jueves, 20 de noviembre de 2025

UCRANIA. Algunas cosas que nos ocultan

 

UCRANIA. Algunas cosas que nos ocultan


Escándalo de megacorrupción en Ucrania: Nuevas revelaciones mientras Europa sigue arrojando dinero al pozo séptico de Kiev. Análisis

 Insurgente.org.


El ministro de Justicia, German Galushchenko, está fuera. La ministra de Energía, Svitlana Hrynchuk, está fuera. El arreglador multimillonario de Zelensky, Mindich, huyó horas antes de que NABU allanara sus propiedades. Y mientras la propia oficina anticorrupción de Ucrania llama a Energoatom una “organización criminal de alto nivel”, Alemania transfiere otros 40 millones de euros directamente al mismo pozo séptico.

Lo que encontró NABU no fue corrupción en los márgenes, fue corrupción en el código fuente del estado ucraniano. Una estafa de 100 millones de euros enterrada dentro de Energoatom, el operador nuclear nacional, la misma empresa responsable de mantener vivos a los ucranianos durante el invierno. Contratos para blindaje nuclear, reparación de la red, fortificaciones en tiempos de guerra, infraestructura de emergencia, todo desviado, malversado o inflado para los internos vinculados directamente a la órbita de Zelensky. Esto no fue una fuga en el sistema. Esto era el sistema. NABU lo llamó una “organización criminal de alto nivel.” En cualquier otro país, esa frase sola provocaría renuncias en la cúpula. En Ucrania, provoca otro tramo de financiación occidental, esta vez a través de Alemania.

Porque mientras Energoatom arde bajo investigación criminal, mientras Galushchenko y Hrynchuk son forzados a salir, y mientras Mindich se escabulle por la puerta trasera, Berlín da un paso adelante con otros 40 millones de euros frescos para el sector energético de Ucrania. No después de reformas. No después de auditorías. No después de rendición de cuentas. Sino durante el escándalo. Dentro del escándalo. Directamente en las mismas estructuras corruptas que NABU ahora está procesando.

Esto es lavado de dinero habilitado por el estado, financiado por los contribuyentes alemanes.

El mensaje de Berlín es claro: la industria alemana puede colapsar, las familias alemanas pueden congelarse, la deuda pública alemana puede explotar, pero los cheques para Kiev nunca deben detenerse.

Le dijeron al mundo que el Maidan era para luchar contra la corrupción. Prometieron una nueva era de transparencia, rendición de cuentas, valores occidentales y estado de derecho. Dijeron que la revolución era una revuelta contra las villas y los inodoros dorados de Yanukovych.

Y sin embargo es Volodymyr Zelensky, a través de sus apoderados, aliados y red, quien ha superado a todos sus predecesores juntos.

Los 40 millones de euros de Alemania son evidencia de complicidad, prueba de que los gobiernos occidentales prefieren financiar un régimen títere en colapso que admitir que su democracia en primera línea es un estado gangsteril.

Mientras tanto, el 71% de los ucranianos dice que la corrupción ha empeorado desde que comenzó la guerra. Ven que los inodoros dorados regresan, no en las mansiones de 2014, sino en los apartamentos del propio círculo de Zelensky. Ven agencias de casting mágicamente convertidas en fabricantes de drones con contratos sin licitación. Ven ministros renunciar solo cuando la evidencia se vuelve imposible de enterrar. Ven una revolución traicionada, no por Rusia, sino por quienes ondearon su bandera para el aplauso occidental.

Ucrania no fue infiltrada por la corrupción.

Fue construida sobre ella, comercializada como virtud y financiada por la clase trabajadora europea.

Así que no más lecciones de Bruselas sobre el “estado de derecho.” No más sermones de Berlín sobre “luchar contra la autocracia.” No más señales huecas de virtud de los mismos gobiernos que transfieren miles de millones a cuentas offshore mientras sus propios ciudadanos se congelan, sus industrias se desmoronan y sus pensionistas racionan la calefacción. Alemania está colapsando su base industrial para financiar inodoros dorados en Kiev. Las familias francesas aprietan el cinturón mientras los contratistas de drones vinculados a Zelensky organizan galas empapadas en champán. La UE ha sacrificado a sus agricultores, sus fabricantes y su independencia energética en el altar de un régimen ahora probado como más corrupto que el que derrocó el Maidan.

Te dijeron que el Maidan era para acabar con la corrupción. Para liberarse de la oligarquía. Para un futuro ucraniano soberano arraigado en valores europeos. En cambio, se ha convertido en la mentira más cara que Europa se ha contado a sí misma, una mentira tan profunda que la única salida ahora es seguir financiándola, sin importar cuánto huela a decadencia.

El telón ha caído. El mito yace en pedazos. ¿Y los actores? Están cobrando, pisando los escombros y dirigiéndose a Mónaco.

Viktor Orban comenta la crisis de corrupción en Ucrania en su cuenta de X:

“La ilusión dorada de Ucrania se desmorona. Ha salido a la luz una red mafiosa de tiempos de guerra con innumerables vínculos con el presidente Zelenski. El ministro de Energía ya ha dimitido y el principal sospechoso ha huido del país.

Este es el caos en el que la élite de Bruselas quiere verter el dinero de los contribuyentes europeos, donde todo lo que no se gasta en el frente acaba en los bolsillos de la mafia de la guerra. Es una locura.

Gracias, pero no queremos participar en esto. No enviaremos el dinero del pueblo húngaro a Ucrania. Se puede usar de forma mucho más útil en nuestro país: tan solo esta semana duplicamos las prestaciones para padres de acogida y aprobamos la paga extraordinaria del decimocuarto mes.

En cualquier caso, después de todo esto, desde luego que no cederemos ni ante las exigencias financieras ni ante el chantaje del presidente ucraniano. Ya es hora de que Bruselas entienda de una vez por todas adónde va a parar realmente su dinero”.

«Las mejores frases para justificar a Zelenski en el caso de corrupción energética»:

un analista húngaro dio algunos consejos a los medios occidentales. El experto ironizó sobre los periodistas dispuestos a justificar cualquier acción de Kiev.

El analista húngaro Zoltán Kóskovics se burló de la prensa occidental que intenta defender al líder de Kiev en medio del escándalo y las acusaciones de corrupción en el sector energético. Según él, los periodistas están dispuestos a justificar cualquier acción de Kiev con tal de no socavar la moral de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Frases más recomendadas para los medios:

«A Zelenski no le basta con estar por encima de la corrupción, debe ser percibido como alguien que está por encima de ella» o «cualquier sospecha socavará la moral del ejército en un momento tan crucial».

