lunes, 1 de abril de 2024

EL FIN DE ZELENSKI: HUYEN DE JARKOV | UCRANIA ANTE LOS ATAQUES DE RUSIA

IÑAKI GIL DE SAN VICENTE. Hay que cerrar Rota

 

IÑAKI GIL DE SAN VICENTE. Hay que cerrar Rota


Este 7 de abril tendrá lugar la Marcha a Rota contra la OTAN y por el cierre de las Bases.



 ¿Qué tiene que ver la base de Rota con el mayor presupuesto militar de la historia de EEUU para este 2024 cifrado en bastante más de los 825 mil millones de dólares reconocidos oficialmente? Es una cantidad impresionante, la mayor del mundo hasta ahora, pero es una cantidad recortada porque hay que sumarle, por un lado, otros muchos gastos ‘civiles’ como esos 23,8 mil millones de dólares para armas nucleares del Departamento de Energía, por ejemplo; y por otro lado, hay que sumarle los gastos de la OTAN y de otras alianzas militares de Estados súbditos que obedecen la doctrina militar del Pentágono, y que también trampean sus gastos oficiales, lo que desborda con creces el 1,5 billón de dólares que maneja el imperialismo.

Sólo desde esta visión del imperialismo como conjunto dirigido por el Pentágono podemos entender qué significa la base de Rota. Sin los gastos y sin la obediencia de sus súbditos EEUU por sí sola apenas podría ya mantener esta gigante industria del terror y de la matanza humana: redondeando, en 1945 la economía yanqui suponía el 50% de la mundial; en 1960 bajó al 40%; en 1971 al 27% y en 2023 al 15%, sin embargo, cada vez se militariza más aunque cada vez es más débil. Quiere esto decir que el mantenimiento de Rota, que se encarece por segundos, también exige a la OTAN y al Estado español un esfuerzo mayor que ayer pero menor que mañana. ¿Quién paga este gasto creciente?: la nación andaluza en primer lugar y luego el resto de naciones trabajadoras, sobre todo las oprimidas.

Rota, como el ejército imperialista en sí mismo, es un agujero negro que engulle a diario un mayor sacrificio y sudor de la clase trabajadora ya exprimida hasta su última gota, para aplastar a pueblos que de un modo u otro se resisten a EEUU y a sus súbditos. En la doctrina militar yanqui Rota es uno de los nudos vitales de la decisiva red logística y de estacionamiento de tropas de intervención rápida que vigila dos ejes vitales: el oeste-este que va de la costa atlántica de EEUU hasta el indo-pacífico pasando por el Mediterráneo y Oriente Medio; y el norte-sur que va de Alemania a la costa atlántica de África. Es imposible minusvalorar la importancia de Rota, como también lo es olvidar su papel en el mantenimiento del orden español en la nación andaluza. Las dos cosas forman una porque el Estado español es una pieza más de la OTAN y por tanto de EEUU en todos los sentidos, que no solo en el militar, aunque ahora debemos terminar este breve saludo con el papel de Rota en la opresión nacional que sufre Andalucía.

Un pueblo obrero llevado al empobrecimiento a pesar de malvivir en una tierra rica, con sus mujeres trabajadoras sobreexplotadas, condenado al destierro de la emigración por hambre, ocupado militarmente, saqueado como una colonia moderna, aculturizado y con sus raíces históricas arrancadas con violencia extrema desde el siglo XIII hasta ahora. Este pueblo admirable ha retomado la marcha contra Rota que abandonó la izquierda de su majestad y del dólar. Es un paso más en la larga marcha que le espera hasta recuperar su libertad socialista, esto quiere decir que su libertad también será la de las clases y pueblos igualmente explotados. Estad seguros que en esta digna lucha, seguiréis contando con nosotros porque el desmantelamiento de Rota es inseparable de nuestra libertad.

IÑAKI  GIL DE SAN VICENTE

EUSKAL HERRIA  27 de marzo de 2024

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Atentado en Crocus City Hall: transferencias prueban que los atacantes seguían órdenes de Ucrania

 

Atentado en Crocus City Hall: transferencias prueban que los atacantes seguían órdenes de Ucrania

 


DIARIO OCTUBRE / marzo 31, 2024

 

Un informe de investigadores rusos confirma el descubrimiento de datos sobre la recepción de dinero y criptomonedas de Ucrania por parte de los autores del trágico ataque terrorista a la sala de conciertos. Además, se descubrió una cuenta de dinero digital supuestamente utilizada por el organizador y los autores del crimen.


