domingo, 30 de junio de 2013

NEOLIBERALISMO: 1%. SOMOS EL 99%: REVOLUCION SOCIAL DEMOCRÁTICA O MISERIA


El nuevo tratado de Libre comercio trasatlántico 

 3/3

Raoul Marc Jennar 
Sociología crítica 
2013/06/28

 Enviar dictados del gobierno a las empresas privadas

Arriba nos referimos a los términos precisos de “discriminación”de como se va a crear un mecanismo de resolución de conflictos en la sección sobre la protección del inversor. Los EEUU tienen una gran experiencia con este mecanismo a través de la OMC y otra con el tratado de libre comercio bilateral que existe entre Canadá y México en los EE.UU. la Unión Norte Americana. A esta se debe a la máquina infernal que representan las empresas privadas para los gobiernos.

No es de extrañar que esta disposición sea muy demandada por las empresas multinacionales y los bufetes de abogados porque proporciona negocios sujetos a ejemplos de arbitrajes en los que podemos esperar una explosión de litigios entre las empresas multinacionales y los inversores en los Estados Unidos y Europa. Como ha señalado con mucho acierto el Comité del Senado de Asuntos Europeos en un informe fechado 15 de mayo de este año, “el uso de un árbitro privado para resolver una disputa entre un estado y un inversionista puede en última instancia, poner en peligro la capacidad de legislar”. Se entiende que el interés público ya no es una prioridad, ni siquiera en Francia para un gobierno PS-EELV y que el gobierno está de acuerdo con aquellos que quieren confiar el gobierno al sector privado humana. Vamos a recordar las famosas palabras de David Rockefeller, fundador del Grupo Bilderberg y la Comisión Trilateral: “Algo tiene que cambiar los gobiernos y el poder privado me parece la entidad adecuada para hacerlo.” (Entrevista en la revista Newsweek, en febrero de 1999). Hemos llegado a esta encrucijada!

¿Quién diseñó el proyecto de términos de referencia?

Cuando se presentó al Parlamento Europeo y al Consejo de Ministros de la UE un proyecto de mandato para la negociación de una “asociación transatlántica para el comercio y la inversión”, la Comisión Europea presentó dos informes a “nivel de grupo de trabajo sobre el crecimiento y el empleo”. Según estos informes, el resultado de una asociación de este tipo sería muy beneficioso para el crecimiento y el empleo en la UE. 

El “Corporate Europe Observatory” (CEO), un equipo de investigadores independientes que trabajaron durante casi quince años sobre el papel de las empresas en Europa. Esta organización procuro conocer la composición del grupo de trabajo de “alto nivel” autor de tales informes importantes. La invocación de las normas de la UE sobre el acceso a la información, daría derecho de acceso a tal lista. La petición ha sido en vano hasta el momento, a pesar de numerosos procesos desde el 4 de marzo de este año. “No hay ningún documento que contiene la lista de los autores de los informes”, se limito a decir la Comisión. 

Este carencia de transparencia, siempre justificada por las mismas falsas pretensiones desde hace años, es una constante de la Comisión Europea con respecto a las posiciones que defiende y las propuestas que formuló en las negociaciones de la OMC negociaciones bilaterales con terceros con los que se quiere firmar un acuerdo de libre comercio. Se quiere evitar que los jugadores reales se conocen para inspirar y guiar: las multinacionales a las que están destinadas las recomendaciones y sugerencias que recibe de “reuniones informales”. Ella quiere evitar lo que es evidente y lo que es su única preocupación, en contra de cualquier repetida la retórica transmitida hasta la saciedad, que no es el interés público, sino la satisfacción de poderosos intereses especiales. ¿La prueba? Sólo tiene que visitar este lobby convocado en 1995 por la UE y los EE.UU., y cuyas recomendaciones son seguidas de forma automática por la Comisión Europea: el TABD, Diálogo Transatlantico Empresarial. 

¿Quién se beneficiará este acuerdo?

La educación pública – a diferencia de las pretensiones de la Comisión Europea para apoyar el contenido del mandato que buscaba el gobierno – hizo hincapié en que los EE.UU. tiene más que ganar que los 27 países de la UE para un acuerdo transatlántico . El Instituto Leibniz para la Investigación Económica de la Universidad de Munich cree que, a largo plazo, dicho acuerdo se traducirá en un aumento del ingreso per cápita del 13,4% en los Estados Unidos, pero sólo por un incremento medio de 27 Estados miembros de la UE en un 5%. 

Todo el mundo debe ser consciente de que el gobierno PSE-EELV dio luz verde a las negociaciones que pueden llevar a un total desmantelamiento de nuestra opción de vida en la sociedad. Incluso Peter Defraigne, el ex jefe de gabinete de Pascal Lamy, comisario europeo, poco sospechoso de hostilidad hacia el libre comercio, quien considera que el proyecto del mercado transatlántico “interfiere directamente con la capacidad de la UE para construir como una “política integral conjunta (…) La integración económica transatlántica que sus defensores quieren profunda y estrecha, será necesariamente dominada por los Estados Unidos, por un lado debido a su superioridad tecnológica, financiera, monetaria, política y estratégica y en segundo lugar por la Asociación Trans-Pacífico (TPP), que proporciona una base sólida en Asia. 

Mientras tanto los demócratas cristianos, socialdemócratas y los liberales en el Parlamento sin reírse proclaman que “la UE y los comparten valores comunes de los Estados Unidos”, Pierre Defraigne señala que “los estadounidenses y los europeos mantienen las preferencias colectivas y contrastadas con respecto a la energía, el medio ambiente, el uso de organismos modificados genéticamente y las hormonas, la investigación viva, la desigualdad social, el papel de los servicios públicos, productos financieros de alto riesgo, la protección de datos privados. Nuestros sistemas de control son diferentes: el estándar estadounidense está fragmentada entre múltiples agencias independientes. El equilibrio de poder entre los productores y los consumidores son diferentes, mientras que los grupos de presión reinan en el Congreso americano y 1,4 millones se gastaron en dos años para influir en la Ley Dodd-Frank de 2010, sobre la regulación financiera. El enfoque regulador es diferente: los estadounidenses prefieren la forma en que los tribunales y litigios “ex post” con “acciones de clase” y los honorarios de abogado y compensaciones escandalosas, a la forma reglamentaria “ex ante”, basada en el principio de precaución favorecido por los europeos. En cuanto a posibles disputas entre la UE y EE.UU. sobre el comercio, serían una forma de solución de controversias bilaterales y citaciones legales directas entre empresas privadas. 

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NEOLIBERALISMO: 1%. SOMOS EL 99%: REVOLUCION SOCIAL DEMOCRÁTICA O MISERIA


El nuevo tratado de Libre comercio trasatlántico 

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Raoul Marc Jennar
Sociología crítica
2013/06/28

El acceso universal a la contratación pública

La negociación que se abre afectará a todos los sectores, incluido, y se menciona explícitamente en el orden, la construcción pública. También afectará el contenido de las ofertas para eliminar los requisitos de ubicación, retire los criterios de selección de la dimensión de la empresa, retire las especificaciones técnicas “excesivas” que puedan perjudicar a la industria. La regla sobre la discriminación persigue que ninguna disposición podrá favorecer a las empresas europeas con respecto a las empresas estadounidenses. Y viceversa.

El acuerdo se aplicará a la contratación pública en todos los niveles administrativos y en todas las áreas de los servicios públicos. Por ejemplo, un concurso municipal para un comedor de la escuela sería considerada “discriminatoria” si es necesario para comprar a proveedores locales o etiquetados como orgánicos. En Europa, con la adhesión de los gobiernos, se aplicará el acuerdo. Allí será el mismo en cada estado de los EE.UU.?

Si hay acuerdo, se abrirá el camino en casa a la apisonadora de las empresas de Estados Unidos con importantes recursos que no permitirán que las empresas europeas puedan competir. Uno también puede preguntarse acerca del por qué de las ilusiones de algunos empresarios europeos cuyas empresas no son lo suficientemente grandes como para competir con sus homólogos estadounidenses. Algunos señalan que también se aplicará el acuerdo en los Estados Unidos. Pero esta reciprocidad es en gran parte teórica, ya que, como se sabe, el sector público es mucho menor en los EE.UU. que en Europa y hay menos oportunidades. Además la inferioridad en condiciones de las empresas europeas frente a EE.UU. para contestar un tratamiento injusto de que serian víctimas seria harto complicado como veremos a continuación. 

Este acuerdo proporciona oportunidades para las empresas estadounidenses sin precedentes cara a las empresas europeas. Este es un acuerdo de los EE.UU. y Europa en contra de los propios intereses europeos.

Limitar o eliminar la protección sanitaria y fito-sanitaria

Inmediatamente después de dar luz verde para que los gobiernos europeos abriesen las negociaciones sobre el TTIP, Bob Stallman, presidente de la American Farm Bureau dijo que “el mal uso de protección sanitaria y fitosanitaria, incluyendo las restricciones de la UE sobre los OMG, ha sido durante mucho tiempo una táctica para imponer barreras para el comercio. Haremos un seguimiento de las negociaciones para poner fin a estas tácticas distorsionan el comercio. “Al menos las cosas están claras. Lo son aún más cuando nos damos cuenta como lo hizo el investigador Helge Holler por Greenpeace Alemania, haciendo un inventario de las posiciones de las agencias del gobierno de EE.UU., que todas las empresas denuncian las “barreras no arancelarias europeos” en el ámbito de la protección sanitaria y fito sanitaria y persiguen su eliminación. ++ Algunos ejemplos: el Departamento de Comercio de EE.UU., en su informe anual sobre las medidas sanitarias y fito-sanitarias para el año 2013, se queja, para el conjunto de la UE y cada Estado miembro de la restricciones de la UE a las importaciones de los productos modificados genéticamente, en particular, pero no exclusivamente, en la comida y las semillas y los procedimientos de aprobación europeos lentos. Considera que estas restricciones son barreras al comercio. El informe pone de relieve las decisiones nacionales cuando están en contradicción con las decisiones europeas. Denuncia la cláusula de protección que cada Estado miembro puede invocar en la materia. El gobierno de EE.UU. retoma textualmente todos los requisitos de las empresas y grupos de presión de la agro-industria estadounidense. 