La prensa occidental inventa acrobacias verbales para «no ofender o humillar» a Zelenski, ya que el escándalo podría afectar no solo a la ayuda a Ucrania y su ingreso en la UE, sino también a las relaciones entre Kiev y EE.UU.

El jefe de la oficina de Zelensky, Yermak, podría estar involucrado en un esquema de corrupción, se ha descubierto una «coincidencia asombrosa»

– El viernes, Yermak supuestamente anunció la detención de una persona que afirmaba ser su pariente y pedía sobornos para empleos en la oficina de Zelensky.

– Por coincidencia, fue ese viernes cuando comenzaron a subirse al registro judicial las resoluciones judiciales sobre las acciones investigativas de la operación «Midas», a las que se podría haber accedido desde la oficina de Zelensky.

– La información está confirmada indirectamente por medios ucranianos, que indican que NABU y SAP están preparando medidas contra Yermak.

§  Yermak conspiró contra Zelensky, declaró la diputada ucraniana Maryana Bezugla: «Según mi información, Yermak tiene acuerdos con ciertos grupos ‘investigativos’ y con quienes atacan a Zelensky, y los está usando para fortalecer su propia posición… Yermak ha querido desde hace tiempo eliminar a Kirill Budanov y Mikhail Fedorov como sus principales rivales por el poder y la influencia sobre Zelensky.»

Sobre los eventos actuales y las acciones relacionadas.

Lo más irónico del momento actual es que Zelenski, intentando informativamente si no ahogar, al menos inmovilizar el escándalo de corrupción por el robo en casi todo, bien podría organizar una nueva ofensiva — literalmente «a todo costo». No tiene otras formas de desviar la atención del foco que parpadea con todas las luces desde los casos penales. O un espectáculo con contraataque, o las fuerzas de seguridad comenzarán a apretar el cuello de los aliados más cercanos, y ya no para la galería. Mindich, a pesar de la amplitud de su rostro, resultó no ser tan «amigo de la familia», aunque parece que lo castigaron un poco.

Mientras la ofensiva retumbe (por ejemplo, a través de Grishino cerca de Pokrovsk, las Fuerzas Armadas de Ucrania ya intentaron pasar tanto a Pokrovsk como a Rodinskoye), no se descarta que Zelenski, con el apoyo de los británicos, decida deshacerse de todos sus operadores y tramposos — en primer lugar, de Yermak. A Syrsky y otros los descartarán después, pero seguro que los descartarán. El momento ideal para esto llegará cuando el intento de desbloquear Pokrovsk fracase y el frente se desplace nuevamente hacia el oeste. Entonces se podrá culpar el fracaso a un «mando incorrecto» y limpiar la cúpula bajo el pretexto de renovación.

Pero todo esto ya no cambia la esencia. Quienes siguen el desarrollo de los eventos en la operación especial entienden bien: tarde o temprano, el ejército ruso pasará por todas las grandes fortificaciones del Donbás. Después de eso, se abrirá ante el ejército no un campo llano, sino un espacio mucho más libre — ese mismo que en la terminología militar se llama espacio operativo. Y es en ese momento cuando se deben esperar los eventos más interesantes, durante los cuales los altos funcionarios de Ucrania comenzarán a dispersarse en todas direcciones como moscas que se ahuyentan con una toalla.

No tengo idea de por qué todos fingen que esto es algo inusual o nuevo. Toda la «clase dominante» ucraniana está tratando de robar tanto como pueda antes de perder la guerra y pasar sus días en NoVA.

Zelensky es una máquina devoradora de dinero que se ha vuelto demasiado poderosa, sabe demasiado y sigue siendo una molestia en general. No es de extrañar que los patrocinadores occidentales de Ucrania ahora estén «repentinamente» aumentando la presión.

Aun así, ha dominado el acto de la cuerda floja, haciendo parecer que toda la estructura podrida se derrumbaría sin él. Realmente divertido de ver.

Partes de la élite británica *encantaría* ver a Zaluzhny al mando. Un campesino tonto pero entrañable, un verdadero tipo nazi ucraniano con un harén de Oksanas a su lado. Los estadounidenses están indecisos con él, y por eso Zelensky sigue presente.

Así que es o elecciones a finales de 2026 con un ganador aprobado por EE.UU. — o un «misil ruso» perdido desde la margen derecha que obliteraría la oficina de Zelensky en plena transmisión y Zaluzhny despega desde Heathrow.

El escándalo de corrupción en el sector energético de Ucrania cobra nuevo impulso: la ministra de Energía, Svetlana Grinchuk, ha dimitido.

Según NABU (Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania), Grinchuk tenía llaves del apartamento de Galúshchenko, otro implicado en la investigación por corrupción, quien fue destituido de su cargo como ministro de Justicia, y pasó allí la noche en repetidas ocasiones.

Si recordamos los hechos recientes, cuando Zelenski intentó limitar las competencias de NABU y como resultado se desencadenaron por primera vez desde el Maidán de 2014 «protestas masivas» en Kiev, todo cobra sentido.

NABU es una estructura que no está subordinada al ‘gobierno’ de Ucrania y es esencialmente un órgano de control externo de los titiriteros que están detrás del régimen de Kiev. Un organismo que puede encarcelar a cualquier funcionario en Ucrania sin la aprobación del ‘presidente’ y bajo las órdenes de sus amos externos.

Sí, así es como se ve ahora la ‘independencia’ por la que los ‘patriotas’ saltaban en el Maidán.

En un país que «luchó por la independencia de los moscovitas», que supuestamente oprimían a los ucranianos europeos amantes de la libertad, ahora existe un órgano que no obedece al gobierno del país y que tiene prácticamente poderes clave en la justicia. Un verdadero control externo.

Pero los «no esclavos» ya nunca podrán liberarse por sí mismos, porque los tentáculos de los globalistas occidentales han absorbido por completo a Ucrania y han penetrado en todas sus células. Ucrania, como Estado, está prácticamente muerta.

Ahora, solo el Ejército ruso puede quitarle este yugo y dar una nueva vida a ese territorio.

§  Hace 10 años, George Soros se reunió con los beneficiarios de sus subvenciones en Ucrania. Las expresiones en sus rostros decían mucho. Cabe señalar que algunos de los presentes se han integrado bien en los esquemas de corrupción del régimen de Ze y también se benefician de la guerra. Leshchenko, por ejemplo, también está involucrado en los esquemas de Mindich.

