. Trotta. Madrid).

De hecho, si hace falta, se modifican las propias constituciones, de manera que sea “anticonstitucional” intentar cambiar la falta de soberanía nacional, como el tándem PP-PSOE demostró al meter mano al artículo 135, subordinando los derechos sociales reconocidos en la constitución española al pago de la deuda externa.

Ese complicado entramado de blindaje va, por tanto, de la mano de un sistemático debilitamiento de las capacidades de regulación social expresadas a través del Estado, para debilitar todas las opciones democráticas que las poblaciones pudieran conseguir para defenderse.

La des-substanciación de las instituciones de representación popular está garantizada desde el momento en que las decisiones parlamentarias estatales quedan subordinadas a los marcos dictatoriales dados por la UE sobre inflación, déficit presupuestario, deuda pública o tipos de interés, por ejemplo.

Pero el Eje Anglosajón (EE.UU. + Inglaterra) más la Red Sionista Mundial obligan a Europa a ir más allá en su (auto-)destrucción.

Autodestrucción forzada de Europa

“Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha apostado por la integración militar, política y económica de los países de Europa y Japón en un bloque que controla. A través de la estructura OTAN+, Estados Unidos se aseguró un dominio militar completo dentro del grupo imperialista, desplegando muchas bases militares en países derrotados en la Segunda Guerra Mundial, como en Japón (120), Alemania (119) e Italia (45). Esta última alberga a más de 12.000 militares estadounidenses.

Tras la caída de la Unión Soviética y la posterior reunificación de Alemania, la burguesía alemana codiciaba los mercados y la energía de bajo coste de Rusia. Deseaba establecer lazos económicos con Rusia, pero sólo mientras ellos y sus compatriotas franceses pudieran mantener su dominio sin trabas del proyecto europeo, que habían mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. Esto significaba establecer dichos lazos, pero excluyendo a los dirigentes políticos rusos de cualquier participación en pie de igualdad en los asuntos, decisiones o estructuras políticas de Europa.

A su vez, la estrategia estadounidense había consistido en evitar cualquier relación estratégica entre Rusia y Alemania, ya que su fuerza combinada crearía un formidable competidor económico en Europa.” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org)

En realidad, este objetivo forma parte del Eje Anglosajón desde el siglo XIX: impedir a toda costa, y digo a “toda costa” con lo que eso significa (asedio, ofensivas económicas y diplomáticas, guerras mundiales, guerra hoy en Ucrania, voladura de los conductos gasíferos, sanciones, golpes de Estado…), que Eurasia pueda constituirse en una entidad política, geoestratégicamente entrelazada. Eso sería el fin de la dominación anglosajona del mundo.

Ahora bien, ¿por qué la clase capitalista industrial alemana acepta hoy que le corten el cuello? Para empezar, hay que insistir en que Alemania es un país ocupado militarmente por EE.UU., con miles de tropas y armamento nuclear.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta eso que se ha llamado “financiarización de la economía” dentro del capitalismo actual, y que no es sino una alusión a la importancia que cobra la forma autonomizada del capital dinero como capital a interés ficticio en la dinámica de acumulación del capital, lo que supone que las finanzas pasen de jugar un papel importante pero intermediario para la producción, a asumir la responsabilidad del crecimiento mediante una función parasitaria, focalizada principalmente en la extracción rentista.

Se trata de un dinero que busca reproducirse a sí mismo por fuera del capital productivo como capital industrial (es decir, más allá de la generación de nuevo valor como plusvalor), pero que también, y este es el gran juego de la economía capitalista cuando las cosas van mal, puede hacer las veces de dinero-capital, listo para engrasar de nuevo los ejes de aquélla, como si procediera de la valorización del trabajo humano (de ahí su creciente “ficción” y la de la economía que sustenta, aunque pueda hacerla seguir funcionando, a pesar de todo y de los problemas que va acumulando.

Es algo substancialmente diferente de una fase financiera del capital y tiene consecuencias mucho más profundas. Se ha perfilado como un colosal mecanismo de disciplinamiento social, de expropiación universal y de gubernamentalización de las exigencias cada vez más parasitarias del capital.

Así, al menos en las cuatro últimas décadas la capacidad del capital para desmaterializarse y moverse en tiempo instantáneo a escala planetaria en un número creciente de formas, como acciones, pagarés, bonos, bienes inmuebles, bienes raíces y una gran variedad de derivados, especulación sobre alimentos, monedas, energía, incluso el agua, etc., permite a la clase capitalista realizar todo tipo de ganancias usureras y especulativas a corto, medio y largo plazo.

Mucho de todo ese complejo financiero se va centralizando en los grandes fondos de inversión o “fondos buitre” (Vanguard, State Street, Blackrock, entre los más destacados), que a su vez están participados por miríadas de capitales privados de muy distinta procedencia (aunque dominados por personajes y corporaciones privadas sobre todo sionistas). De esta forma tenemos que una empresa alemana que sale a bolsa puede hacerlo tanto en la bolsa estadounidense como en la alemana. Con el tiempo, los accionistas originales de esta empresa pueden vender sus acciones, que ahora cotizan en bolsa. Ya no dependen de la gestión de su patrimonio a través de su inversión en una empresa.

En lugar de ello, contratan a gestores de patrimonio, ya sea a través de empresas como Goldman Sachs o de sus propios asesores, que a su vez invierten los ingresos en efectivo de la venta de acciones. A muchos capitalistas, sus asesores les harán invertir bastante más del 50% de su cartera en la bolsa estadounidense, que se erigió tras los años 80 del siglo pasado en la “atractora” mundial del capital a interés especulativo parasitario.

