lunes, 25 de octubre de 2021

Tomarse en serio a Vox

 

¿Qué significa tomarse en serio a VOX? Ser capaces de construir una propuesta político-cultural con voluntad de hegemonía que dispute a las derechas España como proyecto e imaginario socialmente vivido, con una idea fuerte de soberanía popular.

Tomarse en serio a Vox


Manolo Monereo

El Viejo Topo

25 octubre, 2021 

 

Lo mejor es empezar por lo importante: el imaginario político-constitucional y la simbología del sistema está fuertemente hegemonizado por las derechas. ¿Exagero? Creo que no. Frente a esto, la izquierda tiene muy poco que oponer y corre el peligro de perder su centralidad en el país. Quisiera argumentar tres asuntos: primero, cómo empezó esta hegemonía; segundo, el contenido del discurso de las derechas y, tercero, lo que significa Vox en este contexto.

Todo empezó con algo que se olvida hoy, a saber, la reacción de los poderes fácticos que llevaron a la disolución de la UCD, el intento de golpe de Estado del 23F y la refundación del Partido PopularAznar lo dejó muy claro: una derecha sin complejos que no admitía ninguna superioridad moral de las izquierdas; es decir, de las fuerzas democráticas que emergían de la clandestinidad. ¿Qué significaba esto? Que el PP no estaba dispuesto a criticar el franquismo, a romper en serio con él y que pasaban a la ofensiva para disputarle a las izquierdas el proyecto de país, en momentos, hay que subrayarlo, en el que este cambiaba sustancialmente. No es casualidad que en los años del “felipismo”, de la integración en el OTAN y en el Mercado Común, de reconversión industrial y social, las derechas levantaran una plataforma cultural que tenía en su centro el debate sobre la historia, sobre nuestra reciente historia. La izquierda, como suele ser habitual en ella, miró con desprecio la operación, se centró en la historia profesional y le dejó todo el campo libre a los Pío Moa, a los Jiménez Losantos y los César Vidal. La paradoja era que la izquierda, en nombre de la reconciliación, hablaba poco y con prudencia de la Guerra Civil mientras los publicistas de la derecha la convertían en tema central de sus preocupaciones e iniciaron un trabajo de masas con un objetivo claro: deslegitimar la Segunda República, justificar el golpe de Estado dirigido por el general Mola y, lo más importante, validar la dictadura de Franco.

El discurso de las derechas se ha ido construyendo sobre las debilidades de la izquierda y el viento conservador que venía de Europa y de EEUU. La Transición es analizada como obra de ingeniería de una clase política franquista dirigida por Juan Carlos I. La oposición democrática aparece como actor necesario y, casi siempre, subalterno. Adolfo Suárez, el hombre más odiado por las derechas de la época, está hoy situado en los altares y su aliado, Santiago Carrillo, en los infiernos de la historia. La operación es curiosa: el Partido Comunista, de actor imprescindible en la Transición, se ha ido convirtiendo por las derechas en un obstáculo para nuestra democracia; como dijo un conocido magistrado, lo anormal es que una democracia seria permita la existencia legal de los comunistas.

Las derechas han sabido patrimonializar nuestro imaginario constitucional y sus símbolos políticos convirtiéndolos en arma contra unas izquierdas que, a su vez, ha ido perdiendo consistencia política y capacidad (contra)hegemónica. La operación es inteligente y tiende a expulsarlas del sistema político, arrinconarlas, situándolas a la defensiva y dejarlas sin iniciativa política. Ellas son la anti España. La Constitución se ha convertido progresivamente en algo suyo; sagrada, inmodificable, intocable y cada vez más apartada de la realidad que tiende a ordenar. El rey, la Casa de los Borbones, son defendidos férreamente y sin concesiones; las lucrativas actividades del Rey emérito negadas o, en todo caso, justificadas. La bandera constitucional se ha ido convirtiendo en un instrumento político y arma arrojadiza contra las izquierdas. El nacional-catolicismo retorna como víctima ante la tremenda agresión a la familia y a los valores tradicionales de la cultura cristiana. El problema con este Papa es evidente y lo sortean con cierta habilidad. Resumiendo: de nuevo las derechas tienen ReyPatriaDios y, esta vez, Constitución. España es suya.

