lunes, 21 de marzo de 2022

Denuncian que el BBVA hace “campañas de lavado de imagen mediante su apoyo a las víctimas de Ucrania”

 


Denuncian que el BBVA hace “campañas de lavado de imagen mediante su apoyo a las víctimas de Ucrania”



Por Centre Delas d Estudis per a la Pau

KAOSENLARED

19 de marzo de 2022 


  • Koldobi Velasco, activista de la campaña, ha intervenido en la junta de accionistas del banco para denunciar la doble moral del que es el “segundo banco del Estado en volumen de inversiones armamentísticas” que, a su vez, hace “campañas de lavado de imagen mediante su apoyo a las víctimas de Ucrania”.
  • Velasco se ha dirigido al Presidente de la entidad bancaria para señalar “su cinismo al financiar empresas como el Grupo Eulen, ATOS y Accenture que participan en la militarización de la Frontera Sur del Estado Español, contribuyendo a crear la sensación de que para el BBVA hay guerras y refugiados de primera y de segunda”.
  • Por su parte, Jon Narváez, también miembro de Banca Armada, ha intervenido para denunciar las relaciones del banco con empresas productoras de armamento nuclear, a pesar de estar prohibidas por el derecho internacional desde la entrada en vigor del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares en enero de 2021. 

Barcelona, 18 de marzo de 2022. Dos miembros de la campaña Banca Armada, integrada por 9 oenegés de todo el Estado, han participado esta mañana en la Junta de Accionistas del BBVA como representantes de 24 accionistas críticas que previamente les habían delegado su voto.

Koldobi Velasco y Jon Narváez han intervenido dirigiéndose al presidente del banco, Carlos Torres, para denunciar las reiteradas inversiones en empresas armamentísticas que la entidad vasca realizó durante el período 2019-2021 y el “cinismo” manifiesto al crear una campaña de apoyo a las víctimas del conflicto armado ucraniano.

Durante el período mencionado, el BBVA ha destinado más de 5.421 millones de euros a compañías de la industria armamentística que participan en la eufemística “seguridad de fronteras” y a compañías que mantienen, modernizan o fabrican armamento nuclear.

Denunciamos los vínculos del BBVA con empresas relacionadas con la militarización de fronteras

En este sentido, la intervención de Koldobi Velasco se ha centrado en la denuncia de las inversiones en empresas relacionadas con la contención de la “frontera Sur” de Europa, o lo que es lo mismo: las alambradas, concertinas, cámaras de seguridad, sistemas de vigilancia y otros elementos disuasorios de la entrada de personas migradas y refugiadas a territorio del Estado Español. “A la frontera sur del Estado Español y a Canarias llegan personas que huyen de conflictos como Siria, Etiopía, Somalia o Libia, o que huyen de zonas en tensión o que simplemente buscan un lugar mejor dónde vivir a salvo y en paz. Cuando estas personas llegan a nuestras fronteras, se les recibe de forma inhumana a causa del sistema de militarización y securitización que tenemos instalado para proteger la Europa Fortaleza”, ha explicado Velasco

El Grupo Eulen, ATOS o Accenture han recibido financiación del BBVA y forman parte de las empresas contratistas que han recibido encargos en la Frontera Sud para hacer, por ejemplo, labores de mantenimiento de los sistemas de vigilancia como el SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior) y servicios de mantenimiento y reparación tanto de puestos fronterizos como de los CETIs (Centros de Estancia Temporal para Inmigrantes), en los que se cometen flagrantes violaciones de los Derechos Humanos, especialmente preocupantes en el caso de las personas más vulnerables, incluidas las familias con niños menores y las personas con problemas graves de salud.