© Sputnik / Sergey Bobylev


Es de suma importancia que los datos contenidos en los dispositivos técnicos confiscados a los sospechosos del ataque terrorista en Crocus City Hall hayan confirmado su conexión con la parte ucraniana, dijo a Sputnik Kiril Kabanov, presidente del Comité Nacional Anticorrupción.

 

Los datos iniciales recibidos de los detenidos en el caso relacionado con el ataque terrorista indicaron que Ucrania movía los hilos. Sin embargo, el nuevo informe del Comité de Investigación de Rusia apunta a los servicios especiales ucranianos, y “debemos entender que están directamente relacionados con la CIA, el MI6 y el MI5”, señaló Kabanov.

“Es por eso que Occidente está tratando de encubrir esto, culpando de todo a una organización terrorista internacional ilegalizada [en referencia a ISIS*], para salvar las apariencias y ocultar el hecho de que Ucrania es una enorme organización terrorista”, dijo Kabanov, quien también es miembro del Consejo de Derechos Humanos.

La investigación en curso sobre el ataque descubrió pruebas de la conexión de los terroristas que llevaron a cabo el atroz crimen con los ultranacionalistas ucranianos, dijo el Comité de Investigación de Rusia el pasado 28 de marzo.

“Los resultados iniciales de la investigación confirman plenamente el carácter planificado de las acciones terroristas, la cuidadosa preparación y el apoyo financiero de los organizadores del crimen. Como resultado del trabajo con los terroristas detenidos, el análisis de los dispositivos técnicos que se les incautaron, el análisis de la información sobre transacciones financieras, se obtuvieron pruebas de su conexión con los ultranacionalistas ucranianos”, detalló el Comité de Investigación de Rusia en Telegram.

Los terroristas recibieron importantes cantidades de dinero y criptomonedas de Ucrania, agregaron los investigadores.

Los servicios especiales rusos completaron su tarea al descubrir estas pruebas, pero “se niegan a escucharnos en Occidente, los mecanismos del mundo no funcionan”, afirmó Kiril Kabanov.

“Los estadounidenses pueden salirse con la suya blandiendo un frasco vacío y utilizándolo como pretexto para iniciar una guerra y destruir un Estado entero, como fue el caso de Irak [tras los ataques del 11 de septiembre de 2001]. Desafortunadamente, no estoy del todo seguro de que se escuchen nuestras pruebas de transferencias de criptomonedas, aunque esto ayude a entender lo que sucedió”, señaló el experto.

Para los habitantes de los países occidentales, cuyos líderes siguen comprometidos a apoyar a Kiev, hace tiempo que es necesario que sepan lo que realmente está sucediendo en Ucrania, opinó el analista.

“Es muy importante que empiecen a comprender lo que está sucediendo con respecto a Kiev, e incluso en sus propios países. Para nosotros estaba claro desde el principio quién estaba detrás de este ataque terrorista… Creo que es hora de que el mundo también lo entienda”, comentó Kabanov.

El pasado 22 de marzo se produjo un tiroteo en la sala de conciertos de Crocus City Hall en Krasnogorsk, situado en las afueras de Moscú, seguido de un incendio masivo. Un corresponsal de Sputnik, que presenció el ataque, informó que varios hombres armados vestidos de camuflaje irrumpieron en la sala de conciertos, dispararon a la gente a quemarropa y arrojaron bombas incendiarias. El Comité de Investigación de Rusia confirmó que al menos 143 personas murieron y 360 resultaron heridas como resultado del atentado. Los cuatro atacantes del caso, todos ciudadanos de Tayikistán, fueron detenidos y acusados ​​de terrorismo.

En el marco de la investigación en curso, se descubrió una cuenta de criptomonedas presuntamente utilizada por los autores intelectuales y ejecutores del acto terrorista, a través de la cual se transfirió una cantidad equivalente a la mitad de lo prometido a los atacantes.