Con la llegada de Vox se produce un cambio cualitativo, una ruptura que cambia agenda y sistema. De la derecha sin complejos pasamos a un nacionalismo español explícito con vocación de mayoría, de gobierno y de poder. ¿Cómo ha sido posible esto? Los factores que lo explican son internos, ampliados por los vientos de la época y tienen que ver centralmente con el intento de secesión de Cataluña y la posible ruptura del Estado español. Los actos tienen consecuencias. Se produjo una reacción enorme en Cataluña y en el resto de España. Dicho de otra forma, el paso del autonomismo al independentismo generó una crisis existencial del Estado, una “autonomización” significativa de sus aparatos e instituciones y, sobre todo, la emergencia de un potente nacionalismo español con voluntad de hegemonía en sentido estricto.

La singularidad española tiene que ver con el tipo de derecha que es el PP. El partido refundado por Aznar y el partido Vox tienen la misma tradición, el mismo sustrato ideológico y, en último término, el mismo discurso político. El militante del PP, una parte de sus votantes, sueñan con la jefatura de Abascal, se sienten sentimental y culturalmente parte del mundo de Vox y como, además, empiezan a tener la sensación de que su discurso tiene posibilidades de vencer, la situación de Pablo Casado se hace difícil y sin salidas claras. Ha existido la duda de si Vox pretendía ser un instrumento para cambiar al PP o construirse como alternativa a él. Todo apunta a que hoy Vox se siente con fuerza para convertirse en la derecha mayoritaria, cambiar el mapa político del país y, es mi opinión, de régimen.

Toda sociedad necesita auto representarse, construir imaginarios que validen las instituciones y una simbología que los identifique. Si se analizan con cuidado y con cierta distancia el nacionalismo español y los nacionalismos periféricos que hoy son independentistas, se observarán similitudes, estrategias parecidas, una lucha sin cuartel por la memoria histórica, por la construcción de comunidades imaginadas que justifiquen la ruptura y legitimen la polarización política. No les interesa la historia de los historiadores, sino aquella que se pueda convertir en sentido común de masas, en fundamento de una identidad. Lo más dramático es que la izquierda se encuentra cada vez más al margen de este juego, sin proyecto claro de país, obligada a pactar con las fuerzas nacionalistas para alcanzar su modesto programa económico-social.

El dilema no es fácil de resolver, pero al menos habrá que hacerlo emerger y convertirlo en problema: o dejamos España como concepto e imaginario a las derechas o la disputamos desde otra propuesta política y cultural. Hay quien piensa que la cuestión puede ser eludida y hay quien defiende, más o menos, que no tiene solución. Otros, más audaces, piensan que es bueno y posible romper en varios pedazos el España, es decir, ir alegremente a la guerra civil o al golpe de Estado. Durante mucho tiempo se pensó que la globalización y la integración europea resolverían los viejos y nuevos problemas territoriales. La construcción de la Europa Unida iría deconstruyendo el Estado nacional y, por caminos contradictorios, terminaríamos en otro que reconocería la singularidad de las distintas nacionalidades históricas. A más Europa menos España.

La dialéctica entre la Unión Europea y los Estados nacionales se está haciendo muy viva en este periodo. Hay muchos falsos debates y demasiadas posiciones cargadas ideológicamente. La lógica operacional de la Comisión y del Tribunal de Justicia de la Unión generan resistencias que hacen fuertes a los soberanistas de derechas y da mucha munición a los populismos conservadores. El objetivo es ya diáfano: una constitución (formal y material) supranacional sin proceso constituyente, es decir, cambiar el régimen político de los Estados eludiendo los gravosos procedimientos democráticos para su reforma. No cabe confundirse, ninguna de estas fuerzas de derecha dura pondrá en cuestión este tipo de integración europea; ninguna pretende realmente volver al Estado nacional. Nada temen más que a la soberanía popular sin la red de la Unión Europea. Es un juego de estrategias, controversias controladas y en el fondo regladas,” tira y afloja” que alinean pedazos de la opinión pública y que ayudan a mantenerse en el poder a supuestos patriotas nacionalistas. La razón última parece también clara: están de acuerdo con este concreto y preciso tipo de integración neoliberal que es la Unión Europea; con el proyecto político-militar que la cohesiona, la OTAN; y, y esto es decisivo, con la alianza geoestratégica que la une subalternamente a los EEUU. Todo lo demás puede ser importante, discutible y hasta conflictual, pero secundario, muy secundario.

