lunes, 30 de septiembre de 2019

AHORA QUE SAN ISIDRO LABRADOR JUNTO AL SANTO ADVENIMIENTO NOS ECHAN DEL CIELO AGUA POR UN TUBO, LOS PERIQUITOS QUIEREN SUBIR EL PRECIO DEL AGUA (ESTO DEBE SER UN ATAQUE ECOAGUDO INTENSIVO DEL COPÓN DE ECOLOGÍA PURA HUMEDECIDA)

 A MODO DE LECCIÓN DE PIZARRA PARVULAR DE PRIMER GRADO ELEMENTAL PARA DIRIGENTES DE IZQUIERDAS

EMASESA es una empresa. Vale, de acuerdo. Pero los emasesines que la dirigen, su Consejo de Administración, quienes lo forman, y cuanto cobran por emasesainar, porque lo que cobran influye en el encarecimiento del agua para los 450.000 usuarios que la utilizan.
 También es necesario saber que tal andan estos emasesines de cuestiones técnicas relacionadas con el agua.

Yo no sé si Emasesa reparte dividendos entre sus accionistas o los esconden en los dineros que cobran por esto y por lo otro sus emasesines del Consejo de Administración. Es otra cuestión que ha de tenerse en cuenta antes de subir el agua, porque igual no sería necesaria esa subida disminuyendo lo que cobren por emasesinar en los minutos que puedan estar reunidos en consejo o comiendo en un restaurante de los caros.
El agua que vende Emasesa se recoge en el embalse del Gergal, conviene saber porque esto es de vital trascendencia, si han sido los emasesines del Consejo de Administración los que con sus propias manos construyeron dicho embalse, o bien lo pagaron con sus dineros propios para que los trabajadores lo hicieran y poder montar así el negocio del agua. Si no fuera ni lo uno ni lo otro, es decir, que ni ellos lo construyeron ni ellos pagaron con sus dineros la construcción, quienes montaron en realidad la empresa fueron los que construyeron, es decir, los trabajadores, con lo que el asunto podría estar más claro que la sopa de un asilo: la empresa es de los trabajadores, o en su defecto de  sus herederos, con lo que probablemente los emasesines podrían estar apropiándose de una empresa que nos es suya. Que esto sólo es un ejemplo de cómo la Cueva de Alí Babá y los cuarenta emasesines se podría cambiar de nombre para llamarla el neoliberalismo ataca otra vez, oiga.

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Subida del recibo para evitar riesgos con el agua

  • El consejo de administración aprueba esta semana una subida de 5,76 euros de media por persona al año que será invertida para impedir graves problemas con el suministro
 
El embalse del Gergal es uno de los que abastecen a Emasesa. / Juan Carlos Vázquez
Subida del recibo del agua tras el intento frustrado del año pasado. Emasesa ultima las negociaciones con los grupos políticos del Ayuntamiento de Sevilla con representación en el consejo de administración de la empresa de aguas para revisar al alza unas tarifas que en los últimos años se han mantenido congeladas o con leves actualizaciones. El reajuste del recibo propuesto es de 5,76 euros al año por persona tomando como referencia la factura de una familia tipo de tres habitantes en la vivienda con un consumo de 12 metros cúbicos al mes.

El consejo de administración de Emasesa debatirá este semana una actualización de las facturas del agua que saldrá adelante con el respaldo de la mayoría de los quince consejeros. Para que tenga el mismo resultado positivo en el Pleno municipal, el equipo de Juan Espadas baraja la posibilidad de un acuerdo con Adelante Sevilla que incluye una bajada de la tasa de la basura para que la subida del agua no afecte a su precio. Los técnicos trabajan en una fórmula para que su coste quede congelado.

Bien distinto fue el año pasado con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina. El consejo de administración de Emasesa rechazó una actualización de las facturas del agua con una subida del 1,7%. La propuesta para revisar al alza el recibo se intentó llevar a cabo mediante el incremento de la cuota de saneamiento (que representa en torno al 45% de los recibos) en un 3,8%. La cuota de abastecimiento (que representa en torno al 50% de las facturas) quedaba congelada. El aumento quedaba por debajo de la subida del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El gobierno baraja un acuerdo con Adelante que incluye una bajada de la tasa de basura
Ante las críticas de la oposición, Espadas optó por rechazar la subida ante la falta de apoyo de los grupos políticos. Aunque el primer edil socialista dejó claro que “es un tema que haremos más pronto que tarde, en los próximos años”. El momento ha llegado. La actualización dependerá de la votación del consejo de administración, compuesto por quince consejeros, entre los que se encuentran el consejero delegado de la empresa, todos los grupos políticos de la Corporación municipal y alcaldes como los de Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, La Rinconada o Camas. A las sesiones del consejo asisten con voz, pero sin voto, los representantes de los trabajadores y un representante de las asociaciones de consumidores y usuarios.