Se publicó un enlace a la cuenta en Voz de Jorasán, un canal de Telegram afiliado a ISIS-Jorasán.

En cuanto a las transacciones financieras descubiertas, “el hecho de que hayamos demostrado que las transferencias están relacionadas con Ucrania es una prueba de que estos monstruos no solo recibieron apoyo, sino que también recibieron dinero por ejecutar la orden”, señaló Kabanov.

Añadió que los atacantes “estaban ejecutando órdenes provenientes de Ucrania. Estos no son solo algunos terroristas con motivaciones ideológicas. Absolutamente no. Estos son asesinos a sueldo. Sí, son radicales, sí, profesan una ideología radical, pero no son más que asesinos que fueron contratados por el llamado ‘mundo civilizado’ para cometer estos terribles crímenes”.

Encontrar el origen de los fondos y su destino no fue tan difícil como podría parecer, afirmó el presidente del Comité Nacional Anticorrupción.

“Aquí en Rusia tenemos mecanismos eficientes, incluido el monitoreo, que, en principio, puede rastrear a cualquier persona que haya pagado, incluso en criptomonedas. Este tipo de seguimiento se utiliza, por ejemplo, para descubrir defectos en casos penales. Las agencias de inteligencia emplean técnicas especiales, que no se divulgan públicamente, para rastrear estas transferencias. Debemos entender que cualquier acción en internet deja un rastro, y no solo en internet. Es como arrastrar a un trío por la nieve”, concluyó Kiril Kabanov.

FUENTE: sputniknews.lat

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Ya a la venta El Viejo Topo de abril

 

Este mes tocamos el tema de la fiscalidad, la guerra, el multipolarismo y entrevistamos a Guillermo del valle y Ekaitz Candela. Consuelo Kanaga nos obsequia sus fotografías, Monterrubio nos habla de lo humano, Candel de Macron y recordamos a Costa-Gavras.


Ya a la venta El Viejo Topo de abril


Eduardo Luque

El Viejo Topo

1 abril, 2024 

 


El gasto militar sigue aumentando… Sin embargo, no conocemos con exactitud el presupuesto destinado al ámbito militar. Existe opacidad y formas indirectas de financiar la maquinaria de guerra. Además de corrupción y mucha ineficiencia.


Se atribuye a Joaquín Costa el líder e ideólogo del movimiento “regeneracionista” la expresión: “Escuela, despensa y siete llaves al sepulcro del Cid”. Según el autor de la frase, España había fracasado como estado guerrero tras la debacle militar de 1898. La crítica que realizaba el autor a los costes desmesurados de la guerra de Cuba se repite hoy como un eco casi siglo y medio después. La cosa militar en nuestro país siempre ha estado reservada a una casta dispuesta a defender los intereses de los grupos poderosos. Es por ello que el sistema capitalista no trata mal a la alta oficialidad, puesto que ésta, en algún momento, ha de servir como barrera frente a la revuelta social.  Nuestra historia está plagada de golpes de Estado y guerras civiles promovidas en la mayoría de los casos por las clases pudientes dispuestas a todo por mantener sus privilegios.

La democracia española –lo narra con especial maestría Joan E. Garcés en su libro Soberanos e intervenidos– se siente permanente vigilada por aquellos miembros de la casta que se arrogan el papel de “garantes últimos de los intereses de España”. Es por ésta y por otras razones que conocer cuál es el presupuesto de defensa –es decir, el gasto en armas y afines– ha sido históricamente como completar los doce trabajos de Hércules.  Las cifras reales, que no las oficiales, están guardadas bajo siete llaves y siete candados. No es porque protejan un secreto militar sino porque, en muchas ocasiones, esos presupuestos ocultaban operaciones nada edificantes. La defensa y la guerra son nidos de corrupción, y no solo en nuestro país, también en prácticamente en todos los países del mundo.  Así, los desfalcos que de tanto en tanto asoman, la corrupción, los sobrecostes y los desfases presupuestarios han sido y son, desgraciadamente un hecho cotidiano. 

