sábado, 13 de mayo de 2017

EL CICLO POLITICO DEL AGUA: CAUDALES TURBULENTOS


LA CORRUPCIÓN LA PODEMOS PINTAR DE AZUL, TIPO PP; ROJO-AZULINO-PSOE; COLOR PNV O MAS-MACIONALISTA QUE EL COPÓN. PERO ESENCIALMENTE EMPIEZA POR D (D = DINERO QUE ME LLEVO DEL ERARIO PÚBLICO, Y OYES, LOS PARDILLOS A LOS QUE ROBO, NOI, QUE NI SE ENTERAN, Y ENCIMA ME VOTAN Y VOTAN Y VUEVEN A VOTAR, LOS PECES EN EL RIO NO ME ENCHIQUERARÁN. Y SE REPITE EL ESTRIBILLO. COMO TE LO ESTOY CONTANDO, COLEGUI)

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EL ACUERDO SUSCRITO ENTRE LA FUNDACIÓN AGBAR Y EL CGPJ PARA REALIZAR ACTIVIDADES FORMATIVAS VENÍA A INSTRUIR A LOS JUECES SOBRE EL SENTIDO DE LAS DECISIONES EN CASO DE CONFLICTO ENTRE LA CIUDADANÍA Y LA EMPRESA

¿Qué implicaciones tuvo este acuerdo, que establecía un puente líquido entre las instituciones democráticas y los intereses crematísticos de Agbar? Como ocurrió en Murcia, muchas de las sentencias de los TSJ han sido favorables a Agbar y contrarias a la doctrina del Tribunal Constitucional y del Supremo, que consideran las tarifas del agua como tasas y no como precios. El asunto no es baladí dado que si son lo primero deben estar sujetas a control público; pero, como apunta el economista e interventor municipal Fernando Urruticoechea: “Llama la atención que en los casos de gestión indirecta mediante concesionarios (Aquagest/Agbar, Aqualia/FCC, Acciona), sus ingresos y gastos no figuren habitualmente en los presupuestos municipales, a pesar del principio constitucional de la universalidad de los ingresos y gastos (art. 134 CE). Sin gastos y sin facturas, no es posible realizar control alguno por las intervenciones municipales”[9]. De manera que las empresas que de hecho controlan los recursos públicos están libres de control público: pueden actuar con impunidad de facto. De nuevo, la transparencia no es una cualidad del negocio del agua.

Y es llamativo que la principal barrera frente a la impunidad no sea la proveniente del derecho público –puesto que afecta a bienes comunes– sino la que procede del derecho privado. Así, la denominada “guerra del agua en Cataluña” (economía digital, 20/04/2015) es una guerra entre Agbar y Acciona. La primera ha fichado al letrado estrella Cristóbal Martell –el de los Pujol, ITV y otras causas; José Luis Núñez, caso Hacienda; Álvaro Lapuerta, caso Bárcenas; los socios de Urdangarin, caso Nóos; Leo Messi; Manuel Bustos (PSC), caso Mercurio; Xavier García Albiol, PP, panfletos racistas; entre otros–. El objetivo del abogado es que Acciona pida perdón a Agbar por haberla acusado de apropiarse del canon de los servicios de Aigües Ter-Llobregat (ATLL). El asunto parte de las sospechas de ilegalidad en el contrato de la Generalitat con Acciona, avaladas por varias sentencias. Un efecto colateral de la “guerra del agua” es que ha venido a apuntalar las tesis de Atlántica XXII sobre las amistades peligrosas entre la justicia y el negocio del agua. Ni la primera ha sido ciega ni el segundo transparente. Resulta que dos magistrados que debían dirimir sobre el conflicto por los macrocontratos de la privatización de ATLL tienen vínculos con Agbar (El País, Cataluña, 23/06/2013). Uno de ellos, Joaquín José Ortíz, a su vez imputado por el caso ITV, decidió inhibirse por sus estrechas relaciones con Agbar; sobre el otro, Eduardo Paricio Rallo, Acciona pidió la recusación porque había participado en el seminario de Agbar, aunque la petición no prosperó. En 2012 la Generalitat, en la mayor operación privatizadora, adjudicó a Acciona la explotación de la ATLL; una decisión que, como se ha dicho, ha recibido continuos varapalos judiciales y que un órgano de control de la Generalitat, el Organismo Administrativo de Recursos Contractuales (OARCC), había desaconsejado por cuanto Acciona no cumplía alguno de los requisitos y recomendaba en consecuencia que fuera Agbar la beneficiaria. En su intento por hacer frente al auto que obligaría a revocar la adjudicación Acciona ha movido todos los resortes, entre ellos la recusación del juez Eduardo Paricio, aduciendo que el magistrado había participado en un seminario organizado por la Fundación Agbar. Paricio no se ha apartado del caso y cree que su invitación al seminario obedece a una resolución suya de 2010.