La Organización de la Industria Biotecnológica, el Competitive Enterprise Institute, la American Seed Trade Association, la American Soybean Association, American RSS Industry Association, y muchos otros mencionados en el inventario de Greenpeace Alemania, que implica la rechazo científico Europa OGM y productos GM. Ellos contestan el principio de precaución. Al igual que todas las empresas y asociaciones de comida americana, que dicen que son pretextos proteccionistas. La Federación Nacional de Productores de Leche, el Instituto Americano de la Carne, el Council of National Pork Producers denuncia la prohibición en Europa de los productos lácteos y la carne de res o de cerdo afectado por el uso de hormonas de crecimiento o aditivos químicos dopantes utilizados en los EE.UU. para aumentar el masa muscular del ganado y reducir la grasa de su cuerpo, como la ractopamina.

La América Potato Commerce Alliance, la Asociación Americana de Soya, la American Seed Trade Association protestan encarecudamente contra la prohibiciones o limitaciones que plantean que hay un uso “excesivo” de los plaguicidas.

En resumen, se pondra en juego el poder de la agro-industria EE.UU. ya conocido y la conocida capacidad de los grupos de presión y los lobbies. Sabemos de sobra como maniobran las empresas multinacionales con la complicidad de los servicios de estado americanos. Sabemos las tácticas que utilizan empresas como Monsanto para subjugar y pervertir sus mercados, por no hablar de la propaganda de los medios de comunicación cuya filosofía, en su gran mayoría, es difundir las ideas de sus propietarios, banqueros, comerciantes concretos o mercantes de armas. Mientras tanto, nuestros gobiernos han aceptado el principio de las negociaciones sobre estos asuntos, a pesar de las nefastas expectativas que suponen para los consumidores europeos en términos de salud, calidad de vida, la protección del medio ambiente y puestos de trabajo.

Presentar la diversidad cultural a la lógica del mercado

Cuando uno lee el mandato otorgado a la Comisión Europea por 27 gobiernos y escucha las palabras del Presidente de la Comisión Europea Barroso, uno se pregunta ¿como sera posible tanta hipocresía por parte de aquellos que deciden sobre nuestro destino? 

En octubre de 2005, 129 Estados han firmado la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. La Unión Europea, incluso se ha incorporado en diciembre de 2006. Y ahora todos los líderes europeos están dispuestos a presentar esta diversidad a los caprichos de la lógica del mercado y la primacía de la competencia! 

Finales de 2012, Francia firmó el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, que entró en vigor en mayo de este año. Y ahora es signatario de un pacto que deliberadamente toma la decisión de violar los principios firmados! 

No vamos a recordar aquí la importancia de la diversidad en todas sus formas y expresiones de lo que podríamos llamar la cultura. Pero si cabe recordar que, para los EE.UU., no importa que se pueda quitar de la negociación del mercado transatlántico sectores estratégicos para ellos como el sector bancario en particular y en cambio no hacer ninguna concesión a los países europeos. 

La Comisión Europea, que considera que la defensa de la diversidad cultural es un enfoque de “reaccionarios”, regresó más tarde en el Consejo de Ministros con la decisión de excluir los servicios audiovisuales (probablemente para cuando la atención sobre este tema sea menos intensa). 

En este ámbito, como en todos los demás incluidos en el mandato, sólo podemos compartir el análisis realizado Mélenchon: En contra de la Comisión Europea y los liberales y los socialdemócratas en loros del parlamento, Estados Unidos y Europa no tienen “normas de rigor similar en el empleo y la protección del medio ambiente.” En realidad los Estados Unidos están ahora fuera del marco principal del derecho internacional en términos ecológicos, sociales y culturales. Ellos no suscriben varios convenios importantes de la OIT sobre derechos laborales. No se aplican el Protocolo de Kioto contra el calentamiento global. Rechazan el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Y también las convenciones sobre la Diversidad Cultural. Muchos compromisos son realizados por los países europeos. Las normas reguladoras estadounidenses Unidas son en la mayoría de los casos menos restrictivos que los de Europa.

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NEOLIBERALISMO: 1%. SOMOS EL 99%: REVOLUCION SOCIAL DEMOCRÁTICA O MISERIA


El nuevo tratado de Libre comercio trasatlántico 

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Raoul Marc Jennar
Sociología crítica
2013/06/28 

Más allá del contenido del mandato otorgado a la Comisión Europea por los 27 gobiernos de la UE – incluyendo el gobierno francés PS-EELV – para negociar el nuevo Tratado Transatlántico de Libre Comercio entre la EU y los EEUU, es importante que tomemos conciencia del peligro que conlleva la apertura de negociaciones sobre los términos de este mandato. El que habla de la asociación transatlántica, de “negociaciones comerciales” engaña al público. Porque, al contrario de lo que nos venden los promotores de este tratado, desde todas las canchas políticas, tiene muy poco que ver directamente con el comercio. En cambio, tiene mucho que ver con las decisiones de la sociedad, nuestro estilo de vida, las preferencias colectivas resultantes de las luchas políticas, sociales, sobre la salud y ambientales, acometidos en Europa durante los últimos dos siglos. Si las negociaciones tienen éxito en varios aspectos de su rubrica, lo que ahora pueden considerarse como los principales riesgos de la negociación llegaran a ser una realidad. Aquí examinaremos algunas de las claves de esta negociación. A muchos de nosotros, no nos cabe la menor duda de que si los objetivos del mandato se incluyen en el acuerdo final, van a provocar “un terremoto económico social, ambiental y político en Europa sin precedentes.” Este tratado representa una gran amenaza que no hay que menosvalorar. 

Eliminar los aranceles en la agricultura y la metalurgia

El deseo de hacer una “eliminación sustancial de los aranceles” tendrá un impacto importante sobre todo en el sector agrícola, ya que las tarifas son más altas en Europa que en los EE.UU., en muchas zonas donde la producción es muy exceso de frecuencia (queso, chocolate, cereales, café, té, especias, grasas, aceites, frutas y verduras preparadas, molienda de harina, azúcar, carne). Los agricultores europeos serán los perdedores de la eliminación de los aranceles. Un acuerdo en el sector agrícola “acelerara el proceso de concentración de las explotaciones agrícolas para mantenerse competitivos lo cual reducirá drásticamente el número de activos agrícolas y aumentara considerablemente el desempleo, el nivel de desertificación en el campo y conducirá a una profundización aun mayor en la degradación del medio ambiente y de la biodiversidad que acabara con el objetivo de crear un circuitos cortos entre los productores y los consumidores y hacer revivir la economía local y unas cadenas alimentarias sanas. Además, la eliminación de los aranceles conducirá a la importación masiva de productos agrícolas estadounidenses. Los efectos acumulativos de la eliminación de los aranceles y los efectos de la política del euro fuerte impuestas por el Banco Central Europeo hará que los productos de los Estados Unidos tendrán mejor precio. Esto tendrá un impacto catastrófico sobre las exportaciones agrícolas desde Europa que son dos veces más importante para la UE que para los países fuera de la UE.

Del mismo modo, la eliminación de los aranceles sobre los equipos de transporte, en particular en el sector de la automoción ya dolorosamente afectados por la crisis serán gravemente penalizados y producirá una caída significativa en la actividad en la metalurgia europea. Incluso la Comisión Europea reconoce que esto se traducirá en una “disminución significativa” en la actividad y el empleo en la industria metalúrgica.

 Liberalizar las actividades de servicios 

La disposición es muy clara: supone elevar el nivel de liberalización en todos los sectores y en todos los modos de suministro de servicios. Serán liberalizados no sólo los medios para competir y casi mecánicamente, privatizar a más o menos largo plazo. La competencia siempre sera justificada por el interés del consumidor. Esta liada oculta una realidad de que todos hemos podido ser testigo, que cuando la competencia en la distribución de agua, gas, y electricidad, se transfiere al sector privado, las facturas más suben (no hace falta mirar mas lejos que las electricas en Espzana, que se pagan un 20% mas caras que la media europea). En todas partes, cuando se privatizan esos servicios, no sólo aumentan de precios, pero la calidad del servicio disminuye y la inversión para el mantenimiento disminuye. Esta tendencia se pone de manifiesto sobre todo en el sector del agua. La experiencia en Inglaterra demuestra que la liberalización del ferrocarril lleva a monopolios privados que cobran precios más altos que el servicio público y que este servicio es muchas veces penoso y hasta peligroso (por el numero de accidentes serios de trenes). En cuanto al argumento de que la liberalización no significa automáticamente la privatización, los ejemplos abundan de acaparamientos cada vez mas importantes de capital privado, una vez liberalizado el sector; de todos los servicios, hasta los servicios sociales (cárceles, etc.).

Este tratado corresponde a una aceleración y una extensión de la aplicación del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) que promete el mandato. Con los objetivos que ya conocemos, a pesar de la resistencia de algunos gobiernos europeos sobre los servicios de salud y educación, sabemos que en los EE.UU., son actividades con ánimo de lucro, donde el sector privado es muy potente. ATTAC plantea con razón la pregunta: “¿podemos lograr la justicia social si los servicios esenciales se proporcionan las empresas privadas que están sujetos únicamente a la ley del menor costo? “

Por lo tanto, la desaparición de los servicios públicos deseada por nuestros gobiernos acelerará, y los Derechos Fundamentales, proclamados en 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículos 22 a 27, confirmado por los artículos 11 a 15 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 se convierten en letra muerta. Se trata de un gran descenso en los ideales de igualdad y justicia que apuntalaban las políticas de la posguerra. 

Proteger a los inversores

Proteger a los inversores, que les da la garantía de que disposición constitucional, legal o reglamentaria podrían impedir su afán de lucro o afectar a la competencia entre ellos. 

Por ejemplo, disposiciones para proteger los territorios, que permite la expropiación por causa de utilidad pública, que favorece a las empresas locales, que requiere reinvertir una parte de los ingresos netos anuales del país (“el libre transferencia de fondos de capital “impone el mandato), que imponen normas de salario, horas de las condiciones de trabajo, protección ambiental, garantía de los derechos sindicales, para proteger a los consumidores podrían considerarse contrarias a los derechos de los inversores e impedir las inversiones directas extranjeras. El Estado puede ser demandado por cualquier empresa privada que se considerase perjudicado por estas disposiciones. Unas circunstancias de controversia permanente se crearan a tal efecto, al tiempo que permitiria la plena libertad de los inversores a utilizar otros medios para atacar al gobierno (véase más adelante). 

