miércoles, 7 de febrero de 2024

COMERCIALIZACIÓN DEL TOMATE. HERALDO DE ARAGON, Zaragoza, 20 de septiembre de 1977.

 

COMERCIALIZACIÓN DEL TOMATE. HERALDO DE

 ARAGON, Zaragoza, 20 de septiembre de 1977.


(Contenido literal del texto que arriba se muestra aparecido en el Heraldo de Aragón (Zaragoza) el día 20 de septiembre de 1977)

 

productos agrícolas, la figura del intermediario debe desaparecer

Manolo Sogas, gerente de cooperativas agrarias y técnico de la UAGA: “El sindicato campesino debe elaborar alternativas a todos los niveles y organizar a los labradores para la defensa de sus intereses”

Manolo Sogas es director gerente de la cooperativa agraria de El Bayo y asesor de otras cooperativas, así como técnico de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón. Sobradamente conocido en la provincia. Manolo Sogas ha recorrido en los últimos años las localidades rurales zaragozanas dando charlas, dirigiendo coloquios y ejerciendo su profesión de gerente de cooperativas, siempre con el objetivo de hacer realidad nuevas y reales alternativas a los eternos problemas del campo: la racionalización de la producción, su comercialización, la potenciación de una conciencia de solidaridad entre los agricultores…

Para Manolo Sogas, la aparición en el campo español de nuevas fórmulas de comercialización de los productos es fundamental.

-Hay que partir –asegura- de que la figura del intermediario no tiene por qué existir. Es cierto que la venta de la producción implica una función comercial: Hay que transportar el producto, almacenarlo…; pero para ello no es imprescindible el intermediario, sino que basta con la organización de los agricultores en cooperativas.

Naturalmente, y ello es básico, sería preciso modificar el concepto que de cooperativa agrícola se ha tenido en los últimos cuarenta años. El cooperativismo habría de basarse en la participación de los labradores y apoyarse en una infraestructura de la que hoy se carece: Medios de transporte, almacenes, frigoríficos… Ello unido a medidas como la eliminación del carácter privado y monopolista que hoy tienen los “Mercas”.

-Este tipo de alternativa general ¿hasta qué punto podría ser llevado a la práctica?

Yo creo que es totalmente viable; no se trata, desde luego, de ninguna utopía. Claro que precisa de una serie de elementos que hoy por hoy no se dan. El cooperativismo agrícola y el campo en general, habrían de tener un apoyo económico por parte del Estado. Y me refiero con ello no a la clásica subvención, sino a una financiación de sectores productivos y de interés social. Por otro lado, es preciso igualmente de una autofinanciación de las cooperativas, que estas den confianza al socio para que invierta en ellas sus ahorros. En definitiva, habría que conseguir un tipo de condiciones nuevas, de tal forma que el campo contase con una capacidad de maniobra económica y con instrumentos de presión: para eso estarían los sindicatos campesinos.

-¿Cuál debe ser exactamente el papel de los sindicatos agricultores y ganaderos?

-El sindicato campesino debe elaborar alternativas a todos los niveles y organizar a los labradores para la defensa en gene, la elevación del nivel de vida en las zonas rurales, las reivindicaciones de ese apoyo económico estatal de sus intereses: la consecución de apoyos a su producción de los que antes hablaba. El agricultor ha carecido hasta la aparición de las Uniones de instrumentos reivindicativos y estos le son precisos. Entonces, pienso que la función del sindicato está muy clara: es un medio de presión y de toma de conciencia a todos los niveles; la cooperativa debe ser un instrumento económico.

-Dentro de las experiencias de mejora de la comercialización de productos agrarios se ha hablado bastante últimamente de la venta hecha a través de la cooperativa de El Bayo, y de alguna otra, de grandes paridas de tomates. ¿Cómo se ha hecho esto?

- Bueno, es una experiencia interesante aunque sea un primer paso. La venta de los tomates de El Bayo y de otros lugares la negocié con una fábrica con la que previamente la UAGA había tenido contactos, planteando ya un precio mínimo de seis pesetas el kilo. A este precio vendimos cien kilos. Luego pudimos concentrar casi dos millones de kilos. No sólo de El Bayo, sino de Santa Anastasia y de labradores de Pinsoro, Bárdenas, Sabinar y algún otro pueblo. Entonces presioné al comprador para que aceptara un precio más alto, siete cincuenta el kilo, cantidad que quedó como definitiva. Ha sido el precio más alto pagado por una partida de esas proporciones, aunque a lo mejor, se hayan vendido a mejor precio cantidades más pequeñas de tomate.

-¿Cuál es la clave para la obtención de precios ventajosos en la comercialización de los productos agrarios?

-La consecución de grandes partidas es fundamental para tener una capacidad de presión ante el comprador. Hay que pensar que, en un momento dado, la congelación de ventas por parte de pueblos enteros originaría un desabastecimiento total a más de un fabricante o intermediario. Lo que se intenta en estos momentos es racionalizar y coordinar la producción, por ejemplo, poniéndonos de acuerdo previamente con los fabricantes en el caso de productos de transformación y ajustar la siembra a estas perspectivas de venta. Esta es la única forma de evitar las oscilaciones de precios de la producción agrícola y de dar al campo una seriedad comercial absolutamente necesaria par a acabar con el triste papel que hoy tiene que jugar a la hora de vender sus productos.

José Luis TRASOBARES”.

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