¿Cómo justifica Emasesa una subida que supondrá unos ingresos de 10,4 millones? Los técnicos explican la necesidad que tiene la empresa de ingresar dinero para invertir en la renovación de infraestructuras críticas de gran impacto sobre el área metropolitana que eviten riesgos graves sobre el suministro y el medio ambiente que puedan afectar a un número importante de ciudadanos.

El año que viene se centrarán en cinco proyectos (tal y como se pueden ver en los destacados que acompañan la información) con dos objetivos: medidas para mejorar la calidad del tratamiento de aguas residuales (fósforo) y acciones de mejora de agua en origen (coloración, carbono activo) que también se están viendo afectadas por los efectos del cambio climático; y actuaciones para atender infraestructuras obsoletas que pueden derivar en un riesgo claro e inminente sobre el correcto funcionamiento del servicio o pueden producir daños ambientales. Para los siguientes tres años está previsto trabajos, entre otros, en la arteria de cruce del Guadalquivir que sirve para suministrar a 450.000 personas.

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MAS NECESARIA QUE LAS AGUAS DE MAYO PARA EL CAMPO




Por una izquierda sin complejos

28-09-2019


Los nuevos socialdemócratas han tardado muy poco en revelarse como tales, a pesar de sus soflamas de hace no tantos años, cuando se iban a asaltar los cielos. Hoy dicen que “sólo desde el Gobierno se cambian las cosas” o que están en política “para entrar a gobernar, no para ser testimoniales”. Al final han asaltado los despachos, los cielos siguen impolutos y los que manejan las riendas de la economía y la sociedad españolas siguen tan tranquilos
(Astor García, Secretario General del PCTE)

En definitiva, el sistema ha absorbido como en otras tantas veces y no solo en España, a una izquierda que empezó revoltosa e irreverente, para terminar tan dócil y adaptada que es más necesario que nunca revolucionarla para que vuelva al pueblo del que se despegó y reanudemos juntos la tarea de construir una sociedad mejor
(Ángel Cappa)

No debemos temer decir la verdad ni explicar la necesidad de una alternativa socialista, democrática y verdaderamente humana; debemos confiar en que lo que hoy no saben ni conocen las amplias masas de la clase trabajadora, lo sabrán y conocerán mañana, y que por lo tanto nuestra autoridad se verá reforzada y ampliada cuando las masas educadas y convencidas por esa misma dura experiencia de la vida vean en nosotros haber sido consecuentes, sinceros, claros y faltos de doblez, porque nuestras ideas y alternativa habrán sido confirmadas por la experiencia
(David Rey)

Una izquierda sin complejos. Eso es exactamente lo que necesitamos. Una especie de Vox, pero de izquierdas. Está más que demostrado, por activa y por pasiva, que una domesticación de la izquierda nunca ha traído buenos logros. Más bien al contrario, al final únicamente ha servido para convertirse en segundona del social-liberalismo, que es hoy día el nudo gordiano de prácticamente todas las fuerzas políticas, el núcleo sobre el que giran las políticas mayoritarias, diríamos la práctica totalidad de ellas. La derecha lo tiene muy claro: no existen complejos. Ofrecen sus políticas, sus medidas y sus soluciones racistas, homófobas, capitalistas, incluso franquistas. No pasa nada. Levantan la voz y lanzan exabruptos que no se escuchaban desde los tiempos del dictador. Y mientras, la izquierda actual, la parlamentaria, intenta suavizar sus medidas, hacerlas más “razonables”, más moderadas, restarles radicalidad. Una aureola de miedo tilda las medidas de la izquierda, como intentando no molestar mucho al gran capital. Son tan ingenuos que no se percatan de que el gran capital va a intentar siempre que la verdadera izquierda no gobierne nuestro país, que es lo que lleva haciendo desde el franquismo. El discurso dominante para Cataluña no pasa de la cordialidad y las buenas intenciones, pero dentro del constitucionalismo. Tampoco se dan cuenta de que hay que romper con él para liberar a los pueblos que forman el Estado Español. 

