domingo, 3 de febrero de 2008

UNA ACTUACION POLITICA DE LA DERECHA ESPAÑOLA (EL PARTIDO POPULAR)

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Como se ha dicho, a la denuncia anónima no se le puede atribuir autoría concreta, pero es evidente que para Esperanza Aguirre ha sido mano de santo obrando milagros, al apartar de su camino a las personas que se oponían a su política. Y digo su política, la de Esperanza Aguirre, y no la de los madrileños.
No creo que exista un solo madrileño que quiera una salud pública cada vez peor, como pretende la dirigente del Partido Popular para fomentar el negocio con las clínicas privadas.
Pretendía hacer daño la denuncia anónima y lo ha hecho. El negocio es el negocio, caiga quien caiga (excepto ellos): “A todos los pacientes se les ha creado una duda, se les ha inoculado el miedo a recibir una asistencia. Es como si les coartaran sus derechos y libertades, porque ahora van atemorizados. El daño es irreparable, pero creo que era lo que buscaban quienes provocaron todo el conflicto. Es un daño intencionad…Bien, pues después del caso del Severo Ochoa, la mala práctica de la medicina ha aumentado, pero por omisión de tratamiento. Hay temor a dignificar la muerte de un enfermo Terminal por miedo a represalias. Y en este tiempo, ha habido muchas malas muertes: pacientes que han fallecido sufriendo lo indecible, pudiendo haber evitado que fuera así. Eso también es irreparable”
[1]
En España existen unos 200.000 enfermos terminales que necesitan ser sedados (no eutanasiados) de los cuales sólo se tratan un tercio, circunstancia esta que pasa desapercibida para el autor o autores de la denuncia anónima, lo cual es lógico, porque lo que cuenta es el negocio, el enriquecimiento personal a costa y por encima de lo que sea, es la ley inexorable del capital, de la derecha. El santo y seña del PP.
Que la inocencia del médico Luís Montes y su equipo sea pública, por el auto de la Audiencia Provincial de Madrid, para el Partido Popular es lo de menos. No tiene que respetar nada porque nada ha respetado y ha hecho del dolor ajeno su banderín de enganche.
Lo que no ha hecho ETA, reírse y mofarse de los muertos para beneficio propio, lo ha hecho el PP a lo largo de esta legislatura que ahora termina, y así, siguiendo el plan político trazado por los mas desalmados de sus jefes, el que fuera portavoz del gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, mofándose del fallo judicial ha dicho: “Si alguna vez caigo en manos del doctor Montes, por favor llamad a la policía.
Y no anda muy descaminado Miguel Ángel Rodríguez, quizás le hiciera falta la policía con refuerzo de un furgón de la Guardia Civil, por si después de una inspección fiscal de Hacienda tuviera que ser conducido directamente a la cárcel por fraude fiscal, que también es delito.
*
[1] Luís Monte. Entrevista concedida a Esther Jaén. El Plural.com 02.02.08.

UNA ACTUACIÓN POLÍTICA DE LA DERECHA ESPAÑOLA (EL PARTIDO POPULAR)

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Una denuncia anónima contra una persona era motivo suficiente para que la Inquisición la condenara a morir en la hoguera.
Una denuncia anónima en la guerra incivil española de 1936 era suficiente para que esa persona acabara siendo fusilada en la tapia de un cementerio o en la cuneta de una carretera una mañana cualquiera.
Y una denuncia anónima a primeros del presente siglo XXI ha sido suficiente para que la Audiencia Provincial de Madrid iniciara un proceso judicial contra un médico y su equipo, acusados de “malas prácticas.”
Como el proceso judicial se inicia a partir de una denuncia anónima, no puede acusarse directamente al autor o autores de la misma, puesto que cualquiera ha podido ser: la propia Presidente de la Comunidad madrileña, doña Esperanza Aguirre, el entonces Consejero de Sanidad de la misma Comunidad, señor Lamela, don José María Aznar, ex Presidente del Gobierno español, yo mismo, o incluso el habitante más ingenuo de Villalpando de la Molina.
Después de tres años la Audiencia Provincial ha dictado sentencia en la que no aparecen los cargos a los que apuntaba la denuncia anónima: “malas prácticas,” cuyas “malas prácticas” venían a significar la supuesta atribución de la comisión de de 400 asesinatos al médico Luís Montes y once miembros más de su equipo del hospital Severo Ochoa, con el consiguiente archivo del caso.
La sentencia dictada viene a demostrar contrariamente a la tesis que en su día mantuvo el Consejero de Sanidad, señor Lamela que no se basaba en ningún hecho real, y que el desprestigio para la sanidad pública que habría supuesto la denuncia anónima de haber tenido algo de veracidad, no tiene ninguna razón de ser, salvo el que le quieran atribuir los que pretenden el desvío de fondos de la sanidad pública a la sanidad privada a través de cualquier procedimiento.
Sin embargo, y como es lógico suponer, tres años de proceso judicial no es cuestión baladí, y así lo afirma uno de los implicados, el médico Luís Montes, al ser preguntado por la periodista Esther Jaén
[1]:
“El daño que nos han hecho a los profesionales es irreparable. A nivel personal, yo tenía un proyecto, que era muy bonito, pero sé que las situaciones en la Sanidad Pública, son transitorias. Pero para todo el personal del equipo de urgencias, lo que ha supuesto la enorme calumnia sobre su trabajo y dedicación, es un daño irreparable. Algunos compañeros, jefes del servicio, fueron apartados del Hospital y Trasladados en un acto de represión antediluviana, sin que nadie se tomara la molestia de motivar su cese. Nos hicieron pasar un auténtico calvario por apoyar y creer en un tipo de medicina y en la dignidad como ser humano. En resumen, para todos nosotros y para el propio hospital Severo Ochoa, el daño es irreparable.”
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[1] Elplural.com 02/02/08.