El penúltimo escándalo acabó imputando en 2023 a un teniente general de la Guardia Civil, el más alto grado militar tras el Rey. Se le acusa de irregularidades en la contratación de obras para más de una decena de cuarteles. No olvidemos que la Guardia Civil tiene un carácter militar, por lo que depende del Ministerio de Defensa. Peor si cabe fue el escándalo de la joya de la tecnología de los astilleros de Navantia. Hace siete años se iniciaba la construcción del “novísimo” submarino S-80, un navío que, una vez entregado a la Armada, se vio que sólo cumplía la mitad de su cometido: era capaz de sumergirse, pero no de emerger; afortunadamente para la tripulación no fue probado en mar abierto. Un fallo estructural en el diseño le hubiera impedido ascender desde el fondo, por lo que hubo que rehacerlo todo. Se resolvió el problema alargando la eslora para mejorar la flotabilidad, pero entonces advirtieron que, al ser más largo, no cabía en el astillero y hubo que alargar éste. Esperamos el momento en que se indique quién es el autor del desaguisado y se deriven las responsabilidades correspondientes, aunque no tememos que el expediente se cierre como “los siete sellos que nadie podía abrir” (Apocalipsis 5:1-14). Es por ello muy importante el trabajo de organizaciones como Centre Delàs d’Estudis per la Pau, que aportan algo de claridad sobre el despilfarro militar y las artimañas que utilizan para ocultar las cifras. 

Pero como se dice, “mal de muchos, consuelo de tontos”; y a este refrán auto justificativo acudió algún alto oficial intentando explicar el fiasco de Navantia. Efectivamente no somos los únicos, ni siquiera somos alumnos aventajados. Todas las grandes naciones, especialmente las Occidentales, acumulan en las dos últimas décadas un reguero de fracasos estrepitosos. La necesidad de abaratar costes para pagar a los intermediarios, la subcontratación de la subcontratación y la falta de control hacen que de tanto en tanto nos enteremos de detalles dignos de la guerra de “Gila”. La cortina de oscuridad con la que los gobiernos suelen ocultar los escándalos asegura la impunidad de los responsables. Por ejemplo, el Reino Unido construyó un portaaviones destinado a ser la “joya de la corona” de su Marina: el Queen Elizabeth debería ser la imagen del renovado Imperio inglés.  Es un navío enorme… pero, a pesar de ser un portaaviones, carece de ellos: sólo tiene 8 de los 48 previstos; aunque, eso sí, está tan sobrado de averías que ha de canibalizar las piezas de su hermano gemelo el Príncipe de Gales. Los dos buques han costado la friolera de 8.300 millones de libras esterlinas. Y mientras, la Royal Navy desguaza fragatas y destructores porque no puede pagar al personal. ¿Y qué decir de la serie de buques de combate litoral (Litoral Combat Ship o LCS) de la clase Freedom, de la Armada de los Estados Unidos? Su costo era tan abrumador que la dotación de misiles por barco tuvo que ser reducida y, por si fuera poco, se dieron cuenta “en pleno proceso de producción” que los buques no tenían defensas antiaéreas eficientes. Otro ejemplo sonado del capitalismo de amiguetes ligado a la guerra ha sido el desarrollo del F-35 de la empresa norteamericana Lockheed-Martin, con un costo de más de 400.000 millones de dólares. Tras 15 años de diseño y proyectos fracasados aún no han resuelto la multitud de problemas arrastra y que la hacen inútil para las misiones previstas.

La máquina militar occidental es enormemente cara y enormemente ineficiente. ¿Cómo entender que un pueblo extremadamente pobre como Yemen sea capaz de plantar cara a Estados Unidos e Inglaterra en el golfo de Adén? Sólo para que tengamos un dato: un misil antiaéreo norteamericano lanzado desde una fragata cuesta 2.000.000 de dólares, mientras que un dron yemení no llega a 2.000. Todo este despilfarro militar no ha servido para nada: los yemeníes siguen atacando barcos mercantes con destino a Israel.

Este abanico de datos abre una reflexión: el PIB de Rusia y Bilelorrusia juntos representan el 3,3% del PIB acumulado de los países de la OTAN y aliados, y, sin embargo, los arsenales occidentales pueden quedar vacíos si se siguen proporcionando armas a fin de mantener operativo el ejército ucraniano. Mientras, el ejército ruso es capaz de disparar en un sólo día tantos obuses como los producidos en todo un mes por todos los países de la OTAN juntos.

