lunes, 11 de noviembre de 2024

GUERRA EN UCRANIA: ESTAMOS EN ENFRENTAMIENTO DIRECTO CONTRA RUSIA. INTEL...

EDITORIAL. El «no imperialismo» de Trump

 

EDITORIAL. El «no imperialismo» de Trump

 

INSURGENTE.ORG 11.11.2024



Donald Trump acaba de ganar las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Y, entre ciertos sectores antiimperialistas, prolifera una singular interpretación: la de que la administración Trump, a diferencia de las anteriores, representará un alivio para los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), entre otras naciones. Sin embargo, lejos de ello, Trump ha demostrado ser un actor injerencista, cuya agenda no aliviará unas tensiones internacionales que, en realidad, son estructurales e inherentes a la pérdida de hegemonía del imperialismo yanqui.

En realidad, Trump identifica a China, el miembro más influyente de los BRICS, como su principal rival estratégico. Durante su primer mandato (2017-2021), inició una guerra comercial sin precedentes contra China, imponiendo aranceles a importaciones chinas por un valor de más de 360.000 millones de dólares. Estos aranceles afectaron aproximadamente a dos tercios de las importaciones chinas, buscando frenar el avance tecnológico de China en sectores clave como el 5G y la inteligencia artificial. Además, Trump reforzó el apoyo a Taiwán, aprobando ventas de armas por más de 18.000 millones de dólares y desafiando a Beijing y a su política de “una sola China”. Taiwán es una de las regiones  geopolíticamente más delicadas a nivel mundial.

Incluso en el caso de Rusia, la percepción de una relación amistosa entre Trump y Putin es más un tópico que una realidad sustentada en hechos. A pesar de su retórica, la administración Trump impuso numerosas sanciones contra Rusia. Según el Departamento del Tesoro, durante su mandato se implementaron múltiples rondas de sanciones en respuesta a acciones como la anexión de Crimea en 2014, la presunta interferencia en las elecciones estadounidenses de 2016 y actividades cibernéticas atribuidas a Rusia. Aunque muchas de estas sanciones fueron impulsadas por el Congreso, la administración Trump las ejecutó, afectando a sectores clave de la economía rusa, como los sectores energético, financiero y de defensa. Además, en 2017 Trump aprobó la venta de armas letales a Ucrania, incluyendo misiles antitanque, lo que implicó una escalada significativa del apoyo militar estadounidense a Kiev. Según informes del Departamento de Defensa, entre 2017 y 2019 Estados Unidos proporcionó a Ucrania asistencia de seguridad por un valor de aproximadamente 1.300 millones de dólares.

En realidad, el ascenso de Trump y su política de “América First” representan una reacción proteccionista de sectores del capital estadounidense que perciben el crecimiento de los BRICS como el último clavo en el ataúd de su vieja hegemonía. Según datos de la OMC, la participación de los BRICS en el comercio mundial aumentó del 8% en 2001 al 19% en 2020. Frente a estas economías emergentes, Trump impondrá aranceles y sanciones, además de presionar a sus aliados para aislar a los competidores estratégicos. ¿Qué es esto, sino el imperialismo económico de una potencia en decadencia?

Por si fuera poco, el triunfo de Trump implicará un endurecimiento de las sanciones y una mayor presión sobre países como Cuba y Venezuela. Durante su primer mandato, reforzó el embargo contra Cuba, aplicando el Título III de la Ley Helms-Burton, que permite demandar a las empresas extranjeras que operen en propiedades confiscadas tras la Revolución Cubana. Estas medidas causaron pérdidas económicas por más de 5.000 millones de dólares anuales para la patria de Fidel Castro. En el caso de Venezuela, la administración Trump impuso durísimas sanciones a la industria petrolera, principal fuente de ingresos del país, generando una crisis artificial, alentando las guarimbas golpsitas e incluso reconociendo como presidente al advenedizo Guaidó. ¿Y cómo olvidar que Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel en 2017, trasladando la propia embajada estadounidense? Este acto, condenado por la Asamblea General de la ONU, supuso una cruel puñalada contra el martirizado pueblo palestino; para colmo, Trump fomentó la normalización de las relaciones entre Israel y los países árabes, incluido Marruecos (vendiendo al Sáhara Occidental). ¿Y habrá que olvidar también que Trump fomenta a los líderes más reaccionarios de América Latina, como antaño Bolsonaro en Brasil o, actualmente, Milei en Argentina, poniendo palos en la rueda al proceso de integración regional latinoamericano?