A todo esto, Unidas Podemos se presentó en los debates electorales con un programa básico de “estricto cumplimiento” de los artículos constitucionales, y pretende realizarlo desde la subordinación al PSOE. Hemos entrado casi en una nueva etapa de conformismo, de aceptación de la realidad, de sumisión a los intereses del bipartidismo. La izquierda transformadora no puede nunca aceptar ese papel. ¿Dónde queda acabar con la precariedad laboral? ¿Dónde queda levantar una misma cifra digna para las pensiones mínimas, el SMI y la Renta Básica Universal? ¿Dónde queda la intervención pública de los grandes sectores estratégicos de nuestra economía? ¿Dónde queda la derogación de todo lo nocivo y tóxico que aprobó el PP de Rajoy? ¿Dónde queda el Parque Público de Vivienda Social y la intervención del mercado de los alquileres? ¿Dónde queda el repudio de la deuda pública y la creación de un polo de Banca Pública? ¿Dónde queda la intervención del mercado energético? ¿Dónde quedan las aspiraciones para establecer leyes transversales que luchen contra los efectos del cambio climático, derivando hacia nuevos modelos productivos y de consumo? ¿Dónde quedan las aspiraciones hacia una nueva política de fronteras? ¿Dónde quedan los avances para un verdadero feminismo anticapitalista? ¿Dónde quedan las aspiraciones para implantar la República, erradicar la Monarquía y alcanzar altas cotas de democracia plena? ¿Dónde queda nuestra lucha por la Verdad, Justicia y Reparación de nuestra Memoria Histórica? ¿Dónde quedan nuestras aspiraciones a plantear un Estado Federal Laico y Socialista? 

En estas condiciones, no merece siquiera la pena votar a la izquierda. Si no tenemos en el arco electoral ninguna formación política sin complejos, que se atreva a plantear y a luchar por alcanzar estos ideales, es que no tenemos una verdadera izquierda. Podremos jugar con votos, con coaliciones, con Ministerios, con repartos de poder, con tibias y cobardes medidas, con pequeñas concesiones, pero no cambiaremos la vida de la gente. Al final, los grandes poderes económicos se encargarán de atarnos de pies y manos para que no podamos actuar. Y ello porque el sistema está perfectamente concebido, ideado y construido para que nada ni nadie pueda revertir su funcionamiento. El sistema dispone de todo un armazón político-jurídico-institucional, pensado y diseñado precisamente para que nada pueda destruirlo (fuerza del poder económico, leyes, decretos, normas institucionales, convenios internacionales, presencia en instituciones extranjeras, tratados comerciales…). Hay que ser realmente valiente para enfrentarse a todos ellos y conseguir cambiar de verdad, a fondo, radicalmente, el sistema. Sólo unos cuantos líderes mundiales lo han conseguido a lo largo de la Historia. Véase el caso del estrepitoso fracaso de la griega Syriza. Y aquí, las luchas del Movimiento 15-M han quedado absolutamente olvidadas. Sus reivindicaciones siguen vivas, siguen siendo necesarias, pero nadie les hace caso. Nadie las lleva al Parlamento, a no ser por mecanismos de peticiones ciudadanas, en base a una presión de la calle, cientos de miles de firmas, etc. Parece que ya no hay que luchar contra la “casta”, contra el “Régimen del 78”, contra la desigualdad, hacia la democracia plena, etc. 

Este proceso de dulcificación o suavización de las políticas de Unidas Podemos, y su acercamiento servil al PSOE, sólo nos conducirá al desastre (nos ha conducido ya, de hecho), ya que se deconfigura la imagen de un partido de izquierda verdaderamente radical, que nació como un referente de superación del sistema, así como del régimen del 78. Así no es posible levantar un modelo alternativo de sociedad, que sea ilusionante para millones de personas, y que no pierda de vista su vocación republicana, socialista e internacionalista. La opción de co-gobernar con una fuerza política que viene siendo el partido del régimen por excelencia, y que ha demostrado con creces alejarse sucesivamente de los planteamientos de las clases trabajadoras, no es precisamente la situación ideal para poder cambiar el sistema. Lo que una izquierda alternativa y sin complejos debe ofrecer es una alternativa real de gobierno, independientemente de que consiga más o menos escaños. No se trata de llegar rápidamente, ni de llegar masivamente, sino de llegar. Llegar de forma limpia, de forma ilusionante, de forma digna. Hay que hacer pedagogía para que las clases populares entiendan que en la senda del capitalismo jamás podremos arrancar al poder las conquistas que pretendemos. Y por tanto, sin poner las grandes palancas de la economía al servicio de la mayoría, mediante su transformación a propiedad social, no serán posibles ninguna de las demandas. 

