jueves, 23 de abril de 2020

Para el espanta ovejas del Diario de Sevilla Don Carlos Colón



Yo soy una más de las ovejas descarriadas de Nuestro Señor que, seguro estoy, cuando vuelva al redil, le voy a dar una alegría como una catedral, porque ha de saber el lector, que causa más alegría en la Casa del Padre (versión terrenal de la Gloria) una oveja descarriada como yo, cuando dando su brazo a torcer dice (o escribe, que para el caso es lo mismo): “¡Ea!, la Perra Gorda para ti, que arrepentido quedo de mis pecados pasados presentes y futuros y tiro ahora mismo, antes de que se me pasen las ganas,  derechito al redil de Nuestro Señor”, que cien santos y justos ya en el Cielo por méritos propios y no por regalar televisadamente mascarillas o hacer donaciones a la Seguridad Social, siempre por un valor inferior a lo defraudado fiscalmente.

Pero también estoy seguro de que en mi vuelta al redil poco va a tener que ver el piadoso (y dice él que cristiano) Don Carlos Colón, del Diario se Sevilla porque es que oigan, me espanta cada vez que leo un artículo suyo. Me dan ganas de preguntarle hacia qué parte queda el Redil  de Nuestro Señor para a continuación y sin pérdida de tiempo echar a correr en dirección opuesta.

Valga esta larga, pero necesaria introducción, para alejar los malos pensamientos, si los hubiera habido, de todos mis hermanos ovejas (las del Redil y las de fuera, porque todos somos hermanos, menos los de Podemos, los del PSOE y los de Izquierda Unida, según Carlos Colón, que este a todo estos  no les da ni agua), que por mi parte no hay ningún sentido peyorativo hacia mi piadoso hermano en el seno del Señor don Carlos colón. Simplemente que al ser yo oveja y él espantarme, salvo que San Basilio disponga otra cosa, es un espanta ovejas. 

Efectivamente el gobierno presidido por Pedro Sánchez puede que lo esté haciendo mal respecto del coronavirus. Tan mal, en mi opinión, que de los 200 mil millones de euros presupuestados para la “lucha” contra el coronavirus, empieza por soltarle un escopetazo de 115 millones a la mercantil privada de la comunicación, es decir, que por la incompetencia propia de los directores de estos distintos medios de la mercantil comunicativa para ganar dinero con su actividad normal, tiene que ser el gobierno el que con dinero en su mayoría publico les llene los bolsillos, sin haber garantizado previamente algo tan elemental como es la comida y medios sanitarios a las decenas de millones de personas confinadas sin suficientes recurso materiales propios para subsistir. Hay otros muchos elementos más para poderle sacar los colores al gobierno de Pedro Sánchez, siendo el principal, a mi juicio de oveja alejada del Redil, los “Nuevos Pactos de la Moncloa”, de los que ahora no diré nada.

Pero esto es una cosa para la crítica del gobierno, y otra distinta, asquerosamente distinta, que es la practicada por don Carlos Colón, al  acudir permanentemente a la descalificación personal constante de los miembros del gobierno (no solamente en este artículo suyo que se reproduce), sino que tal que sepulcro blanqueado, no tiene ningún reparo en calumniarlo, subliminalmente, pretendiendo relacionar la mala gestión del gobierno  en relación al coronavirus con la detención de un terrorista yihadista en Almería. Pero Don Carlos, ¿el terrorismo islámico no lo financiaron y lo formaron entre otras potencias occidentales los capitales de los Estados Unidos de América? Y puestos ya a eso de cogérsela con papel de fumar para mear, ¿Almería no es de Andalucía?, qué hace pues el Gobierno Andaluz donde está en la silla de gobernar el PP, asentado entre otros, en el poderío patrio del Caballo de Santiago Abascal que no vela por al seguridad antiterrorista de los andaluces, aunque yo por amigarme con usted, porque esto del Redil da muchas vueltas, no tengo inconveniente en aceptar con usted, que de todo esto tiene la culpa el “Coletillas”, ¿quién si no?

* *  *
Entre el sainete y la tragedia


El sainete de los niños no es una anécdota sino otra demostración de la incompetencia del Gobierno

Carlos Colón
Diario de Sevilla
23 Abril, 2020 

Este Gobierno escucha" dijo el ministro Illa al atardecer, intentando convertir en un acierto la rectificación forzada por el clamor de todos los partidos, toda la sociedad y todos los expertos ante el error garrafal cometido esa misma mañana. "Está claro que el Gobierno escucha y es humilde", dijo al día siguiente la ministra Darias insistiendo en ese mismo blanquear lo negro. 

El caso es que el Consejo de Ministros, ojo, el Consejo de Ministros nada más y nada menos, no una reunión de coleguitas (¿o sí?) jugando a políticos, decidió por la mañana la estupidez de permitir la salida a los menores de 14 años para ir a bancos, farmacias y supermercados (cosa por otra parte ya autorizada en caso de necesidad). Y que al mediodía María Jesús Montero, ojo, Montero, la portavoz del Gobierno, no uno de los personajes de la infame comedia de situación sobre el confinamiento que escupe TVE, lo hizo público en una comparecencia oficial ante todos los medios. Importante: hasta ese momento el Gobierno estaba seguro de lo acertado de su decisión. Preguntada por la absurda y peligrosa medida Montero afirmó que "es igual a lo que dijo Sánchez, no hay ninguna contradicción". Preguntada si los niños no están más en peligro dentro de un supermercado que al aire libre, Montero contestó: "los supermercados están muy controlados para que las distancias se guarden". Y esto es literal, no bulo. 

Estalló lo que estalló e Illa se vio obligado, seis horas después, a rectificar. En estas manos estamos. No extraña leer estos titulares: "El fin de las restricciones se iniciará sin saber la incidencia de la pandemia", "El Gobierno trata de recuperar el dinero de los test defectuosos tras comprobar que el reemplazo tampoco funciona", "El uso de mascarillas defectuosas obliga a aislar a más de mil sanitarios" (todos de El País, ¿eh?). 

Mientras tanto la peste yihadista, otro virus, sigue entre nosotros. Ha sido detenido en Almería el rapero egipcio afincado en Londres -donde vivía en el lujoso distrito de Maida Vale, Westminster- Abdel-Majed Abdel Bary, uno de los terroristas más peligrosos y buscados. Había llegado a España en una patera. Evidencias que no son bulos: el yihadismo no es solo hijo de la miseria y las pateras pueden traer terroristas. Esto no debe alimentar ni la islamofobia ni la xenofobia, pero tampoco puede ignorarlo una Europa herida y empobrecida en peligro de desunión.
*++