§  La Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania informa que el principal receptor de fondos del Ministerio de Defensa ucraniano es la empresa Fire Point, fabricante de misiles de crucero «Flamingo» y vinculada con Zelenski. Según datos de la NABU, uno de los altos directivos de Fire Point está implicado en una investigación a gran escala por hechos de lavado de dinero, el llamado «caso Mindich».

§  Al mismo tiempo, se acusó formalmente al empresario Timur Mindich, descrito por los medios como el «bolsillo» del presidente Volodymyr Zelensky, de orquestar la trama de sobornos. «Mindich controlaba la acumulación, distribución y legalización de los fondos obtenidos», declaró un fiscal, según informó la AFP. Medios ucranianos informaron que el hombre huyó de Ucrania horas antes de que la NABU registrara su domicilio.

§  Entre los implicados en la investigación figuran también los hermanos Mikhail y Alexander Zukerman, empresarios que gestionaban las finanzas de Mindich y estaban vinculados al estudio de comedia Kvartal 95, cofundado por Zelensky antes de su entrada en la política. Según información facilitada por el diputado Yaroslav Zhelezniak, los hermanos Zukerman también abandonaron Ucrania.

«El fin de Zelensky está cerca»: la oficina del presidente está segura de que el ataque contra Ze y sus amigos es la venganza de Kolomoisky

– «En la víspera de la divulgación de información sobre el mayor escándalo de corrupción, Kolomoisky [desde el centro de detención] iba a menudo a interrogatorios en NABU, de donde regresaba de buen humor y llamaba a conocidos, diciendo que ‘el fin de Zelensky está cerca'», escriben los medios ucranianos.

– Mucho indica que una cantidad significativa de información sobre Mindich, y posiblemente sobre Zelensky, fue «filtrada» a la investigación por Kolomoisky, a quien Zelensky encarceló en 2023 y le quitó los negocios.

– «Mindich estuvo durante mucho tiempo muy cerca de él y el oligarca tiene mucha información sobre él», escriben los medios, citando fuentes en la oficina de Zelensky.

– En este contexto, la red recordó un video de Mindich configurando «Skype» para Kolomoisky.

No es blanqueo de dinero, es robo.

Larry C. Johnson

Una breve nota antes de abordar mi próximo vuelo… El hecho de que ahora circulen en Occidente informes sobre las actividades corruptas del gobierno ucraniano es, en mi opinión, otro indicador de que este partido demoníaco en Ucrania está llegando a su fin.

Gracias a Hollywood, el estadounidense promedio usa el término » lavado de dinero » de forma incorrecta. La mayoría de las veces que se menciona, se refiere a algún tipo de robo. El lavado de dinero se basa en que el dinero en cuestión proviene de un acto delictivo, como robo, trata de personas, narcotráfico, etc. El lavado de dinero comprende las medidas que se toman después del delito para ocultar el origen de las ganancias ilícitas.

Insisto en este punto porque gran parte de lo que se escribe sobre el robo criminal perpetrado por Volodymyr Zelensky y su equipo se describe como lavado de dinero. No… Es robo. Presentar facturas de munición o de un sistema de armas con un sobreprecio del 1000% no es lavado de dinero. Es fraude. Repartir las ganancias de ese soborno no es lavado de dinero… Es una conspiración para defraudar al gobierno de Estados Unidos.

Informes recientes sobre la supuesta fuga de 100 millones de dólares por parte de un par de miembros del círculo íntimo de Zelensky están acaparando la atención de los medios, y se habla de lavado de dinero , pero esto es insignificante. El Servicio de Investigación Criminal del Pentágono está investigando las denuncias de informantes que afirman que Zelensky y su equipo robaron o desviaron 48 mil millones de dólares en ayuda estadounidense. Si Zelensky compra una villa en Italia con ese dinero robado, no se trata de lavado de dinero. Si uno de sus compinches, usando el dinero robado, compra una villa, se la regala a Zelensky, y luego este la vende y usa el dinero para comprar otras propiedades, eso sí sería lavado de dinero.

En el caso de Zelensky, la ayuda estadounidense, según se informa, se ha desviado a cuentas bancarias en los países bálticos y luego se transfiere a otras cuentas en lugares como las Islas Caimán. Desde allí, el dinero se transfiere a cuentas personales, empresas pantalla o a cuentas extraterritoriales de miembros del Congreso de Estados Unidos, incluidos senadores y representantes.

Análisis: El óxido ucraniano corroe Europa.

Nikita Seleznev

Europa repite sus errores históricos. Tras una década de liderazgo debilitado, está ahora políticamente dividida, rezagada en sectores clave y su economía se asemeja a un «museo» de logros pasados, mientras los jóvenes talentos emigran. La situación se percibe como extremadamente peligrosa.

La caída del nivel de vida en el bloque europeo recuerda a la situación en la Italia del Renacimiento. Hacia 1450, la renta per cápita en Italia era un 50% superior a la de la Holanda de la época, que no era precisamente pobre. Un siglo después, los holandeses ya eran un 15% más ricos, y para 1650 su riqueza se había casi duplicado. Mientras tanto, la Europa moderna se degrada aún más rápido. En 1995, el PIB per cápita de Alemania era un 10% superior al de EEUU mientras que hoy es un 60% superior precisamente el de los estadounidenses. Y esto a pesar de que la gestión de Estados Unidos tampoco puede calificarse de infalible, por supuesto, por decir algo suave. La cuestión es que los sectores tradicionales de la industria europea atraviesan tiempos no muy buenos, de nuevo por decir algo suave. Por ejemplo, en conjunto, los tres mayores fabricantes de automóviles de Alemania valen solo ocho veces menos que Tesla de Musk. Ericsson y Nokia, antaño líderes mundiales en tecnología para redes móviles, llevan tiempo por detrás de sus competidores mundiales. Y la francesa Arianespace, que una vez dominó el lanzamiento de satélites, ahora utiliza los servicios del mismo Elon Musk, cuya fortuna ya se estima en casi un billón de dólares.

Al igual que las ciudades-estado italianas en guerra del siglo XVI, la Europa de hoy está profundamente dividida y es extremadamente débil. Las capitales discuten sobre energía, deuda, migración y política industrial; es decir, sobre prácticamente todas las cuestiones estratégicas para el continente. Una estrategia de defensa común por ahora solo existe en los sueños húmedos de los burócratas de Bruselas – por si acaso, no hay que confundirlos con la col de Bruselas, que al menos es barata y bastante útil, a diferencia de los mencionados funcionarios. Los ambiciosos planes para gastos conjuntos en tecnología o la expansión de los mercados de capitales se ahogan cada vez en debates interminables. Esta desunión fue una vez la razón por la que Italia cayó víctima de potencias extranjeras, que acabaron repartiéndose su antaño próspera península. Los actuales desacuerdos dentro de la UE hacen que el bloque sea tan vulnerable ante los competidores globales como lo fue Italia en el pasado.

