jueves, 30 de junio de 2022

Aproximación al nuevo concepto estratégico OTAN 2022

 

¿Qué rumbo tomará el Concepto Estratégico, término que sirve de guía para las acciones de la OTAN en los próximos años? En el actual contexto de guerra en Ucrania, insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos.


Aproximación al nuevo concepto estratégico OTAN 2022

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El Viejo Topo

30 junio, 2022 

 

Lo que llamamos Concepto Estratégico, que no estrategia, marca unas directrices políticas generales, a partir de un análisis de la situación geopolítica del momento que debe servir para guiar las inversiones en desarrollar y adquirir capacidades militares y llevar a cabo transformaciones en los próximos diez años en la propia organización, así como en los países miembros. Por tanto, el Concepto Estratégico, debe dar directrices políticas claras que articulen respuestas. Por ejemplo, en 2014 Rusia se anexionó Crimea, cuatro años después de haber aprobado el último Concepto Estratégico y este no tenía una respuesta prevista para esta situación.

El Concepto Estratégico de 2010 definía las tres misiones principales de la Alianza: la defensa colectiva, la gestión de crisis y la seguridad compartida. El nuevo Concepto Estratégico puede que enfatice un nuevo aspecto, la resiliencia. Para realizar un análisis eminentemente descriptivo del nuevo concepto estratégico de la OTAN se han utilizado documentos de los principales think tanks de Defensa, Real Instituto Elcano, el Instituto Español de Estudios Estratégicos y un grupo de think tanks en la Transatlantic Leadership Network.

Geopolítica

La reflexión que lleven a cabo los miembros para definir el nuevo Concepto Estratégico deberá partir de un análisis, en términos geopolíticos y militares, de lo acontecido en los últimos años: la Guerra de Siria, la salida de Afganistán, la invasión/ anexión de Crimea por parte de Rusia, la guerra de Ucrania, las divergencias políticas habidas entre Estados Unidos y Europa sobre el papel de la OTAN, el Brexit y la aparición de nuevas tecnologías disruptivas, en especial la Inteligencia Artificial.

Seguramente, el nuevo Concepto Estratégico, en el actual contexto de guerra en Ucrania, insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos, nada de cerrar la OTAN o de independencia estratégica de Europa respecto de Estados Unidos. Aunque este vínculo aceptará un cierto grado de autonomía estratégica de Europa, para llevar a cabo acciones militares propias, y también veremos hasta qué punto Europa tendrá autonomía tecnológica e industrial militar dentro de la Alianza, y lo compatibilizará con los intereses norteamericanos en el Pacífico. Cabe esperar que la autonomía europea respecto de la OTAN, si llega a existir, no será de calado.

Actualizará el concepto de disuasión a la nueva coyuntura, especialmente reforzará la disuasión con Rusia. Cabe suponer que el concepto de disuasión que planteará será más duro, más enérgico y anticipatorio, no será reactivo, será de respuesta y seguramente contemplará respuestas militares en todos los ámbitos, tierra, mar, aire, ciberespacio y espacio y en formas convencionales y no convencionales (la llamada guerra híbrida). Este aspecto quedará condicionado a que todos los miembros de la Alianza estén de acuerdo con los planteamientos militares.

Definirá nuevas amenazas y quiénes son los adversarios y abordará el papel que debe tener la OTAN en la competición por la hegemonía entre China y Estados Unidos. Este punto será decisivo, la disyuntiva será si los europeos acompañan a Estados Unidos en su pulso con China o mantienen una estrategia propia y diferenciada; según sea la respuesta estratégica hacia China, la OTAN saldrá reforzada o deteriorada.

Venimos de 30 años con hegemonía mundial de Estados Unidos y de occidente en general, el nuevo escenario presentará a Rusia como un adversario, no sé si a China se atreverán a clasificarla como adversario o la clasificaran como “reto sistémico” o “desafío sistémico”. Es decir, Rusia será considerada amenaza militar para la Alianza, pero posiblemente a China no se atrevan a considerarla o a definirla como amenaza militar, sino simplemente como un competidor.

China hace tiempo que plantea que EEUU es una potencia en “decadencia” que quiere impedir el ascenso de China en el escenario global para no perder su posición de primera potencia mundial, y que ellos representan la “emergencia”, lo que significa que la democracia está en decadencia y las autocracias son emergentes. China y Rusia son dos potencias con regímenes políticos autocráticos, ello lleva a considerar que el nuevo Concepto Estratégico abordará un relato de exaltación de los valores liberales occidentales frente a los asiáticos que representa China y, por tanto, el valor de la OTAN como garantía de los valores occidentales de democracia, libertad y Derechos Humanos.

Actualización tecnológica

Estamos en lo que se llama una era de tecnologías disruptivas, es decir, tecnologías que convierten en obsoletas las tecnologías existentes. La cultura estratégica norteamericana se basa en conseguir una superioridad tecnológica frente a sus adversarios; su superioridad desde mediados del siglo XX se ha basado en la tecnología atómica, en las tecnologías de la información y en tecnología de armamento de precisión. En estos momentos, tienen la percepción de que la superioridad tecnológica que han mostrado hasta ahora está en peligro y que las nuevas tecnologías, sobre todo la Inteligencia Artificial, en que se basa su superioridad, están al alcance de otros actores o lo estarán en poco tiempo, miedo a que China supere a Estados Unidos en términos tecnológicos.