La guerra es una ocupación cara. El equipo de combate que transporta un soldado israelí vale de media de 25.000 a 90.000 euros en función del tipo de unidad y características. Asimismo, el gobierno estadounidense gastaba unos 2.100.000 dólares al año por cada soldado desplegado en Afganistán. Todo un desatino. Según cifras oficiales, el costo del despliegue militar español en ese país asiático, al margen de las pensiones (tuvimos 102 muertes en el operativo), alcanzó los 4.000 millones de euros. Vendrían a ser unos 180.000 euros por soldado al año, y eso sin contar que al soldado se le resta cierta cantidad de su sueldo en concepto de uniforme, comida, IRPF o sanidad.

Nuestro país ha entrado, por imposición de la OTAN y de la UE (su brazo político), en una renovada carrera de armamentos. Nos dicen que el objetivo es invertir el 2% del PIB. La realidad es otra muy distinta: el actual gobierno oculta los costos reales de nuestra inversión, por ejemplo en el conflicto de Ucrania. Hemos de reconocer que los métodos son creativos. Por señalar un caso: participamos en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). Esta institución ha comprometido financiación para Ucrania por valor de 3.000 millones de euros en el período comprendido entre el 2022 y 2023. El 13 de abril del 2023, la exministra de Hacienda Nadia Calviño firmaba otro acuerdo con el BERD por el que España aportará garantías por valor de 100 millones de euros para ayudar a los municipios ucranianos. Si estos no devuelven el crédito, España responderá con sus activos. Mucho nos tememos que casi siempre serán las pensiones públicas las que se utilicen como garantía en caso de impago. Como señalamos en anteriores reflexiones, ni el Departamento de Estado de Estados Unidos, ni la UE, ni la OTAN ni el Fondo Monetario Internacional auditarán las cuentas del gobierno de Zelensky. La corrupción es de tal magnitud que gran parte de las aportaciones realizadas son desviadas a bolsillos particulares.

Nadie en el parlamento ni el senado pareció darse cuenta. Los unos porque están de acuerdo, los otros porque no quieren malquistarse con los primeros. En el edificio de la carrera de San Jerónimo, el Congreso de los Diputados, están entretenidos con historias de amnistías y banderolas. Aún esperamos que alguien nos indique cuál es el coste para el erario público. ¿Cuánto vamos a recortar de servicios sociales para apoyar a un dictador como Zelensky, que ha encarcelado a gran parte de la oposición y además no convocará nuevas elecciones? 

Además de las ayudas ya referidas, el Fondo Monetario Internacional analizó la posibilidad de apoyar con otros 60.000 millones de euros al régimen de Zelensky. El proyecto se completó una vez superado el veto húngaro. El primer ministro francés habló de proporcionalidad. Según sus cuentas, Francia abonará algo más de 8.000 millones de euros. Los húngaros, a pesar de las enormes presiones sufridas, supieron aprovechar la coyuntura y, apoyándose en el argumento de defender su soberanía, acabaron por no aportar nada a este fondo y recibieron cantidades que le adeudaba la propia UE. Evidentemente la señora Ursula von der Leyen ha señalado que ese no es el ejemplo que seguir. 

Otro coste añadido en esa guerra, y del que ignoramos la aportación española para el 2024, ha sido el Fondo Europeo para la Paz. El mes de abril del año pasado supimos que nuestro país aportaría 320 millones de euros. En el mes de agosto se fijó que el monto económico de este fondo para ejercicios sucesivos rondaría los 20.000 millones de euros en varios ejercicios. Todo ello es dinero aportado para Kiev. Josep Borrell, en otra de sus memorables frases, pidió que el fondo se denominase a partir de ahora “Fondo para la defensa de Ucrania”.

