¿Cuál fue el impacto del Plan Cóndor en América Latina?
Tercerainformacion / 25.11.2021
Según los
Archivos del Terror, hubo 50.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidas y
400.000 estuvieron encarceladas.
A finales de 1992 fueron halladas en
Paraguay, en archivos secretos de la policía, pruebas sobre la existencia en
los años 1970 y 1980 de una campaña coordinada entre las dictaduras de América
del Sur, de conjunto con los servicios de inteligencia de Estados Unidos
(EE.UU.), para neutralizar a militantes de izquierda y acallar todo pensamiento
emancipador.
Esos documentos se encontraron
gracias a la gestión del educador Martín Almada y el juez José Agustín
Fernández, y ofrecen pruebas irrefutables del exterminio y violaciones de
derechos humanos contra personas que fueron identificadas como adversarios.
De acuerdo con esos registros
documentales, conocidos hoy como Archivos del Terror, fueron asesinadas unas
50.000 personas, 30.000 resultaron desaparecidas y 400.000 estuvieron
encarceladas, de las cuales muchas sufrieron tortura. Entre las víctimas se
cuentan 3.000 niños.
Plan Cóndor y dictaduras militares
A juicio de la periodista argentina
Stella Calloni, los regímenes militares derechistas de Argentina, Bolivia,
Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil participaron en esa campaña de terror.
En Paraguay se apoyaron en el
dictador Alfredo Stroessner, en el poder entre 1954 y 1989, y en Bolivia lo
hicieron en la dictadura de Hugo Banzer, iniciada en 1971.
Chile se incorporó tras el
ahogamiento en sangre por el general golpista Augusto Pinochet del mandato del
presidente socialista Salvador Allende, en 1973, año en que el presidente Juan
María Bordaberry implantó una dictadura en Uruguay.
Tres años después, tras la muerte
del presidente Juan Perón, el general Jorge Rafael Videla y los militares
llegaron al poder en Argentina, país que registró la mayoría de los 30.000
desaparecidos que hubo en la región. En el caso de Brasil, los militares
destruyeron en 1964 el gobierno democrático y popular de João Goulart.
La campaña de exterminio recibió el
nombre en clave de Operación Cóndor. Sus primeras coordinaciones fueron hechas
entre Pinochet y el general Manuel Contreras, jefe de la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA) de ese país.
Otro pilar del terror
Documentos hecho públicos revelan
que esta cruzada de aniquilación fue urdida además con la guía cómplice de
Estados Unidos.
Historiadores consideran tras esas
acciones represivas estuvo Henry Kissinger, primero asesor de Seguridad
Nacional y luego Secretario de Estado (1973-1977) de esa nación.
Martín Almada, quien sobrevivió a
crueles torturas en Paraguay, denunció que las fuerzas militares y policiales
de esos países (y de otros, como El Salvador) fueron formadas para asesinar en
la Escuela de las Américas.
EE.UU. proclamaba que esa
instalación suya, ubicada entonces en la Zona del Canal de Panamá y hoy en Fort
Benning (estado de Georgia), se especializaba en contrainsurgencia, pero en
verdad enseñaba la tortura como instrumento cotidiano para reprimir. No pocos
graduados de este lugar devinieron años después connotados violadores de los
derechos humanos.
Bomba atómica contra el Cono Sur
Además de activarse contra todo lo
que se antojase ideas socialistas y comunistas, esas dictaduras y la Operación
Cóndor favorecieron en esas naciones la aplicación de recetas neoliberales, lo
cual acarreó significativas consecuencias en su ulterior evolución económica,
política y social.
A juicio de Almada, las dictaduras
utilizaron el exterminio, la tortura y el exilio de sus enemigos civiles,
preferentemente intelectuales y líderes jóvenes. También se orientaron a
aniquilar a religiosos que abrazaron la Teología de la Liberación.
Según estudiosos, debido al Plan
Cóndor generaciones de luchadores revolucionarios perdieron a muchos de sus
líderes más íntegros.
Almada considera que Kissinger lanzó
una bomba atómica sobre el Cono Sur de América Latina, donde Operación Cóndor
dejó más de 100.000 víctimas fatales entre 1975 y 1989.
¿Deja vu Kast?
Meses atrás, medios chilenos
llamaron la atención sobre un aspecto del programa del político ultraderechista
José Antonio Kast, quien se postula para la Presidencia de Chile.
En el punto 33 de su programa, el
representante del Partido Republicano valora que lo ocurrido en Colombia
durante el Paro Nacional de 2021 es una repetición del estallido social en
Chile a finales de 2019.
Al respecto, propone crear una
“Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda”. Según él, si llega al
Palacio de la Moneda “nos coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos
para identificar, detener y juzgar agitadores radicalizados”, para lo cual
entregará mayores herramientas a Carabineros y Fuerzas Armadas.
En fecha reciente Kast también
declaró: “Yo creo que sí, que (Pinochet) votaría por mí si estuviera vivo”.
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