El impulso de los tiempos no va por estos caminos, creo. Los Estados nacionales no se están diluyendo en parte alguna; más bien está emergiendo un nuevo tipo de Estado más intervencionista, con mayores responsabilidades sociales y, sobre todo, económicas. Vox es en esto ejemplar único. Como neo-franquistas confunden la soberanía nacional con su negociación con los que mandan en Europa y en el mundo. Aceptarán, como siempre, lo que decidan las grandes potencias. No cuestionarán en serio la pertenencia a la OTAN, ni la existencia de bases militares en el suelo patrio, ni mucho menos las reglas básicas de la Unión Europea. Protestarán, se enfadarán muchísimo y clamarán al cielo; al final harán lo que les exijan los que mandan y no se presentan a las elecciones. Menos soberanía a cambio de más poder para las viejas y nuevas élites. Nunca discutirán las orientaciones de la oligarquía financiera-corporativa, son más neoliberales que el PP.  Se conforman, como Ayuso, con ser los gestores leales de los fondos de inversión, de los fondos buitres, de las grandes transnacionales; eso sí, en nombre de la sacrosanta independencia nacional. Su única condición: nosotros mandamos, nosotros decidimos. La soberanía del pueblo español nada vale; somos nosotros los que garantizamos vuestros intereses. España de nuevo en venta.

La izquierda española vive al día y carece de un proyecto solvente que genere compromiso y movilización. Confunde consignas con programa, frases, más o menos altisonantes, con ideario Hay quien defiende la necesidad de ir a las cosas y centrarse en resolver los problemas vitales de las personas, lo que me parece bien. Mi acuerdo se agota cuando se dice o se insinúa que el ideario, el programa y la estrategia carecen de importancia, o algo peor, son un obstáculo para la unidad de las izquierdas. El programa sería, por lo tanto, algo técnico y las propuestas, medidas surgidas de un contexto social juicioso. Basta observar lo que cuesta aprobar mejoras tan moderadas, tan poco socialdemócratas en el gobierno de coalición PSOE/Unidas Podemos para saber que el debate político-ideológico está más vivo que nunca y que pronto, muy pronto, veremos la reacción de la UE, cuando Alemania supere su crisis. De inmediato, se habla de un pacto –secreto– con la Comisión para acordar un programa completo de “reformas” a cambio del “maná” de los fondos de recuperación. Veremos ideología de alto voltaje camuflada de reglas supuestamente técnicas, de sesudos burócratas de una UE preocupada, como siempre, por los derechos y el bienestar de la ciudadanía europea.

¿Qué significa tomarse en serio a VOX? Ser capaces de construir una propuesta político-cultural con voluntad de hegemonía que dispute a las derechas España como proyecto e imaginario socialmente vivido. Otra España posible no puede ser pensada como abstracción; está aquí, delante de nosotros. Hay que hacerla emerger, definirla y, sobre todo, organizarla sabiendo que es un proceso a medio y largo plazo y, es bueno decirlo, que no pude confundirse con una simple propuesta electoral. En España un proceso alternativo tiene que ver con tres asuntos que andan sueltos y que es necesario engarzar en torno a una idea fuerte de soberanía popular: República, democracia federal y socialismo.

Artículo publicado originalmente en Nortes.

