miércoles, 12 de febrero de 2025

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Investigan el menudeo de cocaína en el buque ‘Juan Carlos I’

 

Investigan el menudeo de cocaína en el buque ‘Juan Carlos I’


La Policía Nacional y la propia Armada están preocupadas por sucesos aislados entre la marinería

La Policía detiene a un infante de Marina en San Fernando por tráfico de cocaína


El buque 'Juan Carlos I' atracado en el puerto de Valencia. / EFE

 

Pedro M. Espinosa - Redactor Jefe de Provincia / Diario de Sevilla/ 12.02.2025

 

La Policía Nacional, en colaboración con la propia Armada, está investigando un presunto delito de tráfico de cocaína que se estaría produciendo en buques como el Juan Carlos I durante su participación en el primer despliegue del grupo Dédalo en este año.

En las últimas horas se ha producido un suceso que ha sido muy comentado en algunos canales que la propia marinería tiene en redes sociales tan populares como Telegram. Según diferentes informaciones, un marinero se encontró indispuesto durante la noche. Tenía vigilancia nocturna y al ir a despertarlo sus compañeros se lo encontraron convulsionando. Avisaron del hecho a un cabo primero y a un sargento, que, a su vez, informaron al capitán. Este ordenó una prueba de drogas a todo el cuerpo de vigilancia y se detectaron dos positivos por cocaína: este marinero y un cabo segunda. Por este motivo ha sido desembarcado y se espera que hoy mismo llegue a San Fernando.

Otras informaciones aseguran que esta persona, supuestamente, guardaba una cantidad de 40 gramos de cocaína en su taquilla que fue arrojada por la borda. Se da la circunstancia de que este mismo marinero llegó a ser infante de Marina pero también habría cometido alguna falta grave relacionada con sustancias estupefacientes, por lo que no se le permitió renovar su compromiso. La Policía ya detuvo en La Isla a algún miembro del TEAR en maniobras anteriores.

Fuentes consultadas por este medio indican que la Policía lleva tiempo detrás de presuntos miembros de la marinería, e incluso algunos suboficiales, que podrían aprovechar su participación en maniobras en el mar, como la que lleva a cabo actualmente el grupo Dédalo, para trapichear con sustancias estupefacientes entre sus compañeros. Esto, pese a ser cantidades pequeñas, está tipificado por las ordenanzas militares como delitos muy graves que conllevan su inmediata expulsión del cuerpo.

Otra de las prácticas que se ha puesto de moda entre la marinería es la de confeccionar líquidos para vapear en los propios buques de la Armada sin los controles necesarios, lo que podría estar detrás de episodios como el sufrido por este marinero, que padeció fuertes convulsiones. El consumo abusivo de estas sustancias, que no han pasado los pertinentes controles sanitarios, pueden acarrear incluso la muerte, por lo que las autoridades militares están muy pendientes de una práctica nociva para la salud de su personal. De momento, se han extremado las medidas de seguridad para que no haya más hechos como este y que las maniobras puedan llevarse a cabo sin sobresaltos.

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El pedagogo que revolucionó la educación en una España con seis millones de personas analfabetas

 

El pedagogo que revolucionó la educación en una España con seis millones de personas analfabetas

 

Ester Fernández García

Rebelion / España

11/02/2025 


El Diario [Foto: Manuel B. Cossío, Francisco Giner de los Ríos y Ricardo Rubio, fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (Museo Virtual de la Ciencia del CSIC)]


Manuel Bartolomé Cossío fue el “alma y cuerpo” de las Misiones Pedagógicas que impulsó el Gobierno de la Segunda República para llevar la educación y la cultura a los pueblos. Sus propuestas educativas están de plena actualidad más de cien años después y la figura de Cossío sigue sin estar suficientemente reconocida. El profesor y escritor Luis Alfonso Iglesias recupera su legado en un libro.

A principios del siglo XX, España sufría un fuerte analfabetismo con 6 millones de personas que no sabían leer ni escribir, un millón de niños sin escolarizar y la necesidad de crear alrededor de 27.000 escuelas. Un problema que se agudizaba en el medio rural, donde el 70% de los hombres eran analfabetos y todavía más las mujeres. Ante este contexto, el Gobierno de la Segunda República crea un ambicioso proyecto en el que se incluyen las Misiones Pedagógicas con un objetivo: acercar la educación y la cultura a los pueblos.

Y se lo encargó al pedagogo riojano Manuel Bartolomé Cossío (Haro, 1857-Collado Mediano, 1935), que no solo fue el impulsor y presidente del patronato, sino que fue el alma del proyecto que revolucionó la educación con propuestas que son base de las normativas innovadores actuales. La trascendencia de Cossío no está, sin embargo, “suficientemente reconocida”, apunta Luis Alfonso Iglesias Huelga, que ha recuperado su legado en el libro Manuel Bartolomé Cossío El arte de educar.