La idea de que Trump representa una opción “menos imperialista” es un tópico que no resiste el mínimo análisis serio. Su política exterior combina injerencia económica, presiones diplomáticas y, naturalmente, apoyo a los actores reaccionarios que favorezcan sus intereses estratégicos. Representando así a la perfección la actual etapa, belicista y delirante, de un imperialismo en decadencia como es el yanqui. Basta de frivolidades: ni Trump ni Biden/Harris suponen una alternativa a este respecto. Es evidente que el poder fáctico y sus intereses trascienden a los ocupantes temporales de la Casa Blanca. Tampoco su némesis residirá en el “Ala Oeste”, sino entre los pueblos sojuzgados y martirizados del mundo.

 

La Valencia de las dos Españas

 



La Valencia de las dos Españas

 

Por Patrocinio Navarro Valero

Kaosenlared

08.11.2024

 

De pronto y sin el puntual aviso de su irresponsable  gobierno, se abatió el diluvio sobre la Comunidad Valenciana, y se llevó la vida de muchos, hizo desparecer la de otros muchos, y arruinó a todos los demás habitantes de más de setenta municipios.

A toda España  nos ha conmocionado y enmudecido  lo que hemos visto en las televisiones: calles atestadas de coches apilados a capricho de las aguas, objetos domésticos esparcidos y mezclados en medio de impresionantes capas de barro,  y el  llanto, la desesperación, y la  angustia `por los desaparecidos y los muertos; por el presente y por el futuro y  por la  súbita pobreza y desamparo de esos  cientos de miles de personas de pronto sin nada y vivos milagrosamente los que lo pueden contar entre sollozos.

Va a ser muy difícil olvidarnos de esta enormidad, va a ser muy difícil  a los afectados recuperar sus vidas y el bienestar anterior, y va a ser muy difícil al gobierno valenciano explicar por qué no se tomaron medidas preventivas, por qué se avisó demasiado tarde y por qué más de una semana después no ha dado explicaciones el presidente de esa Comunidad.
También va a ser muy difícil que este gobierno dure – presidente incluido-  por todo lo que pudo haber evitado, pero  no lo hizo, por todo lo que tiene que arrepentirse y se calla,  pero tendrá que  rendir cuentas al final  a los ciudadanos y posiblemente a la justicia, si es que esta funciona como es debido.

El lado bueno: la buena gente

Otra cosa nos ha conmovido, y esta vez  positivamente: la avalancha de los voluntarios valencianos y de muchos venidos de todas partes del país que han abandonado su comodidad para ponerse en la piel de sus  semejantes, llenarse de su mismo barro y  compartir sus vidas y sufrimientos aún a riesgo de contraer alguna infección.

El elemento de la compasión y la empatía cuando alguien sufre una gran desgracia, sea vecino o foráneo,  forma parte del tesoro espiritual del pueblo español, que en esta ocasión, como lo hizo en otras y como lo hace a diario con los que llegan dramáticamente desde el mar y piden vivir aquí, es un ejemplo extraordinario para el mundo. Revela una fuerza interior en la ciudadanía que no ha sido pervertida por el orden que rige en este mundo, que es el orden impuesto por los ricos, los violentos, los individualistas, los ególatras y sedientos de poder. Esta fuerza interior del pueblo español es el embrión latente de su capacidad para tomar las decisiones sabias que no tomarían nunca los que están al mando de este país si no se sintieran empujados por esa fuerza. Esta del pueblo español  es la energía de la verdadera revolución que aguarda a la humanidad toda: la revolución desde el amor desinteresado y abnegado  y su empuje hacia la unidad y la ayuda mutua.