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La Segunda Guerra Mundial. Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. La Segunda Guerra Mundial. Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. (Como yo no entiendo de música, qué le vamos a hacer, nadie es perfecto, no le puedo poner música al segundo mayor crimen auspiciado, fomentado y relazado por los grandes grupos de capitales contra la población mundial (la inmensa mayoría trabajadora, este detallín sin importancia convendría no echarlo en saco roto) constituido por la II Guerra Mundial (el primero corrió a cargo de la I Guerra Mundial, organizada por los mismos collares que la Primera, pero, con distintos perros). Y es que cada uno es como es y eso no se puede cambiar. Si la función del capitalismo (quitando la música) es la de hacer crecer los capitales, la función del capitalismo es la de hacer crecer los capitales, y a partir de aquí denle todas las vueltas que quieran y aplíquele cuantos pentagramas puedan imaginar, y como es la función del capital (que ustedes le pueden poner toda la música que deseen, pero que esa es su función) hará todo cuanto le sea posible para que nada ni nadie (incluido Dios) interrumpa el ritmo del crecimiento del capital que los capitalistas necesitan, y necesitan que los capitales sigan creciendo indefinidamente (música maestro, que aquí va bien meter el corrido mexicano de la cucaracha que ya no puede caminar porque le falta materia prima para poder producir indefinidamente para estar vendiendo ilimitadamente lo producido para que los capitales crezcan hasta el infinito. Pero se insiste, la función del capital sigue siendo la misma, que no cambia. Que quiere que ahora lo pintemos de verde, pues sea, pintado de verde queda, ya tiene usted su eco capitalismo, ¿contento?. Pero que da igual, las materas primas no son infinitas ni la producción puede crecer infinitamente ni los mercados pueden crecer indefinidamente ni la acumulación de capitales se puede llevar al infinito. Que si quieren lo pintamos ahora de colorao par a darle un chufletazo de eco progresismo colorao. Pero que la función del capital no cambia). Y como los capitales ni pueden crecer de forma ilimitada, por las propias leyes de funcionamiento del propio capitalista, de cuando en cuando surgen crisis que le interrumpen el ritmo de crecimiento, y en ese momento, cuando la crisis ha llegado al límite según los intereses de los capitales, el último recurso que les queda para resolverlas es la guerra, y con esto saltamos al principio de este artículo: con la II Guerra Mundial los capitales más poderosos resuelven a su favor la crisis capitalista de 1929, lo mismo que habían resuelto la crisis de los años 20 con la I Guerra Mundial, es decir con la matancía de por medio. Por supuesto, ni que decir tiene, que ahora son otros tiempos y que la crisis de 2008 (¿Qué cualo qué que está resuelta la crisis de 2008?) no se resolverá ni con la I Guerra Mundial ni con la II Guerra Mundial. Considerar que las dos guerras mundiales ya producidas van a solucionar la crisis de 2008 constituiría una verdadera tontada por nuestra parte. La crisis de 2008, más grave que todas las crisis habidas en toda la historia del capitalismo, desde el punto de vista capitalista no puede resolverse más que con la III Guerra Mundial. Pero quietos paraos y que no cunda el pánico, que no entren los temblores del miedo mieditis, quédense tranquilos, que yo he hablado con quien tengo que hablar que sabe de estas cosas y me ha dicho que tranquilice al personal que la III Guerra Mundial, o sea, la próxima, no comenzará hasta que no comience formalmente, salvo que comencemos a leer (los trabajadores, yo no hablo más de de los trabajadores, yo soy hombre pacífico y no me meto con nadie) como locos y locas para empezar por entender en qué tipo de sociedad vivimos y cómo funciona que es la mejor forma de darle en todos los hocicos la capital y sus servidores y de evitar la guerra. Y así nos quitaríamos de encima el trabajo que supondría el empezar a pedir la paz, que quieras que no siempre es un coñazo).

 


II GUERRA MUNDIAL

lOS BOMBARDEOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI

Desde ese 6 de agosto de 1945, el mundo y las guerras ya no volverían a ser iguales

 

Héctor Rodríguez

historia.nationalgeographic.com.es

05 de agosto de 2016 · 21:01 Actualizado a 16 de junio de 2020


Foto: AP/ ja / Yuichiro Sasaki / ONU

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La bomba que paró el tiempo

La explosión de la bomba atómica de Hiroshima se registró a las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945. En este reloj de pulsera encontrado en las ruinas de la ciudad, la aguja pequeña del reloj quedó abrasada por la explosión, marcando una sombra sobre él mismo que le hace parecer la aguja grande.

Foto: AP

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Paul W. Tibbets Jr.

El Coronel Paul W. Tibbets, de 31 años, posa para una fotografía delante del Enola Gay en una localización desconocida. Fue el piloto encargado de pilotar el Bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el cual, llevaría el nombre de su madre.

 Foto: AP / US Air Force

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George R. Caron

El protagonista de esta foto de archivo de 1945 es el Sargento George R. “Bob” Caron (31 de octubre de 1919 - 3 de junio de 1995), artillero de cola en el Enola Gay, el Bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica sobre la ciudad Japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

 Foto:AP/Max Desfor

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La tripulación del Enola Gay

De izquierda a derecha en primera fila: Jacob Beser, teniente primero; Norris R. Jeppson, teniente segundo; Theodore J. Van Kirk, capitán; el mayor Thomas W. Ferebee; William S. Parsons, Capitán; el coronel Paul W. Tibbets Jr. y el Capitán Robert A. Lewis. En segunda linea el sargento Robert R. Shumard, el soldado Richard H. Nelson, y los sargentos Joe A. Stiborn, Wyatt E. Duzenbury y George R. Caron.