A modo de ejemplo, el Grupo Eulen, empresa receptora de 42 contratos por valor de más de 16 millones de euros para la gestión y mantenimiento de instalaciones dónde a menudo se vulneran los derechos de las personas migrantes, recibió 37 millones de euros en créditos sólo en los dos últimos años por parte del BBVA. ATOS, con 26 contratos, algunos de ellos para el mantenimiento del SIVE que le han proporcionado 19 millones de euros, ha sido asistida por BBVA en operaciones de underwriting por valor de más de 47 millones.

“Sr. presidente y miembros del consejo de administración, ¿de verdad creen que es moralmente aceptable hacer campañas de lavado de imagen con Ucrania mientras históricamente han financiado el negocio de la guerra y de la militarización de fronteras?” concluía Velasco.

El BBVA sigue financiando empresas que producen armamento nuclear

El también activista de la campaña Jon Narváez, intervino para incidir en las inversiones que el BBVA realiza a empresas que fabrican armamento nuclear, algo denunciable puesto que existe legislación nacional e internacional que las limita y prohíbe, y más inmoral aún teniendo en cuenta la amenaza de esta índole que sobrevuela la guerra de Ucrania.

“Como sabrán, en enero del año pasado entró en vigor el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, después de que 51 países lo ratificaran. Ese tratado prohíbe explícitamente la fabricación, el desarrollo, la adquisición, el almacenaje y el emplazamiento de armas nucleares, así como prohíbe usar o amenazar con usar dichas armas, y finalmente, también prohíbe que se asista o se ayude de cualquier forma para que se puedan realizar estos actos prohibidos” explicó Narváez.

El BBVA ha financiado durante el período 2019-2021 a 7 empresas que todavía producen armamento nuclear en el mundo: Airbus, Boeing, General Dynamics, Honeywell International, Jacobs Engineering, Leonardo y Thales.  Según explicó en la Junta el activista y miembro de SETEM Hego Haizea, el BBVA: “Han invertido más de 5.300 millones de euros en estas 7 empresas. ¿Y saben qué es lo más despreciable? Que esto supone, según los datos de los que disponemos, un incremento del 66% respecto al período anterior en lo que refiere a inversiones en empresas que fabrican armas nucleares”.

Las empresas de armas dependen en un 75% de pasivos financieros que las instituciones financieras les proporcionan para financiar su circulante o cualquier adquisición de activos y así poder producir su material de guerra. “Sin financiación, no hay armas”, remarcó Narváez.

Pero más allá de la “vergüenza que supone que España aún no haya firmado el tratado internacional de prohibición de armamento nuclear”, lo que el activista recalcó, al igual que Koldobi, es la doble moral de la entidad vasca. “Por favor, no sean tan cínicos. No vistan de altruismo sus acciones relacionadas con el conflicto en Ucrania cuando hasta ahora han estado alimentando el armamento nuclear y beneficiándose de la industria de la guerra alrededor del mundo”, concluyó.

SOBRE LA CAMPAÑA BANCA ARMADA

La campaña está formada actualmente por nueve organizaciones -Centre Delàs d’Estudis per la Pau, SETEM Federación, Justícia i Pau, l’Observatori del Deute en la Globalització, Finançament Ètic i Solidari -FETS-, Alternativa Antimilitarista- Movimiento de Objeción de Conciencia, el Col·lectiu RETS, la Fundació Novessendes i la Fundación Finanzas Éticas-, que tienen como objetivo denunciar los vínculos de los bancos convencionales con la industria del armamento para sensibilizar la sociedad sobre la relación de estas prácticas financieras con las tragedias humanas y los conflictos internacionales.

http://www.bancaarmada.org/es/

INTERVENCIONES COMPLETAS DE LAS ACTIVISTAS DE LA CAMPAÑA

-> Intervención de Koldobi Velasco aquí.

-> Intervención de Jon Narváez aquí.