Cuando el pueblo no tiene el control

La gran cuestión a la hora de querer cambiar el destino de cualquier pueblo  de nuestro  mundo, incluido el español, es que suele  estar en manos de  gentes obscenamente  ricas presentes en alguna de esa  fauna humana  de personas faltas de la ética más elemental y con fuertes componentes narcisistas; de gentes ambiciosas, mentirosas, hipócritas, incompetentes, ambiciosas, advenedizas, arribistas, oportunistas, conservadoras y ultras, capos mafiosos o criminales, y no por último, de psicópatas sociales y emocionales incapaces de  sentir el dolor que provocan.

Por desgracia, los pueblos se hallan en manos de varios de esos individuos  a la vez que no tienen pudor en presentarse a  elecciones y hasta engañan a quien pueden haciéndose pasar por lo que no son a base de mentiras, discursos vacíos con promesas falsas y mucha visibilidad en las pantallas. Y muy a menudo consiguen engañar y ser votados, como ha sido el caso del gobierno valenciano para desgracia de esta Comunidad.

Muchos de esos tipos de humanos  disfrazados de buenos y honorables para chupar la energía del pueblo aparecen en los  medios de comunicación de todas partes, convenientemente maquillados, como “los buenos”, “los moderados” “los centrados”, “los confiables”, mientras que la buena gente, la que quiere la paz, la verdad, la justicia, la ayuda mutua y todas esas cualidades que definen a la buena gente, se halla en minoría en las pantallas de los televisores y en las páginas de los diarios, y no es por casualidad: todos y cada uno de los de difusión masiva se halla en manos de esa  peor gente, que siempre  es- oh, nefasta casualidad-  muy rica y poderosa o se trata de algunos de sus muchos capataces que a menudo vociferan en los Parlamentos, exhiben banderas y fabrican mentiras como quien fabrica churros. Por supuesto aman mucho a su patria mientras miden el volumen de sus carteras como referencia.

En la  película de este mundo, ellos, los falsos buenos, viven  empeñados en  impedir que existan los que pueden dar a conocer sus juegos sucios. Para evitar que eso suceda todos esos socialmente considerados  “buenos”, “centrados”, “demócratas” “ moderados y confiables”  desarrollan todo tipo de estrategias: les difaman, calumnian, persiguen, encarcelan, silencian, asesinan, y muchas otras cosas nada  buenas de los “buenos” oficiales mientras enarbolan banderas patrias. Nada que ver con esos cientos y cientos de voluntarios que enarbolan picos, palas y hasta escobas. Las dos Españas quedan bien a la vista estos días en toda su desnudez.

 

Imagen de portada: Solidaridad de CGT

 

«El Opus Dei es muy hábil a la hora de tapar sus abusos»

 

Entrevista a Gareth Gore

«El Opus Dei es muy hábil a la hora de tapar sus abusos»

 

Por Jorge Otero Maldonado

Rebelion |España

 11/11/2024 

 

Fuentes: Público

El periodista británico Gareth Gore acaba de publicar Opus (Editorial Crítica) en castellano y en Pòrtic Edicions en catalán, un libro que apunta a que va a ser el ensayo del año. Tras cinco intensos años de investigación, Gore, reportero especializado en economía y finanzas, ha escrito la que para muchos es la aproximación más fidedigna al lado oscuro del Opus Dei, una organización religiosa que, a punto de cumplir su centenario, siempre ha estado rodeada de misterio. Escrito con ritmo de thrillerOpus narra la historia de la Obra desde su fundación en 1928 hasta nuestros días y abunda en jugosos detalles sobre la codicia, la ambición, la manipulación y la misoginia de las que siempre han hecho gala sus dirigentes, históricamente más preocupados en acumular poder y riqueza que en ayudar a los pobres. La entrevista la realizó Jorge Otero Maldonado.


