lunes, 2 de febrero de 2015

EN GRECIA HAN EMPEZADO A HABLAR EN GRIEGO. ¿CUANDO EMPEZAREMOS EN ESPAÑA EL HABLA GRIEGA?, PERO EN GRIEGO


VARUFAKIS SE EXPLICA: “NO HABLO DE FAROLES, SINO DE PLANTARNOS Y NO MOVERNOS"


Sociología Crítica
02.02.2014

El ministro griego de Economía —y vicepresidente— habla muy claro. 
Fuente; El mundo, 21/01/15 La casa de Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) a los pies de la Acrópolis está repleta de obra de arte (su mujer es artista) y de libros. Curioseando por los estantes vemos una biografía del Ché Guevara, tratados sobre los movimientos de los pobres, ensayos consagrados a las estructuras de protesta… Este profesor de Economía en la Universidad de Atenas y profesor visitante desde hace tres años en la Universidad de Texas, nunca ha ocultado sus simpatías políticas por la izquierda en general y por Syriza en particular, el partido anti-austeridad al que absolutamente todas las encuestas dan la victoria en las elecciones generales que Grecia celebrará el próximo domingo. Dicen que será el próximo ministro de Economía griego, y él advierte de que si es así, hará saltar por los aires las reglas del juego que han estado imperando hasta ahora.

·         Los últimos datos muestran que la economía griega está creciendo. ¿Las medidas de austeridad dan resultado?
No, para nada. Grecia está en plena depresión. Los que dicen que está saliendo de la crisis tratan simplemente de comerle el coco a la gente con propaganda barata. Habrá oído que en Grecia el Producto Interior Bruto (PIB) real dejó de caer por primera vez en el cuatro trimestre, que subió un 0,7% y que aunque sea un crecimiento pequeño se ha invertido la tendencia. Hay que ser un analfabeto económico para tragarse esa trola. El PIB real es un cociente con un numerador y un denominador. En el numerador se anotan los ingresos en euros, y en el denominador los precios medios. En los años de inflación, si los ingresos aumentan por ejemplo un 10% pero los precios también suben un 10% no hay crecimiento. Pero en periodos de deflación las cosas funcionan de otro modo. En ese cuarto trimestre los precios han bajado un 1,8%. Y al ser el denominador negativo, el resultado sale positivo, por lo que figura que el PIB real ha aumentado un 0,7%. Pero lo cierto es que los ingresos también han caído, así que no ha habido ninguna recuperación.

·         Pero el pueblo griego se beneficia de precios más bajos…
Eso no importa. El asunto importante aquí es la deuda. Y la deuda no baja cuando bajan los precios, al revés: sigue subiendo porque simplemente se acumula y los intereses siguen corriendo. Así que tenemos menos euros y más deuda. Estábamos en bancarrota y ahora lo estamos aún más. Lo que ha ocurrido en Grecia es que los precios han caído más rápidamente que los ingresos. Ya ocurrió en EEUU en 1932, fue la Gran Depresión. Pero la UE, en lugar de admitir la realidad, ha decidido vendernos que es un éxito en una perversa distorsión de la verdad.

·         ¿Con qué objetivo?
El objetivo sois vosotros, los españoles. Vosotros sois las víctimas de esta mentira. Ya sabe usted lo que está pasando en Grecia: éste es un país que está sufriendo salvajemente, que está pasando una crisis humanitaria bestial. Y los siguientes seréis vosotros.

·         ¿De verdad cree que España va a acabar como Grecia?
Absolutamente. Esta crisis es exactamente igual en España, en Grecia, en Irlanda… es el resultado de una mal diseño de la Eurozona. Grecia colapsó primero, pero si no hubiéramos sido nosotros habrían sido España o Irlanda y el efecto dominó se habría repetido igual. Cuando en 2010 nos declaráramos en bancarrota nos dieron el préstamo más grande de la historia a condición de que redujéramos nuestros ingresos. No es necesario ser economista para entender que eso no funcionaría: si uno está en bancarrota significa que sus ingresos no son suficientes para pagar sus deudas, y si para tratar de solucionarlo se le da un préstamo que lo que hace es aumentar su deuda y a condición encima de reducir aún más los ingresos es imposible. Un niño de ocho años entiende que es un acto criminal.