En 2014, Estados Unidos lanzó la llamada “Defense Innovation Initiative” y “Third Offset Strategy”, cuya finalidad es mantener una disrupción tecnológica que les permita conservar su superioridad militar frente a cualquier adversario, por tanto, podemos afirmar que se ha iniciado una nueva carrera de armamento. Las prioridades tecnológicas, recordemos que estamos en el inicio de esta nueva era, están relacionadas con la robótica, los vehículos autónomos, las armas de energía dirigida o el enfrentamiento submarino. Todos los Aliados comparten la idea de que estamos en una nueva era de tecnologías disruptivas y todos se han volcado en llevar a cabo inversiones en el desarrollo de generación de nuevas capacidades en el campo militar y en apoyar a la industria militar para su desarrollo. Tampoco hay desencuentro en que la OTAN debe mantener su ventaja tecnológica frente a posibles adversarios o competidores, especialmente mostraran preocupación por los avances chinos. Podría ser factible que el nuevo Concepto Estratégico contemple la creación de algún fondo económico para acelerar la innovación en estas tecnologías.

Las divergencias o desencuentros entre los europeos y norteamericanos pueden producirse en la cooperación industrial, la UE ha hecho una gran apuesta para dotarse de su propia estrategia de defensa, independiente de la norteamericana y por impulsar el desarrollo de su industria militar, dentro del marco de la PESCO. Pero este impulso europeo puede poner en riesgo la hegemonía del mercado de armas norteamericano, Washington mira con recelo la apuesta industrial europea, de momento ya han conseguido que su industria militar participe en proyectos industriales europeos dotados de financiación UE a través de la PESCO.

Defensa colectiva

Está representada por el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, en la que, si un estado miembro es atacado, los demás lo defenderán; defensa que se basa en la voluntad clara de usar medios militares y no militares y utilizar estos medios de manera coordinada. En definitiva, representa la doctrina de la disuasión de manera creíble.

Desde el final de la Guerra Fría, y dado que no había un adversario o un enemigo común, esta misión estaba relegada a un segundo plano. El nuevo Concepto Estratégico se supone que dará mayor importancia a la defensa colectiva, volver a situarla en un primer plano y tendrá que definir las capacidades con las que dotarse para que la OTAN pueda ser disuasoria ante los adversarios. La disuasión seguirá siendo un elemento clave en este nuevo Concepto Estratégico.

En el anterior Concepto Estratégico, la disuasión se basaba en tres capacidades: la capacidad nuclear, las capacidades convencionales y los sistemas antimisiles. El nuevo Concepto Estratégico reelaborará y redefinirá las capacidades necesarias en el nuevo escenario geopolítico. La disuasión nuclear cobrará más importancia, a la vista de las nuevas inversiones rusas en misiles de corto alcance y alcance intermedio de uso dual, al misil hipersónico y a la vista de las amenazas lanzadas por Rusia sobre el uso de armas nucleares en la guerra de Ucrania. Por tanto, la OTAN cabe suponer que contemplará la amenaza nuclear, una amenaza que debe ser creíble y, por tanto, que sea factible su empleo. En este sentido ya se han llevado a cabo algunas iniciativas como aumentar la vida útil de determinados proyectiles nucleares o la de adaptarlos a los nuevos aviones de combate.

También, se supone que marcará directrices en inversiones de desarrollo de capacidades convencionales, que faciliten el uso de armas nucleares, como pueden ser la supresión de defensas aéreas o acciones de largo alcance. Por tanto, el nuevo Concepto Estratégico contemplará modernizaciones de las capacidades nucleares, nuevos formatos, introducción de la Inteligencia Artificial en las mismas y actualizaciones de las capacidades convencionales de apoyo a la utilización de las armas nucleares y tendrá que establecer mecanismos de consulta entre los Estados miembros. Igualmente, aumentará la resiliencia de dichas capacidades tanto en infraestructuras, como en ataques cibernéticos o de mando militar.

Seguramente el nuevo Concepto Estratégico incorporará el dominio del espacio exterior y por tanto, el desarrollo de armas situadas en el espacio exterior y el ciberespacio. Todo ello requerirá del desarrollo de nuevas capacidades que no existían en 2010.

Si prevemos que los nuevos conflictos serán guerras híbridas o de “zona gris”, la resiliencia ganará protagonismo en la disuasión, sobre todo cuando se esperan amenazas dirigidas contra objetivos civiles e infraestructuras críticas. Se tratará de mostrar al adversario que las estructuras sociales, psicológicas, cibernéticas o espaciales resisten a sus amenazas. El objetivo no será tanto disuadir al adversario para que no lleve a cabo una campaña de desinformación política, sino de preparar capacidades resilientes para que el adversario no pueda cumplir sus objetivos. Ello va a requerir mucha coordinación entre Estados miembros y armonizaciones legislativas.

Si en el nuevo Concepto Estratégico gana peso que los conflictos serán guerras híbridas o de zona gris —las acciones que no cruzan el umbral de ataque o respuesta armada—, si plantean que las respuestas ante los conflictos no serán suficientes con las respuestas militares y desarrollan planes de resiliencia, puede ser que este Concepto Estratégico modifique el art. 5 para adecuarlo a estos nuevos escenarios y pueda ser invocado ante un ataque no armado.

Gestión de crisis

Son las llamadas misiones internacionales, humanitarias o de paz. En las últimas décadas, la OTAN en países como Irak se ha centrado en misiones de adiestramiento y enseñanza de las fuerzas militares iraquíes, o de asesoramiento al Ministerio de Defensa. En países como Afganistán, la misión de la OTAN evolucionó del apoyo a la seguridad, del adiestramiento y del combate con las Fuerzas Armadas afganas a una operación de reconstrucción, para la que la OTAN no está preparada. El fracaso de las operaciones en Afganistán o en Libia supone un descrédito a estas operaciones de gestión de crisis.

Seguramente este tipo de misión continuará, pero con menor relevancia, algunos miembros alegan que países como Rusia y China han invertido durante estas décadas en capacidades orientadas a la guerra, mientras que la OTAN ha quedado atrapada en Irak o Afganistán.