El mandato para la negociación de la TTIP va mucho más allá que el Acuerdo Multilateral sobre las Inversiones (AMI), cuyo potencial aterrador justifico la retirada de Francia de la negociaciones en 1998, tras una intensa movilización ciudadana. Incluye los flujos financieros y de los derechos de propiedad intelectual. En casi todos los capítulos, se necesitará protección para los inversores, no sólo a los Estados sino a nivel subsidiario, para las autoridades en general, es decir, las comunidades locales. 

La Comisión Europea dice que su objetivo es defender las normas sociales y medioambientales en Europa y los gobiernos subscriben esta afirmación para justificar su apoyo al mandato. Pero qué crédito se debe dar a estas supuestas “condiciones” de Europa? ¿Qué confianza se puede dar a la Comisión y a los gobiernos que lo apoyan? Sobre todo cuando sabemos que los gobiernos se han comprometido con la Comisión Europea para que la UE se una a los EE.UU. para atacar ante el tribunal la OMC una ley de la provincia de Ontario (Canadá) que subvenciona cuotas preferenciales a los productores que promuevan contenidos locales en la construcción de turbinas de viento y paneles solares?. 

Las “condiciones” que limiten los poderes de los inversores sólo son una pantalla de humo para confundir a los ciudadanos. La regla que se aplicara en la realidad es que ninguna norma creará ningún tipo de discriminación. “Discriminación”, es la palabra clave aquí. La palabra que mas se emplea en jerga legal para justificar comportamientos de toda índole. 

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MARIANO RAJOY, POR MEDIO HOMBRE MAL AVERIGUADO, SIFÍLICO MENTAL, LADRÓN A LO PLASTILINO, COBERTOR DE BÁRCENAS, MELÓN Y SIMPLÓN: ¡ DIMISIÓN ! (QUE LA MONARQUÍA NO HAY QUE TOCARLA, QUE POR SU BRAGUETA CAERÁ

Crónicas congresuales

Pensiones y pensionistas 

(¡Perdón, perdón que mi`quivucao! Que´mesaiu el dedo de señalar a otra tecla: el Príncipe Felipe 0 haciendo las prácticas de Rey con su amiga, una respetabilísima madre de sus hijos y esposa-amante, en un acto público haciendo boca, a lo Corinna-intimidad, punto)

Sabino Cuadra Lasarte
Rebelió
29.06.2.013

La Troika marca el paso de nuevo. Tras la reforma laboral, la financiera y los mil y un recortes sociales, le toca de nuevo el turno a las pensiones. Los hachazos de 2011 no son suficientes. Dicen que el sistema no es sostenible. La misma cantinela de siempre. Lo que no dicen es que la mayor parte del dinero que rascan de lo público es para pagar intereses a banqueros y especuladores y tapar los estropicios dejados por la Banca cementera.

El debate está mal planteado. No hay que hablar de pensiones, sino de pensionistas. Las pensiones se expresan con números, estadísticas, proyecciones. Los pensionistas con nombres y apellidos. Por encima de todo son personas. Personas con derechos, con dignidad, con familias. Más que de la sostenibilidad de las pensiones hay que hablar de la sostenibilidad de los y las pensionistas y esto exige plantear un punto previo de debate. ¿Cuál es el importe de una pensión para garantizar un nivel de vida digno y suficiente? 

Hice esta pregunta en una sesión de trabajo de la Comisión del Pacto de Toledo del Congreso a varios de los “expertos” de la Comisión nombrada por el Gobierno del PP para elaborar una propuesta sobre el “factor de sostenibilidad” de las pensiones y nadie la contestó. Pregunté también que opinión tendrían si fueran ellos los que se jubilaran con una pensión de 700, 800 o 900 euros al mes y de nuevo dieron la callada por respuesta. Siguieron hablando de sus gráficos, sus previsiones demográficas, sus modelos “alemán”, “sueco”,... 

Se definían a sí mismos como “técnicos” e “independientes” pero lo cierto es que era clara y notoria –nunca lo desmintieron- su vinculación con la patronal de seguros, la banca y los distintos chiringuitos montados por éstos para crear opinión y extender alarmas sobre la “inviabilidad del régimen de pensiones”. El fraude era evidente. Las cartas estaban marcadas, los dados plomados y las normas de juego habían sido fijadas unilateralmente por la dirección del Casino, es decir, el gobierno del PP. ¿Qué podía salir de ahí? 

No, no son las pensiones las que están en peligro, sino los pensionistas. El gasto total destinado a aquellas en el Estado español, inferior al 11%, está tres/cuatro puntos por debajo de Francia, Alemania, Italia, Grecia y Portugal y es dos puntos menor que el promedio de la UE-27. A diciembre de 2012, la pensión media en el Estado español era de 955 euros/mes y 6,6 millones de pensionistas cobraban menos de 1.000 euros. Gran parte de ellos malviven con pensiones de 400, 500, 600 euros. En el caso de las mujeres, los promedios bajan un 40% y la pobreza es norma general en sus pensiones de viudedad. 

Por si esto fuera poco, las distintas reformas realizadas en los dos últimos años, desde la de 2011 suscrita por CCOO, UGT, CEOE, CEPYME y el Gobierno del PSOE, hasta las últimas del PP, pasando por las diferentes congelaciones y recortes habidos, han reducido un 20-25% el volumen global de las pensiones. A ello quieren sumar los expertos casi otro tanto más en las próximas décadas. Pensiones indignas por mucho que traten de confundirnos con sus cifras.

Junto a ello, hace tan solo unos días, la operadora bursátil Bolsas y Mercados Españoles (BME) ha señalado que en los últimos cinco años de crisis los beneficios de las empresas cotizadas en Bolsa han sido superiores a los obtenidos en el quinquenio anterior a la misma. La rentabilidad por dividendo obtenida en el Estado español está por encima de la obtenida en los mercados alemán, francés o estadounidense. Es decir, se están forrando.

Según el Instituto Nacional de Estadística, en las últimas décadas -también durante la crisis- el reparto del Producto Interior Bruto ha sido cada vez más favorable a las rentas del capital y más desfavorable para las del trabajo. La patronal ha pillado un pedazo del pastel cada vez más grande. Por su parte, según la consultora Capgemini, las fortunas millonarias en el Estado español han crecido durante 2012 un 5,4%. O sea, lo de siempre, la insultante riqueza de unos pocos se alimenta de la escandalosa pobreza de unos muchos. 

Pregunté también al secretario general de la CEOE, Sr. Lacasa Aso, por su opinión en relación al hecho de que cuando la sostenibilidad de la Banca esté en cuestión se acuda a rescatarla públicamente con cientos de miles de millones de euros y, sin embargo, cuando es el sistema de pensiones el que tiene problemas, se meta mano en los bolsillos de nueve millones de pensionistas. Tampoco hubo respuesta. Me entraron ganas de decir que en vez de rescatar bancos y atracar pensionistas habría que hacer lo contrario, rescatar pensionistas y atracar bancos, pero me callé. Atracar bancos es delito. Vender preferentes, no. 

Nuestras soluciones caminan en dirección contraria a las suyas: hay que vaciar sus bolsillos para garantizar la sostenibilidad de los pensionistas. Con cargo a todo lo que se han apropiado impunemente en las últimas décadas, hay que elevar los salarios y las cotizaciones empresariales y dedicar el dinero dilapidado en rescatar bancos especuladores (pelotazo urbanístico) y fraudulentos (preferentes) a impulsar políticas activas de fomento del empleo. Tan solo con esto, es decir, aumentando salarios y cotizaciones y reduciendo fuertemente el paro (se obtendrían así más ingresos en la Seguridad Social y menos gasto en prestaciones por desempleo), las cuentas de la seguridad social no solo serían saneadas, sino que habría dinero suficiente para mejorar substancialmente el importe y la calidad de las pensiones. Porque el objetivo no debiera ser “¡virgencita, virgencita, que me dejen como estoy!”, sino dar un auténtico revolcón progresista al régimen actualmente vigente. 

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jueves, 27 de junio de 2013

¿ DEBE EL 15 - M FORMAR UN PARTIDO POLÍTICO ?


Una contribución al debate. El frente ciudadano

 José López 
Rebelión 
02.06.2.013 

Dos años después de aquel mayo histórico del año 2011 el movimiento de indignación sigue vivo pero no crece la participación ciudadana en sus convocatorias, a pesar de que cada vez tenemos más razones objetivas para la indignación. La iniciativa surgida a raíz del 25-S logró poner en la agenda de los indignados de este país llamado España la cuestión del proceso constituyente. Ahora sí parece que el movimiento 15-M tiene claro el gran objetivo político a corto/medio plazo: un cambio de régimen. Se asienta la idea de que no es posible parar al neoliberalismo sin transformar profundamente el actual sistema. No sólo hay que luchar contra los desahucios, contra el progresivo empobrecimiento de la mayoría, contra el desmantelamiento del Estado del bienestar, contra el escandaloso desempleo que crece y crece sin parar,…, además, hay que luchar por un cambio político general de gran envergadura, sin el cual será muy difícil ganar aquellas luchas parciales.

El reciente fracaso del 25-A demostró que hay que reivindicar siempre el pacifismo, que hay que usar un lenguaje inclusivo, que no sea agresivo. Debemos ser moderados en las formas pero radicales en el fondo. Si reivindicamos la democracia real, un cambio de sistema, pero siempre mediante métodos pacíficos, somos radicales en los objetivos pero no en las formas. Esta lección no debemos olvidarla. La revolución no será posible si no participan activamente en ella muchos más ciudadanos. Una cosa está más clara que el agua cristalina de los ríos (necesitamos aglutinar a la mayoría de la población alrededor de la causa democrática. Es imperativo que las distintas mareas converjan en un único y coordinado tsunami. Poco a poco vamos avanzando hacia la imprescindible unidad de las clases populares. Pero la revolución tampoco será posible si no llegan con suficiente fuerza a las instituciones políticas partidos que aboguen por cambios sistémicos. Hay que alcanzar el poder político. El cambio debe hacerse desde dentro y desde fuera del sistema. Los distintos frentes de lucha deben complementarse, realimentarse mutuamente.

Así pues, resurge con fuerza el “viejo” debate que ya surgió en su día en las plazas donde se produjeron aquellas históricas acampadas del año 2011; ¿debe el 15-M presentarse a las elecciones o no, formar un partido político o no?