Las consecuencias económicas, políticas y sociales de este cambio en los mercados de capitales y en la propiedad son enormes. Este nuevo capitalista global —antes «alemán»— se comporta de forma muy parecida a sus homólogos franceses, ingleses, suecos o estadounidenses.

Por lo que este nivel de integración del capital conlleva su desnacionalización, lo que refuerza finalmente la preponderancia de eso que llaman “capital financiero” estadounidense, y por consiguiente, el poder político de Estados Unidos.

“La situación actual de Alemania ilustra claramente la eficacia de este proceso de integración y consolidación económica por parte de Estados Unidos. Según datos de IHS Markit de 2020, sólo el 13,3% del valor del mercado bursátil alemán pertenece a alemanes, mientras que los inversionistas de Norteamérica y el Reino Unido poseen el 58,3% (…)  Las principales empresas de la economía alemana no son primordialmente propiedad de alemanes. El valor agregado industrial de Alemania ha descendido del 9% mundial a poco más del 6% en los últimos 18 años. (…)

La pérdida de la energía barata rusa y su adaptación al desacoplamiento con gestión de riesgos serán probablemente desastrosas para su competitividad internacional. En 2022, la inversión extranjera directa (IED) en Alemania disminuyó un 50,4% interanual. (…) En el transcurso de 15 trimestres, a partir del tercer trimestre de 2019, el PIB de Alemania aumentó un mísero 0,6% en total, a precios constantes…” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org)

Esto se traduce para Alemania en una falta de voluntad política soberana y en la aceptación de que su clase capitalista industrial se corte las venas.

“El colapso de la «voluntad nacional», la voluntad de seguir un camino que corresponda a sus intereses capitalistas nacionales, demostrada por Alemania en el contexto de la guerra en Ucrania, muestra que Alemania ha sido derrotada por tercera vez desde principios del siglo XX (…) Estados Unidos seguirá privando a la burguesía alemana de todas las opciones importantes para afirmar posiciones políticas independientes.

Con la ayuda de los vínculos de propiedad del capital que hemos descrito, la burguesía alemana se enfrentará a la subsunción absoluta de las opciones de acción del capital alemán bajo la égida estadounidense. La hostilidad hacia Rusia actúa como motor de la subordinación de Europa a Estados Unidos y como pérdida de cualquier posibilidad de desarrollo independiente.” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org)

La desindustrialización de los centros del Sistema Mundial capitalista y especialmente del Eje Anglosajón ha venido cobrando existencia desde hace décadas, en favor del Mundo Emergente.

Faltaba, sin embargo, Alemania y su hinterland más próximo. El Eje Anglosajón busca eliminar esa competencia, y la del conjunto de la UE, al tiempo que abortaba la posibilidad de la vinculación infraestructural, económica y política de Eurasia. Las sanciones a Rusia se han convertido en un elemento estelar para ese objetivo.

Todo lo cual para Europa en su conjunto tiene unos costos energéticos y económicos de enorme gravedad, que está reportando cuantiosas pérdidas en sus sectores primario e industrial y, en general, la desarticulación de sus economías, con el consiguiente desmontaje de su “capitalismo social” (eso que en otros tiempos llamaron “Estado del Bienestar”). Circunstancia que además de causar el paulatino arruinamiento de sus poblaciones, está tensionando a la propia UE, por ejemplo, hasta el punto de que pronto podría fragmentarse.

Todos sabemos que Alemania no sólo ha sido y es “la locomotora” de Europa, como nos insisten si cesar en los grandes media, sino que también lleva la dirección vicaria de la misma (vicaria de EE.UU.). Eso quiere decir que si Alemania se entrega con todos los pertrechos y bagajes a EE.UU., todos los demás países europeos subalternos, sin soberanía alguna, también. Francia fue la única excepción europea, con su orgulloso “gaullismo”, pero desde la llegada de Sarkozy, cuando De Villepin y los gaullistas fueron derrotados,  entrega también su política exterior.

Hoy Macron es uno de los principales guerreristas contra Rusia y acaba de proponer -ante la evidente y por otra parte irremediable derrota de Ucrania- en la muy reciente reunión de París (de 26 de febrero de 2024), con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano.

Es decir, parece que los subalternos líderes europeos contemplan dar un paso más en la escalada bélica, convirtiendo de nuevo a Europa en un terrorífico campo de guerra en favor del sostenimiento del liderazgo mundial de EE.UU.

En general, como vengo diciendo, la otanización del conjunto de Europa (la del Este en sus formas más agresivas) pasa también por “americanizar” la economía y la sociedad europeas, lo que es sinónimo de completar su conversión al capitalismo salvaje. La UE y su Constitución y Tratados se vienen encargando de ello.

La sumisión europea está claramente completada y exhibida con la guerra proxy en Ucrania del Eje Anglosajón y la Red Sionista Mundial contra Rusia, donde una nueva inmolación europea cobra tintes cada vez más probables.

Ante todo ello, la pregunta que queda por plantearse es si están dispuestos a llegar al enfrentamiento nuclear.

Las declaraciones, amenazas y avisos a sus propias poblaciones de los distintos ministros de la guerra europeos, parecen ominosamente mostrar que es así.

Sea como fuere, y ante estas dramáticas circunstancias, cualquier izquierda ya no sólo mínimamente alternativa, sino con una décima de honradez coherente, debería tener muy claro que romper con la UE deviene vital para poder salvar algunas de las bases sociales de nuestras sociedades y que romper con la OTAN es básico para la propia supervivencia.

Cualquier visión o esperanza de mejora social y de “bienestar económico” dentro de la férula de esas instituciones constituye un tremendo autoengaño, cuando no deliberado colaboracionismo para la destrucción de las sociedades.

Fuente: Observatorio de la crisis.

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