Imagen de archivo de una de las misiones pedagógicas (Escuelas Viajeras)


Fue “un alegato casi desesperado” del historiador Carlos Muntión por recuperar la figura del pedagogo de Haro el que despertó el interés del autor Luis Alfonso Iglesias. “Me estimuló para a investigar sobre él con el fin de incluirlo en mi libro España, la ilustración pendiente”, cuenta. Y el libro monográfico sobre su figura surgió de conocer su trascendencia histórica, “expresada tanto en la dimensión de su figura como en la actualidad de sus propuestas. El próximo jueves 13 de febrero se presenta este libro Manuel Bartolomé Cossío El arte de Educar en la Escuela de Diseño de La Rioja (Av. La Paz, 9) a las 18.30 horas.

Cossío fue el primer catedrático de Pedagogía Superior, director del Museo Pedagógico Nacional y sucesor de Giner de los Ríos al frente de la Institución Libre de Enseñanza. Con este currículum, el encargo de dirigir las Misiones Pedagógicas le llega al final de su vida como “la posibilidad de cumplir un viejo sueño que figuraba entre las urgencias pedagógicas por él planteadas”, apunta Iglesias. El objetivo era llevar al medio campesino misiones ambulantes con el fin de acercar la educación y la cultura a los pueblos a través de maestros y maestras, estudiantes, intelectuales, funcionarios, artistas a los que Juan Ramón Jiménez denominó “Marineros del Entusiasmo”.

El proyecto recorrió, no sin dificultades, alrededor de 7.000 pueblos en sus más de cinco años de existencia con figuras que se sumaron como Federico García Lorca, María Zambrano, Miguel Hernández, Carmen Conde, María Moliner y muchos nombres de la vida cultural española. “Solo en el primer año se crearon más de 7.000 escuelas, a la vez que se propiciaba el ritmo constante de creación de bibliotecas en cualquiera de sus formas, permanentes o ambulantes”, recoge el profesor Luis Alfonso Iglesias, autor del libro sobre Cossío.

En La Rioja, entre 1934 y 1936, se desarrollaron siete Misiones Pedagógicas que llevaron la esperanza de la cultura y la educación a 52 pueblos riojanos, según repasaba un número de la revista Piedra de Rayo en 2018. “Que alguien pudiese por vez primera conocer el cine o ver un cuadro nos indica el valor emocional y vital que supusieron las Misiones para muchas personas”, pone en valor Iglesias.

Las Misiones Pedagógicas nacen de la mano de la Institución Libre de Enseñanza, que desde 1876 hasta la Guerra Civil de 1936 “se convirtió en el centro de gravedad de toda una época de la cultura española y en un cauce para la introducción en España de las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas que se estaban desarrollando fuera de las fronteras españolas”. Por ejemplo, Luis Alfonso Iglesias destaca muchas corrientes educativas actuales que ya eran propuestas de Cossío: la coeducación, la negativa al adoctrinamiento religioso en los centros de enseñanza, la importancia de los idiomas y del contacto entre la vida y el aula, la conexión efectiva entre todas las etapas de la enseñanza, la revalorización de la Formación Profesional, la defensa del aprendizaje cooperativo y del análisis crítico del conocimiento para poder ser transformado, el uso creativo del conocimiento frente a la memorización meramente acumuladora o la necesidad de un acuerdo estatal sobre educación. Muchas de ellas, por cierto, no conseguidas todavía.

Portada del libro Manuel Bartolomé Cossío, «El arte de educar»


“Para Cossío, la educación era un acto de amor”, resume el investigador sobre su legado. Sus tesis defendían que “la educación tiene que mostrar el camino hacia la vida en plenitud arrancando los estereotipos sociales para que el alumno pueda, en definitiva, aprender a ser libre”. Por tanto, huía de la enseñanza memorística, la monotonía en el aprendizaje, la atadura de los temarios y los libros de texto o “el adiestramiento a través de los exámenes concebidos como un fin en sí mismos”.

Manuel Bartolomé Cossío había fallecido unos meses antes, pero el golpe militar de 1936 y los cuarenta años de dictadura franquista que le siguieron dio marcha atrás a todos la renovación y el avance educativo que habían conseguido las Misiones Pedagógicas, además de asesinar a los docentes. La modernización de la educación que se había alcanzado se transformó, según apunta Luis Alfonso Iglesias, en “un sistema basado en el adoctrinamiento y el dogmatismo que supuso, de hecho, la negación del propio significado de la palabra educación”.