Lo primero que hay que tener claro, en mi modesta opinión, es que es imprescindible que las movilizaciones en las calles, además de crecer sustancialmente, tengan su traducción política en las instituciones. Como hemos comprobado en la práctica, de poco sirven las manifestaciones, las acampadas, las huelgas generales, si los principales partidos del actual régimen siguen recibiendo el apoyo de la mayoría de la gente en las urnas. Muchos indignados ya no participan en las movilizaciones callejeras pues piensan que no sirven de nada. Muchos ciudadanos todavía siguen apáticos. Es evidente que hay partidos políticos del actual régimen que apoyan más al 15-M que otros. También es obvio que algunos de ellos juegan al oportunismo, dicen unas cosas cuando están en la oposición y hacen otras cuando gobiernan. Debemos recordar siempre que hablan más los hechos que las palabras. Lo que está claro, en cualquier caso, es que debe haber en los parlamentos algún partido o coalición de partidos que contribuya a transformar el sistema desde dentro. La cuestión a dilucidar es cuál o cuáles. A mi modo de ver, ahora mismo (a nivel estatal) sólo hay una formación política capaz de encauzar las ansias transformadoras de los indignados, a pesar de sus errores, carencias y contradicciones (los cuales deberían ser corregidos cuanto antes): Izquierda Unida (IU). 

Sin embargo, como muchos miembros de dicha coalición reconocen, si bien, probablemente, IU subirá bastante en votos recibidos, no alcanzará los suficientes como para gobernar, para liderar el histórico reto al que se enfrenta nuestro país: la transición hacia un nuevo régimen. Desgraciadamente, por ahora, muchos ciudadanos siguen presos de prejuicios, siguen pensando que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, siguen dominados por el pensamiento único capitalista incrustado en sus mentes diariamente por la abrumadora mayoría de medios de “comunicación”. No podemos despreciar el hecho de que muchos trabajadores, muchos pensionistas, votan a los grandes partidos, a sus verdugos. Debemos contribuir todo lo posible a que esto deje de ocurrir y, por desgracia, muchos ciudadanos siguen viendo a IU, a la izquierda del PSOE en general, como algo radical y trasnochado. Están equivocados, el mayor error es seguir apoyando en las urnas a quienes nos han llevado a la actual situación. Es un profundo error no dar una oportunidad a otras organizaciones. A todo esto sumemos los errores cometidos por la izquierda transformadora.

Por otro lado, existe, entre otros, el serio riesgo de que si el movimiento 15-M se presenta a las elecciones, no obtenga los resultados necesarios para convertirse en una fuerza suficiente como para cambiar el sistema desde dentro. Esto nadie puede saberlo con certeza, pero esa posibilidad existe. No puede despreciarse el hecho de que en el actual sistema no todas las agrupaciones políticas acuden a las elecciones en igualdad de condiciones, de que a unas se les da mucha más voz que a otras. Es obvio que los grandes medios de comunicación harán propaganda a favor de unas y en contra de otras (como siempre han hecho), harían todo lo posible por desprestigiar a ese hipotético partido del 15-M, lo presentarían ante la opinión pública, como, en el mejor de los casos, un grupo de personas bienintencionadas pero incapaces de gobernar y sacar al país de la profunda crisis que vive. Tampoco puede obviarse la actual ley electoral que beneficia a los grandes partidos en detrimento de los más pequeños o los nuevos. Existe, además, el riesgo de dividir el voto entre IU y el 15-M, en caso de que se presentaran por separado, dando así más fuerza a los partidos tradicionales pro-sistema. Es decir, existe la posibilidad de que si el 15-M se presenta bajo las siglas de la izquierda, muchos ciudadanos presos de prejuicios no le apoyen (a pesar de interesarles hacerlo objetivamente), pero también de que si el 15-M se presenta como tal, independientemente de la izquierda, muchos votos de la izquierda no fueran a parar a él. En el primer caso, se espantaría a muchos votantes de la derecha, en el segundo de la izquierda. ¿Cómo resolver este entuerto? ¿Cómo aglutinar a la mayoría social alrededor de una fuerza política en el parlamento? ¿Cómo superar los prejuicios, la falsa conciencia, de gran parte de nuestros conciudadanos? Éstas son las preguntas a las que debemos intentar responder para dar con la estrategia política adecuada. 

Imaginemos que el 15-M convoca a la ciudadanía en general, incluidos partidos políticos de toda índole, incluidos sindicatos, incluidas organizaciones sociales, a un gran pacto para regenerar la democracia. Que se prescinde, por ahora, de los conceptos de izquierda y derecha, que, “simplemente” se fija como objetivo básico desarrollar la democracia política. ¿Por qué debe hacerlo esto el 15-M? Porque según las encuestas (si bien hay que tomarlas siempre con mucha prudencia), la mayor parte de la gente simpatiza con él, tanto la gente de derechas como de izquierdas, aunque no en la misma proporción. En la actualidad, no parece haber nadie capaz de aglutinar a la inmensa mayoría social, salvo el movimiento 15-M. Existen diversas iniciativas encaminadas a formar un amplio frente político pero tienen el “lastre” ideológico, giran en torno a formaciones de izquierda, o personajes de prestigio, vinculados a determinados partidos políticos, por lo que muchos votantes de la derecha, probablemente, no votarían a dicho frente, o tendrían muchas reticencias para hacerlo, por lo menos mientras sigan presos de prejuicios, de la falsa conciencia. Sin embargo, el 15-M no tiene tanto lastre ideológico, es el único movimiento popular donde muchos votantes de la izquierda y la derecha convergen. Es alrededor del 15-M donde es posible aglutinar a más ciudadanos, dicho movimiento debe ser el epicentro del frente político ciudadano. Defendiendo las ideas “desnudas”, prescindiendo de etiquetas ideológicas, llegaremos a más gente. Lo importante son las ideas. El 15-M traspasó fronteras ideológicas, superó sectarismos y dogmatismos, precisamente, por esto mismo, por centrarse en las ideas. El 15-M ha ayudado a muchos ciudadanos a liberarse de prejuicios, a redescubrir que en verdad son de izquierdas. Debe seguir haciéndolo mucho más. Por lo menos, poniendo en evidencia a los partidos actuales para que tengan que mojarse ante las ideas propuestas.

Imaginemos que para dicho “pacto” se establece un programa básico de reformas políticas en el que se incluyera, como mínimo: una ley electoral justa (“una persona, un voto”), referendos más frecuentes y siempre vinculantes, una profunda y verdadera separación de todos los poderes, revocabilidad (que el pueblo pueda expulsar del poder a cualquier cargo público electo mediante referéndum sin esperar a las siguientes elecciones), mandato imperativo (que los programas electorales sean de obligado cumplimiento). Tal vez, también podría incluirse en dicho programa que el pueblo pueda decidir mediante referéndum, precedido de un amplio debate donde todas las opciones puedan ser conocidas en igualdad de condiciones, la cuestión República vs. Monarquía. En cualquier caso, habría que buscar un programa mínimo que pudiera ser apoyado por la gran mayoría de nuestros conciudadanos. Esto puede implicar, por ahora, renunciar a ciertas cosas, las cuales sí serán asumibles por el conjunto de la ciudadanía en cuanto se desbloquee la actual situación, en cuanto el debate se generalice y profundice. 

De lo que se trata, por ahora, insisto, es de lograr el apoyo ciudadano suficiente para ayudar a provocar cambios sistémicos desde el propio sistema, para lograr un gran vuelco electoral. Dicho programa básico podría girar en torno a la siguiente idea central: la democracia dista mucho de ser perfecta y puede ser mejorada notablemente de manera continua, empezando (pero no terminando) con ciertas medidas concretas, como las mencionadas. ¿Cuántos ciudadanos no estarían de acuerdo con este programa mínimo de regeneración democrática? ¿Cuántos partidos políticos podrían permitirse el lujo de rechazarlo ante la opinión pública? Nosotros, desde la izquierda, sabemos perfectamente quiénes están a favor y en contra de la verdadera democracia, pero muchos de nuestros conciudadanos no. Nuestro objetivo fundamental inmediato es superar prejuicios, unir a la ciudadanía alrededor de una idea central, la cual debe ser defendida de manera concreta por cierto frente político. Un frente amplio en el que puedan participar todos los ciudadanos, incluso todos los partidos, al menos potencialmente. Aún queda cierto tiempo para las siguientes elecciones (no es previsible que el actual gobierno las adelante) y el posicionamiento de los diferentes partidos políticos respecto de dicho programa básico del 15-M podría ayudar a muchos ciudadanos a abrir los ojos, a darse cuenta de quiénes están de su lado y quiénes no, a romper las ataduras mentales con el pasado, a superar esos prejuicios de los que hablábamos. Indudablemente, como mínimo, se generaría un debate, mejor dicho, el debate se generalizaría.

El 15-M necesita, además de seguir vivo en las calles, además de seguir en la lucha del día a día, alguna acción política global que le sirva de revulsivo, que suponga una salida a la actual situación de estancamiento mental en la que se encuentran muchos ciudadanos desencantados con los grandes partidos pero que no saben aún a quién votar en las próximas elecciones, o que aún piensan en votar a los de siempre porque no ven alternativas, o que no participan en las convocatorias públicas del 15-M a pesar de simpatizar con ellas. Y esa acción podría ser la que acabo de mencionar: un pacto propuesto al conjunto de la ciudadanía. Frente al pacto de Estado que intentan montar los partidos del régimen para salvarlo, nosotros debemos reivindicar un gran pacto social abierto a todo el mundo, a los ciudadanos en primer lugar, pero también a todos los partidos políticos, para superar el actual régimen decadente. Dicho pacto debe ser llevado a cabo por un frente político que aglutine a los ciudadanos y a todo tipo de organizaciones que estén de acuerdo con sus objetivos básicos (más y mejor democracia) y estrategias (el pacifismo y la propia metodología democrática). 