Los famosos “Ayuntamientos del cambio” han sido los espejos donde hemos podido mirarnos para contemplar los límites de esta izquierda, bajo un marco estatal encorsetado en el Régimen del 78. Ni se han convertido en instituciones laicas, ni han repudiado la deuda, ni han conseguido remunicipalizar los servicios públicos privatizados, ni han puesto fin a los desahucios, ni han conseguido la integración plena de los migrantes, ni han erradicado los pelotazos urbanísticos. Incluso unos planes mínimos de lucha contra la contaminación ambiental les han costado bastante trabajo de implementar, por la tremenda presión de la derecha y de los grupos de poder. El colmo de todos ellos fue el Ayuntamiento de Cádiz, donde su alcalde animó y declaró que lucharía para que los obreros de los Astilleros continuaran fabricando corbetas para la guerra. La decepción es profunda, enorme, colosal. La impotencia es bárbara. Así no se puede. Por supuesto, todo ello no quiere decir que no hayan gestionado mejor que la derecha los propios asuntos públicos, pero en el fondo, las grandes transformaciones, de nuevo, se han vuelto imposibles. Por todo ello, necesitamos una nueva izquierda refundada, bajo un programa de clase y socialista. Pero una verdadera izquierda, valiente y sin complejos, que vuelva a llamar a las cosas por su nombre, y que no se amilane ante los exabruptos y descalificaciones de la derecha. 

Hay que comenzar comprendiendo que los graves problemas sociales y democráticos que padecemos no poseen solución dentro de los límites del sistema. Bajo el capitalismo y el Régimen del 78, sus soluciones son absolutamente inviables. En el aparato del Estado (lo que ha sido llamado “las cloacas”) descansan los enormes privilegios de las castas militares, eclesiásticas, policiales, judiciales, y de la alta administración estatal, incluyendo por supuesto el pegamento que las une a todas, esto es, la Monarquía. La cuestión catalana sólo puede dirimirse aceptando el derecho a su autodeterminación, cosa que nunca aceptará la burguesía parasitaria. No será posible disfrutar de vivienda para todos, de ingresos para todos, de educación y sanidad para todos, de dependencia y de servicios sociales, de energía accesible y renovable, de transporte accesible y sostenible, de pensiones dignas, etc., mientras no implantemos un cierto grado de democracia económica, mediante la cual las clases trabajadoras puedan controlar las palancas económicas fundamentales. Es, sencillamente, imposible. O son imbéciles quienes lo proponen, o aún sabiéndolo, son embusteros, porque pretenden, simplemente, alcanzar el poder a toda costa. La cobardía no es una opción inteligente. Sólo un programa radical, valiente, integrador, será capaz de hacer frente a todas estas carencias. Incluso alcanzando el poder político, habrá que seguir siendo valiente para enfrentarse al poder económico que desplegará todos los medios a su alcance para impedirlo. 

De ahí que nosotros continuamos preguntándonos: ¿dónde está la izquierda? ¿Es aquélla que calla cuando se reconoce a Juan Guaidó como Presidente “interino” de Venezuela? ¿Es aquélla que nos quiere hacer creer que Bruselas se quedará impasible viendo cómo llevamos a cabo las reformas anunciadas? ¿Es quizá la que aspira a co-gobernar con el PSOE? La verdadera izquierda no puede abandonar la visión integral de cambio estratégico para imbuirse en la filosofía del mal menor, o en cuotas de reparto equilibrado de poder. Desde la aparición del movimiento social del 15-M, ni una sola de las causas que se enarbolaban en sus pancartas y en sus asambleas abiertas ha sido alcanzada. Siguen presentes la democracia insuficiente, la corrupción, la precariedad, la pérdida de derechos, las privatizaciones…y sobre todo, sigue más presente que nunca el engaño que representa el PSOE, que se presenta como la pata izquierda del bipartidismo, precisamente para tomar el pelo a la clase trabajadora. Su función, desde la Transición hasta aquí, no ha sido otra que servir al régimen del 78 haciendo la función de partido “progresista” (¡hasta qué punto pueden las expresiones perder su significado!), para crear la ilusión de que existe oposición frente al PP (ahora también a C’s y a Vox).
Ante el renacimiento de la ultraderecha neofranquista, hay que volver a desempolvar los cimientos ideológicos de la izquierda, hoy día perdidos ante tanta confusión ideológica, patrocinada por los partidos “de izquierda” del Régimen, principalmente el PSOE. Hay que hacer pedagogía, y explicar a las clases populares y trabajadoras por qué estamos en esta situación, y qué hay que hacer para revertirla. Veamos:

1.- Lo primero que una izquierda sin complejos tiene que modificar es su propia actitud. Ello conlleva mostrar su propia firmeza y convicción en sus postulados, sus ideas, sus programas y sus propuestas. Y ello, a su vez, ha de reflejarse en la actitud de firmeza con que se plantean en entrevistas y tertulias. Ante el virulento ataque de los que mandan y no se presentan a las elecciones (los poderes económicos) y de sus palmeros mediáticos, los representantes políticos de una izquierda sin complejos deben manifestar sus planes de transformación de la sociedad sin miedos, sin ambages, sin titubeos y sin dudas. Han de mostrar sus objetivos y sus argumentos con plena rotundidad, absolutamente convencidos. Pero además, manifestar dichas ideas con coraje, con valentía, sin rodeos, con actitudes firmes, tajantes y comprometidas. Y además, cuanto más radical sea una determinada propuesta, más firmes y rotundos nos hemos de mostrar. En definitiva, no es sólo lo que comunicas, sino cómo lo comunicas. Los mensajes subliminales, el lenguaje no verbal y la contundencia son tan importantes como el mensaje en sí mismo. Hay que desterrar las actitudes tibias, cobardes, indecisas, porque entonces la fuerza del mensaje se escapa por estas vías, y se pierde credibilidad. Hemos de transmitir valentía en nuestras propuestas (“no solo te propongo esto, sino que me muestro con la suficiente valentía como para llevarlo a cabo”). Aprendamos de líderes como Fidel Castro o Hugo Chávez. En definitiva: no hay que ser moderados, sino radicales. 

2.- En segundo lugar, necesitamos desmontar el famoso eslógan, tan falaz como políticamente correcto, del “gobernar para todos”. Esta expresión obvia la existencia de las propias clases sociales, y los intereses enfrentados de las mismas. Por tanto, una izquierda sin complejos no puede ir diciendo que “va a gobernar para todos”, sino declarando abiertamente que sus objetivos se centrarán en la mejora de las condiciones de vida de las clases más vulnerables, precarias y trabajadoras. Las demás clases no serán objetivo de nuestro gobierno. Por tanto, vamos a dejarnos ya de expresiones absurdas como que “vamos a gobernar para los que nos han votado y para los que no nos han votado”, y demás estupideces que intentan dar grandilocuencia a un discurso vacío de contenido. Simplemente, una izquierda sin complejos debe mostrarse adalid y punta de lanza del empoderamiento de los más débiles, porque los más fuertes ya tienen otras opciones a quienes votar. 

3.- En tercer lugar, necesitamos abandonar el lenguaje adaptado a las fuerzas políticas de la restauración borbónica, que se centra en la “moderación”. Una izquierda sin complejos no puede difundir el valor de la moderación, sino de la transformación. Una transformación profunda de la sociedad es justo lo contrario a la moderación, que se basa en la cautela, en la prevención, en alterar lo mínimo aquello que aspiramos a cambiar. La transformación, en cambio, es el valor supremo de la izquierda, y aspira a cambiar profundamente las estructuras sociales y económicas del país, a instalar un nuevo proyecto de país, de sociedad y de cultura. Bajo el paraguas de la “moderación” las cosas permanecen como están, la transformación es lo que consigue los verdaderos cambios. 

4.- En cuarto lugar, hay que plantar batalla (continuando con las veleidades del lenguaje) a esa dichosa palabra tan manida como es “progresista”. Manuel Garí ha afirmado en este artículo para el medio Viento Sur sobre la expresión “Gobierno progresista”: “No hay palabras más ambiguas y polisémicas, más citadas e idealizadas que las de progreso y progresismo. Y por lo tanto más vacías”. En efecto, el “progresismo” es una muleta vacía a la que se agarra cualquiera que quiera sonar bien. Hasta el extinto partido de Rosa Díez, UPyD se llamaba “Unión, Progreso y Democracia”, cuando no creían en ninguna de las tres cosas, ni sabían lo que eran. El progresismo, como decimos, no es nada si no se le dota de un significado. Porque “progresar” progresan todas las sociedades, en el sentido en que cambian, evolucionan, pero ese progresismo es un valor neutro, porque se puede “progresar” para mejorar o para empeorar. El progreso es un valor que hasta los partidos más decadentes y reaccionarios utilizarán para venderse. Lo que hay que hacer es articular el contenido de dicho progreso, y describirlo, hacer pedagogía de él. Contarlo a la ciudadanía a las claras, sin tapujos, de forma sincera y argumentada. 