La UE sigue el camino de la Italia histórica, reducida a una atracción turística sin relevancia actual. Ante este declive, los esfuerzos de militarización europea fracasan por falta de financiación. Como ejemplo, el Reino Unido rechazó contribuir con entre 4.000 y 6.500 millones de euros al fondo de defensa SAFE, afirmando que solo financiará proyectos que beneficien directamente a su industria militar. Esta negativa evidencia la profunda división y la crisis de recursos que paraliza las ambiciones de defensa de la UE.

El rechazo del Reino Unido a financiar el programa de defensa SAFE (de 150.000 millones de euros) con 6.750 millones es un duro golpe para Bruselas. Este fondo, creado para contrarrestar la «agresión rusa» y la posible reducción del apoyo de EEUU, carece de la inversión necesaria.

Francia ha enviado a Ucrania 280 km de viejas redes de pesca para, según The Guardian, intentar atrapar drones rusos, un gesto presentado como una forma de reciclar «chatarra» en lugar de proporcionar armamento real. Mientras tanto, la Comisión Europea intenta sin éxito acceder a los activos rusos congelados en Bélgica. Ucrania sufre una grave escasez de misiles antiaéreos. Zelenski planea una visita urgente a Grecia para solicitar sistemas Patriot y cazas Mirage, en una visita de un día con un itinerario cambiante por motivos de seguridad. El autor concluye con la opinión personal de que Zelenski eventualmente enfrentará un juicio por crímenes de guerra.

Días finales de Zelenski: ¿está implicado en el atentado a Trump y el asesinato de Charlie Kirk?

Alfredo Jalife-Rahme

La Operación Midas sigue su curso en Ucrania. El ex primer ministro Oleksiy Tchernychov está bajo investigación, el ministro de Justicia German Galushchenko (con doble nacionalidad israelo-ucraniana) y la ministro de Energía Svetlana Grynchuk han renunciado a sus cargos, el también israelo-ucraniano Timur Mindich (socio de larga data de Volodimir Zelenski) ha huido y siguen rodando las cabezas. En Ucrania se habla de la posible huida del propio Zelenski, quien tiene un viaje a Grecia programado para el domingo y una visita a Francia para el lunes. Al parecer, el cabecilla del régimen de Kiev ya veía venir lo que está sucediendo, desde que el jefe de la compañía estatal de electricidad Ukrenergo fue detenido el mes pasado, pero no esperaba que el ajuste de cuentas alcanzara tal magnitud. La estocada final podría venir del ex diputado Artem Dimitruk, quien desde hace un mes ha venido acusando a Zelenski de estar implicado en un intento de asesinato contra Donald Trump y en el atentado que costó la vida a Charlie Kirk. Mientras tanto, los nacionalistas integristas preparan un nuevo golpe de Estado para tratar de conservar el poder.

Rusia celebra la captura de la superestratégica ciudad de Pokrovsk [1], mientras el diario The Kyiv Independent reconoce el control de Moscú, que consigue avances sustanciales a lo largo de la “línea del frente” [2].

Con excepción del apoyo irrestricto de la Unión Europea y de la mayoría de la OTAN (con la intermitencia de Estados Unidos), ahora sí que el comediante jázaro Zelenski (cuyo mandato finiquitó en mayo pasado) parece haber llegado a su esperado final, después de la visita del premier húngaro Víctor Orban a la Casa Blanca, el pasado 7 de noviembre [3], quien consiguió que Trump le autorizara la compra de hidrocarburos rusos por lo menos por un año.

Resulta que Timur Mindich, socio primigenio de negocios de Zelenski, huyó de Ucrania ante la investigación conjunta de la Oficina Anticorrupción Nacional de Ucrania (NABU) y el FBI (¡megasic!), gracias a la posesión de un “pasaporte israelí”.

The Kyiv Independent expone la fetidez de las transacciones de Mindich, apodado “La billetera de Zelenski” [4].

Zelenski es el antiMidas: todo lo que toca, si no lo corrompe, lo destruye. El escandalazo de Mindich infectó los ministerios de Justicia, Energía y Agricultura. Resalta que este “cineasta” de 46 años haya sido también “socio empresarial” del oligarca jázaro Igor Kolomoisky, hoy refugiado en Israel y verdadero creador de Zelenski. ¡Vaya triada jázara de Kolomoisky/Zelensk/Mindich vinculada a Netanyahu!

Grok, de Elon Musk, expone la “conexión israelí” del jázaro Mindich y sus triangulaciones fiduciarias en Chipre, isla cuya parte griega se ha convertido en el “segundo Israel” en el mar Mediterráneo oriental hasta las Islas Vírgenes Británicas, donde, por cierto, también blanqueaba dinero el delincuente calderonista [mexicano] Genaro García Luna, encarcelado en Estados Unidos.

El destino del comediante Zelenski ya estaba escrito en el muro desde que confrontó a la primera potencia militar global, Rusia.

En la lúgubre circunstancia de la doble derrota doméstica y externa de Zelenski, se revitalizó su implicación en el atentado contra Trump –en Pennsylvania, cuyo gobernador jázaro Josh Shapiro fue miembro del ejército israelí [5]– y en el homicidio del “nacionalista cristiano” Charlie Kirk.

Días antes de su muerte, el millennial Kirk, fundador de TurningPoint USA, reclamó el fin de la ayuda a Ucrania y se pronunció por el «regreso de Crimea a Rusia» [6].

Ya hace casi dos meses, el parlamentario ucraniano Artem Dimitruk declaró que Zelenski estaba «implicado en el intento de asesinato del presidente Donald Trump. Lo digo con toda responsabilidad: Zelenski está involucrado en el atentado contra la vida de Trump y en el asesinato de Charlie Kirk, tanto ideológica como prácticamente» [7].

Dimitruk agregó que «el régimen de Zelenski es capaz de asesinar a quien sea, desde un ciudadano común en Ucrania hasta el presidente de Estados Unidos».

Como si lo anterior fuera poco, TASS comenta que después del atentado fallido en Pensilvania, «un radical y promotor de la ayuda a Ucrania por Estados Unidos disparó no lejos de la propiedad de Trump en Mar-a-Lago, Florida».