Pero para ello, cuanto antes, el 15-M debería tener una red de portavoces coordinada a nivel estatal, elegida en las asambleas y controlada por ellas en todo momento. Ésta es una de las grandes lacras que arrastra, a nivel organizativo, el movimiento 15-M. En caso de decidir, en determinado momento, presentarse a las elecciones, dicha organización básica podría ser el germen del partido del 15-M. Para ello, por el momento, el movimiento ciudadano debe irse preparando, dando un gran salto organizativo, pero diferenciándose radicalmente del resto de partidos políticos. Si alguna vez el 15-M aspira a recibir en las urnas el apoyo de la mayoría de la ciudadanía que simpatiza con él, primero debe demostrar que es capaz de organizarse mejor, pero que también lo hace de manera radicalmente distinta: dando el máximo protagonismo posible a las bases, a los ciudadanos. Si la gente ve a un nuevo partido organizado a la vieja usanza (es decir, de arriba abajo, en vez de al revés) entonces no confiará en él, o, lo que es peor, dicho partido se traicionará a sí mismo. No es lo mismo simpatizar con cierto movimiento que apoyarlo en las urnas para que nos gobierne. Que el 15-M tenga la simpatía de la mayoría no le garantiza el voto de la mayoría. Las mejores encuestas son siempre las votaciones. Para que la mayoría decida apoyarlo en las urnas, el 15-M deberá demostrar que tiene un programa claro para la transición a la democracia real, deberá aspirar a la responsabilidad de gobernar o ayudar a gobernar el país, sin complejos. El ciudadano corriente debe percibir que dicho movimiento puede gobernar, construir, además de protestar. Hay que hacer una intensa labor de propaganda para, no sólo denunciar la falsa democracia actual, las políticas antipopulares ejercidas por gobiernos elegidos popularmente (ésta es la gran contradicción de la actual “democracia” que hay que superar), sino que también para explicar que hay alternativas concretas y factibles para salir de la crisis con más dignidad, que otro sistema es posible, además de necesario. El ciudadano de la calle debe tener claro que es imprescindible desarrollar la democracia para lograr gobiernos que gobiernen para el pueblo, y no para ciertas minorías, que de poco sirve elegir a los gobiernos si luego éstos no responden ante el pueblo. La solución es la democracia real.

A modo de conclusión, en mi humilde opinión, todavía no es el momento de constituir un partido político del 15-M, pero el movimiento popular sí puede y debe irse organizando más y mejor para, dado el caso, dar ese salto. Cuando se dé (en caso de que se decida dar), habrá que ver si convendrá coaligarse con ciertas formaciones políticas ya existentes (en particular de la izquierda) o no. Pero mientras, ese frente ciudadano que podría constituirse a corto plazo, así como un importante salto cualitativo en la organización interna del 15-M (la formación de una red de portavoces coordinada a nivel estatal, una coordinadora 15-M), sembraría el terreno para que la indignación ciudadana alcanzase alguna vez con fuerza las instituciones políticas. También cabe la posibilidad de que IU (la cual debe, en paralelo, hacer un gran esfuerzo para formar un amplio frente de izquierdas, aglutinando a toda la izquierda anticapitalista) suba lo suficientemente en votos como para poder gobernar (esto sería lo ideal pues el 15-M mantendría su apartidismo), si sabe abanderar acertadamente la causa democrática, si consigue vencer los prejuicios de muchos ciudadanos que, por ahora, ni se plantean votar a dicha coalición. Y, en esto, el 15-M, de manera indirecta, y manteniendo siempre, al menos por el momento, su independencia respecto de los partidos políticos, puede ayudarla mucho con el pacto ciudadano mencionado en este artículo. Si alguien tiene alguna idea mejor, bienvenida será. Si alguien cree que lo planteado en este artículo no es factible, que explique por qué, que dé alguna alternativa. El debate está abierto. 

Lo que ocurra en los próximos meses o años en nuestro país dependerá de quién lleve la iniciativa: la ciudadanía o las élites actuales. La revolución no es posible sin una estrategia adecuada. Frente al pacto de Estado, pacto social. El frente ciudadano (o como se quiera denominar) podría contribuir mucho a pasar de la indignación a la revolución. En la unión está nuestra fuerza. Debemos dar prioridad a lo que nos une frente a lo que nos separa. La democracia real interesa a la inmensa mayoría. Unámonos en torno a la lucha por ella.

 Blog del autor: http://joselopezsanchez.wordpress.com 

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lunes, 24 de junio de 2013

MARIANO RAJOY, POR CÍNICO, EMBUSTERO, BABOSÍN Y LADRÓN, DIMISIÓN


La estafa de la deuda pública 
Viçen Navarro
EL PLURAL.COM
28/10/2012

La gran estafa

El crecimiento de la deuda pública, sin embargo, tiene muy poco que ver con la supuesta exuberancia del gasto público. En realidad, el gasto y empleo público español, incluyendo el catalán, son los más bajos de la UE-15. Sólo un adulto de cada diez trabaja en el sector público en España (en Catalunya no se llega ni a este ratio). En Suecia, es uno de cada cuatro. La hipertrofia del sector público, que según el dogma neoliberal dominante está ahogando la economía española, es una de las falsedades más notorias que se transmite con mayor frecuencia en los mayores medios de información. Los datos, fácilmente accesibles, muestran precisamente lo contrario. El Estado en España (y en Catalunya) es uno de los más pobres de la Unión Europea de los Quince, UE-15. Ahora bien, los economistas de FEDEA, los gurús mediáticos –como Xavier Sala i Martín y otros- continuarán, contra toda la evidencia existente, subrayando que la raíz del problema que tiene España, incluyendo Catalunya, es su excesivo gasto público, que –según ellos- ha generado el gran crecimiento de su deuda pública.

La causa real del crecimiento de la deuda

La causa más importante (y más silenciada por los medios) de la elevada deuda pública en España ha sido el dominio de la banca –y muy en especial de la banca alemana- y de las fuerzas neoliberales que ésta promueve en el diseño del euro y su sistema de gobierno. Veamos los datos. Tales fuerzas establecieron un Banco Central que no era un Banco Central, sino que era un enorme lobby de la banca. Lo que hace un Banco Central en un país es imprimir dinero y con este dinero compra deuda pública a su Estado, de manera que si los intereses de sus bonos se disparan porque el Estado tiene dificultad para venderlos, el Banco Central entra y compra muchos bonos, con lo cual los intereses bajan. El Banco Central está ahí para defender a su Estado frente a la especulación de los mercados financieros. En contra de lo que se dice y de lo que se escribe, los intereses de la deuda los decide un Banco Central, no los mercados financieros.

Ahora bien, cuando se estableció el euro, el Estado español perdió tal capacidad de imprimir dinero y comprar deuda pública. Se delegó tal autoridad al Banco Central Europeo, que sigue imprimiendo dinero pero no para prestarlo al Estado español (la compra de deuda pública, en la práctica, es un préstamo al Estado), sino para prestarlo a la banca privada a unos intereses bajísimos (menos de un 1%). Y es esta banca privada la que compra deuda pública a unos intereses elevadísimos (un 6% o un 7% en el caso español o italiano). Es un negocio redondo para la banca. El chanchullo del año. La banca, incluyendo la banca alemana, se ha forrado de dinero durante todos estos años. Nunca les había ido tan bien. Chupaban la sangre (los altos intereses de la deuda pública) al Estado, y cuando éste parecía que iba a desmayarse o morir, entonces (y sólo entonces), el Banco Central Europeo le prestaba dinero al Estado, es decir, le compraba deuda pública para que continuara viviendo, a fin de que la banca privada, como sanguijuela, pudiera continuar chupándole la sangre (es decir, su dinero).

Este entramado, en el que el BCE da dinero a la banca privada a unos intereses bajísimos, se justifica con el argumento de que así se garantiza el crédito necesario para las familias y para las empresas medianas y pequeñas (que crean la mayoría de puestos de trabajo). Pero el crédito ni está ni se le espera. En realidad, a pesar de que el BCE ha dado desde diciembre de 2011 más de un billón de euros (sí, un billón de euros) a la banca privada (la mitad de este billón fue a la banca privada española e italiana), el crédito continúa escaso, pues la banca tenía otras inversiones (como comprar deuda pública) mucho más rentables que la de ofrecer crédito.

Cualquier persona normal y corriente se preguntará, ¿por qué el BCE no prestó este dinero a los Estados de la Eurozona en lugar de prestarlo a la banca para poder financiarse sin necesidad de pagar unos intereses tan elevados a la banca privada? Por extraño que parezca, nadie en la estructura de poder que gobierna la Eurozona se planteó, hasta hace muy poco, esta pregunta. Y ello, como resultado de estar imbuidos en el dogma neoliberal, que es la ideología promovida por el capital financiero, es decir, por la banca (además de las compañías de seguro, fondos de alto riesgo y un largo etcétera). 

Si el BCE hubiera prestado el dinero al Estado español, en lugar de éste tener que pedirlo a la banca privada, el Estado hubiera ahorrado muchísimo dinero. El Estado, en lugar de pagar unos intereses al 6%, hubiera pagado al 1% (como pagan los bancos para obtener dinero del BCE), ahorrándose muchísimo, pero muchísimo dinero, sin que hubiera aparecido el problema de la deuda pública, y sin que se hubiera necesitado hacer ningún recorte de gasto público. Hoy, uno de cada cuatro euros que el Estado se gasta va para pagar su deuda pública, predominantemente a los bancos. Si hubiera recibido dinero directamente del BCE no habría habido ninguna necesidad de hacer recortes.

El economista Eduardo Garzón ha calculado (en su artículo “Situación de las arcas públicas si el estado español no pagara intereses de deuda pública”) lo que el Estado español tendría como deuda pública (desde 1989 a 2011) si hubiera tenido un Banco Central que le hubiera prestado dinero al 1% de interés, sin tener que recurrir a la banca privada pagando los elevadísimos intereses que ha pagado. Pues bien, la deuda pública sería hoy un 14% del PIB (sí, ha leído bien, un 14%) en lugar de un 90%. Este es el enorme coste al Estado español de haber tenido el sistema de gobernanza del euro tal como ahora existe, sistema de gobernanza que se diseñó para optimizar los intereses de la banca a costa de los intereses de la población y de su Estado. Hoy España, incluyendo Catalunya, no tendría los problemas que tiene si hubiera tenido un Banco Central propio digno de su nombre, o hubiera tenido un Banco Central Europeo que hubiera sido un Banco Central.