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La reconstrucción de La Palma y la lucha de clases. [Los trabajadores españoles pagamos para los gasto de guerra de la OTAN, de momento, más del 1,5% (PIB) de todo el valor creado por el trabajo en España durante un año que suman varias decenas de millones de euros) , a lo que hay que sumar los nuevos envíos de armas a Ucrania del gobierno español para que los trabajadores no dejen de matarse entre sí. Esta fuera de toda discusión que hay que atender y cubrir las necesidades de los niños ucranianos provocadas como consecuencia de la guerra comercial creada en Ucrania por los distintos grupos de capitales dominantes que luchan entre sí, no por mejorar las condiciones de vida de sus respectivas clases trabajadores, sino para asegurar que sus capitales invertidos sigan creciendo sin considerar las penurias humanas que causan a la inmensa mayoría de la población (a este asunto los trabajadores deberíamos prestar aunque solo fuera mijitilla atención como inicio del único camino que conduce a la erradicación de las guerras preparadas y dirigidas pro los grandes capitales). Quizá sería cuestión también de que los trabajadores españoles empezáramos a exigirle al gobierno actual (solamente porque es el que gobierna actualmente) que todo el dinero que se dedica a la guerra (guerra si nos dejáramos de los cachondeitos de los eufemismos de las acciones militares humanitarias, que lo son verdaderamente, pero en el sentido de que lo son porque unos humanos matan a otros humanos, y esto, quiérase o no es humano. No es democrático, ni propio de los seres civilizados, tampoco de los cristianos, ni defensivo para la convivencia humana, pero humano sí que lo es, y por tanto humanitario) se dedique a solucionar problemas sociales, como por ejemplo, la reconstrucción de La Palma prácticamente destruida por las erupciones volcánicas, donde también hay niños, embarazadas, viejos, trabajadores sin trabajo y gente que lo ha perdido todo. Sin salir de la ayuda a los niños (que en absoluto se cuestiona) y más en concreto, de niños afectados por las guerras de los capitales, en el Sahara, donde viven los saharauis, también hay niños, y como nos pongamos finos en esto de los niños, en España sigue habiendo niños mal alimentados, y alimentar adecuadamente a estos no es incompatible con ayudar a la vez a los niños ucranianos y saharauis. Y como dinero no hay para todo, la primera entre las primeras que se tiene que quedar sin dinero es la guerra. Pues eso es lo que digo].

 

La reconstrucción de La Palma y la lucha de clases

Diario octubre / marzo 21, 2022

 


Alexis Dorta.— La erupción del volcán en La Palma vino a desvelar, entre otras muchas cosas, la precariedad en que está sustentada la vida y el modo de vida de prácticamente todos los habitantes del Archipiélago Canario. Y lo está porque el territorio de las islas es volcánico en su mayor parte y limitado al ser insular. Lógicamente esto condiciona, sobre manera, la forma en que se desarrolla la vida, el trabajo y las relaciones sociales que tienen su marco histórico y social en un territorio determinado y concreto.

El modelo desarrollista impulsado por la burguesía canaria junto con los capitales foráneos e internacionales, determinan un modo de acumulación y reproducción ampliada de los capitales en el que la especulación y la explotación intensiva y extensiva del territorio forma parte de su propia esencia. De tal manera que en el capitalismo canario territorio y capital, territorio y acumulación, territorio y beneficios están íntimamente conectados. La burguesía canaria ha logrado apropiarse de la renta del suelo y ha conseguido, en base a la especulación inmobiliaria, grandes ganancias sobre las que asentar su proceso de reproducción social.

El volcán, con su paso destructivo, ha puesto en evidencia esa tremenda debilidad en que se cimientan las economías insulares; la enorme densidad habitacional, la precariedad de las infraestructuras, la ausencia de planes de actuación coherentes y sensatos, la falta total de perspectivas de futuro, todo eso y más, ha puesto en relevancia la política burguesa en Canarias.