Su libro se presenta el libro como la historia jamás contada del Opus Dei. ¿Qué novedades concretas aporta en este sentido?

Los abusos y la manipulación dentro del Opus Dei se conocen desde hace años. Sin embargo, se ha hablado poco de ello: la Obra ha sido hábil a la hora tapar esta fea realidad. Creo que lo novedoso en mi libro es que por primera vez se explica a un público amplio cómo es la organización y cómo funciona realmente. Pero lo más relevante para mí es haber dado voz  a cientos de exmiembros de la organización para que cuenten al mundo su versión de la historia. 

Además, aporto datos nuevos sobre la relación del Banco Popular con el Opus: documentación que muestra lo que pasó y cuanto dinero salió realmente del banco hacia la Obra.

El Opus Dei ha criticado con dureza el libro y le acusa de engaño. ¿Le preocupa tener en contra a esta organización? 

El Opus Dei se ha inventado esta locura de que yo les he engañado para que hablaran y me dejaran acceder a sus archivos. Presumen de ser una organización transparente pero al mismo tiempo me acusan de haberles engañado. Esas dos afirmaciones no pueden ser simultáneamente ciertas, se contradicen. Las acusaciones son básicamente una estrategia para tapar las revelaciones muy específicas que aparecen en mi libro. Esa acusación es una falta de respeto hacia sus víctimas, pero también hacia mí como autor.

¿Ser extranjero le ha facilitado el trabajo?  ¿Cree que un periodista español hubiera podido escribir este libro?

Muchísima gente me ha dicho que este libro nunca hubiera visto la luz si lo hubiera escrito un periodista español. Eso no quiere decir que los periodistas españoles no estén a la altura, ni muchísimo menos. Hay muchos que son brillantes, pero hay una cosa clara: los tentáculos del Opus Dei llegan muy lejos aquí en España. Creo que un autor español  hubiera sufrido más presiones y hubiera tenido muchos más problemas para sacar esta historia adelante.

¿Puede que al ser británico su mirada esté menos condicionada por el entorno?

Creo que es es muy difícil encontrar a gente en España que no tenga una opinión fuerte acerca del Opus Dei, ya sea positiva o negativa. Es bueno que alguien de fuera, por tanto, pueda prestarle una mirada desde un sitio más neutro. Yo entré en esta historia sin ningún prejuicio. Inicialmente, yo iba a investigar la caída del Banco Popular desde una perspectiva financiera. De hecho, no tenía ni siquiera una opinión formada sobre el Opus Dei. Simplemente, me he dejado llevar por la historia. 

¿Qué fue lo que le enganchó para abrir el foco y terminar investigando el lado oscuro del Opus Dei?

En un principio, yo sólo quería escribir sobre el auge y caída del Banco Popular. Me fascinaba el hecho de un banco aparentemente tan fuerte desapareciera así de repente. Empecé a investigar y descubrí que Luis Valls-Taberner, el histórico presidente del Banco Popular, había sido un miembro numerario del Opus Dei, una organización muy misteriosa de la que yo no sabía nada. Eso me  llamó mucho la atención. Ahí empecé a tirar del hilo.

¿Cuánta culpa tuvo el Opus en la caída en la caída del Banco Popular?

El Opus Dei no fue directamente responsable del colapso del Banco Popular, pero sí tuvo un impacto indirecto. La cúpula del banco y la Sindicatura, ese grupo de miembros del Opus que controlaba el 10% de las acciones, estaban obsesionados con mantener la independencia de la entidad y la estructura de poder al servicio del Opus. Sin embargo, el Banco Popular tenía que limpiar su balance y necesitaba un inversor externo para seguir adelante. Pero si recurres a alguien de fuera lo que ocurre es que los accionistas pierden poder. Esa estructura de poder al servicio del Opus impidió que los directivos del Banco Popular tomaran las decisiones adecuadas para su supervivencia.