 Las injusticias del sistema actual

El sistema de gobierno del euro es, además de sumamente ineficiente, profundamente injusto, pues está originando un proceso redistributivo enormemente regresivo en el que la gran mayoría de la población está pagando con impuestos el pago de los intereses de la deuda pública del Estado, y con ello está transfiriendo a los súper ricos (que compran los bonos a través de los bancos) dinero para pagarles lo que el Estado les debe al haber comprado deuda pública. Esta transferencia de dinero se realiza también a nivel de la Eurozona, de manera que los países que tienen que pagar intereses de la deuda más altos (los países del Sur) los pagan a los bancos del Norte (que han invertido cantidades muy significativas de su capital en comprar deuda pública de tales países que generan unos intereses exuberantes, alcanzando unos beneficios estratosféricos). Alemania tiene 200.000 millones de euros en tal tipo de inversiones en España. En realidad, los famosos 100.000 millones de euros que la Unión Europea puso al alcance de España para “salvar sus bancos” era, en realidad, dinero (aprobado por el Parlamento Alemán) para salvar a los bancos alemanes (tal como han reconocido varios economistas asesores del gobierno alemán) que estaban con el agua al cuello debido a la deuda pública y privada española, ya que tenían pánico a que no les pudieran pagar. Será el pueblo español el que pagará los 40.000 millones que el Estado ha pedido para pagar tal deuda, situación que es profundamente injusta. Si después de leer este artículo usted, lector, no está indignado, es señal de que, o bien es usted parte del problema o es que no me he explicado bien. En este caso, le aconsejo lea el libro de Juan Torres y yo, Los Amos del Mundo. Las armas del terrorismo financiero donde expandimos lo que brevemente presento en este artículo. Pero créame que hay causas para estar más que indignado. Hoy se está desmantelando el escasamente financiado Estado del bienestar en España, incluyendo en Catalunya, para que los bancos puedan comprar su deuda pública, la cual consiguieron diseñando un sistema en que sus beneficios, que afectan a un sector superminoritario (lo que los indignados estadounidenses Occupy Wall Street movement llaman el 1%) se realice a costa de la miseria de todos los demás. Así de claro. Léase el libro y lo verá.

Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

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miércoles, 19 de junio de 2013

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN


Grecia y los errores del FMI

(y 2) 


El contenido último del Informe del FMI, a pesar de las cifras en que basa su aparente autocrítica, que si las hacen figurar es porque resulta imposible poder ocultar la realidad, lo que en definitiva nos viene a decir es:“perdonad, chicos, nadie es perfecto. El error es humano y como humanos que somos nos hemos equivocado, así que, a perdonar por Dios, que aquí estamos nosotros para seguir haciendo lo mismo, de modo que no os preocupéis, que no os abandonamos a vuestra suerte. Podéis seguir contando con nuestra ayuda y apoyo. 

En los últimos seis años en Grecia y como consecuencia de los denominados ajustes proclamados y aplicados por el gobierno a instancia de la Troika para “salir” de la crisis, se han suicidado más de 2.500 personas, y concretamente, en el primer trimestre de 2013 más de 700 entre jubilados y personas en situación de pobreza extrema con el consiguiente drama personal para sus familiares y amigos. 

En seis años de recesión económica, según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el 25,4% de los griegos están en desempleo y los niveles de pobreza extrema han crecido en un 8,5%. Claro que, por las mismas causas, también se han suicidado personas en Italia, Francia, Portugal, España y USA, por ejemplo. 

Afirma Poul Thomsen en el Informe reiteradamente citado, que  “la recesión en Grecia era inevitable por la situación del país” afirmación que tiene tanta veracidad como la de que a una mano cerrada se le llama puño, pero tan poca utilidad como la que hace el señor Thomsen para explicar la crisis. 

La crisis griega se explica mejor aclarando por qué el gobierno de turno griego se endeuda comprando submarinos que no necesita su ejército en absoluto (que en el colmo del chiste, son submarinos que ni siquiera se sumergen adecuadamente porque se escoran a uno de sus lados), a quién le pide el dinero el gobierno griego para financiar la compra de esos submarinos, y quienes son las empresas proveedoras de esos submarinos, por ejemplo, y tras esta aclaración, si la dieran, seguramente llegaríamos a encontrar a la gran banca que es a donde va a parar todo el dinero que la Troika les está robando y planea seguir robando a los griegos. 

Pero en este tipo de aclaración no entra en su Informe el FMI, ni en el análisis riguroso de sus causas, ni en la valoración personal y material de las consecuencias negativas producidas, que al ser todas ellas contrastables objetivamente, se podría también, objetivamente, aplicárseles las soluciones correspondientes, empezando por la cuantificación material para indemnizar a los familiares de las personas suicidadas; la valoración de todo lo robado directamente a las clases trabajadoras y población en general mediante los recortes y ajustes y el programa para su restitución con los intereses de mora correspondiente; valoración económica del material utilizado por la policía, incluidos sus salarios, para aplicar por la fuerza lo que según el propio FMI ha constituido un error; valoración de las horas de trabajo perdidas por todos los trabajadores de todos los sectores de la economía que se han dedicado a los cientos de huelgas habidas a fin de evitar el error que por la fuerza y la represión injustificada les han impuesto, etc., Y todo ello a fin de poder formalizar mínimamente el proceso judicial que hay que iniciar contra las personas del FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo responsables de los errores cometidos contra el pueblo griego, a fin de determinar las responsabilidades pecuniarias y penales de cada una de ellas. 

Es lógico por otra parte que en el Informe del FMI no se haga alusión a ningún tipo de reparación de los daños causados al pueblo griego, porque su función no es defender los intereses del pueblo griego ni de ningún otro pueblo, sino la de apropiarse de sus recursos, por lo tanto, le corresponde al pueblo griego y a todos los demás pueblos, defender sus intereses al margen y en contra de la Troika, puesto que son sus enemigos declarados. 

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domingo, 16 de junio de 2013

TURQUIA: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?


Los contornos de una nueva República y las huellas del pasado

Cómo entender la Plaza Taksim 

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Kerem Öksem 
Jadaliyya.org
Rebelion
13.06.2013

 Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. 

 Aparición en escena del Partido de la Justicia y el Desarrollo

Fue en el contexto de esas graves perturbaciones en el sistema y la completa pérdida de legitimidad de los partidos políticos establecidos cuando emergió el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) como el mayor partido de las elecciones de 2002. Era una coalición de islamistas reformistas, antiguos políticos de centro-derecha y liberales políticos. Sobre la base de los buenos resultados de las políticas municipales de su predecesor, el Partido Refah Islamista de Necmettin Erbakan, el AKP se embarcó en un ambicioso proyecto por un Estado menos corrupto, menos ideológico y más eficiente y una Turquía más democrática. Una serie de importantes reformas legales allanaron el camino para el inicio de las negociaciones de adhesión con la Unión Europea , un ancla preciosa en aquel momento para los derechos humanos y la democratización. Como la economía empezó a prosperar, una clase industrial de piadosos “calvinistas islámicos”, con conciencia social y globalmente activos, ocupó el centro del escenario como maquinaria de crecimiento económico, contando con la base de un fuerte apoyo político por parte AKP. Por primera vez, una Turquía más próspera y democrática parecía estar al alcance de la mano.

El gobierno del AKP bajo el Primer Ministro Erdogan tuvo que esquivar varios intentos de retomar el poder por parte de los residuos del Estado profundo y de los kemalistas existentes en el aparato del Estado y del ejército. En las tentativas que hizo el ejército para eliminar al gobierno, consiguió alistar a algunos sectores de las clases medias laicas en las llamadas Marchas Republicanas, y a columnistas en la creación de una atmósfera de inminente intervención militar. En 2007, se echó mano del poder judicial para bloquear la elección de Abullah Gül como Presidente. En 2008, el Tribunal Constitucional intentó ilegalizar al AKP gobernante, un paso sin precedentes en un país que tiene un distinguido historial de prohibiciones de partidos políticos a la izquierda y a la derecha del espectro político. Se logró evitar por un margen de sólo un voto.

Aproximadamente al mismo tiempo, una oleada de asesinatos de misioneros y sacerdotes cristianos contribuyó a que aumentara el fervor nacionalista dirigido a socavar las reformas del gobierno y a crear una atmósfera de miedo y terror. Consiguieron el éxito en ambos casos. Ahora sabemos que los autores fueron diversos elementos corruptos dentro de la fuerza policial y del ejército. La persona más icónica entonces, sacrificada por razones de Estado, fue el periodista turco-armenio y activista por los derechos humanos Hrant Dink, que había dedicado su vida a tender puentes sobre el abismo existente entre turcos, kurdos y armenios y a luchar por la promesa de un futuro en el que las heridas del pasado pudieran curarse a través del reconocimiento y la reconciliación. La imagen de su cadáver frente al periódico Agos, a sólo unos cuantos de cientos de metros de la Plaza Taksim, se ha convertido en otro símbolo de la sombría historia política de Turquía, atenuado sólo por el hecho de que 200.000 personas caminaron detrás de su ataúd en el funeral gritando el eslogan “Todos somos armenios”.

Aunque todos estos intentos de manipulación y todas las campañas de violencia no consiguieron finalmente hacer descarrilar el proceso democrático, sí lograron galvanizar al electorado que apoyó aún más al AKP, incrementando la legitimidad interna e internacional del gobierno. Conmocionado, el gobierno impulsó cambios legales para obtener el control de los tribunales e instituciones legislativas independientes, e inició una serie de causas legales contra miembros de las antiguas elites gobernantes, el Estado profundo y especialmente el ejército. Aplaudido por los partidarios del AKP, por muchos liberales y demócratas, y poner al descubierto un número de complots para socavar al gobierno democráticamente elegido, todo esto se transformó pronto sin embargo en juicios masivos, donde no se garantizaba el proceso debido ni tampoco la búsqueda de la verdad parecía ser el principal objetivo.

A pesar de esos desafíos sistémicos, el AKP consiguió equilibrar su versión de un paquete de crecimiento neoliberal con la extensión a segmentos más amplios de la sociedad de unos mejores servicios públicos en sanidad y educación. En un breve período de tiempo, la infraestructura del país, sus ciudades y las zonas rurales experimentaron una modernización impresionante. Que ese modelo de crecimiento fuera desviándose cada vez más hacia un desarrollismo neoliberal que contemplaba el patrimonio urbano y los recursos naturales sólo a través del prisma de la generación de rentas y maximización de beneficios para las compañías con vínculos con el gobierno, fue hasta cierto punto aceptable siempre y cuando pudiera mantenerse la novedad de una política equilibrada.

