jueves, 13 de marzo de 2014

UCRANIA





 LO QUE PASA EN UCRANIA

10-03-2014


Para entender buena parte del conflicto de Ucrania basta con responder a tres preguntas de las muchas que podrían formularse: ¿Hubo golpe de Estado en Kiev? ¿Es neonazi el actual gobierno de Ucrania? ¿Quién disparó a mansalva en Maidán? Para que se orienten se les da unos pocos datos, fácilmente verificables. 

La primera se responde si se conoce que el 21 de febrero hubo un acuerdo entre el gobierno y la oposición, por el que se adelantaban las elecciones del 2015; se retornaba a la Constitución de 1992, que era parlamentaria y no presidencialista; se liberaba a todos los presos de Maidán, independientemente del delito cometido; se establecía un gobierno de unidad nacional en el que participaban sin distinción todos los sectores de la sociedad ucraniana. Para el estricto cumplimiento de este acuerdo sirvieron de garantes la UE y Rusia, pese a lo cual la oposición de ultraderecha, sin respetar la Constitución ni los puntos acordados, se tomó el poder al día siguiente. A este gobierno de mojiganga es el que la UE y los EEUU exigen que Rusia reconozca.

Para responder a la segunda hay que ver la violencia y la estulticia con la que actúan en Kiev los activistas de Maidán, estas bandas fueron fogueadas durante largos años en combates en Irak, Afganistán, Chechenia, Libia, Yugoslavia y Siria, donde asesinaron salvajemente a quienes consideraron sus enemigos; escuchar como defienden y propagan ideas chovinistas, antisemitas, antipolacas, antirusas; observar que insignias y símbolos nazis porta esta generación diabólica; ver los saludos hitlerianos que realizan muchos miembros del actual cofradía en el poder; analizar por qué razón estas hordas salvajes profanan y destruyen los monumentos históricos levantados a patriotas ucranianos, al mismo tiempo que rinden culto y veneran a los que colaboraron con los nazis en los asesinatos de millones de ciudadanos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. La extrema derecha ucraniana fue financiada con los 5.000 millones de dólares que, según Victoria Nuland, invirtieron los EEUU en desarrollar valores democrático en Ucrania. 

El rabino Reuven Azman aconseja a los judíos abandonar la capital e incluso el país. “No quiero tentar al destino”, dice. Sabe que en Babi Yar, barranco cercano a Kiev, comenzó el holocausto judío. Si todo esto no hace neonazis a los miembros del actual gobierno de Ucrania, entonces ¿qué son? 

Para responder a la última, hay que escuchar la conversación entre Ashton, Ministra de Relaciones Exteriores de UE, y Paet, su homólogo de Estonia. Ellos reconocen que esos asesinatos a sangre fría fueron hechos por mercenarios contratados por sectores actualmente en el gobierno de Kiev, que aúpa estos crímenes y por esta razón se niega investigarlos. Existen testimonios de personas presentes en el lugar de los hechos que certifican que todos los disparos, además de certeros, eran del mismo calibre y que se asesinó tanto a manifestantes como a la guardia que defendía los lugares públicos. Pero los miembros de la UE y los EEUU no quieren ni discutir de este asunto con Rusia. 

Los francotiradores son puestos al alcance de cualquier régimen represivo y son parte de los eventos ocultos que se repiten en estos escenarios macabros. Así pasó en Libia cuando derrocaron a Gadafi, en Moscú cuando Boris Yeltsin dio el golpe de Estado que le permitió apoderarse de Rusia y disolver la URSS. Ahora, a pesar de las numerosas filmaciones y testimonios de presentes que demuestran lo contrario, Kiev y la mal llamada prensa libre sostienen que quienes dispararon fueron los guardias, llamados Berkut, pese a que Yanucovich nunca los armó y que a ellos les arrancaron los ojos, los mutilaron sin misericordia y fueron quemados vivos con bombas molotov. 

También sirve de ayuda la opinión de Jack F. Matlock Jr, ex Embajador de los EEUU en Moscú, 1987–1991. Matlock posee una exquisita cultura y sus conocimientos sobre historia, literatura y música rusa es superior al de muchos rusos. Él, con toda justicia, podría ser novelado como “El americano consciente”, porque a diferencia del americano impasible, personaje de la novela homónima de Graham Greene, en la que se critica duramente el intervencionismo estadounidense en el sudeste asiático, es un ser lleno de amor a la humanidad, interesado en comprender las diferentes culturas.