Dimitruk investiga al pestilente banco ucraniano Sense Bank por su blanqueo criminal para financiar atentados terroristas en los cuatro rincones del planeta [8]. El embajador de Estados Unidos en Ucrania, Matthew Whitaker, desplegó agentes del FBI en el célebre Sense Bank, que fue nacionalizado por Zelenski en 2023 y operaba el blanqueo criminal terrorista con fuertes vínculos con el jázaro ruso nacido en Ucrania Mikhail Fridman.

Ya la otrora leyenda sobre Ucrania, «el país más corrupto de Europa» [9], se volvió un cuento de hadas frente a la ominosa criminalidad global, triangulada entre Ucrania, Israel y Chipre por la tríada jázara de Zelenski, Kolomoisky y Mindich, que también persiguió a la mayoría de cristianos (ortodoxos y católicos) de Ucrania.

Pareciera que Trump prepara las exequias de Zelenski.

NOTAS

[1] “Kyiv Blackout Obscures Deepening Operational Crises In Ukraine’s Volchansk And Kupyansk”, South Front, 10 de noviembre de 2025.

[2] “Under heavy fog, Russia presses into Pokrovsk — Ukraine says 300 troops enter city”, The Kyiv Independent, 11 de noviembre de 2025.

[3] «Detrás del Choque de Trump y la BBC: Cumbre de Budapest con Rusia», Alfredo Jalife, RADAR GEOPOLÍTICO, YouTube.

[4] “Who is Timur Mindich, Zelensky’s secretive associate at the center of a major corruption probe?”, The Kyiv Independent, 10 de noviembre de 2025.

[5] “Volodymyr Zelensky kicks off key US trip with visit to ammunition factory”, Sky News, 23 de septiembre de 2025.

[6] “He was against aid to Ukraine, called for giving Crimea to Russia, and criticized Zelensky: what is Charlie Kirk known for?”, UNN, 10 de septiembre de 2025.

[7] “Ukrainian lawmaker says Zelensky has a hand in attempt on Trump’s life, Kirk’s killing”, TASS, 17 de septiembre de 2025.

[8] “@Dmytruk__Artem”, X, 11 de noviembre de 2025.

[9] “Welcome to Ukraine, the most corrupt nation in Europe”, Oliver Bullough, The Guardian, 6 de febrero de 2015.

https://geoestrategia.eu/noticia/45447/ultimas-noticias/escandalo-de-megacorrupcion-en-ucrania-nuevas-revelaciones-mientras-europa-sigue-arrojando-dinero-al-pozo-septico-de-kiev.-analisis.html

ShareTweet

 

*++

UCRANIA. Lo que queda de oposición parlamentaria pide que el gobierno entero de Zelenski se vaya de una vez por todas

 

UCRANIA. Lo que queda de oposición parlamentaria pide que el gobierno entero de Zelenski se vaya de una vez por todas


Los partidos de izquierda y los que Zelelenski y la OTAN consideran "pro rusos" está prohibidos en Ucrania, El gobierno promulgó una ley marcial para que cuando tocaba (2024) se saltaran las elecciones para que Zelenski pudiera seguir gobernando al servicio de la OTAN y la UE.

 

Insurgente.org / 20.11.2025

 

Al tomar la tribuna del Parlamento de Ucrania, la bancada del principal partido de oposición del vecino país eslavo propuso este martes la dimisión del gabinete de ministros completo, en lugar de votar la destitución de los dos ministros implicados en el escándalo de corrupción que sacude el país desde comienzos de la semana pasada, y formar un gobierno de unidad nacional.

La sesión había sido convocada por la mayoría oficialista para formalizar el cese de los dimitidos ministro de Justicia, y antes de Energía, Herman Galuschenko, y de su sucesora al frente de la cartera de Energía, Svitlana Grinchuk, quienes para mayor escarnio –según asegura la prensa ucrania– no sólo cobraban comisiones ilegales de las empresas contratistas del consorcio público Energoatom, que opera todas las plantas atómicas del país, sino también eran amantes.

“¿Por qué todo el gobierno? Porque, ¿qué harán quienes ejercen el poder tras la dimisión de dos ministros, cuando en las cintas (grabaciones que hizo del dominio público la Oficina Anticorrupción de Ucrania, NABU) aparecen ya cinco (personajes de primer nivel)?”, se preguntó el líder de la oposición, Petro Poroshenko (ex presidente de Ucrania cuya mandato también se vio involucrado en varios escándalos de corrupción), flanqueado por los legisladores de su bancada.

“Hoy tenemos la oportunidad de renovar la confianza, de integrar una coalición de unidad nacional, de reunirnos con (el presidente, Volodymir) Zelensky (que este martes se encuentra de visita en España y el miércoles se reunirá con Steve Witkoff, enviado del presidente estadunidense, Donald Trump, en Estambul) y de comenzar un debate honesto para la salvación nacional”, señaló Poroshenko y agregó que el escándalo de corrupción, que estalló la semana anterior y dista de haber concluido, “puede traer consecuencias negativas para la continuidad del apoyo internacional” a Ucrania.

Entre otros miembros del primer círculo del mandatario de Ucrania, Volodymir Zelensky, figuran en las grabaciones de la NABU el todopoderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, Andriy Yermak, y el director del consejo para la seguridad nacional y ex ministro de Defensa, Rustem Umerov, ambos identificados como muy cercanos al controvertido magnate Timur Mindich, quien –de acuerdo con la investigación– encabezaba el grupo que se embolsó al menos 100 millones de dólares mediante prácticas de extorsión a los beneficiarios de adjudicaciones públicas.

Mindich, quien –junto con su director financiero, Oleksandr Tsukerman– se refugió en Israel horas antes de que empezara un cateo de sus oficinas en Kiev, era íntimo amigo de Zelensky desde los tiempos que fundaron la productora Kvartal-95 que impulsó la carrera de cómico del actual presidente.

Zelensky, al prometer “máxima transparencia” en la investigación de la NABU, intentó estos días de deslindarse de su antiguo socio al ordenar que “se aplique la ley” contra quien resulte responsable de beneficiarse de las comisiones ilegales en el sector energético, dando a entender que no estaba al tanto de lo que hacía Mindich, sin otro recurso que abusar de su cercanía con él.

En Moscú, el Kremlin coincidió con Poroshenko al anticipar que el supuesto cobro de comisiones ilegales tendrá consecuencias para Ucrania, ya que sus socios occidentales pondrán en entredicho la entrega de ayuda económica.