El sistema de financiación para la guerra es enormemente complejo e intrincado. Se parte de una premisa: cuantos más conflictos haya, cuantas más guerras existan, más rentable es la industria militar.  Hacia ese destino se dirige parte de nuestro dinero. Sin darnos cuenta sufragamos el esfuerzo bélico a través de nuestras actividades financieras más comunes. La venta de bonos o acciones, la contratación de seguros…. o ingresando nuestros ahorros en Fondos de Pensiones privados. Esto es así porque la actividad financiera en general carece de controles éticos por parte de sus inversores, o incluso del propio Estado. 

Especial significación tienen los Fondos Privados de Pensiones. En otros países de la UE muchos fondos soberanos son controlados por sus inversores y están obligados a moverse bajo unos principios éticos que impiden la inversión en la industria militar. El Fondo Soberano Noruego, uno de los mayores del mundo, es un ejemplo elocuente. En nuestro país no es así, y la falta de ética económica de la gran banca es de sobras conocida. Tenemos múltiples ejemplos: desde la estafa con las preferentes, las cláusulas suelo, las hipotecas con IRPH, al exceso de comisiones cobradas a los clientes que se ha denunciado ahora en Reino Unido… y un largo etcétera. El escaso o nulo interés de las grandes entidades por respetar determinados códigos morales es la norma, no la excepción. El negocio de la muerte financiado con nuestro dinero alcanza hoy tasas de rentabilidad extraordinarias.

El informe del Centre Delàs, al que antes hemos hecho referencia, identifica un total de 25 aseguradoras que invierten unos 29.767 millones de euros en industrias relacionadas con las armas. Existen también 19 fondos de inversión que tienen activos colocados en empresas armamentísticas. En el período ubicado entre 2014 y 2019, habían invertido 11.969 millones de euros. Las pensiones privadas son otra fuente muy importante de ingresos para la industria militar, puesto que aportaron unos 31.000 millones de euros. Existen, y es justo decirlo, opciones éticas para el sector asegurador, aunque muy limitadas. El gobierno utiliza otras líneas presupuestarias para incrementar la financiación del Ministerio de Defensa o colaborar con la guerra en Ucrania, y que pasan inadvertidas. En ocasiones es avalando créditos, como ya hemos señalado. En otras ocasiones es el ministerio de Industria quien adelanta dinero para la construcción de navíos (fragatas F-100), aviones (Eurofigther) o carros de combate a cargo de presupuestos futuros. Por ejemplo, si vamos al BOE (Real Decreto 1008/2022, de 5 de diciembre), veremos las normas reguladoras de la concesión directa de un préstamo a la empresa Airbus Defence and Space, S.A.U., para el programa Euromale RPAS. Así, el Ministerio de Defensa dice gastar menos de lo que realmente invierte. En otras ocasiones el presupuesto de investigación más desarrollo (I+D) también se dedica a Defensa, al igual que una parte de los fondos Next Generation que gestionan las grandes plataformas financieras y que suelen estar más allá del escrutinio público. Incluso se han dado casos donde el I+D dedicado a enseñanza ha servido para programas de promoción de las Fuerzas Armadas.

Otra forma de financiar la guerra es por medio de la aportación directa al presupuesto de la OTAN: un 5,9% entre 2021 y 2024. Una aportación que, por otra parte, resulta engañosa, pues los barcos construidos ahora (se anuncia una nueva inversión en Navantia por valor de 439 millones de euros) se ponen a disposición de la OTAN, igual que los aviones de combate comprometidos con EEUU (que no se usarán para defender las costas de las islas Canarias, como se dijo, sino para integrarlos en los escuadrones diseminados por Lituania o Rumanía). Por otra parte, lanzados a esta política de ocultamiento que ayuda a reducir el peso del presupuesto del Ministerio de Defensa, Pedro Sánchez, al reestructurar los ministerios en 2020, creó el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que absorbió los costos y gestión de las pensiones de las Fuerzas de Seguridad del Estado. De manera que, de cara a la opinión pública, las partidas presupuestarias de Defensa se mantenían a niveles razonables, mientras que era la Seguridad Social quien tenía que asumir los costos de los nuevos compromisos.

Vivimos en Estados donde el peso de lo “militar” se convierte en una rémora para el propio desarrollo social. Donde la “casta” que se nutre de las arcas públicas vive oculta bajo un manto de oscuridad, y solo en pocas ocasiones podemos hacer un poco de luz.

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