5.- En quinto lugar, necesitamos una extrema izquierda sin complejos, que pelee por un programa radical contra este Régimen y los capitalistas. Que defienda el derecho de autodeterminación, el fin de la Corona, de la impunidad, de las leyes liberticidas, la libertad de todos los presos políticos y encausados por luchar, el fin de todos los privilegios de la casta política, de la casta judicial patriarcal al servicio de la banca y la ofensiva represiva... y que combata por un programa que resuelva los grandes problemas sociales a costa de los beneficios y privilegios de los grandes capitalistas. Que luche por demandas como el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial, la nacionalización bajo control obrero de las grandes empresas y la banca, la expropiación de todo el parque de viviendas en manos de la bancos y especuladores, el no pago de la deuda o los impuestos a las grandes fortunas para garantizar la financiación suficiente a los servicios públicos y pensiones dignas, entre otras medidas urgentes. Una izquierda sin complejos que vuelva a hablar de Procesos Constituyentes, de redistribución de la riqueza, de intervención pública en la economía, de derribar la Monarquía, y de un montón de asuntos que se venden como secundarios por la actual izquierda, pero que muy al contrario, son temas raíces de profundo calado. En estos asuntos también figuran los de ámbito internacional, ya que hay que reivindicar posturas muy diferentes con respecto a las que se tienen en relación a Cuba y Venezuela, Corea del Norte, Rusia, Israel, o el Sáhara Occidental, por mencionar los temas principales. 

Pero no nos engañemos: además de las propias fuerzas políticas del Estado Español, hemos de librar otra dura batalla con la Unión Europea, porque ¿Alguien cree, a estas alturas, que se puede nacionalizar el sector eléctrico sin enfrentarse a la Comisión? ¿Alguien cree realmente que se puede intervenir el sector financiero y crear una banca pública con la aprobación de Bruselas? Una izquierda sin complejos ha de tener asumido el enfrentamiento con la UE y sus órganos de gobierno si pretende llevar a la práctica su programa. ¿Se puede hacer? Claro que sí, sólo se necesita la voluntad y la valentía política necesaria. ¿Acaso no ha retirado Donald Trump a su país de más de una docena de acuerdos mundiales que tenía suscritos? Lo que ocurre es que un programa de izquierda sin complejos, fundamentalmente radical, no solo necesita saber lo que hay que hacer, sino disponer de unos dirigentes con la valentía política necesaria para hacerlo.


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ECO ECO, LOGÍA LOGIA: LA VERDAD tras GRETA THUNBERG ¡Su discurso en la ONU! (1ºcambio climáti...

domingo, 29 de septiembre de 2019

SEÑOR OLMO, LLEVO MÁS DE 40 AÑOS PIDIÉNDOLE PERAS, Y CON LO QUE A MI ME GUSTAN, USTED NO ME LAS DA, ASÍ ES QUE ME VOY A CANSAR UN RATITO, ¿LE PARECE?


Yo creo que hablando en cristiano, puede ser que en la ciudadanía haya decepción, cabreo hartazgo o resignación, pero esta decepción, hartazgo, cabreo o resignación, no se corresponde con lo que personalmente haya hecho esa ciudadanía para erradicar la corrupción y mejorar sus condiciones de vida y que después de los esfuerzos personalmente realizados no se vea cumplidos por los resultados que se esperaban, porque todo está si no peor, por lo menos igual que antes de la realización de los esfuerzos personales realizados para cambiar la situación. En todo caso, la ciudadanía podrá estar decepcionada, harta, cabreada,  o resignada, después de comprobar que por NO HABER HECHO NADA, las soluciones esperadas no caen del cielo como era su creencia. Porque decir que los político van a lo suyo (¡Y a qué otra cosa van a ir!, si las masas no tienen conciencia de sí mismas ni del poder que tienen. Sí las masas ni exigen ni plantean políticamente nada, a qué va a ir el político, a mojarse el culo por pescar para las masas?), políticamente es decir nada. Acudir a una manifestación, sin el planteamiento previo de que después de la manifestación cambia algo, excepto la terapia de la descarga emocional, es tanto como no hacer nada. Militar en un partido (que ya es el no va más de la actividad práctica de la política actual), me refiero a un partido político de izquierdas (que esta es otra, cuando ya no se sabe ni qué es la izquierda), sin tener una actuación personal práctica fuera del partido en el centro de trabajo, de estudios, asociación vecinal, cultural, económica, deportiva, etc., precisamente para aplicar la política del partido, es tanto como no participar en política.
Lógico parece que cuando no se hace efectivamente nada para cambiar el estado de cosas el resultado sea nada, pero eso sí, esta “nada” es peor que la de ayer y a buen seguro, de seguir por el camino que llevamos, sea peor que la nada de mañana porque siendo cierto que a nivel general, las masas no hemos hecho nada y que no llevamos camino de hacer algo en función de nuestros intereses, no es menos cierto que los grandes capitales y los payasos a su servicio no dejan de maquinar para satisfacer sus intereses, CONTRARIOS A LOS INTERESES DE LA INMENSA MAYORIA DE LA POBLACIÓN, ¿o no se está viendo de forma clarísima cual está siendo el desarrollo de los acontecimientos a nivel general, desde lo municipal, autonómico, nacional e internacional? ¿Alguien está esperando que el resultado final de los Pactos de Toledo no termine siendo la culminación del robo del dinero de nuestras pensiones? ¿Alguien cree  que con las monumentales manifestaciones que están haciendo los jubilados, sólo por hacerlas y de la forma que se están haciendo vayan a subir las pensiones más allá del centimito que tengan los grandes capitales previstos?