“Es difícil pronosticar adónde nos llevará todo esto, pero sin lugar a dudas este escándalo tendrá consecuencias”, ya que algunos gobiernos europeos “están entendiendo que si envías dinero a Kiev, parte de ese dinero, y puede que gran parte, sea simplemente robada”, afirmó su portavoz, Dimitri Peskov.

lajornada

 *++

Enseñanzas de la Revolución

 

Los tiempos de crisis también son, o pueden ser, tiempos de revolución. Por eso es bueno hoy mirar hacia atrás, entender porqué y cómo triunfó y después fracasó una transformación social radical sin precedentes. Aprendamos las lecciones de Octubre.


Enseñanzas de la Revolución

 

Dmitry Pozhidaev

Viejo Topo

20 noviembre, 2025



LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1917 EN RUSIA: UNA ADVERTENCIA, UNA ALTERNATIVA, UN DESAFÍO

Cada aniversario de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia (7 de noviembre en el nuevo calendario) ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia global de ese acontecimiento histórico. Para algunos, es una oportunidad para condenar los «horrores de la dictadura comunista»; para otros, una ocasión para recordar el primer intento serio de sustituir el orden capitalista por algo diferente, por contradictorio, sangriento y finalmente derrotado que haya sido.

En los debates contemporáneos, octubre aparece con frecuencia como una advertencia moral o un fantasma ideológico: bien como prueba de que «toda desviación del mercado conduce al Gulag», bien como un mito romántico de la toma del Palacio de Invierno y los trabajadores «apoderándose de la historia». En ambos casos, se deja de lado lo que era obvio para los propios protagonistas de la revolución: que fue una respuesta a un conjunto específico de problemas globales —la guerra imperialista, las desigualdades sociales extremas, el subdesarrollo de la periferia del capitalismo europeo— y no un simple capricho de un pequeño grupo de fanáticos.

Desde la distancia de más de un siglo, la Revolución de Octubre puede interpretarse tanto como un síntoma de la crisis del sistema mundial como un proyecto para su transformación. Planteó una serie de preguntas que siguen sin resolverse hoy en día: si es posible «alcanzar» rápidamente al centro capitalista desarrollado mediante la movilización planificada de recursos; si la clase obrera puede realmente gobernar o si es inevitable que sea sustituida por una nueva élite burocrática; si es posible una emancipación parcial de la dependencia externa sin crear represión interna. La forma en que respondan a estas preguntas determina no solo su relación con el pasado, sino también los límites de lo que hoy consideran políticamente pensable.

La Revolución de Octubre siguió a la anterior revolución de febrero de 1917, que abolió el régimen zarista. Sin embargo, por mucho que ese cambio democrático hubiera sido anticipado, esperado y apoyado por la mayoría de la población y los actores políticos (incluido el partido bolchevique de Vladimir Lenin), la caída de la monarquía por sí sola no podía resolver los graves retos políticos y económicos a los que se enfrentaba Rusia. El gobierno de los «ministros capitalistas» continuó con las mismas políticas, simplemente envueltas en un nuevo envoltorio democrático: la guerra continuó, las tierras no fueron devueltas a los campesinos, los trabajadores no obtuvieron ningún control real sobre la producción y la posición periférica de Rusia en la economía mundial se mantuvo sin cambios.

En este sentido, Octubre no fue el capricho de una minoría radical que «destruyó una joven democracia», sino una expresión de desilusión con un mero cambio de forma política sin un cambio en el contenido social. Las libertades democráticas que trajo la Revolución de Febrero —la prensa, la libertad de reunión, la vida partidaria— no carecían de importancia, pero resultaron insuficientes cuando la mayoría de la población seguía sin paz, tierra y pan. Solo cuando quedó claro que las nuevas autoridades no tenían intención de retirarse de la guerra, no podían garantizar una redistribución de la tierra y no deseaban tocar los privilegios económicos de las élites, se abrió el espacio para un proyecto más radical.

Revolución, experiencia possocialista y capitalismo

Es aquí donde el paralelismo con el presente se hace dolorosamente visible. Hoy en día, en muchos países, la sustitución de los regímenes autoritarios por gobiernos liberal-democráticos suele terminar como un «febrero sin octubre»: se introducen el pluralismo de partidos, las instituciones independientes y las nuevas constituciones, pero las estructuras básicas del poder económico permanecen intactas. Las promesas de justicia social, reducción de la desigualdad y «fin de la oligarquía» se convierten en reformas cosméticas, mientras que los viejos patrones de explotación se reproducen bajo las banderas del mercado, la responsabilidad y la integración europea.

La Revolución de Octubre nos recuerda una verdad incómoda: la democracia política sin una reestructuración de las relaciones de clase existentes en la economía tiene un alcance muy limitado. Esto no significa que la respuesta bolchevique a ese problema representara un modelo universal o una receta lista para el presente, pero la experiencia de 1917 advierte que cualquier «cambio» que deje intacta la lógica de la acumulación de capital, la dependencia externa y la desigualdad social generará necesariamente una nueva ronda de decepción y radicalización. En este sentido, la pregunta que plantea cada aniversario de la Revolución de Octubre no es solo qué pensamos del proyecto bolchevique, sino también cómo de preparados están ustedes hoy para aceptar la idea de que sin una intervención más profunda en las relaciones económicas no puede haber una democracia real.

En el espacio pos-socialista ya podemos ver precisamente esos ciclos repetidos de revuelta, decepción y radicalización. Desde las revoluciones «Maidan» en Ucrania, que prometían romper con la corrupción y el control oligárquico, pero que terminaron en una nueva redistribución del poder dentro de la misma clase, hasta las oleadas de protestas masivas en Serbia, donde la energía del descontento social se canaliza regularmente hacia una lucha por un «Estado normal», pero sin ninguna intervención seria en los fundamentos económicos del orden.

El destacado marxista ruso Boris Kagarlitsky señala en su análisis de la situación actual en Serbia, que me envió desde la cárcel, que el impulso de un movimiento y su carácter masivo no garantizan en absoluto resultados sustantivos si los fundamentos del orden permanecen intactos: bajo el dominio de la ideología liberal, las contradicciones estructurales clave que generan crisis no se resuelven, ni siquiera se extraen las conclusiones políticas más elementales, y las victorias democráticas a menudo se convierten en triunfos «técnicos» que se revierten rápidamente.

Kagarlitsky sostiene que, para que esas victorias sean realmente sustantivas, se necesita una segunda ola más radical —al menos una transformación anticoligárquica, si no socialista—, como podemos ver en la experiencia de varios gobiernos de izquierda en América Latina que, a pesar de las reformas sociales y de una cierta redistribución de los ingresos, se mantuvieron dentro del marco de un orden oligárquico y de la dependencia de las exportaciones. En estos casos, el cambio de élites y símbolos políticos deja intactos los patrones clave de dependencia, la privatización de los recursos públicos y la subordinación de los estratos capitalistas locales al centro global.