Por otra parte, cabe destacar la seguridad compartida abordada a través de la participación con terceros países bajo la bandera de la OTAN. Hay riesgos globales como el cambio climático, el terrorismo, una pandemia, el control de armas o el crimen transnacional,   que puede convenir abordarlos con otros países, sean o no adversarios o con otras asociaciones regionales. Seguramente abordarán y darán relevancia al nexo cambio climático – seguridad.

Conclusiones

El Concepto Estratégico pondrá el acento en reforzar, la disuasión y la defensa, lo que equivale a incrementar todas las capacidades militares sean nucleares, convencionales o cibernéticas. La OTAN se prepara para la confrontación militar, para responder o anticiparse a amenazas o acciones de actores estatales o no estatales, en cualquier región del mundo.

Será muy relevante y tendrá mucho peso la apuesta por mantener ventaja tecnológica frente a China y Rusia. Se parte de la idea que la OTAN no puede dar por sentado que dispone de ventaja tecnológica respecto a China, parten de la premisa que China pretende convertirse en la primera potencia mundial en IA en los próximos años, la apuesta será mantener a la OTAN a la vanguardia de las tecnologías militares y civiles. Ello deberá comportar un impulso a la cooperación trasatlántica en tecnologías críticas, cooperación que se ampliará al ámbito académico y a las industrias privadas.

Diría que Rusia, por lo que está sucediendo con la guerra de Ucrania, no la consideran capaz de mantener un pulso con el mundo OTAN, por tanto, la abordaran en términos de gestionarla, con lo cual geográficamente hablaran de la importancia del Flanco Este. China es otro tema, habrá que convivir con ella como potencia mundial, hay que asumir que ellos son muy activos en temas de seguridad y que son necesarios en asuntos globales. En consecuencia, buscaran dinámicas de equilibrio con China.

La guerra de Ucrania y la amenaza rusa sobre Europa comportará un incremento de la presencia militar de Estados Unidos en los países del este de Europa, especialmente en los estados bálticos, con dotaciones suficientes para actuar o “repeler” cualquier agresión rusa, seguro que se refuerza la cooperación militar con Suecia, Finlandia, que no pertenecen a la OTAN, y otros países fronterizos con Rusia.

El nuevo Concepto Estratégico propondrá como cambio de paradigma la competición mundial entre grandes potencias, en especial China-Estados Unidos. Pero la verdad es que este cambio de paradigma no representa un cambio profundo, en realidad no cambia nada, simplemente se adapta a un nuevo contexto, pero las relaciones mundiales y las relaciones entre potencias seguirán siendo de competición, imposición, de dominio, agresividad, inestabilidad o de fuerza. El cambio significativo tendría que ser cambiar las relaciones entre países y potencias a relaciones de respeto, aceptación, colaboración, cooperación o compartir el planeta.


Este texto es el capítulo 3 del informe publicado por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau y que lleva por nombre La OTAN, construyendo inseguridad global.

Fuente: El Salto Diario.

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OTAN no, Bases fuera sobre la guerra en Ucrania

 

FAI: Declaración de la Contracumbre OTAN no, Bases fuera sobre la guerra en Ucrania

 

DIARIOOCTUBRE / junio 28, 2022

 


La Coordinación de Plataformas OTAN No, Bases Fuera, constituida por las organizaciones firmantes del Llamamiento a la Movilización Contra la Cumbre de la OTAN en Madrid, convocó a la ciudadanía a celebrar la Contracumbre OTAN No, Bases fuera, Madrid 2022 como respuesta a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.

 

Reunidos en la ciudad de Madrid los días 24 y 25 de junio de 2022, los asistentes a esta Contracumbre DECLARAN:

El actual conflicto en Ucrania nos ha hecho sentir el inmenso poder del bloque occidental en el ámbito ideológico-cultural. El complejo mediático del que forman parte los medios de comunicación, las industrias culturales, la clase política, las instituciones y la mayor parte de la academia, ha participado en la construcción de una atmósfera tóxica que criminaliza lo ruso y demoniza a su presidente. Una visión teológica de la propaganda de guerra que incluye la práctica inquisitorial de la censura bajo el control militar de la Dirección de Seguridad Nacional y un estado de excepción de facto, suprimiendo el derecho a la información.

El objetivo de esta campaña es doble: Por un lado, justificar la desvinculación de Europa de Rusia, castigar y debilitar ese país y facilitar el camino para agredir a China, objetivo final de la expansión imperialista occidental. Por otro, construir un culpable al que responsabilizar de los inmensos sacrificios que supondrá el tránsito hacia un nuevo orden mundial necesario para hacer frente a la actual crisis capitalista. Este proceso requerirá, además, el control y el disciplinamiento de la población del imperio, y la guerra es el motivo perfecto para imponer esta estrategia.

Se ha desatado en Occidente una obscena y masiva campaña de desinformación, propaganda y guerra económica orientada a aislar a Rusia del resto del mundo; sin embargo la tensión histriónica e histérica, principalmente europea, no fue seguida por la mayor parte de los países del mundo. No sólo por China, Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua o Corea del Norte, países largamente acosados y agredidos por los mismos que lo hacen contra Rusia, sino tampoco por Brasil, Arabia Saudí, ni por Turquía y la mayor parte de países de Asía, América Latina y África que no se han sumado a la ofensiva de la guerra híbrida contra Rusia.

Rusia se salió del papel que le tenían reservado en una guerra de defensa del Dombás e inició su operación militar especial dirigida a dos objetivos: destruir las capacidades misilísticas, aéreas, antiaéreas y navales de Ucrania para defender los territorios masacrados por las milicias ucronazis (creadas, armadas y entrenadas por el Reino Unido, los propios EE.UU. y otros países de la OTAN) y erradicar los movimientos nazis que controlan el país tras el golpe de estado del 2014.