Lo borró tanto que incluso se llevó el nombre de Bartolomé Cossío del instituto de Haro, uno de los escasos reconocimientos que tiene uno de los pedagogos más importantes de la historia. En 1936 se había creado con su nombre el instituto, hasta que en la Guerra Civil acabó con estas instituciones y el edificio pasó a denominarse Instituto Marqués de la Ensenada. Con posterioridad, Haro tuvo dos institutos con los nombres de Bartolomé Cossío y Marqués de la Ensenada hasta que en 2012, siendo consejero de Educación el actual presidente de La Rioja y también jarrero, Gonzalo Capellán, se unificaron ambos centros creándose el IES Ciudad de Haro. El Gobierno del PSOE devolvió el nombre de Cossío al centro de secundaria en 2023.

Para Luis Alfonso Iglesias el reconocimiento de Cossío es una deuda pendiente y cree que el 90 aniversario de su fallecimiento, que se cumple este año, es la oportunidad para recuperar su legado. Y es que la memoria es, para este profesor, el principal escudo “en estos tiempos de memoria líquida en el que parece que algunos añoran, incompresiblemente, tiempos tenebrosos”. En este sentido, teme la actualidad y advierte: “Frivolizar con el pasado es el camino más corto para que el pasado retorne en su versión más trágica”, por lo que apuesta por el papel de la educación “de enseñar el pasado con una mirada crítica, sin temor ni temblor. Porque contra las mentiras, los bulos y las injusticias podemos oponer la sensibilidad del arte y el potencial crítico de la inteligencia”. Ya lo decía Cossío: “Decir bellas palabras y ejecutar nobles hechos”

Sobre el autor del libro:

Luis Alfonso Iglesias Huelga (Sotrondio, Asturias) es profesor de Filosofía y licenciado en Geografía e Historia en la modalidad de Historia Contemporánea, asimismo es Máster en Filosofía Teórica y Práctica por la UNED. Ensayista y poeta, está en posesión de diversos premios nacionales e internacionales. Tras la publicación de su ensayo biográfico Berkeley, el empirista ingenioso, en el año 2017 recibe el Premio Diderot de Ensayo, así como el Premio Ateneo Riojano de Ensayo, por su obra España, la IIustración pendiente: la educación que sueña un país. En el año 2020 publica el ensayo La ética del paseante y otras razones para la esperanza. En el año 2023 publica los ensayos El país era una fiesta y Contra el desentendimiento: defensa sosegada del entusiasmo. Y en el año 2024 el poemario Daniel, la herida hecha luz, sobre el escultor riojano Daniel González. En la actualidad es columnista del diario La Rioja habiendo colaborado en diferentes revistas y publicaciones periódicas entre las que destacan T.E., Filosofía Hoy, HHSR, Eikasía y el portal internacional FILOSOFÍA&CO.

Fuente: https://www.eldiario.es/la-rioja/pedagogo-revoluciono-educacion-espana-seis-millones-personas-analfabetas_1_12037868.html

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Narcisismo y neocapitalismo

 

El éxito y la competitividad son la sal del sistema y en base a este brutal supuesto se calibran las relaciones interpersonales, que se manipulan según lo que sea más ventajoso.


Narcisismo y neocapitalismo


Angela Fais

El Viejo Topo

12 febrero, 2025



El éxito y la competitividad son la sal del sistema y en base a este brutal supuesto se calibran las relaciones interpersonales, que se manipulan según lo que sea más ventajoso.

Los valores que caracterizaron el glorioso siglo americano revelan la crisis clara y ahora irreversible que afecta a Occidente. Y, a la inversa, también escriben la historia de la salud mental y el bienestar de todos aquellos que han sido impactados por este paradigma tan poderoso.