Ahora viene el periodo de reconstrucción de La Palma; las demandas de la población afectadas para que el desastre que han sufrido sea, en cierta manera, paliado y solventado a través de una planificación de ayudas y planes públicos que tienen que tener la condición sine qua non de contar con la participación democrática y protagónica de los sectores populares de La Palma, del pueblo trabajador que vive en la isla. Pero con toda seguridad esas ayudas públicas, y esos planes de reconstrucción se verán directamente afectados por el propio modelo de desarrollo especulativo, intrínseco al proceso productivo de las islas. La especulación y las nuevas fuentes de ganancia para las constructoras y para las empresas privadas harán su aparición tras la pantalla de la “colaboración público-privada”. La Palma será escenario de una lucha de clases en torno a la reconstrucción insular porque inevitablemente las demandas sociales del pueblo palmero chocarán con los planes de acumulación de la burguesía. La gestión de los fondos de reconstrucción será objeto de una encarnizada apropiación por parte de los sectores privados del negocio y sobre esa gestión, su volumen, su distribución, su cuantía y su modelo de decisión, tendrá que haber una lucha entre los sectores populares y afectados organizados y los representantes políticos de la burguesía.

Un factor decisivo en este proceso de enfrentamientos será, sin duda, la solidaridad que se pueda articular del pueblo canario hacia los sectores populares afectados por el volcán en La Palma. La organización de un amplio movimiento de solidaridad con las demandas sociales de los colectivos de afectados será esencial a la hora de definir y decidir sobre las ayudas públicas y los planes de reconstrucción que permitan un cambio cualitativo en las demandas sociales y en las conquistas socio-económicas del pueblo trabajador de Canarias.

Ese es el nuevo escenario de lucha de clases que se abate sobre el terreno de La Palma y de Canarias en las próximas fechas.

FUENTE: unidadylucha.es

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Una guerra fría podría ser la mejor noticia (2)

 


La historia sugiere que la geopolítica global rara vez termina de manera pacífica. Hoy una nueva guerra fría –con ejércitos literalmente congelados– podría ser buena noticia, lo cual es la más deprimente de todas las posibilidades.


Una guerra fría podría ser la mejor noticia (2)

 

Michael Klare

El Viejo Topo

21 marzo, 2022 

 



Desde 1900 en adelante, Estados Unidos ha buscado estrategias geopolíticas, aunque en lugares distintos de Euroasia. La relación con Europa se ha inspirado en gran parte en las ideas de Mackinder. Durante la Primera Guerra Mundial, y pese a muchas dudas a nivel doméstico, el presidente Woodrow Wilson fue convencido de intervenir en la discusión anglo-francesa y argumentar que una victoria de Alemania llevaría a que una sola potencia sería capaz de dominar al mundo, y que ello amenazaría los intereses estadunidenses vitales. Esa misma línea de razonamiento llevó al presidente Franklin Roosevelt a apoyar que Estados Unidos entrara a la Segunda Guerra Mundial en Europa, y a sus sucesores a desplegar cantidades importantes de fuerzas militares para impedir que la Unión Soviética (hoy Rusia) dominara el continente. Esta es, de hecho, la razón esencial de la existencia de la OTAN.

En el escenario Asia-Pacífico, sin embargo, Estados Unidos ha utilizado sobre todo el enfoque de Mahan al buscar el control de bases militares en islas y teniendo la más poderosa fuerza naval de la región. Sin embargo, cuando Estados Unidos ha estado en guerra con Asia continental, como fueron los casos de Corea y Vietnam, el resultado fue el desastre y la retirada. Como consecuencia, la estrategia geopolítica de Washington en tiempos recientes se ha enfocado en mantener bases militares en islas a lo largo de la región para garantizar que su país mantenga una avasalladora superioridad naval.