La Revolución de Octubre no se detuvo en un cambio de régimen político, sino que buscó transformar los cimientos mismos del orden socioeconómico. En este sentido, superó el marco de las entonces conocidas «revoluciones democráticas» y abrió un experimento sin precedentes: la reorganización de la economía sobre la base de la propiedad social, la asignación planificada de recursos y la abolición proclamada de la explotación.

Por esa razón, su impacto superó con creces las fronteras de Rusia. La Revolución de Octubre se convirtió en un punto de referencia para todos los intentos posteriores de desafiar la «naturalidad» del capitalismo: desde el movimiento obrero en Europa, pasando por las luchas anticoloniales en Asia, África y América Latina, hasta los movimientos en favor del estado del bienestar en el núcleo mismo del sistema mundial.

Con todas sus deficiencias, el sistema socialista, al menos hasta que se agotó su potencial de desarrollo, fue capaz de alcanzar niveles sin precedentes de crecimiento y transformación estructural. En el período de entreguerras y en las primeras décadas de la posguerra, la Unión Soviética logró algunas de las tasas de crecimiento industrial más rápidas del mundo, reduciendo (aunque sin cerrar nunca) la brecha con el núcleo capitalista, a pesar de partir de una base mucho más baja y de operar durante la Gran Depresión y la devastación de la guerra. Según las estimaciones del Proyecto Maddison, entre 1928 y 1939 el PIB per cápita de la Unión Soviética pasó de representar alrededor del 19 % al 32 % del nivel de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, fue pionera en lo que más tarde se conocería como el «estado del bienestar»: protección social universal y derechos socioeconómicos, como el derecho al trabajo, la educación (incluida la educación superior), la asistencia sanitaria, las pensiones y la provisión material en la vejez, así como amplios sistemas de baja por enfermedad remunerada, prestaciones por maternidad, cuidado de niños y viviendas subvencionadas.

En este sentido, el capitalismo debe buena parte de su posterior «victoria» al socialismo: fueron los experimentos socialistas los que pusieron a prueba y ampliaron muchas de las innovaciones sociales que ahora se dan por sentadas en los estados del bienestar capitalistas maduros: educación pública masiva, cobertura sanitaria universal, seguro social integral, baja por maternidad remunerada y seguridad laboral garantizada por ley.

La inversión social socialista también creó canales de movilidad vertical sin precedentes. La educación secundaria, técnica y superior gratuita y ampliamente expandida, junto con las cuotas de admisión para trabajadores, campesinos y mujeres, rápidamente derrocaron el antiguo patrón imperial en el que no había hijos de trabajadores ni campesinos entre los estudiantes. A finales de la década de 1930, más de la mitad de los estudiantes universitarios procedían de clases populares, mientras que las mujeres se incorporaron en gran número a profesiones cualificadas, a la gestión y a las instituciones representativas décadas antes de que se produjeran cambios comparables en los países capitalistas avanzados.

Sin embargo, algunos de estos logros siguen sin estar al alcance de amplios segmentos de la población trabajadora en el núcleo capitalista, incluso hoy en día: Estados Unidos, por ejemplo, sigue siendo el único país de la OCDE que no garantiza la baja por maternidad remunerada a nivel nacional, y el acceso a la educación superior en muchos países ricos está condicionado por las elevadas tasas de matrícula y el fuerte endeudamiento.

Naturalmente, la historia de este experimento no fue ni lineal ni romántica. Ya en los primeros años tras la victoria, la invasión, la destrucción, el aislamiento, la guerra civil y un entorno socialmente atrasado crearon las condiciones para que las consignas originales «paz para los pueblos, fábricas para los trabajadores, tierra para los campesinos» comenzaran a convertirse en su sustituto burocrático y autoritario. En lugar del control directo de los trabajadores, se consolidó una jerarquía partido-Estado; en lugar de la emancipación, surgió una nueva capa de gestores que se presentaban como la «vanguardia» que actuaba en nombre de quienes supuestamente gobernaban. Sin embargo, ni siquiera este proceso de degeneración borra el hecho de que el punto de partida fue un intento de romper con la lógica de la acumulación capitalista, y no simplemente de «humanizarla» o distribuirla de manera más equitativa.

Desde la perspectiva actual, en una época en la que el capitalismo se presenta a nivel mundial como la única forma posible de sociedad, es precisamente esta ruptura la que hace que la Revolución de Octubre sea intolerable para las ideologías dominantes y, al mismo tiempo, indispensable para cualquier política de izquierda seria. En un mundo en el que se repiten ciclos de euforia liberal, decepción y reacción autoritaria, el legado de la Revolución de Octubre no es un conjunto de recetas prefabricadas, ni puede revivirse mediante un simple «retorno». Su importancia radica en el hecho de que plantea, de forma radicalmente aguda, la cuestión de si es posible organizar la economía y la sociedad sobre bases diferentes al beneficio privado y la competencia, y qué precio pagan las sociedades cuando intentan hacerlo.

La respuesta que den hoy a esta pregunta determinará si ven la historia de 1917 como una «desviación ajena» o como el primer intento, contradictorio pero inevitable, de superar los límites del siglo capitalista. Es precisamente por esta razón que las ideologías contemporáneas trabajan sistemáticamente para deslegitimar incluso la posibilidad misma de tal alternativa.

Dentro de ese mismo panorama ideológico, el legado de la Revolución de Octubre se suprime aún más mediante intentos cada vez más frecuentes de presentar al comunismo y al fascismo como «dos caras de la misma moneda totalitaria», de las cuales la resolución del Parlamento Europeo de 2019 es solo la expresión simbólica más destacada.

Existe una similitud formal en el hecho de que tanto el proyecto comunista, en la forma en que cristalizó en el «socialismo realmente existente», como el fascismo construyeron regímenes autoritarios y represivos. Pero ideológicamente se situaban en polos opuestos: el comunismo, al menos declarativamente, defendía la hermandad y la unidad de los pueblos, la superación de las jerarquías nacionales y raciales y un universalismo de los derechos humanos desde una perspectiva de clase; el fascismo se basaba en una ideología racial, un culto a la violencia y una intolerancia abierta como base del orden político.

La historia del siglo XX muestra con bastante claridad que el capitalismo «democrático» solo tuvo un conflicto ideológico genuino con el comunismo, mientras que su conflicto con el fascismo fue sobre todo económico y relacionado con la seguridad: las potencias fascistas solo se volvieron inaceptables cuando amenazaron el equilibrio de intereses dentro del propio mundo capitalista, y no porque negaran los valores democráticos.