 Foto: RIA Novosti/Sputnik/AP

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Little Boy

Little Boy fue el nombre con el que bautizaron los americanos a la bomba lanzada en Hiroshima. La bomba de uranio-235 de 4.400 kilogramos de peso, 3 metros de longitud, 75 centímetros de diámetro y una potencia explosiva de 16 kilotones, – 1600 toneladas de dinamita-, explotó a las 8:15 del 6 de agosto de 1945 a una altitud de 600 metros sobre la ciudad japonesa, acabando con la vida de aproximadamente 140.000 personas.

Thank you for watching



 Foto: AP / US Air Force

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Un soldado con pulso de fotógrafo

Una columna de 6 kilómetros de altura se eleva desde la zona cero sobre las ruinas de la ciudad de Hiroshima. La fotografía fue tomada por George Caron, artillero de cola del Enola Gay a quien le dieron una cámara en el último momento y la cual disparó a través de la ventana de plexiglás de su puesto de combate.

Foto: AP/ US Army/ Hiroshima Peace Memorial Museum

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La alternativa nuclear

Foto difundida por el ejército de los Estados Unidos y proporcionada por el Museo de la Paz de Hiroshima. En ella se aprecia la enorme nube de humo resultado de los enormes incendios masivos provocados por Litte Boy. La fotografía se tomó pocas horas después de la detonación desde un avión de reconocimiento del ejército estadounidense.

Foto: AP

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Las secuelas de Little Boy

Imagen de ciudad de Hiroshima tomada a algo más de kilómetro y medio del lugar donde fue detonada Little Boy, la primera bomba atómica de la historia lanzada sobre una población civil.

Foto: AP

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Desolación desde el aire

Vista aérea de la ciudad de Hisroshima unas horas después del lanzamiento de la bomba nuclear.

 Foto: AP

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Una ciudad reducida a escombros

Metales retorcidos y cascotes: retales de lo que un día fue la ciudad más industrializada de Japón. La fotografía sería tomada unos días después del bombardeo.

Foto: AP

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Los restos de la tragedia

El armazón de este bloque de apartamentos es lo poco que quedó en la zona cero tras la explosión nuclear en la ciudad japonesa de Hiroshima.

 Foto: AP/ U.S. Army Corps

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Sobrevivir a una bomba nuclear

En esta foto proporcionada por el Cuerpo de Ingenieros de EE.UU., se pueden contemplar las heridas de una de las víctimas de la primera bomba atómica. La fotografía fue tomada en el departamento de Ujina, en el primer hospital provisional del ejército japones en Hiroshima. Los rayos térmicos emitidos por la explosión quemaron el patrón del kimono de esta mujer, los cuales quedaron grabados sobre su espalda.

 Foto: AP/ Zu unserem Korr, Japón / Weltkrieg / Jahrestag

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Las primeras reacciones japonesas

Víctimas japonesas esperan recibir los primeros auxilios en la parte sur de Hiroshima horas después de la explosión. La detonación mató al instante a 66.000 personas, hiriendo a otras 69.000.

 Foto: AP

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Protegidos por las colinas

La foto, tomada un 2 de febrero de 1951, muestra una zona residencial protegida por la orografía en Nagasaki, la cual se salvó de la destrucción que arrasó vastas porciones de la ciudad. El área desnuda en primer plano es un cortafuegos.

 Foto: AP

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Vivos y juntos

Un hombre y una mujer japonesa, víctimas de la bomba atómica de Hiroshima, se sientan en un edificio de un banco dañado convertido en un hospital provisional. La cara de la mujer está gravemente marcada por el tremendo calor generado en la explosión.

 Foto: AP

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El mensajero de la muerte

El Enola Gay aterrizando en Tinian, al norte de las Islas Marianas después del bombardeo de Hiroshima.

 Foto: AP

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Cuando lo peor aún no ha pasado

Hiroshima, 1 de Septiembre de 1945. Científicos japoneses comprueban los niveles de radiactividad en la zona cero.