La política exterior turca, especialmente con el Ministro de Asuntos Exteriores Ahmet Davutoglu, parecía ser visionaria y pragmática al mismo tiempo, mostrando a Turquía como polo de estabilidad y buena vecindad y compromiso con sus vecinos. Que los medios estuvieran sufriendo presiones de censura y que docenas de periodistas acabaran en la cárcel por su trabajo de investigación era un problema, pero eso no era algo inaudito en Turquía y tampoco era algo que la mayoría de la población sintiera directamente. Las elecciones de 2011 dieron una victoria de casi el 50% al AKP, victoria que tuvo mucho que ver con la historia del auge económico de Turquía de esos años en términos macroeconómicos –en la década del gobierno del AKP, el PIB per capita se triplicó, y tanto el desempleo como la pobreza urbana se redujeron de forma importante-.

Las elecciones de 2011 y la hegemonía del AKP

Aunque habían ido lentamente apareciendo determinados indicios de excesos tanto a nivel interno como externo, los políticos realistas y liberales dentro del AKP pudieron ir frenándolos y reinar sobre puntos de vista más radicales sobre la sociedad y la política exterior, lo que no debería resultar demasiado sorprendente en un partido con raíces en el Islam político. Sin embargo, 2011 supuso un doble punto de inflexión: con las revoluciones árabes, la política del gobierno de cambios graduales a través de la cooperación económica sufrió un duro golpe, a la vez que se creaban las bases para restablecer a Erdogan como líder modelo para las incipientes democracias del mundo árabe. Fue en este momento cuando la retórica conservadora del Primer Ministro empezó a salirse de madre y a parecerse cada vez más a un autócrata que daba lecciones a sus interlocutores internos e internacionales acerca del camino a seguir en adelante, recurriendo cada vez más a la retórica y al simbolismo religioso. Un ejemplo revelador de esta mentalidad fue su discurso de febrero de 2011, en el cual pidió a Hosni Mubarak de Egipto que escuchara la voz del pueblo y dimitiera: “Cuando morimos, el imán no va a rezar por el primer ministro o por el presidente, sino que rezará por el ser humano. De Vd. depende merecer buenas oraciones o maldiciones. Debería escuchar las demandas de su pueblo y ser consciente de ese pueblo y de sus justas demandas”. Sin embargo, fue el compromiso de Turquía en Siria el que acabó con cualquier pretensión de “Política de Cero Problemas con los Vecinos” de Davutoglu. No sólo Turquía se convirtió en el intermediario de los combatientes yihadistas, así como de las armas saudíes y qataríes para grupos como Yabhat al-Nusra, sino que su seguridad interna se vio seriamente comprometida, sobre todo en la provincia de Hatay (Antaquia), cuya composición étnico-religiosa es un espejo de la de Siria. Los atentados de Reyhanli, sin resolver hasta la fecha, que mataron al menos a 51 vecinos de la localidad y a algunos refugiados sirios, son un buen ejemplo de ello.

 El segundo punto de inflexión es de naturaleza aún más grave. El Primer Ministro ha malinterpretado el voto del 50% de la nación como un mandato sin límites. No sólo está actuando ahora en gran medida sin el control del poder judicial, que está ocupado por jueces y fiscales con posiciones progubernamentales, sino que el proceso de adhesión a la UE ha casi descarrilado. Ha centralizado también todo el poder del partido en sus manos y lo ha utilizado para echar del poder a personalidades liberales y de centro-derecha. Se ha rodeado ahora sobre todo de un grupo de asesores de segunda categoría, que le protegen del descontento y de las críticas tanto desde dentro del AKP como del pueblo. A lo largo de los últimos años, ha ido silenciando a los principales medios de comunicación presionando económicamente a sus barones, que tienen intereses económicos fuera del sector de los medios y que son fácilmente corruptibles gracias a la promesa de licitaciones públicas. Y más recientemente, la Oficina del Primer Ministro ha estado repetidamente interviniendo directamente sobre los editores-jefes de los periódicos y de los canales de TV dictándoles los contenidos de su política editorial.

 Y ahora Taksim

Ese es el telón de fondo contra el que tenemos que leer los actuales desarrollos. Hay un gobierno que ha salido recientemente elegido con el 50% del voto popular. Hay un primer ministro que fue una vez el portador de la bandera de las reformas democráticas y el desarrollo humano que, sin embargo, ha perdido contacto con los acontecimientos sobre el terreno y está a punto de ahogarse en sus propios delirios de grandeza. Se ha puesto a hablar de forma incoherente de que las mujeres deberían tener al menos tres hijos, de que el aborto es un asesinato, de que la gente que bebe cerveza son unos alcohólicos y que los manifestantes son una pandilla inmoral de saqueadores. Ignora a todo aquel que no está de acuerdo con sus puntos de vista e intenta etiquetarle como enemigo del Estado. Y no ha sido capaz de comprender que los jóvenes activistas, que empezaron a ocupar el Parque Gezi en la Plaza Taksim , no formaban parte de ninguna conspiración de Estado al modo de las Marchas Republicanas de 2007. No eran más que defensores del medio ambiente y estudiantes que intentaban impedir la destrucción de uno de los pocos parques que quedan dentro de la ciudad para que no pueda construirse otro centro comercial y que la Plaza Taksim se remodele como un espacio para consumir en vez de un lugar de encuentro de un pueblo democrático.

Si Erdogan no hubiera ordenado la extremada violencia policial con la que se expulsó del parque a los primeros manifestantes, completamente pacíficos, no habrían empezado las protestas a lo ancho y largo de la nación. Si la policía de Estambul no hubiera atacado brutalmente a los manifestantes con botes de gases lacrimógenos y cañones de agua, si no hubieran golpeado a toda la gente joven que detuvieron en los últimos días, Estambul no se habría convertido en un campo de batalla, el enfrentamiento se habría reducido y se habría evitado la pérdida de vidas humanas. Si Erdogan no hubiera hecho un discurso final antes de salir para una visita de Estado en el Norte de África en el que agitó aún más la situación al anunciar que no sólo se iba a construir el centro comercial sino que también iba a demolerse el Centro Cultural Ataturk que hay en la plaza para construir una mezquita en su lugar, si no hubiera amenazado a los manifestantes haciendo mención a que “apenas puedo contener al 50% que están esperando en sus casas para actuar”, la mayoría se hubiera marchado de momento a casa. Pero no hizo nada de eso. Sin embargo, lo que sí ha conseguido es unir a la gente que había llegado a creer que en la maquinaria del crecimiento neoliberal del APK no quedaba espacio alguno para la solidaridad y la acción colectiva. Por tanto, ha logrado liberar los recuerdos de las luchas políticas y sociales, así como de la experiencia de la brutalidad y la injusticia estatal, cuya historia he intentado bosquejar en este ensayo. Al atacar el símbolo de la resistencia ante la injusticia, la Plaza Taksim, ha tratado de menospreciar los recuerdos de quienes se habían levantado antes para luchar por sus derechos. No obstante, ha fracasado.

En estos momentos, estudiantes, profesionales de clase media, activistas kurdos, organizaciones de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, sindicatos, hinchas de futbol, muchos musulmanes conservadores, así como kemalistas, nacionalistas y pequeñas organizaciones de izquierdas se están manifestando por toda Turquía. Se inspiran en diferentes momentos de la historia del país: Algunos ven a Mustafa Kemal Ataturk como su modelo a seguir, otros recuerdan los movimientos socialistas y la Taksim de 1977, algunos rememoran su expulsión de los pueblos kurdos y las penalidades a que tuvieron que enfrentarse para empezar una nueva vida sin medios en un lugar extraño, y otros lloran a sus mártires, bien sean familias de soldados o de guerrilleros. Muchas estudiantes musulmanas conservadoras, que fueron sometidas a las denominadas “salas de persuasión” donde se las obligaba a quitarse el hiyab, recuerdan la solidaridad de sus compañeros de estudios.

Puede que sea sólo una pequeña ventana de solidaridad parecida a los gloriosos días de la “República de Tahrir”, pero ha demostrado la posibilidad de superar las divisiones que el gobierno del país ha tratado siempre de ahondar entre las diferentes comunidades políticas, religiosas y sociales. Ha servido para unirlas en su búsqueda de una vida que prometa algo más que autopistas, centros comerciales, residencias de lujo, proyectos de viviendas sociales en alejados suburbios, valores familiares conservadores y limitados derechos laborales. En este sentido, las protestas han delimitado claramente los límites del crecimiento neoliberal y la política conservadora autoritaria en Turquía.

Que la Plaza Taksim entre en los anales de la larga lucha de Turquía por la libertad, la justicia y la solidaridad como el lugar donde se ha conseguido un nuevo contrato social depende ahora, sobre todo, del gobierno. Esta vez Taksim no va de revolución sino de la posibilidad de una democracia madura que limite los extremos de la maquinaria del crecimiento neoliberal y que recorte la concentración de poder en manos de un Primer Ministro megalómano. Se trata también de la posibilidad de tender puentes por encima de las muchas fallas de la compleja sociedad turca. En el parque y en la plaza, los activistas kurdos, los kemalistas, los nacionalistas turcos, los socialistas y los “musulmanes anticapitalistas” han sido capaces de luchar y celebrar juntos, a pesar de los enfrentamientos ocasionales que se resolvieron con la inmediata intervención de los espectadores.

Hay razones para creer que los miembros del gobierno y veteranos hombres de Estado, como el Presidente Abdullah Gül, encontrarán una vía para superar el actual impasse junto a los representantes de los manifestantes de la Plaza Taksim. Todos ellos son muy conscientes de que la prolongación de los disturbios dañará la enormemente globalizada economía del país y la reputación de su gobierno. Si fracasan y si el Primer Ministro vuelve a su política arrogante, Turquía entrará una vez más en un período de tristeza, por los que tantas veces ha pasado ya. Pero los acontecimientos de estos momentos en Estambul y en toda Turquía, así como el flujo de solidaridad internacional, no van a poder aniquilarse, ni tampoco el sentido de solidaridad y empoderamiento social que ha transformado a todos los que se han unido a las protestas.

Kerem Öktem es investigador en el European Studies Center del St. Antony's College. Sus investigaciones se centran en la política turca y en las relaciones internacionales, en particular en las minorías, los nacionalismos y en las redes y políticas musulmanas en los Balcanes y Europa Occidental.Ha publicado sus trabajos en Nations and Nationalism, Journal of Muslims in Europe , Journal of Southeast European Studies , Multicultural Discourses, European Journal of Turkish Studies y Patterns of Prejudice.

 Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/12088/contours-of-a-new-republic-and-signals-from-the-pa

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TURQUIA: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?