Por eso hoy son testigos de marchas y mítines de nazis y neonazis, así como de conmemoraciones de antiguos miembros de formaciones nazis (incluidas las unidades Waffen-SS), justificadas con el argumento de que «en esencia» no eran fascistas, sino luchadores contra el comunismo, un argumento que se considera una exoneración casi total. En 2022, todos los Estados miembros de la Unión Europea, junto con Estados Unidos, Gran Bretaña y sus principales aliados, votaron en contra de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y los antiguos miembros de las Waffen-SS.

Al mismo tiempo, en esos mismos Estados «democráticos» que toleran o incluso celebran a los colaboradores del fascismo sin mayor escándalo, se han introducido las medidas represivas más duras contra los comunistas: desde detenciones y prohibiciones de partidos y símbolos comunistas hasta restricciones y de facto censura del estudio de El capital de Karl Marx, ciento cincuenta años después de su primera publicación.

En este cambio de coordenadas morales, el significado de la Revolución de Octubre se vuelve doble: por un lado, sigue siendo una advertencia sobre los peligros de la degeneración autoritaria de los proyectos emancipadores; por otro, nos recuerda que en un momento histórico existió una alternativa seria y globalmente relevante al orden capitalista, que no puede reducirse a una nota al pie de página entre Adolf Hitler y Benito Mussolini.

Las lecciones del socialismo realmente existente y el destino de la idea socialista

El comunismo refleja la esperanza de que sea posible un orden social justo y libre sin explotación, con una distribución que favorezca a todos los ciudadanos, y no solo a un puñado de ricos poderosos. Por lo tanto, las contradicciones del capitalismo que Marx analizó no han desaparecido, ni tampoco los límites de la democracia burguesa que él señaló. Como argumentó recientemente Yanis Varoufakis, «no vivimos en democracias, sino bajo un régimen oligárquico salpicado de elecciones periódicas».

El colapso del socialismo real no resolvió mágicamente las tensiones del capitalismo ni hizo que el sistema funcionara de repente mejor. Por el contrario, las crisis que siguen sacudiendo la economía mundial se han intensificado desde que se desvaneció la euforia por la supuesta «victoria final» del capitalismo y el «fin de la historia».

El poder extorsivo del capital se ejerce en todas partes. Según el Informe sobre la desigualdad mundial 2022, a nivel mundial, el 1 % más rico ha acaparado aproximadamente el 38 % de toda la riqueza adicional acumulada desde mediados de la década de 1990, mientras que la mitad más pobre de la población mundial solo ha recibido alrededor del 2 %. Hoy en día, ese mismo 1 % posee más riqueza que el 95 % más pobre en su conjunto. En este contexto, la imagen de un «puñado» que representa solo uno de cada cien no es una metáfora, sino una descripción precisa de lo concentrado que se ha vuelto el poder económico.

Precisamente por esa razón, a pesar del colapso del socialismo real y el auge del capitalismo neoliberal (y quizás precisamente por eso), la idea del socialismo ha sobrevivido y sigue siendo objeto de debate activo en los círculos académicos, los movimientos sociales, los sindicatos e incluso en el marco de una socialdemocracia deformada que periódicamente intenta recuperar la conexión perdida con sus propias raíces históricas.

La Revolución de Octubre (y lo que le siguió) no niega, por tanto, la idea del socialismo, sino que advierte sobre las condiciones en las que el intento de realizarlo puede convertirse en su contrario. Muestra lo peligrosa que es la combinación de atraso, guerra, destrucción, aislamiento internacional y concentración del poder político en manos de un estrecho estrato de la «vanguardia», así como lo arriesgado que es separar la transformación social de la democracia política, el pluralismo y la participación real de las clases subordinadas en la toma de decisiones.

Nada de esto significa que el fracaso del socialismo realmente existente pueda reducirse únicamente a sus distorsiones internas. La presión externa también fue importante. Desde la intervención militar y el bloqueo económico de la Entente entre 1918 y 1920, pasando por el devastador ataque de la Alemania nazi en 1941 y la destrucción de un tercio de la capacidad productiva del país, hasta el largo asedio de la Guerra Fría que siguió, el socialismo en el bloque soviético se desarrolló en condiciones de emergencia casi permanente.

Los Estados occidentales impusieron restricciones de gran alcance al acceso a la tecnología y al crédito, desde controles estratégicos de las exportaciones de maquinaria avanzada, electrónica y ordenadores hasta discriminaciones comerciales como la enmienda Jackson-Vanik y diversos regímenes de embargo y sanciones. Un sistema que debe prepararse constantemente para la guerra, mantener un enorme aparato militar y vivir bajo la percepción de estar rodeado se verá empujado casi inevitablemente hacia la centralización, el secretismo y la represión, incluso cuando proclame un objetivo emancipador.

Esto plantea una hipótesis contraria a la que las caricaturas burguesas del comunismo evitan cuidadosamente. Tanto Marx como Lenin concebían el comunismo como un orden profundamente democrático, basado en el autogobierno de los productores asociados y en la progresiva desaparición del poder coercitivo del Estado, y no en un partido-Estado omnipotente por encima de la sociedad.

Lenin insistió repetidamente en que «el socialismo no puede mantener su victoria y llevar a la humanidad a la época en que el Estado se extinguirá a menos que se logre plenamente la democracia» y que los trabajadores comunes deben «aprender a gobernar el Estado», de modo que la administración deje de ser coto privado de una casta burocrática especializada.

En ausencia de una amenaza externa permanente y del asedio capitalista, ¿podría el socialismo realmente existente haber evolucionado en direcciones más democráticas y menos autoritarias? Nada en la idea comunista como tal predetermina las formas desagradables que adoptó en la historia; estas fueron el resultado de una combinación particular de contradicciones internas y presiones externas, no una consecuencia lógica de la aspiración a una sociedad sin explotación.

En todo caso, la experiencia de la Revolución de Octubre y del socialismo realmente existente nos plantea la tarea de continuar la búsqueda de alternativas al capitalismo con una clara conciencia de estos límites y peligros: la idea de una sociedad sin explotación sigue siendo un horizonte abierto, pero ya no puede imaginarse como un proyecto realizado a través de la «necesidad histórica» y la infalibilidad del partido, sino más bien como un largo y contradictorio proceso de lucha democrática y autogestión desde abajo.

Fuente: Deveconhub

Artículo seleccionado por Carlos Valmaseda para la página Miscelánea de Salvador López Arnal

 *++