Usted cuenta que los hombres del Opus «secuestraron el Banco Popular «y lo transformaron en un «cajero  automático» al servicio de la Obra. ¿Quién es ahora ese cajero automático?

En Estados Unidos el Opus Dei se ha aliado con católicos radicales adinerados y tiene vínculos con otros negocios de los que tampoco sabemos mucho. Estaría bien que se investigara eso.

¿El Opus Dei es una secta?

Para mí no hay ninguna duda. El Opus Dei es una organización abusiva que controla y manipula a las personas, que las aparta de sus familias y de sus amigos. He hablado con antiguos miembros numerarios que han vivido durante años en este sistema de abuso. Me gustaría matizar que en lo que se refiere a los supernumerarios, [los miembros, casados o solteros, que pueden realizar una vida familiar y vivir fuera de los centros del Opus, pero que aún así buscan la santificación con su vida ordinaria] la cosa es un poco diferente. Creo que muchos de estos supernumerarios no tienen ni idea de lo que está pasando realmente en el núcleo duro de la organización. 

¿Es el Opus una organización tan mafiosa como usted la describe, solo interesada por el poder, el dinero y la influencia?

El Opus Dei utiliza la fe de sus miembros para infiltrarse en sus vidas y en sus familias. En el libro abundan ejemplos en los que queda claro que el bienestar espiritual de sus miembros no es una prioridad para la organización, pese a que en los años 80 el Papa Juan Pablo II la elevó al estatus único de prelatura personal.

¿Dónde quedan entonces valores como la solidaridad o el voto de pobreza?

El Opus Dei siempre ha tenido como objetivo las élites políticas y económicas. Por eso su influencia sigue siendo muy grande. Nunca verás a ninguno de sus miembros a las puertas de las fábricas intentando reclutar para la Obra a simples trabajadores. El Opus Dei se fija en personas en posiciones de poder o en estudiantes que el día mañana podrían estar en posiciones de poder. Los intereses de la organización siempre están por encima de los intereses individuales y de cualquier sentimiento espiritual.

¿El Opus Dei odia a las mujeres?

El Opus Dei es una organización misógina. Eso no quiere decir que todos sus miembros lo sean. Estoy seguro de que muchas mujeres dentro del Opus creen sinceramente que ellas deben ser iguales a los hombres. También algunas personas dentro de la organización piensan de forma sincera que el trato a las mujeres debería cambiar, pero en el fondo son incapaces de llevar adelante ese cambio porque eso significaría poner en cuestión la visión sobre la cual se cimenta la estructura del Opus Dei.

Usted hace un retrato de José María Escrivá, fundador del Opus, como alguien ambicioso, vanidoso, megalómano, codicioso y autoritario. ¿La organización es un reflejo de su personalidad incluso 50 años después de su muerte?

El Opus Dei ha hecho una operación de propaganda gigantesca para borrar cualquier elemento negativo en la figura de José María Escrivá. He hablado con personas que le conocieron, incluso con miembros que aún siguen en la organización, y todos reconocen que el fundador del Opus Dei tenía una personalidad bastante complicada y que en ocasiones iba demasiado lejos, como por ejemplo poner cámaras para espiar a las personas que trabajan para él en Villa Tevere, la sede centra del Opus en Roma. Pero nadie cuestiona a Escrivá porque hacerlo implicaría cuestionar el carácter del Opus Dei, y nadie quiere que el barco se tambalee demasiado.

El Opus  Dei floreció durante la dictadura franquista. ¿La organización hubiera sido lo mismo sin Franco?

No, sin ninguna duda. Es los años anteriores a la Guerra Civil, entre 1928 y 1936, Escrivá  sólo atrajo a 20 personas. Después de  la guerra el número de miembros se multiplicó. El Opus Dei llegó a tener miles de seguidores gracias a las ayudas directas e indirectas de la dictadura franquista. En el libro hablo sobre el dinero que recibió el Opus de Franco. La Obra siempre mostró mucho interés en profundizar sus vínculos con la dictadura franquista porque era una relación que le reportaba muchos beneficios.