MUCHAS DE LAS SENTENCIAS DE LOS TSJ HAN SIDO FAVORABLES A AGBAR Y CONTRARIAS A LA DOCTRINA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y DEL SUPREMO, QUE CONSIDERAN LAS TARIFAS DEL AGUA COMO TASAS Y NO COMO PRECIOS

Para hermeneutas freudianos aquella resolución –la sentencia 298/2010 del Juzgado Contencioso Administrativo n.º 12 de Barcelona– señalaba a propósito de Agbar que “la gestión del servicio de abastecimiento de aguas en la ciudad de Barcelona era ilegítima”, y en consecuencia “el precio que cobra la compañía a los ciudadanos de Barcelona es ilegal”. Posteriormente, en enero de 2012, Eduardo Paricio aparece como relator del libro de autoría múltiple El precio del agua. Aspectos jurídicos y financieros en la gestión urbana del agua en España, editado por la Fundación Agbar[10]. El mismo juez firmó una interlocutoria que anulaba la privatización de la empresa pública ATLL contra Acciona y el propio gobierno de CiU, con la previsión que se hiciera cargo de la gestión Agbar. Finalmente, es el juez que ha dictado esta sentencia de anulación[11]. Paricio atribuye la adjudicación de la autoría del libro a los editores y no aclara si cobró por aquellas jornadas de las que resultó el libro. Añadió que para un observador no interesado no puede deducirse una relación de colaboración y amistad con Agbar y que por tanto no se ve condicionada su independencia. El magistrado del caso aceptó estos argumentos y desestimó la petición de Acciona para recusarle. El asunto ha destapado otros posibles apaños acuáticos. Aqualia pregunta si el desistimiento de Ortiz por su relación con Agbar es anterior a estos cursos y si podría haber influido en dos sentencias del juez en las que Aqualia perdió contratos en Torredembarra y El Vendrell a favor de Sorea, del grupo Agbar. Agua va.

Precipitaciones

Se recogía más arriba el dato de que el 56% de la factura de Agbar no tiene que ver propiamente con el servicio del agua y este es un detalle de interés para la última fase del ciclo –el de la condensación o acumulación–, en el que tienen un destacado protagonismo las instituciones financieras, el estandarte de la economía neoliberal. El papel de la Caixa, accionista destacada de Agbar, es aquí fontal. La fase anterior del ciclo, la evaporación, tiene que ver con la procedencia de ese 56%, con las prácticas extractivas propias de la economía de la oferta. Aquí encontramos igualmente piezas representativas de la economía liberal en la que los recursos del Estado de bienestar han venido, por una parte, a sustituir al ladrillo como fuente de beneficios y, por otra, a pagar los platos rotos en aquella burbuja; por ejemplo, el rescate bancario[12]. La fase siguiente tiene que ver con el uso de los recursos acumulados –precipitación–. Una parte de ellos remontan a los accionistas, como en la economía convencional, pero otra parte se dedica a otras funciones encaminadas a asegurar el caudal de liquidez en el ciclo. Voy a señalar aquí tres destinos principales, muy propios de la economía postmoderna emparentada con la burbuja cognitiva de la posverdad y los hechos alternativos.

1. Compra de imagen

En mayo de 2012, con motivo del primer aniversario del 15-M, un grupo de indignados protesta frente a la sede de la Caixa con cacerolada y pancartas con consignas como: “No más tóxicos. Que nos devuelvan nuestro dinero” o “La Caixa es Mordor”, en referencia a la región oscura que habitan los malvados en El Señor de los Anillos. La prensa mayoritaria ignora la protesta, pese a que la entidad se vio obligada a tapar su logotipo en la torre de la Diagonal para evitar costes reputacionales. La persistencia de la inmaculada concepción del oasis catalán habría sido imposible sin este lavado de imagen a través de la lluvia fina de los medios.

“Si no puede evitar protestas, Fainé las silencia. Apenas hubo eco de las protestas del 15-M en la Diagonal y de la cadena anticapitalista del 11-S. Lo que fue censura total en La Vanguardia apenas se relajó en otros medios. Eficaz apagón informativo aplicado también sobre el nombre de la “entidad bancaria nacional” que facilitó la opaca transferencia de 1,2 millones de euros del Rey a su hija Cristina para la hipoteca de la casa de Pedralbes”. (Marc Andreu, “Estrella supernumeraria”, Tinta Libre, 08/10/ 2013)
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