·         ¿Y entonces por qué cree que decidieron aplicar esas medidas?
No porque sean tontos, como creen algunos. Fue un ejercicio de cinismo y antieuropeísmo absoluto, para tomar las pérdidas de los bancos y hacerlas recaer sobre los ciudadanos europeos, para salvar los bancos a expensas de los contribuyentes. Y el cinismo llegó al grado de hacer pasar eso como un acto de solidaridad. Pero en Grecia vamos a tratar de formar un Gobierno que diga basta. No por nosotros, sino por Europa. Porque los únicos que se benefician de todo esto que está ocurriendo son los neonazis griegos y el Frente Nacional de Le Pen. Somos la última oportunidad de Europa.

·         Pero si, como dice, a los dirigentes europeos no les ha importado llevar a buena parte de sus ciudadanos a la ruina, provocar hambre y suicidios para salvar bancos, ¿cambiarán sólo porque en Grecia vaya a gobernar un partido de izquierda radical llamado Syriza?
No, van a tratar de resistirse, por supuesto. Por suerte, en la UE existen instituciones que nos permiten maniobrar. Pero sobre todo lo que haremos será lanzar propuestas pro europeas en dirección contraria de las políticas actuales y que lleguen a los votantes. Los políticos que tenemos van tan a lo suyo que si ven que su electorado cambia, ellos también cambiarán. Y en última instancia podremos hacerlo porque tenemos poder. Si uno tiene una deuda con un banco de 10.000 euros no tiene ningún poder, pero si debe 320.000 millones sí que tiene poder.

·         ¿Se trata entonces de tirarse un farol, de amenazar con no pagar la deuda para forzar un compromiso?
No, para nada. Yo no hablo de faroles, hablo de no movernos ni un milímetro de nuestras posiciones. Si quieren me podrán matar, pero yo no me voy a mover. Imaginemos que soy el próximo ministro de Economía griego: en junio nos tiene que llegar un préstamo de 7.000 millones de euros de nuestros socios europeos. ¿Y para qué es ese dinero? Para dárselo al Banco Central Europeo (BCE). En 2010 Trichet, el peor presidente de un banco central que haya existido nunca sobre la faz de la tierra, compró millones de euros de deuda griega, de bonos del Gobierno. Nosotros los griegos no le pedimos que lo hiciera, lo hizo pensando que así salvaría a Grecia y fracasó. Fracasó porque fue estúpido: anunció a los mercados los millones que pensaba gastarse, lo que equivalió a hacer un llamamiento a los especuladores para que apostaran contra él. El caso es que compró esos bonos, y esos bonos vencen en junio. Si no los hubiera comprado, su valor se habría reducido drásticamente en un 90%. Pero eso no pasó, y ahora tenemos que pagar por sus errores. El BCE sabe que no tenemos ese dinero, así que nos obliga a tomarlo prestado de los alemanes, de los españoles… y del propio BCE para dárselo al BCE. Si yo en ese momento soy ministro de Economía les diré que me asesinen si quieren, que maten a mis hijos, pero yo no pienso hacer eso.

·         Pero eso significa que Grecia no cumplirá los compromisos que ha adquirido…
Mire: los griegos no nos van a votar para que cometemos los mismos estúpidos errores que han cometido los Gobiernos precedentes. Hay que romper esa lógica.