Competencia entre poderes en el siglo XXI

Durante este siglo, la cada vez más tensa guerra global contra el terror (GGCT) de ­Washington, con sus costosas y fútiles invasiones a Afganistán e Irak, fueron consideradas por muchos estrategas estadunidenses como distracciones dolorosas y erradas de una tendencia global geopolítica de largo alcance. Surgió el temor de que China y Rusia estuvieran aprovechando la oportunidad de avanzar en sus propias ambiciones geopolíticas mientras Estados Unidos estaba distraído por el terrorismo y la insurgencia.

Para 2018, el liderazgo militar de alto rango ya estaba al límite de su paciencia con la eterna guerra contra el terror, y proclamó una nueva doctrina estratégica de la gran competencia entre poderes, que es un eufemismo perfecto para la geopolítica.

En esta nueva era de competencia entre poderes, nuestras ventajas bélicas sobre las estrategias de nuestros rivales son desafiadas, explicó el secretario de Defensa Mark Esper en 2019. Indicó que mientras el Pentágono gradualmente dejaba de lado la GGCT, estamos trabajando para reubicar a nuestras fuerzas y equipos a escenarios prioritarios que nos permitan competir mejor con China y Rusia.

Explicó que ello requería acción en dos frentes: en Europa, contra una Rusia cada vez más asertiva y mejor armada, y en Asia, contra una China cada vez más poderosa. Ahí, Esper buscaba acelerar un despliegue de fuerzas aéreas y navales, además de crear una cooperación más estrecha con Australia, Japón, Corea del Sur –y cada vez más– con India.

A la luz de la derrota del país en la guerra en Afganistán, esa visión ha sido adoptada por la administración Biden, al menos hasta la actual crisis, pues siempre vio a China –y no a Rusia– como la mayor amenaza a los intereses geopolíticos de Estados Unidos. Debido a su creciente riqueza, capacidad tecnológica y a sus avances militares, China por sí sola era vista como capaz de desafiar el dominio de Estados Unidos en el tablero de ajedrez geopolítico. China en particular se ha vuelto rápidamente más asertiva, afirmó la Casa Blanca en su Guía Intermedia de Seguridad Estratégica de marzo de 2021. Es el único competidor potencialmente capaz de combinar su poderío económico, diplomático, militar y tecnológico hasta convertirse en un reto sostenido para un sistema internacional abierto y estable, agregó el reporte.

A principios de febrero, para dar una guía de alto nivel a la lucha de toda la nación para contrarrestar a China, la Casa Blanca difundió un documento titulado Estrategia Indo-Pacífico, al tiempo que Rusia movilizaba a sus fuerzas a lo largo de la frontera con Ucrania. Al describir a la región del Indo-Pacífico como el verdadero epicentro de la actividad económica mundial, la estrategia llamaba a hacer un esfuerzo multifacético para impulsar la posición estratégica de Estados Unidos y –para usar otra palabra de otra era– contener el surgimiento de China.

En una clásica expresión de pensamiento geopolítico, decía: Nuestro objetivo no es cambiar (a China) sino dar forma a un ambiente estratégico en el que podamos operar, construyendo un equilibrio de influencia en el mundo que sea favorable al máximo para Estados Unidos, nuestros aliados y socios.

Al implementar este esquema, el equipo de seguridad nacional de Biden considera claves las islas y los pasajes marítimos para una estrategia de contención ante China. Los altos mandos enfatizaron la importancia de defender lo que llamaron la primera cadena isleña, incluyendo Japón y Filipinas, que separa a China del Pacífico. Justo en medio dedicha cadena se encuentra, desde luego, Taiwán, que es reclamado por Pekín como su territorio y que ahora es considerado por Washington esencial para la seguridad de Estados Unidos, en un típico precepto de Mahan.

En este contexto, el asistente de la Secretaría de la Defensa para asuntos del Indo-Pacífico, Ely Ratner, dijo al comité de Relaciones Exteriores en diciembre: Quisiera comenzar con un panorama de por qué la seguridad de Taiwán es tan importante para Estados Unidos. Como saben, Taiwán se ubica en un nodo crítico dentro de la primera cadena isleña, y sirve de ancla para una red de aliados y socios de Estados Unidos que es crítica para la seguridad de la nación y para la defensa de los intereses vitales de Estados Unidos en el Indo-Pacífico.