 Foto: AP/RIA Novosti/Sputnik

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Fat Man

Fat man fue el apodo dado a la segunda bomba lanzada – en este caso de plutonio- por el ejército estadounidense sobre Nagasaki, el 9 de agosto de 1945. Detonado a una altitud de 550 metros sobre la ciudad, el dispositivo de 3,25 metros de longitud por 1,52 de diámetro, pesaba 4.630 kilogramos y poseía una potencia de 25 kilotones. Los ataques provocaron la rendición incondicional de Japón. 

 Foto: AP

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Nagasaki, la segunda bomba

Una columna de humo ondulante en forma de seta se eleva a kilómetros de altura sobre la ciudad japonesa de Nagasaki. Fat  man fue lanzada 3 días después del ataque sobre Hiroshima, acabando instantáneamente con la vida de 70.000 personas. Otros miles morirían después a consecuencia de la radiación.

 Foto: AP

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En el centro de la castástrofe

Una flecha marca el punto sobre el que estalló la bomba arrojada en Nagasaki. Gran parte de la zona bombardeada sigue asolada, los árboles en los alcores colindantes permanecen carbonizados y empequeñecidos por la explosión. La reconstrucción del lugar ha sido apenas testimonial.

Foto: AP

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Heridas sempiternas

En esta foto del 24 de marzo de 1980, Sunji Yamagushi, quien sobrevivió a la bomba atómica sobre Nagasaki, muestra sus profundas cicatrices durante una conferencia de prensa en Los Ángeles.

 Foto: AP

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El avión que puso fin a la Segunda Guerra Mundial

Fat man, fue lanzada desde un bombardero B-29 apodado como “Bockscar”. Charles Donald Albury que en la imagen sostiene una fotografía del avión, copilotó el avión que arrojaría la segunda bomba sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945 y fue testigo del despliegue de la primera bomba atómica sobre Hiroshima tres días antes en calidad de piloto de reserva.

 Foto: AP

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Territorio americano en el Pacífico

La guerra en el Pacífico terminó un 2 de septiembre de 1945, cuando el acta de rendición japonesa fuera finalmente firmada a bordo acorazado Missouri de los Estados Unidos. El barco aparece en la foto disparando en un lugar desconocido del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.

 Foto: AP

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El fin de la guerra

En la imagen, el almirante Chester Nimitz, comandante en jefe de la Flota del Pacífico, a bordo del acorazado Missouri durante la firma de la rendición de los japoneses que ponía fin a la Segunda Guerra Mundial el 2 de septiembre de 1945. De pie, detrás de él, y de izquierda a derecha, el general Douglas MacArthur, el almirante William F. Halsey Jr., y el contralmirante Forrest Sherman.

 Foto: AP

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Reportes de Guerra

De regreso de la Conferencia de Postdam, a bordo del crucero de guerra Augusta, el presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman, radio en mano, lee a la población los primeros informes de la misión en la que fue lanzada la bomba sobre Hiroshima.

 Foto: AP

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La rendición incondicional de Japón

El Secretario de Guerra, Henry Stimson, a la izquierda, observa como el presidente Harry Truman sostiene los documentos firmados de la rendición incondicional japonesa en la Casa Blanca un 7 de septiembre de 1945. Antes del ataque a Hiroshima, Stimson presidió un comité para reflexionar sobre la necesidad de lanzar la bomba. Stimson se mostraría consternado por los métodos de la guerra moderna en la que el bombardeo de civiles se había convertido en algo común.

Foto: AP

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¿Quién pulsó el botón?

El mayor Thomas Ferebee, a la izquierda y el capitán Kermit Beahan, a la derecha. Ferebee lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, Beahan lo hizo sobre Nagasaki.

 Foto: AP

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Criminales de guerra

Foto tomada en diciembre de 1947 al general Hideki Tojo, primer ministro de Japón durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial. Tojo fue considerado un criminal de guerra de clase A y ejecutado por ahorcamiento el 23 de diciembre de 1948. Fue culpado de ser el cerebro y ejecutor del ataque a Pearl Harbor y de la prolongación de la guerra en el pacífico, desencadenante de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

 Foto: AP

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El padre de la bomba atómica

De derecha a izquierda el general Leslie R. Groves, y el Dr. En física J. Robert Oppenheimer, conocido coloquialmente como "el padre de la bomba atómica" y director científico del proyecto Manhattan, desarrollado en secreto en Alamogordo, Nuevo México.