·         ¿Qué hará en concreto si se convierte en ministro de Economía?
No queremos una confrontación, ni hacer las cosas unilateralmente, queremos actuar en colaboración con nuestro socios europeos. Lo primero que haremos será tomarnos tiempo: nos están presionando con que después de las elecciones disponemos de siete días para firmar todo. No vamos a firmar nada deprisa y corriendo. Pediremos dos semanas, algo bastante razonable. Después llevaremos nuestras propuestas al Eurogrupo, al Ecofin y al Consejo Europeo, y nuestras propuestas incluirán en primer lugar encarar inmediatamente la crisis humanitaria. No podemos permitir que haya gente durmiendo en la calle, gente que se va a dormir con hambre. El dinero que hay que destinar a eso es minúsculo en comparación con los miles de millones que estamos destinando al BCE. Y luego haremos propuestas específicas para reducir la deuda griega minimizando los daños a nuestros socios europeos. Europa está pagando enormes sumas por nuestra deuda, el trabajador medio alemán hace bien en estar enfadado por todo el dinero que le toca pagar. Cada pocos meses necesitamos dinero fresco de Europa para sostener una deuda que es insostenible, así que haremos propuestas para reducir esta deuda de manera que Grecia pueda respirar de nuevo y a la vez aliviar el peso de esa deuda en el ciudadano medio europeo.

·         ¿Está hablando de que se condone a Grecia parte de su deuda?
Hay mecanismos financieros públicos muy creativos para resolver este problema que permitirían al señor Schäuble acudir al Parlamento alemán sin necesidad de pedir que se condone parte de la deuda griega…

·         Si no piden un recorte de la deuda, ¿pedirán entonces que se amplíe el plazo del que Grecia dispone para pagarla?
No. Yo no creo que un problema se arregle prolongándolo, se arregla resolviéndolo.

·         Pues ya me dirá usted lo qué van a hacer…
A nuestros socios europeos les debemos 280.000 millones de euros. Pues bien: emitiremos nuevos bonos por esa cifra, con exactamente el mismo calendario de pagos que ahora mismo habíamos acordado pero ligado al crecimiento del PIB nominal, no al real. El Fondo Monetario Internacional, el BCE, aseguran que nuestro PIB nominal crecerá un 7% al año en los próximos 20 años. Si es así, devolveremos el dinero que nos han dejado. Pero si el PIB nominal crece entre el 5 y el 7%, pagaremos un tercio del dinero que nos hemos comprometido a pagar. Y si está por debajo del 5% no pagaremos nada ese año. En 2038 esos bonos expiran, y lo que hayamos podido pagar lo habremos pagado y lo que no, no. Se trata de condicionar el pago de la deuda a la marcha de la economía real. Y también haremos reformas, porque Grecia necesita muchas reformas. Pero no haremos las reformas que nos manden en una lista desde Washington o Fráncfort, y que básicamente consisten en destruir el empleo, en crear una nueva forma de esclavitud en Grecia a base de flexibilizar el trabajo para tener gente que trabaja por casi nada.

·         ¿Y si Bruselas se planta y les invita a marcharse de la Eurozona, a volver al dracma?
Si hicieran eso significaría que tiene un muy pobre concepto de la democracia… Si el estado de Texas, donde llevo viviendo los últimos tres años, tuviera -como de hecho tiene- una postura diferente respecto a lo que el Banco Central de Estados Unidos debe hacer, a nadie en Washington se le ocurriría expulsarlo de Estados Unidos. El que se nos pase por la cabeza algo así ya indica el nivel de perversidad que domina en Europa. Somos un partido de izquierda radical, pero nuestras propuesta son razonables. Si Europa no quiere mantener una conversación racional con nosotros y se empeñan en seguir negando el desastre, allá ellos: que destruyan Europa como ya han contribuido a destruirla dos veces en los últimos cien años. Pero no será ya nuestra responsabilidad.

·         Si Syriza no consigue la mayoría absoluta y necesita pactar con algún otro partido para formar Gobierno, ¿tendrán fuerza suficiente para plantarse ante Europa?
Esa es una gran preocupación que tenemos. Pero no somos gente sedienta de poder. Si tenemos que pactar con partidos que están en contra de lo que defendemos, si lo que pretenden es que hagamos lo que han estado haciendo los anteriores Gobiernos griegos, yo prefiero estar en la oposición.

·         ¿Cómo analiza el ascenso de Podemos en España?
Es una enorme esperanza. Los políticos españoles están asustados, y su miedo es precisamente mi esperanza. Son un puñado de cínicos a los que no les importa nada la verdad ni Europa. Cuando ven partidos como Syriza, Podemos o Sinn Fein en Irlanda subiendo, cuando ven las discusiones que se están abriendo en el Partido Socialista en Francia, les entra miedo. Y está muy bien que les entre, porque aquellos que han estado engordando esta mentira colosal van a perder el poder.





