martes, 21 de julio de 2009

AHORA TAMBIEN LAS PUTAS

(Patrizia y Berlusconi, alquilador de Patrizia a cuenta del Estado Ilaliano)

Hasta hace poco los únicos que decían la verdad eran los locos, los borrachos y los niños. A estos sacerdotes de la verdad se les han unido ahora las putas, que dicen verdades como puños, no como los políticos que no hacen más que mentir.
Ha resultado, y con juzgado de por medio, así que la cosa no es moco de pavo, que la puta Patrizia D´Addario ha dicho la verdad, que Berlusconi y ella se acostaron juntos y anduvieron marraneando (porque joder es una marranería, siempre se ha dicho) en la misma cama que se revolcó con Putin. Putin no es una puta pequeña, Putin era el jefe de Rusia cuando puteaba en la casa de Berlusconi en sus viajes oficiales Italia-Rusia.
Las gracias de Berlusconi con la puta Patrizia D´Addario que le ha salido rana, le ha costado al Estado Italiano a razón de 5.000 euros por noche, porque Berlusconi es todo un señor y de putas si que se va, pero pagarlas no. Puede incluso echarle una manita de corrupción urbanística, dando las oportunas ordenes a lo correspondientes órganos del Estado para que a la urbanización en Bari que tenía Patrizia D´Addario no tuviera la menor objeción, pero pagarlas no. Es que pagar putas es pecau, y un presidente de Gobierno no puede pecar. Puede tener contentas a sus putas y engañar al pueblo que lo elige, pero pagar putas con dinero propio no, ¡jamás!
Ha dicho también la puta Patrizia D´Addario, que para mi es una santa, no se vayan a pensar que es que le tengo manía, que las noches pasadas con Berlusconi fueron de chúpate dómine, o sea, en plan bien, y que al día siguiente ella iba de ducha en ducha como puta por rastrojo, en tanto que Berlusconi le decía que él después de dar sus discursos ni se sentía cansado ni nada de nada. Y hasta aquí puede decir. Y lo puedo decir porque lo ha dicho Patrizia D´Addario, y para mí lo que diga una puta a partir de hoy es palabra de Rey, así que no quiero entrar en el gas-oil que ambos dos pudieran haber tomado o los revolcones en polvo blanco (yeso) que se pudieran haber engatillado para pasar las noches en un puro traqueteo de carnes como si tal cosa, que no quiero yo buscarle las cosquillas a nadie.
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