sábado, 29 de julio de 2023

La adhesión de Irán a la OCS cambia las reglas del juego

 

Lenta, pero imparablemente, el centro del mundo se desplaza hacia Oriente. Aunque EEUU sigue diseñando una política económicamente agresiva hacia China, más allá de Occidente el mundo se reconfigura con otras piezas. La OCS es una de ellas.


La adhesión de Irán a la OCS cambia las reglas del juego

 

Scott Ritter

El Viejo Topo

29 julio, 2023 

 


La adhesión de Irán a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) es un acontecimiento que cambia las reglas del juego y tiene consecuencias mundiales. Rusia, China, Irán y otros países están estrechando sus relaciones para defenderse de las sanciones occidentales, reescribiendo de paso las reglas de la interacción económica mundial.

Irán se une a la OCS en un momento de enormes cambios geopolíticos. Cuando se creó la OCS en 2001, su principal objetivo era la seguridad regional y sus seis miembros originales –Rusia, China y los cuatro países centroasiáticos de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán– se centraron en frenar el terrorismo, el separatismo y el extremismo en Asia Central. Este enfoque se vio impulsado en gran medida por los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, tras los cuales una coalición liderada por Estados Unidos se implicó intensamente en operaciones militares y en la construcción nacional de Afganistán.

Irán solicitó el estatus de observador en la OCS y se le concedió desde el principio, pero la tensión entre Teherán y la comunidad internacional en torno a su programa nuclear fue un obstáculo para que Irán alcanzara la condición de miembro de pleno derecho.

Este obstáculo se eliminó en 2015, cuando Irán aceptó el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), el llamado «acuerdo nuclear iraní». Rusia y China, ambas partes del JCPOA, consideraron resuelta la cuestión nuclear y se mostraron dispuestas a avanzar en la adhesión de Irán a una OCS cuyo énfasis estaba pasando de las cuestiones relacionadas con la seguridad a un enfoque más vinculado a la economía. Sin embargo, la precipitada retirada de Estados Unidos del JCPOA en 2018 complicó el panorama al volver a poner en juego las sanciones económicas estadounidenses, desafiando cualquier idea de integrar a Irán en el universo económico en desarrollo de la OCS.

En condiciones normales, la existencia de sanciones estadounidenses habría resultado una píldora envenenada para la adhesión iraní. Sin embargo, tres acontecimientos cambiaron el panorama geopolítico mundial y, al hacerlo, contribuyeron a neutralizar el factor de intimidación normalmente asociado a las sanciones estadounidenses. Se trata de la pandemia de Covid-19, que sacudió la economía mundial; la retirada estadounidense de Afganistán, que abrió la región de Asia Central al desarrollo económico liderado por China; y la guerra rusa en Ucrania, que obligó a muchas naciones, entre ellas Rusia, China, India y Pakistán (que se convirtieron en miembros de la OCS en 2017), a desarrollar y mantener sólidas relaciones económicas que, o bien ignoraron la amenaza de las sanciones estadounidenses, o bien se diseñaron para evitarlas.

Acciones y reacciones

El célebre matemático y físico Isaac Newton, al definir las «leyes del movimiento», sostuvo en su Tercera Ley que para cada acción hay una reacción igual y opuesta. La Tercera Ley de Newton es aplicable

ambién a la geopolítica, incluido el impacto de la política de sanciones. La Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellin, esbozó recientemente los elementos centrales de una estrategia estadounidense de compromiso económico en un mundo post pandémico profundamente dividido por la actual guerra rusa en Ucrania. Esta estrategia se articula en torno a dos conceptos principales: de-risking y «friend-shoring».

El «de-risking» es un proceso favorecido por las instituciones financieras para poner fin o restringir las relaciones con los clientes que está diseñado para evitar, en lugar de gestionar, el riesgo. Su contexto original implicaba un divorcio entre la institución y el cliente. Un uso más matizado del término surgió en el contexto de las relaciones económicas europeas con China, y se utilizó por primera vez en marzo de 2023 en un discurso pronunciado por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En este caso, el de-risking no se considera absoluto, por miedo a que se malinterprete como de-coupling. Pero la realidad es que de-risking es de-coupling, llevado a cabo en términos diseñados para gestionar los riesgos asociados a cualquier divorcio precipitado.

Un aspecto clave de esta gestión de riesgos es el concepto de friend-shoring, una estrategia por la que un país busca abastecerse de lo que necesita para una salud económica sostenida –materias primas, componentes e incluso productos manufacturados­ en países que comparten sus valores. Con la pandemia del Covid-19, Estados Unidos y Europa tomaron conciencia de su vulnerabilidad estratégica frente a una cadena de suministro económico mundial cada vez más dominada por China. Del mismo modo, tras la invasión rusa de Ucrania, EE.UU. y Europa vieron tambalearse sus esfuerzos por aislar y castigar a Rusia ante una economía mundial cambiante cada vez más anclada en China. En este contexto, la deslocalización y el friend-shoring se convirtieron en los conceptos impulsores de un esfuerzo liderado por Estados Unidos para contrarrestar la fuerza gravitatoria del creciente peso económico de China.

Romper con Occidente

Las estrategias estadounidenses de de-risking y friend-shoring están diseñadas para aislar, contener y, en muchos sentidos, controlar las economías de China, Rusia e Irán. Aquí es donde entra en juego el potencial económico de la OCS, que actualmente representa en torno al 20% del PIB mundial y una cuarta parte de la población mundial. La OCS y el BRICS (el foro económico formado por Brasil, Rusia, India, China y

Sudáfrica, al que Irán y otras naciones han solicitado adherirse) son motores de crecimiento que aumentan anualmente su influencia mundial.

La reducción de riesgos es un arma de doble filo. Mientras Estados Unidos intenta aislar a Irán, Rusia y China, estos países se han apoyado en sí mismos y en su creciente lista de aliados económicos –entre los que se encuentran Arabia Saudí, Turquía, Egipto, Argentina y otros– para protegerse del impacto de las sanciones estadounidenses y europeas.

Los responsables políticos de los bastiones del poder occidental –Washington, Londres y Bruselas– se esfuerzan por reconocer que el orden internacional basado en reglas está siendo sustituido por una nueva realidad multipolar definida por entidades como la OCS, cuyos miembros –incluido Irán– están reescribiendo las reglas de la interacción económica mundial. La adhesión a la OCS libera a Irán de sus anteriores y estranguladores enredos económicos con Occidente.

Fuente: https://www.energyintel.com/00000189-77bb-dc99-afbd-f7fbf5050000

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