GRECIA: SI GANA EL PUEBLO GRIEGO, GANAN TODOS LOS PUEBLOS


Primera derrota del neoliberalismo europeo

Alainet
Rebelión
31.01.2015



El triunfo de Syriza coloca a la troika ante el dilema de la intransigencia, que puede ser el primer paso hacia la disgregación de la Unión, o el pragmatismo, que implica bajarse del programa de ajuste neoliberal. Para la nueva izquierda se abre un período luminoso pero, a la vez, lleno de obstáculos que pueden socavar su prestigio como alternativa al sistema.

“Grecia deja atrás cinco años de austeridad catastrófica, deja atrás el miedo y el autoritarismo, deja atrás cinco años de humillación y sufrimiento”, dijo Alexis Tsipras en el acto de la victoria en la noche del domingo, cerca de la plaza Syntagma de Atenas, ante miles de votantes de Syriza.

“Grecia tiene que pagar su deuda porque eso forma parte de las reglas del juego en Europa”, declaró Bruno Coeuré, miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE) apenas conocer el resultado. “No hay espacio para un juego unilateral en Europa”, agregó, enseñando las uñas en nombre de la mayor institución financiera europea.

Del mismo modo se pronunciaron los diferentes voceros de la troika, como se llama al trío integrado por el BCE, el FMI y la Comisión Europea, que desde que comenzó la crisis griega vienen monitoreando las sucesivas reformas que exigieron al país. Sólo el presidente francés, François Hollande, esgrimió un tono más amable, al comprometerse a mantener estrechos vínculos con el nuevo gobierno griego “para promover el crecimiento y la estabilidad en la zona euro” (Xinhua, 26 de enero de 2015).

Con las horas, se fue imponiendo un clima menos agresivo hacia la nueva realidad griega. Es que el triunfo de Syriza fue arrollador. Alcanzó el 36,5 por ciento y 149 diputados (99 más 50 de premio al partido más votado), frente al 27,7 y 77 escaños de la derechista Nueva Democracia, del exprimer ministro Georgios Samaras. El tercer lugar lo ocupa el partió nazi Amanecer Dorado con 6 por ciento y 16 escaños. Deetrás el recién creado To Potami (El Rio) con 16 escaños, los comunistas con 15, los socialistas que conocieron su mayor debacle con 13 y los nacionalistas de derecha, Griegos Independientes, con otros 13 escaños.

A dos escaños de la mayoría absoluta, Syriza acordó con Griegos Independientes para que su líder, Alexis Tsipras, fuera ungido el mismo lunes como nuevo primer ministro. Llama la atención que la ultraderecha conserva sus votos pese a que la mayor parte de sus dirigentes están en la cárcel, así como la debacle socialista, incluyendo el monumental fracaso del ex primer ministro Yorgos Papandreu que con su Movimiento de los Socialistas Demócratas no consiguió el tres por ciento mínimo para ingresar al parlamento.

Cuesta arriba


“El problema de los planes de Syriza es que pueden no ser lo suficientemente radicales”, puede leerse en la columna del Nobel de Economía Paul Krugman (The New York Times, 26 de enero de 2015). Semejante frase, escrita por un pensador liberal en el más importante diario estadounidense, debería ser motivo de reflexión para las autoridades europeas. Lo habitual sería que fuera pronunciada por radicales de izquierda que, sin embargo, hoy se muestran más bien pragmáticos y propensos a la negociación.

Según Krugman, para comprender el “terremoto político” griego hay que remontarse al 2010 cuando la troika impuso a Grecia “una combinación de austeridad y reforma”. El vendía al pueblo griego una fantasía económica que se tradujo en recesión, desocupación del 28 por ciento, desempleo juvenil del 60 por ciento, recortes salvajes de los servicios públicos y de los salarios. El país demorará años en volver a los niveles sociales anteriores a la crisis. Con esta política de austeridad, se esperaba reducir el gasto público y ahorrar lo suficiente como para pagar las deudas. No funcionó. “El gobierno griego está recaudando un porcentaje mucho más importante del piben impuestos, pero el pibha caído tanto que la recaudación tributaria se vino abajo”, escribe Krugman.