 Foto: AP

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Juegos de espías

En la imagen, David Greengrass con 29 años, participante en el proyecto Manhattan y espía confeso, se encuentra en la antesala de la Corte Federal, en Nueva York, un 12 de marzo de 1951 durante el receso del juicio por espionaje al que fue sometido. Greengrass testificó pertenecer a una red de espionaje orquestada por la Unión Soviética. Fueron también acusados de conspiración y espionaje al servicio de los soviéticos en tiempos de guerra Morton Sobell, Julius Rosenberg y su esposa, Ethel, hermana de Greengrass .

 Foto: AP/KK

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Un lugar en la memoria

Varias mujeres rezan durante una misa especial celebrada en la Iglesia Urakami en Nagasaki, el 9 de agosto de 1983 con motivo del 38 aniversario de la destrucción atómica de la ciudad.

 Un 7 de mayo de 1945, el general Alfred JodlJefe del Estado Mayor del Alto Mando de las Fuerzas Armadas Alemanas, firmaría en el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada, en ReimsFrancia, el Acta de Rendición Incondicional de la Alemania Nacionalsocialista ante las fuerzas aliadas. Sin embargo, la rendición de los alemanes no pondría fin a la mayor guerra de la historia de la humanidad, laSegunda Guerra Mundial. La contienda se trasladaría exclusivamente al Pacífico, donde la Segunda Guerra Sino-Japonesa se venía librando desde 1937.

Esta comenzaría el 7 de julio de 1937 con la invasión por Japón del noreste de China. Con este acto bélico los nipones darían comienzo a una guerra particular en la que pronto se verían involucradas varias naciones. Es desde este momento que Japón trataría - con éxito- de expandirse por el continente asiático.

La aplastante superioridad militar de los japoneses respecto a sus vecinos pronto dio sus frutos. Las ambiciones japonesas crecieron paulatinamente hasta que, unos años después, continuando con su política bélica expansionista, firmarían con Alemania e Italia el Tratado Tripartito, mediante el cual quedaba alineado con las potencias del eje.

En julio de 1941, con el objetivo de conformar en la zona una coalición de naciones asiáticas libres de la influencia europea y lideradas por Japón, lo que los japoneses conceptualizaron bajo el término de "la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia", los nipones decidieron dirigir su ejército hacia el sur de Indochina, territorio controlado por Francia.

Ante este acto de beligerancia la respuesta de algunos países europeos, así como de los Estados Unidos, -con intereses económicos en la zona- no se hizo de esperar. El resultado fue una serie de embargos comerciales y una disminución del 90% en el suministro de petróleo en detrimento del país del sol naciente.

El ataque a Pearl Harbor fue el acicate para que los Estados Unidos participaran en la Segunda Guerra Mundial

Entre otras razones, la situación alcanzada por Japón tras los embargos, sería uno de los detonantes del ataque de la Armada Imperial Japonesa contra la base naval de los Estados Unidos en Pearl HarborHawai, el 7 de diciembre de 1941. La maniobra estuvo destinada a evitar la intervención de la Flota del Pacífico de los Estados Unidos en los planes de Japón para el sureste asiático contra las posesiones ultramarinas del Reino Unido, Francia, Países Bajos y los mismos americanos.

El ataque sorpresa a Pearl Harbor fue el acicate definitivo para que, tan solo un dia después, el 8 de diciembre de 1941, los Estados Unidos, hasta el momento en una posición no beligerante, tomaran partido de forma activa y definitiva en la Segunda Guerra Mundial declarando la guerra a Japón.

Durante los 4 años siguientes, los estadounidenses librarían una dura contienda con los japoneses en territorio Chino y en las aguas del Pacífico, donde la conquista de cada isla se convertiría en una guerra a pequeña escala.

Si bien es cierto que la disputa entre japoneses y estadounidenses estuvo muy equilibrada, la caída de Alemania pondría las cosas mucho más difíciles a los asiáticos. Sin embargo, lo que finalmente decantaría la balanza a favor de los aliados, sería el arma que en secreto, bajo el nombre en clave de "el Proyecto Manhattan", seria desarrollada por los Estados Unidos con la ayuda de Reino Unido y Canadá. El proyecto, que agrupó a una gran cantidad de eminencias científicas como Robert OppenheimerNiels Böhr y Enrico Fermi, tenía el objetivo de desarrollar la primera bomba atómica antes que lo hicieran sus enemigos los alemanes.

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