Según Matlock, “los rusos podrían con toda razón asegurar que a los norteamericanos sólo les interesa la integridad territorial cuando la misma responde a sus intereses y que si les conviene, la ignoran. Los archivos de los gobiernos americanos muestran que ellos ignoraron cualquier integridad territorial cuando les convenía. Eso hicieron cuando en alianza con la OTAN destruyeron la integridad territorial de Serbia y crearon Kosovo”. Esto se hizo en el mismo corazón histórico del nacimiento de Serbia y no contaron para nada con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. 

La investigación “Tratamiento inhumano de la gente y tráfico ilegal de órganos humanos en Kosovo”, iniciada por Dick Marty, relator especial de derechos humanos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, según revela The Guardian, acusa al primer ministro kosovar, Hashim Thaçi, de ser “jefe de un grupo albano ‘similar a la mafia’ responsable del contrabando de armas, drogas y órganos humanos en Europa”. 

“Con respecto a ignorar la soberanía de los países del mundo, dice Matlock, Rusia puede recordarles los miles de muertos que produjo la agresión a Panamá”. George Bush, el viejo, explicó la agresión a Panamá como “la guerra en el marco de la lucha contra el narcotráfico, para defender a la democracia americana”; realmente la invasión fue para controlar el Canal de Panamá y entronizar en ese país gobiernos sumisos como el actual. La Asamblea General de la ONU condenó esta agresión, y allí terminó todo. 

Sostiene Matlock, la operación llamada Explosión de Ira, hasta ahora no condenada por nadie, fue hecha con el pretexto de combatir el virus del marxismo y “la necesidad imperiosa de proteger a los estudiantes norteamericanos de Grenada, que nunca fueron amenazados por nadie”. Sobre Grenada, posteriormente en sus memorias, Reagan dijo: “No podíamos permitir que el síndrome de Viet Nam colgase eternamente sobre la nación y nos impidiera defender los legales intereses de la seguridad nacional. Por eso, nosotros no esperamos ni pedimos autorización a nadie y actuamos como creímos necesario”. Si así pretendían superar esa frustración, lo que lograron fue una gran vergüenza mundial, ya que cualquiera puede establecer una comparación entre la diminuta isla de Grenada con el poderoso imperio de los EEUU. 

Continúa Matlock: “La invasión a Irak realizada con el pretexto de eliminar las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Husein”, al que previamente utilizaron en la guerra contra Irán y al que para ello entregaron armas químicas. Luego lo traicionaron cuando vieron que él no podía ganar esa guerra, entonces le vendieron armas a Irán y con las ganancias financiaron a los contras en la intervención armada en Nicaragua. El único chivo expiatorio fue el coronel Oliver North, que aparentemente dirigió la operación llamada Irán-Contras. “El asesinato con ayuda de los drones, de cientos de inocentes en múltiples países”, método que se utiliza a pesar de las protestas de los gobiernos de los lugares bombardeados, y con el que se elimina incluso a ciudadanos de los EEUU, que no han sido condenados por ningún tribunal de ese país. “En otras palabras, concluye Matlock, dictar lecciones de respeto a la integridad territorial puede ser vista por el mundo como la pretensión de los EEUU a tener un derecho especial, que los demás países no poseen”. Sobre estas declaraciones, hechas por alguien que tiene conocimiento de causa, la gran prensa mundial guarda silencio.

Según el subdirector del Instituto Estados Unidos-Canadá, Pavel Zolotariev: “Cuando terminó la Guerra Fría, el diapasón de las posibles medidas se amplió, entonces las operaciones para el mantenimiento de la paz se volvieron ocultas, como sucedió en los Balcanes, esto y las operaciones contra la posesión de armas atómicas, como las hechas en Irak; también está Afganistán y la guerra contra el terrorismo. De manera que en la actualidad, la amplitud de esta medidas es mucho mas grande, pero el fin es uno sólo, la ampliación de los intereses nacionales de los EEUU que, como regla general, son situados por encima del derecho internacional, y así actúan siempre en forma activa”. 

Todas estas operaciones se basan en la más cínicas mentiras, que incluso llegan al más alto nivel, como cuando el entonces Secretario de Estado de los EEUU, Colin Powell, blandía en la ONU unos diminutos tubos con los que demostraba la existencia de armas biológicas, para así justificar la guerra contra Irak, cuando en realidad intentaban controlar un países rico en petróleo. Entonces se dio el absurdo de que a pesar de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no autorizara la intervención armada y que ni siquiera Francia y Alemania, los más cercanos aliados de los EEUU, aprobaran esta aventura bélica, los EEUU se metieron en un berenjenal del que hasta ahora salen.