El resultado es que la deuda griega no dejó crecer, hasta alcanzar un abrumador 175 por ciento del pib, cuando en 2009 era del 100 por ciento. Una historia bien conocida por los latinoamericanos. Sigue el Nobel: “Dos años después de que comenzara el programa griego, el fmi buscó ejemplos históricos donde los programas de tipo griego, habían tenido éxito. No se encontró ninguno”. Concluye que ese programa no podía funcionar nunca y que ahora las soluciones de Syriza pueden quedarse a medio camino.

Una pregunta se impone: ¿porqué la troika impuso un programa que sabía que no iba a funcionar? La respuesta más probable es que nunca buscó la recuperación de Grecia sino su subordinación política al sistema financiero que la misma troika representa. El portal estratégico francésdedefensa.org lo dice sin vueltas: “La sociedad griega ha sido sistemáticamente desestructurada y disuelta en nombre de la austeridad, en beneficio de las fuerzas sistémicas y de los entornos transnacionales, a la vez autores y beneficiarios de la operación” (Dedefensa.org, 27 de enero de 2015). La barbarie financiera que destruye naciones y personas, concluye el portal, está criando movimientos antisistema.

El futuro inmediato es negro para el nuevo gobierno. Entre febrero y julio se concentran vencimientos de deuda por más de 20.000 millones de euros y, hasta el final del año, las amortizaciones avanzan hasta 30.200 millones, lo que coloca a Tsipras contra la pared: o mantiene la austeridad del gasto público para poder pagar a los acreedores (no sólo violando sus promesas electorales sino condenando a los griegos a seguir pasando hambre) o declara la cesación de pagos.

El principal portavoz mediático del capital financiero, Financial Times, apunta que Tsipras debe elegir entre ser “Hugo Chávez, el líder populista venezolano y adversario regional de Estados Unidos” o seguir el ejemplo de “Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente brasileño que al llegar al poder gobernó más como reformista que como izquierdista radical” (Financial Times, 26 de enero de 2015). La demonización del gobierno de Syriza está servida.

Ucrania como telón de fondo


En su primera medida de gobierno Tsipras suprimió ocho ministerios. El diputado y economista Yanis Dragasakis, asumió la vicepresidencia económica del gobierno y será el encargado de negociar con la troika. El economista Yanis Varufakis, que fue asesor del gobierno del socialdemócrata Yorgos Papandreu, asumió la cartera de Finanzas. En su libro El Minotauro global sostiene que Estados Unidos es el responsable de la crisis al haber creado un sistema financiero que le permite vivir de los flujos de capital del resto de economías. La de Defensa fue la única que recayó a su aliado nacionalista.

Entre las primeras medidas, todas destinadas a aliviar la situación de los más pobres, figura el aumento del salario mínimo (de 684 a 751 euros), un proyecto de ley para retornar a la negociación colectiva de los salarios y otro “para que los contribuyentes reciban mejores términos para devolver sus deudas”, que no deben superar el 30 por ciento de sus ingresos (El Economista, 27 de enero de 2015). Además se prevé que unos 300.000 hogares que viven por debajo del umbral de la pobreza reciban electricidad gratuita, muchos de los cuales han sido desconectados por impagos. Medidas apenas socialdemócratas que en el clima actual son tildadas como “radicales”.

Pero el tema central es la negociación de la deuda. El gobierno parece dispuesto a pagar y seguir en la zona euro, pero depende de la flexibilidad de los acreedores. El 60 por ciento de la deuda griega, 315.000 millones de euros, es con la Eurozona. Pero más de la mitad de esa cifra es deuda con Alemania, Francia e Italia. Habrá negociación. El punto son los plazos y las posibles quitas. Ni unos ni otros parecen beneficiarse de una cesación de pagos.