Todos los analistas militares serios concurren en caracterizar la operación militar rusa como mucho más respetuosa con la población civil y con los propios soldados ucranianos que abandonan las armas que las campañas recientes de EE.UU., la UE y la OTAN en Yugoslavia, Siria, Irak, Libia o Afganistán.

Rusia usa sus armas más destructivas para eliminar los arsenales alimentados continuamente por los países de la OTAN. Por el contrario, el ejército ucronazi sigue una estrategia similar a la puesta en marcha en las operaciones de las milicias terroristas del estado islámico en la guerra de Siria, escenificando ataques falsos para alimentar la propaganda bélica europea. Ha bloqueado a la población civil en las ciudades, las ha usado como escudos humanos y ha utilizado ambulancias para el transporte de armas y soldados, llegando a realizar ataques contra civiles desarmados que intentaban abandonar las áreas de combate.

Ucrania es un peón en la ofensiva de occidente a Rusia; un peón que nunca se convertirá en reina y que será sacrificado en el altar de los intereses de EE.UU. Este camino se inició en la revolución naranja del 2005, dentro del programa de las revoluciones de colores, que culminó con el golpe de estado del 2014, promovido y financiado públicamente por EE.UU., en el que los ucronazis jugaron un papel fundamental en la desestabilización del estado y en la persecución de la población rusa y rusoparlante.

Este golpe consiguió hacerse con el poder, pero no fue seguido por toda la población. La península de Crimea aprobó su integración en Rusia y la región del Dombás no reconoció al régimen ucronazi de Kiev, declarándose repúblicas independientes.

La nazificación impulsada por Kiev integró a las milicias nazis en el ejército regular y las envió para que reprimieran y destruyeran las repúblicas del Dombás. Ocho años de guerra y 14.000 muertos era el saldo en esa región en el momento de iniciarse la operación militar rusa.

EE.UU. y el Reino Unido, reconvertido de nuevo en imperio británico, llevan intentando desde 1917 apropiarse de Rusia por todos los medios a su alcance; lo han intentado durante toda la existencia de la URSS y lo continúan intentando hoy día.

A través de la OTAN, han integrado a 14 países del este de Europa como fuerzas aliadas imperialistas, teniendo como objetivo el cerco a Rusia. Ucrania es un punto decisivo en esta estrategia. Su proximidad al corazón de Rusia, el control del Mar Negro y su importante papel en la nazificación de Europa, la otorgan un protagonismo esencial en la estrategia imperial occidental.

Si Rusia cae, caerán detrás China, Brasil, India, Irán, …. Independientemente de su organización política y de sus bases ideológicas, los países con un mínimo sentido de la soberanía en los cinco continentes han declinado participar en la campaña de sanciones a Rusia; mientras tanto Europa, que se humilla y se somete sin ninguna resistencia, está pagando un alto precio económico y político del que tardará décadas en recuperarse, si es que llega a hacerlo.

Es precisamente Europa, más que los EE.UU., la que sostiene esta guerra multifuncional contra Rusia en Ucrania; y es la socialdemocracia, los progresistas liberales, los que lo hacen con más entusiasmo, siendo mucho más agresivos, al menos en lo verbal, que los líderes más conservadores. No hay ningún reparo en aniquilar a un país entero para tratar de debilitar a Rusia, ningún reparo en seguir alimentando al monstruo para que sostenga la guerra hasta el último ucraniano.

En la próxima Cumbre de la OTAN, Rusia y China serán declarados oficialmente enemigos, se aumentarán los presupuestos de la Alianza, se abrirá la puerta a la guerra en el espacio y al uso de las armas nucleares. Se intensificará la propaganda de guerra y la militarización de la sociedad y la OTAN será una organización disciplinaria, ofensiva y global. La cumbre definirá su rol en la reconfiguración del nuevo orden mundial.

Europa lo sabe, pero quebrada económicamente, política e ideológicamente se pone en manos del eje anglo-sajón, poniendo en peligro su propia existencia.

El problema no es Ucrania; es el imperialismo, es el militarismo, es la OTAN, que amenaza a la Federación Rusa a través de Ucrania. Hoy Rusia está librando esta batalla en defensa de la soberanía e independencia de todos los países. Rusia debe ganar esta guerra por su propio país y por los nuestros. Rusia derrotará el nazismo y, para ello, está pagando un alto precio en vidas y en su propio bienestar.

¡No pasarán!

Madrid, a 28 de junio de 2022

(Descargar en PDF)

FUENTE: FAI

VÍA:frente_antiimperialista@riseup.net

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miércoles, 29 de junio de 2022

«No es una justificación sino una provocación»: Chomsky sobre las causas de la guerra entre Rusia y Ucrania

 

 

«No es una justificación sino una provocación»: Chomsky sobre las causas de la guerra entre Rusia y Ucrania

TERCERAINFORMACION / 29.06.2022

El intelectual considera que el principal trasfondo de esta guerra, un factor que falta en la cobertura de los principales medios, es la «expansión de la OTAN».


Una de las razones por las que los medios rusos han sido completamente bloqueados en Occidente, junto con el control y la censura sin precedentes sobre la narrativa de la guerra de Ucrania, es el hecho de que los gobiernos occidentales simplemente no quieren que su público sepa que el mundo está cambiando enormemente.

La ignorancia puede ser felicidad, posiblemente en algunas situaciones, pero no en este caso. Aquí, la ignorancia puede ser catastrófica, ya que a las audiencias occidentales se les niega el acceso a la información sobre una situación crítica que les está afectando de manera profunda y que, con toda seguridad, tendrá un impacto en la geopolítica mundial para las generaciones venideras.