Luego vino Libia, donde actualmente reina el caos y cuyo nivel de vida, que fue el más alto del África, anda por los suelos; más tarde agredieron a Siria, donde armaron e introdujeron mercenarios de todos los confines del planeta y como aún así no lograron su objetivo estuvieron al punto de intervenir directamente. Pero una mal entendida retórica del actual Secretario de Estado, Jonh Kerry, y una oportuna jugada del ajedrez político de su homólogo ruso, Lavrov, evitaron una nueva tragedia. 

Ahora, los EEUU trasladaron los líos a Ucrania. La pregunta pertinente es ¿cuál es la línea roja que Rusia no puede admitir? Todo menos que la OTAN se tome Crimea, meta que los EEUU no ocultan y a la que pretenden arrastrar a sus socios europeos. Pero juegan con fuego al apoyar el levantamiento de Maidán, y pueden arder en él, porque el gobierno del mojiganga de Kiev puede nombrar al que guste para el puesto que se le antoje, pero los que tienen los garrotes y las kaláshnikov son los fascistas que ya usaron la violencia para conseguir sus objetivos y no van a malograr sus fines cediendo gratis el poder a los oligarcas de turno. Según ellos, llegaron para quedarse, y así van a actuar.

A buena hora que en Crimea a los fascistas ucranianos les salió el tiro por la culata y gracias a los grupos de autodefensa crimeanos, al gobierno espurio de Ucrania le falló el plan de primero apoderarse de Kiev para luego tomar la península y arrojar la flota rusa de Sebastópol, tal como pide a gritos Yulia Timoshenko. 

El próximo domingo se efectuará el referéndum que posibilitará la reincorporación a Rusia de la República Autónoma de Crimea, cuya importancia estratégica radica en que en Sebastópol está la principal base de la flota rusa en el Mar Negro. Históricamente, Crimea pertenece a Rusia y así hubiera seguido sin discusión de no ser por el malhadado regalo hecho a Ucrania por Nikita Kruchev en 1954. No se sabe por qué lo hizo, pero lo cierto es que en 1992 en uno de los últimos decretos del Sóviet Supremo de la URSS se anuló esta sin sentido dádiva secesionista, pero Kiev insistió en mantenerla bajo su control y tutela administrativa, en un intento por alejarla de Rusia.

En 1994, en las primeras elecciones libres celebradas en Crimea, fue electo presidente Yuri Meshkov, quien restauró la Carta Magna del 1992 y con el apoyo del parlamento de Crimea aprobó la reunificación con Rusia. Las tensiones entre el gobierno de Crimea y Kiev provocaron la abolición de la presidencia de Crimea y, desde 1995, el control total de Ucrania para esta región. Finalmente, el presidente ucraniano Leonid Kuchma ahogó las aspiraciones de autonomía del pueblo peninsular, al que puso bajo la égida estricta de Kiev; incluso así, en la inmensa mayoría de la población de Crimea nunca se diluyó el deseo de independencia o del retorno a Rusia.

Por todas estas razones y después de Maidán, el presidente del Parlamento de Crimea, Vladímir Konstantínov, dice que si Kiev cambia sus autoridades podría dialogar con ellas, pues “el actual Gobierno carece de legitimidad, se ha instalado en el poder gracias a pistolas, navajas y bates”, y que “no habrá diálogo alguno con Ucrania hasta que se vayan estas autoridades. Si se celebran elecciones limpias y transparentes, entonces la República Autónoma de Crimea dialogará con el Gobierno legítimo de Ucrania. La permanencia de Crimea en este campo político amenaza a sus ciudadanos no solo con humillaciones y discriminación cultural y étnica sino también con exterminio físico”. La Ucrania postsoviética “ha dejado de existir” y “se ha sumido en el caos y en las arbitrariedades”, por eso llama a votar el próximo 16 de marzo por el ingreso de Crimea a Rusia, por tratarse de “una oportunidad histórica de volver a casa sin mudarse”.
Esperemos que luego de esta votación prime la cordura de todos los actores de este drama terrorífico sino, como se dijo en un artículo anterior, “nos vemos en el más allá”.

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