Sin embargo, el panorama regional es bien complejo. Días antes de las elecciones Brunello Rosa, director para Europa de Roubini Global Economics, destacó la relación que existe entre la caída del petróleo, su impacto en la economía rusa, el conflicto con Ucrania y la posible compra de bonos soberanos por parte del bce. El director del centro de análisis del economista Nouriel Roubini (ex asesor del fmi y del Tesoro estadounidense) destacó que “las repercusiones geopolíticas de una salida de Grecia del euro, podrá tener consecuencias imposibles de manejar”. Se refería a que si Grecia es expulsada de la zona euro, o la abandona, “Rusia podría salir al rescate de Grecia”, como sucedió con Islandia en 2008, “cuando su colapso financiero se mitigó gracias a la intervención rusa” (El Economista, 20 de enero de 2015).

La advertencia parece dirigida a la troika. Le está diciendo que no se olvide que Grecia tiene alternativas y que la intransigencia puede empujarla hacia Rusia. Pero la advertencia no tendría sentido fuera de un contexto en el que Europa (empujada por la Casa Blanca) ha hecho una frenética opción anti-rusa. Una Europa que ampara un gobierno lleno de neonazis como el de Kiev, surgido de un golpe de Estado pergeñado por Estados Unidos y bendecido por Berlín (véase la crónica “La guerra larvada de Ucrania”)*.

Sobre el tema, el reputado periodista Robert Parry, quien descubrió el Irangate, sostiene que The New York Times forma parte de la conspiración para confrontar Europa y Rusia al desinformar gravemente a sus lectores. El periódico omite “la extraordinaria intervención de Estados Unidos en los asuntos políticos de Ucrania” de la mano de neconservadores como la Fundación Nacional para la Democracia y la secretaria para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, seguido “con el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos el 22 de febrero de 2014, que derrocó al presidente electo Viktor Yanukovich y puso uno de los líderes elegidos de Nuland, Arseniy Yatsenyuk, como primer ministro” (Consortiumnews, 24 de enero de 2015).

Para el Times todo comienza con la “anexión” de Crimea, pasando por alto el referéndum abrumador por la unión con Rusia y obviando que “las tropas rusas estaban ya en Crimea como parte de un acuerdo con Ucrania para el mantenimiento de la base naval rusa en Sebastopol”. Se pregunta si Rusia podía permanecer pasiva ante la posibilidad de que armas nucleares en manos de ultraderechistas se instalen a kilómetros de su frontera. El problema, para Estados Unidos y para el mundo, es que si el Times piensa como el ultraconservador senador John McCain, queda poco margen para otra política que no sea la confrontación abierta.

¿Hacia la desintegración europea?

Es posible que Roubini tuviera algo de esto en mente cuando alertó sobre la posible alianza de Grecia con Rusia. Recordemos que su fama se debe Roubini a sus acertadas previsiones sobre la crisis económica de 2008, desencadenada por la crisis de las hipotecas subprime. Es un ferviente anti-ruso y anti Putin, pero su temor es que la brecha entre la Unión Europea y su país “se está volviendo aún más polarizada” (Time, 13 de junio de 2015).

Un think tank del sistema como el que dirige Roubini, muestra cierta preocupación por la tendencia de la superpotencia a actuar en solitario mediante una amplia gama de mecanismos, que van “desde aviones no tripulados hasta un estilo de gobierno económico que incluye la amenaza de congelación de los activos de las naciones problemáticas (como Rusia o Irán), una estrategia que apoda la militarización de las finanzas”.

A nadie escapa que la Unión Europea, y el euro, están atravesando su peor momento al punto que pueden estllar. Aquí no valen las declaraciones, siempre engañosas, sino los hechos duros y puros. Alemania está repatriando sus reservas de oro. En 2014 fueron 120 toneladas, de ellas 35 fueron retiradas del Banco de Francia en París y 85 toneladas de la Reserva Federal de Nueva York. Para 2020, Alemania tiene la intención de tener la mitad de sus reservas de oro en sus bóvedas, frente a sólo un tercio en la actualidad.