La inflación creciente, una recesión mundial inminente, una crisis de refugiados enconada, una crisis de escasez de alimentos cada vez más profunda y mucho más son los tipos de desafíos que requieren discusiones abiertas y transparentes sobre la situación en Ucrania, la rivalidad OTAN-Rusia y la responsabilidad de Occidente. en la guerra en curso.

Para discutir estos temas, junto con el contexto perdido de la guerra entre Rusia y Ucrania, hablamos con el profesor Noam Chomsky, considerado el intelectual vivo más grande de nuestro tiempo.

Chomsky nos dijo que “debería quedar claro que la invasión (rusa) de Ucrania no tiene justificación (moral)”. Lo comparó con la invasión estadounidense de Irak, viéndolo como un ejemplo de “crimen internacional supremo”. Con esta cuestión moral resuelta, Chomsky cree que el principal ‘trasfondo’ de esta guerra, un factor que falta en la cobertura de los principales medios, es la «expansión de la OTAN».

“Esta no es solo mi opinión”, dijo Chomsky, “es la opinión de todos los funcionarios estadounidenses de alto nivel en los servicios diplomáticos que tienen alguna familiaridad con Rusia y Europa del Este. Esto se remonta a George Kennan y, en la década de 1990, al embajador de Reagan, Jack Matlock, incluido el actual director de la CIA; de hecho, todos los que saben algo han estado advirtiendo a Washington que es imprudente y provocativo ignorar las líneas rojas muy claras y explícitas de Rusia. Eso va mucho antes de (Vladimir) Putin, no tiene nada que ver con él; (Mikhail) Gorbachev, todos decían lo mismo. Ucrania y Georgia no pueden unirse a la OTAN, este es el corazón geoestratégico de Rusia”.

Aunque varias administraciones estadounidenses reconocieron y, hasta cierto punto, respetaron las líneas rojas rusas, la administración de Bill Clinton no lo hizo. Según Chomsky, “George HW Bush… hizo una promesa explícita a Gorbachov de que la OTAN no se expandiría más allá de Alemania Oriental, perfectamente explícito. Puedes consultar los documentos. Está muy claro. Bush estuvo a la altura. Pero cuando apareció Clinton, comenzó a violarlo. Y dio razones. Explicó que tuvo que hacerlo por razones de política interna. Tenía que conseguir el voto polaco, el voto étnico. Entonces, dejaría entrar a los llamados países de Visegrad en la OTAN. Rusia lo aceptó, no le gustó, pero lo aceptó”.

“El segundo George Bush”, argumentó Chomsky, “simplemente abrió la puerta de par en par. De hecho, incluso invitó a Ucrania a unirse, a pesar de las objeciones de todos en el alto servicio diplomático, aparte de su pequeña camarilla, Cheney, Rumsfeld (entre otros). Pero Francia y Alemania lo vetaron”.

Sin embargo, ese no fue el final de la discusión. La membresía de Ucrania en la OTAN permaneció en la agenda debido a las intensas presiones de Washington.

“A partir de 2014, después del levantamiento de Maidan, Estados Unidos comenzó a moverse abiertamente, no en secreto, para integrar a Ucrania en el comando militar de la OTAN, enviando armamento pesado y uniéndose a ejercicios militares, entrenamiento militar y no fue un secreto. Se jactaban de ello”, dijo Chomsky.

Lo interesante es que el actual presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, “fue elegido sobre una plataforma de paz, para implementar lo que se llamó Minsk Two, algún tipo de autonomía para la región oriental. Trató de implementarlo. Las milicias de derecha le advirtieron que si persistía, lo matarían. Bueno, no recibió ningún apoyo de los Estados Unidos. Si Estados Unidos lo hubiera apoyado, podría haber continuado, podríamos haber evitado todo esto. Estados Unidos estaba comprometido con la integración de Ucrania en la OTAN”.

La Administración de Joe Biden continuó con la política de expansión de la OTAN. “Justo antes de la invasión”, dijo Chomsky, “Biden… produjo una declaración conjunta… llamando a expandir estos esfuerzos de integración. Eso es parte de lo que se llamó un ‘programa mejorado’ que conduce a la misión de la OTAN. En noviembre, se adelantó a una carta, firmada por el Secretario de Estado”.

Poco después de la guerra, “el Departamento de los Estados Unidos reconoció que no había tenido en cuenta las preocupaciones de seguridad de Rusia en ninguna discusión con Rusia. La cuestión de la OTAN, no la discutirían. Bueno, todo eso es provocación. No es una justificación sino una provocación y es bastante interesante que en el discurso estadounidense, es casi obligatorio referirse a la invasión como la ‘invasión no provocada de Ucrania’. Búscalo en Google, encontrarás cientos de miles de visitas”.

Chomsky continuó: “Por supuesto, fue provocado. De lo contrario, no se referirían a ella todo el tiempo como una invasión no provocada. A estas alturas, la censura en los Estados Unidos ha llegado a tal nivel más allá de cualquier cosa en mi vida. Tal nivel que no se le permite leer la posición rusa. Literalmente. A los estadounidenses no se les permite saber lo que dicen los rusos. Excepto, cosas seleccionadas. Entonces, si Putin hace un discurso a los rusos con todo tipo de afirmaciones extravagantes sobre Pedro el Grande y demás, entonces lo ves en las primeras planas. Si los rusos hacen una oferta para una negociación, no puedes encontrarla. Eso está suprimido. No se le permite saber lo que están diciendo. Nunca he visto un nivel de censura como este”.

En cuanto a su visión de los posibles escenarios futuros, Chomsky dijo que “la guerra terminará, sea por la diplomacia o no. Eso es solo lógica. Bueno, si la diplomacia tiene un significado, significa que ambas partes pueden tolerarla. No les gusta, pero pueden tolerarlo. No consiguen lo que quieren, consiguen algo. Eso es diplomacia. Si rechazas la diplomacia, estás diciendo: ‘Que la guerra continúe con todos sus horrores, con toda la destrucción de Ucrania, y dejémosla continuar hasta que obtengamos lo que queremos’”.