De hecho, cada época desarrolla sus propias formas peculiares de patología. Según muchos médicos, desde la segunda mitad del siglo XX hemos asistido a una transición significativa en los problemas que se analizan. Si en el siglo XX la histeria y la neurosis obsesiva, tratadas por Freud y Charcot, eran las patologías prevalentes y representativas de la organización capitalista en la fase inicial de su desarrollo, en la fase neocapitalista hubo en cambio un aumento considerable de pacientes con problemas de carácter, predominantemente narcisistas. Pacientes que se quejan de insatisfacción con su vida, percibida como inútil y sin sentido. Ya no se produce parálisis histérica porque es el ser psíquico el que se ha entumecido. Anestesiados por el consumo compulsivo, exigimos una gratificación inmediata, desencadenando una espiral de insatisfacción perpetua. El problema ya no es la austera moral de la clase burguesa, extremadamente intransigente en la esfera sexual e igualmente rígida en su relación con su propio cuerpo. Aquí los impulsos infantiles no son reprimidos sino estimulados y pervertidos en ausencia de prohibiciones. La ética protestante, que siempre ha sido una de las piedras angulares de la cultura estadounidense, ha sido suplantada gradualmente por lo que caracteriza las fases posteriores de la sociedad capitalista. Se promueve y enfatiza la mejora personal. Con el neocapitalismo se impone el mito americano del “self-made man” y se construye el “mito del éxito” mientras el énfasis se desplaza hacia el consumo. El elemento competitivo, descuidado por el culto al éxito del siglo XIX donde los resultados no se evaluaban en comparación con los de los demás y por una sociedad disciplinaria aún vigente, se convierte ahora en la piedra angular de la promoción individual. Tienes que competir con tus compañeros para ganar la aprobación de tus superiores y surgen rivalidades internas. El mobbing puede ser tanto horizontal (entre compañeros) como vertical. Se habla incluso de ‘mobbing estratégico’: acciones de acoso implementadas intencionadamente por la dirección de la empresa hacia el empleado. La competitividad es brutal y está arraigada en todos los aspectos de la existencia, convirtiendo la nuestra en una sociedad de rendimiento. “La retórica de los resultados” invade también las actividades recreativas sujetas a estándares antes reservados al mundo del trabajo.

Ya no es juego libre sino rendimiento. Hoy en día, el performance predomina indiscutiblemente también en el ámbito sexual. La envidia se establece como el sentimiento impulsor de las relaciones sociales. El otro es precisamente el ‘invisus’, un obstáculo para el éxito personal. No es de extrañar, pues, que, teniendo en cuenta este panorama, los trastornos narcisistas se registren con mayor frecuencia en la terapia. El narcisismo se convierte en el trastorno electivo de la sociedad neocapitalista. Es la respuesta casi fisiológica para gestionar la ansiedad y la tensión. La familia, que es el factor determinante en la formación de la personalidad de un individuo, ha sido transformada por estos cambios sociales.


La crianza de los hijos con la idea de que tienen una posición de privilegio y una supremacía indiscutible dentro de ella, ayudada por la decadencia de la figura paterna y la nefasta teoría del padre amigo, unido a la creencia de que esta sociedad no tiene futuro y que no habrá otro tiempo que el nuestro, constituye una excelente base para la formación de una personalidad narcisista. Aunque la percepción del mundo como un lugar peligroso también corresponde a una visión realista, hay que decir que es fruto de la incapacidad narcisista de identificarnos con la generación a la que dejaremos nuestro lugar, así como de una profunda incapacidad de reconocer la presencia del bien incluso en el Otro. Toda esta proliferación de coaches que venden cursos de crecimiento personal y de gurús a los que “se sigue para madurar conciencias” unido a toda la tendencia new age, representan el naufragio absoluto de cualquier solución política; y dar testimonio de la fe ciega de aquellos que no confían en su prójimo. La comunidad y la solidaridad desaparecen. Prevalece el culto a las relaciones personales; donde ‘culto’ se entiende en su sentido participio: los otros son cultivados desde una perspectiva utilitarista. “Invertimos” en el otro, las relaciones personales se cultivan en vista de lo que podrían “producir”. El Otro ‘se gestiona a sí mismo’. Toda esta terminología, tomada del lenguaje del mundo económico, es reveladora del gran eclipse del Otro que estamos viviendo hoy. Nos dedicamos a nuestro propio ego. Allí donde la individualidad reina suprema, al Otro se le da una bienvenida condicional, ligada a la confirmación del propio ego. De lo contrario, el Otro es percibido como una presencia peligrosa, en el contexto de una simplificación feroz de las relaciones que se suprimen de manera egoísta. Cómplices son las dinámicas de las redes sociales que, con un gesto extremo y perturbador, se trasladan a la vida real.

El éxito y la competitividad son la sal del sistema y en base a este brutal supuesto se calibran las relaciones interpersonales, que se manipulan según lo que sea más ventajoso. En este escenario, la empatía no tiene cabida. Una sociedad incapaz de sentir empatía es una sociedad destinada al colapso. Colocarse fuera de la dimensión empática significa definir la propia vida únicamente en primera persona del singular, incapaz de conocer la pluralidad del Nosotros. No saber escuchar al Otro significa también encontrarnos sin herramientas y recursos para reconocer nuestro propio malestar. Paradójicamente, es precisamente allí donde echan raíces la ideología del optimismo y las psicologías del bienestar y la felicidad; que funcionan como verdaderos dispositivos neoliberales destinados a desactivar cualquier descontento. No es fácil identificar “un antídoto”. Quizás un proyecto donde se dé prioridad no sólo a las cosas ‘útiles’ y convenientes, sino también a las auténticas. Construir una escala de valores que actúe como contrapunto a la inautenticidad que estructura nuestro ego hoy.

Fuente:  l’AntiDiplomatico

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