No es el único país europeo que está repatriando masivamente sus reservas. Según varios economistas, ese comportamiento obedece a desconfianza: “El almacenamiento de oro dentro del país puede ser cierto tipo de seguro en caso del retorno a las monedas nacionales en Europa. El hecho de que numerosos países quieran tener un seguro de este tipo significa que estos Estados consideran que hay una posibilidad real del colapso de la eurozona” (Russia Today, 20 de enero de 2015).

Desde que Estados Unidos desató la crisis en Ucrania, la eurozona va de mal en peor. En su resistencia a dar paso a un mundo multipolar, “Occidente en vez de salvarse, parece haber decidido salvar los mecanismos y los actores de su crisis omni-dimensional: los mercados financieros, los bancos, el dólar, la Otan, el unilateralismo, el democratismo ultraliberal”, sostiene el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (Geab 91, 15 de enero de 2015). El tránsito hacia un mundo más equilibrado está bloqueado por la parálisis europea, agudizada con la crisis de Ucrania.

Sin embargo, el tránsito hacia ese mundo es inevitable, toda vez que Asia ya es el centro económico del mundo. Lo que está en juego es cómo quedará parada Europa, si consolidará su alianza con Rusia, y con China a través de la Ruta de la Seda o si, apuesta a seguir los dictados del sistema financiero centrado en la City de Londres y en Wall Street, en lo que el Geab considera “un suicidio colectivo que los europeos bien saben lo que significa”.

En una Europa empantanada, el triunfo de Syriza puede ser decisivo. Es la primera derrota del capital financiero. Abre una ventana de oportunidades para forzar un cambio de rumbo, una bifurcación capaz de convertir a Europa en una región más autónoma; capaz de elegir, sin chantajes, sus alianzas necesariamente diversas, sin someterse a ninguna potencia. Un camino que inevitablemente pasa por la democratización de las decisiones, algo que horroriza al capital financiero, devenido en principal obstáculo para la soberanía de los pueblos europeos.

Nota: 

https://www.diagonalperiodico.net/global/25407-la-guerra-larvada-ucrania.html

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¿EN ALEMANIA HAY TRABAJADORES O SOLAMENTE TRABAJA ANGELA MERKEL?


CARTA ABIERTA DE ALEXIS TSIPRAS A LOS CIUDADANOS ALEMANES




Sociología Crítica
2015/02/01

 El presidente griego, Alexis Tsipras, ha remitido una carta abierta al pueblo alemán en la que intenta explicar qué ocurre realmente en Grecia, especialmente con relación a la deuda. El escrito comienza pidiendo que lo lean sin tener una idea preconcebida. “Seré franco: la deuda griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta”, afirma el dirigente de Syriza en un pasaje de su carta.

La mayoría de ustedes, queridos lectores [alemanes], tendrán una idea preconcebida sobre de qué trata este artículo antes de haberlo leído siquiera. Les ruego que no sucumban a semejantes preconcepciones. El prejuicio no ha sido nunca una buena guía, especialmente durante periodos en los que una crisis económica refuerza estereotipos y genera ignorancia, nacionalismo e incluso violencia.

En 2010 el estado griego dejó de ser capaz de pagar sus deudas. Desafortunadamente, los responsables europeos decidieron fingir que el problema podría ser superado mediante el mayor préstamo de la historia, con la condición de una austeridad fiscal que, con precisión matemática, hundiría los ingresos nacionales de los que salía el pago de la deuda, tanto de la anterior como de la nueva.

Así, un problema de insolvencia se resolvió como si fuese un caso de falta de liquidez. En otras palabras, Europa adoptó las tácticas de los peores banqueros, quienes se niegan a reconocer préstamos malos y prefieren conceder otros nuevos a la entidad insolvente, de manera que puedan fingir que el préstamo original está funcionando, cuando realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el futuro.

No se necesitaba más que sentido común para ver que la aplicación de la táctica “prolongar y fingir” llevaría a mi país a un estado trágico. Así, en lugar de la estabilización de Grecia, Europa estaba creando las circunstancias para una crisis autoalimentada que socava los cimientos de Europa misma.