Con ‘nosotros’, Chomsky se refería a Washington, que simplemente quiere “dañar a Rusia tan severamente que nunca más podrá emprender acciones como esta”. Bueno, qué significa eso? Es imposible de lograr. Entonces, significa, continuemos la guerra hasta que Ucrania sea devastada. Esa es la política de Estados Unidos”.

La mayor parte de esto no es obvio para las audiencias occidentales simplemente porque a las voces racionales “no se les permite hablar” y porque “la racionalidad no está permitida. Este es un nivel de histeria que nunca había visto, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, que tengo la edad suficiente para recordar muy bien”.

Si bien no se permite una comprensión alternativa de la devastadora guerra en Ucrania, Occidente continúa sin ofrecer respuestas serias ni objetivos alcanzables, dejando a Ucrania devastada y las causas fundamentales del problema en su lugar. “Esa es la política de los Estados Unidos”, de hecho.

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El 99% de los alimentos para la población española se podría cultivar en territorio estatal

 

El 99% de los alimentos para la población española se podría cultivar en territorio estatal

TERCERAINFORMACION / 29.06.2022

•    Amigos de la Tierra presenta el Informe “La urgencia de una transición agroecológica en España” donde demuestra que es posible la independencia alimentaria y energética del sistema alimentario, con una producción agroecológica y un cambio de dieta.

•    En la actualidad, para alimentar a la población se utilizan, además de las tierras de cultivo de la geografía española, 9,2 millones de hectáreas de terceros países. Con los cambios propuestos por la organización ecologista utilizaríamos menos de 1 millón de hectáreas del exterior.

•    Para el suministro interno de alimentos se necesita el equivalente a 118 millones de barriles de petróleo, lo que es igual al 25% del total barriles que se consumen en España. 

•    Con el escenario agroecológico se lograría una reducción del 84% en el uso de combustibles fósiles en el sistema alimentario y se dejaría de emitir 124 Mt CO2e, el triple de lo que emiten todos los coches que hay en España en un año.

Madrid, 29 de junio de 2022. Amigos de la Tierra presenta el Informe «La urgencia de una transición agroecológica en España» donde se evidencia la gran dependencia del exterior del sistema alimentario. La escasez y la subida de precios de los alimentos, la luz y la gasolina han puesto en tela de juicio el sistema agroalimentario. La importación de todos estos recursos para la producción y consumo de alimentos agrava la situación de vulnerabilidad de la población, especialmente tras el inicio del conflicto bélico en Ucrania.

Esta dependencia puede invertirse, y así lo demuestra la investigación de la organización ecologista. En la misma se comparan cinco estrategias agroalimentarias donde se contempla un cambio de producción y de dieta y se analiza la extensión de tierra que se utilizaría con cada modelo, la cantidad de alimentos que se importarían, así como las energías no renovables que se emplearían en toda la cadena alimentaria, y su contribución a la crisis climática. Los resultados arrojan que una transición hacia una producción agroecológica junto a un cambio de dieta, una alimentación más saludable y local, garantizarían la soberanía alimentaria y energética del modelo agroalimentario.

En la actualidad, para alimentar a la población española es necesaria una superficie agraria en territorio estatal de unos 25 millones de hectáreas (Mha), a la que se suma 9,2Mha de lo que se importa de terceros países, el equivalente a la extensión de Hungría.

El escenario agroecológico con un cambio de dieta implicaría mantener la misma superficie agraria que existe actualmente y permitiría que el 99% de los alimentos necesarios para la población se cultivasen en territorio español. Lo que se traduce en que dejarían de cultivarse 8,2Mha de países terceros, un área igual a la superficie de Austria.

A su vez, la energía no renovable se ha convertido en un elemento indispensable en los sistemas agrarios y alimentarios, con un total 118 millones de barriles de petróleo equivalentes anuales. El modelo agroecológico con cambios en la dieta permitiría reducir en un 84% el uso de combustibles fósiles, necesitando tan sólo 19 millones de barriles de petróleo equivalentes anuales.

La huella de carbono asociada al suministro de alimentos en España es de 100 MtCO2e, de los cuales 34 MtCO2e corresponden a productos estatales, mientras que la huella de los alimentos o materias primas importadas es de 66 MtCO2e. Por otro lado, la huella de los alimentos de origen animal asciende a 91 MtCO2e. El escenario agroecológico lograría una reducción de 124 Mt CO2e, el equivalente al triple de lo que emiten todos los coches en España en un año.

A su vez, plantear una transición agroecológica con cambios en la dieta permitiría una reducción del 100% en el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos y la reducción en un 87% de la contaminación del agua por nitratos. Todo esto garantizaría cumplir olgadamente con la Directiva de Nitratos de la Unión Europea, las Estrategia europeas de la Granja a la Mesa y de Biodiversidad, así como con los próximos Reglamentos europeos de Deforestación importada y de uso sostenible de los productos fitosanitarios.

“Los datos muestran que la producción local puede garantizar un consumo proteico adecuado, reduciendo la proteína animal procedente del exterior y aumentando la producción sostenible en nuestro territorio. Además, las zonas de pastos pueden cerrar ciclos de nutrientes, mejorar la biodiversidad, absorber carbono o reducir los riesgos de incendio” afirma Marta G. Rivera, co-autora del Informe.

Según Andrés Muñoz Rico, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, “esta investigación demuestra que podemos alcanzar la soberanía alimentaria y la independencia energética en nuestro modelo alimentario. La transformación hacia sistemas más resilientes, justos y sostenibles es de obligado cumplimiento para garantizar el bienestar de la población y del medio ambiente aquí y en los países del Sur Global. La transición agroecológica en España es posible, necesaria y urgente”.