Yo no creo que las elecciones del 10-N (yo voy a votar, si puedo, a Unidas Podemos, pero como no creo en los Reyes Magos, tampoco creo que por ahí se vaya a solucionar nada) representen el fracaso de la política, sino el triunfo de la política que se corresponde con un sistema no democrático al que llaman democrático. La política, entendida como relación de  fuerza entre los capitalistas y los trabajadores no ha podido fracasar, porque los trabajadores no le hemos opuesto nuestra fuerza a la fuerza del capital. Por ejemplo, dicen que es Estado se gasta el 11% de toda la riqueza nacional de un años (que eso es el PIB) en pensiones, cuando en realidad el Estado, lo que hace es devolvernos a los pensionistas ese 11% del dinero que previamente nosotros le dimos. En todo caso, ¿Dónde está el  89% de la riqueza nacional creada durante un año? ¿Quiénes la manejan, quienes la disfrutan? ¿Quienes, aparte de los trabajadores, crean la riqueza? La santanderina, la señora del Banco de Santander, acumula riquezas, pero yo pregunto, quién la crea.

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Nueva convocatoria de Elecciones Generales en España

10-N, otro día de la marmota contable



Pedro Ibarra, Ramón Zallo
Vientosur
24.09.2019

La enésima convocatoria electoral, la del 10N, ha sido un mazazo para la mayor parte de la ciudadanía que ve con decepción, cabreo, hartazgo o resignación que sus votos no se gestionan para alcanzar un gobierno para afrontar los graves problemas que nos atenazan desde hace un lustro (presupuestos inadaptados, reforma laboral, déficit público, transición ecológica, digitalización, libertades, Catalunya, reindustrialización, pensiones, agenda vasca de transferencias) a los que hay que añadir el nuevo estancamiento económico, los retos del Brexit, nuevo estatuto vasco…. Ya los aplazaron Rajoy y el interino vocacional, Sánchez, por lo que no tocaba que se contabilizaran de nuevo las cuotas de representación y poder de los partidos.

Es un fracaso de la política, los políticos….y, sobre todo, de la izquierda. No pueden echarle la culpa a los nacionalismos, que han sido coherentes dejándose pelos en la gatera antes que incurrir en el riesgo de una nueva involución.

Responsabilidades 

Personalizar la responsabilidad en que los dirigentes de la izquierda estatal se caen mutuamente mal no es una buena explicación. Sin embargo la sicología tiene algo que ver -aunque no sea la principal explicación- en clave de narcisismo; mucho más acentuado y enfermizo en Sánchez que, como luchador nato, está más cómodo en campaña electoral permanente, compitiendo y midiéndose ante el espejo que buscando complicidades (reconociendo al Otro) y gobernando para las mayorías. Ha sacrificado un país a esa pulsión. Por su parte Iglesias ha tomado como cosa personal (humillación) que no se valore a Unidas-Podemos y se le vete a él personalmente ofuscándole el juicio respecto a la oferta ministerial que le hicieron al final y a regañadientes.

Otra interpretación parcial sería la del desconcierto cortoplacista. A falta de proyecto a largo plazo en un contexto de incertidumbres, el PSOE decide no aceptar por excesivas las exigencias de Podemos y ha jugado a ofertas y contraofertas a corto con el riesgo cierto de encabronarse mutuamente y quemarse, como ha ocurrido. Al fondo, es el PSOE quien como primera fuerza debía superar la dinámica de contrarios, de acción– reacción, y ha rechazado a Unidas- Podemos con un “ya no hablo más contigo” después de semanas sin mover pieza y tras descalificarle repetidamente. Ha sido su decisión política. Décadas de experiencia democrática desperdiciadas en una visión infantil de la política en políticos inmaduros.

Más de fondo es una tercera interpretación, de carácter estratégico. Cabe sospechar que el PSOE consideraba inevitable y deseable un nuevo proceso electoral. Porque no había interés en compartir liderazgo ni poder con Podemos a quien se le pedía ser únicamente muleta. Ha pretendido monopolizar la representación de la izquierda, ser toda y la única izquierda, deslegitimando a las otras izquierdas. Las idas y venidas en las negociaciones no eran de acercamiento sino de táctica para construir un discurso culpabilizador sobre el Otro.