Los contornos de una nueva República y las huellas del pasado 

Cómo entender la Plaza Taksim 

 (1/2)

Kerem Öksem 
Jadaliyya.org
Rebelion 
13.06.2013 

 Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. 

Mucho se está escribiendo sobre las protestas que vienen desarrollándose en Estambul y Turquía desde que activistas defensores del medio ambiente ocuparon inicialmente, el 28 de mayo, el Parque Gezi. En un intento por encontrarle sentido a los masivos disturbios sobrevenidos, han ido apareciendo diversos marcos de explicación: El primero del que se echó mano fue del prisma de la “República Tahrir ” y la “Primavera Árabe”, asimismo surgieron referencias a los “Indignados” de España y a los “Aganaktismenoi” de Grecia y también, cada vez más, al movimiento Ocupa. El levantamiento turco tiene muchos rasgos comunes con esos movimientos, sobre todo en su preocupación por los excesos de la reestructuración neoliberal y por las dinámicas del consiguiente activismo de base. Sin embargo, ninguno de esos marcos explica por qué esas protestas pudieron estallar a tan gran escala bajo las condiciones de un rápido crecimiento económico, de una reducción de las tasas de desempleo y de la pobreza urbana ni tampoco aclara el amplio espectro de los manifestantes. Tampoco nos ayudan a entender por qué las clases medias acomodadas fueron, y siguen siendo, la principal fuerza impulsora de las protestas. Como la Plaza Taksim está tomada por los manifestantes y como las batallas se propagan por todo el país, es un buen momento para echar una mirada atrás y volver al atormentado pasado de Turquía y a su historia de luchas sociales y simbolismos políticos a fin de poder hallar las respuestas. Este ensayo se basa en las perspectivas que ofrecí por vez primera en mi libro “Angry Nation: Turkey since 1989” (Zed Books, London 2011), así como a una serie de artículos publicados en OpenDemocracy (“From Tahrir to Taksim” y “End of Islamism With a Human Face”) y en MERIP (“Return of the Turkish State of Exception”).

El telón de fondo histórico de la Turquía moderna 

A partir de las ruinas de un imperio, la violencia y el sufrimiento conformaron el paisaje político y moral de Turquía, desde el genocidio armenio y el desarraigo forzoso de las comunidades musulmanas en los Balcanes y su huida a Turquía a la destrucción de los pueblos no musulmanes. La República de 1923 constituyó un intento de romper con ese pasado y crear una identidad y narrativa histórica que negaran todos esos sucesos. Fue una república basada en una visión nacionalista y excluyente del mundo, pero sirvió para crear una clase media turco-musulmana moldeada a imagen cultural de sus contemporáneos europeos, forjando una fuerte identidad nacional basada en el culto a la personalidad alrededor de su principal dirigente, Mustafa Kemal Atatürk.

Gran parte de la historia del país estuvo dominada por la opresión y la explotación. El lugar de Turquía en el orden mundial internacional ha ayudado a sus clases hegemónicas a mantener su control sobre el poder. Como fue un Estado-frente durante la Guerra Fría, se desarrolló un modelo de tutelaje burocrático-militar que aseguró la permanencia de un sistema político híbrido donde de forma regular se celebraban elecciones que colocaban políticos en el poder, que, en última instancia, tenían sólo una potestad limitada al margen de la esfera económica. Este sistema permitió la progresiva inclusión económica no sólo de las elites urbanas sino también de los emigrantes del campo, quienes, a partir de la década de 1950, fueron trasladándose a las ciudades cada vez más desarrolladas del oeste de Turquía. Sin embargo, rara vez llegó a cuestionarse la hegemonía cultural de las elites que fundaron el Estado. A pesar de este aspecto integrador del sistema político turco, las comunidades étnico-religiosas, desde los kurdos a las heterodoxas comunidades alauíes y a los no musulmanes, fueron obligadas a asimilarse, conjuntamente con una serie de políticas de desposesión y pogromos patrocinados por el Estado. A lo largo de diversas oleadas de violencia, se limpiaron barriadas enteras de Estambul de vecinos griegos y armenios, siendo los sucesos más vergonzosos los acontecidos durante el 6-7 de septiembre de 1955, conocidos también en griego como Septemvriana. En efecto, casi todas las áreas de alrededor de Taksim, ahora objeto de renovación y “regeneración urbana” como residencias de lujo en el centro de la ciudad, les habían sido ya expropiadas a sus propietarios originales en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Es uno de esos giros irónicos de la historia que algunos miembros de las prósperas clases medias, que están ahora comprando esos pisos de lujo, puedan descubrir que sus abuelos fueron quienes se beneficiaron de los primeros desahucios contra las comunidades que no eran musulmanas. ++ A pesar del control hegemónico de este sistema político-económico sobre la sociedad, existía oposición. Durante las décadas de los sesenta y los setenta adoptó un enfoque socialista revolucionario. Los sucesos del “mayo sangriento” de 1977 constituyeron un punto de inflexión simbólico. El primero de mayo, francotiradores no identificados dispararon y mataron a 34 manifestantes en la Plaza Taksim. La violencia política entre los grupos socialistas y los grupos fascistas a favor del gobierno se escapó de todo control y Turquía estuvo más cerca que nunca de una guerra civil. En los años que llevaron al golpe militar de 1980, miles de activistas, personajes públicos y ciudadanos murieron asesinados por facciones rivales, lanzadas las unas contra las otras por lo que hoy conocemos como Estado profundo, el centro real de poder en Turquía en aquellos momentos. Fue una política de divide y vencerás que enfrentó a un grupo contra otro e hizo de todo ello un instrumento al servicio del mantenimiento del poder del régimen. Sin embargo, y a pesar de la violencia, fue en esos años cuando surgió la sociedad civil turca, cuando el sindicalismo se convirtió en el telón de fondo de la aparición de una clase trabajadora autosuficiente, cuando los kurdos empezaron a organizarse democráticamente y a exigir sus derechos, y cuando la sociedad, aunque polarizada, se politizó en grado sumo y fue consciente de la explotación capitalista.

El golpe militar de 1980 y la guerra kurda

La intervención militar de 1980 destruyó todo eso, aunque creó los cimientos del renacimiento neoliberal de Turquía. La desintegración casi total de los sindicatos y los recortes masivos de los derechos de los trabajadores eliminaron la fuerza de trabajo organizada como factor político. Se prohibieron todos los anteriores partidos y el sistema político se reorganizó alrededor de partidos vacíos totalmente controlados por los gobernantes militares. Una nueva constitución, redactada por juristas pro-militares aseguró que se restringieran fuertemente los derechos humanos e individuales. Y a fin de aplastar cualquier movilización socialista, el ejército dictó el retorno al conservadurismo religioso. La síntesis islamo-turca, una complicada mezcla ideológica entre nacionalismo racista y conservadurismo islámico, sustituyó al nacionalismo laico de la república kemalista. A lo largo de los años ochenta, el lento ascenso del islam político y de las nuevas clases medias conservadoras le debe mucho a ese respaldo inicial del ejército. Otra política de los militares, la brutal opresión de cualquier síntoma de demanda de los derechos de los kurdos creó las condiciones para la aparición del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PTK) y para la guerra kurda, en la cual la geografía cultural de las provincias kurdas y el patrimonio histórico de sus ciudades quedaron prácticamente destruidos.

 El dirigente político más importante de esos años, el Primer Ministro y después Presidente, Turgut Özal, fue en una gran parte un producto de ese entorno ideológico, pero fue capaz de modificarlo a favor de una visión más global de valores liberales, intentando negociar a nivel personal con los líderes kurdos el fin de la guerra en el Kurdistán. No han podido aclararse del todo las causas de su muerte en 1993. Una vez quitado de en medio Özal, la década de 1990 fue testigo de una brutal guerra de desgaste en las provincias kurdas. Hubo más de 40.000 muertos, más de mil pueblos quemados y evacuados, provocándose una oleada de refugiados desde las provincias kurdas hacia las ciudades y hacia el oeste del país. Esta segunda oleada de emigración (forzosa) cambió de forma significativa la configuración étnica del oeste de Turquía. Aunque la mayor parte de los refugiados kurdos terminaron en barrios de chabolas en los alrededores de ciudades como Estambul, Ankara, Izmir, Adana y Mersin, muchos de ellos empezaron a prosperar económicamente y también, de forma creciente, a nivel académico, conformando una clase media e intelligentsia kurdas moldeadas por esa experiencia de terror y brutalidad de Estado. En el resto del país, las familias vieron la misma guerra a través del prisma de sus niños muertos e inválidos, muchos de ellos profundamente traumatizados y destrozados. Su dolor fue explotado por grupos de la extrema derecha que aprovecharon para crear un sentimiento antikurdo muy extendido, especialmente en las provincias occidentales y del Mar Egeo.

La década perdida de 1990 y el terremoto de Marmara 

Gobiernos de coalición sin poder real, una grave crisis económica, la captura del líder del PTK Abdullah Öcalan y un devastador terremoto en Estambul y la región de Marmara salpicaron los años plagados de violencia de la década iniciada en 1990. Una intervención militar no violenta en 1997 produjo la exclusión de los musulmanes conservadores de los puestos de poder, mientras a las estudiantes que llevaban pañuelo en la cabeza se las culpaba de ser el enemigo simbólico. Miles de ellas fueron sometidas a tortura psicológica y excluidas de la educación universitaria. Sin embargo, justo en aquel momento, cuando el sistema político turco estaba a punto de perecer en la ciénaga de la corrupción, la política del Estado profundo, la exclusión del laicismo y la violencia desenfrenada, un desastre natural en la región más poblada e industrializada del país, Marmara, sacudió Turquía. El terremoto, en el que probablemente murieron más de 30.000 personas, provocó una corriente sin precedentes de compasión, solidaridad y acción social colectiva en ayuda de los supervivientes. Con la destrucción de decenas de miles de hogares, un modelo urbano basado exclusivamente en la renta quedó hecho añicos y lo mismo ocurrió con la clase política que había permitido su desarrollo. La respuesta internacional hizo que se viniera abajo la narrativa de que Turquía estaba rodeada de enemigos y que los turcos sólo podían confiar en ellos mismos. Las semillas de la solidaridad y de la acción colectiva autorregulada se habían sembrado ya y las decenas de miles de personas que corrieron al lugar de la tragedia para ayudar no han olvidado el poder que tuvieron frente a la impotencia de las vacilantes agencias estatales y de los políticos pendencieros. 

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