domingo, 18 de diciembre de 2011

TÚNEZ UN AÑO DESPUÉS: SI, PERO NO, Y SI PERO NO

(Familiares de las victimas asesinadas en Túnez en los desordenes producidos el año pasado por los poderes establecidos y otras instituciones financieras internacionales)

Se lamentan los tunecinos estos días de que les ha robado la revolución que empezaron hace un año (por tunecino se entiende a todo aquel que vive de su trabajo en Túnez o que podría vivir trabajando si hubiera trabajo, y no los desgarramantas que viven a costa del trabajo y sufrimiento ajenos y encima se atribuyen la encarnación de Túnez).
La historia tiene a nuestra disposición el material y experiencias suficiente como para que pudiéramos enterarnos de por qué lado viene el aire, claro que, para esto, además de querer, deberíamos saber cómo hay que entender al historia, y estos dos elementos, el “querer” y el saber”, no sólo escasean en nuestra dieta de actitud personal ante la vida y de capacidad intelectual para entenderla, sino que cada vez aparecen más lejanos y disociados, gracias al pienso ideológico que diariamente nos reparten los grandes medios de comunicación, dentro de su función de servicio y sometimiento a los grandes capitales, que son en definitiva contra quienes se hace o hay que hacer al revolución., porque son eso grandes capitales los responsables últimos del estado de injusticia y de miseria en que haya el mundo.
Gracias a la dosificación y a la regulación del pienso ideológico que nos echan diariamente, llagamos a aceptar como cosa natural, e incluso apoyamos, aquello que atenta directa y racionalmente contra nuestros propios intereses, por ejemplo: aceptar, apoyar y votar al partido político que le va a quitar al Estado ingresos mediante eso que llaman la liberalización de la economía, precisamente en el momento que más falta le hacen al Estado los ingresos.
La revolución si bien se expresa mediante una palabra no es una palabra. Le sucede igual a la democracia, que tampoco es ni una palabra ni una creencia, sino algo para ser ejercido.
Si mediante una supuesta revolución no se cambian las relaciones sociales donde se da esa supuesta revolución, hablar de revolución es hablar por hablar. Y este es el caso de Túnez, Libia, Argelia o Egipto, donde a todo los más que han llegado es a un cambio de gobernantes y algunos cambios en al estructura política, mediante los cuales se ha garantizado a las antiguas clases dirigentes que van a seguir dirigiendo, pero con algunas variante en la forma. Es decir, que para que nada cambie cambian algo.
Antes de derruir el edificio que porque esta en ruinas hay que derruir, se tiene que saber al menos cual es el método para poder saber el nuevo edificio que sustituirá al viejo, al que hay que derruir. Y esto no se ah hecho en Túnez, que es por donde empieza la revolución.
La revolución en Túnez no la ha robado nadie. Sencillamente no ha empezado, y por tanto hay que hacerla, igual que en Egipto o España, que también hay que hacerlas.


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