Notas:  

Resumen ejecutivo «La urgencia de una transición agroecológica en España»

Investigación completa «La urgencia de una transición agroecológica en España»

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Nuestras sangrientas fronteras

 

Las imágenes que nos han llegado desde la verja ensangrentada de Melilla interpelan a la conciencia democrática de la humanidad. Indignación y exigencia de responsabilidades están a la orden del día. La relación actual con Marruecos es tóxica.


Nuestras sangrientas fronteras

 

Lluís Rabell

El Viejo Topo

29 junio, 2022 

 

 ¿Cuál es el balance final de muertos y heridos? Sea cual fuere, el horror prevalecerá. Las imágenes que llegan desde la verja ensangrentada de Melilla interpelan a la conciencia democrática de la humanidad. Indignación y exigencia de responsabilidades están a la orden del día. Sin embargo, si queremos actuar eficazmente, si no queremos que la emoción y el deseo de justicia de hoy se diluyan bajo el estrépito de los acontecimientos que el desorden global nos deparará mañana, debemos tratar de entender todas las implicaciones de la tragedia.

Hace tiempo ya que las fronteras de Europa, aquellas que perfilan cuanto queda fuera del “espacio Schengen”, son las más mortíferas del planeta. Desde el Egeo hasta Gibraltar, el Mediterráneo se ha convertido en una fosa común para millares de hombres, mujeres y niños que huyen de las guerras y la pobreza. La globalización neoliberal ahondó las desigualdades estructurales legadas por el colonialismo. Los efectos devastadores del cambio climático y la pugna por el control de las materias primas en el marco de una nueva disputa geoestratégica, empujan a millones de seres humanos a desplazarse para sobrevivir. Ahora, la guerra de Ucrania, provocando una penuria en los suministros de cereales, amenaza con desencadenar una hambruna. Putin ha hecho del hambre una poderosa arma de guerra, contando con que la desesperación de África se revolverá contra esa “Europa corrompida y sin fe” que tanto odia el amo del Kremlin.

Pero la guerra está desnudando también la fragilidad de las economías desarrolladas y sus múltiples dependencias. La incertidumbre y un miedo difuso se apodera de las sociedades occidentales. Sociedades que una sucesión de crisis ha vuelto cada vez más injustas, fragmentadas y volubles. Europa está lejos de alcanzar una integración de su potencial económico, humano y cultural que le permita incidir en el curso de los acontecimientos mundiales, actuando de modo acorde a los valores que proclama. Esos principios se desgarran en las alambradas donde tantos desesperados dejan girones de su piel y naufragan en un mar que, lejos de ser un puente, separa civilizaciones. El temor que nos invade da la medida del retraso en la construcción europea, así como de los peligros que ello comporta para la democracia y para unas conquistas sociales cuya fragilidad intuimos. Europa envejece y necesita la savia nueva que sólo puede proporcionar un amplio movimiento migratorio. Sin esa aportación no podrá mantener productividad, progreso y bienestar. Sin embargo, los Estados de la UE siguen reaccionando de modo miope y defensivo, según los parámetros de una soberanía que ya no es real. En cierto modo, se coordina el miedo a lo desconocido en lugar de compartir una determinada visión de futuro. Miedo. El nacionalismo populista agita el miedo a una “gran sustitución” y a la pérdida de una identidad nacional mistificada. Ese relato formatea la desazón de unas clases medias que se deslizan por la pendiente de la decadencia, ocultando que ésta es irremisible en el marco asfixiante de las viejas fronteras nacionales. En la medida que, aquí y allá, las mutaciones tecnológicas en la producción amenazan el empleo o la inflación devora salarios y pensiones, la pulsión hacia el repliegue se propaga también entre la clase trabajadora y condiciona la política de los gobiernos, incluidos los de izquierdas. Las deportaciones a Ruanda de solicitantes de asilo por parte del gabinete tory de Boris Johnson han suscitado protestas y repulsa por parte de las entidades defensoras de los derechos humanos. Esa práctica, sin embargo, fue inaugurada en tiempos recientes por el gobierno socialdemócrata danés de Mette Frederiksen.

Lo ocurrido en Melilla resulta de la conjunción de todos esos factores. España ha recibido el encargo de “defender” el flanco sur de la UE. Y, por distintas razones, ha acabado haciéndolo de un modo tremendamente arriesgado: “externalizando” el control de la frontera y poniéndolo en manos de un régimen autocrático como el marroquí, cuyo racismo y cuyo desprecio por la vida humana son notorios. Sin duda, Pedro Sánchez no era consciente de la brutalidad de la actuación de la gendarmería cuando fue preguntado por primera vez sobre los hechos de Nador. La felicitación a las fuerzas del orden marroquíes se hacía más y más insoportable a medida que se difundían los testimonios de su brutalidad. Sin embargo, dos días después, no llega ninguna rectificación. Incluso UP traga saliva y pone sordina a su malestar. El gobierno español ha sido empujado a una nueva forma de cooperación con la monarquía de Mohamed VI. Y no ha podido o no ha sabido sobreponerse a esas presiones. El viraje sobre la cuestión del Sáhara fue propiciado por el alineamiento de Bonn y de París con la “solución autonomista” marroquí, pero sobre todo por una presión diplomática americana mucho más intensa de lo que se quiere admitir. La polémica alianza con Marruecos, más allá de las implicaciones de orden económico – con especial incidencia por cuanto se refiere al suministro de gas – responde, por así decirlo, a un mandato internacional implícito. En él confluyen la pulsión de la Europa asustada – Marruecos ha utilizado la presión migratoria sobre España y la derecha ha amplificado su impacto en la opinión pública – y el cálculo de Estados Unidos. El líder indiscutible de la OTAN tiene en Rabat un aliado estratégico de primer orden. Sobre todo en estos momentos, cuando las estrechas relaciones de la vecina Argelia con Rusia la sitúan en “el bando opuesto”. Es de temer, pues, que no veamos a Pedro Sánchez exigir explicaciones por lo sucedido. Por lo menos en público. El cepo de la realpolitik se ha cerrado con fuerza. Joe Biden llega a España para asistir a la cumbre de la OTAN. No es momento de cuestionar la actuación de Marruecos.

