viernes, 25 de julio de 2025

«Democracia siempre»: Una cumbre de verdugos para la farsa renovada de la burguesía global

 


«Democracia siempre»: Una cumbre de verdugos para la farsa renovada de la burguesía global

 

Por Canarias Semanal

Kaosenlared

24 de julio de 2025 

 

Una cumbre «progresista» para salvar lo insalvable

Por GUSTAVO BURGOS (*) / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

Totalmente de espaldas a los trabajadores y resaltada como un acto diplomático, la reunión «Democracia Siempre» —celebrada en La Moneda con la pompa ritual que caracteriza a las cumbres del progresismo burgués— no es más que una nueva escenificación desesperada de legitimación para un orden en ruinas.

Con la presencia de los presidentes Boric (Chile), Lula (Brasil), Sánchez (España), Petro (Colombia) y Orsi (Uruguay), el acto no ha sido otra cosa que una misa laica en defensa del orden burgués disfrazada de cruzada moral contra el «extremismo» y la «desinformación».

Una vez más, los supuestos representantes de una “izquierda” institucional han ratificado su rol como bomberos del sistema.

 

El mito de la democracia capitalista

El documento final reafirma un conjunto de principios abstractos –la “defensa de la democracia”, la “cooperación multilateral”, la “gobernanza digital”, la “transparencia algorítmica”– cuya función no es otra que encubrir la profunda putrefacción del régimen capitalista. Con estas lindezas pretenden hacernos creer que la solución a la crisis terminal del orden burgués pasa por «más democracia», entendida siempre en los límites que señala la gran propiedad privada: el parlamentarismo capitalista, las ONGs financiadas por fundaciones imperialistas y la «gobernanza» de los mercados.

Pero para las masas trabajadoras y explotadas del mundo, la experiencia concreta desmiente esa ficción. Desde Ecuador hasta Francia, desde Haití hasta Palestina, los trabajadores y los pueblos oprimidos no han conocido más que represión, miseria, inflación, guerra y saqueo.

Y esta “democracia” que los presidentes quieren resguardar no es otra cosa que el mecanismo de dominación mediante el cual las oligarquías se rotan en el poder con el aval de procesos electorales controladosmedios de comunicación hegemónicos y estructuras supranacionales como el FMI o el BID.

 

Cumbre de verdugos, no de demócratas

Todos los presentes en Santiago son jefes de Estado que, en sus respectivos países, han impulsado políticas de ajuste contra el pueblo trabajador:

Gabriel Boric militariza el Wallmapu, reprime a los secundarios y garantiza el pago de la deuda interna a los grandes grupos económicos.

Luiz Inácio «Lula» da Silva ha pactado con los banqueros y el agronegocio, impulsando una política fiscal ortodoxa y de subordinación al capital financiero.

 Pedro Sánchez, artífice de la represión al independentismo catalán y gestor de la «ley mordaza» bajo otra cara, revalida el rol imperialista de España en África y América Latina.

  Gustavo Petro, en nombre del progresismo, pacta con la derecha uribista mientras reprime a las comunidades movilizadas.

Yamandú Orsi, bajo el manto del Frente Amplio, no rompe ni un ápice con el modelo neoliberal uruguayo siguiendo el derrotero de Mujica.

Es decir, se trata de una reunión de administradores del capital en crisis, de verdugos que, mientras se declaran defensores de los “valores democráticos”, aplican medidas antiobreras y sostienen al imperialismo. Su verdadera intención es restaurar la credibilidad de las instituciones burguesas, ante el desprestigio generalizado que sufren a escala mundial.

 

El hundimiento de las ilusiones democráticas

Lo que esta cumbre intenta evitar a toda costa es lo que ya se está gestando en los subsuelos de la historia: la ruptura del proletariado con el fetichismo democrático. El aumento de la abstención, el descrédito de los partidos tradicionales, la radicalización de la juventud y el resurgimiento de métodos insurreccionales en países como Perú, Ecuador o Sri Lanka son síntomas de un fenómeno objetivo: las masas comienzan a experimentar con la vía directa y revolucionaria, porque ya no confían en los dispositivos de representación de una clase social enemiga.

A contramano de lo que estos mandatarios sostienen, la democracia no es un espacio neutral, sino una forma específica del Estado capitalista, que garantiza el dominio de clase bajo una envoltura liberal. Es la dictadura de la burguesía con ropaje parlamentario, como enseñó Lenin. Su defensa hoy no es sino una estrategia para evitar que el proletariado recorra el camino de Octubre.

 

¿Y Gaza?

Mención especial merece la fraseología sobre la “paz en Gaza” y el “derecho internacional humanitario”. Cinismo en estado puro. Ninguno de estos mandatarios ha roto relaciones con el Estado de Israel. Ninguno ha llamado a un boicot efectivo. Ninguno ha actuado más allá de declaraciones vacías. En realidad, forman parte del sistema internacional que permite y justifica los genocidios si estos responden a los intereses de Occidente. Hablan de «alto el fuego» mientras venden armas, garantizan tratados de libre comercio y permiten la impunidad.

 

Conclusión: Los únicos antisistema son los trabajadores

Estas Cumbres no son inocuas. No sólo reproducen los moldes ideológicos del sistema que dicen combatir, sino que le entregan en bandeja su discurso y su lugar político a las variantes más reaccionarias de la extrema derecha y el fascismo. Cada vez que el progresismo burgués clama contra “el odio” sin enfrentar la raíz capitalista de la desigualdad, le abre la puerta al fascismo. Cada vez que se aferra a los ritos democráticos en decadencia, facilita el ascenso de las derechas que se presentan —falsamente— como alternativas antisistema.

Pero no es Milei, Le Pen o Trump el enemigo de esta Cumbre: su verdadero enemigo es la revolución socialista, es decir, el poder de los trabajadores movilizados en levantamientos y estallidos. Por eso hacen estas convocatorias: para contener lo incontenible, para intentar frenar lo que ya asoma. La polémica instrumental que pretende ubicar a los BRICS como una alternativa «multipolar» al imperialismo norteamericano, revela con estos actos políticos su naturaleza de clase. Que Lula y Sánchez —ambos integrantes de bloques «enfrentados» en el concierto de este antiimperialismo de opereta— compartan este espacio en Santiago, revela la profundidad del acuerdo antiobrero que más allá de sus discrepancias tácticas tienen EEUU-Europa de un lado y del otro los BRICS. La cacareada multipolaridad es un intento vano de renovar las ilusiones de resolver los conflictos sociales en el marco de la dominación capitalista.

La verdad es simple: los únicos verdaderamente antisistema hoy son los trabajadores, los explotados, los que ya no creen ni en parlamentos ni en pactos sociales. La única salida no es más democracia burguesa, sino que organización y movilización independiente de los trabajadores.

(*) Gustavo Burgos. abogado y militante marxista chileno, es director de El Porteño y conductor del canal de Youtube de análisis político «Mate al Rey».

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