Desde el punto de vista de Pekín, sin embargo, esos esfuerzos para contener su crecimiento e impedir el ejercicio de su autoridad sobre Taiwán son intolerables. Sus líderes han insistido repetidamente en que la interferencia de Estados Unidos violaría una línea roja y que ello llevaría a una guerra.

El tema de Taiwán es la más grande caja de yesca entre China y Estados Unidos, dijo recientemente Qin Gang, embajador chino ante ­Washington. Si las autoridades de Taiwán, envalentonadas por Estados Unidos, siguen en el camino por su independencia, esto muy probablemente acabaría en un conflicto militar entre China y Taiwán, dos países muy grandes, agregó.

Con aviones chinos volando repetidamente en el espacio aéreo de Taiwán y buques de guerra estadunidenses patrullando el estrecho de Taiwán, muchos observadores esperaban que Taiwán, y no Ucrania, fuera el lugar donde estallaría un conflicto militar mayor surgido de la competencia entre poderes en esta época. Algunos sugieren ahora de manera ominosa que el no responder en forma efectiva a la agresión rusa en Ucrania podría provocar que los líderes chinos lancen una invasión a Taiwán.

Otros puntos álgidos

Desafortunadamente, Ucrania y Taiwán no son en la actualidad los únicos sitios de conflicto en el tablero del ajedrez global. Dado el impulso que tiene la competencia entre poderes, existen otros puntos álgidos que han surgido debido a su posición estratégica o su acceso a materias primas o ambos. Entre ellos los siguientes:

–La zona del mar Báltico contiene a las tres repúblicas ex soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania, todas hoy miembros de la OTAN. Vladimir Putin idealmente quisiera quitarles su membresía y ponerlas de nuevo bajo la hegemonía de Rusia.

–El mar del Sur de China, que rodea no sólo al gigante asiático sino a Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas y Vietnam. Pekín reclama para sí casi todo este territorio marítimo y las islas que ahí se encuentran, y mediante la fuerza evita que otros países ejerzan derechos de desarrollo en el área. Bajo las administraciones Trump y Biden, Estados Unidos prometió ayudar a a esos países a defenderse de la intimidación china.

–El mar del Este de China cuenta con islas deshabitadas reclamadas tanto por esa nación como por Japón. Cada uno de esos países ha enviado aviones de combate y barcos al área para hacer valer sus intereses. A fines del año pasado, el secretario de Estado, Antony Blinken, le aseguró al ministro japonés del Exterior que Washington reconoce su reclamo sobre las islas y apoyará a su país militarmente si China las ataca.

–La frontera entre India y China, que ha sido lugar de enfrentamientos periódicos entre militares de ambos países. Estados Unidos ha expresado su apoyo por la posición de India, y busca estrechar los nexos militares con ese país.

–El Ártico es reclamado en parte por Canadá, Groenlandia, Noruega, Rusia y Estados Unidos; se cree que en él hay enormes reservas de petróleo, gas natural y minerales valiosos. Algunas zonas son reclamadas por dos o más países, pero también es considerado por Rusia un sitio seguro para sus submarinos nucleares lanzamisiles, y por China como una potencial ruta comercial entre Asia y Europa.

En años recientes ha habido enfrentamientos y choques menores en todos estos lugares, y cada vez son más frecuentes. Ante la invasión rusa a Ucrania, las tensiones se incrementarán globalmente, así que estemos atentos a lo que ocurre en estos sitios. La historia sugiere que la geopolítica global rara vez termina de manera pacífica. Bajo las circunstancias, una nueva guerra fría –con ejércitos literalmente congelados– podría ser buena noticia, lo cual es la más deprimente de todas las posibilidades.

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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