Pero, ¡atención! Ese pragmatismo puede tener unos costes muy elevados para la izquierda. Nos guste o no, el pacto con Marruecos nos hace corresponsables de lo que ocurre al otro lado de la valla. Y hay más. La noticia de la matanza coincide con el anuncio, por parte del gobierno, de un nuevo paquete de medidas para proteger a las capas más vulnerables de la población frente a los impactos socioeconómicos de la guerra. Aunque están por ver su alcance, Sánchez ha avanzado la propuesta de una tributación especial de las grandes compañías eléctricas para financiar esas medidas, subrayando el carácter progresista de un ejecutivo que defiende a las clases medias y a los trabajadores, un gobierno “incómodo” para determinados grupos empresariales y sus proyecciones mediáticas. Quizá alguien espere que ese discurso, netamente de izquierdas, baste para tapar los hechos de Melilla. Pero el resultado puede ser un giro narrativo no deseado, si nada cambia en la frontera: las medidas de protección social, incluso el desafío a las élites, conciernen a “los nuestros”, a los “nacionales”; pero no habrá piedad para quienes pretendan irrumpir en nuestro precario oasis. No hace falta decir quién saldría ganado si semejante percepción se instalase en el ánimo de la ciudadanía.

Gestionar un gobierno en el actual contexto no es tarea fácil. Guardémonos de invocar salidas sencillas a una situación tan endemoniada. Pero habrá que buscarlas. La relación con Marruecos es tóxica. Será una fuente de descrédito y de infección política, si no se reformulan los términos del acuerdo de un modo acorde al respeto de los derechos humanos y la legalidad internacional. Y, por muy a contrapelo de la correlación de fuerzas políticas que hoy pueda parecer, tampoco será posible diferir por mucho más tiempo el problema que representa la situación de irregularidad administrativa de millares de hombres y mujeres que trabajan en nuestro país. Su precario estatus les coloca en una situación de indefensión ante todo tipo de abusos y de explotación laboral, nutriendo una economía sumergida de efectos perversos para el interés general. Se hace necesario plantear un nuevo proceso de regularización, por lo menos tan ambicioso como lo fue aquel que llevó a cabo en su día Zapatero. Y que nadie se eche las manos a la cabeza, invocando los riesgos de un “efecto llamada”. Es la necesidad la que engendra ese éxodo imparable. Aunque todos saben el duro recibimiento que Europa les depara.

Evidentemente, el problema no es bilateral, sino que concierne a toda la UE. Es inaplazable plantear un debate en profundidad, con visión a largo plazo, para definir una política migratoria y de acogida común. Una política que no puede quedar en una enésima distribución de cupos para salir del paso, sino llegar al fondo de la cuestión: cuál debería ser el semblante de una Europa social y democrática a finales del siglo XXI. Si eso no se aborda, vencerán los repliegues identitarios y las más violentas convulsiones sociales, condenando a la decadencia naciones enteras, pues su desarrollo histórico ya no da más de sí dentro del marco en que surgieron. Y las resquebrajadas fronteras de la Europa fortaleza seguirán tiñéndose con la sangre de los desheredados.

Fuente: Blog de Lluís Rabell.

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martes, 28 de junio de 2022

La llegada de un destructor antimisiles a Rota pone en la diana a la localidad gaditana. [Gracias mis buenos y leales amigos del capital USA/OTAN/señoras y señores del gobierno español/señoras y señores representantes del pueblo español y esto del pin, pan, pun, por la protección y seguridad que sin desvelo brindáis a la sociedad entera y a los niños españoles que no hay ni uno que se quede sin comer debidamente todos los días]

 

La llegada de un destructor antimisiles a Rota pone en la diana a la localidad gaditana

 

INSURGENTE.ORG / 28 junio 2022



El más potente destructor estadounidenses de los que conforman el escudo antimisiles en la Base Naval de Rota llega a Rota (Cádiz). El Arleigh Bruke ‘USS Paul Ignatius'(DDG 117) llega procedente de la Base Naval de Mayport de donde zarpó el pasado 27 de abril.

El escudo antimisiles, por sus propias características, pone a la localidad de Rota en la diana de cualquier problema bélico. Recordemos que se trata de una zona poblada con una base militar donde no se conocen ni las armas ni la logística que pueda tener EE.UU.

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La propia Audiencia Nacional desmonta el bulo sobre la financiación de Podemos

 

La propia Audiencia Nacional desmonta el bulo sobre la financiación de Podemos

 

INSURGENTE.ORG / 27 junio 2022

 

La Audiencia Nacional ha ordenado al juez instructor Manuel García-Castellón (en la foto de portada, arremetiendo) archivar la investigación secreta sobre la supuesta financiación del gobierno que presidió Hugo Chávez a Podemos.

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal, presidida por Félix Alfonso Guevara, ha estimado dos recursos de la Fiscalía en ese sentido. Uno, contra las últimas diligencias encargadas por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 para rastrear las cuentas bancarias de los fundadores del partido Juan Carlos Monedero y Carolina Bescansa.

El juez García Castellón, conocido por su ideario reaccionario, queda así y nuevamente en evidencia.

La prensa progre, de derechas y de extrema derecha que en su día volcaron sus portadas sobre el tema y atronaron con la vinculación del gobierno bolivariano con Podemos, no van a pedir disculpas. Seguro.

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