Una cuarta interpretación, y más plausible, es que sin dirigirse directamente a forzar nuevas elecciones el PSOE de Sánchez las preferían a tener que cogobernar con un Unidas Podemos con peso en un gobierno de coalición. Y ello por doble motivo.

Por una parte, las clases dirigentes habían emitido señales inequívocas de que no lo querían. El presidente del Círculo de Empresarios –John de Zulueta- lo sentenció con un “Mejor elecciones que el efecto económico devastador de Podemos en el Gobierno” (ABC 18-9-19). Y no hay que olvidar que el PSOE, más allá de la marca formal, es más un partido-sistema que un partido de izquierda real. Al fondo, el PSOE ha optado por salvar el régimen del 78 del que es parte vertebral.

Por otra parte, el PSOE ha creído llegada la hora de volver al bipartidismo sin que, como siempre, tolere nada a su izquierda. Estima que unas nuevas elecciones le favorecerían siendo un nuevo desgaste para Unidas-Podemos que cargaría con el sambenito de intransigente según el relato socialista.

Errores de UP

Entiéndasenos bien, no repartimos culpas por igual. El PSOE tiene una culpa central, políticamente perversa por cálculo partidista ajeno a toda ética tanto de la convicción (fidelidad a los principios) como de la responsabilidad (tener en cuenta las consecuencias), como las diferenciaba Max Weber. Pero además ha roto también con los valores democráticos al dar la espalda a las necesidades sociales (quiebra ética del servicio a la ciudadanía) y al encargo electoral (abandono de la ética de representación). Cuatro quiebras morales.

Lo de UP puede calificarse, en cambio, de error grave. No se entiende nada de la estrategia de Iglesias si pensaban hace nada que el PSOE es parte sustancial del “régimen del 78”, con lo que compartir gobierno se hubiera saldado haciendo la política del PSOE incluso en los ministerios a cargo de UP. Lo razonable –como algunos advertimos hace meses- hubiera sido pactar un programa progresista sin pertenencia al Gobierno, como en Portugal, y fiscalizar críticamente su ejecución. Se hubieran combinado responsabilidad con garantía de cumplimiento y una función de contrapoder. Iglesias con sus cielos imaginarios se empeñó en lo contrario, con el resultado de nada, y una nueva boleta para seguir bajando en peso electoral y además con la espada de Damocles de un Errejón al acecho, dividiendo aún más a la izquierda y aspirando a absorber voto y la hipotética abstención de los desencantados con UP y PSOE allí donde se presente.

Perspectivas

Es mucho suponer que se repitan resultados con ascensos porcentuales de PSOE y PP y descenso de UP y C´s porque también puede ocurrir que la abstención cambie correlaciones o que las tres derechas sumen más, arruinándose la posibilidad de un cambio histórico progresista que el PSOE tuvo al alcance de la mano y dejó pasar por pánico y cobardía. Sánchez confía ahora (siempre juega alegremente con fuego) en girar hacia el centro-centro y hacia el centralismo (blandiendo el 155 contra los nacionalismos que le salvaron la cara), buscando el dudoso comodín oportunista de C’s comprándose así un freno de mano para los compromisos en la agenda social y política. Lo real es que el PSOE, dilapidando el fácil encargo que tenía, no asumió el reto del cambio y nos mete en la tesitura de riesgo de una involución aún más profunda de la que supuso Rajoy con un PP-C’s-Vox o en una involución con sordina: PSOE-C’s.

Tanto en la CA de Euskadi como en Catalunya las fuerzas nacionalistas y soberanistas pueden mejorar resultados porcentuales –a añadir los efectos de la sentencia del Procés en octubre con la menor probabilidad de que le afecte la abstención al catalanismo- mientras que difícilmente favorecerán al PSE y al PSC el plus Sánchez de las anteriores elecciones (abril 2019) ni a Elkarrekin Podemos la gestión reciente de Iglesias. Más equipado con líneas de futuro irá el PSN.

Pero más allá de la contabilidad electoral, entramos en fase de estancamiento económico y de riesgo de gobierno invernal en temas sociales y en las cuestiones catalana (diálogos sobre los enjuiciados y sobre un nuevo estatus) y vasca (transferencias y nuevo estatuto). Prepararse para ello exigirá acuerdos entre quienes se sitúen en el lado progresista y primaveral de la historia. ¡A ver si despierta de una vez la puñetera marmota!

24/09/2019
Pedro Ibarra y Ramón Zallo son profesores de la UPV- EHU

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