¿Cómo son ahora las relaciones del Opus con el Estado español?

Estos últimos días que he pasado en Madrid me han dejado claro que los tentáculos del Opus Dei son aún muy profundos…

¿Puede darme algún ejemplo concreto?

Un claro ejemplo es el ataque que ha sufrido el libro por parte de ciertos medios de comunicación. Ha sido criticado con dureza por personas que ni siquiera lo han leído. ¿Por qué ocurre esto? Para mí está claro: el libro describe realidades que ciertas personas en España no quieren que salgan a la luz. 

Así que podemos decir que el Opus sigue teniendo mucho poder e influencia en la España actual.

Uno de los aspectos más preocupantes para mí es la influencia que tiene el Opus Dei en el sistema educativo español. Me inquieta que una organización tan abusiva tenga tanta influencia en el futuro de tantos niños. Creo que es algo que el Ministerio de Educación debería controlar. Está claro que los tentáculos del Opus son muy profundos y que existen fuertes vínculos políticos con el poder en España. Ojalá mi libro anime a otros a investigar esos vínculos porque hasta ahora mucha gente ha tenido miedo a hacerlo.

¿Una victoria de Trump en Estados Unidos le daría un nuevo impulso al Opus Dei?

Bueno, en el mandato anterior de Donald Trump ya hubo personas en su círculo más cercano que pertenecían al Opus Dei o tenían estrechos vínculos con la organización. Si vuelve a ganar no me sorprendería ver a más figuras del Opus Dei en posiciones importantes dentro de su Gobierno. De hecho, muchos miembros del Opus han estado trabajando en el Proyecto 2025 de Trump.

¿Está en la actualidad el Opus en un momento decisivo para su futuro por sus difíciles relaciones con el Papa Francisco? 

El Opus Dei se encuentra en mitad de la crisis más profunda de toda su existencia por sus relaciones actuales con el Vaticano. Creo que en las próximas semanas vamos a asistir a importantes decisiones: hay rumores sobre una decisión inminente del Papa Francisco respecto al futuro del Opus Dei. Francisco es consciente desde hace años de los abusos y de la manipulación dentro de la Obra y ha dado algunos pasos para acotar esos abusos e introducir cambios significativos, aunque va con mucha cautela porque sabe que el Opus Dei es una organización muy poderosa. Ser demasiado agresivo podría ser contraproducente. 

Sin embargo, dice usted que el tiempo juega en contra de Francisco.

El Papa es muy mayor, no tiene una salud magnífica ahora mismo y es posible que no esté ahí durante mucho más tiempo, en cuyo caso el Opus Dei podría llegar a sobrevivir a esta crisis. Si el siguiente Papa es más amistoso con el Opus, entonces es posible que la organización siga prosperando sin tener que reformarse.

¿Tiene sentido la existencia del Opus Dei no ya solo en la sociedad actual, sino en la Iglesia actual?

Yo no soy católico ni soy religioso, pero puedo llegar a identificarme con la filosofía inicial de Escrivá de buscar la perfección y de querer entregar tu vida diaria a algo espiritualmente valioso. Puedo ver el atractivo que tiene. El problema es que el Opus Dei y el propio Escrivá traicionaron esa filosofía casi desde el principio. Escrivá estaba más preocupado por hacer proselitismo y por reclutar a hombres jóvenes sin que ellos supieran exactamente lo que estaba pasando de manera subrepticia en la Obra. Así que en apenas poco más de diez años de vida del Opus, a principios de los años 40 del pasado siglo, esta filosofía tan positiva ya se había transformado en algo mucho más oscuro y mucho más peligroso.

Fuente: https://www.publico.es/culturas/gareth-gore-periodista-opus-dei-habil-ho…