Mi partido, y yo personalmente, disentimos firmemente con el préstamo de mayo de 2010. No porque ustedes, ciudadanos de Alemania, no nos dieran suficiente dinero, sino porque nos distéis demasiado, mucho más de lo que deberíais haber concedido, y nuestro Gobierno aceptó más, mucho más de lo que tenía derecho a aceptar. Dinero que, en todo caso, ni ayudó al pueblo griego (que estaba siendo arrojado al agujero negro de la deuda insostenible) ni atajó el crecimiento desmedido de la deuda nacional, y todo con un gran coste para los contribuyentes griegos y alemanes.

De hecho, incluso después de que haya pasado un año entero, desde 2011 en adelante, nuestras predicciones se confirmaron. La combinación de nuevos y gigantescos préstamos con asfisiantes recortes en el gasto público no solamente no lograron controlar la deuda, sino que además castigaron a los ciudadanos más débiles, convirtiendo a gente que hasta entonces había vivido una existencia mesurada y modesta en pobres y mendigos, negándoles, sobre todas las cosas, su dignidad.

El colapso de ingresos provocó la ruina de miles de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas supervivientes. Así, los precios han ido cayendo, pero más lentamente que nóminas y salarios, deprimiendo la demanda de bienes y servicios, y destrozando los ingresos nominales, mientras la deuda continuaba con su crecimiento inexorable. En este escenario, el déficit de esperanza se aceleró incontroladamente y, antes de que pudiésemos darnos cuenta, el “huevo de la serpiente” eclosionó, con el resultado de bandas neonazis patrullando nuestros barrios, difundiendo su mensaje de odio.

A pesar del fracaso evidente de la lógica de “extender y fingir”, ésta todavía se aplica hoy día. El segundo “rescate” griego, aplicado en la primavera de 2012, añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social y financiando una despiadada cleptocracia nueva.

Respetados analistas han hecho referencia recientemente a la estabilización de Grecia, incluso a signos de crecimiento. Por desgracia, la recuperación es un espejismo que debemos evitar lo antes posible…

Permítanme que les diga que este lamentable intento de montar una nueva versión de las estadísticas griegas, con el objetivo de declarar terminada la actual crisis de Grecia, es un insulto para todos los europeos que, por lo menos, se merecen la verdad acerca de Grecia y de Europa. Seré franco: la deuda griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando Grecia está siendo sometida a una constante axfisia fiscal.

La insistencia en estas políticas sin salida, y en la negación de la simple aritmética, le cuesta al contribuyente alemán muchísimo, mientras, al mismo tiempo, condena a una orgullosa nación europea a la indignidad permanente. Y lo que es peor: a este ritmo, más pronto que tarde, los alemanes irán contra los griegos, los griegos contra los alemanes y, de manera poco sorprendente, el ideal europeo sufrirá fallas catastróficas.

Alemania, y en particular los esforzados trabajadores alemanes, no tienen nada que temer de la victoria de Syriza. Nuestro objetivo no es enfrentarnos a nuestros socios. No es asegurar préstamos más grandes o, equivalentemente, mayores déficits. Nuestro objetivo es, más bien, la estabilización del país, presupuestos equilibrados y, por supuesto, el fin del exprimir a los contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que es, simplemente, impagable. Estamos comprometidos a terminar con la lógica de “extender y fingir”, pero no contra los ciudadanos alemanes, sino con una visión de ventajas mutuas para todos los europeos.

Estimados lectores, entiendo que, tras vuestra “demanda” de que nuestro gobierno cumpla con todas las “obligaciones contractuales”, se esconde el miedo de que si vosotros nos dejáis a los griegos un poco de espacio para recuperarnos, volveremos a las viejas y malas costumbres. Reconozco y respeto esta preocupación. Sin embargo, déjenme decirles que no fue Syriza la que incubó la cleptocracia que hoy finge suspirar por “reformas”, siempre y cuando dichas “reformas” no afecten sus mal habidos privilegios.

Estamos preparados y deseamos introducir reformas profundas, para las que buscamos el mandato de los electores, naturalmente en colaboración con nuestros socios europeos. Nuestro objetivo es crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda respirar, crear y vivir en dignidad.

Una gran oportunidad para Europa ha nacido en Grecia. Una oportunidad que Europa no puede permitirse perder.


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